1 de 5 GUÍA CLÍNICA Especifica nº HCV-UCM BLOQUEO ANESTESICO LOCAL LINEAL Autores Creación Mirta Vilacha, Delia Aguado Julio 2006 1. Técnicas de analgesia polimodal. Efectos negativos del dolor. La prevención del dolor en el paciente veterinario está adquiriendo una gran importancia y ya no se valora sólo desde un punto de vista ético, como prevención del sufrimiento del paciente, sino también por sus repercusiones clínicas. Una inadecuada analgesia desencadena una serie de mecanismos fisiopatológicos que pueden suponer la exacerbación de diversas patologías ya existentes o la instauración de nuevos procesos, llegando incluso a producir mortalidad. Entre los mecanismos desencadenados por el dolor está un aumento del tono simpático que reduce el riego sanguíneo a órganos y sistemas, como puede ser el caso del digestivo, promoviendo la aparición de úlceras gastroduodenales o del pulmón ocasionando hipoxemia y atelectasias por restricción del movimiento torácico. También se ha observado alteración de la coagulabilidad sanguínea, disminución del gasto cardiaco y producción de arritmias. Un inadecuado manejo del dolor en el periodo postquirúrgico se relaciona con un estado catabólico en el paciente causando balance energético negativo (pérdida de peso en el postoperatorio) y depresión de la respuesta inmune, aumentado el riesgo de infecciones. Otros efectos incluyen automutilación, anorexia y disminución de la actividad intestinal. Importancia clínica de la analgesia. El alivio del dolor produce, por tanto, una atenuación o eliminación de los efectos adversos del dolor. Durante la cirugía un plano analgésico adecuado se traduce en una disminución de las dosis anestésicas, lo que conlleva a una mayor estabilidad cardiovascular cuando se emplean agentes inhalatorios; favorece una mejor calidad en la recuperación, menor incidencia de complicaciones anestésicas, etc. El establecimiento de una buena terapia analgésica posquirúrgica supone un menor estres del animal, un tiempo de recuperación inferior con altas en hospitalización más tempranas, menor número de complicaciones, etc. Analgesia polimodal. La analgesia polimodal o equilibrada hace referencia a la administración de distintos fármacos analgésicos con diferentes mecanismos de acción. Entre ellos destacan los GC_Bloqueo de línea Modificación opiáceos puros (morfina, fentanilo, petidina,…), arilciclohexaminas (ketamina), alfa2agonistas (medetomidina), antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) y anestésicos locales (lidocaina, bupivacaina,…). De este modo se consigue una mejor cobertura del dolor por actuar sobre diferentes vías nociceptivas involucradas en el estímulo doloroso, menor dosis necesarias de cada fármaco y disminución de efectos secundarios de cada uno de ellos. Además estos fármacos se pueden administrar por diferentes vías como pueden ser la intravenosa, intramuscular, subcutánea, epidural,… y de forma relativamente novedosa se pueden aplicar cerca de la herida (bloqueo incisional) o bañando cavidades (abdomen, pleura, articulaciones,...). La incorporación de la analgesia polimodal permite la combinación de técnicas locorregionales con la anestesia general habitual. A nivel clínico se traduce en recuperaciones más tempranas y analgesia postoperatoria junto a disminución de sangrado, arritmias cardiacas o isquemias y trombosis venosas profundas en el postoperatorio. . 2. Analgesia locorregional. Los anestésicos locales producen desensibilización y analgesia de superficies cutáneas, tejidos locales y estructuras regionales. Las técnicas anestésicas locales constituyen una alternativa a la anestesia intravenosa e inhalatoria y sirven de ayuda a la misma en pacientes de alto riesgo. Existen varios fármacos anestésicos, de potencia, toxicidad y coste variables. Fármaco. Inicio del efecto. Duración Lidocaína. Rápido. 60-120 min. Mepivacaína. Intermedio. 90-180 min. Bupivacaína. Intermedio. 180-480 min. Tabla 1. Anestésicos locales más empleados: inicio y duración del efecto. Todos los anestésicos locales son agentes estabilizadores de membrana, esto quiere decir que atraviesan la membrana celular y ocupan los canales por los que se desplazan normalmente los iones. El efecto más inmediato y evidente es el de evitar el flujo de entrada de Na+ y bloquear de este modo todo flujo posterior de iones. De este modo evitan la 2 de 5 despolarización y, por tanto, detienen o retrasan la conducción de impulsos. El efecto de los anestésicos locales es rápido y proporcionan anestesia en un amplio campo. En ocasiones se añaden vasoconstrictores (adrenalina) a un fármaco local para aumentar la intensidad de la actividad analgésica y prolongarla. Si se añade hialuronidasa, aumenta la penetración tisular en la región de infiltración y se acelera el comienzo de la anestesia. Los anestésicos locales son de gran ayuda en el manejo del dolor postoperatorio. A través del bloqueo completo y continuado de los transmisores del dolor, estos fármacos pueden ser muy útiles para reducir o prevenir el desarrollo de hiperalgesia secundaria. Este tipo de analgesia ejerce un efecto sistémico moderado sobre el organismo ya que no se administra directamente en el torrente sanguíneo. Los anestésicos locales son efectivos, seguros y menos caros que los anestésicos tradicionales. Consideraciones generales. - Utilizar soluciones y material de inyección estériles. - No inyectar en zonas inflamadas. - Utilizar agujas no dañadas. - Utilizar un calibre de aguja lo más pequeño posible (22 a 25G). - Aspirar para detectar la salida de sangre antes de la inyección. - Utilizar la concentración eficaz más baja de fármaco anestésico local. - Utilizar la cantidad de anestésico local más pequeña que sea posible. anestésico local para la infiltración de una gran área operativa. Conviene reducir la dosis total de fármaco administrada de un 30 a un 40 % en perros mayores de 8 años y en perros enfermos o con caquexia en pésimas condiciones. Los anestésicos locales que contienen adrenalina no deberían inyectarse en tejidos irrigados por arterias extremas o en perros de baja condición corporal y de piel oscura porque hay riesgo de vasoconstricción grave, isquemia local y necrosis. La técnica empleada en una cirugía para el bloqueo en línea antes de cerrar la incisión debe ser realizada por el cirujano de manera estéril. Un ayudante debe darle al cirujano la jeringuilla y la aguja (25G y 2,5 mm) hipodérmica de forma aséptica para evitar que se contamine el campo. A continuación se coloca la aguja en el extremo de uno de los dos lados de la incisión. Se aspira para comprobar que no hay sangre y se inyecta el anestésico en el tejido muscular y subcutáneo. Si se realiza en la pared abdominal el anestésico se inyecta debajo del peritoneo. Se retira la aguja, se vuelve a insertar un poco alejada del primer punto y se administra el anestésico de la misma forma. Esto se realiza repetidas veces hasta que toda la línea de incisión ha sido infiltrada. Tabla 2. Consideraciones generales en el empleo de técnicas de anestesia local. Figura 1. Bloqueo incisional. (Handbook of Veterinary Pain Management. Gaynor JS, Muir WW et al. Mosby Book, St. Louis, 2002). 3. Técnica e indicaciones de bloqueo en línea. La cirugía abdominal suele estar asociada a un amplio daño tisular y a una respuesta inflamatoria sistémica en los tejidos en respuesta al dolor y otras complicaciones postoperatorias; por ello, es especialmente importante la prevención y alivio del dolor en estos pacientes. Este tipo de analgesia resulta muy útil y beneficiosa en en estos casos como ovariohisterectomías, cirugías digestivas, etc. También se puede emplear en toracostomías, extirpación de tumores (mamarios, cutáneos,...), plastias de piel, orquiectomías, etc. Una de las técnicas más fiables y seguras de administrar los anestésicos locales es mediante la técnica de infiltración, que consiste en una colocación extravascular de los fármacos por inyección directa de los mismos. Se pueden realizar inyecciones intradérmicas o subcutáneas múltiples de 0,3 a 0,5 ml de solución anestésica local. El anestésico se inyecta lentamente mientras se avanza la aguja a lo largo de la línea de incisión (infiltración lineal). El dolor es mínimo si se avanza lentamente hacia el interior de la primera zona insensibilizada; se hacen inyecciones sucesivas en la periferia de dicha área. La cantidad de anestésico local utilizado para la anestesia por infiltración depende del tamaño del área que ha de anestesiarse. Para la infiltración, pueden utilizarse entre 2 y 5 mg/kg de lidocaína o mepivacaína. El anestésico local puede diluirse en solución de NaCl entre el 0,9 y el 0,25%, si se necesita un gran volumen de GC_Bloqueo de línea 4. Estudios realizados. Eficacia analgésica. La analgesia multimodal debe ser valorada como la técnica óptima incluyendo el uso de anestésicos locales de larga duración combinados con AINEs preoperatorios (Ovechkin et al, 2003). En estos procedimientos los anestésicos locales pueden administrarse de 3 de 5 forma intraperitoneal, incisional antes del cierre de la herida quirúrgica o ambas. Hay diversos estudios en mujeres sometidas a cirugía ginecológica que analizan la eficacia de los mismos por vía intraperitoneal con diferentes resultados. En algunos casos la administración de bupivacaina 0,5% o lidocaina 2% junto con adrenalina 1:200000 no produjo diferencias significativas con el grupo control en la valoración del dolor postoperatorio (Ali et al, 1998). En cambio, sí se observa disminución del mismo con lidocaina 0,5%, incluso comparando con pacientes que se administraba morfina IM (Visalyaputra et al, 1999); y con 20 ml. de bupivacaina 0,5% o ropivacaina 0,75% añadidos a 60 ml. de suero salino (Kocamanoglu et al, 2005). Por otro lado se ha combinado la aplicación intraperitoneal con el bloqueo en la incisión antes del cierre de la herida quirúrgica con una solución de bupivacaina 0,5% con adrenalina. El grupo placebo, en que se empleó suero salino, presentó un dolor significativamente más intenso que los pacientes medicados y utilizaron en mayor medida analgesia de rescate controlada por el propio paciente (Ng et al, 2002). En veterinaria se realizó un estudio similar en perras sometidos a ovariohisterectomía y premedicadas con acepromacina y butorfanol. Según al grupo al que perteneciesen se les administró una solución de suero salino, lidocaina 2% con adrenalina o bupivacaina 0,75% intraperitoneal, “salpicado” en la línea alba antes del cierre de la herida y subcutáneo al finalizar el mismo. Los grupos con anestésicos locales presentaron menor grado de dolor desde 0,5 a 18h postoperatorias comparados con el grupo salino, siendo el de bupivacaina el que aportó diferencias estadísticamente significativas. El 70% perros del grupo salino, 40% de lidocaina y 20% de bupivacaina requirieron analgesia de rescate, siendo este último grupo el único que no requirió en ningún caso de una segunda dosis (Carpenter et al, 2004). Recientemente se ha desarrollado otra técnica para la administración de analgésicos. Consiste en un catéter fenestrado colocado intraoperatoriamente en la herida y por la que se instilan anestésicos locales en infusión continua. En humana han dado buenos resultados con ropivacaina 0,1 y 0,2%, bupivacaina y levobupivacaina 0,25% (Pelissier et al, 2006; Zohar et al, 2004; Gupta et al, 2005 y 2004). En muchos de ellos se ha observado simultáneamente que los pacientes tratados con anestésicos locales presentaban menor incidencia de nauseas y vómitos y utilizan en menor proporción analgesia de rescate cuando se les dejaba a su libre disposición (Gupta et al, 2005 y 2004). En veterinaria se ha descrito un mecanismo similar denominada “catéter de heridas”que parece proporcionar muy buena analgesia clínica aunque no se ha realizado GC_Bloqueo de línea todavía una evaluación exhaustiva procedimiento (Lascelles, 2005). del Figura 2. Anestesia por infiltración continua de anestésico local después de la ablación total del conducto auditivo. (Handbook of Veterinary Pain Management. Gaynor JS, Muir WW et al. Mosby Book, St. Louis, 2002). Cicatrización de la herida quirúrgica. Los anestésicos locales se ha demostrado que tienen diferentes efectos sobre la cicatrización. Por ejemplo, la procaína reduce la síntesis de mucopolisacáridos y probablemente de colágeno produciendo retraso en la cicatrización de forma dependiente a su concentración (Morris et al, 1980 y 1977) y la lidocaina y la bupivacaina inhiben la síntesis de colágeno en fibroblastos de ratas cultivados in vitro (Chvapil et al, 1979). En un modelo in vivo en cobayas se realizó la incisión e infiltración en la piel y tejido subcutáneo de la herida quirúrgica con lidocaina 1%. A los 8 días se realizó un estudio histopatológico que no reveló discrepancias con el grupo control, al que se administró solución salina, en cuanto a la colagenización, edema y procesos inflamatorios agudos o crónicos, aunque sí hubo diferencias estadísticas respecto a la vascularización y morfometría (presencia del colágeno en pequeñas agrupaciones en el grupo de lidocaina). Tampoco se apreciaron valores significativamente distintos en el promedio de resistencia a la rotura del tejido (Drucker et al, 1998). En conejos se utilizó la misma técnica empleando en esta ocasión lidocaina 0,5% y 2%, bupivacaina 0,5% y solución salina en la incisión de la línea alba. Se probó la resistencia mecánica del tejido y apariencia histopatológica a las 6, 8 y 12 horas después del cierre abdominal sin notarse diferencias consistentes entre ellos (Vasseur et al, 1984). Análogamente en ratas no se han observado diferencias a la semana de la incisión en ninguno de los dos aspectos aplicando de lidocaina 2% o articaína 4% respecto al grupo control (Dogan et al, 2003). También se ha demostrado que los anestésicos locales inhiben diferentes especies de bacterias in vitro. Por ello, se piensa que puede actuar de forma profiláctica o potencialmente terapéutica en infecciónes de heridas posquirúrgicas. Para su estudio in vivo se desarrollo un modelo 4 de 5 animal en cobayas en que se administraba en el dorso un inóculo de Staphylococcus aureus, principal agente infeccioso de estas heridas. La aplicación en uno de los dos lados de una solución de lidocaina al 2% previa al inoculo reducía en un 70% aproximadamente el número de colonias bacterianas encontradas respecto al otro lado, que actuaba de control. Por otra parte, la adición de adrenalina a esta solución producía el efecto contrario, aumentando 20 veces la concentración bacteriana (Stratford et al, 2002). Relación con metástasis tumoral. Hay estudios que demuestran que algunos anestésicos empleados quirúrgicamente para la escisión de tumores locales aceleran la progresión de metástasis. Éste es el caso de la ketamina, el halotano y el óxido nitroso sobre el carcinoma pulmonar y el melanoma en ratones, en que se observó mayor crecimiento tumoral en pulmón y presencia de células tumorales en órganos donde raras veces metastatizaban. Además el óxido nitroso producía metástasis de clones no-metastásicos de sarcoma cuando se inyectaban por vía intravenosa (Shapiro et al, 1981). Sobre la influencia que pudiesen tener los anestésicos locales en este aspecto no hay estudios publicados. Su aplicación tras extirpar el tumor estaría teóricamente exenta de ocasionar estos efectos. Una intervención quirúrgica supone depresión inmunitaria, incluyendo la actividad de las células asesinas naturales (NK), debido probablemente a la liberación de catecolaminas y protanglandinas (Kutza et al, 1997). Se cree que la disminución de la actividad celular NK esta relacionada con un aumento en la colonización metastásica (Page et al, 1993); por tanto, podría evitarse con una buena pauta analgésica postquirúrgica. En ratones ya se ha demostrado que una dosis analgésica de morfina bloquea el incremento de metástasis promovido por la cirugía en el adenocarcinoma mamario sin afectar a la metástasis en animales no operados (Page et al, 1993). En otro modelo similar se evaluó la eficacia del fentanilo subcutáneo y bupivacaina con morfina intratecal reduciendo en 65% y 45% respectivamente la “retención” del adenocarcinoma en el pulmón (Page et al, 2001). Estos descubrimientos sugieren que el manejo perioperatorio del dolor es un factor crítico para prevenir la disminución de resistencia del paciente a la metástasis que es inducida por la propia cirugía. 5. Referencias. ⋅ Ali PB, Cotton BR, Williamson KM, Smith G. Intraperitoneal bupivacaine or lidocaine does not provide analgesia after total abdominal hysterectomy. Br J Anaesth. 1998 Feb;80(2):245-7 ⋅ Carpenter RE, Wilson DV, Evans AT. Evaluation of intraperitoneal and incisional lidocaine or bupivacaine for analgesia following ovariohysterectomy in the dog. Vet Anaesth Analg. 2004 Jan; 31(1):46-52 ⋅ Chvapil M, Hameroff SR, O'Dea K, Peacock EE Jr. Local anesthetics and wound healing. J Surg Res. 1979 Dec;27(6):367-71 ⋅ Dogan N, Ucok C, Korkmaz C, Ucok O, Karasu HA. 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