220-74782 del 28 de Diciembre de 2006 Ref: NATURALEZA JURÍDICA DE LOS LIQUIDADORES. Me refiero a su oficio número 1848, librando dentro de la causa 2006-00189-00, el cual fuera radicado en este Despacho con el número 2006-01-188053, donde formula varios interrogantes que giran en tormo a la figura del liquidador. Inicialmente me permito poner de presente que la opinión contenida en este oficio tiene los alcances del artículo 25 del Código Contencioso Administrativo, y las preguntas serán respondidas en bloque. Entrando en materia, el artículo 22 de la Ley 222 de 19951[1], señala que el liquidador es un administrador, y en tal consideración, sus limitaciones y potestades están determinados en la ley o los estatutos de la compañía, las cuales deben cumplirse en torno a los principios de buena fe, lealtad y la diligencia de un buen hombre de negocios (art. 23 ib), en orden a lograr la culminación de las operaciones sociales pendientes al momento de la apertura del proceso liquidatorio, indistintivamente del que se trate. Anexo a lo expresado el artículo 24 idem, en cual me pemito transcribir, consagra: “ ARTÍCULO 24. RESPOSNASABILIDAD DE LOS ADMINISTRADORES: El artículo 200 del Código de Comercio quedará así: ARTÍCULO 200. Los administradores responderán solidaria e ilimitadamente de los perjuicios que por dolo o culpa ocasionen a la sociedad a los socios o a tercesros. No estarán sujetos a dicha responsabilidad, quienes no hayan tenido conocimiento de la acción u omisión o hayan votado en contra, siempre y cuando no la ejecuten. En los casos de incumplimiento o extralimitación de sus funciones, violacion de la ley o de los estatutos, se presumirá la culpa del adminsitrador. De igual manera se presumirá la culpa cuando los administradores hayan propuesto o ejecutado la decisión sobre distribución de utilidades en contravención a lo prescrito en el artículo 151 del Código de Comercio y demás normas sobre la materia. En estos casos el administrafor responderá por las sumas dejadas de repartir o distiribuídas en exceso y por los perjuidicios a que haya lugar. Si el adminsitrado es persona jurídica, la responsabilidad respectiva será de ella y de quien actúe como su representante legal Se tendrán por no escritas las cláusulas del contrato social que tiendan a absolver a los administradores de las responsabilidades ante dichas o a limitarlas al importe de las cauciones que hayan prestado para ejercer sus cargos” . De la disposición transcrita tenemos: a) Cobija al liquidaor encualquier compañía,sin importar la modalidad de liquidación. b) La trancedencia del papel que cumple el administrador de una sociedad, supone una alta diligencia en la labor encomendada, a la que se comprometió cumplir al aceptar el cargo, so pena de que inclusive responda en su gestión por la culpa o descuido levísimo, tal como lo previene el inciso 5º del artículo 63 delCódigo Civil. c) La ley, al presumir la culpal invierte la carga de la prueba, por lo que debe acreditar el cabal cumplimiento de sus funciones. En cuanto a la liquidaicón obligatoria, que es al parecer la que interesa, debe acotarse que el liquidador es un auxiliar de justicia y por enede ejerce funciones públicas, verdad a la que se llega al interpretar el artículo 8º del Código de Procedimiento Civil, y por supuesto, el hecho de que constitucional y jurisprudencialmente es sabido que las personas que lo desempeñan no son servidores públicos (artículo 123 de la Constitución Política ), al prever quienes ostentan tal calidad y señalar que “ la ley determinara el régimen aplicable a los particulares que temporalmente desempeñen funciones públicas y regulará su ejercicio” . (La negrilla para llamar la atención). Recapitulando, el liquidador es uno de los principales protagonistas del proceso concursal, y en ella recaen diversas calidadades como son las de administrador (artículo 22 ibidem), representante legal de la sociedad deudora (inciso 1º del artículo 166 fdel precepto citado), y auxiliar d ela justicia (artículo 8º C.P.C.), y es quien tendrá la tarea de procurar la pronta relaizacióndel objeto de dicho trámite, para lo cual cuenta con el otorgamiento de las facultades consagradas en el artículo 166 de la renombrada ley. 1[1] Por la cual se modifica el Libro II del Código de Comercio, se expide un nuevo régimen de procesos concúrsales y se dictan otras disposiciones. En lo que respecta al monto de los honorarios, los mismos son fijados provisionalmente por la Superintendencia en consideración a la naturaleza y características de la liquidación, la complejidad de la gestión el activo patrimonial liquidable (artículo 170 ibidem), los cuales se van cancelando a medida que el trámite concursal se desarrolla y el administrador se mantenga en ejercicio de sus funciones, pues no estándolo, es lógicio que aquellos no pueden ser pagados. Como punto aclaratorio, debe tenerse en cuenta que frente a la inexistencia de hechos ilegales, nada impide que la persona siga en ejercicio del cargo. Por último, y solo una vez aprobados los hechos que dan lugar a la remoción del liquidador, la Superintendencia de Sodciedades en desarrollo de las funciones jurisdiccionales que les son propias (artículo 90 idem), no ordena el pago de los honorarios definitivos, o lo que es igual, no tiene aquel derecho a su cancelación (artículo 171 de la ley en cita).