Monografía Curso de Capacitación Docente en Neurociencias Alumno: Adrián Nuñez www.asociacioneducar.com Mail: informacion@asociacioneducar.com Facebook: www.facebook.com/NeurocienciasAsociacionEducar ¿QUÉ DEBEMOS SABER LOS DOCENTES PARA TRANSFORMAR LA INFORMACIÓN EN CONOCIMIENTO? La doctora Judy Willis de EEUU, expresa que si bien todo cuanto aprendemos, llega a nuestro cerebro por medio de los sentidos, el mismo no está facultado como para procesar millones de bits de información sensorial, que de alguna manera lo atosigan cada instante. Esto se debe a que existen ciertos filtros, los cuales de alguna manera, nos protegen de ese exceso de información y seleccionan lo relevante para nuestra supervivencia. Pero, hay buenas noticias: los educadores podemos poner en práctica ciertas estrategias tendientes a atraer la atención de los educandos. Para ello, debemos tomar en cuenta que el estado emocional de los estudiantes, juega un rol preponderante en el proceso de aprendizaje, resultando fundamental propiciar a que existan bajos niveles de estrés, para alcanzar una selección cognitiva significativa. Algunas estrategias pueden ser: la novedad, la sorpresa, la predicción, los intereses individuales, la anticipación positiva, etc. Sistema activador reticular ascendente (SARA), amígdala y dopamina, constituyen conceptos claves en el proceso de aprendizaje y para ser tenidos en cuenta en nuestra Planificación y trasposición didáctica. Precisamente, podemos decir que, una enseñanza exitosa consiste en controlar la información que transcurre a través del SARA, que la misma sea útil y se transforme en conocimiento y alcance las redes neuronales cognitivas. Debido que el SARA recoge las variaciones del medio, podemos contribuir para con los educandos y el aprendizaje, a través de cambios en los estímulos sensoriales (tales como: cambios en la voz, en el ritmo, en el movimiento, tamaño, etc). También es estimulante para nosotros, docentes, saber que tanto el SARA, como otros filtros afectivos, se pueden emplear positivamente: poniendo en práctica actividades que sostengan la atención y el interés, desechando entonces aquellas que generen frustración, exceso de información y el consiguiente aburrimiento. Pero más aún, conociendo el funcionamiento del SARA, los educadores podemos propiciar donde se enfoca la atención de los educandos recurriendo a una estrategia que no puede faltar en el logro de aprendizajes significativos: el aprendizaje multisensorial, la motivación por el deseo del logro y la creatividad en nuestras trasposiciones didácticas. Podemos decir que la sumatoria SARA+ Amígdala, es decir lograr actividades que contengan bajo nivel de riesgo y estrés, puede ayudar que el cerebro se enfoque en aquella información que pretendemos en la actividad educativa. Aquí es preciso hacer referencia a la dopamina, ella constituye uno de los más destacados neurotransmisores del cerebro, es decir posee vital importancia a la hora de transmitir la información a través de las neuronas. Los docentes, si empleamos el potencial de respuesta placentera de la dopamina, podremos incidir de forma positiva en el aprendizaje. La dopamina puede aumentar la atención y consolidar los aprendizajes. Algunas actividades que se asocian a altos niveles de dopamina, pueden ser: la música, el juego, el humor, la novedad, el movimiento físico, la iniciativa, entre otros. Sin duda que, desde nuestra tarea de educadores, también resulta más que importante, conocer y comprender las etapas del aprendizaje, pero también para los educandos. De esta forma, cada una de las partes entenderá los aspectos que vivencia la otra en dicho proceso. Pero además, especialmente para los docentes, nos resulta imprescindible (como lo vivenciamos a diario) comprender los elementos que conspiran contra el aprendizaje de carácter teórico, ellos son: el aburrimiento y la ansiedad. En el primero, existe falta de dopamina, por lo cual el estudiante no encontrará sentido ni motivación por la temática que estamos trabajando; de esta forma los educadores presentaremos una marcada desorientación acerca de cómo lograr la tan importante motivación u interés del estudiante. En la segunda, podemos decir que se da un exceso de la misma. Recordemos además que el SARA es quien determina el estado de alerta y vigilancia en nuestro cerebro, de los seres vivos, pero en nuestra especie, el mismo ha experimentado una evolución, la cual permite trascender más allá de nuestras necesidades para la supervivencia. Esto no quiere decir que SARA, en nuestro caso no se mantenga como una especie de filtro, que está siempre en alerta respecto a los cambios que se procesan en el medio donde transcurrimos; es por ello que, SARA vendría a jugar el papel de tener siempre vigente nuestro nivel de respuesta. Es importante tener en cuenta que para que SARA actúe, debe producirse algún cambio o novedad, por lo que resulta imprescindible que se produzcan estímulos que llamen la atención. El estado emocional tiene gran influencia en la capacidad y conformación del aprendizaje cognitivo, por ejemplo en el caso nuestro, como educadores, cuánto mejor sea el estado de ánimo de nuestros educandos, mayores serán sus capacidades cognitivas. En el mismo contexto y vínculo áulico, podremos contribuir con prácticas más adecuadas y para que se nos active el modo de supervivencia si por ejemplo existe un clima distendido, un salón limpio y ordenado, con un mobiliario y decoraciones que sean agradables y estimulantes, en definitiva un ambiente que transmita seguridad. Los docentes siempre presentamos una marcada preocupación por lograr concitar la atención, para lograr los aprendizajes de los contenidos planificados, pues entonces debemos pensar en estrategias que llamen la atención de los estudiantes. Es así que una táctica efectiva, puede ser trabajar con el factor sorpresa e innovación. Conviene señalar que, distinguimos una atención espontánea (que varía de acuerdo a los estímulos que recibe del medio) y una voluntaria (en la que somos conscientes del empeño que realizamos para mantenernos centrados en un estímulo) que insume gran gasto energético. Además, nuestra capacidad de captar y focalizar la atención es la condición previa a aprender y memorizar. CEREBRO E INTELIGENCIA EMOCIONAL, ESENCIALES EN NUESTRA VIDA COTIDIANA Y DOCENTE En primer lugar, deseo señalar que es muy importante desarrollar la inteligencia emocional; más precisamente, en nuestra labor docente resulta imprescindible y por demás útil el hecho de poseer la capacidad de ser conscientes de nuestras emociones, así como también identificarlas y nominarlas. También es importante reflexionar acerca de como nuestro estado emocional incide en la capacidad de cómo nos vemos o concebimos, lo cual nos permite reconocer las emociones de otras personas, con lo que podremos poseer un manejo adecuado de las relaciones con ellas. Asimismo, creo que aprender sobre nuestro cerebro emocional, nos sirve para expresar nuestras emociones, pero además es relevante conocer el momento, modelarlas y controlarlas. Esto, a quienes nos dedicamos a la docencia nos resulta de infinita utilidad, pues en ocasiones debemos hacer culto a la paciencia y a pesar de los impulsos, nunca debemos olvidar que somos educadores y que predicamos con el ejemplo. Resulta más que interesante al conocer y tomar conciencia sobre la gran variedad de formas en que pueden expresarse nuestras emociones: gestos faciales, actitudes corporales, palabras. Al mismo tiempo, reflexionando, respecto a lo sano que es hablar con otras personas sobre de nuestros propios sentimientos, lo concibo como esencial a la hora de ganar en salud, como una necesidad terapéutica. Vinculado a lo anterior, se me presenta como fabuloso el hecho de poder identificar y sistematizar distintas emociones y las correspondientes características faciales. Creo fundamental el hecho de percatarnos y comprender el significado de la existencia de tantas expresiones de nuestros rostros, siendo como educadores, productivo y potenciador el hecho de poder comprender que emociones y estados de ánimo hay detrás de cada expresión de nuestros educandos. Considero que este, constituye un aspecto más que interesante, puesto que nos ayuda a tomar consciencia de nuestros estados de ánimo, sensaciones, motivaciones, momentos de paz, momentos de stress, entre otros. Esto último, me parece de vital importancia, ya que en nuestras jornadas de trabajo, generalmente interactuamos con cientos de educandos y colegas, cada uno de los cuales también vivencian como nosotros, un torrente de emociones y estados de ánimo. Es por ello que nuestra tarea se enriquece a cada instante, con cada grupo, con cada estudiante. Es así que no puedo evitar preguntarme: ¿Qué sensaciones, qué emociones despierto en cada uno de mis educandos? ¿Propicio con ellas la motivación y estados positivos de placer que favorecen los aprendizajes? Al mismo tiempo, resulta muy impactante, el poder comprobar que cantidad de manifestaciones físicas acompañan dichas emociones, transcurriendo desde sudoración, contractura, algún temblor, hasta distensión y un bienestar general y reparador Humildemente creo que este aspecto, en nuestra tarea docente, adquiere gran significado, pues con solo prestar atención a las expresiones de los educandos, podremos comprender por lo que están pasando, lo cual será de enorme utilidad para nuestra trasposición didáctica y las correspondientes estrategias a implementar. Lo anterior adquiere mayor importancia si esas expresiones son compartidas por gran parte del grupo, lo que nos puede indicar si estamos transitando el camino correcto o por el contrario, si debemos cambiar algo. Asimismo, como educador, me resulta muy útil, el poder identificar y diferenciar las emociones primarias, secundarias, lo que sin duda adquiere un gran valor en nuestra tarea cada vez más compleja. Otro aspecto medular, es el percatarme de la gran cantidad de emociones por la que transitamos en tan solo unas horas y lo que es también interesante: cómo influyen las situaciones y lo contextual en las mismas. Hermanado a lo anterior, resulta asombroso tomar consciencia de cuan heterogéneo y rico es el panorama diario que vivenciamos en cuanto a las emociones, situaciones contextuales que las generan y cuántas respuestas cerebro/somáticas procesamos. Esto último, aparece como algo muy significativo en nuestro mundo laboral, pero en especial en nuestra tarea docente, inmersa en un contexto áulico, por demás rico y variable. También relacionado con la tarea docente, se presenta como revelador, el saber que nuestra UCCM tiene además, la función de premiarnos al obtener ciertos éxitos, lo cual nos motiva para continuar adelante. Claro que, cuanto mayor sea el esfuerzo, mayor será la recompensa y la liberación de dopamina, lo cual es muy útil en la tarea educativa, pues permanentemente intentamos motivar a nuestros educandos. Creo que ello lo hacemos de forma constante y a través de las calificaciones, palabras de elogio, gestos de aprobación, entre otros. De allí, para todos, la necesidad de tener objetivos, metas, sueños y por qué no utopías en nuestro existir. LA EMPATÍA Y SU SIGNIFICADO PARA LOS EDUCADORES Creo que, en una coyuntura cada vez más compleja y dinámica, resulta imprescindible ponernos en el lugar del otro, ser partícipe de las alegrías y sufrimiento de nuestros compañeros de viaje. Claro que con tanto avance tecnológico y pulular de las redes sociales, tenemos muchos amigos, seguidores, conocidos virtuales….Pero, es que nos preocupamos realmente por quienes tenemos a nuestro lado? ¿Nos damos un tiempo para reunirnos, charlar e interactuar cara a cara? Lamentablemente, en esta realidad cada vez más compleja (citando palabras del genial Morin), y tecnológica, muchas veces predomina el individualismo, el “hace la tuya”, la indiferencia ante los problemas de tantos hermanos, por lo que “no hay tiempo” en ponernos en lugar del otro. Me permito expresar que es una capacidad cada vez más imprescindible en el vertiginoso mundo que vivimos, más aún teniendo en cuenta que muchas veces lo que predomina, es el individualismo y la indiferencia hacia el prójimo. ¿Cómo lograr una existencia más humana, solidaria y fraternal sin ponernos en el lugar del otro? ¿Es qué estamos capacitados para trascender nuestro ego y no sentirnos el centro del universo? En referencia a nuestra hermosa labor docente, creo que los educadores no podemos prescindir de esta capacidad, ya que no tratamos con seres inanimados, sino con personas con sentimientos, con tristezas, sueños y alegrías. Además, humildemente creo que, en la actualidad, gran parte de la motivación de los estudiantes pasa por el vínculo afectivo, para lo cual es imprescindible saber lo que sienten los mismos. Claro que resulta más sencilla esta tarea si previamente hemos vivenciado situaciones similares a la de otras personas, pero no es imposible si ello no ha ocurrido, siendo importante en este caso poseer cierta sensibilidad, desde lo que podemos denominar como “toma de perspectiva”, basada en la capacidad de imaginar. Una buena estrategia para dicha toma de perspectiva, reside en estar dispuestos a escuchar apaciblemente las historias de vida de otras personas, lo que en nuestra tarea educadora, equivale a decir los alumnos con los que trabajamos a diario. Claro que para ello es necesario poder hacer un alto, una pausa en este frenético ritmo de vida que llevamos, valorar el momento que vivimos, tomar consciencia de lo importante que somos para quienes nos rodean. Pero también considero esencial que nuestros educandos tengan empatía para con nosotros, sin tener temor alguno de que ellos sepan lo que sentimos, que nos conciban como lo que somos: seres humanos, con utopías, tristezas, preocupaciones como ellos… De todo lo anterior, resulta esencial poseer apertura a lo que nos enseña la neuropsicoeducación aplicada, para de esa forma comprender y mejorar nuestras habilidades empáticas Vinculado a lo antedicho, tenemos el concepto de conducta altruista, la cual debe ser reivindicada, promoviéndose conductas pro supervivencia, que tienen siempre presente a los demás. Creo que, para lograr un mundo mejor, debemos promover en nuestros estudiantes la denominada empatía y la conducta altruista. Coincido totalmente en que con ello contribuiremos a la existencia de personas más realizadas, plenas y felices. CONDUCTA ALTRUISTA Y RESILIENCIA: ACTORES QUE NO DEBEN FALTAR EN EL PROCESO EDUCATIVO Y EN EL CAMINO HACIA LOS SUEÑOS. Precisamente creo que, para los docentes, la conducta altruista, siempre está presente, educando para que nuestros alumnos posean una mejor calidad de vida, siendo conscientes de que con nuestro accionar, contribuimos a que cumplan sus sueños, lo que implica que también se cumplan los nuestros. De allí la importancia de que conozcamos nuestros sueños, lo que deseamos para nuestro destino y podamos ser arquitectos del mismo. Unido a lo anterior tenemos que, practicar la función de retardo de la gratificación, lo cual en la actual coyuntura donde predomina la inmediatez, la incertidumbre, la realidad líquida (siguiendo el planteo de Vaumann), resulta un tanto complicado promover en los educandos (más aún en ellos, cada vez más imbuidos en una realidad virtual e instantánea, y orientada hacia la satisfacción rápida a través del consumismo). Pero lejos de abrumarnos, esta realidad, debe motivarnos para fomentar en los estudiantes valores tales como el perseverar, el tener proyectos de vida, utopías y especialmente el dejar todo en la cancha para alcanzarlos. Es por ello que, el ver el futuro tiene gran relevancia, ya que dicha capacidad nos mostrará las derivaciones de nuestro accionar, sea en el mediano o largo plazo y de esa forma, al tomar consciencia trabajar en pro de los cambios necesarios. Coincido plenamente, con la filosofía de este Curso, que en ese transitar hacia los sueños, se debe priorizar el crecer como personas, el sentirnos realizados y felices con nosotros mismos. Hermanado a lo anterior, tenemos a la perseverancia como principal protagonista, constituyendo ella una de las funciones más elevadas de nuestra UCCM, puesto que la templanza que ella nos brinda, nos permitirá sortear dificultades, seguir adelante, tomar más energía, en definitiva poseer esa actitud porfiada de no detenernos en el camino hacia nuestros sueños. Esto no resulta posible, sino poseemos fe en nuestras posibilidades, en nuestras cualidades, lo cual exige una actitud mental positiva en lo que somos capaces de hacer y un conocimiento cabal de nosotros mismos, con todo lo que ello implica. Podemos vincular a la inteligencia emocional, la lucha por la supervivencia y el transitar hacia los sueños y la empatía, con la resiliencia, que juega un rol no menos fundamental. Entendemos por la misma, como la capacidad de seguir adelante a pesar de las dificultades, pero más aún, el hecho de fortalecernos ante la adversidad. Como antes señalamos, asistimos a una realidad cada vez más compleja, que sin duda vivenciamos en nuestros Centros Educativos, en la aulas, lo que genera desafíos, tanto a los docentes como a los educandos. Si a ello le agregamos la realidad personal que nos toca vivir a cada uno, sin duda que, en mayor o menor medida, todos debemos ser resilientes. Las dificultades que deben enfrentar nuestros alumnos son múltiples, referidas al aprendizaje, a su familia, a la salud, etc. En países dependientes como los nuestros, supeditados a los vaivenes económicos coyunturales, vemos muchas veces como nuestros alumnos presentan problemas referidos a su alimentación, vestimenta, transporte, entre otros, que conspiran contra su permanencia en el Centro Educativo y resultados académicos. Es por ello que debemos potenciar al máximo la empatía, para que con ella contribuyamos a potenciar la resiliencia, acompañando, alentando, motivando a nuestros educandos en el camino hacia sus sueños. Alejados de posturas mesiánicas, debemos ser cada día más conscientes de que lo que hacemos o dejamos de hacer puede resultar vital para el futuro de nuestros alumnos. Sin poder desprenderme de mi rol de educador, creo esencial en mi tarea, el poder colaborar en mis educandos, que sus creencias, persistan en el tiempo, se fortalezcan y se vuelvan convicciones. Claro que como educadores, no podemos eludir la responsabilidad de contribuir a generar en los alumnos proyectos e ideales que involucren a quienes los rodean, para de esa forma lograr un mundo más justo, humano y fraternal. Con todo cariño, para los que creen en las utopías y para los que ayudan a creer en ellas. BIBLIOGRAFIA: Nota importante: La bibliografía empleada para el presente trabajo, la constituye esencialmente, todas las clases del Curso, así como también los distintos sitios web recomendados y la bibliografía complementaria recomendada en cada clase por el Equipo Académico del mismo.