Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios en la vida de la Iglesia “La Iglesia crece y se construye al escuchar la Palabra de Dios y los prodigios que, de muchas formas, Dios realizó en la historia de la salvación se hacen presentes de nuevo en los signos de la celebración litúrgica de un modo misterioso, pero real. Dios, a su vez, se vale de la comunidad de fieles que celebra la Liturgia, para que su palabra se propague y sea conocida y su nombre sea alabado por todas las naciones. Por tanto, siempre que la Iglesia, congregada por el Espíritu Santo en la celebración litúrgica, anuncia y proclama la palabra de Dios, se reconoce a sí misma como el nuevo pueblo, en el que la alianza antiguamente pactada, llega ahora a su plenitud y perfección. Todos los cristianos, que por el bautismo y la confirmación en el Espíritu se han convertido en mensajeros de la palabra de Dios, después de recibir la gracia de escuchar la palabra, la deben anunciar en la Iglesia y en el mundo, por lo menos con el testimonio de su vida. Esta palabra de Dios, que es proclamada en la celebración de los divinos misterios, no sólo atañe a las circunstancias actuales, sino que mira también al pasado y penetra el futuro, y nos hace ver cuán deseables son aquellas cosas que esperamos para que, en medio de las vicisitudes del mundo, nuestros corazones estén firmemente puestos donde está el gozo verdadero.” Ritos iniciales Canto de entrada. El fin de este canto es abrir la celebración, fomentar la unión de quienes se ha reunido, elevar sus pensamientos a la contemplación del misterio litúrgico y acompañar la procesión. Saludo al altar. Señal de la cruz Penitencia. Señor, ten piedad Gloria. Se canta o recita los domingos, fuera del tiempo de Adviento y Cuaresma. Oración colecta. A continuación el sacerdote invita al pueblo a orar y todos, a una con el sacerdote, permanecen un rato en silencio para hacerse conscientes de estar en la presencia de Dios y formular sus súplicas. Entonces el sacerdote lee la oración que se suele denominar colecta. Liturgia de la Palabra No está permitido que en la celebración de la Misa las lecturas bíblicas ni los cantos tomados de la Sagrada Escritura sean suprimidas ni recortadas ni sustituidas por otras lecturas no bíblicas. Lecturas Primera Lectura Salmo responsorial Segunda lectura Aleluya Homilía Profesión de fe Oraciones de los fieles --Por las necesidades de la Iglesia --Por los que gobiernan --Por los oprimidos bajo determinadas dificultades --Por la comunidad local Liturgia de la Palabra con niños – – – – – – Es una manera de incorporar a los niños en la liturgia y ayudarles a crecer en su vida de fe. Es una invitación a los niños, como bautizados, a participar en la vida de la Iglesia como es su derecho y deber. Es una manera de acercar la Palabra a la vida real de los niños que no están capacitados para entender la homilía dirigida a la vida de los adultos. No es una manera de sacar a los niños de la liturgia para que no molesten No es un buen modo de entretenerlos No consiste en una serie de actividades y juegos, sino en una verdadera celebración de la Palabra de Dios. Amigos de Jesús Como preparar una liturgia de la Palabra con niños Pensar en la propia situación. ¿Cómo me afectan a mí mismo-a las lecturas de hoy? ¿Qué situaciones de mi vida se ven iluminadas por esta Palabra de Dios hoy? Pensar en la situación de los niños. ¿Qué condiciones o situaciones de su vida pueden recibir luz de las lecturas de hoy? ¿En qué se parecen los sentimientos o realidades presentados en las lecturas a la realidad de estos niños? Procurar que el lugar donde se va a tener la sesión con los niños esté acondicionado dignamente. Hacer un altar o poner velas y símbolos para solemnizar la situación. Los niños no van ahí para entretenerse un rato, sino para alimentarse de la Palabra de Dios. Hacer un ritual de la salida de los niños del templo en el momento de las lecturas. Los niños no se deben sentir “despedidos” sino enviados y acompañados. Se puede acompañar su salida con un canto de bendición. Una vez en el salón, pedirles a los niños que recuerden que están en presencia de Dios y que van a hacer algo muy importante: escuchar su Palabra. Proclamar la Palabra tomada de las lecturas para el domingo correspondiente del Leccionario para niños. Pedir a los niños que respondan con los sentimientos o preguntas que les sugieren las lecturas. Cantar el Salmo responsorial u otro canto adecuado. Proclamar el evangelio. Leer luego la lectura abreviada y a su alcance de Amigos de Jesús. Continuar con las preguntas y actividades de Amigos de Jesús. Antes de regresar al templo para el Ofertorio, pedir a los niños que hagan un poco de silencio dentro para pensar qué van a ofrecerle ellos a Jesús en esta misa y en toda la semana entrante.