SALA 2 / MESA B / Sostenibilidad, arte, sociedad y medio ambiente La Máscara de Lucha Libre, imagen o imaginario de héroes legendarios. Autores/ Marco Aquiles Chávez Lecuanda, Diseñador Industrial José Isaac Cortés López, Diseñador Gráfico. Docentes de la Universidad de Guadalajara, México. Correos: marcoaquiles@gmail.com/isaac.cortes@cuaad.udg.mx Resumen: El uso de la máscara en la lucha libre, ha generado un arraigo importante en la sociedad mexicana a tal grado que ha ocupado el segundo sitio, después del futbol, en la cantidad de aficionados y a la vez forma parte de su cultura y un escape de la realidad que vive ya que la máscara se convierte en el gatillo que libera todos aquellos sentimientos sumergidos en el inconsciente aflorando libremente. Palabras clave: máscara, lucha libre, identidad, diseño, cultura, sociedad. Desde la antigüedad todas las culturas del mundo han buscado dar una interpretación sobre el origen del universo, sus deidades y su propia esencia humana, para tal fin han creado una gran cantidad de objetos que representan esta visión cosmogónica propia de cada sociedad y representan con ellos sus mayores aspiraciones espirituales y a la vez sus máximos temores, históricamente se ha observado que todos estos clanes han transferido poderes mágicos y místicos a estos artefactos que en muchos casos son interpretaciones de elementos zoomórficos y en algunos antropomórficos, estos últimos asociados más a la muerte, algunas culturas en su búsqueda por explicar la existencia del ser supremo y la causa de los fenómenos naturales han transferido este sentido sobrenatural a aves, como la paloma en el Cristianismo, la vaca en las creencia hindúes que representa al dios Brahmâ que se transformo para llevar el néctar en forma de leche a los hombres, o la serpiente que en las antiguas civilizaciones mesoamericanas representaba al dios Quetzalcóatl. De todos los artefactos creados por el hombre desde las primeras civilizaciones el que toma mayor relevancia y que aun prevalecen en muchas sociedades, es la máscara, ya que este objeto transfiere a quien los usa ese poder y magia y tiene una significación polisémica que va desde lo más sublime hasta lo más ridículo dependiendo del contexto en cual se utiliza. ¿qué es la máscara? La máscara, comenta Lechuga (1991) que es todo elemento que altere la fisonomía de la persona independientemente de que cubra su rostro, y la palabra proviene del vocablo árabe maskharah, que equivale al vocablo compuesto del latín persona –per sonare- o sonar a través de; es decir, una representación cargada de intenciones y simbolismos que forman parte del imaginario colectivo e individual representante de los temores y aspiraciones de una civilización; el uso de estos artefactos que alteran la apariencia del actor y esconden eficazmente su personalidad, logran encarnar al personaje que representa apropiándose de deidades, héroes o celebridades, y a través de la careta se transfieren mágicamente también sus poderes, permitiendo al actor concebir aquellas cosas que no es capaz de hacer en su vida cotidiana. Comenta Juan Olivares, indígena huave de San Mateo del Mar, Oaxaca, México, citado por Lechuga (1991) “La máscara se siente como cuando se mata el nervio. Se puede bailar mejor, se puede hacer lo que uno quiere […] no siento como mujer, pero puedo actuar como mujer. También tengo la libertad de tratar a las autoridades con igualdad. No voy a ir a la cárcel, porque llevo máscara”, esto demuestra como este artefacto infiere poderes a su portador y le permite actuar de una manera totalmente ajena de su accionar cotidiano. El Origen A ciencia cierta no existe un periodo ni lugar especifico de su origen pues prácticamente todas las civilizaciones que habitaron y habitan el planeta desde el paleolítico emplearon este elemento para representar sus deidades, sus temores y todo aquello que les rodeaba, algunos expertos consideran que desde que el hombre tubo conciencia de su existencia, busco como representarse a si mismo y a su entorno con la intención de explicar el origen de las cosas, se puede considerar que las primeras máscaras empleadas no eran de materiales, como madera, piel, papel, fibras tejidas, cráneos, entre otros, sino algún tipo de pintura que se aplicaban sobre su rostro y cuerpo para alterar su apariencia y personificar aquellos poderes invisibles, dioses o demonios, que formaban parte de sus creencia y que se representaban en ceremonias religiosas y mágicas como si fueran obras teatrales. Por otro lado no se puede definir con exactitud el lugar de origen de la máscara, ya que los hallazgos hechos en diversas regiones muestran periodos históricos muy similares y también se considera que muchas de estas máscaras han desaparecido por los materiales que pudieron haber empleado; en civilizaciones como las griegas, egipcias, fenicias, romanas, americanas, desde la Tierra del Fuego hasta Alaska, entre otras, se han encontrado máscaras tan antiguas, como las encontradas en el valle del Jordán con cerca siete mil años de antigüedad y más. Desde las primeras expresiones gráficas de sociedades muy remotas, y de acuerdo a Lechuga (1991) los cazadores empleaban las pieles y las cabezas de sus presas sobre las de ellos al momento de la cacería, y que estas escenas son representadas por figuras zoomórficas en las cuevas encontradas a lo largo de las costas de Francia y España; una de los principales elementos empleados en algunas culturas para crear estos objetos fue el uso de cráneos humanos con incrustaciones de materiales diversos, y que posteriormente dieron origen a las máscaras mortuorias, se tenía la creencia que al conservar ésta parte ósea, que era asiento de la inteligencia y en ocasiones del alma, se lograba conservar a la persona entera. La máscara en México Las diversas civilizaciones, olmeca, maya, tolteca, mexica, entre otras que se asentaron en Mesoamérica durante más de tres mil años antes de la llegada de los españoles legaron una gran cantidad de máscaras de diversas manufacturas y materiales que principalmente fueron utilizadas para representar a sus deidades como el caso de Tezcatlipoca, sembrador de la discordia dios invisible y nocturno representado por su doble animal el jaguar, o Quetzalcóatl el dios que hizo al hombre y representado por la serpiente emplumada, (Lechuga, 1991). Xipe Tótec dios mexica de los desollados y que se representaba con la boca abierta y costuras a lo largo de la cara, que durante el festejo en su honor se sacrificaba a un prisionero y un joven vestía su piel para simbolizar la nueva capa de vegetación que cubre la tierra en primavera. Otras deidades importantes fueron Ehécatl, dios del viento representado con una mascara con pico de ave, que según narra Fray Diego Durán su máscara era de oro puro. Durante las ceremonia de cada deidad los sacerdotes vestían indumentaria y máscaras del dios en cuestión y no solo ellos también aquellos que serían sacrificados en su honor y en las danzas efectuadas para su adoración los bailarines usaban máscaras que representaban toda clase de animales, personas de otras latitudes y ancianos por mencionar algunos. En el caso de los guerreros la indumentaria mostraba su rango, donde los más importantes fueron los caballeros águila y tigre, su atuendo tenía una doble función transmitir miedo al enemigo y valor al guerrero; existían un tipo de máscara hecha con penca de nopal que servía como protección durante la ceremonia del fuego nuevo celebrada en el mes Izcalli, último del año1, protegía a mujeres encinta y niños, como lo ilustra el Códice Borbónico (Lechuga, 1991). La máscara en México, tanto en el ámbito de las danzas tradicionales como en los eventos cívico – religiosos y hasta en la lucha libre, tiene la función primordial de transformar al portador en un ser totalmente diferente, mitológico o histórico, que se encarna en el transcurso de su actuación y a la vez sugestiona al espectador, “tan completa es la metamorfosis ejercida sobre el actor, que se posesiona de su papel y lo vive como propio” (Lechuga, 1991:144). El uso de la máscara ha cambiado a lo largo de su existencia, de ser originalmente un objeto votivo empleado en rituales sociales y religiosos asociados a las creencias de cada pueblo, hasta un elemento fundamental de las artes escénicas como parte de la personificación y en algunos deportes como protección como en el esgrima y el box; también se utiliza para mantener el anonimato y generar empatía en la afición como en la lucha libre; y por último es un elemento festivo empleado en carnavales, festivales y fiestas populares. La máscara y la lucha libre. La lucha libre es un deporte milenario, siglo VIII a. C., que tiene su origen en la antigua Grecia como una actividad de tinte religioso, ya que los atletas contendían con la única intención de agradar a sus deidades (Friédlaender, 1947); esta actividad fue poco a poco adoptándose en diversos países europeos y llevado por los grupos marciales a diferentes latitudes y continentes, tal es el caso de México que durante la intervención francesas a su territorio se introdujo esta práctica, por un grupo de militares galos en el año 1863. 1 Según Julio de la Fuente es su obra Yalálag, menciona que el último día del año se celebra en una ceremonia secreta zapoteca el dos de febrero y aun se emplean las máscaras de penca de nopal con agujeros para ojos y boca, narra que durante los cinco días previos a la fecha la gente se mantiene en vela pues los hechiceros del pueblo denominados corta gente pedía el alma de una persona. En 1910 el italiano Giovanni Relesevitch llega a México con su compañía teatral, junto a el llega Antonio Fournier traen el Teatro Colón y a los primeros luchadores, Conde Koma, considerado el precursor del Jiu-jitsu brasileño, y Nabutaka. El enfrentamiento entre las dos empresas causa revuelo entre la población, posteriormente se presentaron diversos promotores europeos y norteamericanos, pero no es sino hasta septiembre de1933 que Salvador Luttheroth González funda la Empresa Mexicana de Lucha Libre, hoy conocida como Consejo Mundial de Lucha Libre. Esta actividad y espectáculo deportivo, se ha adaptado a cada cultura dándole un estilo muy particular relacionado al folclor de cada región. En México, dos son los factores que la han dado tanto reconocimiento mundial y diferenciado de otros países: el primero es el estilo de lucha que se da a ras del piso en donde se intercambian golpes, llaves, acrobacias, técnicas y conocimientos para someter al adversario dentro de un cuadrilátero delimitado por cuerdas; el otro elemento y tal vez más significativo, es la utilización de máscaras, que según Lechuga (1991) “la sugestión de la máscara opera tanto en su portador como sobre el público […] para disparar sentimiento sumergidos en el inconsciente y que afloran libremente”, y que al momento de luchar, evocan en los espectadores a grandes guerreros y gladiadores que se transforman en santos y demonios, héroes y villanos, seres mitológicos, parte humano parte animal, que surgen del imaginario colectivo elevando el espectáculo a un mundo lleno de magia y fantasía que hace olvidar por un momento al público su complicada realidad. Poco tiempo después de establecerse oficialmente la lucha libre en México Antonio Martínez, originario de León, Guanajuato, México creó la primer máscara de piel para el luchador ciclón Mckey, sin embargo esta carecía de diseño pues solo era una prenda de piel hecha para cubrir el rostro del luchador, sin embargo al ser muy incómoda no obtuvo buen resultado hasta varios intentos posteriores. La lucha libre es el segundo deporte más popular de México sólo por detrás del futbol, es por ello que ídolos de antaño como “Blue Demon”, “El Santo”, “Huracán Ramírez” y otros no tan antiguos como “Rey Mysterio” y el “Místico” se han convertido en símbolos de nuestro país ya que al escuchar de ellos o ver esas máscaras en cualquier parte del planeta la referencia en automático se vuelve hacia México, que ha albergado este deporte por casi un siglo convirtiendo ya todo ese mundo de color y figuras a un elemento muy importante en la identidad de nuestro país. La máscara de lucha, surge como representación de aquellos guerreros prehispánicos que las utilizaban esta indumentaria para ceremonias religiosas y fúnebres, así también en el campo de batalla atribuyéndole valores místicos y mágicos que incrementaban su poder; ésta vestimenta también representaba un rango de autoridad resultado de victorias obtenidas en las contiendas. En la lucha actual, la máscara es el elemento que mantiene el anonimato de la persona y da paso al guerrero, justiciero o villano, según el bando que represente, que al momento de presentarse en el ring, se elevan las emociones del público a un nivel casi insano permitiendo la participación directa con los deportistas. La máscara de lucha, es tan significativo en la cultura mexicana que su uso ha llegado a sustituir el sombrero de charro como elemento representativo de nuestras raíces y personajes como el Santo, Blue Demon, Rayo de Jalisco, Mil Máscaras, por mencionar algunos se consideran casi héroes nacionales o míticos superhéroes que luchan contra el mal, como se muestra en el cine mexicano de los años 40 y hasta los 70. Durante los años 80 y debido a la falta de visión de los promotores se empezó a buscar personajes que no representaban a un héroe real que transmitiera autoridad, como pokemon y el chapulín colorado por mencionar algunos, llevando al deporte del pancracio a una crisis, que permitió la entrada de la lucha libre norteamericana2. Desde el año 2012, un fanático de este deporte y estudiante de diseño para la comunicación gráfica, inicia un proyecto de investigación y desarrollo de producto con la intención de mejorar la imagen de los personajes enmascarados y el afán de conservar la identidad nacional, utilizando metodologías de diseño, para la creación de máscaras con una imagen totalmente nacional, rescatando elementos formales y culturales de nuestro pasado histórico origen del mestizaje que representa México. Este ejercicio proyectual en el que se ha utilizando un proceso de diseño para productos gráficos y los principios para la creación de identificadores, los fundamentos de diseño, el uso de la semiótica y la aplicación de la ergonomía, pasando por una investigación exhaustiva y un proceso conceptual, han llevado al grupo Jade encabezado por el hoy pasante de diseño Joshua Madrigal Castro a posicionarse como el mejor diseñador de máscaras del México y ha recuperar parte de esa identidad perdida evocando aquel héroe legendario en el imaginario colectivo. Bibliografía La World Wrestling Federation WWF hasta el 2002 que cambia World Wrestling Entertainment WWE. 2 Blackdragon. (2010) Historia de la Lucha Libre Mexicana. Recuperado de http://luchalibremexicana-mascaras.blogspot.mx/2010/11/historia-de-lalucha-libre-mexicana.html Consejo Mundial de Lucha Libre. (2014). Don Salvador Lutteroth Gonzalez: El Visionario Que Impulsó La Lucha Libre A Pesar De La Adversidad. 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