Miércoles 6 de Marzo de 2013 Pesos y Contrapesos Que el poder frene al poder Por: José Luis Huape Rodríguez Hace más de 265 años, el célebre Montesquieu expresó en su obra maestra “El espíritu de las leyes” que en el ejercicio del gobierno hay tres poderes: El Legislativo, Judicial y Ejecutivo con funciones específicas y diferentes cada uno. También señaló la conveniencia de que las funciones de esos poderes se mantengan separadas. De no ser así, advirtió: “Cuando el Poder Legislativo y Ejecutivo se reúne en una persona o cuerpo no hay libertad; falta confianza porque propicia que el monarca y el Senado hagan leyes despóticas y las ejecuten ellos mismos tiránicamente”. Lo que propuso el pensador francés fue que un poder sirva de contrapeso al otro para que se dé el balance de fuerzas entre ellos y se evite la arbitrariedad que trae consigo la acumulación de poderes. En palabras llanas, la teoría de los pesos y contrapesos propone que se cuiden las manos entre sí el Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Montesquieu se refería a dos formas en que los poderes podrían conspirar contra el pueblo. La primera, al dictar leyes que permitieran a una persona o asamblea reunir en ellos más de una función, por ejemplo que el monarca sea el que emita leyes (Legislativo) y a la vez las haga cumplir (Ejecutivo). La segunda, acaso más peligrosa y demagógica, se da cuando los titulares de dos poderes se ponen de acuerdo para lesionar los intereses ciudadanos, forman una voluntad y fusionan las atribuciones para alcanzar su fin. Montesquieu no tenía una bola de cristal ni era profeta, pero en aquellas líneas de su libro predijo la conducta del Congreso de B.C. y del Secretario de Planeación y Finanzas del Estado. Aunque el Congreso y el Secretario de Finanzas pertenecen a poderes diferentes, uno al Legislativo y otro al Ejecutivo, se fusionan cuando se trata de presupuestar los recursos y unen funciones para alcanzar sus fines aviesos. Rompen de hecho, aunque no de derecho, la división de poderes. En esa fusión de atribuciones el Congreso se autorizó el año pasado 100 millones de pesos adicionales al presupuesto anual sin apego a la ley. Qué paradoja, la autoridad encargada de expedir la ley es la primera que la incumple. Miércoles 6 de Marzo de 2013 La reglamentación aplicable señala que para modificar o ampliar el presupuesto aprobado al Poder Legislativo, se debe obtener la opinión de la Secretaría de Planeación y Finanzas sobre la viabilidad financiera. A pesar de ese requisito, los diputados modificaron su presupuesto en 100 millones, sin la opinión de viabilidad financiera, es decir, sin saber si hay recursos efectivos disponibles en las arcas públicas hicieron lo inconfesable: “Pegaron el manotazo a la caja y después viriguan”. Es obvio que el Secretario de Finanzas se enteró previamente del incremento al presupuesto del Congreso, pero no dijo nada, ahora sí que el que calla otorga. En el supuesto de que no fuera así, ¿por qué el Secretario se quedó calladito? ¿Por qué el Auditor Superior de Fiscalización no ha hecho nada? Ambos se enteraron de esa modificación presupuestal ilegal, pues hay evidencias documentales de esa arbitrariedad en poder de OBSERBC. Sin embargo, el Legislativo y el Secretario de Finanzas del Ejecutivo hicieron lo que nos advirtió Montesquieu, fusionaron en la asamblea de diputados dos funciones: La de legislar el presupuesto de egresos y autorizar ejecutivamente la viabilidad financiera. Ese acto ilegal e injusto del Congreso no debe quedar impune, ya lo dijo ayer el Presidente de México Enrique Peña Nieto: “Nadie por encima de la ley”. La sociedad reclama su desagravio, exige a los diputados un “recorte presupuestal” para este año porque egoístamente jalaron la cobija financiera para cubrirse y descobijaron otros sectores, tal vez con mayor necesidad apremiante. El Congreso de B.C. sólo entendió de la teoría del Barón de Montesquieu la parte de los pesos… pero no de los contrapesos. P.D. Niega el voto al candidato que no se comprometa a hacer pública su declaración fiscal y patrimonial o no se comprometa.