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La reaparición de nuestra sección de Cabildo Abierto
en enero pasado, con contribuciones acerca del papel
de la innovación y la controversia planteada en Venezuela
alrededor de la Orimulsión, ha resultado en nuevos
aportes que ayudan a tener una visión más clara del
problema y justifican la continuación de este Cabildo.
Miguel Laufer, Director
A PROPÓSITO DE LA ORIMULSIÓN
Manuel Pulido M.
Declaraciones públicas sobre la
interrupción de la producción de
Orimulsión® que han creado incertidumbre sobre el futuro de
este negocio, así como el Cabildo
Abierto iniciado por Interciencia
en enero, nos llevan a hacer algunas reflexiones que consideramos
pertinentes.
La emulsión estabilizada de hidrocarburos y agua conocida como Orimulsión, ha sido una de
las vías para manejar los hidrocarburos de la Faja Petrolífera del
Orinoco. Dada la magnitud de los
recursos en la Faja, es obvio que
éste no es sino uno de los caminos para su explotación.
La Faja está considerada como
el yacimiento continuo de hidrocarburos extrapesados más importante del mundo, con gravedades
específicas entre 4 y 11ºAPI. Algunas segregaciones pueden considerarse bitúmenes por su alta
viscosidad, según definiciones
adoptadas principalmente por el
World Petroleum Congress.
En los 54000km2 que ocupa el
yacimiento, los más de 1000 pozos exploratorios perforados a comienzos de los años 80 cuantificaron reservas in situ del orden
de 1200 miles de millones de barriles, que con un factor de recuperación de 22%, darían unos
270 mil millones recuperables
con la presente tecnología.
Si bien la Faja ha sido explotada en forma somera desde hace
40 años, por ejemplo en Campo
Morichal, los hidrocarburos de la
Faja son difíciles de manejar y
comercializar por su alta viscosi-
dad y contenido de azufre y metales. Afortunadamente el yacimiento en el subsuelo posee una
temperatura de unos 140ºF y cierto porcentaje de gas, lo cual facilita la extracción con la ayuda de
disolventes, que son recuperados
en el proceso y reciclados al yacimiento. Las técnicas de perforación de pozos horizontales y
agrupación en grupo de cabezales, han ayudado al aumento de
la producción por pozo y consecuentemente han disminuido costos. En la actualidad la producción no representa problema alguno, y las técnicas modernas son
utilizadas tanto por PDVSA
como por las asociaciones estratégicas con terceros.
Los hidrocarburos de la Faja
en estado natural no son fácilmente comercializables, por lo
que deben “mejorarse” empleando métodos como coquización retardada, hidrogenación, mezclas y
emulsiones. Las dos primeras
convierten químicamente al crudo, por lo que su producto se denomina “crudo sintético”.
INTEVEP, reconocido brazo
de investigación de la industria
petrolera venezolana, ha invertido
muchos años en la búsqueda de
soluciones específicas, competitivas y amigables para el manejo
de estos crudos, y ha desarrollado
procesos innovadores aplicables
en la Faja. Algunos como el
HDH, Acquaconversión y Orimulsión, son ejemplos de logros
concretos que han permitido que
los crudos de la Faja sean aceptados para mercados ad-hoc.
APR 2004, VOL. 29 Nº 4
Los dos primeros procesos
corresponden a hidrogenación,
mientras que la Orimulsión es
una emulsión con 70% de hidrocarburo y 30% de agua, estabilizada mediante aditivos incorporados durante la manufactura para
que el producto pueda ser transportado y almacenado durante
tiempo suficiente hasta su utilización. Su empleo más recomendable es como carga básica en plantas termoeléctricas, y las restricciones ambientales requieren de
tecnologías adicionales a la combustión su uso amigable.
Un primer módulo de producción de Orimulsión opera en el
campo Morichal desde los años
90, con capacidad de 100000b/d
(3% de la producción nacional
de hidrocarburos líquidos). La
planta está conectada por tubería
al terminal de embarque en Jose,
Estado Anzoátegui. Actualmente
Sinovensa, una empresa mixta
chino-venezolana, construye un
nuevo módulo dentro del complejo de Jose.
Los precios de venta de Orimulsión han estado indexados al
precio del carbón, con el cual
compite, teniendo poderes caloríficos semejantes. Al ser el precio
del carbón menos volátil, se consideró que esto representaba un
incentivo comercial y podría facilitar la obtención de financiamiento para inversión en plantas, infraestructura y tanqueros.
Venezuela, a través de su representación diplomática en la
Comunidad Económica Europea,
logró la inclusión de la Orimul-
0378-1844/04/04/179-04 $ 3.00/0
sión como producto de exportación bajo la denominación de
non oil hydrocarbon, sin pago de
impuesto, en aduanas europeas.
Se estima que la indexación de
precio con el carbón permitió la
firma de contratos de largo plazo,
con precios predecibles y menos
volátiles que los referidos al valor
de la cesta de exportación venezolana, que en los últimos años
ha fluctuado entre US$10,6
(1998) y US$30 (comienzos de
2004) por barril. Es obvio que
ante tal comportamiento de los
mercados, las partes contractuales
han debido introducir modificaciones, para ajustar los contratos
a condiciones más acordes con la
realidad vigente.
Otra forma de explotar en gran
escala los crudos pesados de la
Faja ha sido mediante la constitución, desde 1996, de cuatro asociaciones estratégicas con empresas extranjeras, con el objeto de
producir y colocar 600 a 800Mb/
d de crudo “mejorado”. Todas
utilizan procesos de coquización
retardada con plantas y terminales
en Jose, y representan inversiones
de unos US$15000 millones. Si
bien este proceso tiene la desventaja de producir diariamente miles
de toneladas de carbón, esta fue
la ruta técnica seleccionada, ante
la duda en la disponibilidad de
gas natural suficiente si se escogía la ruta de la hidrogenación.
La posibilidad de usar mezclas para el mercadeo de los crudos de la Faja, sin duda que
existe en escala reducida. Se ha
señalado que 62bb de extrapesado (8,5ºAPI), mezclado con 38bb
de crudo Mesa (30ºAPI), equivaldrían a 100bb de crudo equivalente al crudo Merey (16ºAPI),
con un precio en los mercados
mayor a la Orimulsión. Esto es
179
cierto hoy, en un escenario de
precios altos del crudo, pero habría que preguntarse cuán factible
en el tiempo serían operaciones
de cientos de miles de bb/d, tanto
por la disponibilidad de crudo
Mesa para este fin o por los beneficios de oportunidad que éste
tendría para venderse por si mismo. Los mercados son cambiantes y es mejor no aventurar una
respuesta en este sentido.
Una de las debilidades para
la venta de la Orimulsión, como
de la mayoría de las tecnologías
venezolanas, ha sido ¿por qué si
es tan buena no se utiliza en
Venezuela? La respuesta hasta
ahora ha sido: porque el gas natural es un combustible alterno
más económico, que por su disponibilidad, calidad y precio en
el país, es preferido en las plantas termoeléctricas. En una épo-
ca el bajo precio del gas puso
en peligro la construcción de la
represa de Caruachi, al considerar los organismos internacionales de financiamiento que la generación de hidroelectricidad de
esta presa no podría competir
con la generada con gas supuestamente subsidiado.
La anterior consideración lleva a la tantas veces planteada
necesidad de que el país dis-
ponga de una política energética integral, que establezca criterios racionales en la producción y uso de las principales
fuentes de energía disponibles,
orientando su utilización de la
mejor manera posible, en beneficio de la industria y los habitantes del país.
La Orimulsión puede ser incorporada en esa ecuación.
ORIMULSIÓN
Saúl Guerrero, Leslie Jones Parra, Emilio Abreu, Manuel Urbano, Luis Montefusco y Luis Gil
(Gerentes suspendidos de Bitor en las áreas de Comercio y Suministro, Informática, Módulo Italiano,
Emulsificación, Producción y Terminal de Jose, respectivamente)
Orimulsión® es el único producto de la tecnología venezolana que
ha generado ventas por más de
US$1,2 millardos desde su primera
comercialización hace unos 15
años. Con esos ingresos la empresa
Bitor, filial de Petróleos de Venezuela S.A., produjo ganancias luego
de cubrir el costo de desarrollo técnico y de mercadeo. Para 2002 sus
ganancias anuales fueron de $4050mill sobre ventas de unos
$200mill. El aporte de Orimulsión
a la Nación es adicional a cualquier
ganancia de PDVSA bajo cuota
OPEP, y el negocio de Orimulsión
nunca excluyó otra opción de negocio con extrapesados en Venezuela.
Durante su vida comercial Orimulsión ha sufrido todo tipo de
ataque, como es de esperar de una
innovación exitosa que ha ganado
su cuota de mercado, y las realidades del producto se tienden a olvidar bajo el fuego de la retórica. La
bondad técnica de Orimulsión es
respetada por operadores de planta
desde Japón hasta Canadá, habiendo quemado más de 50mill tons
hasta la fecha. Excelente ejemplo
de su aceptación ambiental es que
Dinamarca, emblemática en protección ambiental, fue entre 1994 y
2002 gran consumidor de Orimulsión, que llegó a generar 15% de la
electricidad en ese país. Desde mediados del 2003 se ha producido
un ataque contra Orimulsión liderizado por el Presidente de PDVSA y el Ministro de Energía y Minas (MEM) de Venezuela. En el
mercado energético nunca se ha
visto situación igual, ya que es la
competencia la que intenta desprestigiar los productos que amenazan
180
sus intereses. En pocos meses se ha
buscado desmantelar aceleradamente un negocio construido por más
de 20 años, al punto que una empresa canadiense introdujo recientemente una demanda en contra de
Bitor (PDVSA) por supuesto incumplimiento de suministro.
Orimulsión merece un análisis
objetivo y serio que determine si
“desactivar” el negocio realmente
sirve los intereses de Venezuela. Sin
embargo, el escrito de Bernard
Mommer (Interciencia 29: 11-12,
2004) no cumple este propósito.
Primero, porque el autor esconde
su responsabilidad en las decisiones
tomadas por PDVSA y el MEM
en contra de Orimulsión, felicitando
al gobierno de Venezuela por ejecutar sus propias recomendaciones,
labor que ha sido reconocida con
su designación como Director de
PDV(UK) en Londres. Segundo,
todo el cuestionamiento a un negocio tan novedoso para PDVSA
como ha sido Orimulsión se reduce
a dos argumentos planteados de
manera muy incompleta: Orimulsión no puede pagar la regalía que
paga una mezcla de extrapesado
con liviano, y la competencia entre
Orimulsión y residual atenta contra
el precio del crudo en el mercado.
Estos dos argumentos vienen
enmarcados por otros elementos
que denotan errores de concepto inaceptables en cualquier análisis de
combustibles para el sector eléctrico. Por ello, antes de comentar el
sustento de los dos argumentos de
Mommer, aclaramos algunos de
sus errores más notorios:
1- Bitumen es extrapesado. Un hidrocarburo es bitumen si su visco-
sidad dinámica es mayor o igual a
10000mPa a temperatura y presión
normadas, libre de gas. Los organismos internacionales aduanales
que han clasificado a Orimulsión
bajo el código arancelario 27.14.90
por casi 15 años no se han dejado
mentir. Cualquier laboratorio independiente confirmará que la viscosidad del componente hidrocarburo
de la materia prima de Orimulsión
corresponde técnicamente a bitumen natural; de lo contrario le hubieran cobrado a Venezuela los impuestos correspondientes al crudo
extrapesado. Existe la duda razonable que Mommer realmente está
tratando de justificar la reclasificación de las enormes reservas de bitumen de Venezuela como crudo
extrapesado para lograr de la OPEP
una mayor cuota de producción.
2- Intevep tuvo que desarrollar especialmente la técnica de limpieza
de los gases de combustión para
Orimulsión. La remoción de los
gases de azufre (S0x) del resto de
los gases de combustión en cualquier planta de generación eléctrica
que use carbón, residual u Orimulsión corresponde al proceso conocido por sus siglas inglesas como
FGD (Fuel Gas Desulphurization),
en aplicación desde los 70. Intevep
desarrolló un proceso alterno
(Promisox) aun sin uso comercial.
El único cliente de Orimulsión que
no utiliza FGD es China, que supuestamente ha desarrollado un
método similar al Promisox.
3- El bitumen en Orimulsión se valoriza en US$6,60 por barril. Para
todos los nuevos contratos firmados
o en negociación el precio del bitumen no es US$6,60/b. Ya el futuro
de Orimulsión para diciembre 2002
estaba asegurado con precios contractuales para el bitumen por encima de los US$10 por barril. Estos
nuevos volúmenes representan más
del 85% de la capacidad del módulo actual (Singapur, Canadá, Italia,
Corea, Guatemala).
4- Orimulsión no desplaza carbón.
Orimulsión compite en el mercado
de generación eléctrica contra una
cesta de combustibles (principalmente carbón y gas) que varía según la región específica en la que
se vende la electricidad generada,
el llamado “pool” de generación
eléctrica al cual despacha la planta
del cliente potencial. La competitividad la determina el costo variable
del despacho (comprende el costo
unitario de combustible, su poder
calorífico y la eficiencia de la planta de conversión). Orimulsión se
ubica entre carbón (precio, poder
calorífico y eficiencia bajos) y gas
(precio y poder calorífico muy altos, eficiencia relativamente alta).
Cada suplidor busca capturar el
despacho en carga base (de manera
continua en el tiempo) en el
“pool”. Contrario a lo afirmado por
Mommer, el costo del equipo de
remoción de SOx no entra en juego en esta dinámica; solo el costo
variable del FGD. Los costos de
capital de la planta son tratados
aparte por el “pool”, mediante pagos fijos al operador. En resumen,
cuando se habla de desplazar o
competir contra carbón o gas, no se
trata que la planta que ahora quema
Orimulsion antes quemaba carbón
o gas, sino que la electricidad despachada a partir de Orimulsión desplaza una cuota de electricidad des-
APR 2004, VOL. 29 Nº 4
pachada en el mismo “pool” a partir de carbón o gas.
Observaciones a los dos
argumentos de Mommer:
1- Orimulsión no puede pagar la
misma regalía que paga una mezcla de extrapesado con liviano.
Cierto es que las regalías recibidas
por el MEM a partir de una mezcla son más altas que a partir de
Orimulsión o crudo mejorado. Lo
que Mommer no analiza a cabalidad es cuál es la disyuntiva y
cómo resolverla. Hay dos opciones:
el MEM “desactiva” el negocio por
no cumplir con su expectativa de
regalía, o el MEM reconoce que al
negocio de Orimulsión que compite
en el sector eléctrico no le corresponde una regalía del 30% o un
impuesto sobre la renta petrolera,
pero que sí representa una fuente
de ingreso de divisas para la Nación fuera del techo OPEP. Los argumentos a favor de la segunda
opción son muy claros:
a- El valor de un barril de extrapesado solo o como Merey 16 una
vez alcanzada la cuota OPEP asignada a Venezuela es nulo. Al contrario, el valor del bitumen en Orimulsión una vez alcanzada la cuota
OPEP es de al menos US$10/b,
sin techo en cuanto a volúmenes
de venta. El MEM puede aplicar
una tasa del 162/3% a este valor del
bitumen sin perjudicar el desarrollo
del negocio. Esto equivale a un ingreso por regalías adicionales a la
cuota OPEP de unos US$40mill
por cada módulo de producción de
6mill ton/a. La dimensión real de
las regalías que puede aportar Orimulsión se mide en millones de
dólares anuales, no en los centavos
que indica Mommer.
b- El flujo de caja del módulo actual (US$40-50mill en ganancias
anuales), la solidez de los contratos
a largo plazo y la existencia de
inversionistas dispuestos a invertir
capital extranjero permiten desarrollar el negocio sin restarle recursos
a las demás iniciativas de PDVSA,
que optimiza su venta bajo cuota
OPEP entre livianos, pesados,
mejorados y mezclas. Orimulsión
permite aprovechar el bitumen en
complemento a la cuota OPEP, no
en competencia con ella o con los
productos.
c- El país cuenta con reservas prácticamente inagotables de bitumen y
extrapesados, en riesgo permanente
de perder su valor potencial según
avance el desarrollo de fuentes
energéticas alternas. No hay justificación estratégica o económica
para descartar o descalificar cualquier utilización viable de dichos
recursos, sobretodo si se trata de
ingresos adicionales a la cuota
OPEP que solo ofrece Orimulsión.
PDVSA y el MEM deben evaluar si los precios de Orimulsión
corresponden a su verdadero valor
de mercado en el sector de generación eléctrica. Los precios de los
“pool” y los precios promedio de
flete internacional son publicados.
Existen imponderables como fuente
única, inestabilidad política, ingerencia ideológica en decisiones de
negocio, pérdida de confianza en la
palabra o profesionalismo del
suplidor. Aun así PDVSA y el
MEM pueden evaluar a Orimulsión
como negocio no petrolero de méritos propios que está alcanzando el
precio adecuado y viable para el
producto en su propio mercado.
“Desactivar” no es una opción defendible sobre el nivel de una regalía. Otros factores inciden en esta
decisión.
2- La competencia entre Orimulsión y residual atenta contra el precio del crudo en el mercado. La
exportación bajo cuota OPEP de
PDVSA se dirige mayoritariamente
al sector transporte o industrial. Orimulsión compite en otro mercado,
el de generación eléctrica. La omisión conceptual mas importante en
el análisis de Mommer es ignorar
que el uso de residual o crudos
para generar electricidad está en
franco declive desde 1977, cuando
la Agencia Internacional de la
Energía instó a sus estados miembros a reducir al mínimo su dependencia en residual o crudo para generar electricidad, ante el uso político del petróleo por parte de los
miembros de la OPEP. A partir de
entonces comenzó la búsqueda de
alternativas energéticas para el sector eléctrico fuera de cuota o control OPEP: uso “limpio” del carbón, impulso luego frustrado a la
energía nuclear, y promoción del
gas, muy al gusto de los productores árabes que lo venden fuera de
cuota OPEP. Al igual que en el
punto anterior, PDVSA y el MEM
deben velar porque las ventas de
Orimulsion no sean desviadas a refinerías o al sector transporte, en
cuyo caso sí habría competencia en
el mismo mercado. Sin embargo,
Orimulsión solo se vende al mercado de generación eléctrica, y no
APR 2004, VOL. 29 Nº 4
existe argumento objetivo que demuestre que Orimulsión impacta
los precios del crudo; el residual
fue desplazado del mercado eléctrico 15 años antes de la aparición de
Orimulsión, al convertirse el crudo
en arma política de la OPEP.
En resumen, el verdadero
negocio de Orimulsión suma, no
resta ni excluye:
- Las reservas de extrapesados y
bitumen de Venezuela son tan inmensas que el país puede desarrollar sin limitaciones y en paralelo los negocios de Orimulsión,
crudo mejorado y mezclas. Hay
reservas para producir 2mill bb/
día durante 400 años. Aun desarrollando todas las opciones, no
habrá tiempo para convertirlas en
divisas antes de que la evolución
técnica del mercado energético
les reste valor.
- Orimulsión se destina únicamente al mercado eléctrico y por
ello complementa y diversifica la
cesta de exportaciones energéticas
del país. Sin Orimulsión Venezuela cede al gas en Asia más del
20% del mercado energético que
representa la generación eléctrica.
Orimulsión es el único producto
energético venezolano que puede
competir en Asia, mercado premium en pleno crecimiento, y es
la única opción del país para
equilibrar la balanza comercial
con Asia.
- La dinámica propia de los precios de combustibles para el mercado eléctrico permite diseñar una
estrategia de cesta de clientes tal
que Orimulsión puede aprovechar
ciclos ascendentes del crudo
cuando compite con gas y se protege en ciclos bajos del crudo
cuando compite con carbón.
- Orimulsión se vende fuera de
cuota OPEP. Esta ventaja es idéntica a la del gas que venden los
países árabes fuera de cuota. Así,
ambos cumplen con los principios de la IEA.
- Orimulsión ha sido en los últimos años uno de los negocios
mas rentables de la cartera de negocios de PDVSA. Como alto
ejecutivo de la nueva PDVSA,
Mommer tiene acceso a las estadísticas y puede confirmarlo.
Orimulsión en su primera década cumplió la meta de crearse
una hoja de vida técnica y comercial convenciendo a plantas
eléctricas en países desarrollados
que es confiable técnica, ambiental y comercialmente. Desde 2002
se ha preparado la expansión que
hubiese llevado la producción de
6 a más de 24mill ton/a, con énfasis en el mercado asiático. La
penetración de Orimulsión en países con un “pool” dominado por
gas importado en una planta nueva (Singapur), por gas importado
y por carbón sujeto a la instalación obligada de equipos de FGD
(Italia, Corea) y el mundo que se
abre por el éxito de la tecnología
de motores Wartsila en generadores de 75-300MW (Guatemala)
confirmó lo acertado de la visión
de Orimulsión. Es precisamente
el éxito comercial que llevaba a
un incremento del 400% de la
producción de Orimulsión, fuera
de cuota OPEP, la verdadera razón que motiva la apresurada decisión política de “desactivar” el
negocio a mediados del 2003. De
no existir la OPEP Mommer jamás habría escrito su apología a
la destrucción de un negocio
sano, producto orgulloso de la investigación aplicada venezolana y
en plena etapa de cosechar el fruto de su estrategia de mercado. El
escrito de Mommer en http://
alainet.org/active/show_text.
php3?key=3170 expone las verdaderas razones para desactivar el
negocio de Orimulsión. Resulta
que Orimulsión es un blanco
ideológico a ser derribado porque
a) es un obstáculo al plan de
convertir en el papel reservas de
bitumen en reservas de crudo extrapesado y así aumentar la cuota
de producción autorizada por la
OPEP; b) de aceptar la OPEP la
inexistencia de bitumen natural en
Venezuela, la producción de Orimulsión obligatoriamente pasa a
contabilizarse dentro de la cuota
OPEP. Esto es lo que explica la
fijación en comparar las economías de Orimulsión contra la de
mezclas. Solo si ambas llegasen a
competir por un volumen restringido de producción tiene sentido
tratarlas como opciones de negocio excluyentes.
Orimulsión es un superviviente
cubierto de cicatrices pero con la
confianza de saberse activo valioso del intelecto criollo y del comercio energético de Venezuela.
En 10 años este episodio coyuntural y dogmático será una nota
más a pie de página en la historia
exitosa de cómo llegó a establecerse Orimulsión como el cuarto
combustible en base a carbono
del mercado internacional de generación eléctrica.
181
ORIMULSIÓN: NOVEL COMBUSTIBLE PARA UNA POLÍTICA
NO PRECISAMENTE DE ESTADO
Jaime Requena
La bondad de un producto
como Orimulsión® va más allá
de los réditos de su comercialización y es un error reducir su
conveniencia al simple provecho
que arrojen las hojas de cálculo. La complejidad del asunto
la recoge Interciencia, que acertadamente abre la discusión con
el análisis de aspectos sociológicos de un singular proceso de
innovación o las dificultades
científico-técnicas que envuelve
el desarrollo de productos concebidos para un mercado energético global.
Aunque la apreciación puramente contable del problema pareciera ser una razón de peso,
Mommer (Interciencia 29: 11-12,
2004) concede en su argumentación que la valoración del producto podría estar modulada por
otros factores; el político, por
ejemplo. Los precios, la magnitud de las regalías o la validez de
las estrategias que permitan aumentar la producción y sortear
las restricciones que sobre ésta le
sean dictadas por organismos
supranacionales, son solo una pequeña parte del hecho político e,
importantes como pudieran ser,
al mencionarlas se invita al análisis de otras facetas que pudieran
ser más trascendentes.
Una de tales facetas es la política de diversificación de productos (y mercados). En teoría, el
máximo retorno se obtiene de la
venta de derivados muy refinados
con alto valor económico; es decir, mayor valor agregado. En la
práctica no hay mercados para
acomodar toda la producción
transformada en tales productos.
Por ello, el óptimo negocio es
vender una “cesta” de opciones
que permita maximizar la producción hacia el más amplio
mercado posible. El balance entre
diversificar productos, minimizar
intra-competencia y maximizar
retornos, es la prueba de fuego
de una gerencia exitosa.
Otra faceta del hecho político
que debe ser traída a colación es
la controversia generada entre la
182
gerencia petrolera y el Jefe del
Estado, que se inició con el establecimiento en Venezuela de la
Quinta República. La confrontación, recrudecida en abril y diciembre del 2002, y que hizo
eclosión con el despido de la
mitad de los empleados de esa
industria en febrero del 2003,
fue justificada ante la opinión
pública por exagerados salarios,
cuestionables prebendas o falta
de transparencia funcional de la
empresa. Sin embargo, es obvio
que el trasfondo de la controversia fue otro. Detrás de una acción de tamaña envergadura estaba el interés de lograr imponer
un control absolutista y autoritario sobre un conglomerado industrial que había sido diseñado
para tener un alto grado de autonomía funcional.
Es allí donde entra en escena
el desmantelamiento del INTEVEP, el centro de desarrollo tecnológico de la industria petrolera
venezolana (Interciencia 28: 65,
2003). Una acción que fuera justificada por el Ejecutivo ante la
participación de muchos de los
miembros de la organización en
el llamado “paro petrolero”. Tres
cuartos de la fuerza de investigación responsable de producir el
capital tecnológico e intelectual
de una empresa energética de dimensión global fue despedida en
un solo día. ¿Por qué?
No es posible concebir que la
dirigencia política pensase que
profesionales tan especializados
debían salir del ámbito de la
ciencia y tecnología porque sus
investigaciones no respondían a
las necesidades nacionales,
como se pretendió argüir. En
primer lugar, los desarrollos que
llevaban a cabo eran precisamente los que se asumen necesarios, como las investigaciones
sobre la explotación sustentable
de la faja petrolífera del Orinoco. En segundo lugar, si los esfuerzos de desarrollo estuvieran
mal encaminados, estos pudiesen
ser reorientados y, en tercer lugar, es simplemente criminal
desmantelar lo que había tomado tantos años y esfuerzos construir y ensamblar. En efecto, el
desarrollo del INTEVEP en un
exitoso instituto de investigación
es, sin duda, un hito sin precedente en nuestra región; toda
una cruzada gerencial y académica con dimensiones de epopeya. La más plausible explicación
para ese “tecnocidio” es, desafortunadamente, la más rechazable: pura y simple purga ideológica para eliminar el disenso
político.
Dentro de ese marco referencial, cargado de connotaciones
políticas, se inscribe el asunto
Orimulsión. Cuando los cuadros
técnicos de INTEVEP fueron pasados a un estado de sospecha,
era de esperarse que el producto
bandera que ellos habían desarrollado también fuese sometido a
cuestionamiento. Después de
todo, el triunfo de una organización es consubstancial con el éxito de su gerencia.
Si como sostiene Mommer, el
problema de Orimulsión era uno
de precios, sólo bastaba reformular los contratos de suministro
para alcanzar mejores condiciones de comercialización del producto. Empero, precios no lo es
todo, y menos en una estrategia
de diversificación de productos y
mercados. En efecto, lo que se
pierde por la venta de Orimulsion (o en el caso extremo de la
cesación de su comercialización),
no parece que pueda ser compensado por la captura de nuevos
mercados para un producto de
tan baja calidad como nuestro
fuel oil residual. En ausencia de
Orimulsión, las usinas que lo
usan como combustible en Canadá, Italia o China (por no mencionar otros mercados que iban a
hacerlo), se verán forzadas a migrar hacia otras fuentes energéticas menos contaminantes como
el gas natural.
También es poco probable
que la decisión de minimizar la
producción de Orimulsión encontrará compensación en la co-
mercialización de crudos pesados y extra pesados “mejorados”
mediante su mezcla con otros
de calidad superior. Las reservas
de crudos de baja calidad en la
faja del Orinoco, al ser comparadas con las ínfimas reservas de
petróleo liviano, rinden insostenible a semejante estratagema.
Además, si el objetivo es maximizar ingresos, el proceso de
mejoramiento no pareciera ser
el más indicado; mejor negocio
es vender el barril de Mesa 30
y ahorrarse los costos de extraer el casi-bitumen del Orinoco. No obstante, como hipótesis
es tan útil para un cálculo del
precio de comercialización de la
Orimulsión como lo puede ser
el equivalente energético de carbón mineral. La escogencia entre un valor u otro, sin embargo,
es una decisión de Política de
Estado.
El trasladar responsabilidad a
quienes desarrollaron Orimulsión
o a los encargados de su comercialización no es justo, ya que
esa materia ha sido y es exclusiva competencia del Ministerio de
Energía y Minas, un órgano eminentemente político al que obviamente se le escapó de su control
el asunto. Ante la unilateral y
sorpresiva decisión de desfasar a
Orimulsión del mercado, se ha
debido brindar mayores consideraciones a contratos y posiciones
en el mercado. Si bien nunca es
tarde para remendar el capote, no
conviene resentir asociaciones de
vieja data. Conductas como estas
no promueven nuestra imagen
como proveedor estable y confiable. De hecho y muy probablemente, ¡la han afectado seriamente!
Para finalizar, cabe mencionar
que el costo de Orimulsión es
muy diferente a su valor. En este
orden de ideas, valdría la pena
cuantificar los beneficios complementarios que el INTEVEP y
sus desarrollos le han dado al
país y, en general, a todos los
que hacemos ciencia y tecnología, aquí y allá.
APR 2004, VOL. 29 Nº 4
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