Edición francesa: Revue internationale des sciences sociales (ISSN 0304-3037), Unesco, Paris (Francia). Edición inglesa: International social science journal (ISSN 0020-8701), Unesco, Paris (Francia). Edición árabe (selecciones trimestrales): Al-Madjalla al-Dawaliyya lil-'Ulüm ul-Idjtima'iyya, Unesco Publications Centre, 1 Talaat Harb Street, Tahrir Square, El Cairo (Egipto). Temas de los próximos números L a historia como ciencia social Imágenes del m u n d o Nota importante: Se llama la atención de los lectores sobre la modificación introducida m á s abajo respecto de la reproducción y la traducción de los textos publicados en esta Revista y cuyos derechos son propiedad de la Unesco. Precio y condiciones de suscripción [A] Precio del número: 25 F Suscripción: 1 año, 84 F 2 años, 135 F Se ruega dirigir los pedidos de suscripción a los agentes de ventas de la Unesco (véase la lista), quienes podrán indicar las tarifas en moneda local. T o d a comunicación de cambio de dirección debe ir acompañada de la última banda de expedición. Imprenta de Presses Universitaires de France, V e n d ô m e . © Unesco 1981 Redactor jefe: Peter Lengyel Redactor jefe adjunto: Ali Kazancigil Corresponsales Bangkok: Yogesh Atal Belgrado: Balsa Spadijer Buenos Aires: Norberto Rodríguez Bustamante Canberra: Geoffrey Caldwell Colonia: Alphons Silbermann Delhi: André Béteille El Cairo: Abdel M o n e i m El-Sawi Estados Unidos de América: Gene M . Lyons Londres: Cyril S. Smith México: Pablo González Casanova Moscú: Marien Gapotchka Nairobi: Chen Chemutengmende Nigeria: Akinsola Akiwowo Ottawa: Paul L a m y Singapur: S. H . Alatas Tokio: Hiroshi Ohta Los artículos firmados expresan las opiniones de los autores y no necesariamente las de la Unesco. Se pueden reproducir y traducir los textos publicados (excepto las ilustraciones y cuando el derecho de reproducción o de traducción esté reservado y señalado por la mención " © autor(s)") siempre que se indique el autor y la fuente. Toda correspondencia relativa a la presente revista debe dirigirse al redactor jefe de la Revista internacional de ciencias sociales, Unesco, 7, place de Fontenoy, 75700 París revista internacional de ciencias sociales Revista trimestral publicada por la U n e s c o , París Vol. X X X I I I (1981), n.° 3 L a tecnología y los valores culturales Introducción Andrew Robertson Las innovaciones tecnológicas y su repercusión social 471 Werner Ackermann Los valores culturales y la selección social de la tecnología 489 Dieter Ernst Kazimierz Kopecki Ken Newcombe A. Rahman L a política tecnológica de la autosuficiencia: algunos puntos esenciales 510 El caso de la energía nuclear 526 Evaluación y programación de tecnologías: ejemplos de Papua Nueva Guinea 542 Interacción entre ciencia, tecnología y sociedad: perspectivas históricas y comparadas 557 Tribuna libre David Schweitzer Teoría e investigación de la alienación: tendencias, aspectos polémicos y prioridades 573 El ámbito de las ciencias sociales György Rozsa Cooperación europea en materia de información y documentación sobre ciencias sociales: un proceso en maduración 613 Servicios profesionales y documentales Calendario de reuniones internacionales 623 Libros recibidos 627 Publicaciones recientes de la Unesco 631 ISSN 0379-0762 L a tecnología y los valores culturales Introducción Las innovaciones tecnológicas y su repercusión social Andrew Robertson El progreso tecnológico, en tanto que elemento básico, junto a los factores capital y trabajo, ha sido visto durante cierto tiempo c o m o esencial para el crecimiento económico. Consecuentes con esta creencia amplia y generalmente aceptada, los gobiernos de países desarrollados o en desarrollo han asignado recursos para la investigación y el fomento tecnológico, con resultados diversos. A menudo se han producido innovaciones beneficiosas, a corto y a veces también a largo plazo, así c o m o han surgido perjuicios imprevistos, por lo común a plazo m á s dilatado. Según palabras de François Hetmán, en un trabajo publicado en esta Revista en 1973 [vol. X X V , n.° 3, p . 265], " u n proceso de previsión, análisis y ¿valuación de futuros tecnológicos socialmente deseables y políticamente aceptables" ha llegado a ser, con toda evidencia, u n tema de urgente consideración internacional1. Desde elfinalde la guerra de 1939-1945, se han expresado frecuentemente temores respecto al futuro de la sociedad humana bajo el apremio del progreso tecnológico. Se dice que fue un ejecutivo de la Ford Motor C o m p a n y quien acuñó la palabra "automation" (automación, síntesis de automático y mecanización) a comienzos de la década de 1950. E n 1955 hubo u n prolongado debate en el Congreso de los Estados Unidos de América, en el cual se expresó una gran inquietud ante la posibilidad de u n desempleo masivo c o m o consecuencia del advenimiento de la denominada "fábrica automática". Siete años después se comunicaba a la administración Kennedy que, de los 6 500 000 de desempleados Andrew Robertson forma parte del cuerpo docente del Polytechnics of Central London, en la cátedra de estudios de administración (35, Marylebone Road, Londres NWl 5LS). Anteriormente relacionado con la Science Policy Research Unit de la Sussex University, ha publicado numerosos trabajos sobre los problemas de la administración, organización industrial e innovación tecnológica. Este articulo refleja parcialmente las deliberaciones de un simposio sobre las innovaciones tecnológicas y su repercusión social convocado en Bonn (República Federal de Alemania) conjuntamente por la Unesco y la Comisión Nacional Alemana ante la Unesco, del 10 al 14 de noviembre de 1980. El informe final se ha publicado como documento de la Unesco S S - 8 0 / C O N F . 8 0 4 / 1 1 , con fecha 16 de febrero de 1981, solamente en inglés. Rev. int. de dene, soc, vol. XXXIII (1981), n.° 3 472 Andrew Robertson que había en los Estados Unidos de América, dos millones eran víctimas de la automación. El presidente Kennedy instituyó u n comité asesor especial para estudiar el problema. E n su declaración de principios figuraba el siguiente objetivo: " L a consecución del progreso tecnológico sin sacrificio de valores humanos exige una combinación de acción privada y pública, concorde con los principios de una sociedad libre." Las referencias a la intimidad y a la libertad no pueden eclipsar el hecho de que es preciso contar con una legislación y la coerción pública para contrarrestar los efectos adversos del cambio tecnológico que la sociedad industrial ha padecido, por ejemplo, las lesiones e invalidez de trabajadores por accidentes con la maquinaria, las enfermedades causadas por el empleo de sustancias tóxicas (hasta hace poco tiempo no se habían descubierto los efectos perjudiciales del asbesto azul), la descalificación de puestos de trabajo, y, en los años de postguerra, la extinción de sectores enteros.de la industria, con los consiguientes problemas de empleo regional. A d e m á s , se presenta el permanente conflicto de intereses entre, por u n lado, la eficiencia y la rentabilidad económica del "ahorro de m a n o de obra" y, por otro, la resistencia al cambio tecnológico introducida por la fuerza de trabajo organizada, que intenta disminuir o al menos hacer m á s lento su ritmo a fin de preservar los puestos de trabajo y proteger a los obreros calificados contra el desempleo tecnológico. L a recesión mundial, que ha creado desempleo en todos los países industriales en distintas proporciones, ha tendido a enmascarar el desempleo generado por los avances tecnológicos. Pero, los dirigentes sindicales conocen más que de sobra la erosión de los puestos de trabajo de sus afiliados en determinados sectores de la industria, c o m o en el de las artes gráficas del Reino Unido. L a lucha por introducir la "nueva tecnología" en Fleet street ha durado años, hasta el punto de que la tecnología propuesta dista m u c h o ya de ser nueva. L a composición e impresión de los periódicos ingleses se lleva a cabo con instalaciones y maquinarias de casi u n siglo de antigüedad, en cuanto a su diseño. El metal de impresión se funde y luego se moldea formando líneas de composición en máquinas de linotipia. El tipo es de una sola pieza, y las correciones exigen volver a componer la línea entera. Estas líneas se reúnen en columnas verticales o galeradas, que posteriormente se encajan y sujetan en una matriz metálica. U n a hoja de papel acartonado especialmente preparada para estereotipia se ablanda, remojándola, y se aprieta contra el tipo, se endurece luego en el horno y se utiliza c o m o molde con el que se forman los semicilindros de composición empleados en las rotativas. Es éste u n proceso largo, arduo y en ocasiones peligroso. L a nueva tecnología, que utiliza composición mediante computadora, fotografía e impresión en offset, es u n proceso m u c h o m á s corto, con menos margen de error, mayor facilidad para las correcciones, silencioso (excepto las prensas de web-offset) y exentó de peligros. Pero, al ser una tecnología m á s perfeccionada, puede implicar que no hagan falta ya los componedores (operadores de linotipia Las innovaciones tecnológicas y su repercusión social 473 y monotipia), porque los textos de edición y publicidad podrían ser tecleados directamente por redactores y periodistas, valiéndose de pantallas en las que se controla visualmente su composición. Algunos periódicos regionales han demostrado ya las ventajas de las nuevas técnicas en cuanto a la reducción de costos, pero los sindicatos de las artes gráficas, parapetados e inmóviles en sus posiciones, parecen preferir el riesgo de cierre total a negociar la introducción del "tecleado único". E n efecto, el grupo de periódicos de The Times cerró durante casi un año en 1979-1980 para presionar sobre los sindicatos. Esta medida desesperada fracasó, y hoy la sociedad matriz, T h o m s o n Newspapers, ha vendido el grupo a Rupert Murdoch, el multimillonario editor de prensa australiano. Se esperaba que The Times y The Sunday Times, con los tres suplementos semanales, cerrasen y dejasen sin trabajo a unos cinco mil hombres y mujeres calificados, con escasas perspectivas de encontrar otro puesto de trabajo en una industria declinante, suerte que han corrido ya otros cientos de miles de trabajadores del ramo en el Reino Unido y en otros países industriales. G o m o ya hemos visto, el problema del "ocio forzoso", o desempleo, fue previsto hace treinta años en Europa y en los Estados Unidos de América, pero no se introdujo ningún tipo de política nacional concertada ni de programas para hacer frente a la eventualidad. L a previsión técnica n o se inició a escala significativa hasta la década de 1960, con el resultado de que numerosos jóvenes terminaban sus estudios en profesiones y especialidades que ya no serían necesarias diez o veinte años después, cuando tuviesen familia y cargas económicas. Verdad es que la política económica del Estado-providencia ha contribuido a amortiguar los peores efectos materiales de ese paro forzoso, pero, para un trabajador especializado, encontrarse con que toda su formación y experiencia profesional se ha tornado inútil es una tragedia de por sí, y una tragedia que podría evitarse. Adaptar a las necesidades de la industria las cifras y niveles de especializaron de la fuerza de trabajo nacional forma parte de la política económica inglesa desde la década de 1960, así c o m o la creación de consejos de capacitación industrial y el fomento de la planificación de la m a n o de obra. Pero hay que reconocer que estos esfuerzos no han conseguido eliminar el desempleo estructural, en parte por falta de visión de los políticos y gobernantes, y en parte también por la rápida aceleración del cambio tecnológico: de la mecanización al control automático (automación y cibernética), pasando por el control mediante computadora hasta llegar al microprocesador. E n u n esfuerzo por dominar y dirigir el cambio y su repercusión sobre el empleo en la sociedad industrial, el Consejo de Capacitación para la Industria de Construcciones de Ingeniería del Reino Unido patrocinó casi diez años de investigación en el Centro de Estudios de Ciencia Política de la Universidad de Sussex. Algunos resultados se han publicado recientemente en la obra Microelectronics and the engineering Industry*. Lás conclusiones generales señalan la necesidad de llevar a cabo encuestas y previsiones amplias y permanentes respecto a las \ 474 Andrew Robertson , necesidades de formación profesional y a la futura escacez de m a n o de obra calificada en u n vasto abanico de sectores industriales,, no solamente en el Reino Unido. E n u n estudio análogo, Rothwell y Zegfeld, en su obra Technical change and employment3, ponen de relieve que mientras elcontrol automático tuvo su principal impacto en las industrias de transformación y de montaje, el llamado micro-chip es m u c h o m á s penetrante yflexible,y en consecuencia amenaza con eliminar personal y puestos de trabajo en todos los sectores de la industria. Aparentemente, la difusión de sus aplicaciones se hará rápidamente, dejando poco tiempo para adecuar la distribución de la fuerza de trabajo, para la capacitación y la reconversión, así c o m o para poner en marcha medidas contra el desempleo socialmente aceptables. Por estas razones, la Comunidad Económica Europea ha destinado grandes sumas de dinero a la investigación sobre las aplicaciones y la repercusión social de la "revolución" de los microprocesadores. U n informe de 1976 sobre la innovación técnica en la República Federal de Alemania, patrocinado por. la Fundación Anglo-Alemana para el Estudio de la Sociedad Industrial, afirma que en ese país existe una tendencia a tratar las innovaciones fundamentalmente c o m o cuestiones sobre las cuales la dirección de las empresas ha de decidir. Weltz y Schmidt, los autores, parecen haber descubierto que, en tales circunstancias, la decisión de emplear una nueva tecnología es tomada a nivel de consejo de dirección, puesta en ejecución por la gerencia, y sólo cuando la innovación propuesta está en curso se comunican las consecuencias al personal. Éstas, precisamente, implican reducciones de plantilla y reorganización, que traen consigo una auténtica degradación de individuos y cargas de trabajo suplementarias para los que siguen en la empresa en su nivel anterior. L a nueva contratación de personal consiste en adquirir especialistas con conocimientos profesionales que anteriormente no existían en la empresa. Suele propiciarse alguna reconversión, pero los que no tienen la fortuna de ser seleccionados para seguir el oportuno cursillo, bastante probablemente, tarde o temprano, se verán despedidos. Es típico que tales cambios acontezcan generalmente en tiempos de recesión grave, cuando la fuerza de trabajo organizada se halla en su punto más débil; pero en periodos de recuperación económica sucede a la inversa4. Senker y Swords-Isherwood aseguran que la planificación de la m a n o de obra, aun en sus formas más simples, es menos frecuente en las empresas británicas que en las sociedades multinacionales establecidas en el Reino Unido. U n a de las consecuencias de este hecho es que las empresas británicas de mayores dimensiones pueden llegar a encontrarse con una fuerza de trabajadores calificados ya maduros, a menudo difíciles de reconvertir, y con el problema concomitante de las dificultades de contratación de nuevo personal, a m é n . d e los onerosos gastos ocasionados por la fuerza laboral supérflua y la jubilación anticipada. Y añaden: " L a importancia de esta omisión de planificación de la m a n o de obra es filosófica Las innovaciones tecnológicas y su repercusión social 475 y práctica. Viene en realidad a ilustrar que los problemas relativos a la m a n o de obra se consideran marginales y secundarios con respecto a los objetivos principales de la empresa. Esto contrasta m u y señaladamente con el enfoque de las sociedades japonesas, en particular, que engloban todos los aspectos del ejercicio de planificación. E n las grandes compañías japonesas, la m a n o de obra es rigurosamente planificada dentro de las trabas impuestas por las garantías del empleo vitalicio (aunque sólo para los varones)."6 Esas compañías no confían tampoco la capacitación profesional a u n departamento especializado. Se la considera de "importancia vital y básica" para la empresa, demasiado importante para ser reducida a u n nivel inferior de estatus y de poder del que disfrutan los mandos superiores de la compañía. L a similitud entre las actitudes de las empresas inglesas y alemanas respecto a la cuestión de la m a n o de obra merece u n examen m á s detenido, y debiera también ser comparada con otros países europeos. Al desdeñar el problema a largo plazo que presenta la repercusión del cambio tecnológico sobre la población activa, la política de la empresa parece ir en contra del bienestar económico nacional, pero; ¿qué alternativas existen para reducir este conflicto de intereses? U n autor norteamericano, Paul Dickson, en su obra The work revolution", ha indicado ya algunas alternativas posibles que tienen m u y dignos antecedentes históricos. L a semana laboral reducida es, a fin de cuentas, u n tema todavía puesto en duda por algunos, pero con una historia de generaciones de negociación entre patronos y. empleados. L a jornada de ocho horas y la semana de cinco días son > comparativamente nuevas, al igual que las vacaciones pagadas de dos o tres semanas, pero hubo que luchar denodadamente por ellas antes de que se comprobara que la fatiga industrial es contraproductiva, y que el trabajador descansado produce m á s y sufre menos accidentes que el sobrecargado de trabajo. Tal vez sea la ética protestante, o su equivalente en otros términos de moral, lo que hace que el aumento del tiempo de ocio parezca indeseable, " m a l o " en cierto sentido, o incluso pecaminoso. Los historiadores sociales nos dicen que desde el advenimiento del reloj la sociedad h u m a n a ha estado regida por el tiempo, y que el hábito de los periodos regulares de trabajo tomó profundo arraigo en las comunidades industriales. M á s aún, el estudio y la organización científica de los tiempos de trabajo (taylorismo) impuso a la fuerza laboral una disciplina todavía más estricta. Otro impedimento para la reducción de los periodos de actividad productiva es la resistencia de las organizaciones sindicales al "reparto del trabajo" . N o obstante, Dickson da numerosos ejemplos de tentativas realizadas en los Estados Unidos de América para introducir métodos que permitan extender el trabajo disponible, repartiéndolo entre la fuerza laboral existente, c o m o u n medio de evitar, o por lo menos de aliviar, el desempleo estructural o tecnológico. La firma Motorola ha introducido la "semana laboral comprimida", con el beneplácito de sus obreros y personal, o sea una semana de tres días y treinta y 476 Andrew Robertson seis horas, trabajadas en tres turnos diarios para aprovechar al máximo el rendimiento de los talleres. Algunas empresas que han adoptado tales métodos han podido incluso anunciar aumentos de la productividad c o m o consecuencia directa dé los mismos, ya que, al parecer, el mayor tiempo de ocio depara beneficiosos resultados en términos de u n mayor esfuerzo y una superior eficiencia, lo que desde luego n o constituye ninguna sorpresa para los promotores de las escuelas de relaciones humanas y psicología ocupacional. Y a en 1972 la American Management Association llevó a cabo una encuesta entre ciento cuarenta y tres sociedades industriales que habían introducido una semana de cuatro días, comprobando que el ochenta por ciento de ellas se hallaban en posición de comunicar "mejoras en los resultados de la empresa" c o m o consecuencia directa de dicha medida 7 . Entre las ventajas de la semana laboral reducida se cuentan, según confirman los datos obtenidos por la Oficina de Estadísticas Laborales de Washington, una disminución del ausentismo, moral más alta y mayor eficiencia, junto con una reducción en los costos de producción ocasionada por un menor desperdicio de material y por el hecho de que salen menos productos defectuosos. El Departamento de Trabajo de los Estados Unidos de América ha comentado que la fatiga industrial, y sus efectos sobre los accidentes de trabajo y la productividad, sigue siendo u n "factor desconocido", y esto aún al cabo de medio siglo de desarrollo de la psicología ocupacional y de las investigaciones, desde los célebres experimentos de Hawthorne al auge de las escuelas de relaciones / humanas. Para nivelar el cuadro es preciso añadir que Dickson también manifiesta que algunas empresas del grupo A M A registraron u n aumento en los costos por efecto de la semana reducida, por confusión respecto a las horas de trabajo por parte de los clientes, abastecedores y servicios de transportes, de suerte que los beneficios obtenidos por la contracción del trabajo no fueron ni mucho menos automáticos. D e una muestra de mil quinientas empresas.que probaron de introducir la semana laboral reducida, aproximadamente un cuatro por ciento volvieron bastante pronto a la semana de cinco días. Se dice que esta cifra puede haberse duplicado en la actualidad. A u n así, parecería que la mayoría de las empresas han hallado la semana reducida no sólo rentable, sino también socialmente beneficiosa. Éste es un mérito que hay que reconocer a los empresarios que, sin echar en olvido los beneficios, son inteligentes y tienen imaginación. E n comparación, no es m u c h o lo que se sabe sobre las iniciativas de los trabajadores. L a relación persona humana/tecnología ha sido examinada por un teenólogo inglés qué es al mismo tiempo agente sindical. E n esta obra, curiosamente titulada ¿Arquitecto o abeja?3 (en referencia al Capital de Marx, donde este autor compara la perfección automática con la que la abeja construye su celdilla con los planos abstractos y deliberadamente meditados de un arquitecto humano) Cooley, su autor, enfoca el problema del desempleo tecnológico desde el punto de vista del trabajador capacitado en alta tecnología, y menciona específicamente el experimento conocido Las innovaciones tecnológicas u sy repercusión social 477 c o m o Combine Shopstewards' Committee de la compañía Lucas Aerospace, llevado a cabo en alianza con C A I T S , el Centro para la Promoción de Sistemas Industriales y Técnicos Alternativos, vinculado al Polytecnic of North London. Cooley admite que las sucesivas olas de progreso tecnológico han liberado en muchos casos a los seres humanos de la rutina, la fatiga, las tareas monótonas y tediosas; pero, con harta frecuencia y cada vez en mayor medida, este progreso ha deparado a algunos la "libertad de n o hacer nada", desde el momento en que la pericia y el saber profesional que habían adquirido pasa a ser un dominio de las máquinas. Las máquinas trabajan más aprisa, con mayor exactitud en tarcas repetitivas, m á s estable y fluidamente que los operarios humanos, y nunca se cansan, aunque pueden averiarse. El ya bien conocido resultado de todo esto es que una fuerza de trabajo altamente calificada (operadores de máquinas, talladores de herramientas, etc.) se ve paulatinamente reducida al extremo de que un puñado de individuos basta para vigilar los tableros de control y otro puñado para atender al mantenimiento. Cooley advierte que la computadora es el vehículo de u n nuevo y m á s estricto taylorismo, con treguas para el descanso corporal medidas en segundos. El hombre es dirigido por la máquina más rigurosamente que antes. Esta mayor intensidad de trabajo no sólo acelera el decaimiento físico de los operarios (una empresa inglesa de automóviles intentó llegar a u n acuerdo con el sindicato para no contratar hombres de más de treinta años porque su tiempo de vida eficaz en la línea de montaje es sólo de diez años), sino que torna progresivamente obsoletas su especialidad y experiencia profesional. C o n tal ritmo de cambio, la educación escolar o universitaria de una persona, y su posterior formación profesional, quedan desbordadas, de suerte que debe renunciar a una proporción cada vez mayor de su tiempo para n o quedarse atrás, y esto suponiendo que su capacidad de aprender no disminuya con la edad. Cooley cita el caso extremo del físico cuya formación lleva ahora tanto tiempo que a los veinticuatro años de edad es ya demasidado viejo para resolver los problemas m á s recientes de su ciencia. Quizá para el trabajador de la industria de la ingeniería no rijan estas condiciones tan drásticas, pero las crecientes exigencias de la relación hombre-máquina le obligan a una desaceleración de su actividad a una edad m á s prematura que antes. L a concentración de capital resultante de la eliminación de m a n o de obra en favor de la automación puede ser sumamente rentable. Cooley da el ejemplo de la compañía General Electric de Inglaterra, que redujo su plantilla de 260 000 empleados en 1968 a 200 000 hacia mediados de la década de los setenta, con lo que sus beneficios ascendieron de 75 a 105 millones de libras esterlinas. Cita este autor las palabras del presidente de esa compañía, quien expresa: "los seres humanos son c o m o la g o m a , cuanto m á s se la fuerza m á s se estira", a lo que añade que él n o es u n hombre "especialmente malvado" 8 . L a opinión de que para que una economía pueda seguir siendo competitiva debe darse prioridad a los beneficios sobre las consideraciones de carácter h u m a n o , es aún m u y corriente. Así, la innovación tecnológica y su impacto económico traen consigo implicaciones I I / 478 Andrew Robertson sociales que todavía no han sido enfrentadas de lleno por los gobiernos de los países desarrollados, aun cuando hace cincuenta años o m á s que están previstas. ¿Tiene el experimento de la Lucas Aerospace, sobre el que escribe Cooley, una solución que ofrecer a este problema, a este conflicto de intereses? Dicho experimento surgió c o m o resultado de la racionalización llevada a cabo en esa compañía, a raíz de la contracción que tuvo lugar en la industria aerospacial inglesa durante la década de 1970. El Combine Shopstewards' Committee se constituyó para asociar y reunir, con miras a la ayuda y al beneficio mutuos, las competencias y aptitudes prácticas de los operarios de los talleres y la capacidad analítica de los científicos y tecnólogos. Posteriormente, ambos grupos se aliaron con trabajadores de compañías similares que habían trabajado en la industria aeronáutica, y en especial en el proyecto del avión supersónico Concorde. E n la Lucas Aerospace se habían llevado a cabo tentativas de contener el desempleo tecnológico y el traslado de trabajadores de puestos destinados a desaparecer, mediante tácticas de resistencia habituales, tales c o m o huelgas de brazos caídos, ocupaciones del lugar de trabajo, y otras campañas parecidas. Pero alfinal,la mejor solución pareció hallarse en la unión de los propios trabajadores de todos los niveles para producir, n o los conocidos productos de alta tecnología para los que evidentemente estaba decayendo la demanda, sino aparatos de tecnología inferior, socialmente útiles y vendibles, c o m o u n sencillo vehículo autopropulsado para niños minusválidos, equipo e instalaciones médicas para hospitales, dispositivos para conservación de la energía, equipos generadores de bajo costo, tales c o m o condensadores solares, u n coche capaz de transitar sobre carreteras y vías, y otras ideas comercializables susceptibles asimismo de mejorar la calidad de la vida. Cooley comenta que una ventaja latente de este programa fue que, por vez primera, investigadores, diseñadores y obreros productores emprendieron juntos la tarea de hacer cosas para mercados que les eran conocidos y con los que podían mantenerse en contacto, en vez de fabricar piezas para u n remoto mercado de alta tecnología que, aunque n o totalmente desconocido para unos pocos entre los científicos superiores, era prácticamente irreal para la mayoría del personal empleado en la Lucas Aerospace. E n u n comienzo, levantaron u n inventario de las competencias, conocimientos y otros recursos que, entre todos, podrían ofrecer a sus clientes potenciales. Distribuyeron ciento ochenta copias por todo el Reino Unido y recibieron tres contestaciones: de la Open University, del Queen M a r y College de Londres y de la Polytechnic of North London, en unión con la cual montaron el C A I T S . Este centro cuenta hoy con u n influyente comité rector formado por científicos, ingenieros y científicos sociales. Pero n o le faltan críticos, uno de los cuales es la Escuela de Manchester, que se ha referido a él tildando su actividad de "estrategia coja", ya que hasta ahora no ha conseguido integrar a los científicos y a otros trabajadores con los mandos de1 la empresa. Es éste, dicen, u n ejemplo m á s del Las innovaciones tecnológicas y su repercusión social 479 síndrome "ellos y nosotros" que aún sigue entorpeciendo la adaptación de las organizaciones industriales a los cambios en la tecnología y en la sociedad. L a innovación tecnológica, para evitar que resulte irreparablemente nociva para las sociedades industrializadas, debe ir acompañada de la innovación social. L a ciencia y la tecnología son fenómenos sociales y obran conjuntamente en tiempos de necesidad social (se da en esto una analogía con la tesis de que las invenciones [ciencia] se convierten en innovaciones [tecnología] cuando las presiones sociales entran en juego.) L a indagación científica vino a reemplazar la tosca tecnología de avance por tanteos que había prevalecido en la sociedad primitiva. Este proceso inicialmente condujo a u n a mejor comprensión de la naturaleza de la tecnología y su ciencia subyacente, pero n o produjo, ipso facto, una mejor comprensión de las consecuencias sociales de su aplicación. E n contraste con las generaciones anteriores, la humanidad afronta en la década de 1980 u n a "discontinuidad" con el pasado de dos maneras. Primero, algunos incrementos cuantitativos han alcanzado puntos críticos y u n a nueva fase en la cual el cambio se h a vuelto cualitativo. Las armas atómicas, la tecnología de la información "transhumana", la ingeniería genética y la ciencia del espacio apuntan todas hacia nuevas potencialidades sociales. Y segundo, estos cambios sociales masivos constituyen tanto peligros c o m o nuevas oportunidades a escala de la especie entera. L a ciencia se ha hecho mundial en u n mercado mundial, de suerte que la "contabilidad de los recursos" ha alcanzado u n nivel planetario, con independencia de las variaciones locales o nacionales, al igual que la población del m u n d o constituye una amenaza o una crisis global, n o local, o que u n a guerra, hoy, sería planetaria. L a respuesta defensiva del m u n d o a estas amenazas es una especie de solidaridad religiosa independiente de cultos o sectas nuevos o tradicionales. También es posible hablar de "fracasos mundiales": fracaso en eliminar la pobreza del tercer m u n d o ; fracaso de la ciencia social, incapaz de darle u n a explicación satisfactoria; fracaso de la educación, que n o acierta a impartir un entendimiento de la tecnología (la enseñanza especializada presenta u n aspecto elitista); fracaso al no hallar una solución que permita la distribución del capital en todo el planeta; fracaso de la ciencia y de la tecnología al no trascender el elitismo y no reconocer el problema social del fetichismo tecnológico y consumista. También existen casos especiales de avance tecnológico, todavía incompletos, de importancia mundial, c o m o por ejemplo: la ciencia militar, basada en la guerra nuclear y otros adelantos (laser, satélites, etc.); la cibernética, los robots, amenaza para la inteligencia h u m a n a ; la informática (la revolución del software), la inteligencia artificial; la revolución verde (las agroindústrias, los cultivos en agua salada), con consecuencias todavía imprevisibles en cuanto a los beneficios; la bioingeniería, que viene a transformar las "bioindustrias" c o m o la medicina, la farmacopea, la genética, etc.; el control demográfico, que n o es nada nuevo, pero que hoy encuentra una lenta aceptación social susceptible de acelerarse; / 480 Andrew Robertson la comunicación universal (la "aldea planetaria"), con la televisión por satélite; la nueva medicina (diagnósticos automáticos, trasplantes de tejidos, tecnología informativa para la práctica general); la ciencia polimérica para la década de 1990 (las grandes moléculas pueden revelar la naturaleza de la vida); la ciencia-tecnología-producción c o m o u n proceso social total; y la planificación económica controlada (todavía n o una posibilidad operativa, pero que puede serlo). La gran amenaza implícita de todos estos fenómenos radica en que están en su totalidad manejados por élites. Esta amenaza de elitismo también se aplica a la democracia: elitismo empresarial en la autogestión (participación de los trabajadores) y elitismo de la violencia para la humanidad entera (la.celeridad de la respuesta militar a la amenaza). Otro tanto cabe decir de las amenazas sociales: amenaza de la tecnología para la sensibilidad, para los "ritos habituales" (los medios de comunicación social impiden la participación), para valores tales c o m o las relaciones sociales de producción, el placer y el impulso cultural, para la planificación (que los individuos ven c o m o fragmentaria) y para la ideología. L a tecnología es ciertamente una "espada de dosfilos"y resulta nociva si está en manos inadecuadas. Dirigentes y gobernantes tendrán que estar m u c h o mejor informados si han de preverse y evitarse consecuencias peligrosas. E n algunas economías planificadas, por ejemplo en la U R S S , el avance tecnológico no creó desempleo sino que eliminó las tareas duras y fatigosas permitiendo una jornada laboral m á s corta. U n a política nacional de reconversión profesional y redistribución de tareas debería formar parte de la administración y orientación del cambio. Sólo podrá lograrse la armonía cuando la ciencia se aplique con la debida atención a las necesidades sociales (hay una "discordancia" grave cuando los ancianos mueren de frío y abandono en invierno mientras se envía u n hombre a la luna). A m e n u d o se ha hecho la observación de que la ciencia, si es utilizada por u n grupo de poder con miras a la obtención de mayores conocimientos, habrá de ser considerada c o m o "pura", pero que esto sólo será parcialmente así si es utilizada en la persecución de medias verdades, convirtiéndose en pseudo-ciencia cuando se la emplea para "probar" descubrimientos particulares y sin base sólida. L a ciencia tiende a verse atrapada entre sus raíces tradicionales y los que la subvencionan; de ahí que se hable hoy de "ciencia occidental", aunque la ciencia es universal. Y la ciencia, por la forma en que es económicamente sustentada, tiende a ser conformista, pero n o puede ser neutral. Las sociedades de masas son pasivas respecto a los problemas sociotécnicos, hasta que sus efectos nocivos aparecen. Hasta la fecha n o existe ningún sistema eficaz de predicción y control. Verdad es que las amenazas descritas m á s arriba están presentes, pero también existen beneficios; los efectos secundarios y terciarios de la nueva tecnología, que quizá puedan ser adversos, podrían n o preverse al quedar eclipsados por esos beneficios, especialmente en el tercer m u n d o , y m u c h o m á s si los científicos son del "primero" o del "segundo". Las Innovaciones tecnológicas y su repercusión social 481 El análisis científico social del progreso tecnológico tiende a ser postmortem, n o predictivo; ¿cómo van a poder las ciencias "blandas" controlar a las "duras"? Esto se hace ya en los Estados Unidos de América, pero n o a escala nacional, debido en parte a la apatía del gobierno y a que la implicación de la ciencia social en el llamado complejo militar-industrial es mínima. E n definitiva, la opción técnica (la política de la tecnología) viene rigiéndose por condiciones específicas en cada m o m e n t o determinado; la adaptación cuidadosa es esencial, pero a m e n u d o el factor tiempo hace que una situación se torne desesperada cuando la velocidad del cambio se acelera. Respecto al tema de la interacción entre tecnología y sociedad, en el artículo de A . R a h m a n (más adelante) se sugiere que es u n proceso de doble dirección. Las necesidades sociales exigen la innovación, ya sea en la agricultura, en la construcción o incluso en los armamentos. L a revolución industrial aportó c a m bios arrolladores que se extendieron desde occidente hacia los países en desarrollo, hacia naciones independientes c o m o Japón, Estados semicoloniales c o m o Egipto y China y países colonizados c o m o la India. E n las colonias n o tuvieron estos cambios u n arraigo profundo, de m o d o que al llegar la independencia fueron retiradas las tecnologías. E n la India, algunas innovaciones bien implantadas (por ejemplo, los ferrocarriles y la agrimensura) habían servido, en principio, para la explotación de los materiales y de la fuerza de trabajo locales. Después de la independencia se hizo ineludible una reanimación económica para reducir la dependencia de las importaciones. Ello significó la vuelta a nuevas tecnologías, que a su vez tendieron a crear conflictos entre ellas mismas y los oficios tradicionales, a pesar de que los medios de comunicación social habían comenzado ya a unificar el país hasta entonces dividido por distancias, nacionalidades y castas. U n a de las ironías de la nueva tecnología aplicada a la agricultura en la India fue el aumento de la autosuficiencia del país en el sector alimenticio, pero con el efecto lamentable del enriquecimiento de los agricultores ricos y del mayor empobrecimiento de los pobres, dados los altos costos de los bienes de equipo necesarios. L a tecnología hace menos daño en una sociedad con infraestructura bien desarrollada, con una fuerza de trabajo adecuada, y allí donde puede llegar a integrarse con la tradición local y a armonizar con el ethos y la cultura imperantes. L a tecnología puede ser, en la sociedad, una fuerza que agrave las desigualdades e injusticias existentes, o bien puede ser todo lo contrario. L a relación tecnológica de u n país es parte de sus relaciones económicas y políticas con otros, especialmente si es un país en desarrollo. Por consiguiente, la interacción de una sociedad con la tecnología es parte de la dinámica total del panorama social, basado en la evolución económica, social y cultural de un país en un contexto mundial. E n diversas ocasiones se ha señalado el hecho de que los científicos y tecnólogos n o son m á s que instrumentos de la política del gobierno y que, por lo tanto, no se hallan en posición de prever las consecuencias sociales de su actividad. 482 Andrew Robertson A d e m á s , cuando u n país en desarrollo promueve el talento local para abordar con éxito el progreso tecnológico, existe el peligro de que esos talentos emigren ("fuga de cerebros") para ir a trabajar a países desarrollados. Por otro lado, la tecnología importada deberá encajar estrictamente en los planes políticoadministrativos y ajustarse a las decisiones de los gobiernos, pues de otro m o d o se malogran esfuerzos. N o deberá tampoco considerarse c o m o una oportunidad de mercado para los intereses en ultramar de u n país desarrollado, sino c o m o parte del bienestar que quiere formentarse en el país con menor desarrollo. D e b e comprenderse bien la naturaleza de la tecnología c o m o arma de dos filos, y saber prever y evitar ejemplos c o m o el del desarrollo agrario de la India. U n o de los inconvenientes radica en la estrecha opción de las oportunidades que se ofrecen a los países én desarrollo. Por ejemplo, si los cultivos alimenticios básicos son sustituidos por cultivos comerciales, estos últimos tienden a atraer la inversión para la investigación, por u n lado, lo que conduce a la dependencia técnica local, y por otro, a la concentración de tierras y al agotamiento de los suelos, sobre todo en épocas de grandes alzas de la demanda de esos productos. L a única respuesta es la autosuficiencia en ciencia y tecnología c o m o base de partida de una transferencia tecnológica satisfactoria; pero conviene recordar que, durante el periodo inicial, el mercado local de conocimientos tecnológicos será reducido. Finalmente, el contraste con los países desarrollados es que en éstos la innovación es relativamente sistemática, mientras que los países menos desarrollados tienden a confiar en el empeño de grupos locales bien informados, que, en su entusiasmo, pueden perder contacto con la realidad. Esto significa en la práctica que los países en desarrollo que adoptan tecnología avanzada acaban tropezando con los arduos problemas sociales experimentados por los países industrializados hace m á s de u n siglo. El artículo de K . N e w c o m b e se inicia con la sugerencia de que no todas las comunidades n o industrializadas desean la tecnología occidental y su estilo de vida concomitante. L a tecnología nativa se ha desarrollado de conformidad con las condiciones de vida locales. L a tecnología apropiada, c o m o se la llama, es por definición una mezcla de la antigua y de la nueva, de manera que el cambio pueda producirse sin trastorno social. E n cuanto a la evaluación de la repercusión social, N e w c o m b e sostiene que la tecnología es sólo la "punta del iceberg", lo cual quiere decir que una máquina es inútil sin energía que la ponga en marcha, sin materiales que transformar o sin u n contexto en el que funcionar, sin técnicos y piezas para su mantenimiento y su sistema social capaz de proporcionar estos servicios de base y de distribuir y utilizar su producción. El fracaso en la aportación de todo este sistema de sostén equivale, sin m á s , al fracaso de la tecnología. E n otras palabras, la compatibilidad de la tecnología con la sociedad es decisiva para poder adoptarla y.adaptarla con Las innovaciones tecnológicas y su repercusión social 483 resultados satisfactorios. Algunas veces el cambio empieza siendo aceptable porque se produce sutilmente pero, a menos que se le dirija y controle, puede conducir rápidamente a inesperados efectos perniciosos. M u c h o s son los factores a tomar en cuenta: institucionales (por ejemplo tribales), políticos, los propios de cada localidad, m á s los tocantes a costumbres y convencionalismos. Todos ellos han de ser sopesados por administradores locales que generalmente están sobrecargados de trabajo. El caso de la utilización del biogás c o m o energía en Papua Nueva Guinea es bien ilustrativo: el experimento fracasó c o m o innovación porque infringía tabúes tribales, pese a la amplia y favorable acogida que había tenido c o m o fuente de energía en pequeña escala en la India y en China. Pero, mientras que en China central y meridional existe una auténtica necesidad ecológica de esta innovación, en Papua Nueva Guinea la necesidad no era tan apremiante, y sólo la urgencia hubiera podido contrarrestar las creencias y prácticas tradicionales. U n a fuente alternativa es el estiércol de cerdo, pero se requiere m u c h o m á s trabajo e inversión para poner en marcha su sistema de recolección, de suerte que los problemas de energía de las zonas rurales subsisten, mientras que en otros sitios el uso de desagües y alcantarillas proporciona una fuente alternativa de gas, de la que no disponen pueblos y aldeas, que n o tropieza con barreras culturales. L a lección que se extrae de todo esto es que en los países en desarrollo es necesaria la investigación, pero u n tipo de investigación dirigida a las condiciones y a la comprensión locales, n o importada en bloque de u n contexto ajeno. L a tecnología más "elegante" aporta beneficios tanto al país desarrollado que la facilita c o m o al país en desarrollo que la acepta. El primer paso en la transferencia y adopción debe ser siempre el cálculo de costos y beneficios biológicos y sociales. El debate debe tener lugar antes, y no después del compromiso tomado, evitando así situaciones políticamente embarazosas y sirviendo a los intereses de u n enfoque ecológicamente sensato. L a cuestión de la "tecnología apropiada" se ha simplificado sin duda con exceso, dejando al margen los problemas paralelos del transcurso del tiempo y del cambio local. U n material que parece hoy apto y conveniente podría ser ventajosamente reemplazado mañana por otro material m á s conveniente todavía. V e m o s un ejemplo de esto en la lucha contra las enfermedades: los remedios locales podrían ser reemplazados por sustitutivos de importación, pero, salvo que exista algún tipo de subvención, éstos suelen ser demasiado caros. E n suma, las innovaciones no deben ser impuestas jamás a los que han de recibirlas, sino hábilmente transferidas y aceptadas de buen grado. L o que parece indispensable es u n banco internacional de datos que indique las existencias de conocimientos tecnológicos disponibles y los lugares adonde m á s se necesitan y donde m á s eficazmente pueden aplicarse. Quizá pudiera fundarse una especie de "sistema de alerta" tecnológico, una cámara de compensación tecnológica que permitiese la interacción segura y fructífera de la "macrotecnología" o tecnología universal procedente del m u n d o 484 Andrew Robertson desarrollado, con la "microtecnología" o tecnología local, que existe en el tercer m u n d o . Los años inmediatamente a venir deberán presenciar el desarrollo de una conciencia supracultural e interdisciplinaria, si se quieren evitar los errores de juicio en el futuro. El artículo de W . Ackermann profundiza en el examen del conflicto tecnológicamente originado. Este autor cuestiona la validez del supuesto que afirma que los valores culturales deciden el comportamiento social en las sociedades tradicionales (causalidad), que estos valores son compartidos por todos (homogeneidad) y que deben conservarse (estabilidad). E n la década de 1950 imperó el supuesto de que la modernización es automáticamente beneficiosa, pero esta opinión ha cambiado. H o y se estima que la tecnología occidental puede ser dañosa para sociedades no occidentales, al socavar los valores tradicionales, que terminan por derrumbarse y dejar u n vacío. Así, la tecnología extranjera ha llegado a mirarse c o m o una amenaza que da lugar a inquietud y recelos, y al "síndrome de la edad de oro": en tiempos antiguos todo era mejor. Los valores son u n medio de ordenar y evaluar la experiencia y son generalmente transmitidos en forma irregular por los grupos. Estos grupos de intereses favorecen el cambio o se oponen a él, según sus intereses particulares, a los cuales todo lo supeditan. Aquellos que resultan perjudicados por el cambio pueden así crear una nueva serie de valores. D e esta manera, una nueva tecnología, para que sea aceptada, habrá de presentarse integrada en un amplio espectro de alternativas aceptables. E n sí misma, una tecnología nueva raras veces afecta de forma directa los valores culturales. E n el pasado; la nueva tecnología llegaba por conducto de los mecanismos del mercado, pero hoy es m á s probable que sea producto de alguna decisión gubernativa central, especialmente si es en gran escala (centrales hidroeléctricas, programas nucleares, nuevas escuelas politécnicas). Tal escala crea tensiones entre aquéllos directamente afectados por el cambio y entre otros que están interesados en las consecuencias, pero n o facultados para intervenir. L a toma de decisiones en estos casos tiene lugar generalmente al m á s alto nivel. E n ocasiones, se producen choques entre aquellos agentes cuyas acciones aumentan la dependencia respecto a los conocimientos tecnológicos exteriores y los nacionalistas, a quienes dicha dependencia ofende. Las decisiones últimas corresponden a los planificadores políticos y a sus grupos de presión, si éstos tienen acceso al proceso de toma de decisiones. E n una "emergencia" —una necesidad repentina de adquirir conocimientos tecnológicos externos— puede prescindirse radicalmente de los valores tradicionales. Debería arbitrarse u n proceso de diagnóstico que revelase las opciones entre las tecnologías disponibles y redujese el margen de consecuencias indeseables e inesperadas. Según este m i s m o autor, podemos distinguir entre tecnología específica y difusa: la primera es deliberada y planificada, y la segunda m á s aleatoria, porque Las innovaciones tecnológicas y su repercusión social 485 se difunde a través de los mecanismos del mercado. A m b a s , empero, se influyen mutuamente, apoyándose la difusa sobre la específica. L a resistencia al cambio proviene del hecho de que los grupos afectados por el mismo tienen conciencia de sus consecuencias adversas, que distinguen m u y bien y que quisieran eliminar o moderar. E n cualquier estructura social dada, la repercusión social de una innovación dependerá, a la postre, del uso que se haga de ella. C o n no poca frecuencia, los innovadores foráneos que han actuado en u n país en desarrollo han tendido a adoptar una mentalidad de tabula rasa o carie blanche: antes de tales novedades técnicas nada existía, n o había ningún pasado, solamente futuro. Semejante manera de pensar no puede menos que entrar en conflicto con los valores locales. U n ejemplo importante lo hallamos en el c a m p o de la medicina, donde m u y a menudo se han desechado remedios nativos dignos de confianza en favor de "modernos" medicamentos que n o son m á s que vanas panaceas. E n contraste con los casos de innovación en países menos desarrollados, hay también ejemplos significativos de innovaciones tecnológicas que afectan a países desarrollados, tales c o m o los microprocesadores y la energía nuclear. El microprocesador, por ejemplo, no sólo ha comenzado a afectar a todos los sectores del trabajo corporal, sino también a los del trabajo intelectual. L a microelectrónica promete abrir horizontes totalmente nuevos para u n a automaciónflexible,programable e "inteligente". E n u n futuro previsible podemos esperar no sólo talleres automáticos y centros de almacenamiento y tratamiento de información también automáticos, sino redes automáticas de comunicación amplias y globales. La automación, la información y la comunicación tienden hoy a integrarse en u n proceso global y único que va a determinar cambios de gran magnitud en la división del trabajo. Las divisiones tradicionales entre trabajo y saber, trabajo y administración de empresas, producción y ciencia, están llamadas a desaparecer. Hasta hoy, la automación, c o m o se la llama, ha venido afectando aproximadamente a u n quince por ciento del trabajo en los países industrializados, pero en el futuro puede llegar a dominar, c o m o principio general, todas las formas de trabajo. Así, pues, mientras que por u n lado podemos dar la bienvenida a la microelectrónica c o m o un paso importante en el aumento de la productividad del trabajo y de la riqueza material y cultural, al mismo tiempo también puede considerarse c o m o una amenaza para las especialidades profesionales, para la satisfacción deparada por el trabajo y para la trama de la sociedad tal c o m o es generalmente aceptada. E n occidente, el empleo de la microelectrónica puede traducirse en la creación de excedentes de capital que podrían acarrear una crisis económica, con los efectos simultáneos de inflación y desempleo. El interrogante fundamental hoy, por lo tanto, es c ó m o combinar conscientemente el progreso científico, tecnológico, económico y social para preservar los 486 Andrew Robertson valores sociales del género h u m a n o y el contexto social del que dependen. Existen países, por supuesto, carentes de la infraestructura o de los requisitos previos básicos para el desarrollo de la microelectrónica. Sus preocupaciones son otras y, hoy por hoy, n o ven estos adelantos c o m o amenaza en ningún sentido; pero incluso tales países han de considerar seriamente el futuro desarrollo de la producción, las técnicas cambiantes, la demanda de los consumidores y la conciencia cultural. N o puede haber demora alguna en la consolidación de los procesos industriales y de la comunicación. Se ha de llegar a u n equilibrio cuando los intereses dominantes promotores del progreso técnico se compaginen con los intereses comunes de la sociedad en general, lo cual significa también que las ciencias "blandas" y las "duras" deben avanzar juntas. Q u e la automación, adecuadamente dirigida y administrada, puede tener una influencia integradora en la sociedad, es una realidad bien confirmada por la experiencia checoslovaca del plan de desarrollo social, que incluye la ciencia, la tecnología, el proceso de producción y la vida social. El plan tiene por objeto enseñar a la población a pensar en términos de organización del trabajo c o m o un todo, establecer la colaboración entre trabajadores e ingenieros, ampliar los conocimientos y competencias profesionales, fomentar la comprensión mutua y promover el bienestar y la cultura a partir del lugar de trabajo. El adelanto técnico es u n proceso irregular, evolutivo, pero cuando los factores sociales se integran con el progreso tecnológico, el progreso h u m a n o sufre menos trastornos y está menos sujeto a conflictos. L a aceleración del adelanto técnico puede medirse por el consumo de energía per capita, desde el mero alimento ingerido por el hombre primitivo a la cifra de doce toneladas anuales de equivalente de carbón per capita consumida en los Estados Unidos de América en 1970. Según afirma K . Kopecki en su artículo, el m u n d o gastó en 1978 u n promedio de 2,5 toneladas de equivalente de carbón per capita, que van desde 0,24 a 1,4 toneladas en los países pobres y en desarrollo, hasta 13,4 en los Estados Unidos de América. Ésta es una divergencia significativa, que ha ido aumentando lenta pero firmemente y que depende en medida m u y considerable de los niveles de vida o del P N B per capita de cada país, todo lo cual depende a su vez de la estructura económica que produce ese P N B . L a revolución industrial, desde la máquina a vapor a la generación de electricidad y al motor de combustión interna, fue posible gracias a la disponibilidad de energía cada vez m á s barata, especialmente desde el descubrimiento del petróleo. Esto condujo igualmente a u n despilfarro de materias primas, a u n abuso del transporte (en el sentido de uso improductivo), a una creciente amenaza para el medio ambiente y a una despreocupación general respecto al futuro. D o s importantes temas a considerar en relación con la energía son: el agotamiento de los recursos naturales y la disparidad en los abastecimientos energéticos entre los países desarrollados y los en desarrollo. Por consiguiente, debemos hoy preguntarnos n o sólo si la energía nuclear es necesaria, sino tam- Las innovaciones tecnológicas y su repercusión social 487 bien qué peligros encierra y qué beneficios aporta. E n lo que atañe a los riesgos, las probabilidades de que la energía nuclear cause la muerte de u n individuo son menores que las que existen por la descarga del rayo. El ciclo de producción de energía nuclear n o ofrece menor seguridad que el de la producción de hulla seca. Los peligros que pueden existir han de prevenirse reforzando las regulaciones y la vigilancia, mediante el control de instrumentos y materiales y con el tratamiento apropiado internacional de combustibles y desechos. Por otro lado, aunque en la industria de la energía nuclear existen actualmente medidas de seguridad y control, cualquier accidente que sobrevenga puede tener consecuencias duraderas e irreversibles. A d e m á s , es quimérico esperar que el comportamiento h u m a n o pueda mejorarse c o m o elemento de seguridad. H a y m á s esperanza, por lo tanto, en la opción de escoger energías alternativas o de cambiar los estilos de vida para reducir el consumo energético. L a clave está en c ó m o habilitar u n sistema internacional de intercambio de conocimientos tecnológicos, de suerte que las opciones políticas en la selección y aplicación de nueva tecnología sean lo m á s racionales posible. El número de esta Revista dedicado a la evaluación social de la tecnología (vol. X X V , n.° 3 de 1973), del que hicimos mención al comienzo de este artículo, señalaba tres ámbitos esenciales de atención para los políticos: control de los efectos de las tecnologías existentes, escrutinio y selección de nuevas tecnologías e investigación encaminada a desarrollar tecnologías en relación con objetivos y prioridades sociales. Éstas, evidentemente, son metas sumamente deseables, así c o m o lo son los medios para alcanzarlas. Pero, lo que falta todavía es u n organismo internacional con autoridad para llevarlo todo a cabo. L a lección básica que se ha extraído de la historia reciente es que la adopción de cualquier tecnología extraña la sociedad que estudia su adopción, a veces bajo presiones del exterior para que la acepte, está plagada de problemas, si n o de peligros. Los teóricos de la innovación están familiarizados igualmente con el hecho probado de que las innovaciones inadecuadas para el mercado al que se destinan terminan por fracasar tarde o temprano, con las pérdidas y gastos inútiles consiguientes para todas las partes interesadas, incluidos los organismos internacionales. L a m i s m a suerte correrán también las innovaciones de carácter n o comercial, si su aplicación social no se armoniza con la naturaleza y características de la comunidad implicada (el simple caso del biogás en Papua N u e v a Guinea es harto instructivo.) Sería útil en este m o m e n t o histórico considerar todos los seminarios, conferencias y simposios ya dedicados a este tema tan trillado, tanto a nivel nacional c o m o internacional. Las consecuencias de la inadaptabilidad tecnológica han sido con m u c h a frecuencia deplorables, y una causa de tales desastres (una lista de las crisis técnicas de postguerra sería impresionante) ha sido la impaciencia de los innovadores por aplicar su invento o su descubrimiento lo antes posible, por n o mencionar los intereses comerciales ávidos de percibir algún rédito de su inversión. 488 Andrew Robertson H e aquí dos fuentes de datos inestimables para innovadores y adoptadores de tecnología: el consenso de las muchas reuniones mantenidas hasta la fecha y las lecciones sintetizadas de la experiencia real. D e las muchas recomendaciones que han surgido de la m á s reciente reunión sobre tecnología y sociedad convocada por la Unesco (en Bonn, en noviembre de 1980), acaso las tres que mencionamos a continuación constituyan un esfuerzo mínimo deseable: Creación de un grupo asesor internacional (quizá en el seno mismo de la Unesco, pero n o necesariamente) que pudiera ser consultado por innovadores y adoptadores en casos de adopción de tecnología, nueva para el país que la incorpora, a fin de buscarle precedentes o paralelos. U n a vez instituido, dicho grupo se apresuraría a adquirir una base de datos de sustentación de su trabajo. Su imparcialidad habría de ser, de un m o d o u otro, garantizada. Práctica de revisiones internacionales regulares de casos concretos de innovación y de sus resultados, por medio de simposios y de la publicación de sus actas y deliberaciones. C o n dicha práctica se constituirá una Oficina Internacional de Evaluación de Tecnologías. Finalmente, este organismo habilitaría u n cuadro general de recomendaciones para orientar la toma de decisiones y la forma de actuar en materia de innovación tecnológica futura. Sería posible así elaborar un cuadro de los casos de innovación/adopción concluidos con mayor o menor éxito, para su revisión y evaluación científica, y, a un nivel m á s sencillo, para distribución general entre funcionarios n o científicos y otras personas implicadas en el proceso de decisión, incluido el público en general10. [Traducido del inglés] Notas François Hetmán, "Steps in technology assess- G Senker y Swords-Isherwood (dir. publ.), op. cit. ment", International social science journal, 6 Paul Dickson, The work revolution, Londres, Allen vol. X X V , n.° 3, 1973. and Unwin, 1977. P. Senker y N . Swords-Isherwood (dir. publ.), ' American Management Association, The four-day Microelectronics and the engineering industry, week, Nueva York, 1972. 8 Londres, Frances Pinter, 1980. M . Cooley, Architect or bee?, Londres, H a n d and R . Rothwell y W . Zegfeld, Technical change and Brain, 1980. 9 employment, Londres, Frances Pinter, 1979. Ibid. 10 F . Weltz y G . Schmidt, Introduction of new techSimposio sobre innovaciones tecnológicas y sus nologies, employment polices and industrial repercusiones sociales. Informefinal,p. 18-25, relations, Londres, Anglo-German Foundocumento de la Unesco SS-80/CONF.804/II. dation, 1976. L o s valores culturales y la selección social de la tecnología Werner Ackermann Introducción L a relación entre valores culturales y tecnología suele presentarse c o m o u n vínculo de interacción directa. Por una parte, se considera a los valores culturales c o m o u n factor determinante en la selección y en el impacto de la tecnología; por la otra, se concibe a la tecnología c o m o u n elemento que puede transformar los valores culturales. Este proceso resulta particularmente evidente cuando se analizan las relaciones entre los valores y la tecnología en las sociedades tradicionales. E n ese tipo de análisis se parte a m e n u d o de los siguientes supuestos: que los valores determinan el comportamiento social (suposición de causalidad); que los valores forman u n sistema coherente compartido por la totalidad de una sociedad determinada (suposición de homogeneidad), y que los valores constituyen el núcleo de la cultura y le confieren creatividad y capacidad de resistencia. Este tipo simplista de análisis, estrechamente vinculado con el determinismo social, considera el orden c o m o rasgo principal de la sociedad (tradicional) y el cambio social c o m o u n fenómeno esencialmente evolutivo. Por el contrario, el determinismo tecnológico supone que las innovaciones tecnológicas constituyen la fuerza motriz del cambio social, y que impone su propia lógica a los actores sociales y a sus relaciones. E n el debate sobre el desarrollo se refleja esta oposición de opiniones. E n la década del cincuenta se hizo hincapié en los beneficios de la modernización: la liberación del hombre de las presiones de la sociedad tradicional, provocada por el acceso cada vez m á s fácil a las nuevas tecnologías que, a su vez, favorecen la aparición de modelos de vida social nuevos y m á s universales [Lerner, 1958]. E n las publicaciones m á s recientes se ha propuesto una evaluación algo m á s ambivalente, si n o abiertamente negativa. Se considera a la tecnología moderna c o m o Werner Ackerman, psicosociológo chileno, es investigador jefe y miembro del Centre de sociologie des organisations, 19, rue Amélie, 75007 Paris. Ha publicado numerosos artículos sobre la divulgación del conocimiento científico y el impacto del cambio tecnológico en la industria. Su interés de investigación actual se centra'en el tema de las reacciones sociales ante el peligro y los sentimientos de inseguridad. Rev. int. de cieñe, soc., vol. XXXIII (1981), n." 3 490 Werner Ackermann algo esencialmente ajeno a los sistemas culturales tradicionales, que se introduce en ellos por la fuerza o con la complicidad de algunos grupos locales, lo que entraña la imposibilidad de desarrollar tecnologías endógenas. E n lo que se refiere a los países industrializados occidentales, también existe una inquietud general sobre el efecto social de las innovaciones tecnológicas, sobre todo en lo que atañe a sus consecuencias sobre el mercado de trabajo. H a surgido una cierta nostalgia sobre las perdidas virtudes esenciales del pasado, que no han sido reemplazadas por nada valioso. Se trata del "síndrome de la edad de oro" [Moore, 1980]. E n esta perspectiva, las nociones de "valores culturales" e "innovaciones tecnológicas" aparecen c o m o demasiado generales y cargadas de connotaciones emotivas y políticas para que se las pueda utilizar en una investigación sociológica. Los valores y la tecnología en su contexto social: dos ejemplos Algunos ejemplos concretos pueden ayudarnos a ilustrar la complejidad de la relación entre los valores y la tecnología, por una parte, y el contexto m á s amplio del cambio social, por la otra. El primer ejemplo es el de los cambios profundos que afectaron, en los Estados Unidos de América, a la actividad económica de comedores y bares, y que forman parte de una transformación m á s amplia de la totalidad del sector de servicios de ese país. E n u n artículo reciente, E . Rothschild [1981] señala que "en 1979, el 43 por ciento de todos los norteamericanos empleados en el sector económico privado no agrícola trabajaban en los servicios y en el comercio al por menor", y que "dentro de esos dos vastos sectores [...] tres industrias ofrecieron cada una m á s de u n millón de empleos nuevos durante el periodo 1973-1979: los lugares para comer y beber, incluidas las cafeterías, los servicios sanitarios y los servicios comerciales". A d e m á s , "el aumento del número de empleos en los comedores y bares desde 1973 es mayor que el número total de empleos en las industrias del automóvil y del acero juntas". Los empleos en comedores y bares tienen varias características específicas. E n primer lugar, los empleados son sobre todo mujeres y jóvenes (el porcentaje de mujeres es de 56 por ciento). E n segundo lugar, son los obreros que trabajan menos horas por semana (un promedio de 26,4), lo cual implica que la mayoría de ellos trabajan a tiempo parcial y son pagados por hora. Tercero, los salarios son bajos: estos trabajadores son los que ganan menos por hora (excluidas las propinas). Cuarto, para muchos de ellos se trata de empleos estacionales, que n o permiten hacer carrera ni tener perspectivas de ascenso. Y por último, prácticamente n o están protegidos por sindicatos. Para comprender lo que sigue, es importante observar que este sector sigue teniendo una alta densidad de m a n o de obra y una productividad relativamente baja. E n este sector, sobre todo en los comedores de servicio rápido, se están Los valores culturales y la selección social de la tecnologia 491 ntroduciendo innovaciones tecnológicas de vasto alcance y economizadoras.de trabajo, por lo menos en las cadenas más importantes; esto implica pues que las máquinas pueden realizar gran parte del trabajo de estos empleados a tiempo parcial, en gran parte mujeres y no protegidos por sindicatos. Tales cambios pueden aumentar la productividad, pero también pueden tener una serie de otros efectos. E n u n mercado competitivo, las innovaciones tecnológicas pueden considerarse c o m o una ventaja, pero también se puede suponer que tendrán efectos desfavorables en el empleo, así c o m o en las capacidades. Si a la innovación tecnológica se añade u n recesó económico, el resultado puede ser desastroso debido al efecto multiplicador desfavorable: las mujeres son despedidas, las comidas afuera disminuyen, etc. Deberíamos ahora retroceder u n poco y considerar este ejemplo de la innovación tecnológica en su contexto histórico y socioeconómico. E n primer lugar, desde hace m u c h o tiempo, una serie de circunstancias fomentaron la tendencia a "comer afuera". Por ejemplo, hay una mayor cantidad de personas que viven solas (a causa de u n alto porcentaje de divorcios). D e igual manera, el número de mujeres (casadas) que trabajan aumenta, lo que parece estar vinculado directamente con el hecho de comer afuera. Desde hace algunos años la prosperidad ha aumentado, y comer afuera está en relación con el nivel de los ingresos. Si en los próximos años la automatización de la producción de comidas preparadas y otros tipos de alimentación fuera del hograr aumentara, de m o d o que el desempleo en ese sector creciera, se puede emitir una serie de hipótesis sobre la evolución posible del problema. L a hipótesis m á s conservadora sería que las mujeres empleadas actualmente en este sector (y en otros servicios) permanecerán nuevamente en sus hogares, y los hábitos de las familias en materia de comida volverán a ser lo que habían sido antes. Podríamos imaginar, por el contrario, que esas mujeres no retomarán sus antiguas funciones sino que buscarán otro trabajo. Tal vez su experiencia de trabajo, por poco gratificadora que haya sido, pueda haber fortalecido su resistencia contra el hecho de volver a cuidar niños, ser amas de casa o cocineras sin sueldo. C o n respecto a este grupo, que sería el más afectado por la nueva situación, podemos decir que, dado que había integrado la fuerza de trabajo antes de que se produjeran las innovaciones tecnológicas, enfrentaría el despido con la disyuntiva de volver al hogar o de buscar otro trabajo. ¿Qué puede decirse de la actitud de los empresarios frente a la nueva tecnología? ¿Se. verán simplemente obligados a adoptar y utilizar los nuevos recursos para sobrevivir económicamente? ¿Serán ellos los portadores del valor de la innovación? ¿O bien ponderarán las ventajas relativas de los sistemas de producción de m a n o de obra o de capital intensivos de una manera realista y estratégica? L a propia productividad es un valor que funciona c o m o guía para los responsables de las decisiones. ' Los consumidores constituyen u n tercer grupo afectado. Para evaluar el 492 Werner Ackermann impacto que el cambio tecnológico puede ocasionar en el comportamiento del consumidor, deberán tenerse en cuenta ciertos aspectos m á s generales de los cambios sociales concomitantes. Por ejemplo, debemos observar los cambios generales de lo que, según se considere, es la función característica de las mujeres y de la familia. Tal vez el hábito de comer afuera se vincule más estrechamente con dichos cambios que con las fluctuaciones de los ingresos. Las innovaciones tecnológicas pueden contribuir a que las cafeterías sean m u c h o más baratas. Si se disminuyen los precios de manera notable, mayor cantidad de gente podrá comer afuera y tendrá más posibilidades de elegir. U n resultado de ello podría ser una mayor diferenciación en los servicios de abastecimiento, puesto que una calidad más alta exige una m a n o de obra especializada y, naturalmente, precios m á s elevados. C o m e r afuera también podría llegar a ser parte de una serie de nuevos hábitos sociales vinculados con los cambios en la distribución del tiempo y con las normas de interacción social1. Tal vez sea útil completar este ejemplo bastante complejo con u n o m á s simple, para ilustrar la interacción entre la tecnología, los valores culturales y las costumbres sociales en un contexto diferente. Se ha realizado u n estudio interesante sobre la introducción de la cocina a gas en Senegal [Abou Bacry, 1981]. E n 1975, el gobierno senegalés quiso fomentar la utilización de las cocinas a gas en las viviendas urbanas, para reemplazar paulatinamente las cocinas a carbón m u y utilizadas hasta ese m o m e n t o . (Téngase presente que la propia cocina a carbón había sido una innovación tecnológica relativamente reciente para los habitantes urbanos y que había sido explotada por los empresarios locales de manera artesanal.) La decisión del gobierno de promover el uso de la cocina a gas se basaba en las dos consideraciones siguientes: el uso extensivo del carbón contribuiría a la desforestación, mientras el país produce un exceso de gas butano que podría aprovecharse. Por lo tanto, en 1975-1976 se realizó una campaña intensiva para lograr que se comprasen y utilizasen las cocinas a gas. La campaña apelaba esencialmente al valor "modernismo": se presentaba a la cocina a gas c o m o algo moderno, limpio y rápido; el artefacto ideal para tener y usar. E n efecto, la compra de cocinas a gas entre 1975 y 1978 aumentó de cero a ochenta mil, mientras que la utilización del carbón disminuía. Podemos concluir, sin ninguna duda, que el llamamiento al modernismo fue bastante eficaz. N o obstante, la cocina a gas tema por lo menos una desventaja importante para los usuarios senegaleses: difícilmente podía usarse para la preparación del té tradicional, porque en el tipo de cocinas utilizadas la densidad de la llama no podía graduarse de manera conveniente. Servir u n buen té a la familia, y especialmente a los huéspedes, constituye u n aspecto m u y importante de la vida social. Se estimaba que el té sólo podía prepararse en forma adecuada sobre una hornilla de carbón. D e este m o d o , pronto se creó u n conflicto entre el deseo de preparar un buen té y el de utilizar la moderna cocina a gas. Es este conflicto el Los valores culturales y la selección social de la tecnologia 493 que demuestra la importancia relativa de los diversos valores culturales que están enjuego. Dichos valores sirven c o m o normas para decidir si se usa o no la cocina a gas. E n la práctica, muchas personas dejan la cocina a gas en la casa c o m o u n mueble m á s y no la utilizan, también por temor a los accidentes. El ejemplo muestra que una tecnología disponible no fue usada plenamente porque, dada la forma en que se presentó, no pudo integrarse adecuadamente en las costumbres sociales dominantes vinculadas con importantes valores culturales. L o s valores culturales y los intereses colectivos Los valores culturales pueden, por lo tanto, considerarse c o m o formas de ordenación y evaluación de objetos, experiencias y comportamientos que se manifiestan sobre todo en situaciones de elección. E n la mayoría de las sociedades; la escala de valores que puede determinarse no representará solamente u n único sistema ni tampoco será uniforme para todos los grupos. Es decir, que por una parte puede haber contradicciones internas dentro de una determinada escala de valores, y, por la otra, dentro de una determinada sociedad puede haber distintos grados con respecto al número de elementos de la escala de valores. Incluso la escala de valores determinada por miembros individuales de una sociedad puede considerarse no del todo coherente: en una situación de elección pueden aparecer en primer plano valores opuestos. Sin embargo, en la mayoría de las sociedades se puede determinar una subclase de valores dominantes; algunos valores parecen compartidos por vastos sectores, aun cuando no constituyan una escala coherente de valores. Los valores culturales n o existen sin sus portadores —personas o grupos sociales— y normalmente n o llegan a ser explícitos sin las tensiones provocadas por normas alternativas de comportamiento. Los valores expresados por esos grupos sociales por medio de sus elecciones confieren significado a su forma particular de vida, a la estructura de sus relaciones sociales, a su manera de resolver los problemas de la subsistencia física y de la reproducción social. El funcionamiento de la sociedad implica complejas relaciones de poder, de trabajo, de asistencia mutua, de explotación. Los valores que se manifiestan en esas relaciones sociales suelen verse c ó m o los reflejos cristalizados de los intereses diversos, y a m e n u d o contradictorios, perseguidos por los grupos sociales en cuestión. Existen, por ejemplo, situaciones en que la estructura social consiste en diferentes grupos que forman u n sistema jerárquico, justificado por la creencia de que las. personas son inherentemente de distinto valor. Tal creencia favorece los intereses de ciertos sectores en detrimento de otros, a pesar de que en realidad todos los grupos sociales comparten esos intereses de manera general. L a resistencia a los cambios en la estructura jerárquica puede explicarse, en este caso, mediante la combinación de los intereses subyacentes de los privilegiados y de los 494 Werner Ackermann valores y creencias dominantes compartidos por la mayoría. A través de las nuevas experiencias sociales, los que están en una situación desventajosa pueden darse cuenta de su situación, y de que tal vez puedan hallar mejores oportunidades en una estructura social diferente. Pueden producirse conflictos sociales y surgir nuevas alternativas de comportamiento, de las que podrán depender nuevas creencias y valores. Los valores, por lo tanto, deberían considerarse en estrecha vinculación con lo que podría llamarse "los intereses colectivos de los propios grupos sociales que los sustentan". Sin embargo, es importante darse cuenta de que los valores y creencias culturales poseen una fuerza adquirida históricamente que, en cierta medida, es independiente de la estructura social del m o m e n t o . C o m o resultado de ello, se incorporarán a los proyectos de los individuos y grupos, contribuirán a la clasificación de sus prioridades y afectarán sus estrategias destinadas a lograr objetivos que se hayan propuesto, sin que se manifiesten explícitamente las preferencias sobre las alternativas. Así, por ejemplo, u n valor tan generalizado c o m o el de tener muchos hijos y mantener relaciones estrechas con el grupo familiar, parecería corresponder a la necesidad colectiva de los miembros de contar los unos con los otros. M á s de u n proyecto para fomentar la planificación familiar y la utilización de contraceptivos —elaborado con propósitos ajenos a los intereses m á s inmediatos de los grupos en cuestión— se ha enfrentado con la necesidad de tener una familia numerosa c o m o garantía, entre otras cosas, contra los problemas de la vejez. L a nueva tecnología, con sus supuestos beneficios, ofrece una estrategia adicional. Si ha de ser adoptada, deberá integrarse en la escala de las alternativas de comportamiento socialmente aceptables. Tal c o m o ya se señaló, n o todos los grupos sociales comparten los mismos valores. Incluso lafidelidada los mismos valores puede tener causas y significados diferentes en diversos grupos. Es m á s probable que una sociedad albergue valores conflictivos y que los conflictos entre los mismos pasen a un primer plano a causa de las múltiples posibilidades que la innovación tecnológica trae consigo. Por lo tanto, al investigar la relación entre los valores y la tecnología, debemos considerar cuidadosamente a quién afectan los valores cambiantes (amenazados o perdidos) y qué representan dichos valores, con respecto a cada u n o de los grupos interesados2. L a elección de la innovación tecnológica L a tecnología, a efectos del presente trabajo, se tomará en su sentido amplio, a fin de que incluya una gran variedad de actividades: producir alimentos, resolver disputas, comunicarse, hacer la guerra, etc. Todas las sociedades crean sus propios procedimientos para lograr esos fines, y en todas las sociedades la tecnología siempre estuvo sujeta al cambio. Se Los valores culturales y la selección social de la tecnologia 495 elaboraron nuevos medios de producción agrícola (por ejemplo, los complicados sistemas de irrigación en Sri Lanka), surgieron nuevas formas de administración pública (por ejemplo, el sistema de gobierno creado por los Mayas), se desarrollaron los periódicos impresos en Europa y China, y el teléfono en los Estados Unidos. Este último ejemplo tal vez represente u n salto en la tecnología, mientras que muchos cambios tecnológicos son más bien paulatinos (por ejemplo, la elaboración del sistema jurídico de los romanos), a pesar de lo cual n o dejan de ser cambios. Si bien la innovación tecnológica es en sí m i s m a una forma de cambio, provoca a su vez otros cambios en la vida social, económica y política. U n sistema agrícola de producción de los alimentos necesarios y otros bienes de consumo conduce a relaciones de trabajo diferentes de las que se establecen en una economía pastoril; y una comunidad m u y comprometida en la industria y el comercio vuelve a organizarse nuevamente de manera diferente. Cuando una sociedad marcadamente pastoril pasa a ser, por ejemplo, marcadamente agrícola, se establecerán nuevas relaciones sociales y la institución delafamilia también cambiará de manera perceptible. L a introducción del telar mecánico en la industria textil de Europa occidental y, en forma más general, la nueva tecnología vinculada con la revolución industrial produjo profundos cambios, n o sólo en la estructura social de las relaciones de trabajo, sino también en la mayoría de las otras relaciones sociales. Ese largo proceso circunstancial creó, entre otras cosas, el movimiento laboral moderno y la economía política c o m o una forma de análisis de ese proceso. Para nuestro propósito deberíamos hacer la distinción siguiente. E n el pasado, así c o m o actualmente, muchas innovaciones tecnológicas se introdujeron por medio del mecanismo del mercado. L a historia relativamente reciente del teléfono es ilustrativa a este respecto [véase Pool, 1978]. Entre los ejemplos contemporáneos podemos citar la introducción masiva de la tecnología del tratamiento electrónico en sectores tales c o m o los bancos y las compañías de seguros, así c o m o el uso de aparatos electrónicos en las cafeterías y comercios al por menor. A d e m á s , también existen las decisiones deliberadas de gobiernos y otros órganos políticos, relativas a la adopción de una determinada tecnología nueva. Entre tales decisionesfiguranla construcción de represas hidroeléctricas, la introducción de nuevos sistemas de transporte, la elaboración de programas espaciales y nucleares. Al mismo tiempo, en los países donde se toman tales decisiones, el mecanismo del mercado continúa funcionando e introduce otros tipos de tecnología. A veces los sectores público y privado comparten las responsabilidades aplicando una división del trabajo. L a importante función asumida por los gobiernos al introducir u n a nueva tecnología es algo relativamente reciente. L a perspectiva histórica nos muestra que, frente a u n número de elecciones, la estructura de la toma de decisiones ha cambiado. Los órganos del gobierno tecnocrático tienen cada vez mayor intervención entre los productores y los vendedores de la nueva tecnología, y aquellos 496 Werner Ackermann sectores de la población que de una u otra manera están comprometidos en la aplicación de dicha tecnología. Es característica de este proceso la doble tensión que se produce, especialmente, aunque no exclusivamente en los países no occidentales, cuando se trata de adoptar una innovación tecnológica. Ante todo, existe la tensión entre el aparato del Estado tecnocrático y los órganos políticos responsables de las decisiones por una parte, y entre dicho aparato y los sectores civiles, que son m u c h o m á s vastos, por la otra. Estos sectores comprenden dos grupos importantes: las personas afectadas directamente por la tecnología que va a introducirse (por ejemplo, los usuarios de las cocinas de carbón de Senegal), y u n sector m á s definido de empresarios y profesionales que están interesados en ciertas innovaciones tecnológicas, pero cuya participación en el proceso de toma de decisiones es m á s bien reducida, si no nula. Las opciones gubernamentales no siempre corresponden a los intereses de esos grupos y pueden producir conflictos políticos. Los miembros de dichos grupos suelen estimar que los valores e intereses que inspiraron la elección de los organismos gubernamentales no son los suyos, y que la tecnología introducida de esa forma negativa atenta contra el tipo de estructura social que ellos quieren conservar o promover. A su vez, otros integrantes de la sociedad pueden aprobar las decisiones gubernamentales y sacar considerable provecho de las mismas 3 . También se produce una tensión entre los organismos públicos importadores de tecnologías y los organismos que las proveen. Los compradores de tecnología tratan de limitar su dependencia de los centros externos de conocimientos tecnológicos, y de negociar las condiciones m á s convenientes para su adquisición. El éxito relativo de dichos intentos dependerá en gran medida de la situación económica y política internacional; por ejemplo, la posibilidad de explotar la rivalidad entre los vendedores • de tecnología, la escasez relativa de determinados recursos naturales, etc., c o m o así también la fuerza y estabilidad de la estructura interna de poder. Es obvio que los productores y vendedores de tecnología también continúan proporcionándola a través del mercado privado. Pero en general, el centro de la t o m a de decisiones tiende a desplazarse hacia las esferas m á s altas de la sociedad, incluyendo a círculos tecnocráticos y políticos m á s restringidos y excluyendo, de una manera general, la participación de los integrantes de los sectores social y económico. Si el centro de la toma de decisiones se aparta de quienes se ven afectados m á s directamente por la nueva tecnología, los gobiernos deberán obtener en cierta medida la aprobación o, por lo menos, lá aceptación de sus decisiones, a fin de facilitar su aplicación. U n método puede ser el discurso oficial que apele a valores que se suponen ampliamente compartidos, tales c o m o el modernismo, el desarrollo nacional, el mayor bienestar de los pobres, etc. Cuanto m á s aisladamente actúen los gobiernos, mayor será su necesidad de articular discursos ideológicos4. Los valores culturales y la selección social de la tecnologia 497 Los valores intervienen en el proceso de examen de las posibles alternativas tecnológicas. Los valores y las preferencias de los propios responsables de la t o m a de decisiones funcionan ya c o m o u nfiltro,seleccionando de manera general el rango de posibilidades y estudiando con atención sólo u n número limitado de ellas. Por ejemplo, se podrá preferir la importación de tecnologías de capital intensivo, por su supuesta eficacia, en detrimento del desarrollo de tecnologías locales que exigen una m á s alta utilización de m a n o de obra. D e igual manera, las tecnologías complejas caracterizadas por formas centralizadas de operación pueden elegirse más o menos deliberadamente, en lugar de otras m á s descentralizadas. Dentro de una escala de alternativas factibles, son los intereses m á s específicos de los responsables de la toma de decisiones y de los grupos de presión los que determinan, en último término, la elección definitiva6... U n ejemplo histórico ilustra claramente de qué manera se adoptó una tecnología particular, en una esfera relativamente alta de gobierno, debido a u n problema serio de la comunidad. Se trata de la decisión de instalar u n sistema de desagüe en varias ciudades de los Estados Unidos en la segunda mitad del siglo pasado. U n a de las consecuencias del crecimiento de las ciudades norteamericanas, c o m o del de las de otros países, fue la necesidad de hallar una solución urgente al problema de la eliminación de las aguas servidas, del agua de lluvia y de los excrementos.. Se ha realizado u n estudio detallado [véase D u p u y y Tarr, 1981] sobre cuáles decisiones se tomaron y de qué manera, y sobre la influencia de las mismas en la evolución tecnológica ulterior de la región. Al principio se adoptaron soluciones a nivel de las administraciones de las ciudades. Se eligió el sistema unitario de desagüe porque resolvía los tres problemas a la vez. Esa solución particular era m u y cara y técnicamente compleja. N o obstante, prevaleció por sobre otras tecnologías disponibles, tales c o m o el mejoramiento del sistema existente de cámaras sépticas para los desperdicios domésticos, o la eliminación del agua de lluvia de otras maneras. E n esa época se conocían tecnologías totalmente diferentes y de uso limitado (por ejemplo, la mezcla de los excrementos con arena en los pueblos pequeños y los sectores rurales). Antes de su adopción en los Estados Unidos, el sistema de desagüe ya se usaba en diversas regiones de Europa desde hacía cierto tiempo. L a salud pública fue el valor dominante que determinó la adopción del sistema integrado de eliminación de las aguas servidas. Esa tecnología concordaba con la creencia general de que el agua corriente tenía u n efecto purificador, que se manifestaba por medio de la dilución. Dentro del m i s m o contexto de inquietud por la salud pública, se consideró necesario el tratamiento del agua antes de su uso doméstico. L a tecnología que se desarrolló se limitó, por lo tanto, al tratamiento previo del agua. U n a vez adoptado ese sistema, se vio claramente que n o se habían resuelto todos los problemas. Se planteó el caso de los usuarios que vivían aguas abajo, y fueron necesarias reglamentaciones amplias a u n nivel cada vez m á s general 498 Werner Ackermann desde el punto de vista geográfico (de distrito, estatal, federal). E n los últimos años se hizo imperativo el tratamiento de las aguas servidas antes de.que se vuelquen a las aguas abiertas. A d e m á s , la población h a ido valorizando, cada vez m á s el medio ambiente en general; de esta manera, se hizo hincapié en la necesidad de u n tratamiento de las aguas ulterior a su usó. Las deficiencias del sistema, que no se percibieron al principio, se fueron remediando poco a poco dentro del marco de la tecnología adoptada inicialmente0. El ejemplo muestra dos cosas. Ante todo, la adopción de cierta tecnología para resolver u n "problema" no es una cuestión automática, sino una cuestión de elección. E n segundo lugar, la adopción de una tecnologíafirmey omnipresente limita las elecciones ulteriores en el m i s m o sector en cuanto a otras tecnologías alternativas. Resulta simplemente difícil cambiar todo el sistema de desagües, por razones diversas que se afectan mutuamente (los altos costos, la oposición de los grupos profesionales interesados, etc.). Al m i s m o tiempo, no existe ninguna razón particular para que se trasplante ese sistema de desagüe a países de condiciones m u y diferentes de las que predominaban en los Estados Unidos en el siglo xix. Siempre habrá que hacer una elección, y ésta se beneficiará con la experiencia adquirida. Resumiendo, los valores de los diferentes grupos han desempeñado u n papel en el proceso inicial de la toma de decisiones, así c o m o en las subsiguientes adaptaciones del sistema. Ante todo, estaban los (nuevos) valores burgueses de esa época, de limpieza y salud pública, que se reflejaban en la inquietud de las autoridades públicas. E n segundo lugar, estaban los valores de los técnicos, que se expresaban por medio de su exigencia de u n alto nivel de elaboración técnica. E n tercer lugar, en el proceso de desarrollo del sistema de desagües, nuevos valores de los consumidores pasaron a primer plano, por ejemplo, la exigencia de u n medio ambiente limpio para el esparcimiento. Las presiones eficaces que se ejercieron sobre las autoridades públicas condujeron, por una parte, a que se restringiera la eliminación de los contaminantes y, por otra, a que se investigaran tecnologías contra la contaminación, a la vez preventivas y terapéuticas. El m i s m o esquema relativo a los problemas sociales, los valores y los intereses particulares puede aplicarse a otras cuestiones de política económica y tecnológica, para explicar la manera c o m o se deciden y se ponen en práctica. Las opciones posibles sobre la forma adecuada de modernizar el país, de luchar contra la inflación, etc., corresponden a valores y preferencias conflictivas de diversos sectores sociales: industriales, granjeros, obreros asalariados, etc. Algunos grupos prefieren una economía nacional fuerte y autónoma, basada en la expansión del mercado interno, en el proteccionismo y en medidas afines. A tal efecto, tratarán de realizar alianzas políticas a través de las clases, en beneficio del desarrollo nacional. Otros grupos apoyarán una economía abierta, confiando en las ventajas relativas del comercio internacional, en una fuerte posición monetaria, etc. Es evidente que sus alianzas políticas tendrán una composición social diferente. A m b a s Los valores culturales y la selección social de la tecnologia 499 opiniones sobre la forma preferible de desarrollo, o la reacción adecuada frente a una crisis se caracterizan por u n juego particular entre los valores m á s permanentes de los grupos interesados y sus intereses m á s inmediatos. N o se deberá suponer que los valores mantenidos por cualquier grupo son inmunes a la fuerza de esos intereses inmediatos y que n o serán modificados a su debido tiempo, aunque sólo fuera por u n cambio de interpretación. El diagnóstico social y la elección de la tecnología L a elección de la tecnología es, en realidad, u n m o m e n t o del devenir social y político. El proceso en su totalidad está modelado por las preferencias a intereses sociopolíticos. Analíticamente, pueden distinguirse distintas fases dentro del proceso, pero en la práctica puede resultar difícil separarlas con claridad. El proceso comienza con la identificación de u n problema-situación que en alguna forma debe remediarse. U n análisis inicial m á s o menos detallado podrá dar origen a diversos diagnósticos, en la medida en que cada grupo destacará aspectos diferentes en función de sus propios valores y preferencias. E n cierta forma, cada diagnóstico contiene ya los elementos de la política terapéutica que se considera adecuada. E n lo relativo al.proceso del diagnóstico podemos observar el m i s m o esquema de desplazamiento hacia arriba que hemos advertido en la estructura de la toma de decisiones: su elaboración cada vez m á s se deja en manos de grupos consultivos de expertos, a veces provenientes de otros países. Puede ocurrir en este caso que los valores de las personas afectadas directamente sean reemplazados por los valores de los expertos. N o obstante, el enfoque m á s tecnocrático n o impedirá que el diagnóstico se convierta en una piedra de discordia política. Se puede pensar en procedimientos alternativos con miras a formular u n diagnóstico, por ejemplo, permitiendo la participación de grupos locales en la formulación de sus necesidades y de los remedios adecuados. Este último enfoqué implica el reconocimiento de que los valores diferentes ocupan u n a posición legítima en la consideración de políticas alternativas. Cuanto m á s cuidadosamente se elabora el diagnóstico, m á s fácil será prever el efecto del proyecto y de su aplicación, y se reducirá el margen de consecuencias no previstas e inconvenientes. Elección y aplicación de la tecnología: el caso de Ecuador Consideremos el caso de Ecuador de instalación de granjas lecheras de alta productividad, afinesde la década del sesenta y durante la del setenta [véase Barril, Barsky, y otros, 1980]. Los valles bajos de los Andes —la región de la sierra— estaban tradicionalmente ocupados por amplios latifundios m á s bien improductivos. Tal c o m o en otros países latinoamericanos, unos pocos latifundistas poseían 500 Werner Ackermann la mayor parte de las tierras cuya productividad era relativamente baja. Esas haciendas tenían u n sistema de producción característico. L a tierra era trabajada sobre todo por campesinos n o asalariados que vivían en ella: el sistema "huasipungo". Entre los derechos y deberes de los campesinos figuraban los siguientes: debían trabajar la tierra del propietario cuatro días por semana; tenían derecho a utilizar parcelas individuales de tierra; debían realizar también servicios varios, por ejemplo, los trabajos domésticos. Estas haciendas tradicionales producían sobre todo patatas y cereales para el consumo popular. E n la década del cincuenta y a comienzos de la del sesenta, se dio una rápida urbanización y cierta concentración de la riqueza en los centros urbanos, lo que produjo u n mercado m á s vasto y diferenciado en materia de bienes de consumo. Al m i s m o tiempo, una serie de latifundistas tuvieron la idea de producir leche y productos lácteos para ese mercado urbano en evolución. Su proyecto era totalmente capitalista: querían producir de manera eficaz para los que estuviesen en capacidad de pagar el precio requerido, y se proponían conseguir la asistencia del Estado para los aspectos m á s complicados del proyecto. C o m o resultado de ello hubo profundos cambios en la estructura de la producción. Ante todo, los empresarios rurales transformaron el sistema de latifundios. Se reservaron la mejor parte de sus tierras y entregaron gratuitamente otros terrenos a sus campesinos. Se trataba de una reforma agraria iniciada a nivel privado que se produjo m á s o menos al m i s m o tiempo que la elaboración y aprobación de u n a ley a tal efecto (1964). D e b e tenerse en cuenta también que hasta ese m o m e n t o no había habido u n movimiento campesino militante, pero se temían las revueltas, dada la reciente revolución cubana. Para el trabajo a realizar, los empresarios rurales dependían enteramente de obreros asalariados, algunos con carácter permanente, otros contratados por día. D e todas maneras, optaron por u n sistema de producción de capital intensivo. Importaron maquinarias modernas e introdujeron técnicas biológicas, tales c o m o la inseminación artificial. Constituidos en grupo, obtuvieron facilidades y asistencia del Estado. Tradicionalmente los grandes terratenientes habían estado estrechamente vinculados con los grupos políticos dominantes. Por esa razón, tenían fácil acceso al aparato del Estado y no les resultó difícil obtener la asistenciafinancieray técnica necesaria. U n organismo público especializado —el Instituto de Investigaciones Agronómicas [INIAP]— los ayudó a resolver el problema particularmente difícil y caro del mejoramiento de los campos de pastoreo. C o m o los pastos naturales n o eran m u y buenos, se desarrollaron los campos de pastoreo artificiales a una escala relativamente amplia. Esta asistencia técnica estatal benefició sobre todo a los empresarios grandes y medianos. Este proceso de modernización tuvo gran éxito. Se desarrolló u n sector eficaz de la agricultura moderna, especialmente las granjas de tamaño intermedio. L a división del trabajo entre el sector privado y el estatal también fue eficaz. Los principales cambios pueden resumirse c o m o sigue. E n cuanto a la estructura de Los valores culturales y la selección social de la tecnologia 501 tenencia de la tierra, las granjas de tamaño intermedio resultaron las m á s comunes, mientras que el número de grandes latifundios disminuyó marcadamente. A l mismo tiempo, se crearon numerosas unidades de explotación pequeñas, pero su productividad fue baja. L a estructura de las relaciones sociales de la producción también cambió considerablemente. Las nuevas granjas organizadas con capital intensivo dependían totalmente del trabajo asalariado, puesto que la función de las relaciones de trabajo tradicionales ya no.tenía razón de existir. E n dichas granjas disminuyó el número de trabajadores, mientras.que muchos c a m pesinos pobres emigraron a otras regiones o a las ciudades. A d e m á s , cambió m u c h o la composición de la producción agrícola. L a producción de alimentos de primera necesidad disminuyó, pero aumentó sobremanera la producción de leche y productos lácteos. Este proceso de innovación tecnológica en amplia escala resulta difícil de comprender en términos de valores, sean éstos tradicionales o modernos. U n a serie de terratenientes vieron una posibilidad de cambio que les resultaría beneficiosa, pero ¿sería correcto decir, por ejemplo, que optaron por u n cambio drástico en su actividad económica basándose en el valor "modernismo"? ¿ O que el valor "tradición" impidió que otros latifundistas participasen en el cambio? L a decisión de los organismos gubernamentales interesados, apoyando a los granjeros que se modernizaban ¿estaba basada en algún valor particular? N o resulta m u y plausible razonar en estos términos; tales innovaciones deberían considerarse m á s bien c o m o parte de una estrategia económica (y política) m á s amplia. Sigamos la secuencia de los acontecimientos. Afinesde la década del setenta el gobierno se dio cuenta de que la situación en la región de la sierra n o era óptima. L a producción de alimentos de primera necesidad había disminuido hasta el punto que algunos de ellos debían importarse. Los pequeños lotes de tierra entregados a los campesinos difícilmente podían ser productivos sin instrumentos adecuados, ni cierta inversión en fertilizantes, para lo cual los campesinos necesitaban créditos. Se idearon y aplicaron diversos recursos para solucionar el problema. D o s organismos gubernamentales elaboraron distintas estrategias para asistir a los pequeños campesinos de manera individual, y por medio de sus comunidades locales. Se trataba del Ministerio de Agricultura y de F O D E R U M A [organismo de desarrollo rural], creado por el Banco Central de Ecuador. E n 1978 el ministerio inició una campaña para facilitar el acceso de los pequeños campesinos a la asistencia técnica. Para ello tuvo que reorganizar la estructura de sus servicios externos [véase Ackermann y Fausto, 1978], que durante varias décadas había tendido a ayudar a los empresarios agrícolas. Las redes de comunicación entre los técnicos estatales y sus clientes ya se habían creado. L a aplicación de la nueva orientación no ofrecía recursos materiales o de m a n o de obra; se esperaba, en cambio, que los técnicos existentes consagraran su tiempo a los pequeños campesinos que necesitaban ayuda. Sin embargo, esos 502 Werner Ackermann. funcionarios carecían de los conocimientos prácticos necesarios; la tecnología que habían elaborado para las granjas en gran escala y con capital intensivo no servía para los pequeños campesinos. El nuevo enfoque exigía una asistencia generalizada, ya que los conocimientos especializados que los técnicos estatales habían aplicado a la red mencionada resultaban m u y poco útiles. Por lo tanto no debe sorprender que se generara entre ellos una fuerte oposición en nombre de la "productividad". Habían integrado plenamente el valor "productividad agrícola moderna", tal c o m o lo practicaban los grandes granjeros, y cuando se produjo un conflicto entre lo que preferían y lo que se les exigía, su resistencia a lo segundo se justificó en términos de "productividad". N o consideraban que su nuevo trabajo contribuyese a una mayor productividad agrícola, y n o se les había ofrecido las suficientes oportunidades para que apreciasen e integrasen los objetivos económicos y políticos a largo plazo de la reforma, de m o d o que ellos constituyesen por lo menos u n contravalor. La orientación de F O D E R U M A era diferente. Confiaba plenamente en la iniciativa de las comunidades locales y esperaba que éstas pidiesen asistencia técnica de diferentes tipos, por ejemplo, u n puente para facilitar el acceso a los mercados, simientes, fertilizantes, infraestructura. F O D E R U M A evaluaba la pertinencia del pedido y la modalidad de su ejecución. M á s que imponerles sus propias ideas y proyectos, F O D E R U M A trataba de satisfacer los deseos y preferencias de las comunidades locales. Su orientación general se basaba en el respeto a las formas tradicionales de vida y en el deseo de ayudar a las personas a mejorar ciertos aspectos de esa vida. Obviamente, resultaba difícil evaluar esas mejoras al estilo de una evaluación de la ejecución del proyecto aplicando criterios cuantitativos [véase Ackermann, 1979]. E n parte por esta dificultad, la orientación de F O D E R U M A no fue apoyada con m u c h o entusiasmo . por los organismos gubernamentales que debían contribuir a la ejecución de sus proyectos de desarrollo. Estas estrategias muestran dos funciones de los valores presentes en el proceso de u n cambio social que implica elección de innovaciones tecnológicas. E n el caso del ministerio, los valores de los técnicos sirvieron para justificar su resistencia contra la conducta recién adquirida, resistencia que constituyó u n obstáculo para la ejecución de la reforma propuesta. Los valores que inspiraban dicha reforma (mejorar la vida cotidiana de los pequeños campesinos) no fueron percibidos por los técnicos y no gravitaron en su evaluación de las alternativas. E n el caso de F O D E R U M A , los valores desempeñaban una función diferente. Los valores tradicionales (tal c o m o los percibía el organismo) eran considerados instrumentales: podían contribuir a la movilización de la población rural para el mejoramiento de sus condiciones de vida, sobre todo por medio de sus propios esfuerzos. F O D E R U M A también contribuyó a que los propios campesinos, cuyo desarrollo se fomentaba, tuviesen mayor conciencia de esos valores y Los valores culturales y ¡a selección social de la tecnología 503 de las preferencias que resultaban de los mismos. El proceso de selección tenía c o m o objetivo poner en movimiento una serie de cambios sociales destinados a lograr una toma de decisiones m á s autónoma. El efecto de la tecnología en los valores culturales E n las secciones precedentes nos hemos referido principalmente a la función de los valores en el proceso de elección y aplicación de nuevas tecnologías. E n los trabajos de sociología se prestó m u c h a atención al problema del efecto que la tecnología produce sobre los valores culturales, y m á s generalmente, a los diferentes aspectos de las relaciones sociales. Tal c o m o lo mencionamos en la introducción, se han formulado hipótesis amplias y divergentes. Los conceptos explicativos relativos a las innovaciones tecnológicas y a los cambios en las relaciones sociales y los valores culturales se extienden desde la noción m á s bien mecanicista de u n tipo diferencial de cambio de tecnología, comparado con otros componentes culturales (véase la idea de "retraso cultural" de Ogburn), hasta concepciones m u c h o m á s complejas, de inspiración marxista, relativas el juego entre las fuerzas de producción y las relaciones sociales de producción7. Si bien estas formulaciones m á s globales son válidas para comprender las grandes tendencias, ya hemos indicado que es indispensable también analizar las consecuencias específicas de la introducción de u n a nueva tecnología en la conducta y en los valores de los sujetos interesados. E n este contexto, sería útil distinguir el efecto de dos tipos de cambios tecnológicos. Por una parte, los que tienen consecuencias m á s bien limitadas desde el punto de vista geográfico y social (que n o obstante pueden afectar profundamente el trabajo y la vida de los que están implicados directamente, por ejemplo, la mecanización de las operaciones mineras, la construcción de una represa en u n sector rural, etc.). Por otra parte, existe una cantidad m u c h o mayor de innovaciones tecnológicas difusas que afectan a toda la sociedad. D e b e m o s recordar que algunas innovaciones tecnológicas invasoras se han desarrollado de manera gradual y ejercieron su efecto en sectores aún m á s vastos (por ejemplo, el desarrollo de las redes de transportes y comunicación). Tecnología específica y tecnología difusa Trataremos primero de caracterizar estos dos tipos de tecnología. L a tecnología específica se puede definir c o m o una serie de operaciones introducidas deliberadamente en u n contexto delimitado, a m e n u d o con el propósito de resolver u n problema (por ejemplo, escasa producción en agricultura o minería) o de producir un nuevo servicio o artículo de consumo que algún agente, público o privado, h a 504 Werner Ackermann tomado la decisión de introducir. L a tecnología difusa es m á s bien un artículo de consumo o u n servicio ofrecido en el mercado para el uso del público en general. Por supuesto, una tecnología que hoy parece difusa y omnipresente puede haber sido introducida deliberadamente en una etapa anterior. D o s ejemplos típicos de tecnologías actualmente difusas, pero vinculadas con antiguos proyectos específicos de desarrollo, son el transporte público y el sistema de desagüe. E n cambio, la historia de la difusión del teléfono es diferente [Pool y otros, 1978]. L a distinción entre tecnología difusa y específica es importante cuando se han de analizar sus consecuencias. La tecnología específica, por ejemplo, el tratamiento electrónico de las operaciones bancarias afecta directamente a u n grupo determinado de personas, en este caso a ciertas categorías de empleados bancários cuyo número puede ser elevado. A d e m á s , la tecnología específica suele imponerse a un grupo, cuyos miembros n o pueden sino adoptarla de una u otra manera. E n cambio, el acceso a la tecnología difusa, en principio, está abierto a un número ilimitado de personas, a pesar de que en la práctica su uso esté restringido por el mecanismo de los precios, la discriminación social, etc. Por otra parte, los que tienen acceso a ella pueden decidir usarla o no, en la medida de sus deseos. E n resumen, la tecnología específica provoca una transformación más bien inmediata de las relaciones sociales a las que ella afecta, sobre todo en lo que atañe a la organización social del trabajo; la tecnología difusa, en cambio, da lugar a la adopción de conductas sociales alternativas. Las tecnologías difusas que hoy invaden la sociedad, se desarrollaron en su m o m e n t o necesariamente en consonancia con las costumbres sociales y los valores culturales imperantes. El intercambio y el consumo de mercaderías y servicios constituyen aspectos importantes de tales costumbres sociales y expresan los valores sociales mencionados. L a capacidad de comprar mercaderías y servicios y de ostentar consumo es u n aspecto (simbólico) del poder, y c o m o tal, entra en las relaciones de poder. Cualquier mercadería que una persona o grupo puede obtener o producir, y n o consumir inmediatamente, se acumula c o m o capital. Parte de ese capital será expuesto y otra parte se mantendrá tal vez oculto. L a s u m a de recursos acumulados constituye una base material de poder. La introducción de nuevos bienes de consumo en forma de tecnología difusa puede cambiar las normas del consumo y de la acumulación del capital. Tales normas de conducta modificadas pueden implicar o n o u n cambio de valores. E n lo relativo a los servicios, debe observarse que las tecnologías nuevas y antiguas suelen superponerse. Para lo que la sociedad occidental pueda haber inventado algún dispositivo o sistema, otros grupos culturales tienen su propia versión; por ejemplo: un servicio postal puede complementarse con un sistema de mensajeros. E n realidad, lo mismo puede aplicarse a los países industrializados. E n la medida en que el servicio postal del Estado no es satisfactorio, pueden m a n tenerse o incluso crearse sistemas paralelos, por ejemplo, sistemas privados de comunicación, tales c o m o los sistemas privados de correos o de télex. Puede Los valores culturales y la selección social de la tecnologia 505 observarse el m i s m o fenómeno de superposición en sectores tales c o m o la medicina, el derecho, la enseñanza o la seguridad. Las dos modalidades tecnológicas que hemos caracterizado actúan recíprocamente en cuanto a sus efectos. Por una parte, la tecnología específica que se introduce en la actualidad suele desarrollarse de una manera m á s o menos extensiva: u n sistema educativo, redes de comunicación, aptitudes directoriales, etc. Por otra parte, la interacción puede tomar la forma de refuerzo mutuo: la tecnología específica prepara el camino para la introducción y utilización de una tecnología m á s difusa, mientras que los sectores sociales m á s expuestos a la tecnología difusa pueden manifestar una preferencia por mayores innovaciones tecnológicas. La tecnología en su contexto social M u c h o de lo que se ha escrito sobre este tema se refiere a los efectos de la presencia invasora de la tecnología difusa moderna en la sociedad [Lerner, 1958]. Se considera que esos efectos, ya sean positivos o negativos, contribuyen a abrir horizontes, y que progresivamente conducirán a la desaparición de las diferencias culturales y a la difusión de una cultura uniforme urbano-industrial, con sus correspondientes valores. Se estima que incluso las innovaciones tecnológicas específicas tienen u n efecto multiplicador y de largo alcance, que se manifiesta por medio de u n proceso de reverberación social; el cambio comienza en el lugar de trabajo, afectando primero a las relaciones mismas de trabajo, luego a la red de relaciones sociales que se establecen alrededor del lugar de trabajo, y finalmente, a la estructura social de la región y la nación. Se considera que la adopción de nuevas formas de vida y valores asociados con la tecnología moderna es u n proceso esencialmente pasivo y no el resultado de una elección a través de la interacción social [véase Sainsaulieu y Ackermann, 1970]. Se puede conceptualizar mejor el efecto de la innovación tecnológica diciendo que, ante todo, modifica la variedad de alternativas de comportamiento. Para algunos grupos ofrece nuevas maneras de hacer las cosas, para otros, elimina las opciones existentes. Excepto en condiciones de control extremo, la nueva tecnología no determina enteramente la nueva escala de comportamientos sociales. Esto puede ilustrarse con m á s claridad con relación a la tecnología difusa. Cuando se introduce, afecta al grupo o a la sociedad, pero no a todos sus miembros de la misma manera. E n ocasiones en que se introdujo u n sistema jurídico occidental, algunas personas lo utilizaron mientras que otras n o quisieron o n o pudieron hacerlo. A pesar de todo, en este caso hay una elección adicional de comportamiento. Si se implanta una cierta forma de transporte público, una serie de personas tendrá la opción de tomar el autobús o el tren en lugar de caminar. Pero a la larga, las opciones podrán volver a reducirse, porque algunas de las alternativas originales de comportamiento cesarán de existir. 506 Werner Ackermann Los sujetos adoptan deliberadamente nuevas formas de comportamiento en la medida en que perciben determinados intereses y desean expresar determinadas demandas. L a innovación tecnológica puede ofrecer nuevas posibilidades estratégicas dentro de su situación social. Se puede concebir m u y bien que las nuevas alternativas de comportamiento se usen de una manera instrumental a fin de satisfacer valores tradicionales constantes. Por ejemplo, si tener una familia numerosa con u n cabeza de familia fuerte que ejerce el control y el liderazgo de la misma constituye u n valor, es posible que algunos miembros de la familia aprovechen ciertas innovaciones tecnológicas del comercio y de la administración para reunir una mayor fortuna c o m o base de poder y de m a n d o dentro de esa familia, mientras que otros miembros continuarán centrados, por ejemplo, en la agricultura y en el comercio a la manera tradicional. Los primeros ofrecerán mayores oportunidades formales de educación a m á s miembros de su familia, mejorando al m i s m o tiempo su condición y aumentando su poder. Los objetivos y valores han permanecido bonstantes, pero las formas de alcanzarlos se han diversificado. Las mismas consideraciones pueden aplicarse a la tecnología específica. Su introducción crea una nueva serie de tareas técnicas, que en cierta medida exigen una organización del trabajo diferente, pero que conducen a su vez a la eliminación de ciertos otros tipos de trabajo. Puede darse una cierta superposición de diversos sistemas técnicos, en cuyo caso el m á s tradicional de ellos se verá reemplazado paulatinamente. E n algunas ocasiones, c o m o en el ejemplo citado de Ecuador, la transformación afecta a toda una categoría de relaciones de producción. Se ha destacado frecuentemente que la innovación tecnológica específica tiene profundas consecuencias en la estructura del empleo. N o desarrollaré aquí este problema complejo, pero se puede consultar al respecto Rada[1980] 8 . L a innovación tecnológica específica puede, aparentemente, n o ofrecer alternativas reales de comportamiento a los afectados por la misma, en sus comienzos. Algunos pueden tener interés de presentar la nueva tecnología c o m o algo que se aplica de una manera única y que determina por sí misma la forma en que habrá de manejarse (es decir, la organización óptima y "científica" del trabajo). Sin embargo, algunos estudios clásicos demuestran, por ejemplo, que la mecanización de las minas de carbón admitía diversas formas de organización del trabajo [Trist y Murray, 1948]. D e manera similar, en la industria automotriz, ciertos grupos independientes organizaron su.propio trabajo y reemplazaron en algunas fábricas la organización tradicional de la línea de montaje. Estos ejemplos bien conocidos sirven para mostrar que el efecto de la, tecnología en el contexto social inmediato, es decir, en la organización del trabajo, no está de ninguna manera determinado rígidamente. L a estructura de las relaciones de trabajo que se crea a raíz de la innovación tecnológica deberá verse c o m o el resultado de la interacción entre los sujetos interesados: administradores y empleados. E n esa interac- Los valores culturales y la selección social de la tecnología 507 ción ambas partes movilizarán todos los recursos a su alcance para defender lo que, según ellas, son sus intereses y sus valores. Esta serie de intereses y valores varía de país en país, y es producto de u n desarrollo histórico específico. C o m o tales, estos intereses y valores influirán en los cambios de la tecnología y en los comportamientos sociales con ellos relacionados. Estudios recientes realizados comparando la. organización social del trabajo en unidades industriales seleccionadas por su tecnología compatible en diferentes países demostraron que la estructura de control varía considerablemente. E n Alemania, por ejemplo, el personal de supervisión mejor pagado es menos numeroso que en Francia [véase Maurice, Sellier y Silvestre, 1979; también Gallie, 1978]°. Conclusiones El análisis de las relaciones entre tecnología y valores culturales n o puede separarse de una consideración de las relaciones sociales afectadas. Se deben distinguir dos tipos de relaciones: la función que los valores pueden desempeñar en el proceso de elección y aplicación de una nueva tecnología, y el efecto que el cambio tecnológico produce en los valores culturales. H e m o s sostenido que en a m b o s tipos de relaciones intervienen y gravitan variantes importantes. E n el caso de la elección de u n a nueva tecnología, los valores cumplen la función de delimitar el alcance de las posibles alternativas, mientras que los intereses m á s inmediatos pueden influir considerablemente en el procesofinalde la toma de decisiones. L a aplicación de la innovación tecnológica dependerá, en parte, del grado de compatibilidad de la m i s m a con prácticas sociales m u y valorizadas. El impacto de la tecnología sobre los valores es rara vez directo. Está m á s bien determinado por los cambios que puede producir en las relaciones sociales afectadas. Los propios cambios deberán considerarse c o m o el resultado de la interacción de grupos sociales que persiguen sus propios intereses, frecuentemente opuestos. Esto se ve con mayor claridad en los casos en que se introduce u n a tecnología específica. El efecto de la tecnología difusa resulta aún m á s difícil de evaluar. L a innovación tecnológica de este tipo ofrece nuevas alternativas de comportamiento, al menos para ciertos grupos. El surgimiento consiguiente de nuevos modelos de prácticas sociales puede conducir, a su vez, a u n cambio en los valores culturales. L a tecnología no constituye de por sí u n instrumento de dominación social o de alienación cultural, y tampoco contribuye automáticamente a que haya mayor libertad de elección o emancipación social. Su efecto dependerá de su utilización dentro de una estructura social determinada. [Traducido del inglés] 508 Werner Ackermann Notas 1 2 3 4 5 Se han observado tendencias similares en el comercio al por menor del Reino Unido respecto a la introducción de dispositivos electrónicos economizadores de trabajo, en u n contexto de cambio de los hábitos de compras [véase Cosyns, Loveridge y Child, 1981], Para una discusión más detallada sobre los diferentes enfoques del conflicto entre "diversos grupos culturales dentro de una sociedad, véase Najenson [1979]. E n ciertas situaciones históricas, los sectores dominantes han optado por una forma de lo que Barrington Moore Jr. llamó "modernización conservadora", o sea, la introducción de la industria moderna manteniendo al mismo tiempo los rasgos fundamentales de la estructura social (por ejemplo, Japón, y más recientemente, Brasil). Esta "revolución conservadora que se produce desde las esferas superiores" suele asociarse con una forma autoritaria de gobierno, y puede implicar elecciones contrarias a los intereses m á s inmediatos de los sectores predominantes de la sociedad. Tal proceso de modernización exige una separación considerable entre el gobierno y la sociedad civil. Puede llegarse a producir una escisión problemática entre la marcada dependencia de los conocimientos técnicos externos, por un lado, y los elementos nacionalistas promovidos en esferas oficiales, por otro; esta situación atenta contra la verosimilitud de las propuestas oficiales. Este aspecto de los vínculos públicos y privados que influyen en la toma pública de decisiones fue analizado detalladamente, en lo relativo a Brasil, por F . H . Cardoso y L . Martins, y en lo relativo a un país industrializado (Francia), por E . Friedberg [1979], 8 7 8 9 El mismo argumento se aplica al desarrollo de los programas sobre energía nuclear, en los que debe preverse el mismo tipo de inercia. Recientemente Cohen [1978] expuso nuevamente la función causal de las fuerzas productivas (organización técnica del trabajo) en la transformación de las relaciones de producción. Se discute el hecho de que esta insistencia renovada en la tecnología sea el factor determinante de la historia [Levine y Wright, 1980]. L a inquietud predominante se refiere a la desocupación, pero el problema no deja de estar bien definido. Depende en gran medida de la escala en que se lo considere. La introducción de una nueva tecnología dentro de situaciones de trabajo o ramas de la industria existentes puede conducir al desempleo. Es obvio que cuando se establecen nuevas industrias en lugares donde no había ninguna, se crean nuevos empleos. U n caso más complicado es el desarrollo de una tecnología tendiente a mejorar la calidad, tal c o m o en la industria de la cultura y las comunicaciones, lo cual puede producir un aumento de empleos. El desarrollo de las relaciones industriales en Japón es otro ejemplo m u y general. Se introdujeron allí innovaciones tecnológicas a gran escala que transformaron totalmente los aspectos técnicos de la producción, mientras que al mismo tiempo se conservaron deliberadamente algunos rasgos fundamentales de las relaciones sociales de trabajo y los valores tradicionales vinculados con los mismos. Se sugirió que el mantenimiento de las relaciones tradicionales de trabajo formaba parte de la estrategia de impedir la posible movilización social de una fuerza de trabajo desarraigada. Referencias cambios en el agro serrano. Quito, Ecuador, de l'empreinte de la technique. Culture techFLACSO-CEPLAES. nique (Paris), n.° 4 , febrero. C O H E N , G . A . 1978. Karl Marx's theory of hisA C K E R M A N N , W . 1979. Utilización de indicadores tory: a defence. Oxford, Oxford University sociales para el desarrollo rural (Seminario Press. F O D E R U M A , Ibarra, Ecuador). C O S Y N S , J., L O V E R I D G E , R . , C H I L D , J. 1981. Microy F A U S T O , A . 1978. Estudio preliminar sobre la electronics, organization and the structuring descentralización en el M . A . G . Quito, Ecuaof employment in retailing (de próxima apador, F L A C S O . rición). B A R R I L , A . , B A R S K Y , O . y otros. 1980. Ecuador: D U P U Y , G . y T A R R , J. A . 1981. 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Por ejemplo, u n obrero que opera una máquina con conocimientos técnicos (know-how) sumamente fragmentados, pero sin la menor noción del porqué y el para qué (know-why), difícilmente podrá controlar con eficacia cuanto atañe a su trabajo. U n a sociedad no puede tampoco lograr u n control eficaz sobre la acumulación y sobre los cambios en la estructura de clases con ella relacionados, sin disponer de u n control sobre la tecnología. Así, aun a pesar de que el control de la tecnología es necesario para cualquier estrategia de transición hacia una.mayor autosuficiencia, su ausencia se hace sentir claramente en la mayoría de los países en desarrollo. L a dependencia tecnológica, definida c o m o incapacidad de crear, adaptar y utilizar sistemas tecnológicos que satisfagan necesidades2, constituye u n importante elemento del desequilibrado desarrollo económico y social de estos países. C o m o hemos indicado en otra parte3, la transferencia internacional de tecnología, abandonada a las leyes de la competición oligopolista, ha conducido a una nueva intensificación de la ya sumamente desigual distribución global del control, tanto sobre las aportaciones c o m o sobre los resultados de la investigación, el desarrollo y las obras de ingeniería. La transferencia internacional de tecnología ha contribuido así a perpetuar la jerarquización de las relaciones norte-sur, pero también de las relaciones sur-sur, con todas sus implicaciones inherentes para el subdesarrollo, la miseria y las posibilidades de u n conflicto global. L a clave para una comprensión de la dependencia tecnológica está en analizarla c o m o parte de la dependencia general que caracteriza a las sociedades del tercer m u n d o , y ver en ella u n proceso dinámico que en los últimos tiempos ha Dieter Ernst es economista, investigador en el Projekt Technologietransfer de la Universidad de Hamburgo (Floot 5, Hamburgo 60, República Federal de Alemania) y encargado de cursos en la Universidad de Bremen. Ha sido consultor de diversas organizaciones internacionales en materia de planificación y transferencia de tecnología, así como sobre el tema de la incidencia de las técnicas de información en la industrialización del tercer mundo. Rev. int. de clenc. soc., vol. XXXIII (1981), n.° 3 La política tecnológica de la autosuficiencia 511 adquirido creciente importancia c o m o obstáculo en el camino de la autosuficiencia. E n otras palabras, sin una política nacional amplia y coherente de la ciencia y de la tecnología, concebida c o m o parte integrante del plan nacional, difícilmente podrá lograrse u n desarrollo autosuficiente. Pero, ¿qué clase de desarrollo h a de perseguirse y c ó m o han de identificarse las áreas de prioridad científica y tecnológica socialmente relevantes4? E n este artículo analizaré específicamente los siguientes puntos: la estrecha interconexión de los objetivos esenciales del desarrollo con las áreas prioritarias de la ciencia y de la tecnología, y las condiciones para el éxito, especialmente respecto a la cronología y a la identificación de los agentes de la estrategia. Ruptura selectiva de la dependencia tecnológica Al cabo de siglos de subdesarrollo manipulado desde el exterior, la mayor parte de los países del tercer m u n d o necesita hoy importar tecnología, si aspiran a obtener mejores rendimientos, a aumentar la productividad y a asegurar su desarrollo a largo plazo. El problema crucial está en c ó m o evitar la importación de tecnología extranjera que, en una escala significativa, conduce a una intensificación cualitativa de la dependencia. Esto implica la necesidad de internalizar la dimensión tecnológica c o m o parte de u n proceso autónomo de decisiones de gobierno haciendo, por u n lado, una ruptura selectiva de la dependencia tecnológica y estableciendo, por otro lado, las prioridades tendientes al logro de la autosuficiencia5. D e b e m o s aquí destacar seis puntos. Primero, el verdadero problema n o es la insuficiente capacidad científico-tecnológica en sí m i s m a , sino la falta casi total de autonomía, incluso con respecto a decisiones fundamentales que conciernen a tecnologías incorporadas en u n plan de desarrollo "nacional". Esto atañe a las decisiones tanto sobre la selección de tecnologías adecuadas c o m o sobre las fuentes de su oferta. E n realidad, la "autosuficiencia tecnológica" debería incluir tanto la capacidad de crear, adaptar y utilizar sistemas tecnológicos que satisfagan las necesidades sociales c o m o , asimismo, la facultad de elegir y controlar las áreas de dependencia tecnológica parcial, que de todas maneras seguirá siendo inevitable durante muchos años en todas partes. Segundo, en vez de una proliferación indiscriminada de importaciones de alta tecnología, debería preferirse la adquisición selectiva de tecnologías estratégicas con efectos multiplicadores significativos para el logro de u n a mayor autosuficiencia. Esto es en esencia lo que y o llamo "ruptura.selectiva". U n a manera de abordar este proceso es centrarse en las tecnologías aptas para la producción de bienes de equipo relacionados con la satisfacción de necesidades básicas; es decir, otorgar prioridad a los bienes de equipo destinados a satisfacer necesidades básicas y a los aplicables al aprovechamiento de recursos locales. Por ejemplo, en u n país bien dotado de gas natural y mineral de hierro, pero n o de 512 Dieter Ernst carbón coquizable, basar la industria siderúrgica en altos hornos alimentados con coque es lo que puede llamarse una forma extrema de desperdicio de recursos. U n enfoque m á s adecuado sería combinar la reducción directa con la miniaturización de la planta6. Las consecuencias negativas de una proliferación indiscriminada de importaciones de alta tecnología se evidencian, sobre todo, en los recientes intentos de u n número cada vez mayor de países en desarrollo de promover su propia producción de energía nuclear, lo que con gran acierto se ha llamado la "trampa nuclear". Para cimentar sólidamente la autosuficiencia tecnológica es necesario fomentar las capacidades nacionales en el área de la construcción de ingeniería, orientándolas a la satisfacción de necesidades básicas y promover la investigación fundamental. E n ausencia de esto, la producción interior de bienes de equipo es fácilmente reintegrada por el capital internacional en su red mundial. Tercero, la atención preferente otorgada a las tecnologías de producción de bienes de equipo relacionados con necesidades básicas es una condición necesaria, pero no suficiente. Es una condición necesaria porque implica una autonomía de decisión, en cuanto a lo que se precisa para satisfacer necesidades básicas y en cuanto a las condiciones en que han de producirse los bienes referidos. Puede decirse, por lo tanto, que es u n primer paso necesario hacia la participación efectiva de aquellos directamente afectados, es decir, la mayoría de los pueblos. N o obstante, ésta es sólo una cara de la moneda, y si se quieren evitar nuevas decepciones, habrá que apresurarse a examinar la otra cara, esto es, la identificación de esas industrias y sus interconexiones óptimas, aquéllas que, bajo condiciones geográficas, históricas, sociales y económicas dadas m á s favorezcan las posibilidades de acumulación nacional a largo plazo. Cuarto, el logro de todo esto n o debe contemplarse con un criterio estrecho. Consideraciones tales c o m o : cuáles instituciones, coaliciones sociales y políticas son necesarias para adoptar nuevos enfoques, deben merecer una atención primordial. Quinto, las necesidades tecnológicas para el desarrollo deben definirse endógenamente, tanto con respecto a la utilización óptima de los recursos locales, c o m o a la satisfacción de las necesidades básicas. L a identificación de las múltiples manifestaciones de la dependencia tecnológica tiene que realizarse c o m o u n proceso de aprendizaje social, con la participación realista de los directamente afectados. Conviene añadir, sin embargo, que la creciente participación de obreros y campesinos en la elección y evaluación de tecnología tiene también implicaciones significativas para la adquisición de conocimientos profesionales y para la redistribución de la renta. Sin lugar a dudas, cualquier enfoque serio del problema del control social de la tecnología lleva aparejadas revisiones m u y rigurosas respecto a las prioridades, a las instituciones y a los instrumentos políticos llamados a promover la larga y ardua transformación social interna, que es la única base segura y sólida de la autosuficiencia. La política tecnológica de la autosuficiencia 513 L a ruptura selectiva n o es, pues, u n a opción fácil ni m u c h o m e n o s . Sin transformaciones fundamentales es una quimera. Sólo puede tener probabilidades apreciables de éxito en condiciones que n o dejan m u c h a alternativa con respecto a la autonomía económica, política y militar. Pero, en realidad, tales "emergencias" son casos bastante normales para u n a inmensa mayoría de países en desarrollo. Invariablemente, el proceso de ruptura selectiva irá acompañado de altísimos costos sociales, será necesariamente parcial y lleno de contradicciones. Para hacerlo viable, habrá que tomar en cuenta explícitamente el costo social de esta política y destacar sus ventajas en relación con las siempre posibles estrategias alternativas de progresiva integración en el mercado mundial. Por último, cualesquiera estrategias capaces de potenciar la autosuficiencia tecnológica tienen que concebirse ineludiblemente a largo plazo. El camino estará lleno de contradicciones y reveses. T o d o intento de identificar las formas y mecanismos de dependencia tecnológica y dominación actualmente imperantes, y de adoptar políticas compensadoras eficaces, tendrá que hacer frente, durante m u c h o tiempo, a todas las nuevas formas y nuevos mecanismos de dependencia, dominación, etc. Por eso las estrategias del proceso de ruptura deben ser selectivas y flexibles. Interconexión de los objetivos esenciales del desarrollo con las áreas prioritarias de la ciencia y de la tecnología U n a estrategia de la autosuficiencia bien orientada precisa la identificación y adopción de una compleja serie de sistemas de tecnología alternativos, que permitan a su vez la m á x i m a movilización de los recursos nacionales y la ampliación de todas las capacidades de desarrollo. L a solución no puede estar en una decisión aislada y única7. E n u n m o m e n t o dado pueden coexistir diversos niveles tecnológicos en sectores, subsectores, productos e incluso plantas industriales, desde los m á s avanzados y sofisticados a los llamados tradicionales. Elegir u n a combinación de tecnologías socialmente óptima supone la identificación sistemática de alternativas específicas por sectores y productos, con sus principales ventajas. Ésta es una de las necesidades de investigación actuales m á s urgentes. A fin de identificar tales prioridades, debemos definir claramente los objetivos esenciales del desarrollo a los que han de estar subordinadas. Y o propondría cinco8: a) control efectivo de los sectores clave; b) hacer coincidir las necesidades con la demanda efectiva; c) apoyar la agricultura, especialmente para lograr la autosuficiencia en la alimentación; d) obtención de beneficios sociales óptimos mediante la utilización y transformación de recursos naturales; e) identificación y consolidación de las "industrias industrializantes". 514 Dieter Ernst Control efectivo de los sectores clave E n muchos países en desarrollo, los sectores clave de la economía están controlados por el capital privado, en su mayor parte procedente de países de la O C D E . Esto significa que, en conjunto, el desarrollo de estos sectores ha estado regido por las exigencias de la estrategia mundial del capital internacional. U n control público efectivo de los sectores clave de la economía es un requisito básico para el logro de conexiones interindustriales dinámicas y para el éxito de estrategias de transición hacia u n desarrollo alternativo. L a nacionalización es sólo el primer paso, y n o debe confundirse de ninguna manera con el control efectivo, el cual debe comprender: control del mercado, de los factores de producción esenciales, de los eslabonamientos ascendentes y descendentes de la industria y, finalmente, pero de la mayor importancia, control sobre la investigación básica y las tecnologías9. Coincidencia entre las necesidades y la demanda efectiva E n la mayor parte de los países en desarrollo, la brecha entre las necesidades, o m á s específicamente, las necesidades de la mayoría no privilegiada, y la demanda efectiva, n o cesa de ampliarse de manera dramática. Las necesidades básicas insatisfechas y el superconsumo en algunos polos de crecimiento urbano son síntomas bien conocidos. U n a política deliberada y comprehensiva tendiente a hacer coincidir las necesidades con la demanda efectiva tiene una importancia primordial y supone tres pasos relacionados entre sí: identificación de las necesidades sociales; definición de criterios para el ajuste de la demanda efectiva a las necesidades sociales, y reestructuración de la oferta. Identificación de necesidades sociales Efectuar u n a identificación de las necesidades sociales al estilo de u n ejercicio tecnocrático sería inútil; un tal análisis debe y puede hacerse c o m o un proceso de aprendizaje social10, tal c o m o ha sido documentado en u n estudio monográfico reciente sobre Guinea-Bissau11. N o s falta, sin embargo, investigación empírica sobre los éxitos y fracasos que se hayan dado en este ámbito, que de existir podría utilizarse c o m o punto de partida para u n a detallada investigación de c a m p o con participación de todas las partes interesadas. T o m e m o s , por ejemplo, el caso de la energía. ¿ C ó m o identificar las necesidades energéticas de una sociedad? Se puede definir el sistema energético c o m o u n conjunto de actividades sociales, técnicas, económicas y comerciales cuyo objetivo es satisfacer las necesidades energéticas de una sociedad. Si comenzamos por el último término del proceso, tenemos cuatro elementos: a) los consumidores; b) el complejo de pro- L a politica tecnológica de la autosuficiencia 515 ducción, que comprende: la exploración y la explotación de recursos de energía primaria (por ejemplo, carbón, petróleo, gas natural) y la conversión de estos recursos en energía secundaria (combustibles sólidos y líquidos, electricidad, etc.); c) las industrias de curso superior que abastecen al sistema de producción energética de bienes intermedios y de equipo (por ejemplo, equipos para la generación y distribución de electricidad); y d) los servicios que permiten que el sistema energético funcione y se desarrolle, incluidos los de mantenimiento y reparación y los de investigación y desarrollo12. L a estimación de las necesidades energéticas y la identificación de las opciones tecnológicas disponibles para su satisfacción es u n proceso en sí m i s m o m u y complejo, que n o puede hacerse, en realidad, sin u n juicio de valor básico. ¿Quién va a beneficiarse y quién va a pagar? Por ejemplo, orientar el sistema hacia la satisfacción de las necesidades de las élites urbanas de los nuevos polos de crecimiento planteará exigencias energéticas totalmente distintas que el satisfacer las necesidades básicas de los pobres y desheredados. Y las distintas opciones energéticas traen aparejadas las opciones tecnológicas adecuadas para cada una de esas alternativas. El método "tecnocrático" de estimación de las necesidades energéticas sociales vigente, basado habitualmente en los llamados "balances energéticos nacionales", oscurece, en realidad, el problema. Recientemente se ha demostrado que estos balances son sumamente engañosos, por lo menos, por cuatro razones13. Primero, sólo toman en cuenta elflujode energía comercial, excluyendo así la leña, el carbón vegetal, los desechos animales y vegetales, que llegan a constituir hasta u n ochenta por ciento del consumo de energía primaria de algunos países. E n segundo lugar, revisten u n carácter general, y n o explican las desigualdades regionales, especialmente importantes allí donde sólo u n a parte de u n país está conectada con las redes de transporte y de distribución energética. E n tercer y cuarto lugar, ignoran por completo la cuestión de la distribución, y tienden a borrar la diferencia entre consumo de energía primario y último, es decir, identifican las necesidades energéticas con las cantidades de energía realmente consumidas, sin tomar en cuenta el posible aumento de la eficiencia termodinámica. Así pues, estimar las necesidades energéticas según u n a óptica tecnocrática tiene muchísimas probabilidades de conducir a opciones a duras penas congruentes con las exigencias de la autosuficiencia. Existe u n a urgente necesidad de reevaluar los requerimientos energéticos, especialmente de las áreas rurales, tanto en cantidad c o m o en calidad, teniendo presente que son térmicos (principalmente para cocinar y secar) y mecánicos (para b o m b a s de riego e industrias caseras); que se dan en pequeña escala; que la cobertura de los mismos por los conductos comerciales es sumamente sensible al costo de la energía; y que hay necesidades que satisfacer en regiones con densidades de población m u y bajas. Dieter Ernst 516 Definición de criterios para el ajuste de la demanda efectiva a las necesidades, sociales E n este ámbito existe una ausencia casi total de investigación detallada. A u n nivel m u y general, algunos criterios son bastante evidentes, c o m o la satisfacción de las necesidades básicas de los n o privilegiados, el m á x i m o despliegue productivo de la fuerza de trabajo, el mejor empleo posible de los recursos naturales locales y la movilización óptima de las competencias científicas y tecnológicas locales y de los conocimientos técnicos tradicionales (mejorados). Las formas tradicionales de consumo y de vida deben preservarse, al menos en la medida en que n o conduzcan a la discriminación o a la explotación. L o que se precisa actualmente es investigación de campo y estudios de casos precisos capaces de contribuir a orientar las medidas políticas llamadas a establecer u n modelo de consumo nuevo y realista. U n buen ejemplo sería la necesidad de nuevas investigaciones en el terreno de la tecnología alimenticia1*. Sin duda, en una gran mayoría de países en desarrollo se aprecia una brecha cada día m á s profunda entre la demanda efectiva de alimentos y las necesidades en términos de valor nutritivo, salud y costo. E n buena parte del tercer m u n d o , la publicidad masiva y la promoción de productos, así c o m o el desarrollo de la industria alimenticia moderna, producen ya pautas de consumo m u y distorsionadas. Por consiguiente, el reajuste de las necesidades sociales a la efectiva demanda de alimentos debe ser objeto de una prioridad excepcional. Traducir esto a requerimientos de investigación supondría, en primer término, una proyección de la demanda de diferentes productos, surgida de la redistribución de la renta, en conjunción con una estrategia de la autosuficiencia. El paso siguiente en la investigación consistiría en buscar y fomentar aquellas tecnologías y/o innovaciones tecnológicas que correspondiesen a cada línea de demanda. Cada vez son m á s numerosas las pruebas empíricas que indican que los países en desarrollo cuentan con una amplia variedad de alternativas para adaptar y desarrollar tecnologías alimentarias conformes a sus necesidades particulares15, siempre que estas necesidades puedan verse reflejadas por la demanda efectiva. Reestructuración de la oferta M u c h o se ha dicho sobre este tema, y todo hasta ahora ha quedado en palabras. Sin conocer las necesidades sociales, ni cotejarlas con la demanda efectiva, las medidas mejor intencionadas para reestructurar la oferta de bienes y servicios n o conducirán a ninguna parte. Es el problema de la elección del producto el que todavía requiere estudios de casos concretos y la opinión de aquellos directamente afectados, sobre todo, los sectores pobres del medio rural. Se hace imprescindible contar con u n nuevo servicio social de difusión de la tecnología que permita a planificadores del desarrollo, productores y consumidores intercambiar y acumular información y experiencia sobre la promoción y puesta 517 La política tecnológica de la autosuficiencia Elección del producto en una política de autosuficiencia Bienes de consumo a) I. Para necesidades básicas (satisfacción de necesidades básicas en sentido lato) b) s"" / I. Bienes para necesidades básicas , ( .<_ Bienes de equipo II. Bienes de consumo de lujo ) / / ^ III. Para productos de consumo / local de lujo / t 11. Para actividades de curso inferior sobre recursos locales II. 1. C o m o factores de producción para la agricultura y la industria locales 11.2. Para producción con destino al mercado mundial, si pueden explotarse ventajas relativas \\ \ \ t IV. C o m o factores de producción para el mercado mundial a prueba de líneas de producción alternativas. T o m e m o s c o m o ejemplo u n país que ha sufrido una revolución política. D a m o s por supuesto que el nuevo gobierno intenta iniciar u n proceso de transformación económica y social conducente a u n a política basada en la autosuficiencia y en las necesidades de las clases desheredadas. Semejante estrategia afectaría la elección del producto y de la tecnología, sin lugar a dudas. E n el cuadro se delinean las posibles prioridades respecto a la elección del producto. C o n relación a los bienes de c o n s u m o , la elección del producto dependerá, casi exclusivamente, de las necesidades básicas, preferentemente las públicas. E n lo 'que atañe a los bienes de equipo, la elección del producto debe limitarse, ceteris paribus, a I y II18. 518 Dieler Ernst Supongamos ahora que las trabas económicas, sociales y políticas que se oponen a una elección "apropiada" del producto, tal c o m o se define en el cuadro 1, pueden superarse. Desde luego, estas trabas son de suyo inmensas, ya que estaría en juego nada menos que u n completo trastrocamiento del m o d o de acumulación dominante. Pero incluso esto sería sólo u n episodio, porque luego habría que salvar u n segundo nivel de trabas y dificultades. Es aquí precisamente donde entra el problema de la dependencia tecnológica. L a cuestión en juego sería la siguiente: ¿cómo adquirir las aptitudes necesarias para acometer la investigación básica, el desarrollo y las obras de ingeniería, que permitirán al país producir los bienes prioritarios para satisfacción de las necesidades básicas y los bienes de equipo de las categorías I y II? Pero tampoco se acaba aquí la historia, toda vez que incluso estos bienes pueden producirse con diferentes tecnologías, basadas en distintos m o d o s de organización del trabajo. E n realidad, el objetivo fundamental de la tecnología y las formas de organización del trabajo hoy dominantes consiste en reducir los costos de la m a n o de obra, es decir, los gastos salariales. Para lograr este objetivo existen dos vías: despedir trabajadores o descalificar a una proporción cada vez mayor de la fuerza laboral, o ambas cosas a la vez. Para la puesta en marcha de una política de autosuficiencia, por lo tanto, es necesario tomar en cuenta dos consideraciones adicionales. Primero, la tecnología y la organización del trabajo deberán ajustarse entre sí, a fin de permitir la absorción de la población activa en el proceso de producción social. D e hecho, los países en desarrollo han venido experimentando u n descenso a largo plazo de sus capacidades de absorción de m a n o de obra, lo cual, c o m o lo han demostrado claramente datosfiables,es esencialmente consecuencia del tipo de tecnología importada17. Segundo, la tecnología dominante y los medios de producción del país deberán ajustarse a la medida del nivel de destreza profesional de la fuerza de trabajo disponible. L a definición de destreza o competencia profesional deberá ir m á s allá de la mera buena disposición de la fuerza de trabajo a subordinarse a las necesidades de los procesos de producción, y habrá de incluir la aptitud para comprender, controlar y reproducir esos procesos. L a creciente descalificación de las fuerzas laborales de los países en desarrollo, c o m o consecuencia de las actuales pautas de transferencia internacional de tecnología, puede ser en realidad la clave de su dependencia tecnológica, aunque.apenas existe investigación sistemática sobre este punto18. Apoyo a la agricultura, especialmente para lograr la autosuficiencia en la alimentación L a mayor parte de los países en desarrollo en la actualidad, aun aquéllos que disponen de medios abundantes para la producción agrícola; dependen cada vez m á s de las importaciones de alimentos. C o m o quiera que la autosuficiencia La política tecnológica de la autosuficiencia 519 en la alimentación es objetivo primordial de toda estrategia de autosuficiencia global de u n país19, el apoyo a la agricultura debe constituir una prioridad en general y especialmente para las estrategias de industrialización. N o s referimos aquí a sectores que producen elementos destinados a la explotación agraria (aperos y maquinarias agrícolas, abonos, pesticidas, equipos para riego, etc.), a sectores que atienden necesidades de transporte y distribución y a los de transformación de productos agrícolas. A b u n d a n las oportunidades para aplicar la ciencia y la tecnología al incremento de la productividad agrícola, para mejorar la tecnología de tratamiento de cosechas y para introducir innovaciones en las plantaciones, en la pesca y en las explotaciones forestales. . Conviene observar que éstos son sectores donde el capital internacional (las llamadas "agro-industrias", que provienen especialmente de los Estados Unidos de América) h a conquistado en estos últimos tiempos una posición particularmente fuerte. E n consecuencia, si la agricultura y las industrias agrarias han de emplearse c o m o instrumentos para el logro de la autosuficiencia en alimentación, habrá que dispensarles una protección eficaz contra la penetración y la desnacionalización. Es ésta una condición previa indispensable para la utilización eficiente de algunos de los m u y provechosos conocimientos recientemente acumulados en algunas instituciones internacionales y nacionales, c o m o el Instituto de Investigación de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social ( U N R I S D ) , la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación ( F A O ) , el Instituto Internacional de Investigación del Arroz (IRRT), de Manila (Filipinas), y el Instituto Internacional de Investigaciones Agrícolas para los Trópicos Semiáridos (ICRISAT), de Hyderabad (India). Máxima utilidad social del empleo de recursos naturales Minerales, agua, agricultura, pesca, montes, caza y recursos energéticos renovables y no renovables se cuentan entre las bases para la industrialización y el desarrollo. Así pues, el control nacional de su prospección, explotación, producción y comercialización constituye u n elemento esencial de toda política de autosuficiencia. Sin embargo, la mayor parte de estos recursos, al menos si entrañan u n beneficio potencial significativo, han sido sistemáticamente localizados y explotados por el capital internacional, que pone buen cuidado en preservar su m o n o polio de conocimientos. Para llevar a cabo prospecciones rápidas y detalladas de recursos naturales se requiere el empleo de tecnologías m u y sofisticadas.(como la detección remota mediante satélites, reconocimientos y fotografía aéreos), que están generalmente dominadas por unas pocas empresas privadas y públicas de los principales países industrializados. Estas tecnologías son, además, extraordinariamente costosas20. L o m i s m o cabe decir, en general, sobre las tecnologías para la explotación y transformación de recursos naturales. E n otras palabras, la mayoría de los países en desarrollo carecen aún de los medios básicos para 520 Dieter Ernst detectar, explotar y transformar sus propios recursos naturales. Por consiguiente, a la investigación en este c a m p o debe dársele una prioridad total, sin olvidar la exploración sistemática de pautas de posible cooperación entre países en desarrollo. Por otra parte, la disponibilidad de recursos naturales deberá determinar la estrategia de industrialización a seguir en lo que atañe a la elección de sectores, procesos y técnicas. También aquí es poco lo que sabemos acerca de las concatenaciones deseables entre dotación de recursos, en la forma antes definida, y las pautas de industrialización. Este saber se necesita con toda urgencia para impedir que la industrialización haga u n uso inadecuado de aquellos recursos naturales que son escasos y n o renovables, para dar prioridad a los sectores relacionados con la transformación de los recursos renovables y para promover la producción de equipos para los sectores que explotan los recursos naturales locales. Dicho de otra manera, los países en desarrollo necesitan investigación sistemática que les permita adaptar la industrialización a los requerimientos ecológicos, es decir, a la protección y fomento de los recursos de la biosfera. Identificación y consolidación de las "industrias industrializantes" L a industrialización es virtualmente la clave del desarrollo socioeconómico. Tiene u n potencial enorme para acelerar el crecimiento de otros sectores, tales c o m o la agricultura, el transporte y las comunicaciones, la energía, los productos químicos y farmacéuticos, la sanidad y los servicios sociales. Pero, en realidad, la industrialización en el tercer m u n d o ha significado casi siempre la progresiva desintegración de dichos circuitos económicos y sociales, con la inherente consecuencia de distorsión estructural. Se necesita, pues, u n esfuerzo concertado para redefinir las pautas de industrialización y para definir su contenido operacional c o m o parte de una estrategia de transición hacia la autosuficiencia. E n este sentido, deberá conferirse m á x i m a prioridad a la identificación y promoción de las que han dado en llamarse "industrias industrializantes"21, es decir, aquellas industrias que permiten la utilización óptima de recursos naturales locales, garantizan la satisfacción de las necesidades básicas y potencian la acumulación a largo plazo y el mejoramiento de las aptitudes científicotecnológicas. U n a estrategia de esta índole comprende, inter alia, la creación de una industria de máquinas herramienta, la producción de maquinaria textil y agrícola, la reorientación de las industrias básicas de transformación de los recursos locales en beneficio de las actividades de curso inferior, y su integración a la producción tanto industrial c o m o agrícola. Esta estrategia debería incluir esfuerzos por fortalecer las capacidades locales de construcción, especialmente los estudios de preinversión, la ingeniería química y el diseño de equipos, así c o m o el control de los componentes tecnológicos y los ciclos de vida. La política tecnológica de la autosuficiencia 521 Los principios generales de dicha estrategia ya están actualmente establecidos. L o que todavía se necesita es u n a serie de estudios monográficos concretos sobre sectores y productos específicos, a fin de clarificar con detalle los requerimientos científicos y tecnológicos23. El concepto de "industrias industrializantes" debe ser u n concepto dinámico: todo periodo histórico y cada etapa de desarrollo socioeconómico tiene su conjunto particular de industrias industrializantes. Por ejemplo, la creciente internacionalización del capital y la reciente proliferación de innovaciones microelectrónicas tienen efectos significativos, n o sólo sobre la tecnología aplicada a la transformación y al producto, sino también sobre las pautas de consumo y los estilos de vida. M á s aún, estos elementos han promovido ya cambios básicos en la pauta de acumulación general de las sociedades occidentales. E n u n número cada vez mayor de países en desarrollo se advierten ya también señales importantes de u n cambio básico en las pautas de acumulación. E n realidad, u n a nueva generación de industrias industrializantes está desplazando en medida creciente a las industrias tradicionales clave c o m o la siderurgia, la ingeniería electromecánica y las industrias químicas23. A tales cambios dinámicos y a su impacto sobre las prioridades industriales en el tercer m u n d o deben dirigirse principalmente los estudios monográficos. Probabilidades de éxito Reestructuración del contexto internacional Para aplicar eficazmente la ciencia y la tecnología a los objetivos esenciales del desarrollo, los países en desarrollo tendrían sin duda que reestructurar m u y considerablemente sus actuales relaciones económicas, políticas y militares internacionales. Esto habría de incluir esfuerzos concertados para ampliar el radio de cooperación internacional, especialmente la cooperación económica y técnica dentro del propio tercer m u n d o 2 4 . Sigue faltándonos investigación sistemática con. una perspectiva tercermundista acerca de qué efecto tendrá la crisis de las relaciones económicas y políticas internacionales en la cooperación internacional de los países industrializados y, especialmente, en las nuevas formas de autosuficiencia nacional y colectiva surgidas en el tercer m u n d o . Es evidente que las tendencias dominantes apuntan a posiciones m u c h o m á s rígidas e intransigentes25. Pero esto es sólo u n cuadro global y la realidad es m u c h o m á s compleja. Sin duda, habrá considerables diferencias entre países y entre sectores industriales, y aún m á s entre agrupamientos políticos y clases sociales. E n los Estados miembros de la O C D E , por ejemplo, n o obstante los pasos exitosos que recientemente se han dado para consolidar lá fuerza de negociación 522 Dieter Ernst c o m ú n frente a un tercer m u n d o cada vez m á s fragmentado, no cabe duda que la crisis económica está creando permanentemente nuevos conflictos y fricciones políticas entre diferentes facciones. Otro tanto cabría decir en cuanto al panorama global, ya sea en términos de u n a mayor multipolarización o no 26 . M á s importante aún sería analizar estas dinámicas conflictivas al nivel de sectores y rubros industriales específicos. Desde el punto de vista de los países de la O C D E , esto h a sido analizado m u y ampliamente, por ejemplo, por el proyecto "Interfutures" de ese organismo, por la Dirección de la O C D E para la Ciencia, la Tecnología y la Industria, y por el think-tank francés G R E S I (Groupe de réflexion pour les stratégies industrielles)27. Por último, n o es ningún secreto que los sindicatos, en general, tienen ideas algo diferentes a las de, por ejemplo, las asociaciones patronales, acerca del m o d o m á s conveniente de integrar a los países en desarrollo en una economía mundial reestructurada. Los países del tercer m u n d o debieran ser capaces de utilizar investigaciones y estudios sobre estas posiciones y conflictos de intereses, tan divergentes, que existen entre los países industrializados. Sólo así podrán establecerse, de forma operacional, áreas de conflicto y áreas donde la conciliación de intereses es posible, y sólo entonces podrán identificarse opciones realistas para las estrategias nacionales y colectivas del tercer m u n d o encaminadas a diversificar la dependencia. Los sistemas de enseñanza de los países en desarrollo tendrían que ser total y enteramente revisados. H o y por hoy, n o solamente n o se adaptan a las necesidades del desarrollo, sino que constituyen u n a importante fuente de dependencia28. L a enseñanza debería llegar a ser u n terreno de capacitación para la autosuficiencia29 que produjese u n a fuerza laboral "apropiadamente" calificada, es decir, trabajadores que n o estuviesen ni supercalilicados en el sentido de ser inspectores altamente especializados de "fábricas automatizadas", ni subcalificados, en el sentido de n o poseer siquiera ciertos conocimientos técnicos de aplicación general, c o m o , por ejemplo, la soldadura autógena. También se necesitan administradores científicos y técnicos que emprendan análisis sociales de costos-beneficios y estudien la recuperación selectiva y mejoramiento de las aptitudes innovadoras tradicionales. Agentes de la estrategia y cronologia A fin de hacer viable la autosuficiencia no sólo hay que saber a qué metas ha de apuntar y por qué, sino que también es preciso poder identificar quién ha de responsabilizarse (agentes) y c ó m o estos responsables la van a poner en ejecución. Ello exige u n inventario crítico de la estructura de clase dominante, especialmente para saber quién controla la generación y utilización del excedente social y puede así decidir sobre cuáles tecnologías acabarán imponiéndose y cuáles quedarán desplazadas. Es necesario realizar un análisis de las pautas de distribución nacional para La politica tecnológica de h autosuficiencia 523 entender los conflictos sociales subyacentes a la introducción, difusión, adaptación y ulterior desarrollo de la tecnología. Dicho de otra manera, se precisa u n método de investigación para identificar aquellos grupos sociales o regiones que van a beneficiarse con la aplicación de una tecnología determinada y los que van a pagar y a sufrir. Sólo así cabe alguna esperanza de identificar, de u n a forma operacional, las fuerzas sociales y políticas que promueven la autosuficiencia o se oponen a ella, las áreas de conflicto y aquellas otras donde la conciliación de intereses es posible, los marcos institucionales necesarios y, finalmente, las coaliciones sociales y políticas aptas para llevar a efecto esta estrategia. Este tipo de análisis centrado en la estructuración de clases interna c o m o base para la elección de tecnología deberá ser conectado, por supuesto, con los análisis del orden internacional imperante a que previamente nos hemos referido. D e lo contrario, perderíamos la pista de algunos factores y mecanismos m u y importantes que subyacen en los sistemas políticos, económicos y científico-tecnológicos del tercer m u n d o . L a identificación de los agentes de la autosuficiencia y de sus intereses en conflicto es u n a tarea multidimensional y sumamente compleja. Sin embargo, todavía.carecemos,de investigación sistemática sobre esta cuestión esencial. Otro problema crucial es la cuestión de la cronología. Galtung ha señalado recientemente que esto tiene dos dimensiones: el principio del m o m e n t o oportuno y el principio del orden cronológico correcto30. Si los países en desarrollo basaran sus estrategias y tácticas en una meticulosa indagación de la cuestión cronológica, no tendrían solamente que limitarse a reaccionar frente a las actividades d o m i nantes del norte. Antes bien, podrían, por vez primera en su historia, valerse de los desequilibrios y contradicciones inherentes a la crisis económica mundial c o m o de u n a fuerza impulsora para ampliar su ámbito de maniobra en cuestiones de autosuficiencia nacional y colectiva. Sin embargo, el factor tiempo ha sido casi totalmente-ignorado en los debates sobre estrategias y tácticas de la autosuficiencia. Para concluir, debemos destacar claramente que sin u n cambio político y económico entero y verdadero, esto es, sin u n a completa reestructuración del esquema de clase dominante y las correspondientes intervenciones estatales en favor de los n o privilegiados, la aplicación de la ciencia y de la tecnología al desarrollo autosuficiente n o sólo es n o viable, sino ilusoria. Tal cambio debe producirse tanto en los países industrializados c o m o en el tercer m u n d o . D e lo contrario, el mal uso de la ciencia y de la tecnología n o tendrá fin. [Traducido del inglés] 524 Dieter Ernst Notas 1 2 3 4 5 6 7 8 9 públicas de países en desarrollo (contratos E n cuanto al papel de la tecnología en los conflictos modelo/provisiones), que tuvo lugar en el entre países de la O C D E , véase, por ejemplo, Centro Internacional de Empresas Públicas la obra sobre el proyecto "Interfutures", de de los Países en Desarrollo en Liubliana esta organización, Facing the future: mastering (Yugoslavia), del 22 al 26 de octobre de 1979. the probable and managing the unpredictable, 10 Véanse, por ejemplo, los esclarecedores e innovaParis, O C D E , junio de 1979. dores conceptos de Amílcar Cabral en: Unité Los problemas acerca de c ó m o conceptualizar la et lutte, Paris, François Maspéro, 1975, o en: dependencia tecnológica son estudiados en: Return to the source: selected speeches by Dieter Ernst (dir. publ.), The new international Amílcar Cabral, Nueva York y Londres, division of labour—Technology and underdevelMonthly Review Press, 1973. opment—Consequences for the Third World, 11 capítulos I y II, Francfort del Mein y Nueva Denis Goulet, Looking at Guinea-Bissau: a new Y o r k , C a m p u s , 1980. nation's development strategy (Overseas D e velopment Council occasional papers, n.° 9), Dieter Ernst, "Transfert de technologie et serviWashington, D . C . , marzo de 1978. tudes du capital", en: Le Monde diplomatique, 12 H e m o s derivado esta definición de sistema enerParis, m a y o de 1979. gético de la metodología expuesta en: U N I D O , Desafortunadamente, la mayor parte de los do"Draft world-wide study on agro-industries, cumentos preparados para la Conferencia de 1975-2000. A sectoral study prepared by the las Naciones Unidas sobre Ciencia y TecnoInternational Centre for Industrial Studies", logía para el Desarrollo no tratan sobre estos p. 18 y ss. ( U N I D O / I C I S . 6 5 , 12 de diciembre problemas. Véase, por ejemplo, United de 1977); véase también, United Nations Nations "Report of the United Nations Research Institute for Social Development, Conference on Science and Technology for " F o o d systems and society" ( U N R I S D / 7 8 / Development. Vienna (20-31 August 1979)" C . 1 4 / R E V . 1 ) , 27 de junio de 1978. ( A / C O N F . 8 1 / 1 6 ) , Nueva York, octubre 13 de 1979. Denise Çavard y Patrick Criqui, Les bilans énergétiques comme outils d'évaluation de l'énergie Este argumento ha sido expuesto y tratado en: solaire dans les pays en voie de développement, Dieter Ernst (dir. publ.), The new interGrenoble, IEJE, 1978. national..., op. cit. 11 U N C T A D , "Technological policies in the food Sobre la siderurgia, véase Pierre Judet, "Iron and industry: issues for research", especialmente steel industry and transfer of technology p. 32 y ss. ( T D / B / C . 6 / 4 0 , 16 de noviembre concerning the direct reduction process", en: de 1978). Dieter Ernst (dir. publ.), The new inter15 national..., op. cit. Véase Appropriate technology for employment creation in the food processing and drink inFrançois Le Guay, "Industrialization as part of a dustries of developing countries, Ginebra, self-reliance strategy", en: IFDA dossier, O I T , 1978, y el número especial de World N y o n , 2 de noviembre de 1978. development, vol. 5 (septiembre/octubre Los siguientes argumentos le deben m u c h o a: de 1977), bajo la dirección de James Pichett. François Le G u a y , "Industrialization as part 10 Prescindimos aquí de algunos problemas cruciales of a self-reliance strategy", en: Dieter Ernst relacionados con el aspecto II.2. Véase, por (dir. publ.), The new international..., op. cit.; ejemplo, el estudio de H v e e m sobre Argelia, Jacques Perrin, Répercussions sociales des en: Dieter Ernst (dir. publ.), The new internatransferts de technologie. Conditions de travail tional..., op. cit.; Pierre Judet, "L'économie et transfert de technologie, Grenoble, I R E P / algérienne et la logique de l'indépendance", Université des Sciences sociales de Grenoble, Le Monde diplomatique, febrero de 1979. julio de 1977. 17 A . S . Bhalla (dir. publ.), Technology and employPara m á s detalles véase Dieter Ernst, Muthana ment in industry, Ginebra, OIT, 1975. A . Jabbar y Práxy J. Fernandes, "Report of 18 the working group o n the role of public E n lo que concierne a los países industrializados enterprises in the development of technology existen dos estudios m u y interesantes: Benand its implications o n technology transfer jamin Coriat, L'atelier et le chronomètre. contracts", presentado en la asamblea del Essai sur le Taylorisme, le Fordisme et la grupo de expertos sobre la ordenación de las production de masse, Paris, Christian Bourgois relaciones contractuales en las transacciones Éditeur, 1979, y Michel Freyssenet La division de transferencia de tecnología de las empresas capitaliste du travail, Paris, Savelli, 1977. La política tecnológica de la autosuficiencia 525 Notas {continuación) 19 20 21 22 23 24 Véase el programa de acción adoptado durante la conferencia mundial de la F A O sobre reforma agraria y desarrollo rural, publicado en: F A O , "Report on the world conference on agrarian reform and rural development", p . 4-25 ( W C A R R D / R E P , julio de 1979). Para una brillante exposición de los problemas sociales, económicos y políticos inherentes, véase Susan George, How the other half dies. The real reasons for world hunger, Harmondsworth, Pelican Books, 1978. Sobre la identificación de cultivos mediante satélite a través defirmascomerciales de teledetección de los Estados Unidos, véase A . B . Park (vicepresidente de la Earth Satellite Corp., Inc.), "Inventorier la planète", en: F A O , CERES, enero/febrero de 1975. Sobre recientes avances en Io tocante al L A C I E [Large Area Crop Inventory Experiment], que harán posible u n sistema mundial integrado de control y regulación de la producción de alimentos, véase Computer, vol. 12, n.° 1, 1979. Este concepto lo expuso por vez primera Gérard Destanne de Bernis para el modelo argelino de planificación. Véanse sus trabajos: "Industries - industrialisantes et contenu d'une politique d'intégration régionale", Économie appliquée, vol. 19, n.° 2, 1966, y "Les industries industrialisantes et les options algériennes", en: Tiers monde, vol. XII, n.° 47, julio-septiembre de 1971. Para una critica de algunos de sus defectos, tal c o m o se experimentaron en el contexto argelino, véase Marc RafEnot y Pierre Jacquemot, Le capitalisme d'état algérien, p . 140 y ss., Paris, Maspéro, 1977. Véanse, por ejemplo, los estudios monográficos de Rafael Tiberghien, Daniel Malkin, Seifeddine Bennaçeur y François Gèze sobre bienes de equipo y aparatos electrónicos para sistemas de automación en: Dieter Ernst (dir. publ.), The new international..., op. cit. U n enfoque análogo es el que se da a una serie de estudios sectoriales coordinados por Pierre G o n o d en el Centro Internacional de Estudios Industriales de la U N I D O . Véase su "Progress report o n the world-wide study o n capital goods industry" (UNIDO/ICIS.108, 12 de abril de 1979). U n a sugestiva exposición de algunos de estos cambios puede verse en el informe final del proyecto "Interfutures" de la O C D E , op. cit., p. 334 y ss. Estos puntos se examinan más detenidamente en: 25 26 27 28 29 30 Dieter Ernst, "Technical cooperation a m o n g developing countries [ T C D Ç ] : a viable instrument of collective self-reliance?", en: Victor L . Urquidi (dir. publ.), Science and technology in development planning, Oxford, Pergamon Press, 1979. Véase, por ejemplo, " N e w world economic order", Business week, 24 de julio de 1978. C o n relación a Europa occidental, véase Constantine Vaitsos, " F r o m a colonial past to asymmetrical independence. T h e role of Europe in north-south-relations", ponencia presentada a la conferencia general de E A D I [European Association of Development Research and Training Institutes], Milán, septiembre de 1978 y Commission of the European C o m munities, "Europe-third world interdependence", Bruselas, febrero de 1979. Algunas ideas interesantes acerca de c ó m o podrían proceder los países en desarrollo para identificar nuevas formas de cooperación ad hoc con los denominados países afines (por ejemplo, los países escandinavos) pueden verse en: Antony J. D o l m a n , The like-minded countries and the industrial and technological transformation of the third world, Rotterdam, Foundation Reshaping the International Order [RIO], abril de 1979. L a mayor parte de estos estudios tienen una distribución restringida. Para algunos resultados del proyecto "Interfutures" de la O C D E , véase O C D E , "Interfutures final report...", op. cit. E n lo que atañe al G R E S I , véase "L'évolution à long terme de la division internationale du travail" (documento de trabajo), París, noviembre de 1975; Yves Berthelot y Gérard Tardy, Le défi économique du Tiers Monde, Paris, L a Documentation française, 1978; las actas del debate sobre interdependencia norte-sur del Parlamento alemán, B o n n , República Federal de Alemania, Deutscher Bundestag, abril de 1979. Véanse las obras de Paulo Freire, por ejemplo su Education for critical consciousness, N u e v a York, T h e Seabury Press, Inc., 1973. Véase igualmente, en lo que atañe a Filipinas, Renato Constantino, Neocolonial identity and counter-consciousness. Essays on cultural decolonisation, Londres, Merlin Press, 1978. Esta expresión es de L e G u a y , véase Industrialization as part of..., op. cit., p . 7 . Johan Galtung, " W h a t is a strategy?", ÎFDA dossier, N y o n , 6 de abril de 1979, p . 4 y 5. £1 caso de la energía nuclear Kazimierz Kopecki Fases de la evolución energética L a figura 1 representa la interdependencia q u e existe entre la evolución d e la civilización y el e m p l e o d e energía, q u e hasta .hoy se h a manifestado e n seis fases o etapas consecutivas. I. El h o m b r e primitivo (África oriental, hace aproximadamente u n millón de años) sólo empleaba la energía d e los alimentos. N o conocía la energía e n f o r m a d e fuego, y convertía la energía d e los alimentos e n trabajo muscular, crecimiento y conservación d e la especie. Sólo era capaz d e usar herramientas sencillas d e piedra y palos o estacas. II. El hombre cazador (Europa, hace unos cien mil años, hombre de Neanderthal) dispoma de más alimentos y quemaba leña para calentarse y cocinar. Recorría mayores distancias, gracias a su aptitud para aportar a su organismo mayor energía, es decir, alimentos nutritivos. Tenía mejores herramientas a su disposición, y era capaz, por ejemplo, de fabricar instrumentos sencillos que intensificaban la fuerza muscular, c o m o los arcos para disparar flechas. III. El h o m b r e agricultor primitivo (hace u n o s siete mil años, M e s o p o t a m i a , valle del Nilo) cultivaba la tierra y empleaba energía animal c o m o auxiliar d e la primitiva producción agrícola y la irrigación del suelo. E m p l e a b a también animales domésticos c o m o reservas d e energía nutritiva. L a combustión d e la m a d e r a le permitía calentar su hogar y hacer utensilios d e barro y artefactos de bronce. IV. El hombre agricultor avanzado (noroeste de Europa, siglo xv) creó una agricultura desarrollada, se servía ya de la fuerza del agua y del viento, de carbón para suplir los mermados recursos de leña y utilizaba formas de transporte animal m u y desarrolladas. Evidentemente, hacía ya tiempo que conocía el El profesor K . Kopecki espresidente del Comité de Problemas de la Energía y miembro delpresidium del Comité de Investigaciones y Prognosis "Polonia 2000" de la Academia de Ciencias de Polonia, en Varsóvia. No obstante, las opiniones expresadas en este trabajo no son necesariamente las de las instituciones a las que está vinculado. Rev. int. de cieñe, soc, vol. X X X r H (1981), n.» 3 El caso de la energía nuclear 527- 20 t.e.c./a Viviendas y comercio Alimentación 91 F I G . 1. Fases de la evolución energética Fuente: Kopecki, 1976; H a m m o n d , 1973. JÉIM 7 I IV '¡¡m¡¡¡¡¡¡ III 1 12 VII hierro y dominaba técnicas para elaborar productos por medio de la energía hidráulica y el fuego. V . El hombre industrial (Inglaterra, año 1785) empleaba tres veces m á s energía gracias al uso del carbón, de la máquina a vapor y, desdefinalesdel siglo xvili, también del gas producido a base de carbón. V I . El hombre tecnológico contemporáneo (Estados Unidos de América, año 1970) empleaba ya 230 000 kilocalorías per capita y por día (el equivalente de doce toneladas métricas de carbón por año) de diversas formas de energía primaria, de las cuales la electricidad y los hidrocarburos (productos petrolíferos líquidos y gas natural) desempeñaban un papel cada vez mayor. También se incluyen en estas cifras los usos n o energéticos de combustibles fósiles, que en los Estados Unidos constituyen alrededor de u n siete por ciento de los aportes totales de energía. Uso contemporáneo de la energía Antes de pasar a la siguiente fase histórica que nos espera —la era de la energía nuclear—, vamos a considerar la magnitud de la fase pasada. E n 1978, el m u n d o empleaba 308,9 EJ = 10,5 x 10" toneladas métricas de equivalente de carbón 528 Kaximierz Kopecki (t.e.c.) de energía primaria, o sea 73,4 G J = 2,5 t.e.c. per capita anual c o m o promedio. Las diferencias entre países fueron, sin e m b a r g o , notables, por ejemplo: t.e.c./cap. por año E n los Estados Unidos de América E n nueve pafses de la Comunidad Europea [CEE] (desde 3,6 en Irlanda a 6,8 en los Pafses Bajos) E n los países del este de Europa E n los pafses en desarrollo que poseen sus propios recursos en petróleo y gas E n los pafses en desarrollo sin esos recursos 13,4 5,75 6,3 1,4 0,25 Esta diferencia entre los países industrializados y los países en desarrollo fue poco a p o c o en aumento, estrechamente relacionada con la magnitud del producto nacional bruto ( P N B ) , así c o m o con los aspectos estructurales de su obtención. E n los países desarrollados, tres factores fundamentales determinaron el continuo crecimiento del P N B y, con ello, de la d e m a n d a de energía: la filosofía del iluminismo, la política del liberalismo económico y la aplicación adecuada de numerosos descubrimientos en el c a m p o de la ciencia y de la tecnología, determinantes del progreso de los últimos siglos. Estas innovaciones tecnológicas fueron: a) la m á q u i n a a vapor y su aplicación en la industria textil (de 1787 a 1842); b) la locomotora (en 1825); c) la metalurgia (el hierro y el acero, de 1843 a 1897); d) la electricidad en todas sus aplicaciones (especialmente las petroquímicas) y el motor de combustión interna (de 1898 a 1960). El c o n s u m o generalizado (incluido el transporte), característico de nuestro tiempo, se debe sin d u d a al uso de la electricidad y del m o t o r eléctrico desde hace ciento cincuenta años, al motor de Otto desde hace cien años, a lo cual siguieron el automóvil, la radio, y posteriormente la televisión hace cincuenta años, las fibras y los materiales artificiales (perlón, nylon, acrílicos, poliéster, poliuretano y otros) desde hace cuarenta años, y finalmente (también desde hace cuarenta años), el avión a reacción. T o d o s estos avances fueron resultado de la utilización de energía cada vez m á s barata, especialmente desde el m o m e n t o en q u e entró en juego el petróleo. Merece la pena recordar que, en 1960, el precio del barril de petróleo era de 1,80 dólares. Esa es también la razón por la que, en u n país desarrollado c o m o la R e p ú blica Federal de. Alemania, la longitud de carreteras construidas aumentase de 1,5 k m por k m 2 en 1960 a 1,9 en 1980, mientras que el c o n s u m o de gasolina y gasoil aumentó de 184 k g per capita al a ñ o en 1960 a 600 kg. 529 El caso de la energía nuclear El mayor consumo de gasolina trajo c o m o consecuencia un aumento formidable de la explotación del petróleo, el desarrollo de refinerías y la utilización de subproductos, especialmente el gasoil. Se llegó finalmente a modificar las formas de edificación y de calefacción, influyendo incluso de algún m o d o en el estilo de la arquitectura, con la adopción por ejemplo del muro-cortina. Trataremos el problema del petróleo en la sección siguiente. Aquí sólo destacaremos que, en los años de energía barata y de producción masiva a bajo costo, se produjo, en los países desarrollados, una saturación de diversas clases de artefactos eléctricos en los hogares (planchas, aspiradoras, lavadoras, frigoríficos, receptores de televisión casi en el cien por cien de los domicilios, etc.), lo que naturalmente produjo u n cambio en los estilos y en las maneras de vivir. E n los países m u y desarrollados, el número de automóviles llegó casi al ochenta por ciento del número de hogares. El despilfarro de diversas clases de materiales y energía, el abuso del transporte, el envasado, la publicidad y, sobre todo, una creciente amenaza de deterioro del medio ambiente, caracterizan las economías contemporáneas. El alimento como energía L a producción de alimentos también se ha vuelto m u y cara y requiere u n uso intensivo de energía. Los datos del cuadro 1 se refieren al maíz, el cereal de mayor cultivo en el m u n d o . E n el caso de las granjas de tipo industrial (Estados Unidos, 1970), los C U A D R O 1. Insumo y producción de energía en el cultivo del maíz ha/año Coeficiente Producción Energía de rendimiento cultivos producida* energía t GJ empleada/ energía ha/año ha/año producida 1,13 1,2 10,5 16 0,05 9,55 21,2 32,2 3,2 50,6 76,9 2,6 Trabajo humano GJ ha/año Cultivo de subsistencia Guatemala Cultivo avanzado Estados Unidos, 1945 Cultivo tipo industrial Estados Unidos, 1970 * Contenido: 15,2 M J / k g . Fuente: Leach, 1976. 0,02 Insumo energético total GJ 29,8 13,6 530 Kazimierz Kopecki principales insumos de energía son: en maquinaria 4,34; en combustible 8,9 y en fertilizantes 11,12. U n o de los efectos de la industrialización de la agricultura (y del aporte de energía barata) es que la productividad del trabajo ha aumentado de doscientas a trescientas veces. Esto explica parcialmente la disminución del tiempo dedicado a la agricultura y el gigantesco crecimiento de la urbanización. L a energía empleada para el cultivo de los cereales es sólo una pequeña parte de la energía total que se precisa para la producción alimentaria. Según G . Leach [1976], las necesidades totales de energía para la producción y distribución de pan blanco son: 20,7 M J / k g , de los cuales 19,4 por ciento son los insumos que hacen falta para cultivar el trigo, 12,9 por ciento para su molienda, 64,3 por ciento (!) para la cocción, envase y transporte del pan, y 3,4 por ciento para gastos generales de venta al por menor. El papel dominante del petróleo El siglo x x , sobre todo a partir de 1945, ha presenciado el crecimiento del papel del petróleo c o m o insumo energético a escala mundial. Las tendencias están representadas en el cuadro 2 y en lafigura2 . C o m o vemos, en pocos años la proporción del uso del carbón(que a principios del siglo era de m á s del noventa por ciento) descendió a casi el veinticinco por ciento, mientras que la de los hidrocarburos (petróleo y gas natural) aumentó al m i s m o tiempo desde alrededor de u n diez hasta u n sesenta por ciento aproximadamente. L a cantidad de petróleo distribuido aumentó en 6,6 veces. C U A D R O 2. Balance de la energía primaria de los agentes energéticos* 1950 Fuente de energía Carbón Petróleo Gas Hidroeléctrica Energía no comercializada*** Nuclear TOTAL 1975 1978 EJ/año EJ/año** % EJ/año 44,8 19,6 7,3 3,2 48,5 21,2 7,7 3,5 69,5 110,5 50,4 15,8 25,0 39,8 18,2 17,6 — 19,0 — 92,6 100,0 % % 24,5 41,8 17,4 5,7 75,6 124,3 53,3 15,8 28,4 10,2 28,4 3,2 1,1 6,5 9,2 2,0 277,8 100,0 308,9 . 5,1 1,000 * Las discrepancias en los totales se deben al redondeo de las cifras. ** Leña, turba y estiércol. *** 1 EJ (exajoule) = 10 18 J = 0.948.10 16 B T U = 34,73 mln de toneladas métricas de equivalente de carbon (t.e.c.) = 24,89 mln de toneladas de equivalente de petróleo (t.e.p.). Fuente: Kopecki, 1979o; 19796. El caso de la energía nuclear EJ/ar 900 I 800700 600 '-- 1 E J = 10 1 8 J = .c = 0,948 • 1 0 1 5 B T U = = 34,13 min t.c.e. = = 2 3 8 9 mln t e > -P- 500 400 300 'I 200100 - v ' „, ^ ^ .<'•""'' .'S '''''' / ' / .--' ,'V'"' >-"" /s^ _-'"''' y ,/ ,***' ^/^'" 531 , Energías nuevas Nuclear --..., ===::Ï; =ÎJ"'-- ^^s* Gas natural Petróleo *Arenas bituminosas Carbón ^---'" Î^ilTT-rrrrrrll Térmica: lefia, turba, estiércol Hidroeléctrica 1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010 2020 2030 A ñ o Fuente: estudios del autor FIG. 2. Consumo de energía primaria en el mundo LESS Surge aquí una pregunta: ¿por qué "el reinado del petróleo" se impuso de forma tan dominante y en qué ha contribuido a nuestra civilización? C o n independencia de los criterios aplicados para evaluar la calidad de la vida, es evidente que esa calidad de la vida de los pueblos privilegiados, cualesquiera que fuesen, ha dependido de la disponibilidad de grandes cantidades de energía a bajo costo y en forma utilizable. Y éste es u n problema que merece atención. L a razón radica en las inmensas propiedades técnicas y económicas del petróleo (y del gas natural) c o m o fuentes de energía primaria. Anderson señala que "la causa m á s importante es que la economía energética peculiar de este siglo equiparaba el coste de u n barril de petróleo [en los países occidentales] a u n a hora de trabajo manual. C o m o el barril de petróleo equivale a cuatro mil veces la energía de u n a hora de trabajo h u m a n o , la sustitución del h o m b r e por la máquina era u n a buena inversión económica. Esta inepcia, económicamente tan rentable, era c o m o la política miope de u n banco insensato cuyo capital (el petróleo acumulado desde hace milenios) fuera dilapidado antes que invertido. Las tendencias naturales hacia ecosistemas complejos y eficientes se veían así desbaratadas por aportes de energía (el petróleo) que favorecían la urbanización [la industrialización] y el crecimiento de la población" [Anderson, 1979]. Es necesario tener en cuenta, además, el hecho de que el empleo de productos del petróleo y del gas c o m o fuentes de energía h a n abierto enormes posibilidades para la agricultura mecanizada, la construcción, el transporte, y h a posibilitado el progreso cualitativo de la producción industrial merced a u n control m á s perfeccionado (que en el caso de los combustibles sólidos), al tiempo que 532 Kaz'imwrz Kopecki ha reducido los costos de las plantas de producción, por ejemplo, las centrales eléctricas. Por otro lado, el uso del petróleo ha estimulado una nueva y m u y progresiva rama de la industria química, la petroquímica, en lugar de la química basada en el carbón, de tan escaso rendimiento; ha reducido significativamente los costos del transporte de la energía primaria a puntos distantes, con el empleo de grandes barcos petroleros y extensos oleoductos de gran diámetro, así c o m o también ha tenido repercusión en el desarrollo de las guerras. Pero el irresistible apetito de energía ha traído c o m o consecuencia un enorme despilfarro de recursos naturales y el expolio y destrucción del medio ambiente. Hasta las postrimerías de 1973, cuando comenzó el alza de los precios del petróleo, que afectó a sus productos, al gas natural y en cierta medida también al carbón, n o se tuvo clara conciencia de los límites. ¿Qué perspectivas nos aguardan? U n a necesidad futura: la economía de energía El principal problema, hoy, no es el de la cantidad de los recursos energéticos, pues serán suficientes aún por bastante tiempo, sino la necesidad de salvar los límites políticos, económicos y tecnológicos impuestos al crecimiento por un lado, y captar y transformar las fuentes primarias de energía a tiempo y a costos apropiados, por otro. U n problema adicional m u y importante es el dramático derroche de energía en que incurren las naciones avanzadas, sobre todo los Estados Unidos, país que consume más del doble de energía per capita al año que los países desarrollados de Europa occidental, y de veinte a cincuenta veces m á s que los países en desarrollo. Esto no puede considerarse u n problema interno, ya que la nación norteamericana gasta ella sola casi el treinta por, ciento de la energía consumida en el m u n d o , lo cual se halla en notable desproporción con su cuota de población, que representa sólo el cinco por ciento de la mundial. El consumo contemporáneo de energía no está siempre justificado, y gran número de países industrializados gastan bastante pródigamente energía en todas sus formas, especialmente crudos de petróleo y sus productos. Esto es, m u y a m e n u d o , una consecuencia de largos años de convicciones e ilusiones profundamente arraigadas acerca de la energía barata e inagotable a largo plazo, lo que ha creado u n peculiar estilo de vida y de costumbres. Sin introducir previamente, no sólo la racionalización y conservación de todas las formas de energía, sino también cambios significativos en el estilo de vida y en el comportamiento social, difícilmente podrán satisfacerse las futuras demandas de energía. Tales convicciones son compartidas por los países miembros de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa [CEPE, 1979]. Este organismo ha señalado que los países desarrollados tienen previsto u n amplio programa de conservación de la energía, en el que figuran el aislamiento térmico de los edificios, la reducción del combustible en el transporte mediante el perfeccionamiento El caso de la energía nuclear 533 C U A D R O 3. Consumo de energía primaria per capita en los países occidentales desarrollados (t.c.e.) Estados Unidos de América 1973 1978 1980 1990 2000 12,9 13,4 14,3 17,1 20,8 5,8 6,2 6,0 6,5 5,7 3,9 5,9 6,6 6,1 6,4 6,2 5,8 6,9 7,0 5,8 7,1 6,6 4,2 7,2 7,3 6,0 10,2 10,1 11,6 12,5 Comunidad Económica Europea: Austria Bélgica Dinamarca Rep. Federal de Alemania Francia Italia Luxemburgo Países Bajos Reino Unido . 6,7 5,5 4,0 6,8 6,8 5,9 6,9 7,6 10,8 10,7 12,7 12,4 6,5 9,4 9,4 7,2 11,8 12,6 7,7 9,2 y puesta a punto de los motores, el uso de los transportes colectivos, la eliminación de la tecnología que exige u n uso intensivo de energía, la aplicación de tecnologías de conversión de energía a bajo costo, por ejemplo, con la producción combinada de calor y fuerza motriz, etc., e igualmente la reducción del despilfarro mediante el reciclaje de diversas clases de desechos. Pero, de todos m o d o s , según la C E P E , todas estas medidas serán insuficientes para evitar u n nuevo y rápido a u m e n t o en el c o n s u m o de combustible y de energía primaria. Esto puede apreciarse en el cuadro 3, donde se hace u n a previsión del c o n s u m o anual per capita. Volviendo a la figura 1, en la que se prevé u n periodo de transición c o m o fase VII, la situación de los Estados Unidos en el a ñ o 2000 es significativa. El periodo se caracterizará por u n a considerable restricción del crecimiento económico en los países desarrollados (hasta u n 3, 3,5 por ciento anual), y de ahí u n a importante reducción en el aumento de la d e m a n d e de energía. Repercusión social de la energía nuclear E n relación con este tema h e m o s de considerar, en primer lugar, las siguientes preguntas: ¿es necesaria la energía nuclear y por qué?, ¿qué peligros ofrece?, ¿qué ventajas tiene? C o m o complemento del cuadro 2 puede hacerse u n pronóstico de la oferta de energía en el m u n d o a partir de las perspectivas de desarrollo de grupos de países (cuadro 4). E n el cuadro 4 se han t o m a d o en consideración todas las oportunidades de conservación de la energía. El quid está en saber hasta qué punto y de qué manera puede obtenerse la pauta de c o n s u m o energético tal y c o m o se presenta (véase también figura 2). 534 Kamizierz Kopecki C U A D R O 4. Previsión del consumo de energía primaria en el m u n d o Año, 2000i Fuente de energía EJ/año Carbón Petróleo 164 176 132 35 26 147 15 695 Gas Hidroeléctrica •, ; i Energía no comercializada* Nuclear Energías nuevas** TOTAL Año 2030 % 23,7 25,2 19,2 5,0 3,8 21,0 2,1 100,0 EJ/año 220 32 38 44 22 516 64 936 % 23,5 3,4 4,0 . 4,7 2,4 55,2 6,8 100,0 * Leña, turba y estiércol como combustible. ** Energía solar, geotérmica, maretérmica, maremotriz, biogás. Fuente: Kopecki, 1979a; 19796; W E C , Commission, 1978; Penczynski, 1979; Häfele, 1980. Los valores relativos al carbón, el petróleo, el gas, la energía hidroeléctrica y las energías nuevas pueden considerarse c o m o máximos. L a oferta de petróleo y de gas, después de los máximos de producción en la década de 1990, disminuirán. La producción de carbón no puede incrementarse por encima de una cifra dada, y ello sólo a expensas de enormes esfuerzos. El empleo de las nuevas energías está supeditado a grandes inversiones, siendo apenas concebible un crecimiento m á s dinámico. Así,.la cuota indicada de energía nuclear necesaria para colmar la brecha es la mínima y no puede sustituirse por ninguna otra fuente energética, siempre en el supuesto de que la demanda mundial haya sido, c o m o espero, correctamente definida. Conviene añadir que u n aumento de la demanda de energía primaria relativamente importante, c o m o es éste, no implica un incremento de igual magnitud en el consumo energético. Es evidente que mientras tanto debe aumentar considerablemente el consumo de energía secundaria, sobre todo de energía eléctrica, con la secuela de u n significativo aumento en las pérdidas por conversión. Así, por ejemplo, en la mayor parte de los países desarrollados, las pérdidas de energía aumentarán del 25/30 por ciento actual al 50 por ciento, y aún m á s , para el año 2000. Para poner coto a este proceso deben promoverse formas de conversión energética m á s eficientes, y algunas alternativas nucleares pueden ser de utilidad en este sentido. . Las necesidades sociales que determinan la demanda final de energía son las siguientes: U n considerable crecimiento de la población mundial, que alcanzará la cifra de 6 200 a 6 300 millones en el año 2000, y alrededor de 7 500 a 8 000 millones hacia el año 2020. El caso de la energía nuclear 535 Inmensas necesidades en la agricultura e industrias conexas: producción de abonos artificiales, productos químicos, maquinaria agrícola, industria de transformación alimentaria, etc. . Gran aumento en el número de viviendas, lo cual implica disponibilidad de materiales de construcción, nuevas actividades propias de este ramo, calefacción y, en algunas zonas, también aire acondicionado. Necesidad de crear nuevas oportunidades de empleo para reducir el desempleo, modernizar viejas instalaciones y tecnologías y elevar la productividad. M a y o r protección del medio ambiente, todavía descuidado en la actualidad, y creación de medios y tecnologías adecuados al efecto. Mejoramiento del transporte, sobre todo en las grandes aglomeraciones urbanas. Fomento de la educación, la ciencia, los programas de investigación, la cultura, el recreo y los servicios sanitarios. Elevación del nivel de vida de las naciones en desarrollo, según las posibilidades energéticas. Hacer posible la continuidad del desarrollo de las naciones que poco a poco irán viendo mermar y escasear sus recursos naturales. En vista de cuanto antecede, no puede dudarse de que es necesario derribar todas las barreras que obstruyen y frenan el desarrollo, y m u y en particular la escasez de energía. U n aumento en el déficit energético motivaría tensiones que amenazarían quizás a la humanidad entera, o incluso destruirían el m u n d o . L a energía nuclear en la actualidad Hacia mediados del año 1980 se hallaban en funcionamiento, en construcción o contratadas, en treinta y seis países, u n total de 570 centrales nucleares, con una capacidad global de 450 169 M W e . D e estas centrales, 233 se encuentran en funcionamiento, y cuentan con una capacidad global de 132 588 M W e ; 240 están en construcción, y tendrán una capacidad de 222 432 M W e , y,finalmente,97, con una capacidad de 95 158 M W e , han sido contratadas [Hãfele, 1980]. Los principales tipos de reactores en uso y en construcción son el P W R (reactor de agua ligera presurizada) y el B W R (reactor de agua hirviente), ambos de uranio enriquecido; n o obstante, en el futuro se producirá u n gran desarrollo de los reactores reproductores, principalmente el L M B R (reactor reproductor de metal líquido), c o m o el tipo Super-Phénix francés, con sodio líquido c o m o refrigerante. Actualmente se hallan en funcionamiento y en construcción ocho centrales de este tipo, con una capacidad de 2 760 M W e (República Federal de Alemania, Francia, Reino Unido, Unión Soviética). El tipo más reciente es el H T G R (reactor de gas a alta temperatura), del cual existen ya dos centrales de 315 M W e en la República Federal de Alemania, pero se halla en estudio en muchos otros países. Este último, refrigerado con helio a una temperatura de salida de 950° C , será de gran Kazimierz Kopecki • 536 C U A D R O 5. Centrales nucleares a mediados de 1980 En funcionamiento Plantas Estados Unidos de América Francia Unión Soviética Rep. Federal de Alemania Japón TOTAL Porcentaje del total mundial • MWe 72 18 34 52477 11001 . 14245 14 24 162 8 620 15 007 101 350 69,5 76,4 En construcción Plantas Contratadas MWe Plantas MWe 94 29 12 103109 29 095 11260 33 11 14 37 850 12 650 15 000 11 6 152 11931 5 087 160482 4 4 66 4511 3 794 73 805 72,0 68,0 77,6 ; 63,3 importancia c o m o eficaz fuente de calor para la conversión alotérmica de carbón a productos líquidos o gaseosos. Se economiza así carbón, ya que sólo se lo emplea c o m o materia prima química, no c o m o productor de calor, y se sustituyen los cada vez m á s escasos hidrocarburos por productos sintéticos del carbón. Cinco países se destacan en la producción de energía nuclear, c o m o vemos en el cuadro 5. El crecimiento más dinámico es el previsto en Francia: una adición anual de 6 000 M W e en los diez próximos años. E n la sesión preliminar de la undécima Conferencia Mundial de la Energía, celebrada en Munich en septiembre de 1980, se destacó el decidido rumbo del C A E M hacia la energía nuclear para la electrificación acelerada, la calefacción central por distritos y la cogeneración. Se hizo asimismo referencia a la responsabilidad social y h u m a n a que tienen las naciones del m u n d o de eliminar las barreras que dificultan la promoción de la energía nuclear. Las barreras al desarrollo de la energía nuclear El principal obstáculo social que se opone a la implantación nuclear es el miedo originado por el cataclismo de Hiroshima. Este miedo se debe a que muchos identifican el reactor nuclear con la b o m b a atómica, lo que es totalmente infundado. Pero hay otras cuestiones objetivas relacionadas con los problemas nucleares. E n 1978 se dio un descenso en el crecimiento de lacapacidad nuclear (excepto en Francia y en la Unión Soviética), que reflejaba no sólo una disminución de las previsiones de crecimiento en la producción y consumo de electricidad, sino también una preocupación pública respecto a ciertos aspectos relacionados con la energía nuclear. Estas preocupaciones incluyen, entre otras, la seguridad en el funcionamiento de los reactores, la salud, los peligros para el medio ambiente, El caso de la energia nuclear 537 y, especialmente, la evacuación de los desechos radiactivos y la proliferación de las armas nucleares. Todos estos son problemas m u y importantes que deben examinarse y resolverse. El accidente de Three Mile Island (Estados Unidos de América) ha venido a corroborar estas preocupaciones en er m u n d o entero, aunque se comprobó que el accidente, iniciado por. un fallo mecánico, tomó importancia debido a una serie de errores humanos al tratar de subsanarlo. Afortunadamente,'sólo se produjeron cuantiosos daños materiales, sin amenazas de mayor consideración para la vida humana. El accidente puso de manifiesto lo que podría suceder en el futuro, en caso de una emergencia grave, y, por otra parte, dio lugar a que surgieran ideas m u y valiosas en cuanto al m o d o de perfeccionar y mejorar la construcción de las centrales nucleares, consideradas hasta entonces m u y seguras. Pero el riesgo de una emergencia grave subsistirá a pesar de todo. E n un estudio [U.S. Nuclear Regulatory Commission, 1975] se ha estimado en 2 X 10 -10 la probabilidad de desgracias humanas (riesgos personales por año) debidas a reactores nucleares (para cien centrales de esta clase), mientras que debido a todas las causas globalmente consideradas la probabilidad es de 31 X 10" veces mayor. El riesgo estimado de accidentes de tráfico es de 1,25 X 10* veces mayor, el de morir ahogado 208 000, el de accidentes de aviación 50 000 y el de morir por caída de un rayo 2 500 veces mayor. Así pues, el riesgo de los reactores nucleares es ínfimo desde el punto de vista de las probabilidades. Sin embargo, desde el punto de vista social esto no satisface a nadie. El ser h u m a n o valora más críticamente un posible accidente en gran escala, concentrado en el espacio y en el tiempo, que otro con muchas más probabilidades de suceder, pero difuso en el tiempo y en el espacio (como los accidentes de carretera o el tabaco, por ejemplo) o un accidente capaz de ser contrarrestado (como el incendio o el ahogo). Este aspecto psicológico no puede desdeñarse, y sólo la instrucción a largo plazo, una mejor capacitación del personal destinado a las centrales, y una protección m á s fiable de los reactores contra los fallos accidentales podrán convencer al público a aceptar las soluciones nucleares. Es sin embargo dudoso que se pueda jamás llegar a convencer a los que hacen carrera con la política antinuclear. Por lo que al funcionamiento normal de los reactores se refiere, no se prevén problemas especiales. La radiación normal en la vecindad de una central nuclear es sumamente baja (1 milirem), mientras que la radiación media anual procedente de fuentes diversas es de 130 milirem (45 m r e m de los rayos cósmicos, 15 m r e m del suelo, 45 m r e m de los edificios de ladrillo y hormigón, 25 m r e m del agua, los alimentos y el aire) además, un viaje aéreo de ida y vuelta Londres-Nueva York produce 4 m r e m , un diagnóstico con rayos X 20 m r e m , y la televisión en color funcionando tres horas al día produce 6 m r e m [ O N U , 1972]. E n 1928 se fundó la Comisión Internacional de Protección Radiológica (ICRP), un organismo independiente no gubernamental. Sus recomendaciones son universalmente aceptadas por todos los organismos responsables de la protección 538 Kazimierz Kopecki radiológica, tanto nacionales c o m o internacionales [ICRP, 1966]. Según lo recomendado por el I C R P , la dosis máxima de exposición a la radiación para los trabajadores es de 5 rem, o sea, 5 000 milirem por año. A d e m á s , las normas actualmente en vigor recomiendan que la dosis de radiaciones debe mantenerse lo m á s baja que razonablemente sea posible, lo cual resulta en un promedio de 1 rem por año, con pocas excepciones. . A ú n n o se han abordado de lleno los problemas del ciclo de producción nuclear. Tal vez asombre a muchos si decimos que este ciclo (es decir, la extracción del mineral de uranio bruto, su conversión en combustible enriquecido, la producción de energía eléctrica y la evacuación de los desechos) es algo tan seguro e inocuo (o tan lleno de peligros) c o m o el ciclo de producción de la hulla seca (es decir, la extracción y transporte del carbón, la producción de calor y energía eléctrica y la evacuación de las escorias), con la salvedad de que el desprendimiento de componentes radiactivos puede ser muchas veces mayor en el ciclo de la hulla seca que en el nuclear, para una producción energética equivalente. Las repercusiones ecológicas pueden también estimarse c o m o del mismo orden, sobre todo si se toma en cuenta la diseminación en la atmósfera del C 0 2 de las fábricas que emplean combustible natural, lo cual tiene consecuencias irreversibles para el medio. L a calidad, seguridad yfiabilidadde la energía nuclear exige: comisiones reguladoras, órganos de inspección reforzados e instauración de planes especiales de emergencia; control estricto de la producción de instrumentos nucleares y otros materiales y, vigilancia internacional del manejo de los combustibles y desechos nucleares. El último problema es el terrorismo. E n mi opinión (y en la de otros muchos), si el combustible y las instalaciones nucleares se encuentran especialmente protegidos, es prácticamente imposible que u n terrorista produzca u n arma atómica de fabricación casera sin peligro mortal para él mismo. Pero es imposible que una sociedad proteja todos sus medios de transporte, oleoductos, estaciones ferroviarias, sus dirigentes políticos, económicos o industriales, sus élites técnicas o científicas, y que proteja asimismo sus centrales nucleares frente a esta constante amenaza. El peligro de la actividad terrorista, encaminada a paralizar la sociedad, o a amenazar con su paralización, debe ser enfrentado por la sociedad misma y eliminado mediante la supresión de sus motivaciones y raíces. Efectos sociales positivos de la energía nuclear C o m o ya queda reseñado, n o es.posible que el progreso socioeconómico de la humanidad continúe sin que la energía nuclear cobre una importancia cada vez mayor en la satisfacción de las necesidades energéticas. Esto no sólo exigirá aportes m u y considerables de materiales y fuerza de trabajo, sino también la construcción de equipos e instrumentos apropiados, con los consecuentes efectos en la situación laboral de muchos países industrializados. E n efecto, por lo menos El caso dé la energia nuclear 539 el sesenta por ciento del costo total de las centrales nucleares, incluida su construcción, puede ser sufragado nacionalmente en todo país industrialmente desarrollado, sin necesidad de importaciones. Pero es imperativo tomar en cuenta el delicado equilibrio entre el suministro de energía nuclear y la calidad yfiabilidadde los equipos. L a avería en una válvula o en una b o m b a (que son las causas m á s frecuentes de avería en las centrales nucleares) ocasionada en una central eléctrica convencional puede ser reparada en unas horas sin mayor transtorno para el funcionamiento del sistema en su conjunto; pero este m i s m o tipo de avería en una central nuclear trae consigo una prolongada interrupción del funcionamiento general. Si uno de los efectos sociales favorables que acompañan al fomento de la energía nuclear ha de ser u n significativo aumento de la producción industrial, es evidente que esto exija tanta precisión y tanto esmero, en lo que atañe a los equipos, c o m o los prodigados en los aparatos espaciales. Otro tanto cabe decir en lo que respecta a la especialización y competencia del personal empleado. • , • • ' Algunos científicos prevén restricciones n o sólo en la extracción de petróleo y de gas, sino también en la actividad minera del carbón. Esto es improbable^ La explotación del petróleo y del gas, c o m o ya se ha indicado, se tornará menos intensiva debido al paulatino agotamiento de los recursos; pero, pese al hecho cierto de que la producción de energía eléctrica y de calor resultará sin duda m á s barata con la energía;nuclear que con el uso del carbón, ambos constituirán las fuentes energéticas principales en el m u n d o durante la penuria general de energía que se avecina en las próximas décadas (véase la figura 2). El mayor consumo de energía nuclear hará posible la gradual promoción de nuevas fuentes de energía que en la actualidad resultan excesivamente caras. El camino que aún queda por recorrer es largo, debido a las grandes inversiones que hacen falta, pero nadie niega que es necesario basar cuanto antes la futura producción energética en nuevas fuentes. E n algunos países resultará económica la calefacción solar de viviendas dispersas, y, principalmente en los países del tercer m u n d o , se fomentará la producción de abonos, biogás y etanol a partir de plantas y desechos animales. Merced al progreso socioeconómico alcanzado durante el periodo de transición, principalmente con el empleo de la energía nuclear y del carbón, será posible entrar fluidamente en la época siguiente, basada en las nuevas fuentes energéticas. Algunos analistas sacan la conclusión de que la época nuclear sé traducirá en una era de "electrificación general" a escala planetaria, y que la calefacción, que consume tan enorme cantidad de energía se irá tornando poco a poco eléctrica. Esto parece m á s bien una vana ilusión, pues el calor producido de este m o d o sería m u c h o m á s caro que el procedente de centrales mixtas generadoras de calor y electricidad, con uso de energía nuclear o de carbón, o que, incluso, el de los simples reactores nucleares. Por eso, la energía nuclear n o debe relacionarse con la calefacción eléctrica, sino con la expansión de la calefacción central por Kazimierz Kopecki 540 distritos en los países industrializados, sobre todo utilizando el calor producido en centrales mixtas generadoras de energía y de calor. Así, la calefacción por petróleo y por gas, de uso m u y difundido en nuestros días y sumamente nociva para el medio ambiente, será progresivamente reemplazada. Junto con la posibilidad de convertir el carbón en productos líquidos y gaseosos, esto presenta una ventaja que n o debe desestimarse. Las amenazas ecológicas L a fase contemporánea de evolución del m u n d o trae aparejadas numerosas a m e nazas ecológicas cualitativamente peligrosas para la humanidad. H e aquí las m á s importantes: agotamiento de recursos; polución de la atmósfera, el agua y la tierra por compuestos químicos, radiaciones, calor y polvo; acumulación de desechos; posibilidad de deterioro del clima; ruido; envenenamiento de los alimentos; reducción de la tierra cultivable, amenazada por la urbanización, la erosión y la creciente desertificación. ¿Añadirá el despliegue : nuclear nuevas amenazas ecológicas o vendrá a aumentar los riesgos existentes? U n a vez examinado el problema con atención y detenimiento, cabe afirmar que la utilización de la energía nuclear puede disminuir en general esas peligrosas tendencias, y contribuir al mejoramiento de la protección del medio ambiente. Veamos cómo. L a polución radiactiva de la atmósfera puede ser considerablemente m á s reducida en las centrales nucleares, que en las centrales eléctricas alimentadas con carbón. L a polución química de las aguas es m u c h o mayor en el caso de la extracción del carbón, pero la polución térmica es m á s alta en el caso de las centrales nucleares; esto exige la elección de lugares apropiados o una costosa! refrigeración artificial. Los nocivos productos de desecho nuclear deben ser convenientemente tratados; esta técnica se domina ya hoy, pero resulta m u y cara (alrededor del veinte por ciento de los costos de producción) y. debe tomarse en consideración en los cálculos de rendimiento (no hay que olvidar los nocivos productos de desecho que acompañan la combustión del carbón). E n las centrales nucleares no se produce lá polución de C 0 2 , puesto que n o existe combustión de carbón ni de hidrocarburos.1 El despliegue nuclear no agota los recursos naturales c o m o el carbón, el petróleo y el gas natural, sobre.todo en el caso de.que se promocionen los reactores reproductores rápidos y los reactores a elevadas temperaturas. [Traducido del inglés] El caso de la energía nuclear 541 Referencias L E A C H , G . 1976. Energy and food production. Surrey A N D E R S O N , R . Ë . 1979. Biological paths to selfReino Unido, IPC Sciences and Technology reliance. Nueva York, V a n Nostrand ReinPress Ltd. hold C o . O N U . 1972. Ionizing radiation: levels and effects. C E P E . 1979/1980. ECE questionnaire on selected Nueva York (Informe de la Comisión Cienenergy issues. Ginebra (en prensa). tífica de la O N U a la Asamblea General sobre H Ä F E L E , W . Estrategias a largo plazo en el suministro los efectos de las radiaciones atómicas). mundial de energía. 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L a tecnología no es, de todos m o d o s , el exclusivo y único medio de conseguir dicho objetivo, sino, en realidad, uno de los componentes de un conjunto de instrumentos sociales, culturales y económicos desplegados simultáneamente. L a necesidad de nueva tecnología —de innovación tecnológica— surge fundamentalmente de los trastornos acarreados al equilibrio ecológico por la producción de subsistencia, o de nuevas necesidades que n o pueden satisfacerse manteniendo la producción a los niveles previamente compatibles con el equilibrio ecológico. Tales trastornos, independientemente de la causa o las causas a que obedezcan, son la esencia del desarrollo económico. A efectos de este trabajo, daré la necesidad de desarrollo económico por sentada, y plantearé la cuestión de c ó m o arbitrar, seleccionar y evaluar tecnologías que sirvan a dicho propósito en la forma que socialmente se considere m á s deseable. Este supuesto es importante, porque podría presumirse que el desarrollo económico se adopta por el desarrollo m i s m o , o que los estilos de vida tradicionales y las tecnologías que los sustentan son por necesidad deficientes, debiéndose prescindir sin m á s de unos y otras en aras del modus vivendi de la economía de mercado. E n Papua Nueva Guinea, por no hablar de otros países, existen numerosos ejemplos de comunidades que rechazan los oropeles de los m o d o s de vida occidentales porque están satisfechos con su bienestar material y social. Incluso, son aún más frecuentes los casos de grupos rurales que rechazan un empleo retribuido regular, aunque lo tengan a dos pasos de sus casas, ocasio- nen Newcombe es jefe de la Energy Planning Unit, Department of Minerals and Energy, P . O . Box 2352, Konedobu, Papua Nueva Guinea. Es también investigador becario del Centre for Resource and Environmental Studies de la Australian National University, Canberra, A.C.T. Rev. int. de dene, soc, vol. X X X H I (1981), n.» 3 Evaluación y programación de tecnologias: ejemplos de Papua Nueva Guinea 543 nando con ello la necesidad de traer m a n o de obra inmigrante allí donde parecía, superficialmente, abundar la fuerza de trabajo. Es posible que en Papua Nueva Guinea, c o m o en otros lugares, la experiencia y la ulterior demanda de bienes de consumo de uso corriente en sociedades urbanas y en enclaves rurales penetrados por el estilo de vida occidental constituya un estímulo suficiente para acometer una producción económica que sobrepase los niveles tradicionales; pero tal demanda puede simplemente surgir de cambios más fundamentales del equilibrio ecológico precedente [para una exposición m á s amplia sobre estos conceptos, véase Wilkinson, 1973]. D e lo que no cabe duda alguna es que, para todas la comunidades que están urbanizadas, o que de alguna manera mantienen transacciones con una economía de mercado m á s amplia, el desarrollo económico ha llegado a constituir u n objetivo indiscutible. El equilibrio de subsistencia original ya n o existe, y se hace necesario un nuevo y m á s alto nivel de utilización de los recursos, que sólo puede lograrse con la introducción de nuevas técnicas y tecnologías. Estrategia del desarrollo y evaluación de la tecnología L a tecnología sólo puede considerarse "apropiada" dentro del contexto de fines y objetivos predeterminados que se proponen, o generalmente se aceptan, c o m o orientación beneficiosa del cambio. U n a vez determinados estosfines,la tecnología puede evaluarse de acuerdo a si tiene o no probabilidad de alcanzarlos. Evidentemente, las pautas del desarrollo económico son m u y variables y pueden estar políticamente determinadas según objetivos predeterminados. L o que antecede está implícito en la interpretación de tecnología apropiada adoptada por la reunión, a nivel ministerial, del Foro Internacional sobre Tecnología Industrial Apropiada. E n esta reunión, se definió el concepto de tecnología apropiada c o m o "aquella combinación de tecnologías que mejor contribuye al logro de los objetivos económicos, sociales y ambientales, en relación con los recursos y según los riesgos y condiciones de aplicación de cada país". Este concepto de tecnología apropiada se calificó c o m o u n a "noción dinámica y flexible que debe acomodarse a circunstancias diversas y situaciones cambiantes en diferentes países" [ P N U D , 1979]. ; E n Papua Nueva Guinea existe un conocido plan en ocho puntos que destaca las siguientes medidas c o m o prioritarias: mayor control local de la economía; distribución m á s equitativa de los beneficios económicos; descentralización de las actividades económicas; promoción de actividades artesanales en pequeña escala; economía m á s autosuficiente; mayor contribución de las rentas locales al gasto público; participación m á s equilibrada de las mujeres en los asuntos nacionales; y control público de los sectores importantes para el logro del desarrollo deseado [National Planning Office, 1978]. 544 Ken Newcombe Naturalmente, en algunos casos puede cuestionarse si los objetivos y aspiraciones adoptados por el gobierno reflejan los del pueblo, o, más particularmente, los de cada uno de los grupos acogidos bajo el paraguas político del partido dominante. Pero es a la realización de objetivos del gobierno nacional del m o m e n t o , luego a las administraciones regionales y locales, y, por último, a las de nivel rural (en la medida en que están articuladas) adonde hemos de mirar para obtener una definición de primera m a n o acerca de qué tecnología es la apropiada. E n la medida en que estos criterios nos lleven a una tecnología ecológicamente viable, encauzada hacia el cumplimiento de losfinesdel desarrollo, no habrá disputa de ninguna clase. Desafortunadamente, no siempre es éste el caso. Es evidente, también, que pasar de lo general a lo específico deja m u c h o margen para la interpretación, y es aquí adonde radican el verdadero arte y la ciencia de la evaluación de tecnologías. El primer paso en la evaluación de tecnologías es de carácter conceptual: debe reconocerse que la tecnología es en sí misma, sólo "la punta del iceberg", especialmente cuando se trata de la evaluación de su repercusión social. La tecnología: "la punta del iceberg" U n a máquina es inútil sin energía para moverla, sin materiales que transformar, sin un contexto sobre el que actuar, sin materiales y especialistas para su mantenimiento y un sistema social capaz de.producir y.suministrar éstos elementos y servicios de apoyo, y de distribuir y utilizar su producción. La carencia de cualquiera de estos sistemas de apoyo, a nivel compatible con su explotación económica, equivale, sin más, al fracaso de la tecnología. La redistribución del empleo del recurso tiempo de la comunidad es quizá uno de los factores más importantes de la innovación tecnológica. La tecnología m á s productiva proyecta en su contexto social una serie de constantes de tiempo que pueden o n o ser compatibles con el empleo habitual del tiempo de las c o m u nidades. Dicho de otra manera, las exigencias de tiempo para el manejo y funcionamiento eficaz de las máquinas deben encajar confortablemente en el espacio vital de los individuos que operan directamente con la tecnología, y en el de los administradores de sus sistemas de apoyo. La tecnología, especialmente la alimentada por la fuerza muscular, se toma prioridad en la asignación del tiempo, no sólo, en la producción y distribución de materias primas, energía y servicios, sino también en la distribución del producto a los consumidores. Ivan Illich [1974] ilustra bien la magnitud de las demandas invisibles de tiempo de la tecnología cuando habla de la dedicación del consumidor norteamericano a su automóvil. Illich estima que u n norteamericano medio dedica a su automóvil m á s de 1 600 horas al año, pasa cuatro de sus dieciséis horas activas en la carretera, o en reunir recursos que permitan su transporte por carretera. C o n esto intenta sencillamente demostrarnos que aunque nos c o m - Evaluación y programación de tecnologias: ejemplos de Papua Nueva Guinea 545 place m u c h o poder viajar por momentos a velocidades que sobrepasan los ochenta kilómetros por hora, si calculamos el tiempo total dedicado a la conservación del medio de transporte, en comparación con el número real de kilómetros recorridos, de hecho nos desplazamos a una velocidad de menos de ocho kilómetros por hora. El tiempo empleado en sistema de sustento de la tecnología es tiempo restado de alguna otra actividad. A u n en la operación de evaluar la sustitución de una tecnología ineficiente por un aparato moderno eficiente, la definición de la eficiencia en término de horas-hombre invertidas por unidad de producto n o es tarea fácil. U n acto aparentemente tedioso y fatigoso, puede tener algún valor social o cultural inadvertido, o el tiempo ahorrado por la innovación tecnológica puede ser empleado en formas sorprendentes y n o necesariamente productivas. Salisbury [1962] comprobó que el tiempo ahorrado por los hombres del grupo Siane de Papua Nueva Guinea en talar árboles con hachas de acero y no de piedra se dedicaba, n o a aliviar la carga general, reduciendo con ello el trabajo de las mujeres, sino en un aumento de la actividad ceremonial, los combates y el tiempo de esparcimiento para los varones. E n una encuesta anterior sobre el cambio tecnológico y sus repercusiones sociales, que realizara las Naciones Unidas, se daba un ejemplo pertinente del valor social que encerraba la realización del proceso, aparentemente arduo e ineficiente, de acarrear agua en cántaros de barro desde u n pozo situado a cierta distancia del pueblo. Se instaló entonces en el pueblo un depósito elevado de agua para comodidad pública, pero las mujeres se quejaron m u y descontentas porque con ello les habían quitado su principal foco de relación social. Parece ser que, en tales circunstancias, el acarreo tradicional de agua era u n complemento necesario para el mantenimiento de los lazos sociales en el pueblo, y la idea de que el trabajo que suponía era oneroso n o era sino u n m o d o de ver de forasteros bien intencionados. E n suma, creo que, por una parte, la demanda de nueva tecnología viene en m u y amplia medida estimulada por trastornos ocasionados en u n equilibrio ecológico precedente, y que para evaluar la repercusión de la nueva tecnología es preciso comprender la fuente (o fuentes) de este trastorno. Por otra parte, quiero simplemente hacer ver que la repercusión del cambio tecnológico es c o m pleja y que incide tanto sobre los sistemas sociales c o m o sobre su contexto físico. Métodos de evaluación de tecnologías U n punto de partida útil consiste en analizar la. estructura general de u n ecosistema dominado por el hombre, las interacciones en el entorno determinan el bienestar h u m a n o e influyen en la respuesta de u n individuo o una población al cambio acontecido en el mismo. Hace algunos años ya, especialistas de la Australian National University, 546 Ken Newcombe ' Energia — -Energia Nota: L a cultura h u m a n a es u n producto de las actividades de la población humana, y cualquier efecto que los componentes bióticos o no bióticos del sistema puedan tener sobre ella será siempre por medio de los seres humanos. D e un m o d o análogo, la cultura sólo puede influir en los componentes bióticos y no bióticos del sistema por medio de la población humana. N o obstante, muchas veces conviene considerar las interacciones entre la cultura y los componentes bióticos y no bióticos c o m o si fuesen directas, por eso las líneas de puntos de este diagrama. F I G . 1. Ecosistema de u n a población h u m a n a Medio ambiente total Experiencia humana F I G . 2 . Relación entre el medio ambiente total y la experiencia h u m a n a Evaluación y programación de tecnologias: ejemplos de Papua Nueva Guinea 547 en particular Stephen Boyden, trazaron diagramas para facilitar el estudio de la ecología de las comunidades humanas (figuras 1 y 2). Los instrumentos para iniciar dichos estudios se perfeccionaron considerablemente durante un estudio posterior sobre la ecología h u m a n a de H o n g K o n g [Boyden y otros, 1980]. Los expongo a continuación tal c o m o aparecieron en las publicaciones del M A B [Unesco, 1976, 1978]. H e reelaborado también un modelo de la respuesta al cambio ambiental, dentro del marco general ofrecido por Boyden, para representar la llegada de innovaciones tecnológicas orientadas al desarrollo económico, surgidas c o m o respuesta a necesidades reales o sentidas, a raíz, quizá, de u n colapso en el equilibrio ecológico a nivel local (figura 3). Boyden [1979] ha compilado también una lista en la que enumera los requisitos sociales y físicos comunes para el bienestar h u m a n o , que puede servir para orientar un primer intento de captación de las variables de cambio m á s importantes en un ecosistema objeto de estudio. D e un panorama general tal puede derivarse una representación bastante específica de la dinámica de la población en estudio. Se traza entonces una estrategia de investigación, identificando, objetivos, metodología y la cronología apropiada. El orden de este estudio es hasta cierto punto engañoso, pues una vez que la investigación ha comenzado se gasta tanto tiempo trabajando en retrospectiva, descubriendo iterativamente las determinantes m á s importantes del comportamiento económico y social de la comunidad, c o m o se gastó seleccionando las relativamente pocas variables merecedoras de estudio intensivo al principio. Pero de todos modos, un enfoque sistemático, que identifique la índole ecológica del problema, así c o m o las interacciones probables en toda población h u m a n a entre los componentes culturales y biológicos del ecosistema, es siempre compensador y realmente esencial para poder tomar decisiones con conocimiento de causa. ; Los escollos y peligros de un enfoque de la innovación tecnológica orientado hacia los aspectos materiales, mecánicos y estrictamentefinancierosno son nunca tan evidentes c o m o en la promoción y administración de la energía, especialmente en áreas rurales y a nivel de pueblos y aldeas. C o m o planificador de energía, puedo dar algunos ejemplos pintorescos, reveladores de que el contexto social y cultural del cambio tecnológico es tal vez su aspecto m á s importante. El biogás en los pueblos de Papua Nueva Guinea La tecnología del biogás en pequeña escala ha obtenido una buena acogida general en la India y en China. E n China, según los informes de que disponemos, se han instalado unos siete millones de unidades, aunque existe poca información en cuanto a los motivos de que hasta un tercio de estas unidades hayan fracasado [Cheng, 1979]. E n China central y meridional, por lo menos, existe una auténtica necesidad ecológica de la innovación tecnológica que el biogás aporta. Y a en los i 548 Medio ambiente total Ken Newcombe ,_ Condiciones de vida..,. Estado biofísico . Preocupación por pérdida de equilibrio ecológico Fio. 3. Ejemplo de evolución de la necesidad de innovación tecnológica años 1920 había datos convincentes en cuanto a las deficiencias de los principales productos alimenticios de origen vegetal y en el ámbito de la energía [Buck, 1937]. El extraordinario crecimiento demográfico experimentado desde entonces no ha hecho sino exacerbar estas necesidades. E n Papua N u e v a Guinea n o se da, por el contrario, una necesidad ecológica suficientemente fuerte c o m o para anular la negativa, fundada en diversas razones culturales fundamentales, por la qué la tecnología del biogás pueda ser rechazada. A comienzos del decenio de 1970, se ensayaron por lo menos veinte instalaciones de biogás, y las intentadas a nivel rural fracasaron lastimosamente. Las razones básicas de ello son culturales, específicamente usos y creencias tradicionales [Samana, 1980]. L a mayoría de los nativos de Papua Nueva Guinea abrigan supersticiones m u y arraigadas respecto a cualquier utilización de su excremento por otras personas; y este tabú cultural milita contra su recolección para empleo en la producción de biogás. Para utilizar el estiércol de cerdo hay que reunir adecuadamente a los puercos en corrales acondicionados, cerca del pueblo, lo que no sólo exigiría inversión de capital para cemento, suelos provistos de canales de desagüe y acometidas de agua, sino también u n trabajo m u c h o mayor para Evaluación y programación de tecnologias: ejemplos de Papua Nueva Guinea 549 suministrar el pienso que el ganado porcino obtiene por sí m i s m o cuando se alimenta libremente. . • > • . • • Los problemas energéticos a nivel rural, aun siendo importantes, no inducen a la población a alterar su forma de vida y de actividad social en medida suficiente c o m o para justificar una ardua gestión cotidiana de una tecnología biológicamente difícil para obtener u n modesto suministro de gas, y menos aún para permitir el uso productivo de las aguas residuales. Ciertos responsables de la industria del café y u n municipio urbano construyeron grandes instalaciones, de diez a sesenta mil galones, para la transformación de la pulpa del café y para la depuración de aguas residuales, respectivamente. Pero estas tareas no se enfrentan con barreras culturales importantes, porque se encuentran lejos del contexto rural, al m i s m o tiempo que se prestan a un funcionamiento permanente y minuciosos controles. A principios de 1980 volvió á promoverse el biogás a nivel rural a manera de ensayo. Se comenzó esta vez con una descripción detallada de las aportaciones, las tareas administrativas requeridas y los productos obtenidos. L à población rural rechazó rotundamente la tecnología una vez más. Producción de carbón vegetal a nivel rural L a primera producción de carbón vegetal a nivel rural en Papua N u e v a Guinea fue iniciada por u n grupo que efectuó una misión en 1976, en Ialibu, localidad de las sierras del sur. Para dicha producción se aplicó el método de los hornos de tierra. L a población rural comenzó a trabajar en esta industria con entusiasmo, esperando grandes beneficios. Se mostraban enardecidos con las buenas perspectivas qué se ofrecían a la zona, donde ni siquiera los cultivos comerciales eran posibles. Este método requería la apertura de una zanja de 2 a 2,50 metros de profundidad, hasta 10 metros de longitud y 2,50 a 3 metros de ancho, con excavación de canales adecuados en el fondo de la zanja para permitir el desagüe y la entrada de,aire. Cortada la leña, se atasca con ella la zanja hasta arriba, cubriendo enseguida la leña con una capa de hojas y de tierra. Se enciende fuego en el interior, y después no hay más que controlar cuidadosamente la corriente de-aire para conseguir la carbonización, evitando la combustión completa. El control es difícil, porque a medida que la carga interna se desplaza durante la reducción de volumen causada por la carbonización, se'forman constantemente respiraderos. El método es, por lo menos, barato y de rápida aplicación en casi todas partes; pero las desventajas en costos sociales y de recursos son casi prohibitivas. Primeramente, exige constante atención para impedir la excesiva entrada de aire y la combustión total, atención que se prolonga de siete a ocho días con sus noches respectivas. Luego, hay que cerrar el horno y dejarlo enfriar durante siete días más. Los aldeanos no se sienten m á s inclinados que cualquier otra / 550 Ken Newcombe persona a pasarse en pie día y noche junto a u n montón de leña humeante. Las quejas fueron numerosas, y m u c h o el material completamente quemado. E n segundo lugar, el rendimiento de este método es notoriamente bajo. Las pruebas efectuadas en G h a n a demuestran que el horno carbonero tradicional, técnica m u y similar en forma de montículo de tierra, rendía en carbón el 5,9 por ciento del peso de la leña secada en horno (sin contar los casos de combustión total) [Welsing, en Powell, 1973]. Además, el carbón queda mezclado con la tierra que se infiltra desde el techo, y la tarea de extraer el carbón de la mezcla es sucia y socialmente poco atractiva. La productividad laboral fue de dieciocho a veinte kilogramos por persona y por día. El resultadofinales u n enorme espacio vacío en el bosque, peligroso e improductivo. E n suma, la población se quejó abierta y reiteradamente, y la industria acabó por desaparecer a pesar de la ausencia de alternativas. E n 1979, introduje en la zona de Ialibu, a petición de los aldeanos, una retorta de las Indias occidentales modificada. Consta simplemente de dos tubos, o cuerpos de caldera, con capacidad para cuarenta y cuatro galones, convenientemente reforzados y dispuestos parcialmente en el suelo sobre soportes permanentes, con techado y paredes idóneos para resistir el calor sin deterioro. Debajo de los cuerpos de caldera se dispone un fogón y se usa leña menuda para calentar la carga de buena leña carbonera que se introduce herméticamente en los tubos al comienzo de cada ciclo. Al cabo de aproximadamente una hora el agua del interior de la leña es expulsada y los gases volátiles son emitidos con fuerza a través de pequeños agujeros que existen en los cuerpos de caldera, encima del fuego, lo que determina una reacción automantenida hasta que se concluye la producción del carbón. La carbonización lleva sólo seis horas y es espectacular. Aparte del encendido inicial del fuego, no se requiere manipulación alguna. L a producción del carbón se acomoda holgadamente a las horas diurnas. Este método es de una alta eficiencia, rindiendo en carbón aproximadamente un veinticinco por ciento del peso de la leña seca, incluida la leña menuda utilizada en el fogón. Esto significa que se obtiene cuatro a cinco veces m á s carbón por unidad de leña, y en consecuencia, se realiza u n menor esfuerzo y se logra u n mayor rendimiento económico (cincuenta a cien kilogramos de carbón por hombre y día). Los cuerpos de caldera no son difíciles de conseguir, pero la durabilidad constituye u n problema, lo que nos indujo a fabricar tubos de acero grueso m u c h o más resistentes. Los aldeanos de esta zona están encantados con la industria y dispuestos a seguir adelante con las mejoras requeridas para prolongar la vida de las calderas. Socialmente, la industria es hoy totalmente aceptable. Evaluación y programación de tecnologias: ejemplos de Papua Nueva Guinea 551 Problemas institucionales y evaluación de tecnologías: tiempo y recursos El hecho de que la innovación tecnológica tiene u n efecto social debe ser apreciado actualmente por todo gobierno y administración. E n general, cabe esperar que planificadores y políticos estén convencidos de que el cambio tecnológico puede determinar cambios m u y importantes en la vida de las comunidades. Otra cosa m u y distinta es, sin embargo, evaluar adecuadamente el carácter y las dimensiones de la repercusión social que pueda producirse, y tenerla equitativamente en cuenta en la evaluación del proyecto. E n primer lugar, aun en los países desarrollados la ciencia de la evaluación de la repercusión social es joven, pese a que ya en algunos estados de los Estados Unidos existe legislación exigiendo obligatoriamente dichos análisis en la realización de proyectos importantes. E n segundo lugar, en los países en desarrollo n o se dispone sencillamente ni de tiempo ni de recursos, aun cuando n o falten los buenos deseos y los conocimientos técnico-profesionales necesarios para justipreciar adecuadamente los costos sociales, frente a la consideración puramente financiera de los proyectos de desarrollo. L a urgencia de los problemas económicos que afectan a casi todos los países, sin excluir a los desarrollados, conduce inevitablemente a compromisos en cuanto a la profundidad y a la amplitud de la evaluación de los efectos sociales de cualquier cambio tecnológico, desde una explotación minera importante a una modesta instalación de industria alimenticia a nivel rural. L a gran tentación es avanzar rápidamente, porque se precisa con toda urgencia el "desarrollo". U n a vez adoptada o utilizada la m á s amplia economía de mercado, que resulta inevitablemente en una pérdida del equilibrio ecológico local, el impulso que lleva al desarrollo es grande y difícilmente puede negarse su urgencia. ¿ C ó m o puede una administración pequeña y agobiada de trabajo enfrentarse con la carga suplementaria que supone la minuciosa evaluación de la repercusión social, en ese contexto turbulento, dominado y complicado generalmente por parcialidades políticas, envidias y localismos? E n el m u n d o académico recurrimos a mil sutilezas para aquilatar imponderables en el análisis de costos-beneficios sociales. Ante la actitud real de los gobiernos, solemos darnos por m á s que satisfechos sólo con obtener los fondos que necesitamos. Intenciones y prejuicios Sería erróneo, sin embargo, pensar que los planificadores y políticos del tercer m u n d o no han sentido una honda preocupación por los problemas que el rápido desarrollo económico y sus catalizadores tecnológicos han ocasionado en el cambio social. La urbanización que acompaña al desarrollo económico trae consigo u n 552 Ken Newcombe nuevo orden social, un orden que subvierte las estructuras tradicionales de autoridad, petrecha mejor para la supervivencia a los jóvenes que a los viejos, y pone a mucha gente en el vacío de la transición entre las tradiciones estabilizantes de la sociedad rural y el desorden cosmopolita de las sociedades urbanas. Estos cambios acarrean trastornos sociales temporales y algunas veces persistentes: la delincuencia, el juego, el alcoholismo, la prostitución, acompañados todos por la pérdida de tradiciones culturales que, por lo menos, aseguraban una identidad en el espacio y en el tiempo. Dirigentes populares y políticos de Papua Nueva Guinea se lamentan, frecuentemente de cambios tecnológicos mal adaptados. N o está claro, sin embargo, que se efectúe una integración meditada e inteligente entre causas y efectos y que se trate de comprender la evolución de los cambios tenidos por indeseables, de m o d o que pueda producirse una estrategia del desarrollo realmente correctora. Suele darse, por ejemplo, un prejuicio contraproducente según el cual la investigación, para un país en desarrollo, es una actividad injustificada, confundiendo así la investigación fundamental con la aplicada. La tecnología nueva originada en los países pequeños del tercer m u n d o es escasa, pero, por el contrario, es m u y importante la repercusión social y económica de la tecnología transferida desde una economía desarrollada e industrializada. Este proceso merece una atenta comprobación e investigación antes de llevarse a cabo su promoción a gran escala. Los ejemplos antes citados de la obtención de biogás y de la fabricación de carbón en los medios rurales ilustran bastante bien la necesidad de dicha investigación aplicada. : . D o s ideas corrientes influyen en la política de evaluación de la tecnologías: una de ellas es que "lo pequeño es hermoso" y la otra, que la tecnología con alto coeficiente de m a n o de obra es necesariamente buena para los países en desarrollo. Aunque hay muchas razones que abonan ambas, sólo resultan válidas en contextos específicos, si bien con frecuencia se promueven vagamente c o m o universalmente deseables. Lo pequeño es hermoso; ¿lo es también la tecnología con alto coeficiente de mano de obra? '•'• Si, por ejemplo, u n Estado nacional con millones de habitantes dispone de recursos para poder sustituir en todo o en parte un producto básico importado, y desea la autosuficiencia, será inevitable la producción en gran escala. La producción de alcohol c o m o combustible en, Papua Nueva Guinea es u n ejemplo de lo que decimos. La producción de alcohol para combustible en los países en desarrollo es una industria importante, aunque raras veces de gran rendimiento [Banco Mundial, 1980]. E n este momento histórico nos hallamos a medio camino en Evaluación y programación de tecnologias: ejemplos de Papua Nueva Guinea 553 la transición hacia la producción económicamente competitiva de combustibles líquidos extraídos de fuentes distintas del petróleo. E n Papua Nueva Guinea se promovió una industria alcoholera a partir de la yuca que contó, inicialmente, con el.concurso de pequeños agricultores, que se esperaba participarían en la producción agrícola. M u y pronto se hizo evidente que la industria sólo sería viable con una sofisticada administración de la plantación de yuca y ubicando la fábrica en los terrenos mismos de la plantación. Esta combinación permite el pleno aprovechamiento de la fibra de los tallos para combustible de la fábrica, la utilización de la hoja c o m o alimento proteico, y el reciclado eficaz del bagazo para emplearlo c o m o abono. Estos aprovechamientos son de gran importancia ecológica y económica. El transporte de las raíces, desde lás parcelas de los pequeños agricultores hasta una fábrica, incrementaba prohibitivamente el costo, teniendo en cuenta el bajísimo precio que podía pagarse por los tubérculos en relación con los costos de producción si se utilizaran en la explotación agrícola misma. T a m p o c o se podían reciclar económicamente los desechos de la destilación para ser empleados c o m o abono en las parcelas de los aldeanos, que se encontraban demasiado distantes. C o n precios tan bajos para sus cosechas, por otro lado, n o podían éstos permitirse la utilización de abonos químicos. El resultado fue u n lento deterioro del agroecosistema. . L a solución, sencillísima, era satisfacer dos objetivos del desarrollo: el progreso rural y una mayor confianza en los propios recursos, sin permitir que la participación directa de los pequeños agricultores prevista condenara el plan enteró al fracaso. L a población local participará en esta industria mediante las oportunidades de empleo y de inversión creadas al pasar a ser propiedad de los gobiernos nacional y provincial; E n Fiji el enfoque fue diferente. El gobierno insistió en la participación de los pequeños agricultores en la producción de yuca para la obtención de etanol y fijó u n valor nominal a la- aportación de estos pequeños agricultores, valor llamado a compensar los contra-incentivos financieros de los ingresos negativos resultantes [ M c C a n n y otros, 1980]. Tenemos, pues, dos enfoques interesantes del mismo problema. E n Papua Nueva Guinea no puede justificarse económicamente la solución del precio nomina, adoptada en Fiji, y se espera que la eficiencia de la solución basada en el uso de u n menor coeficiente de m a n o de obra resultará ventajosa, al estimular el desarrollo de industrias secundarias u otras iniciativas rurales que se beneficien de la infraestructura creada por este primer desarrollo económicamente sólido. A decir verdad, la industria alcoholera de la yuca que se está desarrollando es pequeña en todos los sentidos, con u n a capacidad de sólo siete mil litros por día para un área cultivada de quinientas hectáreas. N o obstante, sirve para estimular el diálogo sobre las cuestiones generales. Desde u n punto de vista ecológico no puede presuponerse que el trabajo 554 Ken Newcombe manual sea deseable por sí mismo. L a historia y la etnología de los grupos cazadores-recolectores y neolíticos indican que la mayoría de ellos gozaban de m á s tiempo libre que las sociedades contemporáneas [Sahlins, 1972]. A menos que el equilibrio ecológico de una sociedad se rompa, nadie deseará emplear m á s tiempo en el trabajo. El problema del desempleo suele ser m á s una ilusión que una realidad en muchas sociedades rurales. Si la demanda de empleo monetariamente retribuido proviene del deseo de adquirir determinados productos de la economía de mercado, tales c o m o grabadoras magnetofónicas y radios, se buscará empleo en la medida justa en que satisfaga estas necesidades, y, según muestra la experiencia de Papua Nueva Guinea, este empleo suele ser generalmente discontinuo. ...';•'•. Si además de emplear altos coeficientes de m a n o de obra, los m o d o s de producción con que se cuenta son los menos, eficientes para transformar recursos en bienes, c o m o en el ejemplo del carbón de leña antes expuesto, aún cabe menos justificación para este m o d o de producción por sí mismo. E n realidad, con m u c h a frecuencia la tecnología m á s excelente, la. que refleja una consideración inteligente y meditada de los condicionamientos sociales, de los recursos naturales y financieros, ofrecerá ventajas en todos los países, desarrollados o en desarrollo, y no exclusivamente para éstos o para aquéllos; E n cualquier caso, n o hay ninguna ley tácita que separe al tercer m u n d o del primero en cuanto a los tipos de tecnología presuntamente idóneos a cada lado de la línea separatoria. El primer m u n d o n o tiene ningún derecho preferente sobre la sofisticada tecnología de primera clase que le conviene adoptar. L a evaluación de tecnologías debería efectuarse más bien de forma global, de m o d o que refleje una apreciación de todos los factores que influyen en el bienestar h u m a n o y en la producción económica de u n ecosistema determinado. M e inclino a creer que, en numerosas ocasiones, u n despliegue adecuado de cantidades reducidas de electricidad solar P V C y de microprocesadores puede aumentar considerablemente la productividad biológica y social de una sociedad rural tradicional que hasta el presente haya adolecido de desequilibrios entre población y recursos. Hacia una evaluación global C o m o he esbozado anteriormente, los problemas de la limitación de tiempo y de recursos humanos, y la indudable conveniencia de u n desarrollo rápido en u n m u n d o sediento de beneficios, se oponen a una escrupulosa evaluación ecológica del desarrollo industrial previsto y de la repercusión social de la tecnología que ha de aplicarse. Sin embargo, la experiencia del pasado, la ignorancia y los fracasos resultantes n o deben desanimarnos. Debido al fracaso del desarrollo precedente, guiado por el lucro y la rapiña, muchas autoridades de países de economía central- Evaluación y programación de tecnologías: ejemplos de Papua Nueva Guinea 555 mente planificada han tomado conciencia de los costos económicos del cambio social, reconociéndolo c o m o u n componente esencial en la ecuación costo socialbeneficio. A u n q u e pueda carecerse de las calificaciones, de la experiencia y de la metodología de u n análisis ecológicamente orientado indispensables para c o m prender las ventajas y desventajas sociales de un proyecto o plan de desarrollo, no creo que falte el interés a este respecto. Se necesita elaborar metodologías, así c o m o ahondar la experiencia de su aplicación a problemas concretos. Esto ayudará a definir las formas en que las actitudes culturales, las creencias y las expectativas a que dan lugar inciden directa e indirectamente sobre problemas aparentemente sencillos de extracción y utilización de recursos, y se manifiestan en los cambios hasta el último renglón del balance financiero. El aumento del número de organismos y de instrumentos legislativos para la protección del medio ambiente, y, m á s recientemente, la proliferación de políticas energéticas y de centros de planificación, indican que en los próximos cinco|o diez años los cambios en el enfoque institucional de estos problemas a nivel nacional e internacional pueden generalizarse. Quizá el enfoque m á s sencillo e inmediatamente m á s eficaz de este problema del cambio tecnológico que cualquier gobierno pueda adoptar sea tan solo exigir que, en todo proyecto de desarrollo se atiendan los costos y beneficios biológicos y sociales antes que las consideraciones de orden técnico, mecánico o financiero. Este orden de intereses propuesto elimina el clásico problema del impulso que cobran los proyectos de gran envergadura en cuanto se trasluce que hay en ellos dinero, al menos para alguien. Con harta frecuencia, cuando se exponen los intereses sociales, ya se han gastado los fondos destinados a los estudios de viabilidad, y los que lo hacen son considerados c o m o u n a peste que intenta frustrar el desarrollo económico, tan urgente y tan necesario. Si el análisis se hace a fondo, y si desde el comienzo se estudia si la tecnología es social y biológicamente aceptable, además de estratégicamente oportuna, se evitarán situaciones políticamente embarazosas. L a controversia debe suscitarse antes, n o después de formalizados los compromisos; sólo así podrá favorecerse u n enfoque ecológicamente positivo de la evaluación de tecnologías. [Traducido del inglés] Referencias BANCO MUNDIAL. 1980. Alcohol production from BOYDEN, S. V., MILLAR, S. E., NEWCOMBE, K . y biomass. 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Se la puede estudiar en tanto que elemento del desarrollo de la sociedad europea, de su estructura interna, de su sistema de valores y de su ideología, y del rol que desempeñaron estos últimos en su evolución social y política, c o m o desde el punto de vista del impacto que tuvo el desarrollo europeo en Asia. A m b a s dimensiones serán examinadas aquí. Francis Bacon previo claramente el papel que podían desempeñar la ciencia y la tecnología en el desarrollo de una sociedad industrializada, la forma en que deberían estar organizadas para lograr u n m á x i m o de resultados, y el tipo de perspectiva que habrían de desarrollar los hombres dé ciencia para desempeñar un rol eficaz1. El primer efecto causado por el desarrollo de la ciencia y de la tecnología —la aplicación de ideas creadas por la primera y las innovaciones realizadas en la segunda— fue el de alentar esperanzas de una nueva sociedad, que respondería a todas las necesidades y permitiría el desarrollo de la creatividad de todos sus miembros 2 . Las esperanzas suscitadas por los adelantos de la ciencia y de la tecnología, el ethos de la sociedad que éstas engendraron, pueden resumirse brevemente. E n primer lugar, se llegó a considerar a la ciencia y a la tecnología c o m o una fuerza independiente en el seno de la sociedad, y se pensó que su desarrollo sería determinante para el futuro de la misma. E n segundo lugar, se consideró que el desarrollo de la ciencia y de la tecnología, así c o m o su aplicación, conducirían a la modernización de la sociedad, y por lo tanto cualquier resistencia a este proceso era considerada reaccionaria. L a transferencia de ciencia y de tecnología por A . Rahman es jefe de planeamiento y director del Centre for the Study of Science, Technology and Development del Council for Scientific and Industrial Research, Rafi Marg, Nueva Delhi, 11001 India. Rev. int. de cieñe, soc, vol. XXXIII (1981), n.° 3 558 A. Rahman parte de países europeos "benévolos" hacia países en desarrollo debía supuestamente tranformar y modernizar a estos últimos; se establecieron, consecuentemente, varios índices para evaluar este progreso. E n tercer lugar, se consideró a la ciencia y a la tecnología c o m o social, política y éticamente neutrales. L a responsabilidad del mal uso de la ciencia y de la tecnología recaía en lòs utilizadores, y no en los científicos y tecnólogos. Por último, se supuso que, c o m o resultado de estos adelantos, u n a perspectiva científica por u n lado, y el desarrollo de fuerzas de producción, por otro, permitirían resolver los conflictos sociales y políticos. Opiniones acerca de la ciencia, la tecnología y la sociedad Sin embargo, n o sólo estas esperanzas n o se cumplieron, sino que surgieron n u m e rosos interrogantes acerca de cada uno de los supuestos antes mencionados. Se plantearon posteriormente nuevos cuestionamientos, c o m o fueron por ejemplo, las formulaciones marxistas, que experimentaron ellas mismas u n cambió importante desdé la época.de J. D . Bernai y otros estudiosos de los años treinta. E n las obras de los marxistas anteriores, la ciencia era considerada c o m o una fuerza positiva, y sus desviaciones y malos usos eran imputados al sistema capitalista. E n consecuencia, para eliminar estos inconvenientes, bastaba con controlarla políticamente. Algunos de los marxistas contemporáneos, tales c o m o Gary Wersky, David Dixon, Hillary Rose y otros, vinculados con diferentes movimientos de izquierda, propusieron distintas formulaciones ideológicas. Según Dixon, por ejemplo, la visión científica del m u n d o es una representación ideológica —o inclusive una legitimación— del m u n d o burgués, pero en su calidad de herramienta intelectual que los capitalistas utilizan para organizar, planificar y controlar el proceso de trabajo es, en realidad, u n elemento constitutivo de ese m u n d o . Y , "la necesidad de esta herramienta no ha sido determinada solamente por la necesidad de aumentar la 'eficacia' de la producción en un sentido neutral, sino además por la necesidad que tiene el capital de imponer dicha organización, planificación y control al trabajo, a fin de asegurar la creación y la subsecuente apropiación de la plusvalía."3 La otra reacción frente a la ciencia y a la tecnología proviene de los h u m a nistas, y fue bien formulada por Morazé: " L a ciencia no le aporta [a la raza humana] ni los medios de supervivencia, ni una explicación de las privaciones padecidas o de la muerte." El nuevo saber y los conocimientos técnicos beneficiaron a los privilegiados de este m u n d o a expensas del resto. "La ciencia eliminó de sus objetivos propios todo lo que había-de h u m a n o en la naturaleza, creyendo que la solución de los problemas materiales bastaría para que los demás problemas —espirituales, psicológicos, sociales o culturales— se resolvieran por sí mismos, Interacción entre ciencia, tecnologia y sociedad 559 c o m o consecuencia de la síntesis esperada. Al n o poner a la humanidad c o m o objetivo, contribuyó a traicionar las promesas de libertad, igualdad y fraternidad."1 Por otra parte, Morazé insiste en que, mientras el espíritu analítico condujo a abandonar los valores supremos y la síntesis humanitaria, la preocupación por la guerra llevó a la civilización a perder su autenticidad. L a ambición de los empresarios, de las sociedades, de las clases, de las naciones y dé los Estados tuvo c o m o resultado la producción y la venta de bienes que devaluaron a las culturas. Por último, el enfoque analítico desarrolló u n lenguaje esotérico que terminó por hacer incomprensibles los nuevos adelantos y sus implicaciones para la población. El resultado es que esta última n o puede participar en el proceso de t o m a de decisiones, ni influenciar la orientación del progreso de la ciencia, ni el fin con el que se la utiliza. E n consecuencia, la ciencia se ha convertido en u n coto privado y en u n instrumento en manos de los que detentan el poder. Esta situación se asemeja a aquella en que los sacerdotes utilizaban el invento de la escritura c o m o instrumento para controlar y utilizar el saber, afinde promover una sociedad de clases. Estos análisis, formulados en distintas épocas de la historia de la cultura europea, revelan la dualidad del impacto del desarrollo de la ciencia y de la tecnología en la sociedad, así c o m o el tipo de reacciones que ambas provocan en circunstancias diferentes. Dichas reacciones, c o m o puede observarse en los comentarios de Dixon y de Morazé, son también el resultado de nuevas percepciones que surgen de las esperanzas creadas y frustradas, de los nuevos problemas suscitados y de la búsqueda h u m a n a de nuevos objetivos. Esas nuevas percepciones tienen características sociales, en la medida en que aspiran a la igualdad y a la justicia, tecnológicas, puesto que se basan en la evaluación del impacto de las nuevas tecnologías, ambientales, porque surgen del impacto de la polución y del deterioro del balance ecológico, y son también juicios morales y éticos inspirados por la desviación de recursos y de energías creativas hacia fines de destrucción6. Aparte de la interacción entre la ciencia y la sociedad en la cultura europea, una dimensión importante del tema es la interacción entre Europa y Asia, a lo largo del periodo en que la ciencia y la tecnología se desarrollaban. El estudio de este último aspecto es vital para nuestra comprensión del problema, por dos motivos. E n primer lugar, los recursos para el desarrollo de la ciencia y de la tecnología y su vinculación con la industria fueron suministrados por los países asiáticos, que se convirtieron en semicolonias o colonias. Cuanto m á s importantes eran los recursos aportados, mayor era el desarrollo de la industria que llevaba a una demanda de nuevos conocimientos. Esto significaba progreso en la ciencia y en la tecnología, y cuanto mayor era el progreso, mayor era la explotación de las semicolonias o colonias. E n segundo lugar, después de la segunda guerra mundial, dichas colonias, una vez que lograron su independencia política, intentaron obtener la independencia económica y: alcanzar determinados objetivos sociales. E n este proceso, 560 A. Rahman tendieron a reconsiderar la civilización europea, su cultura y sus valores, así c o m o a revalorizar su propia cultura, historia y civilización, para evitar los escollos de aquélla, y superar sus propias limitaciones. Algunos de los supuestos básicos que hasta ese m o m e n t o habían sido plenamente aceptados fueron profundamente cuestionados.E n este contexto, la comprensión de las relaciones históricas entre la ciencia, la tecnología y la sociedad, así c o m o entre Europa y Asia, cobró u n nuevo significado. Se había considerado durante largo tiempo a la ciencia y a la tecnología c o m o fenómenos europeos, cuyos orígenes se situaban en la antigua Grecia. Se hizo caso omiso del desarrollo de la ciencia, de su estructura conceptual y de su contribución al desarrollo de las antiguas civilizaciones de Asia. L o mismo ocurría con el desarrollo medieval de la ciencia y la tecnología y su contribución a la cultura y a la civilización de esa época en Asia, denominada "el oscurantismo". E n consecuencia, se desposeyó de sus raíces a la estructura conceptual y la c o m prensión teórica del proceso de desarrollo dé la ciencia y de la tecnología, y en u n esfuerzo de evaluación comparada de sus funciones y de las interacciones entre las diferentes culturas y civilizaciones, terminaron sirviendo el propósito de la hegemonía política e intelectual de Europa. Dimensiones históricas de la ciencia y de la tecnología en las culturas no europeas Los estudios relativos a la historia de la tecnología pusieron en evidencia los modelos culturales y económicos de la sociedad, que evolucionaron c o m o consecuencia de las oportunidades creadas por la innovación y el cambio tecnológicos. U n examen m á s detallado revelaría asimismo que ambos fenómenos se producían al m i s m o tiempo, con interacciones entre u n o y otro, de manera tal que se hace difícil identificar la causa y el efecto. Históricamente, existen' cinco regiones culturales importantes: la europea, la árabe (incluyendo a África del norte), la persa, la india y la sinojaponesa. Las ideas y los descubrimientos científicos son lo suficientemente conocidos c o m o para revelar n o solamente la naturaleza de los conocimientos desarrollados durante las diferentes épocas, sino también una perspectiva histórica. L a historia de las innovaciones tecnológicas está menos documentada y es en todo caso fragmentaria. E n el caso de Europa, pese a numerosas lagunas del conocimiento, existe una reseña bastante completa dé las innovaciones tecnológicas, sus aplicaciones y su evolución6. También se dispone actualmente de u n conocimiento cada vez m á s amplio referente a Japón 7 y China8, que, en aproximadamente una década, podrá aportar una mejor comprensión y contribuir a dar una imagen comparada de la evolución de las culturas europea y sinojaponesa. Esta situación no es tan alentadora en lo que se refiere a las culturas árabe, persa (que también incluye a Afga- Interacción entre ciencia, tecnología y sociedad 561 nistán y Asia central soviética) e india. Actualmente se están fomentando estudios acerca de la ciencia árabe, pero la atención prestada a la tecnología no es tan importante c o m o debiera8. También se está estudiando Asia central soviética, y se han hecho importantes descubrimientos, pero no se ha sentido aún el impacto real de los conocimientos disponibles debido a las dificultades de traducción10. Los estudios relativos a la tecnología en la India son escasos; n o existe, por lo tanto, una buena comprensión de la base tecnológica de las diferentes culturas que se desarrollaron en la India c o m o consecuencia de diversas influencias externas y de las innovaciones introducidas en distintas épocas de la historia11. Por este motivo puede resultar difícil analizar comparativamente una innovación y su impacto en diferentes sociedades en u n periodo determinado. Es sin embargo posible describir brevemente la manera en-que los conocimientos, basados en la estructura de la sociedad y en sus objetivos, fueron orientados hacia usos específicos. Algunos ejemplos de la India pueden ilustrar,lo que antecede. El periodo medieval L a sociedad medieval tenía, entre otras, dos necesidades principales: la agricultura y los armamentos. E n el ámbito de la agricultura, el objetivo consistía en el perfeccionamiento, tanto para incrementar los beneficios, c o m o para aportar variedad a fin de responder a la demanda de los ricos. N o existen demasiados datos acerca de lo primero, excepto en el caso de la edificación y de la construcción de depósitos de agua y de canales para la irrigación. Pero para el segundo objetivo, existen referencias sobre la introducción y el desarrollo de nuevas variedades de alimentos. Por ejemplo, la pina, llevada a la India por los portugueses, fue cultivada inmediatamente en los jardines reales por el emperador Jehangir, lográndose una abundante cosecha12. E n la época medieval se descubrió y adoptó una técnica de injertos; c o m o consecuencia, se pudo disponer de una amplia g a m a de frutas, especialmente tropicales, que respondían a diversas necesidades13. E n el ámbito de los armamentos, se dio asimismo una serie de adelantos que respondían a la demanda: una máquina para limpiar armas de fuego, u n a ametralladora con varios cañones manejados con u n solo gatillo, que aliviaba a los hombres en la lucha y daba una mayor potencia de fuego, y u n cañón a rosca, apropiado para uso en terrenos montañosos y utilizable en la cima de las colinas para mayor eficacia. . 1 N a d a ilustra m á s claramente, empero, la relación entre las necesidades y los objetivos de la sociedad por u n lado, y los adelantos tecnológicos, por otro, c o m o la ingeniería civil y la arquitectura. El objetivo consistía en construir edificios impresionantes que también fueran permanentes, para perpetuar la memoria de sus constructores. Los mausoleos son u n ejemplo convincente. Mientras se utilizó la piedra, su tamaño y su altura n o fueron imponentes, y la dimensión de la cúpula 562 A. Rahman era pequeña en comparación con el cuerpo inferior. Al cabo de pruebas empíricas (aplicando las matemáticas y el conocimiento de 'la ingeniería), los problemas parecen haber sido resueltos de una manera m u y ingeniosa, utilizándose la piedra c o m o material de superficie sobre una base de ladrillos y mortero, c o m o puede observarse en los hermosos edificios que dejaron los reyes mogoles. E n cambio, los mismos ingenieros n o pudieron construir puentes sobre los ríos, por la sencilla razón de que los pesados estribos destinados a contener la embestida del agua y a servir de soporte de la superestructura tenían u n efecto de obstrucción. Los aluviones acarreados por los ríos del norte de la India se depositaban en los estribos modificando el curso de las aguas, y hacían supérflua la existencia de puentes. Este problema no fue resuelto porque n o había una gran necesidad de puentes. Los ríos brindaban a la ciudad una protección natural contra los invasores, y el transporte necesario de mercancías se efectuaba cómodamente en barco14. Este tipo de ejemplos puede mutliplicarse en las diferentes culturas, poniendo en evidencia las respuestas tecnológicas a los problemas sociales y el condicionamiento de las innovaciones por parte de las culturas predominantes. ¿Por qué se detuvieron los adelantos de la ciencia y de la tecnología en estos países? ¿Estaban condenados a llegar a u n punto muerto y no eran ya capaces de evolucionar más allá? ¿Había en la sociedad india factores sociales que impedían cualquier desarrollo ulterior? ¿ N ó había acaso necesidad de un desarrollo industrial c o m o el que se produjo en Europa, debido a que el sistema feudal indio basado en la tecnología medievalpodíá responder; a las necesidades de la población, y por ló tanto no existía una motivación? ¿O acaso este desarrollo fue interrumpido y el progreso ulterior resultó ser imposible c o m o consecuencia de la colonización? Tecnología, revolución industrial y sociedades asiáticas U n análisis del impacto de la tecnología en la sociedad, después de la revolución industrial en Europa, revela una serie de factores sumamente importantes. L a revolución industrial en Europa, basada en la utilización de las innovaciones tecnológicas, en la organización de los métodos de producción y en el desarrollo del comercio, extendió la esfera de influencia de los países europeos a África, Asia y a las Américas. El impacto de estos adelantos tuvo formas diferentes en los distintos países en cuanto a la evolución de la tecnología, su utilización en la producción y sus efectos en la sociedad. Pueden ser clasificados en categorías según la situación de u n país o de una región. Dichas categorías son: a) países que recibieron la influencia, la. absorbieron y la desarrollaron a finde adaptarla a sus objetivos y conservar su independencia política, c o m o el Japón; b) países que conservaron una independencia nominal, o que se convirtieron en semicolonias, c o m o Egipto o China; c) países que se convirtieron en colonias de una u otra potencia europea, c o m o la India. Existen variaciones y diferencias notables en el impacto que tuvieron la IMÁGENES DE LA TECNOLOGIA (Documentación fotográfica de Florence Bonjean) Los eternos clásicos \ntiguo horno ;riego. Rapho L a estética de los artefactos "Cho-cho" de Etiopía: recipiente para mantequilla o leche, hecho de calabaza y hierbas entretejidas y bandas de cuero. íerramienta de :arpintero japones jara trazar las íneas de corte de as vigas. Duchara yoruba. bandado ruso, de lierro y bronce. Silla italiana :ontemporánea. Las tecnologías cambian, las formas persisten Gerster-Raphd Edificio de cañas en el bazar de Bagdad. U n automóvil Lorraine-Dietrich. Especificaciones para una diligencia Experimentos U n experimento con electricidad realizado por Watson en el Támesis. Londres, siglo xviii. S5 mmmy / •' » i s ' ' *• M/í, Édimages Globo experimental construido en 1709 por Laurent G u z m a o , un monje de Río de Janeiro, del cual se hiciera una demostración al rey de Portugal. Elevado con aire caliente, la parte superior es de papel tensado sobre una estructura de caña. L a Inquisición hizo detener los trabajos posteriores relacionados con el globo. El cohete imaginario ^><<^¿^^^¿^^^^^%^¡^^' f^^"^É¡l5l Ilustraciones de la obra de Julio Verne, De la tierra a la lima. Ilustración de Boris Vallejo para la novela de Frederik Pohl, Gateway. Las glorias de la mecanización agrícola Instrumento del siglo xvii para "secar la tierra, destoconar, eliminar piedras y arrancar las malezas", destinado a mejorar las cosechas. Utilizado en Alemania y en los Países Bajos. Snark International " L a cosecha en una granja próspera", por W . A . Rogers, Harper's Weekly, 29 de agosto de 1891. Ornamentación nostálgica •"y .,í •r- . i , :: * 1 * * ' i * M s * * **t * w * * * " ; ' * » * < t * ' * * - * < t * * * j * { Ä k * Í <* , * * 4 * H **, A , *^''" - : Ü ^ : Ufe i Ufe'!*: :•: Ufe ^:'>?3 Puente sobre el río Elba en Hamburgo (1877). El afán de la construcción Construcción de un edificio en el antiguo Egipto. E n la "cima" de un rascacielos de Chicago. y '"";í%¡S8 ' L a simbiosis del hombre y la máquina Fundición del capitel de bronce de la columna de Alejandro de San Petersburgo (Rusia), en una herrería de la ciudad (1834). Fundición automatizada para construir modelos de cera reproduciendo las formas de paletas de turbinas de motores de avión. Pasando de robot en robot, el proceso toma alrededor de dos horas. Talleres Pratt y Whitney. East Hartford, Connecticut, Estados Unidos de América. Improvisaciones con tecnologías mixtas Automóvil a vapor. Radio montada sobre una motocicleta. La dimensión humana Modelos que ilustran el principio de funcionamiento del puente sobre el Firth of Forth, en Escocia (1890). Aliviando el trabajo Snark International Zimberoff-Sygma sWi* 5f ^ T Y »fa U n cromo francés de alrededor de 1900, anticipando lo que será un aula de clases del año 2000. U n aula de clases en 1980 (Estados Unidos de América). Antigua aspiradora que requiere la presencia de dos personas para accionar los fuelles. Máquina de desenvainar guisantes capaz de hacer el trabajo de "varios centenares de mujeres". Édimages-Forest Adaptándose al medio tecnológico Snark International L a actriz francesa Beatrix Dussane en un estudio de grabación (1920). El único m o d o de gozar de un paseo în automóvil por :aminos polvorientos. Adopte trajes de este tipo, herméticamente ¡errados y garantidos eontra el polvo. Ensamblaje de piano, c a m a , escritorio, cajones, lavabo, etc., ideado para ahorrar espacio (1866). Tecnología divertida Henri Cartier-Bressor Motocicleta tachonada de artilugios. Sistema video japonés: la cliente se observa a sí misma con su peinado futuro. U n a predicción que no se hizo realidad Automóvil a vapor de Londres a Buckingham. A £ ^ ' ' ; Interacción entre ciencia, tecnología y sociedad 563 tecnología europea, su asimilación y su desarrollo dentro dé cada categoría,.y las mismas deben ser estudiadas detalladamente. Pueden mencionarse aquí, empero, algunos puntos generales. : El Japon conservó su independencia. Los profesores de ciencia y tecnología y los futuros docentes nacionales fueron enviados al extranjero para su formación. La ciencia y la tecnología se enseñaron entonces en japonés, y se decidió realizar importantes inversiones en la industria, aún cuando se trataba de una industria de armamentos, y por lo tanto de una vía independiente de desarrollo15. E n el Japón, c o m o en Europa, corren a la par el progreso de la tecnología y su utilización en el desarrollo industrial y en la industria de los armamentos. Kinnosuke, al comparar las historias europea y japonesa, describe las diferencias en la interacción entre la tradición científica y el papel que ésta desempeña en la sociedad. A su juicio, en el Japón la ciencia era un elemento de la estructura feudal y burocrática y no fomentaba tradiciones de libertad. La comunidad científica, al ser controlada por el gobierno, n o manifestaba una conciencia social ni jugaba un papel de guía en la transformación social. El resultado fue una división en camarillas académicas con tendencias autoritarias16. E n la India, los británicos importaron la ciencia y la tecnología oponiéndose a la tradición local. A m b a s fueron encauzadas confinesde explotación y su desarrollo era regulado por necesidades políticas. Existían semejanzas con la situación cultural feudal y burocrática imperante en Japón, que aún hoy domina su ethos. Ulteriormente, los. científicos indios desarrollaron dos culturas: la, primera era el fruto de su capacitación científica y de su práctica en laboratorio, y la segunda el resultado de su entorno social, de su pasado cultural y de sus aspiraciones nacionalistas17.' Dadas las circunstancias, la comunidad científica n o adoptó las características y las funciones que asumieron y desempeñaron los científicos europeos. E n los países que eran nominalmente independientes o semicolonias (aunque más adelante se convirtieron en colonias), la ciencia y la tecnología n o tuvieron arraigue, si bien fueron importadas de Europa. Existen ejemplos claros en África. El emir Abdul al Kader (1832-1847), de Argelia, demostró gran interés por la tecnología europea, e hizo m u c h o para fomentar la industria en ese país importando técnicos franceses. Sin embargo, se desprende del historial que sus.esfuerzos no tuvieron m u c h o éxito, y que la ciencia y la tecnología europeas n o lograron implantarse18. L o m i s m o ocurrió con los esfuerzos del sultán Said bin Sultan, de O m á n (1806-1856), quien, con la ayuda de técnicos europeos, puso en marcha un ingenio azucarero en Zanzíbar. L a empresa fracasó, sin embargo, con la partida de dichos técnicos19. La misma historia se repitió con los esfuerzos más amplios de M o h a m m a d Ali, de Egipto (1805), quien, con la colaboración de ingenieros franceses, construyó varios diques y canales de irrigación. Para realizar sus numerosos programas técnicos también recurrió a una gran cantidad de científicos, ingenieros y técnicos europeos. Mientras estuvieron a cargo de los europeos, 564 A. Rahman las industrias continuaron funcionando pero fracasaron en cuanto estos últimos partieron20. Cabe analizar brevemente las posibles causas del fracaso de estas empresas. E n primer lugar, n o formaban parte de la evolución tecnológica de los oficios nativos, c o m o fue el caso en Europa. N o se intentó lograr que la m a n o de obra técnica local comprendiera los procedimientos y continuara utilizándolos después de que se fueran los técnicos extranjeros. E n este proceso intervenían también factores políticos. Es posible que la población nativa no tuviera en esa época la perspectiva.tecnológica necesaria para el desarrollo. E n vista de este último factor, la tecnología occidental y la industria basada en ella no produjeron ningún efecto hasta los tiempos modernos. Se puede constatar aquí u n marcado contraste con el Japón, probablemente debido a que este último tenía una política bien definida de desarrollo nacional global, que se extendía de la educación a la creación de industrias. Al convertir a la ciencia y a la tecnología en una parte del sistema educacional, los japoneses aspiraban a crear una m a n o de obra técnica local. Esperaban originar una comprensión técnica en la sociedad y un ethos tecnológico, e incrementar de ese m o d o la eficiencia y la productividad. Al establecer industrias básicas, brindaban una salida a las energías creativas y proporcionaban empleo. Por último, consideremos brevemente el caso de la India. C o n la colonización, se observa un esfuerzo bien organizado y dirigido para destruir las industrias locales, y convertir al país en una fuente de materias primas para las fábricas de Gran Bretaña, y en un mercado para los productos acabados. El desarrollo de la industria británica, así c o m o las necesidades que creaba, implicaban que el progreso de la ciencia y de la tecnología estuviera basado en gran medida en la colonización de la India por los británicos, en beneficio de los fabricantes de la metrópoli. Según Eric H o b s b a w m , Gran Bretaña daba el impulso "capturando una serie de mercados de exportación de otros países y destruyendo la competencia local dentro de cada país, utilizando medios políticos o semipolíticos de guerra y colonialismo"21. Esta colonización condujo a la supresión de las exportaciones textiles indias hacia Gran Bretaña22, y el subcontinente indio "se abrió a la desindustrialización y a la importación masiva del algodón de Lancashire"23. Lasfinalidades,el grado de organización y el logro de este proceso de desindustrialización pueden ser comprendidos mediante las observaciones de R . M . Grindlay (1837): " L a India jamás podrá volver a ser un gran país industrial, pero cultivando sus relaciones con Inglaterra puede ser uno de los países agrícolas m á s importantes."21 Para facilitar el transporte de materias primas y de productos acabados se desarrolló una red de ferrocarriles, carreteras y medios de comunicación, correos y telégrafos25. El objetivo de estas innovaciones tecnológicas y de su utilización, poco tiempo después de su introducción en Europa, no era el de aportar el cambio social y la prosperidad, c o m o ocurrió en Gran Bretaña, sino el de acelerar el proceso de subdesarrollo del país. Interacción entre ciencia, tecnología y sociedad 565 Los medios de transporte y comunicación estaban destinados a establecer un control eficaz, mediante comunicaciones fáciles y el inmediato despliegue de tropas en la colonia. C o n el objeto de asegurar las materias primas y organizar el sistema de transportes, se realizaron estudios para trazar el m a p a del país, con sus características geológicas y sus recursos naturales. Para la explotación de estos últimos, se incrementó notablemente la actividad minera 26 . Por último, se crearon varias instituciones para formar técnicos que pudieron trabajar bajo la tutela de los británicos y colaborar en la explotación ulterior del país. Los efectos de la explotación de la India, la destrucción de las industrias, la difícil situación de los artesanos, el desempleo, la pobreza y la miseria, así c o m o la destrucción de la sociedad en su conjunto, fueron descritos detalladamente por M a d a n M o h a n Malviya, en su nota de disentimiento dirigida a la Comisión Holandesa27. H o b s b a w m describe su impacto en Gran Bretaña de la manera siguiente: " M á s aún, la guerra —y en particular esa organización de mentalidad comercial y de clase media que era el Ejército Británico— contribuyó en forma todavía m á s directa a la innovación tecnológica y a la industrialización. Sus necesidades no eran insignificantes: el tonelaje del ejército aumentó de aproximadamente 100 000 en 1685 a 325 000 en 1760, y su demanda de armas se incrementó sustancialmente, aunque en forma menos drástica [...] A los hombres de negocios les convenía introducir métodos revolucionarios para abastecerla. A m e n u d o , encontramos algún inventor o empresario estimulado por tan lucrativa perspectiva. Henry Cort, que revolucionó la manufactura del hierro, comenzó en el decenio de 1760 c o m o agente del ejército, tratando de mejorar la calidad del producto británico con miras al. suministro de hierro a el ejército."28 : ¿Cuál fue el impacto de estos adelantos y qué oportunidades brindaron a los hombres y a las.sociedades? E n primer lugar, dichos adelantos justificaban una explotación despiada. El empleo de niños y mujeres c o m o m a n o dé obra, durante largas horas, en condiciones antihigiénicas y subhumanas, con sueldos inferiores al nivel de subsistencia, se justificaba c o m o u n precio que había que pagar con miras al progreso y a una prosperidad futura. Se fomentaban conceptos de "lucha por la existencia" y "supervivencia del m á s apto" para dar a la explotación la apariencia de una ley natural. M á s aún, c o m o prolongación, se promovió la idea de razas superiores e inferiores, y se desarrolló el conjunto de lafilosofíay de la ideología del imperio, de las que Kipling fue u n célebre portavoz29. Otra dimensión de este proceso fue la separación que se produjo entre justicia y ética por u n lado, y ciencia y tecnología por otro. U n a vez introducida esta separación, la cuestión de supeditar el adelanto de la ciencia y de la tecnología a consideraciones y valores humanos se resolvió por sí sola; dicho adelanto sólo podía ser juzgado a partir de factores internos —de sofisticación—pudiéndose entonces dar libre curso a la tendencia a la explotación y a la utilización de la ciencia y de la tecnología con fines destructivos. E n este proceso, en lugar de controlar el desarrollo, el individuo se convirtió 566 A. Rahman en una cifra dentro de la fuerza de trabajo y en una unidad de consumo de mercancías producidas masivamente, y, en ambos casos, en una fuente de beneficios para los fabricantes. M á s aún, la función y los objetivos de la industria sufrieron también u n cambio radical: de aspirar a satisfacer necesidades pasaron sencillamente a aspirar obtener ganancias. E n consecuencia, la ciencia y la tecnología fueron orientadas cada vez m á s hacia el incremento de los beneficios. C o n este fin, se realizaron estudios acerca de la productividad, comenzando por u n estudio de tiempo/movimiento, se iniciaron gran cantidad de investigaciones, tales c o m o la forma de aumentar el volumen de agua en el pan, e innovaciones tecnológicas c o m o aquellas destinadas a hacer que los productos cayeran rápidamente en desuso. A d e m á s , se empleó la motivación psicológica para crear una demanda de mercancías, se fomentaron frecuentes cambios en la m o d a afinde mantener la producción, y se desarrolló lafilosofíadel desperdicio y del consumo para cubrir la capacidad productiva y los beneficios. El libertinaje refleja la forma en que se degradaron los valores culturales y nacieron nuevas costumbres. Éstas, a su vez, tendían a regir las innovaciones tecnológicas. Esta evolución que se estaba produciendo en Europa, provocó distintas reacciones en los países en vías de desarrollo, según la clase social que afectaba. : E n la India, según fue interpretado en diferentes escritos de autores del norte de ese país, las reacciones se podrían resumir de la siguiente manera: a) los ingleses eran seres superiores y debían ser imitados; b) puesto que los británicos habían conquistado el país y lo explotaban en forma despiadada, había que oponerse a ellos y a todo lo que traían —incluyendo la ciencia y la tecnología: en consecuencia, gran parte del movimiento nacional aspiraba a reanimar las artes y artesanías medievales; y c) la ciencia y la tecnología constituían un elemento nuevo y poderoso de la cultura europea, y si la India deseaba tener sus propias creaciones, debía adoptarlas y desarrollarlas30. C o n el tiempo, las demandas de la colonización y de la explotación provocaron una serie de fenómenos. U n o de ellos fue la educación técnica. Se crearon una serie de instituciones técnicas, escuelas profesionales, establecimientos de investigación, asociaciones y periódicos. Se produjo entonces u n incremento de la m a n o de obra especializada, que a su vez comenzó a presionar sobre la estructura.colonial31. Aparecieron así dos tendencias. E n primer lugar, una orientación hacia la reanimación de las industrias locales basadas en artesanías, telas y tejidos hilados a m a n o ; los telares manuales se convirtieron en el símbolo de la lucha nacional contra la dominación extranjera. L a punta de lanza de esta tendencia fue Gandhi y su influencia fue considerable en la creación de un sentimiento de oposición a la tecnología y a la ciencia, consideradas c o m o ajenas a la tradición india y c o m o instrumentos de la dominación y la explotación europeas..Se sentía que ambas debían ser rechazadas, y que había que volver al pasado, inspirándose y basándose en el m i s m o para forjar el porvenir. E n segundo lugar, los indios comenzaron a crear industrias en las que se aplicaba la tecnología europea para producir, Interacción entre ciencia, tecnología y sociedad 567 por u n lado, bienes de consumo tales c o m o jabón, aceite o azúcar, etc., importados, hasta entonces de ultramar, y, por otro, materiales básicos, c o m o el hierro, el acero y la maquinaria. Este proceso dio lugar a la importación de conocimientos técnicos y de tecnologías a fin de responder a las necesidades de las élites. Las industrias pesadas aspiraban, por su parte, a crear una base industrial. El impacto social que produjo la tecnología en la India, aunque tal vez fuese involuntario, es una dimensión del tema digna de interés. Podría resumirse brevemente de la siguiente manera: Se produjo el nacimiento de u n sentimiento nacional: las comunicaciones rápidas y el sistema de transporte permitieron que la población viajara y conociera las diferentes regiones del país, limitando de este m o d o la influencia de los factores locales. C o m o consecuencia, una cantidad considerable de literatura pudo presentar a la India c o m o una unidad, pese a sus diversidades. El sistema de transporte colectivo también contribuyó a desgastar costumbres que formaban parte de la sociedad india, basada en el sistema de castas. U n brahmán pobre y un miembro de una casta determinada podían viajar en el mismo compartimiento de u n tren o, dentro de una ciudad, en u n ómnibus o tren, sentándose a veces uno junto al otro. Efectos contemporáneos y consecuencias El efecto m á s importante de los progresos reseñados fue, empero, la creación de dos sectores rivales, uno basado en las artesanías, que ocupaba a gran cantidad de individuos y que era apoyado por una parte del movimiento nacional, y el otro, que favorecía la tecnología importada32. . Esta dicotomía tendría serias consecuencias, ya que originó u n importante cisma en la estructura social. Primero surgió una élite europeizada, cuyas aspiraciones, objetivos y gustos eran semejantes a los de los señores coloniales. M á s adelante, este grupo fue reforzado por los partidarios de la tecnología importada y de las mercancías que ésta producía: alimentos, cosméticos, tejidos y ropa, cierto estilo de artículos para el hogar, artefactos y sistemas de entretenimiento. La otra clase, compuesta por los sectores pobres urbanos o rurales, al margen de los campesinos ricos, continuaron dependiendo de las artesanías y de los telares manuales. Este cisma creó numerosas tensiones sociales. Las consecuencias de estas últimas en una economía subdesarrollada fueron considerables, debido en particular al papel que desempeñaron los medios de información, que daban la imagen de una sociedad rica y próspera, y creaban aspiraciones y esperanzas en aquellos que se hallaban privados de los beneficios de la sociedad tecnológica. Esto repercutía especialmente entre los sectores de población instruidos, procedentes de ambientes pobres rurales o urbanos, que asistían a diversas categorías de instituciones educacionales. Estas últimas otorgaban títulos universitarios, 568 A . Rahman pero no impartían los conocimientos necesarios ni desarrollaban las capacidades de los individuos c o m o para permitirles competir con aquellos que provenían de ambientes prósperos y de mejores instituciones que, además, gozaban de la posibilidad de ir al extranjero para familiarizarse con la tecnología más reciente y con sus posibles aplicaciones. L a imagen creada por la tecnología atrajo a muchos jóvenes del sector rural que estudiaron ciencia y tecnología, mediante las cuales aspiraban a mejorar sus condiciones y a aumentar sus posibilidades profesionales futuras33. E n la agricultura y en la distribución de las tierras se observaron, sin embargo, consecuencias m á s graves. Puesto que son generalmente válidas para otros países en vías de desarrollo, sólo las mencionaremos brevemente. Al independizarse, la India no tenía alimentos suficientes para responder a las necesidades mínimas de la población. El movimiento nacionalista, que contaba con el apoyo masivo de la población rural, sintió que la baja productividad se debía a las pautas de distribución de las tierras. E n consecuencia, la reforma agraria fue u n a de sus promesas m á s importantes. Se comprometió a cumplir con sus promesas después de la independencia, y emprendió un amplio programa de reforma agraria, que lamentablemente n o fue bien ejecutado. Sin embargo, la población siguió aumentando, y gran parte de los que poseían tierras no contaban con los recursos necesarios para invertir en el cultivo o incrementar la productividad31. El país pudo responder cada vez menos a las necesidades mínimas, y para satisfacerlas, tuvo que depender de la importación de alimentos. Cuanto m á s grandes eran las cantidades importadas, mayor era su dependencia política. L a India emergió de este círculo vicioso mediante la realización de inversiones científicas y tecnológicas masivas, desarrollando una agricultura de alto valor energético y utilizando variedades agrícolas de rendimiento elevado. El incremento de la producción alimenticia tuvo dos consecuencias principales. E n primer lugar, la India fue autosuficiente en materia de alimentos, y por lo tanto políticamente m á s independiente. Por otra parte, también producía recursos que podían ser y fueron utilizados para el desarrollo industrial. E n segundo lugar, la agricultura de alto valor energético sólo podía ser practicada por agricultores ricos, que podían efectuar las inversiones de equipo necesarias: bombas para irrigación, pesticidas, y suficientes fertilizantes para asegurar cosechas abundantes. El impacto social fue la anulación de los efectos de la reforma agraria. Los campesinos pudientes se enriquecieron aún m á s , y los pobres se empobrecieron. U n a vez m á s , los campesinos ricos pasaron a ejercer una influencia considerable en el sistema político y a utilizar dicha influencia para su propio beneficio a expensas de los pobres35. : L a primera característica significativa que surge es la dualidad del papel de la tecnología en la sociedad. Condujo a un desarrollo m á s rápido y a una mayor libertad, pero, cuando n o estaba socialmente controlada, creó una distancia cada vez m á s amplia entre los que se beneficiaban de ella y aquellos que no lo hacían. L o que es cierto en un país también es válido entre países diferentes. Interacción entre ciencia, tecnología y sociedad 569 L a segunda característica es la importancia de crear una base científica sólida, en términos de infraestructura y de m a n o de obra, a fin de aprovechar plenamente las potencialidades que brinda la tecnología moderna y de cumplir con el conjunto de los objetivos fijados por la sociedad. Esto se hace evidente cuando se observan las culturas árabe y persa, que, c o m o consecuencia de la exportación de combustibles fósiles, se hicieron extremadamente ricas y están expuestas a la tecnología m á s avanzada. Si se considera el impacto de la tecnología en la sociedad, o la interacción entre ambas, c o m o que suministra una respuesta práctica y eficaz a los desafíos que afronta la sociedad y crea la capacidad de manejar el futuro, entonces el panorama árabe cobra una importancia considerable. L a situación puede resumirse analíticamente c o m o sigue38. Los países árabes continúan intercambiando productos primarios e importando tecnología. H a y poca participación en la planificación y en la ejecución de los proyectos (esto último evoca los esfuerzos realizados en el siglo xix, por ejemplo los de M o h a m m a d Ali, en Egipto). C o m o consecuencia, la creación de una tecnología endógena, si es que puede realizarse, es limitada. Esto también impidió el desarrollo de una perspectiva y de un ethos tecnológico en la sociedad, y por lo tanto la productividad es bajá y el sistema de producción está dirigido en forma ineficiente. L a gestión y el asesoramiento se hallan en m a n o s de extranjeros, y el resultado es el siguiente: a) falta de información acerca de los progresos y de la utilización de la información en la toma de decisiones; b) poder y capacidades de negociación limitados; c) coste elevado de la importación de tecnología, debido en particular a la sobrefacturación del equipo y de los productos intermedios; y d) dependencia tecnológica prolongada. Las consecuencias de la falta de infraestructura y de u n ethos tecnológico de la sociedad, así c o m o la brecha existente en la sociedad entre aquellos que sacan provecho del desarrollo tecnológico y aquellos que n o lo hacen, pueden constatarse en la actual crisis de Irán. El modelo iraní de desarrollo no era diferente del de los países árabes. L a tecnología avanzada estaba asociada con los europeos, era importada por la élite reinante y utilizada c o m o un instrumento de explotación despiadada y de eliminación de la población. E n consecuencia, aquellos que no se beneficiaban de esa tecnología desarrollaron su propio ethos, en estrecha vinculación con dirigentes que se opom'an a la élite reinante y eran perseguidos por ella. L a rebelión, cuando se produjo, no solamente derrocó a la clase explotadora, sino que también rechazó la ciencia y la tecnología. Es interesante observar en este contexto c ó m o pueden ser anuladas por una población las ventajas de la tecnología m á s avanzada, cuando ésta se convierte en un instrumento de explotación. E n Irán, la población desarrolló su propia red de comunicaciones, que resultó ser m á s eficaz y m á s rápida en comparación con el complejo sistema tecnológico de comunicaciones implantado por la élite reinante, que se tornó inútil. Los factores que originaron la actual situación de Irán existen en casi todos los países en vías de desarrollo que importan tecnología sin crear la infraestructura, 570 A. Rahman la fuerza de trabajo y el ethos científico-tecnológico necesario. Esto crea una élite cuyas aspiraciones y, objetivos ; están estrechamente vinculados con la cultura europea, y priva á una amplia mayoría de la población de las ventajas del desarrollo. El resultado es que en la mayor parte de estos países, la tecnología se ha convertido en u n a intrusión extranjera y es, frecuentemente considerada, n o c o m o una nueva posibilidad, sino c o m o u n instrumento de destrucción de los oficios tradicionales y de explotación y dominación extranjera, con escasas promesas de una vida diferente y mejor. D e este m o d o , la población se halla sometida a una explotación de dos tipos, una que surge de la destrucción de sus oficios, culturas y actitudes, y la otra que nace de los efectos deshumanizantes del desarrollo industrial. U n a tendencia que pueden adoptar los movimientos nacionales deseosos de u n cambio radical en estos países, al prometer una vida mejor a los no privilegiados, es la de retornar a la vida medieval, basada en una tecnología incipiente y en las artesanías. Esta propuesta también brinda un atractivo e m o cional, pues evoca la imagen de una vida fácil, sencilla, con gran cantidad de alimentos, aire puro y ambiente sereno, u n alivio respecto de las tensiones y presiones contemporáneas. Al acuñar el lema "tecnología adecuada", en beneficio de los países en vías de desarrollo, los países adelantados, han dado gran impulso a los movimientos mencionados. Los puntos que se desprenden de los ejemplos citados y de su breve descripción son los siguientes: a) la interacción entre la tecnología y la sociedad depende del hecho de que la primera haya tenido arraigue en la sociedad y posea una infraestructura bien desarrollada y m a n o de obra suficiente por u n lado, y, por otro, de que se haya integrado en la tradición, en el ethos y en la cultura nativos; b) las fuerzas creadas por las innovaciones tecnológicas y su aplicación en la sociedad pueden haber incrementado la desigualdad y la injusticia o viceversa; y c) la importancia de las relaciones de la tecnología con los poderes internacionales, c o m o parte de las relaciones económicas y políticas internacionales, es crucial, especialmente si se trata de un país en vías de desarrollo. [Traducido del inglés] Notas 1 2 Para una introducción general, véase Benjamin 3 David Dixon, Radical science journal, n.° 8, 1979, Farrington, Francis Bacon, philosopher of the p. 32. industrial revolution, 1951. Para informaciones • 4 Charles Morazé, Science and the factors ofinequali más especificas y detalladas, véase Francis ., • p . 255-256, París, Unesco, 1979. 5 Bacon: advancement of learning and Novum Para u n estudio detallado, véase A . R a h m a n , Organum, Nueva York, Wiley Book C o . , Social goals and planning of science, Nueva 1944. Delhi, CSIR, 1978; "Introduction and conVéanse las obras de Saint Simon y otros. Véase ceptual framework for agenda item 4 of también J. D . Bernai, Science in history, U N C S T E D " , Science in the future, 1979. Watts, 1954. • • • Véase Singer, Holmyard Hall y Williams, A history Interacción entre ciencia, tecnología y sociedad 571 Notas (cont.) of technology, Oxford University Press, cinco volúmenes, y otras obras clásicas de historia c o m o , J. D . Bernai, Science in history, Pelican, cuatro volúmenes; véase, asimismo, J. Bronowski y Bruce Mazlish, Western intellectual tradition, Hutchinson, 1960. 7 S. N a k a y a m a , David Sivin y Yagi Eri, Science and society in modem Japan, University of Tokyo 19 20 Press. 8 Joseph N e e d h a m , Science and civilization in China, 2 1 Cambridge University Press; véase también S. N a k a y a m a y Nathan Sivin, Chinese science, 22 Cambridge, Mass., M I T Press. 9 Los estudios realizados por el Instituto de Historia de la Ciencia, en Aleppo, constituyen u n esfuerzo importante, pero son insuficientes en lo que se refiere a la tecnología. Pueden 13 hallarse algunas nociones al respecto en S. H . Nasr, Islamic science, World of Islam 24 Festival Publishing C o m p a n y , 1976. 25 10 Véase, por ejemplo, un libro reciente de 26 A . R . M u h a m e d acerca de la historia del sistema de irrigación y de canales en la edad 27 media en Uzbekistan, Tashkent en 1978. 11 Los esfuerzos realizados por la Comisión Nacional de la India en materia de historia de la ciencia no son en absoluto satisfactorios. Su 28 obra principal, A concise history of science, 29 no es informativa y n o aclara demasiado este aspecto del problema. 12 M . A . Alvi y A . R a h m a n , Jehangir, the naturalist, Nueva Delhi, Indian National Science Acad30 e m y , 1968. 13 Véase A . R a h m a n , R . N . Bhargava, M . A . Qureshi y S . Pruthi, Science and technology in India, 3 1 Nueva Delhi, Indian Council for Cultural 32 Relations, 1973. 14 Observaciones personales del autor, basadas en el estudio de la ¿poca medieval. A propósito, esto se hallaba en agudo contraste con el sur de la India, donde los ríos no transportaban muchos aluviones y algunos de los puentes 33 construidos todavía están en pie. 15 Se hizo hincapié sobre este punto en el debate sobre ciencia japonesa durante u n coloquio 34 realizado en el marco del Congreso Internacional de Historia de la Ciencia en Tokio 36 en 1973. 18 S . N a k a y a m a , Japanese studies in the history of sciences, n . " 11. 17 A . R a h m a n y otros, Science and technology in 38 India, op. cit. 18 A . B . Zahlan, Technology transfer and changes in the Arab world, Pergamon Press, 1978. Sería interesante investigar las causas de fracaso; ¿se debió al hecho de que los técnicos europeos no lograron formar a técnicos locales, o que destruyeron voluntariamente las empresas cuando se les pidió que partieran por motivos políticos? Ibid. Ibid. Eric J. H o b s b a w m , Industry and empire, Pelican, 1968. Archibald y N a n Clow, en su libro Chemical revolution, afirman que toda persona vestida con estampados indios debía pagar una multa de diez libras esterlinas, y que toda persona que traía información era recompensada con cinco libras esterlinas. H o b s b a w m , op. cit., p . 49. Daniel Thorner, Investment in empire, Filadélfia, University of Pennsylvania Press, 1950, p . 1. Ibid. A . R a h m a n y otros, Science and technology in India, op. cit. Informe de la Comisión Holandesa, véase R a h m a n y otros, Science and technology in India, op. cit. H o b s b a w m , op. cit., p. 50. Rudyard Kipling n o era el único que cantaba: "el este es el este, el oeste es el oeste y jamás se encontrarán uno con otro"; también aparece en la literatura francesa, véase por ejemplo, Flaubert en Kuchuk Hanem. A . R a h m a n , Science and cultural values in India, N e w Orient, 1960. A . R a h m a n y otros, Science and technology in India, op. cit. ' Tecnologías científicas y tradicionales en los países en vías de desarrollo, conferencia presentada por Amilcar O . Herrera, de la Fundación Bariloche, en el Centre for the Study of Science, Technology and Development, C S I R , febrero de 1975. Aqueil A h m a d y S . P . Gupta, Opinion survey of scientists and technologists, N u e v a Delhi, C S I R , 1967. K . Sundaram, "Non-cultivator household in India" (mimeografiado), 1976. Francine R . Rankel, India's green revolution. Economic gains and political costs, B o m b a y , Oxford University Press, 1971. Zahlan, Technology transfer and changes in the Arab world, op. cit. Tribuna libre En el último número de la Revista ( vol. XXXIII [1981], n.° 2) titulado "En las fronteras de la sociología", se incluyó una serie de artículos que reflejan las inquietudes actuales de las diversas comisiones de investigación de la Asociación Internacional de Sociologia. El trabajo que se presenta a continuación se suma a esa serie, en un área de interés común a diversas disciplinas dentro de las ciencias sociales. Es, asimismo, un área que ha sido objeto de una atención internacional considerable durante largos años, y que se relaciona estrechamente con nuestro número sobre el trabajo (vol. XXXII [1980], n.° 3). , ; Teoría e investigación de la alienación: tendencias, aspectos polémicos y prioridades David Schweitzer* Introducción A pesar del relativo escepticismo imperante respecto al significado y a la viabilidad del concepto de alienación c o m o medio de investigación social, o c o m o instrumento para la crítica social y la acción práctica, el interés académico y científico por la idea de alienación se h a mantenido m á s vivo que nunca en el curso de la evolución contemporánea de dicho concepto. El acervo de literatura existente sobre David Schweitzer es profesor asociado de sociología en la University of British Columbia, Vancouver, B.C. V6T 2B2, Canadá. Es co-redactor de la nueva publicación periódica Alienation theory a n d research, autor de la obra Status frustration and conservatism (1974) y director de publicación, (con R . F. Geyer) de Theories of alienation: critical perspectives in philosophy and social sciences (1976) y de Alienation: problems of meaning, theory and method (también con R . F. Geyer, en 1981). " J ' . '• Rev. int. de cieñe, soc, vol. X X X n i (1981), n.' 3 * Nota del autor. Quedo m u y agradecido al D r . R . Felix Geyer del Netherlands Universities' Joint Social Research Centre por su incansable e inestimable apoyo durante casi una década de colaboración en numerosos proyectos académicos y organizativos relacionados con el ISA Research Committee o n Alienation Theory and Research, entre otros, la exposición conjunta de una primera versión de este trabajo en las reuniones del ISA Research Council celebradas en Varsóvia en agosto de 1980. L a labor preparatoria para el presente trabajo fue inicialmente facilitada por una beca especial concedida por el Consejo de Investigación en Ciencias Sociales y H u manidades del Canadá. 574 David Schweitzer filosofía y ciencias sociales, inmenso y en rápido aumento, y el grupo cada vez m á s numeroso de estudiosos e investigadores actualmente empeñados en la teoría y estudio de la alienación a escala internacional y multidisciplinaria, indican que el estudio de la alienación aflora hoy c o m o un firme y legítimo campo de investigación por derecho propio [como lo demuestran las obras importantes aparecidas en la última década, véase Schaff, 1981; Geyer y Schweitzer, 1976, 1981; Geyer, 1980; Archibald, 1978; Torrance, 1977; Brenner y Strasser, 1977; Oilman, 1976; Ludz, 1975; Meszáros, 1975; Gabel, 1975; Rinehart, 1975; Markovic, 1974; Johnson, 1973; Schwartz, 1973; Finifter, 1972; Walton y Gamble, 1972; Israel, 1971; Schacht, 1970; para un examen de la extensa literatura empírica, véase Seeman, 1975 y también el exhaustivo trabajo bibliográfico en V a n Reden y otros, 1980]. Subsiste, sin embargo, una considerable controversia acerca de problemas y puntos polémicos importantes que dividen a los teóricos e investigadores de la alienación. El debate sobre u n amplio abanico de aspectos intelectuales e ideológicos controvertidos puede ser rastreado en gran medida hasta los problemas epistemológicos fundamentales tocantes al m o d o en que se formulan y analizan las preguntas y respuestas sobre la alienación, y, en última instancia, en la forma en que se actúa sobre ellas. Algunos de estos puntos polémicos han surgido en el curso de la evolución y secularización del concepto, desde sus raíces intelectuales primitivas, que se remontan a la filosofía antigua y a la tradición gnóstico-mística de la teología medieval, hasta las aplicaciones contemporáneas de la investigación teórica y empírica en el ámbito de las ciencias sociales. Otra serie de puntos controvertidos se centra m á s específicamente en torno a u n debate fundamental dentro del marxismo contemporáneo, en lo que atañe al significado, utilidad y pertinencia del concepto de alienación. M u c h a s de las tendencias y aspectos polémicos que m á s adelante se describen están estrechamente interrelacionados. Aparecen separados únicamente a efectos de la presente exposición, en un intento de arrojar alguna claridad crítica sobre varios de los debates y controversias que dividen hoy a los teóricos e investigadores de la alienación. ¿ E s la alienación una condición objetiva de la sociedad o un estado subjetivo de la conciencia del individuo? L a interpretación intransigente de la alienación c o m o un fenómeno estructural estrictamente objetivo o materialista ha sido una persistente actitud en la mayor parte de los enfoques marxistas. Sin embargo, u n o de los m á s notables avances dentro de la teoría marxista contemporánea es el creciente reconocimiento de que los elementos subjetivos de la alienación, tal c o m o la percibe y la siente el individuo, son dignos de un examen teórico y empírico por derecho propio. Teoría e investigación de la alienación 575 Al m i s m o tiempo, estudiosos e investigadores n o marxistas, frecuentemente decepcionados con las técnicas de encuesta generalmente aplicadas y con los enfoques psicológicos individualistas, están redescubriendo la idea clásica de alienación de M a r x , o sea, una condición objetiva inherente a las relaciones estructurales de dominación/subordinación, apropiación/explotación y poder o control existentes en la sociedad. Diversos encuestadores prestan especial atención a las formas o manifestaciones estructurales de alienación que dimanan de la substantiva complejidad del trabajo, o a la medida en que los trabajadores ejercen u n control inmediato sobre el proceso laboral. L o que estamos presenciando en las ciencias sociales es una creciente disposición a explorar teorías, métodos y paradigmas alternativos de investigación social, caracterizados por u n a señalada tendencia hacia la virtual convergencia o síntesis de enfoques y epistemologías tradicionalmente opuestos. Esto es particularmente evidente, hoy, en el ámbito de la alienación a nivel tanto de la teoría c o m o de la metodología empírica. Actualmente, casi todos los estudiosos, marxistas y n o marxistas, reconocen las dos dimensiones, subjetiva y objetiva, de la alienación, y a m e n u d o hacen referencia a ellas. E n los dos últimos decenios ha surgido una importante controversia, sin embargo, acerca del legítimo punto de partida para la conceptualización, el análisis y la respuesta a la alienación. Destacar una dimensión sobre otra en el enfoque conceptual que u n o adopte implica una opción epistemológica m á s fundamental, con implicaciones ideológicas y prácticas. L a controversia se ha desarrollado en dos direcciones distintas, pero relacionadas: a) el debate humanista-materialista interior al marxismo, que n o sólo reaviva la ya vieja controversia sobre "dos marxismos o u n o solo", sino que instiga a la nueva ola del estructuralismo althusseriano contra el creciente empuje del humanismo marxista a a m b o s lados del Atlántico; b) la respuesta, especialmente de los sociólogos franceses, a la reducción y neutralización psicológica del concepto de alienación que prevalece en la principal tradición norteamericana de investigación fundada en encuestas empíricas. Las controversias sobre estos puntos fundamentales, dentro del ámbito de la alienación, han sido mantenidas con u n fervor casi religioso. ï L o que aquí se halla en juego no es tanto la opción entre definiciones de la alienación objetivas y subjetivas, sino entre las epistemologías y los puntos de partida contrapuestos explícitamente asociados a estas distintas conceptualizaciones de la alienación. L a opción entre los conceptos objetivos y subjetivos, con sus puntos de partida concomitantes, determinan n o sólo la forma en que las preguntas y las respuestas sobre la alienación se formulan, sino también las metodologías, las estrategias y los remedios para el cambio que se adoptan, o sea, la acción y la desalienación. A este nivel, los envites entre los intelectuales, no menos que entre los profesionales e investigadores empíricos, parecen ser m u y elevados. 576 David Schweitzer M a r x , por supuesto, puso bien de relieve tanto las condiciones objetivas de la alienación c o m o sus manifestaciones subjetivas. Su teoría encierra afirmaciones a varios niveles distintos, sin excluir los que bien pueden formularse c o m o subjetivos o psicológicos. También pueden trazarse paralelismos entre los elementos psicológicos de la alienación, que hallamos en las primeras obras de M a r x , y ciertos conceptos psicoanalíticos, a saber, la "personalidad neurótica" de Horñey [1945] o la noción de "crisis de identidad" de Erikson [1968] [véase F r o m m , 1965; Marcuse, 1964; Tucker, 1961]. Otros estudiosos que trabajan dentro de u n marco de referencia marxista también asumen u n a actitud dual respecto al punto en litigio: alienación objetiva/ subjetiva. Elfilósofopolaco A d a m Schaff [1981], entreellos, reconoce tanto las concepciones de la alienación objetivas c o m o las subjetivas en las obras de Marx, y se extiende sobre la materia. E n el primer caso, se trata la alienación c o m o una relación objetiva respecto, a los productos del hombre, quien en u n sentido metafórico, llega a estar alienado, independientemente de c ó m o piense o sienta respecto a ello. Schaff distingue lo anterior de la autoalienación, que es una relación social subjetiva en el sentido de que es el hombre m i s m o quien se enajena de u n m u n d o que socialmente ha creado, de las demás personas y de su propio "ego". L a autoalienación subjetiva descansa, pues, para Schaff, en los sentimientos, experiencias y actitudes del hombre. La brecha entre teoría e investigación A u n q u e las técnicas de encuesta y las del análisis marxista parezcan compañeras u n tanto insólitas, dada, especialmente, la ya duradera asociación entre el análisis estructural-funcional y la tradición convencional de.la práctica de encuestas, algunos trabajos empíricos recientes han indicado que las técnicas de encuesta pueden aplicarse, en ciertas formas modificadas y matizadas, a una investigación empírica de la teoría de la alienación de M a r x . El sociólogo canadiense Peter Archibald [1976], por ejemplo, aporta algunas directrices útiles con su reformúlación conceptual de las cuatro dimensiones del trabajo alienado de M a r x , la aplicación de los correspondientes, indicadores de comportamiento y las mediciones de alienación laboral, aparte de las habituales aportaciones respecto a las actitudes derivadas de la satisfacción ó insatisfacción en el trabajo. Este procedimiento operacional se ajusta, al m i s m o tiempo, a u n marco analítico marxista razonablemente firme. ' Merece la pena reseñar también algunos otros intentos empíricos en esta m i s m a línea [por ejemplo, K o h n , 1976, 1977; Tudor, 1972; Blauner, 1964] en los cuales se hace hincapié sobre algunas de las condiciones objetivas del trabajo, junto con los correspondientes temas clásicos de encuesta acerca de las alienaciones subjetivas. Entre las dimensiones objetivas contempladas en estos estudios figuran las mediciones de la complejidad sustantiva del trabajo, el grado de responsabilidad Teoría e investigación de la alienación 577 individual en el empleo, la variedad de las tareas a desempeñar, las condiciones de autodirección ocupacional, el grado de automatismo rutinario y de supervisión, y la medida de control inmediato que los trabajadores tienen sobre el proceso de trabajo y de producción. Las manifestaciones de inquietud laboral, lentitud en el trabajo, ausentismo, cambios de personal, insubordinación, accidentes industriales y sabotaje del producto podrían señalarse c o m o posibles indicadores de trabajo alienado en el comportamiento individual y colectivo, susceptibles de medición empírica [véase Rinehart, 1975; Afonja, 1978]. Otros trabajos empíricos sobre este tema emplean raramente los términos "alienación" o "anomia", pero manejan explícitamente indicadores objetivos de los fenómenos frecuentemente incluidos bajo dichos términos [véase Meissner, 1970, sobre los constreñimientos técnicos del trabajo; Schweitzer, 1974, sobre la fusión de condiciones estructurales sociales especificadas con grados de discrepancia anómica entre aspiraciones a cierto estatus y logros reales de ese estatus]. E n trabajos empíricos llevados a cabo en la Unión Soviética y otros países europeos del este hanfiguradotambién temas de encuesta concernientes a la mayor o menor influencia que algunos factores estructurales, c o m o son la división del trabajo, la especialización, la tecnología y la automación, ejercen sobre la insatisfacción en el trabajo [véase Ludz, 1975, p. 37; Fischer, 1967, p. 15; sobre una alternativa á la totalidad de estos enfoques, propuesta por u n destacado filósofo marxista de la República Democrática Alemana, véase Klaus, 1962, y la reseña de Ludz, 1975, p. 32-33]. Estos trabajos empíricos entre marxistas y n o marxistas indican algunas de las actuales direcciones teóricas y posibilidades empíricas que existen en la prosecución de una labor que intenta salvar la brecha que separa la noción clásica de alienación y las aplicaciones empíricas contemporáneas. . Este tema sigue siendo, sin duda, uno de los preferidos en el estudio de la alienación hoy en día. Aparte de los intentos citados, existe poca investigación empírica sistemática que aporte material para una investigación de la teoría de la alienación de M a r x adecuadamente fundada. A u n q u e las diferenciaciones analíticas que hace M a r x i del trabajo alienado son repetidamente citadas por científicos sociales, raras veces son desarrolladas hasta el punto de poder ser aplicadas provechosamente en la investigación empírica. Se ha sostenido incluso qué aun el propio,Marx "no es m u c h o lo que logró, pese a sus diferenciaciones analíticas. El término y el concepto aún carecen de significado específico" [Ludz, 1975, p. 17; véase también Schacht, 1970, p. 112]. El debate dentro del marxismo N o todos los teóricos e investigadores de la alienación, sin embargo, están de acuerdo con estas tendencias actuales. Joachim Israel [1976], sociólogo marxista 578 David Schweitzer danés, entre otros, se muestra disconforme con la insistencia en la alienación subjetiva que parece imponerse en el análisis marxista, y propugna u n cambio en el punto de partida: de la antropologíafilosóficade M a r x al análisis históricoestructural y empírico; del trabajo alienado al fetichismo de la mercancía; de una teoría de la alienación a una teoría de la reificación. Su énfasis se sitúa en las formas objetivo-estructurales de la alienación y en el proceso de reificación. Implícita en sus razonamientos en pro de u n nuevo punto de partida está la sugerencia de que M a r x abandonó su teoría de la alienación —con sus precondiciones esencialistas— en sus obras m á s maduras posteriores. Otra postura actual en eldebate interno del marxismo es la asumida por dos sociólogos norteamericanos de inspiración althusseriana, John Horton y Manuel M o r e n o [1981]. M á s que abandonar el concepto de alienación, propugnan una escrupulosa revisión y reformulación marxista del concepto desde el punto de vista del materialismo histórico. Su.imputación es que el concepto, ha sido apropiado por "idealistas pequeño burgueses" y algunos socialistas. El "reduccionismofilosófico"de Lukaés y las lecturas esencialistas de M a r x hechas por Marcuse, Adorno, Horkheimer y otros autores de la escuela de Francfort de teoría crítica, son especialmente tomados c o m o blanco de vehementes ataques. E n opinión de Horton y M o r e n o , estos enfoques distintos de la alienación han distorsionado o subvertido el principal objeto del análisis marxista, o sea, el análisis de las clases y de la lucha de clases. A d e m á s , la apropiación que.del concepto han hecho humanistas, burócratas economistas, revisionistas y reformadores de toda laya ha oscurecido y perpetuado las diferencias de clase en sociedades tanto capitalistas c o m o socialistas. A u n q u e Horton y M o r e n o reconocen que la concepción marxista de la alienación puede apuntar a verdaderas y muchas veces nuevas formas de contradicción y lucha de clases, : sostienen que con harta frecuencia se la trata desde lo que ellos consideran u n punto de vista de clase teórica y políticamente regresivo. O c o m o dice Althusser [1976, p. 63], el resurgimiento de la alienación en las dos últimas décadas señala una "regresión de los avances teóricos del materialismo histórico y una revisión de la política proletaria". C o m o , consecuencia, el concepto de alienación se ha visto expropiado de su ámbito natural, que no es otro que el materialismo histórico, el análisis de las clases sociales y la lucha de clases. L o que aquí se postula es una purga que exorcice el concepto de su h u m a nismofilosófico,sus apuntalamientos esencialistas y connotaciones ontológicas heredados de Hegel por el joven y supuestamente "inmaduro" M a r x . D e b e ser rehabilitado, restaurado y devuelto al sitio que por derecho y razón le corresponde: a u n punto de vista proletario dentro del marco teórico del materialismo histórico y del análisis de clases. Horton y M o r e n o se apoyan en la orientación teórica de Althusser que se basa en u n análisis marxista rehabilitado de la alienación que "se inicia a partir de las relaciones sociales propias del m o d o de producción existente, de las rela- Teoría e investigación de la alienación 579 ciones entre las clases y de la lucha de clases" [Althusser, 1976, p. 52-53], antes que en el individuo aislado o en una distorsionada concepción del h o m b r e de algún humanista burgués. El estudio de Harry Braverman [1974] sobre las condiciones del trabajo en la sociedad norteamericana contemporánea, que muchos marxistas consideran un hito en el análisis crítico, aporta, según estimación de Horton y M o r e n o , el modelo para futuros estudios marxistas.de la alienación. El análisis de la degradación del trabajo efectuado por Braverman sitúa de lleno el concepto de alienación en el marco del análisis de clases y en las manos del proletariado, al hacer extensivo el análisis marxista de la división del trabajo a las condiciones del capital de monopolio. Su enfoque tendiente a rehabilitar la alienación se ciñe a la condición específica de la clase trabajadora y a la historia n o menos específica de la pérdida de control sobre el proceso de producción que sufre el productor. Esto ha suscitado entre los marxistas norteamericanos un debate sectario sobre diversos puntos, esenciales o triviales, tocantes a las implicaciones políticas y a la adecuación teórica de la obra.de Braverman,. y, m á s específicamente, en lo que atañe a los conceptos de alienación y de clase, al proceso de formación de las clases y a la naturaleza de la lucha de clases [véanse los comentarios de Szymanski y otros, 1978]. .-::;. U n o de los interrogantes a los que Horton.y M o r e n o , c o m o los althusserianos, n o responden satisfactoriamente se refiere a la pertinencia de sus postulados respecto a las sociedades socialistas donde el m o d o de producción ha sido socializado. ¿Qué pasa pues hoy con la naturaleza de la estructura socialista de clases que va poco a poco socavando el materialismo histórico y la lucha de clases permanente? ¿Cuáles son concretamente esos elementos llamados "pequeño burgueses", o al menos sus equivalentes capitalistas, que.actúan dentro de la estructura de clases en desarrollo de las sociedades socialistas y que conducen a planificadores y tecnocratas hacia u n economismo revisionista, o a filósofos e intelectuales hacia u n humanismo socialista, todo ello a expensas de la lucha de clases? Algunos marxistas norteamericanos [por ejemplo, Dixon, 1976] han admitido que n o todas las versiones de la pequeña burguesía desaparecen necesariamente con la socialización de la propiedad privada bajo el socialismo, y que en realidad surgen contradicciones de clase de otra índole, según sea el carácter específico de las relaciones de dominación y de control sobre el proceso de trabajo. L o que queda sin explicar aquí es la forma en que el economismo revisionista y el humanismo socialista emergen c o m o productos de las relaciones de clases, o de las relaciones de poder y dominación en las sociedades socialistas. Importante para trabajos ulteriores, especialmente aquellos de índole comparativa (sociedad capitalista sociedad socialista), sería realizar u n extenso y renovado examen de las formaciones cambiantes de clases, las relaciones estructurales y las nuevas formas de contradicción y.de lucha en las sociedades socialistas. H a y aquí un cierto llamado universal al análisis y a la crítica que podrían extenderse, en 580 David Schweitzer formas sistemáticas m á s concretas, tanto a sociedades capitalistas c o m o socialistas e incluso al sistema mundial en general. E n u n a línea m u y distinta, pero desafiante y provocadora, está la obra d e Jacques Ellul, Métamorphose de la bourgeoisie, que.encierra, entre otras cosas, u n polémico ataque sobre la incapacidad de los marxistas de h o y para poner al día sus categorías y análisis de clases, así c o m o su incapacidad para dar razón d e los sucesores de u n a burguesía a la que se d a p o r muerta, o sea los burócratas economistas, administradores y técnicos q u e controlan el proceso de desarrollo, tanto e n las naciones industrialmente desarrolladas c o m o e n los países en vías d e desarrollo. , <'• El debate sobre "dos m a r x i s m o s o u n o solo" es y a u n a vieja controversia q u e continúa h o y bajo nuevas formas c o n el ímpetu d e las obras de Althusser, y c o n las regresivas polémicas y controversias suscitadas en Francia p o r varios discípulos de Althusser de la década de 1960 decepcionados: Les nouveaux philosophes [véase F . Lévy, Karl M a r x , histoire d'un bourgeois allemand; J. M . Benoist, La révolution structurale; A . G l u c k s m a n n , Les maîtres penseurs]. Pese a los nuevos giros que h a t o m a d o el debate, parece existir h o y u n visible consenso entre marxistas y n o marxistas, p o r lo m e n o s en lo q u e se refiere a u n punto importante: que a ú n c u a n d o M a r x a b a n d o n a r a el término "alienación", n o a b a n d o n ó la idea ni las cuestiones fundamentales p o r ella suscitadas. La tradición principal de investigación empírica y sus críticos Irónicamente, la aceptación creciente de las alienaciones subjetivas entre algunos estudiosos marxistas actuales corre parejas c o n u n gradual reconocimiento d e las alienaciones objetivas entre estudiosos e investigadores n o marxistas. M a r v i n Olsen [1976], p o r citar sólo a u n o de ellos, h a d o c u m e n t a d o su reciente decepción c o n los enfoques d e actitudes clásicos c o n q u e se a b o r d a n las conceptualizaciones psicológicas del f e n ó m e n o d e la alienación. P r o p o n e , p o r ejemplo, q u e se reservé el término d e "impotencia política" para aquellas situaciones objetivas en q u e el sistema sociopolítico impide a los individuos ejercer u n a influencia efectiva sobre las decisiones, las políticas y las acciones d e gobierno. Parece absurdo, según Olsen, etiquetar c o m o "alienados" a individuos q u e se definen a sí m i s m o s c o m o políticamente impotentes, porque m u y a m e n u d o tienen razón e n su estimación. Se hace aquí u n llamado a los científicos sociales —particularmente a los de orientación empírica— para q u e redescubran la idea clásica de la alienación de M a r x q u e remite a u n a serie de condiciones sociales objetivas; la impotencia política en este sentido es u n hecho objetivo, n o u n a visión subjetiva del m u n d o . Olsen y otros contestan así a la principal corriente d e investigación psicosocial q u e h a d o m i n a d o la m a y o r parte de los enfoques empíricos sobre la alienación en los Estados U n i d o s , desde la influyente obra conceptual de Melvin S e e m a n [1959] aparecida hace m á s d e tres décadas, es decir, la tendencia a la Teoría e investigación de la alienación 581 reducción de la alienación a percepciones individuales de impotencia, falta de significado, falta de normas, aislamiento y auto-extrañamiento. E n este enfoque empírico se hace hincapié en las expectativas y valores personales del actor y las variedades psicológicas de la alienación se tratan generalmente c o m o variables que enlazan condiciones estructurales con resultados del comportamiento. Es raro, no obstante, que esta relación enteramente macro-triádica sea tratada en el contexto de u n solo estudio. Y aunque la mayoría de los investigadores de esta tradición empírica tienden a admitir este esquema general, m u y pocas veces es concebido de una forma teórica consistente. D e todos m o d o s , dicho enfoque h a determinado una sorprendente proliferación de términos en todas las ciencias sociales y u n abundante caudal de resultados empíricos. U n o de los giros recientes en el debate sobre las conceptualizaciones subjetivas y las mediciones empíricas de la alienación es el que reflejan los cargos específicamente dirigidos contra ciertos investigadores que pretenden haber reconciliado sus aplicaciones empíricas con la teoría de la alienación de M a r x . Archibald y otros [1981], por ejemplo, sostienen que aunque hay ciertas coincidencias entre algunas de las variedades de alienación psicológica de Seeman y determinados aspectos psicológicos de la cónceptualización de M a r x , no obstante, subsiste u n a importante laguna entre teoría e investigación. A su entender, estas conceptualizaciones . psicológicas de la alienación pasan por alto las cuatro dimensiones analíticas del trabajo alienado de M a r x (es decir, alienación del trabajo, de los productos,' de los demás y de u n o mismo), basándose demasiado exclusivamente en las percepciones, sentimientos y actitudes individuales c o m o indicadores de alienación; y m u y poco en los indicadores del comportamiento y en las mediciones estructurales de la misma. E n consecuencia, se muestran reacios a aceptar, sin más, muchas de las conclusiones generadas en investigaciones anteriores sobre la validez de la teoría de la alienación de M a r x . Esta crítica n o es m u y nueva. Pero c o m o bien lo señalan ellos, los investigadores que siguen usando en sus encuestas estos rubros típicos sobre actitudes y alienación continúan desorientándonos en buen número de aspectos importantes. Están en desacuerdo especialmente con la pretensión de algunos investigadores, desde Blauner [1964] a K o h n [1976], según los cuales la carencia de bienes n o es una fuente importante de alienación subjetiva. Archibald y sus colegas sostienen lo contrario ya que, primero, parten de lo que consideran una concepción marxista de clase teóricamente m á s idónea, que trata la propiedad privada, la división del trabajo y el intercambio de mercancías c o m o componentes estructurales interdependientes; y segundo, emplean una combinación de indicadores de actitudes y conductas alternativos —y presumiblemente m á s apropiados— de la alienación relacionada con el trabajo en varias muestras comparativas de las fuerzas laborales canadiense y norteamericana. Sus resultados contradicen las conclusiones anteriores, al indicar, entre otras cosas, que, de acuerdo con sus mediciones, la posesión de bienes tiene u n importante efecto explicativo sobre la alienación. Es decir, los 582 David Schweitzer propietarios de los medios de producción manifiestan m u c h a menos alienación en relación con el trabajo que aquellos que n o lo son. Los planteamientos son aquí teóricos, conceptuales y empíricos. Se exige, sin embargo, del análisis teórico, u n refinamiento conceptual y mediciones empíricas que se mantenganfielesa la teoría clásica de la alienación de M a r x en general, y a su concepto del trabajo alienado, en particular. L a obra de Archibald representa u n esfuerzo de los muchos que hacen falta para salvar la profunda brecha que existe entre la teoría clásica y las aplicaciones de la investigación empírica en las ciencias sociales. La vigorosa respuesta surgida entre los sociólogos y críticos franceses añade otra importante dimensión al debate [Touraine, 1977; Vidal, 1969; Lefebvre, 1961]. C o m o ellos correctamente sostienen, el énfasis subjetivo sobre el estado de conciencia del actor generalmente saca el problema del ámbito del análisis y del conocimiento sociológicos. O dicho de otra manera, y c o m o los estructuralistas althusserianos arguyen, cualquier clase de reduccionismo (filosófico, esencialista, empírico-psicológico) saca el problema de la alienación de su ámbito propio, que es el del materialismo histórico, el análisis de clases y la lucha de clases. L o que aquí se halla en juego es u n a opción epistemológica estratégica entre los distintos paradigmas y puntos de partida que compiten en el estudio de la alienación: una opción que determine n o sólo la forma en que las preguntas y respuestas en torno a la alienación han de formularse e investigarse, sino también las estrategias para el cambio, la acción y la desalienación. Para los empiristas, el punto de partida es el individuo aislado, antes que la organización de las relaciones sociales. Al volver a situar el problema de la alienación en el individuo, las soluciones al problema tienden a empezar también por el individuo, es decir, soluciones que insisten más bien en la adaptación o conformidad del individuo a los valores e instituciones predominantes de la sociedad, que en la acción colectiva organizada dirigida a la consecución de cambios estructurales radicales o significativos. Generalmente no suele haber otro recurso en un enfoque de la alienación que ignora o desestima el análisis sociológico. E n la esfera del trabajo, por ejemplo, esto habitualmente equivale a reformas o reajustes dentro de la estructura laboral ya existente, o bien a cambios adaptativos en las actitudes de los trabajadores respecto a ella. C o m o Mandel y N o v a k [1970] argumentan y sostienen, lo que los expertos en "relaciones humanas" de la industria están intentando abolir no es la realidad objetiva del trabajo alienante, sino la conciencia de esta realidad en el trabajador. O bien, c o m o el psicólogo social alemán Walter Heinz [1981] observa en u n estudio reciente, los procesos de socialización pre-ocupacional influenciados por la clase social comienzan a una edad temprana. L a familia prepara a los individuos para una aceptación normativa de las condiciones de trabajo alienante y fomenta en ellos una disposición interior a absorber condiciones inhumanas o despersonalizantes inherentes a la organización del trabajo. E n el proceso, los individuos desarrollan meca- Teoría e investigación de la alienación 583 nismos de defensa y acomodación orientaciones estimativas y actitudes que borran o enmascaran las contradicciones fundamentales de la situación del trabajo, a fin de aliviar la tensión (el stress) que de otro m o d o experimentarían. Es interesante a este respecto comparar el enfoque de Heinz con la singular perspectiva biopsicosocial sobre la alienación, el stress y la acomodación defensiva de Manderscheid [1981]. La adaptación del individuo es facilitada por medio de un vasto arsenal de otros procesos de conservación del sistema y de mecanismos de control social, sin excluir la propia actividad sociológica, autosustentada. El sociólogo de Quebec André Thibault [1981] denuncia el próspero mercado de recetas psicoterapéuticas y recursos pedagógicos. C o m o muchas conceptualizaciones subjetivas de la alienación consideran al universo mental del individuo c o m o la verdadera fuente del problema, la alienación viene a sumarse a una infinidad de otros diagnósticos y juicios de gabinete psiquiátrico que expertos e intelectuales, de formas muchas veces violentas o subtilmente coercitivas, endosan al ciudadano llano. Sobre las connotaciones de valor positivas de la alienación U n a de las implicaciones engañosas que frecuentemente acompañan a las conceptualizaciones individualizadas de la alienación es que u n a persona alienada es "anormal", y que esto es reprobable, o malo. Sin embargo, la conciencia que se tiene de la propia alienación (impotencia o extrañamiento cultural, por ejemplo) puede considerarse no sólo una apreciación realista de la condición personal en que uno se encuentra, sino también un indicio de que el proceso de desalienación y liberación, al menos en la esfera de la conciencia, ya ha comenzado [veáse Vidal, 1967, p. 186-187; Lefebvre, 1961, p. 210]. Pero n o todos los investigadores de la principal corriente empírica desconocen las implicaciones positivas de las alienaciones subjetivas [véase K o h n , 1976, p. 121; Otto y Featherman, 1975, p. 713], El punto que aquí suele descuidarse es que la alienación individualmente percibida y sentida puede tener consecuencias positivas, tanto para el individuo c o m o para la sociedad. C o m o Ludz [1981] oportunamente ha demostrado, el concepto de alienación en el pensamiento occidental, desde lafilosofíaantigua y la teología medieval a Fichte y a Hegel, ha encerrado siempre un amplio espectro de significados y de usos que abarcan tanto connotaciones de valor positivas y neutrales c o m o negativas. Pero esta perspectiva más extensa sobre la noción de alienación fue quedando oscurecida o reducida en el transcurso del tiempo por la progresiva secularización del pensamiento occidental. M a r x , en particular, contribuyó de forma decisiva a la reducción del concepto a sus connotaciones de valor básicamente negativas, en respuesta sobre todo al clima intelectual de su época, y más concretamente al idealismo de Hegel por un lado, y de acuerdo con las prescripciones materialistas de Feuerbach y su concepción de la autoalienación humana en la vida religiosa c o m o u n proceso deshumanizador, por otro. 584 David Schweitzer Las funciones y las connotaciones de valor positivas del concepto han sido actualizadas de diferentes m o d o s por algunos científicos sociales alemanes. Ludz toma la noción de Simmel [1923] de ser "ajeno" (extraño, extranjero) c o m o una situación casi ideal, aunque desasosegada, mezcla de proximidad y distancia respecto de la relación recíproca del sujeto con u n medio espacial y temporal concreto dentro de la sociedad; la "dialéctica negativa" (el crítico dialéctico, el intelectual crítico) de Adorno, anuncia la noción de alienación con respecto a u n m u n d o social reificado que implica la participación y la no participación simultáneas en la cultura c o m o condición de la creatividad del hombre (también Marcuse [1964] señala las implicaciones positivas de ciertas formas de alienación para el hombre creador, el artista); la "intimidad alienada" de Gehlen [1953] evoca su noción de distanciamiento del yo con relación a los movimientos del sujeto en el proceso de reapropiación consciente y deliberada, combinado con u n énfasis sobre las funciones estabilizadoras de instituciones sociales revitalizadas en sociedades industriales modernas que protegen al hombre de su caótica subjetividad [véase también Gehlen, 1980; Schacht, 1970, p. 232-234]. La psiquiatría existencial y la fenomenología: hacia una convergencia con la teoría marxista A u n q u e se ha puesto fundamentalmente el acento en los enfoques sociológico y sociopsicológico de la alienación, al tratar este tema los científicos sociales han penetrado también las arraigadas tradiciones de la psiquiatría, la fenomenología, el existencialismo y la ontologia. U n a de las corrientes actuales en el c a m p o interdisciplinario de la alienación se caracteriza por los recientes esfuerzos teóricos que parten de estas tradiciones hacia una fusión ó síntesis con las teorías marxistas de la alienación, la reificación y la falsa conciencia. Pero, antes de pasar a ocuparnos de dichos esfuerzos, quizás convenga describir brevemente algunos de los parámetros definitivos de la perspectiva psiquiátrica o psicoanalítica. L a mayor parte de los enfoques psicoanalíticos consideran la alienación no tanto c o m o u n estadofijo(como lo es en las perspectivas ontológicas), sino m á s bien c o m o u n proceso que, si no se le pone coto de una forma u otra, tiende a adquirir de suyo u n impulso que lo hace perpetuarse e intensificarse. Las obras de Karen Horney [1945, 1950] son hitos importantes en el desarrollo de esta corriente. Dentro del marco de referencia conceptual de esta autora, la alienación sería c o m o u n proceso de alejamiento del "yo real". L a "persona alienada" se ha ido apartando, durante sus años de formación, de toda noción de lo que es natural, singular e intrínseco en el hombre c o m o ser h u m a n o . Otros autores de la tradición psiquiátrica social [Harry Stack Sullivan, 1964; T h o m a s Szasz, 1970; Ernest Becker, 1967], varios1 de los cuales siguen la orientación de Horney, consideran el proceso de alienación c o m o u n proceso m á s o menos neurótico, y destacan la existencia de algún tipo de obstáculo que entor- Teoría e investigación de la alienación 585 pece la interacción entre el individuo, en sus años formativos, y su entorno inmediato. E n este sentido, el proceso de alienación se iniciaría m u y temprano, en un clima adverso para el desarrollo del niño c o m o individuo. El acento n o se pone tanto sobre la existencia de experiencias traumáticas concretas c o m o sobre la atmósfera familiar general y la desatención a las necesidades y posibilidades del niño. Esta atmósfera es con frecuencia determinada por padres y madres que tienen sus propias necesidades compulsivas y egocentrismos absorbentes, lo que les impide ver y conceptualizar a su hijo c o m o el individuo particular que es [Vollmerhausen, 1961; para m á s detalles, véase Geyer, 1980, p. 83-98; Gould, 1969; Ziller, 1979; Reimanis, 1965 y el número especial dedicado al simposio del American journal of psychoanalysis, dirigido por Weiss, 1961]. L a innovadora exposición que hace Joseph Gabel de una teoría psicosociológica de la conciencia general, y de las condiciones del pensamiento dialéctico, en particular sólo ha sido publicada en inglés recientemente [1975, edición original 1962] y está empezando ahora a tener alguna repercusión en las ciencias sociales de países anglófonos. Gabel, sociólogo húngaro-francés y discípulo de Lukaés, ha establecido algunos paralelos fascinantes y algunas líneas virtuales de interfecundación entre la teoría social marxista, la psiquiatría existencial y la sociología fenomenológica. Aunque estas perspectivas provienen de tradiciones intelectuales distintas, son hasta cierto punto complementarias y convergentes. C o m o Gabel observa, los escritos de juventud de M a r x sobre el trabajo alienado "anticipaban ciertos mecanismos que los psiquiatras no descubrirían hasta m u c h o tiempo después en sus propias investigaciones" [p. xxi]. Para Gabel, los conceptos de reificación y falsa conciencia desarrollados en obras posteriores de M a r x hallan sus paralelos en la esquizofrenia, es decir, la falsa conciencia considerada c o m o un estado mental difuso y despersonalizado resultante de una regresión en la calidad dialéctica de la experiencia [véase Lukaés, History and class consciousness, 1923/1971, obra pionera en este aspecto, donde la noción fundamental de alienación abarca algunas de estas dimensiones clínicas]. Varios elementos y correlatos de la reificación marxista se encuentran asimismo en el concepto de reificación psiquiátrica de Gabel, es decir, la hiperobjetivación de algunos elementos de la conciencia, la falsa identificación resultante de una degeneración en las condiciones que dan forma a la inteligencia personal, o la transformación de tiempo en espacio en el "universo de reificación" del que habla Lukaés. Gabel concluye que la falsa conciencia es u n estado mental o de conciencia no dialéctico a escala colectiva, mientras que la esquizofrenia es una versión extrema del m i s m o género de conciencia no dialéctica, a escala individual. Otro ambicioso esfuerzo preparatorio hacia la fusión y la síntesis proviene de u n psiquiatra social norteamericano, Frank Johnson [1976]. Partiendo de la fenomenología, la psiquiatría existencial y varias directrices analíticas seguidas por Israel [1971] en su reformulación marxista de la teoría de la reificación, trabaja 586 David Schweitzer con miras al desarrollo de una orientación terapéutica para personas alienadas o esquizoides. E n una línea totalmente distinta, el filósofo norteamericano John Lachs [1976] ha formulado su enfoque en torno a los conceptos de "distancia psíquica" y "mediación". Estos términos,.afirma, tratan m á s objetiva y exactamente todos los fenómenos englobados en la idea marxista clásica de alienación. El individuo y sus actos constituyen el punto de partida en lafilosofíade la acción de Lachs. L a acción mediada —o acción ejecutada por cuenta de otra persona—produce ciertas consecuencias, deshumanizantes:, una creciente disposición a manipular a seres h u m a n o s y a mirarlos c o m o herramientas, c o m o medios para u nfin;u n creciente sentimiento de. pasividad y de impotencia, y una sensación cada vez mayor de distancia psíquica entre el hombre y sus actos. Estos esfuerzos hacia la fusión y la convergencia reflejan una creciente disposición a trascender los límites disciplinarios tradicionales y una inclinación exploratoria a trabajar con métodos y conceptualizaciones alternativos de la multifacética noción de alienación. Perspectivas ontológicas Las orientaciones ontológicas en el estudio de la alienación h u m a n a cuentan con una larga historia en la evolución del pensamiento occidental, y muchos estudiosos, especialmente de inspiración teológica y existencial, continúan tornando a ellas incesantemente. L a alienación, en este sentido, se ve c o m o inherente a la vida h u m a n a . A u n q u e las formulaciones del problema difieran a veces, existe u n consenso relativamente firme en cuanto a la omnipresencia e inevitabilidad de la alienación, con independencia de la personalidad y dela sociedad. Las nociones ontológicas de alienación se consideran aquí c o m o manifestaciones de tensiones contrarias ineludibles. Los ejemplos.incluyen siempre la eterna discrepancia entre existencia, y esencia; el dualismo sujeto-objeto de Kierkegaard; la dialéctica entre la realidad y las elaboraciones instrumentales de la mente, de Nietzsche; el desamparo del hombre "arrojado" u n en m u n d o que él n o ha creado, de Heidegger; la incapacidad para resolver la discrepancia entre la situación de hecho del hombre y. su realidad virtual, de Sartre, lo que se traduce en una "inseguridad ontológica" y en la soledad esencial (el être-pour soi culmina en el acte gratuit de Gide, c o m o única solución posible, puesto que la autenticidad del ego se pierde en el proceso de "interacción" con los otros, o con las instituciones sociales); la brecha que se abre entre las necesidades humanas básicas del individuo y la siempre limitada respuesta a las mismas por parte de la sociedad [Etzioni, 1968], en la medida en que esta brecha se considera insalvable y omnipresente; la incesante batalla de la creatividad y la autoexpresión contra las presiones de las instituciones sociales, de Simmel; la libido instintiva en lucha contra la opresión de la civilización, Eros contra Thánatos, de Freud; el conflicto entre la autoridad internalizada y el deseo de ser libre [para u n examen m á s a Teoría e investigación de la alienación 587 fondo, véase Geyer, 1980, p. 78-83; Barakat, 1969; Hobart, 1965; Greene, 1966; Shoham, 1970; King, 1968 y las críticas marxistas en Schaff, 1967; Denisova, 1967]. Shlomo S h o h a m [1976, 1979], sociólogo y criminólogo israelí, parte radicalmente de la corriente principal con u n rayo iluminador de existencialismo ontológico y la aplicación de ricas e ilustrativas metáforas de la mitología griega. L a alienación, para Shoham^ es una condición ontologicamente dada que propulsa la acción individual, pero que no puede ser anulada mediante la acción. L a "separación", vector opuesto a la "participación", responde a influencias universales que obran sobre el individuo independientemente de las relaciones sociales. Los impulsos de separación, que provienen de tres fases del desarrollo que todo individuo tiene que atravesar (nacimiento, formación de u n a "frontera del ego" y socialización, que lleva a una "identidad del ego"), producen u n deseo correspondiente de participación; pero esforzarse por anular la separación mediante la participación es totalmente inútil: este abismo entre separación ontológica y esfuerzos participatorios ineficaces por anularla no puede salvarse. El punto importante aquí es que la separación ontológica es la consecuencia de la interacción con el medio. S h o h a m rechaza, por lo tanto, el principio marxista de implicación mediante la acción. N o niega empero que los individuos tratan de conseguir susfinesmediante la acción social, aun cuando esto resulte contraproducente en lo que a su verdadero objetivo se refiere: recobrar un paraíso de participación perdida. L a motivación del éxito, por ejemplo, que caracteriza a las sociedades pragmatistas m á s industrializadas, aparece c o m o una participación subsidiaria que conduce a uno de dos posibles estadosfinales.Dejarse llevar por la motivación del éxito conduce a la postre a u n ressentiment d'anomie, ilustrado por el mito de Sísifo; pero cuando el individuo se da perfecta cuenta de que la motivación del éxito no le aporta lo que esperaba, y en consecuencia renuncia a ella, el resultado es la accidie, representada por el mito de Tántalo. £1 reduccionismofilosófico,el esencialismo y el problema del juicio normativo Pocos autores parecen hoy dispuestos a comprometerse con el esencialismo metafísico-antropológico que impregna la obra temprana de M a r x . Esta es una tendencia predominante, aún entre marxistas que reconocen los elementos subjetivos de la alienación en las obras de M a r x y trabajan con ellos [por ejemplo, Schaff, 1981; Archibald 1976]. Las razones para así hacer lo son, n o obstante, m u y diversas. L a noción de Gattungswesen, o "esencia de la especie h u m a n a " , es una categoríafilosóficautópica — u n estado ideal del hombre no alienado— que por lo general se rehuye o descarta porque es conceptualmente oscura, porque está sujeta a especulaciones metafísicas, o porque no puede medirse con los criterios de la ciencia empírico-analítica. 588 David Schweitzer Aquellos que desestiman los escritos iniciales de M a r x c o m o meras fases preliminares de su teoría madura, o rechazan categóricamente los escritos de juventud, n o encuentran absolutamente ningún problema en descartar la noción de esencia en su enfoque de la alienación. Israel [1976], entre otros, siguiendo a Lukaés, sostiene que la evolución de M a r x desde una teoría de la alienación a una teoría de la reificación y fetichismo de la mercancía también indica un rechazo de sus anteriores presunciones esencialistas sobre la naturaleza humana. Para otros [Althusser, 1976; Horton y M o r e n o , 1981], la teoría esencialista reduce el problema de las contradicciones de clase reales y concretas a una condición universal o unidimensional abstracta que hace el pensamiento y la lucha imposibles. A través de un proceso de reduccionismofilosófico,las relaciones de clase y las contradicciones estructurales entre las fuerzas y relaciones de producción son todas reducidas a contradicciones entre sujetos y objetos. La alienación es de este m o d o entendida c o m o u n problema ideológico de individuos (sujetos) que presuntamente no están bien amoldados a las contradicciones materiales o estructurales existentes. El rechazo del esencialismo de M a r x parece haber surgido más bien c o m o una tendencia oportuna y a la m o d a entre marxistas de diversos horizontes: ya sea porque es demasiado especulativa, oscura, inconveniente, insuficientemente científica, o, en el caso de los althusserianos, porque reduce el problema de las contradicciones de clase a una condición universal que trastorna o socava la lucha de clases. Sin embargo puede afirmarse que, ese esencialismo y humanismo en M a r x se contaron precisamente entre los intereses fundamentales y básicos sobre los que él originalmente erigió su sistema m á s amplio y abarcador del m u n d o , que incluye su concepción materialista de la historia, su teoría de las clases sociales y de la lucha de clases, y, por encima de todo, su teoría de la alienación. Abandonar el humanismo y el esencialismo iniciales de M a r x , cosa que él nunca hizo, es negar una historia a la evolución de su pensamiento, que finalmente le llevó a su teoría de las clases sociales. N o se puede comprender plenamente la concepción materialista de la historia de M a r x , ni su teoría de las clases, sin comprender primero las raíces idealistas y esencialistas de su pensamiento, raíces que seguían firmemente implantadas durante sus llamadas obras maduras sobre el capital y la economía política. D e todo ello se deduce que, si se rechaza el esencialismo en bloque, la dinámica evaluativa-normativa esencial al análisis marxista comienza a menoscabarse, y los importantes cimientosfilosóficosque dan forma y dirección a la lucha de clases empiezan a desintegrarse. Es precisamente la lucha de clases, expurgada de susfineshumanistas originales y de su teoría normativa del hombre, la que se deteriora y se convierte en ese tipo de economismo revisionista que con tanta vehemencia atacan los althusserianos. Así se cierra el círculo. Cuando un movimiento pierde de vista estos fines humanistas originarios en el proceso de lucha m i s m o , no debería sorprender a nadie que posteriormente, durante el desarrollo socialista, se canten las excelencias Teoría e investigación de la alienación 589 de la planificación economista y de la ingeniería social c o m o estrategias para el desarrollo socialista y c o m o parte del aparato del Estado para reprimir nuevas manifestaciones de lucha de clases, y ponerle u n temporal "fín a la historia". Rechazar o abandonar la filosofía, el esencialismo y el humanismo en el marxismo y en la lucha de clases puede considerarse c o m o una forma de pensamiento revisionista c o m o cualquier otra; y acaso convenga que estos elementos de la teoría y de la praxis marxista sean rehabilitados, reajustados y restituidos en el análisis, para ser conciliados una vez m á s con la lucha de clases. Merced a sus bases esencialistas, diversos autores, desde Hegel y M a r x hasta F r o m m y Marcuse, han explicado la alienación c o m o u n concepto crítico y no únicamente c o m o u n concepto descriptivo. Así, la alienación n o sólo describe los efectos que las relaciones y las instituciones sociales tienen sobre los individuos; es también un instrumento de juicio para la crítica del estado de cosas existente. C o m o indica L u d z [1975, p. 19], el concepto de alienación, especialmente en el análisis marxista, se aplica de varias formas distintas: c o m o una interpretación general de la situación h u m a n a en la sociedad industrializada; c o m o u n arma radical, propagandística a veces, en la lucha socialista contra el capitalismo; y c o m o u n instrumento para la crítica moral y humanística de diversos aspectos de la sociedad industrializada contemporánea. Implícita en todas las teorías y conceptos de la alienación se halla una concepción normativa del hombre, de la sociedad y de la relación entre ambos. C o m o Schacht [1976, 1978] correctamente afirma y sostiene, el concepto de alienación encierra en realidad un juicio implícito —fundado en supuestos esencialistas acerca de la naturaleza del h o m b r e — según el cual determinadas circunstancias no deberían, existir, que hay una cierta manera c o m o las cosas deberían ser y, en consecuencia, que deberían modificarse ciertas condiciones existentes. A primera vista, la noción de alienación parece facultarnos para salvar la brecha "es-debería ser", en virtud de su contenido descriptivo combinado con u n impulso normativo. Pero el resultadofinales que la alienación se contempla a m e n u d o c o m o una especie de "enfermedad", u n estado de cosas indeseable que debe cambiarse. Schacht, entre otros, toma m á s bien u n marco de referencia contextual de valores relativos. Los principios normativos del juicio varían según perspectivas personales o situaciones sociales relativas; lo que es personalmente insatisfactorio (alienaciones subjetivas) o socialmente disfuncional (alienaciones objetivas) en u n contexto, puede ser satisfactorio o funcional en contextos distintos. Ciertas formas de alienación o disidencias subjetivas y objetivas pueden reducirse o superarse, bien mediante u n ajuste de la perspectiva individual o bien mediante una modificación del medio social. Pero Schacht no formula juicio alguno sobre si existe o no el deber de superarlas. N o asume ninguna posición clara y concreta respecto de si el cambio debe producirse, ni acerca de la manera en que, dado el caso, habría éste de realizarse: si mediante una variación en la perspectiva del individuo, o por medio de una modificación de su medio social. 590 David Schweitzer El reduccionismo psicológico: una opción metodológica con implicaciones ideológicas U n a de las tendencias persistentes en la evolución 'del tema dela alienación en las ciencias sociales es la reducción empírico-psicológica y la neutralización de valores del concepto clásico conforme a las especificaciones y exigencias de los métodos de encuesta. Los críticos marxistas, en particular, han afirmado que esta secularización o deshumanización [Horton, 1964] del concepto ha oscurecido su significado clásico. Al reducirse la alienación a variantes psicológicas y a la medición de actitudes, el énfasis sobre el significado ha pasado de la evaluación normativa al análisis descriptivo. Éste es, naturalmente, u n o de los fines que tal reduccionismo se h a propuesto: producir u n instrumento científico empíricoanalítico exento de pretensiones evaluativas. U n o de los puntos subyacentes enjuego aquí es la viabilidad de una corriente de investigación empírica que continúa operando exclusivamente dentro de una rígida lógica positivista de encuesta social, especialmente cuando se ocupa de conceptos c o m o la alienación, que provienen esencialmente de u n paradigma dialéctico de indagación crítica. A l desplazar la fuente de significado de u n marco de referencia de conflicto histórico-estructural a u n marco de análisis científico sociopsicológico ahistórico, el significado de la alienación se cercena de sus raíces en lasfilosofíascríticas de Hegel y M a r x . El concepto, efectivamente, ha sido despojado de su contenido polémico radical y de su fuerza crítica normativa. Pero, lo conseguido con esta reducción secular es sólo una apariencia de objetividad y de neutralidad crítica. Dentro de esta "neutralidad", y consustancial con ella, hay una veta enmascarada o inconsciente de conservadurismo que tiende a realzar la adaptación o la conformidad del individuo a las condiciones estructurales existentes, a expensas de cambios estructurales radicales o sustantivos. Así pues, la reducción de la alienación —de un concepto crítico normativo-evaluativo a u n instrumento analítico-descriptivo para la encuesta científica— es un proceso normativo c o m o cualquier otro, con sus propios juicios de valor predeterminados y sus directrices para el cambio y la acción. L a persistente tendencia hacia la secularización y reducción del concepto de alienación puede explicarse por lo menos de tres m o d o s conexos, cuando se la contempla desde u n ángulo crítico de sociología de la sociología. Primero, podemos vincularla a una tendencia m á s general de las ciencias sociales modernas hacia u n a cierta búsqueda de respetabilidad científica. El concepto ha sido puesto en funcionamiento y transformado bajo la influencia de métodos y técnicas de encuesta hoy en boga. Su traslado desde el ámbito de la sociología y las relaciones de clases al de las percepciones, sentimientos y actitudes del individuo está en amplia medida determinado por las exigencias de las técnicas de investigación y las tendencias intelectuales dominantes. Los teóricos e investigadores empírico-analíticos tienden a proceder aquí sobre el supuesto método- Teoría e investigación de la alienación 591 lógicamente cuestionable de que la agregación de datos individuales (opiniones y actitudes) puede deparar descubrimientos y explicaciones sobre los procesos de estructuración social. Segundo, podemos mirarla m á s específicamente c o m o función de los esfuerzos llevados a cabo por la corriente empírica preponderante, para objetivar el concepto so capa de neutralidad crítica o, a lo s u m o , de relativización de los valores, en nombre de la objetividad científica. Tercero, y en estrecha relación con los puntos anteriores, este reduccionismo es fundamentalmente u n a función del clima intelectual y la tradición empírica dominantes en la sociología norteamericana. El intento de neutralizar y eliminar las implicaciones de valor radicales y la fuerza crítica normativa del concepto sólo parece congruente con el estructural-funcionalismo y el latente antimarxismo (o al menos con la falta de atención hacia las obras tempranas de M a r x ) que predominaban especialmente allá por la época en que el concepto se introdujo en su forma reducida, hace unos veinte años. Estas tendencias han conducido inexorablemente a lo que podría llamarse "super-psicologización" del concepto de alienación, reforzado por u n conocimiento teórico limitado de la noción clásica de alienación y por la virtual ausencia de métodos de investigación macrosociológica. Salvo contadas excepciones, es raro que los estudios empíricos sobre la alienación analicen los determinantes estructurales o ambientales de las variedades de alienación psicológica generalmente seleccionadas para la investigación. Los investigadores encuadrados en esta tradición son, pues, incapaces de formular juicios bien fundados acerca de las condiciones estructurales determinantes de la alienación en la sociedad en general. Aquí, los términos de la cuestión se limitan básicamente a sentimientos, percepciones y actitudes de los individuos. Al centrarse con exclusividad en el estado subjetivo de las personas, los problemas socioestructurales y las condiciones materiales que se supone están en el origen de las alienaciones psicológicas quedan, por definición, fácilmente excluidos del análisis. El debate se inició con la obra conceptual precursora de Melvin Seeman [1959]. C o n pleno conocimiento de muchos de estos problemas, Seeman afirma francamente que su decisión de secularizar el concepto de alienación —o sea "traducir a problema secular lo que era sentimentalmente concebido" [p. 791]— fue u n riesgo calculado, una empresa estratégica encaminada en última instancia al logro de mayor claridad, sin comprometer necesariamente el alcance intelectual o las preocupaciones humanistas inherentes a las teorías clásicas. Seeman [1972, p. 508] ha respondido a algunas de las críticas que se le han hecho: "no hay duda en cuanto a la fuerza crítica originalmente vinculada al concepto de alienación, ni en cuanto a la expresada por partidarios m á s recientes del enfoque normativo (Marcuse, G o o d m a n , F r o m m y otros). Pero lo que se gana en fuerzacrítica suele perderse en repetición y enunciación no analítica—que es la razón 592 David Schweitzer por la que el mejor conocimiento que últimamente se tiene sobre M a r x [...] en esta reciente literatura crítica sea a m e n u d o difícil de catalogar". L a mayor parte de los investigadores de esta corriente, que siguen las orientaciones : de Seeman, siguen también implícitamente su argumentación: " L a secularización del concepto de alienación es una empresa estratégica que n o restringe nuestro interés por toda la vasta serie de problemas que palabras tales c o m o justicia, mal, confianza, ignorancia o desarrollo personal encierran, ni nuestra competencia para hablar de ellos y examinarlos." [p. 508; también Seeman, 1967]. L o que n o obstante parece que faltara en casi todos los demás estudiosos empeñados en esta corriente de investigación empírica, de estilo preponderantemente norteamericano, es un cierto diálogo y entendimiento crítico respecto a las cuestiones m á s amplias y generales de la teoría, la historia y el análisis estructural: cuestiones sobre todo planteadas por sociólogos europeos y por críticos marxistas en particular [por ejemplo, Israel, 1971; K o n , 1969; Vidal, 1969; Touraine, 1967; también Plasek, 1974; Lee, 1972; Scott, 1963; Feuer, 1962]. Dentro de esta comunidad científica, la discusión y el debate están generalmente limitados a intereses m á s estrechos y domésticos, c o m o son la medición de actitudes, los procedimientos de determinación de escalas, las técnicas estadísticas y los puntos polémicos internos, tal c o m o la cuestión de la unidad: y la medida en que las variedades de alienación psicológica tienen correlación estadística [por ejemplo, Neal y Rettig, 1967]. E n la tradición empírica que nos ocupa, las preguntas y las respuestas acerca de la alienación vienen en amplia medida determinadas por las exigencias y restricciones de técnicas de encuesta arquetípicas, que necesariamente se centran en respuestas individualizadas de tipo, psicológico, o sobre actitudes a preguntas formuladas en cuestinarios de estructura generalmente cerrada y programas de entrevista estandarizados. Al reducir el radio de análisis a una enumeración de características individuales, y separar así al individuo del contexto históricoestructural m á s amplio, la investigación empírica se presenta m u y a m e n u d o c o m o una forma de psicología social global. A d e m á s , la insistencia cada vez mayor en el uso de métodos cuantitativos, escalas de alienación estandarizadas y procedimientos estadísticos de alta potencia se mantiene por lo c o m ú n a expensas de la teoría esencial. L o que generalmente falta en los estudios empíricos de la alienación es una representación mental m á s amplia, una visión macroteórica y una comprensión histórico-estructural de las variables, relaciones y procesos que en ella intervienen. Se echa de menos aquí u n énfasis compensador sobre las cuestiones m á s universales, m á s interesantes e imaginativas de la teoría sociológica y del análisis histórico que permitan alguna comprensión de los procesos estructurales y mecanismos condicionantes que se supone están en el origen de las alienaciones típicamente seleccionadas para la investigación en los estudios de esta escuela empírica. Se precisan, pues, para complementar dichos estudios, métodos de Teoría e investigación de la alienación 593 investigación macrosociológica que traten, de maneras teórico-específicas m á s directas, los componentes materiales o estructurales de la alienación y la desalienación y sus manifestaciones subjetivas. El problema de la unidad L a proliferación de conceptos, términos y sinónimos que ha surgido en las dos últimas décadas en torno de la alienación ha determinado u n correlativo interés por hallar u n núcleo, u n c o m ú n denominador o u n concepto multidimensional unificante bajo el que puedan englobarse todas las variedades de alienación. Se ha sugerido que la alienación es u n "síndrome" de diversas formas de manifestaciones que presentan cierta unidad y que existe u n significado c o m ú n de m á s amplio alcance que el que pueda colegirse de u n a noción general de separación. Q u e esta sugerencia sea plausible, o que merezca siquiera la pena seguirla y ahondar en ella, es materia que habrá que debatir. También se ha afirmado que la alienación in abstracto n o existe, pero que hay innumerables alienaciones concretas, y que cualquier intento de fundirlas a todas en una sola y simple concepción multidimensional debe abandonarse c o m o teórica y conceptualmente imposible. Incluso los subtipos de trabajo alienado de M a r x solamente comparten un origen c o m ú n y la idea de separación. Ludz [1975, p . 39], no obstante, concluye su repaso de la literatura con una nota optimista, sugiriendo que la construcción de u n a teoría general de la alienación que armonice conceptos y metodologías divergentes es una posibilidad última. Quizá el factor m á s importante que haya conducido a la proliferación de términos y conceptos de alienación en las ciencias sociales provenga de la original conceptualización de Seeman con sus cinco (aumentadas posteriormente a seis) categorías de alienación psicológica: impotencia, falta de significado, falta de normas, extrañamiento cultural o aislamiento en la adopción de valores, autoextrañamiento y aislamiento social. Seeman [1975] resume el cúmulo de descubrimientos empíricos y recientes avances realizados sobre estas variedades de alienación, que han ido apareciendo desde que él publicó su artículo conceptual originario en 1959. Parece congruente que opte también por concluir con el polémico punto de lá unidad, ya que se encuentra en el fondo del considerable debate teórico y empírico. Otros autores, sin embargo, plantean dicho debate en términos conceptuales diferentes. E n parcial contraste con Schacht [1976] —que niega las concepciones de unidad esencialistas pero n o la posibilidad de u n "parecido de familia" entre las diferentes variedades de alienación— algunos teóricos parten del principio de que efectivamente existe por lo menos un c o m ú n denominador, entre las variedades psicológicas de alienación de Seeman, siempre y cuando se contemplen a un nivel de abstracción suficientemente elevado. 594 David Schweitzer David Hays [1976], por ejemplo, ha intentado demostrar esto mediante una singular aplicación defilosofíalingüística. Hays localiza u n . c o m ú n denominador en el incumplimiento de lo que él llama el "contrato natural", o sea el principio por el cual un organismo puede actuar con el fin de obtener aquello que es bueno para él. Las variedades de alienación elucidadas por Seeman reflejan algunas de las formas en que este contrato natural puede quebrantarse, por u n cercenamiento de la interacción positiva entre una persona y su medio natural y social. Análoga es la aplicación al caso de. la teoría general de sistemas que hace Felix Geyer [1976, 1980]. Se concibe a los individuos c o m o sistemas.que funcionan en interacción m á s o menos abierta con partes importantes de su medio. Contempladas desde u n nivel de abstracción relativamente elevado, todas las formas de alienación implican problemas de tratamiento de la información por parte de los individuos. Aplicando la teoría general de sistemas, las variedades de alienación de Seeman se ven c o m o averías parciales en el funcionamiento "normal" del sistema. L a impotencia, por ejemplo, está relacionada con. problemas de tratamiento de la información localizados esencialmente en la salida del sistema, de.suerte que las alternativas de comportamiento aparecen gravemente limitadas para el individuo. Geyer y Hays, cada u n o a su m o d o , intentan demostrar la existencia de un cierto orden de unidad, elevando el nivel de abstracción. Si bien logra encontrar u n c o m ú n denominador entre las variedades.de Seeman, Hays plantea dudas sobre la posibilidad de que todas las variedades de alienación pueden englobarse bajo una concepción unificadora. Esto guarda relación con otra versión del problema del reduccionismo, nuevamente considerado en u n sentido de neutralidad crítica, sin sus habituales connotaciones negativas. Seeman se vale de un enfoque psicológico mientras que M a r x procedió desde un ángulo sociológico. L a unificación de ambos depende del problema m á s general de la ontologia de las ciencias sociales. Las ciencias naturales, según Hays, tienen una ontologia común: la de las partículas elementales. L a biología puede ya hoy, en principio, ser reducida a química, y la química a física. El problema es si la sociología (con la sociedad c o m o concepto central) puede reducirse a psicología (con la mente c o m o concepto central) y la psicología a su vez a biología. E n opinión de Hays, la psicología n o ha resuelto aún el problema relativo a la reducción de la mente a un compuesto de entidades biológicas que actúen con arreglo a leyes biológicas, mientras que la sociología tiene ya casi resuelto el problema de la sociedad c o m o u n compuesto de entidades psicológicas que obran con arreglo a leyes psicológicas. La evidencia empírica sobre la cuestión de la unidad, basada en análisis correlaciónales y factoriales de datos de encuestas sobre actitudes, es contradictoria y nada convincente [véase Neal y Rettig, 1963, 1967; Streuning y Richardson, 1965; Cartwright, 1965; S i m m o n s , 1964-1965]. El propio Seeman ha insistido en que no existe, entre sus variantes de alienación, ninguna unidad inherente [1972, p. 513]. Según la evidencia empírica, la falta de unidad puede m u y bien deberse Teoría e investigación de la alienación 595 a problemas metodológicos presentes en el curso de todo el proceso de realización, desde las diferentes conceptualizaciones y mediciones de las variantes de alienación psicológicas a las diferencias en las técnicas estadísticas aplicadas en los distintos estudios. Es probable, n o obstante, que la explicación esté m á s en las diferencias epistemológicas fundamentales que separan estas variedades de alienación. L a historia social de los conceptos de alienación y anomia, por ejemplo, tiene sus raíces en las contrapuestas ideologías y suposiciones normativas acerca de la naturaleza del hombre, de la sociedad y de las relaciones entre ambos. C o n todo, se ha llevado a cabo un intento de fusionar la perspectiva radical y optimista de M a r x sobre la alienación con la noción de anomia básicamente conservadora y pesimista de Durkheim. L a aproximación empírico-analítica ha conducido a una reducción del concepto de alienación estructural-relacional de M a r x a mediciones de impotencia o ineficacia individual, y del concepto puramente sociológico de anomie, de Durkheim, a mediciones de falta de normas, anomia o a n o m y persor nales. U n a vez reducidos a m b o s conceptos a estas categorías psicológicas, se trata de demostrar estadísticamente su unidad o su falta de unidad. Pero si seguimos el rastro de estas categorías y variantes hasta sus supuestas raíces en las teorías clásicas, nos encontraremos con que alienación y anomia son conceptos contrarios. Quizá los dos describan comportamientos y descontentos análogos, y acaso sirvan de metáforas éticamente sólidas para atacar las instituciones y valores dominantes de la sociedad industrializada, pero también están fundamentados en ideologías y supuestos diferentes, con directrices para el cambio y la acción distintas [véase Horton, 1964, 1966; también Lukes, 1967]. L o expuesto anteriormente indica claramente que, c o m o muchos teóricos e investigadores de la alienación proponen, nos valdría mejor buscar términos diferentes y m á s exactos para denominar cuanto suele incluirse bajo el término "alienación". Prioridades Aclaración conceptual y terminológica Quizá el quehacer m á s importante que aún sigue retando a teóricos e investigadores de la alienación de todas las escuelas sea el que gira en torno a los problemas de significado, conceptualización y terminología. Se echa de menos una investigación y u n análisis sistemáticos sobre las distintas maneras en que teóricos e investigadores de la alienación han empleado el término. U n a labor sistemática de clarificación conceptual y precisión terminológica a través y por sobre todas las fronteras disciplinarias y paradigmáticas tradicionales es hoy por hoy de interés prioritario, y un requisito previo para el adelanto del saber sustantivo en el c a m p o 596 David Schweitzer m á s amplio y general de la teoría y la investigación sobre alienación. U n o s pocos estudiosos han acometido recientemente esta difícil empresa, aunque- difieren considerablemente en sus enfoques. U n a de las aportaciones m á s decisivas hasta la fecha es el reciente esfuerzo del científico social alemán, Peter Ludz [1979] hacia u n análisis terminológico y conceptual sistemático. Este autor ha presentado u n proyecto viable de estudio de la etimología y la Geitesgeschichte de la palabra y u n análisis de los autores clave y de los diferentes usos del término. A u n q u e aún se encuentra en sus fases preparatorias, dicho proyecto proporciona pautas innovadoras para la prosecución de una labor terminológica y conceptual que cubre u n extenso espectro de significados y de usos en las esferas legal, social, médico-psicológica y filosófico-teológica. E n u n esfuerzo paralelo por abrir nuevos surcos en el terreno etimológico y conceptual, Ludz [1981] rastrea la evolución del término y del concepto de alienación en el pensamiento occidental. Centrándose en las connotaciones de valor positivas del concepto, tan frecuentemente desdeñadas, traza las líneas del desarrollo conceptual, desde lafilosofíaantigua y el pensamiento gnóstico-místico (el pensamiento mandeo y maniqueo, así c o m o lafilosofíadel Corpus hermeticum y la primitiva gnosis cristiana), pasando por las obras de Plotino (205-270), Agustín (354-430), T o m á s de Aquino (1225-1274), Meister Eckhart (1260-1327), hasta Fichte y Hegel. Í .., El metódico examen a que somete Ludz la evolución del término,y del concepto en la historia dé las ideas revela u n espectro m á s amplio y m á s rico de significados y de usos, que comprenden connotaciones de valor positivas, neutras y negativas. Esta tradición se interrumpe bastante bruscamente con Feuerbach y con M a r x . Ludz, no obstante, toma de nuevo el hilo y sigue la pista de la tradición gnóstica y hegeliana hasta algunos científicos sociales alemanes del siglo x x (Simmel, Adorno, Gehlen) que, de una forma u otra, han actualizado las connotaciones de valor del concepto, tanto positivas c o m o negativas. Otro esfuerzo m u y importante por localizar y distinguir los diferentes significados y usos del término alienación en la historia de las ideas se evidencia en la cronología de las obras delfilósofonorteamericano Richard Schacht. Se extienden éstas desde una reseña de la literatura existente sobre alienación [1970] hasta ensayos rigurosamente conceptuales, que intentan desenmarañar los diferentes significados que se aprecian en las formas objetivas y subjetivas de alienación y las distinciones entre las mismas. L o que es especialmente reconfortante, es la lógica sistemática que aplica Schacht a la organización de sus argumentos y categorías conceptuales. E n uno de dichos ensayos [1976], trata las diferentes formas de alienación c o m o formas de "discordancia", que son categorizadas en dos amplios grupos, estableciendo así la diferencia entre formas psicológicas y formas sociológicas de discordancia. A u n q u e conceptualmente distintos, hay una imbricación interaccional implícita dentro de cada grupo y entre uno y otro. El primer grupo hace referencia a las "insatisfacciones subjetivas" o psicológicas, con espe- Teoría e investigación de la alienación 597 cial atención a las percepciones, sentimientos, creencias, actitudes, deseos y aspiraciones de los individuos respecto a las situaciones y relaciones en que se encuentran. El segundo grupo nos remite a las "disfunciones objetivas" de la sociedad, y la atención sefijaaquí en la* discordancia existente en las relaciones sociales. El problema de la discordancia, a este nivel de análisis, es el de integrar el comportamiento del individuo con las expectativas y las normas del grupo, y el c o m p o r tamiento del individuo y del grupo con las leyes e instituciones de la sociedad. E n u n esfuerzo conceptual m á s reciente, Schacht [1981] centra su atención en las alienaciones económicas. L a noción de alienación económica se ciñe a las relaciones específicas entre los agentes económicos y su actividad propia, es decir entre u n trabajador y su función laboral o el desempeño de su papel como,tal trabajador. Se distinguen dos tipos de alienación económica: u n o de ellos nos remite a un estado de cosas económico-relacional, que puede resultar útil en las ciencias sociales c o m o concepto analítico (neutral) puramente descriptivo; el otro nos lleva a una noción interpretativa-evaluativa (normativa), m á s idónea para la crítica moral y humanística de las instituciones y.valores dominantes de la sociedad industrializada. Schacht se interesa por el primero. L a alienación económica c o m o categoría analítica puramente descriptiva es cuidadosamente diferenciada en formas objetivas y subjetivas. Las formas objetivas consisten en relaciones y comportamientos socioeconómicos observables, y.la alienación se evidencia.en actividades económicas que son incontrolables, impersonales en cuanto a su organización y gestión, y básicamente anónimas. Ello implica la renuncia o la pérdida de la autonomía y del control del trabajo personal y de los productos delmismo. Las formas subjetivas de la alienación económica consisten en estados de experiencia y de actitud de individuos partícipes en la actividad económica, es decir, una insatisfacción intrínseca con el trabajo. . También reconoce Schacht las connotaciones de valor positivas y neutras de la alienación, al igual que las negativas, y trabaja con ellas. Algunas formas de alienación se consideran reprobables,.tan sólo en la medida en que se las vincula a una antropologíafilosóficanormativa. Se atribuye significación evaluativa negativa a aquellas formas de alienación que coartan aspiraciones.esencialistas y empeños humanistas relativos a la naturaleza del hombre y al carácter de.una vida auténticamente h u m a n a . Pero, parte de la formidable tarea que este autor se ha impuesto consiste en desarrollar una noción de alienación que sea independiente de cualesquiera ideas esencialistas o supuestos normativos acerca de la naturaleza del hombre y de la sociedad. Su mira es llegar, a u n razonamiento fundado y coherente que permita emplear ciertas nociones de alienación en descripciones sinjuicios de valor y análisis empírico-teóricos en las ciencias sociales. Schacht, en efecto, ha intentado articular u n razonamiento básico para neutralizar el concepto y transformarlo en u n instrumento analítico objetivo, conservando al m i s m o tiempo gran parte de su significado clásico. Otro empeño intelectual reciente es la: reafirmación conceptual que hace 598 David Schweitzer John Torrance [1977] de la alienación y el extrañamiento desarrollados por las teorías clásicas. Torrance, sociólogo británico, mantiene una neta distinción entre dos elementos que con frecuencia se confunden en el concepto de alienación: alienación, en el sentido de pérdida o dejación (Entaüsserung), y extrañamiento, en el sentido de enajenamiento u hostilidad (Entfremdung). A u n q u e son pocos los estudiosos que han llevado esta distinción m u y lejos, Torrance sigue paso a paso la evolución de estos dos significados de alienación, esclareciendo la importancia teórica de cada uno de ellos en formas que arrancan fundamentalmente de los enfoques de casi todos los demás autores contemporáneos. U n o de los intereses primordiales que lo guían es el de contrarrestar las acostumbradas ambigüedades que han plagado la teoría de la alienación, separando y contrastando estos dos elementos en términos especificativos y conceptuales rigurosos que sean aplicables a la teoría sociológica y a la investigación empírica. M á s recientemente, Torrance [1981] ha ampliado esta obra en u n ambicioso esfuerzo por encontrarle al concepto de alienación u n uso que incorpore los componentes estructurales sociales, que n o deba nada a lafilosofíani a la psicología, que sea virtualmente científico, que no duplique conceptos sociológicos ya existentes, pero a pesar de todo, que pueda reivindicar su legítima descendencia de lás teorías clásicas de Hegel, Feuerbach y M a r x . Al m i s m o tiempo, Torrance recurre a las teorías sociológicas de la acción y de la formación de grupos en un esfuerzo por concatenar y fusionar elementos teóricos tan desdeñados c o m o son las emociones, los significados y las acciones sociales en una teoría de la alienación reformulada. U n a parte m u y considerable de la literatura y del diálogo sobre la alienación aparece aún enredada por conceptualizaciones demasiado vastas y genéricas, ambigüedad terminológica y aplicaciones indiscriminadas, a tal extremo que con frecuencia toda discusión seria sobre el tema resulta entorpecida y malograda. E n realidad, el verdadero significado de la alienación suele quedar diluido hasta el punto de que muchas veces se llega a una virtual carencia de significado. L a labor etimológica y terminológica de Ludz y el trabajo conceptual de Schacht y de Torrance, entre otros [Geyer y Schweitzer, 1981; Hays, 1976; Johnson, 1973], representa u n esfuerzo concertado por contrarrestar estas tendencias. Hacia un inventario de proposiciones y formulación de una teoría general de la alienación L a teoría y la investigación sobre alienación han evolucionado hasta el punto en que hoy, siguiendo los derroteros de Ludz y de otros, podríamos considerar la elaboración de u n inventario de proposiciones y de descubrimientos empíricos. Esto exige un repaso sistemático de la literatura que existe sobre la materia, especialmente en lo que respecta a conclusiones empíricas e hipótesis sobre la alie- Teoría e investigación de la alienación 599 nación en relación con los resultados empíricos disponibles. Tal iniciativa sería c o m o u n primer paso para poder u n día determinar la amplitud de los conocimientos bien fundamentados con que contamos en este c a m p o . • L a única tentativa en este sentido es el sucinto recuento que hace Seeman [1975] de los hechos reseñados en la literatura empírica sobre sus variedades psicológicas de alienación. A u n q u e limitada a la corriente empírica central de investigación mediante práctica de encuestas y a la teorización adhoc o de alcance medio, es con todo una valiosa relación del acervo actual de conocimientos de por lo menos una corriente influyente. : ' U n inventario no tendría por qué limitarse a esta corriente empírica. C o m o concluye Ludz [1975, p. 31], en otro estudio de la misma clase, se necesita urgentemente u n catálogo de todas las manifestaciones y todas las proposiciones concernientes a la alienación. Dicho catálogo podría incluir en su radio m á s amplio generalizaciones sistemáticas y enunciados teóricos fundados én la historia del término y del concepto en el pensamiento occidental. A u n q u e los problemas y obstáculos con que se tropieza en empeños de esta naturaleza son enormes, los inventarios de proposiciones se han intentado ya con diversa fortuna en otros campos [véase la aplicación esquemática de métodos inductivos y deductivos en la literatura sobre relaciones étnicas comparadas que, en 1970, hace Schermerhorn]. Especialmente en lo:que atañe a métodos y estrategias de elaboración teórica, podríamos hallar algunas orientaciones útiles acudiendo sobre todo a los sociólogos teóricos norteamericanos [por ejemplo, Mullins, 1971; Blalock, 1969; Stinchcombe, 1968; Zetterberg, 1965]. Las piezas que se precisan para la construcción de una teoría de la alienación m á s amplia y global imponen una cuidadosa especificación de los principales conceptos, variables (un tipo importante de concepto) y enunciados teóricos, así c o m o la habilitación de u n marco contextual donde insertar sistemáticamente estos enunciados, es decir, el marco de los principios de reducción axiomática, de deducción pluralista paralela o de inferencia causal [véase Turner, 1978, p. 2-13]. El orden de prioridades para cualquier teoría general de la alienación parece ya relativamente explícito. Ludz, Schacht y otros, cada cual a su manera, han iniciado parte de la labor conceptual y terminológica que acaso sirva para despejar el camino de una elaboración teórica más ambiciosa. El paso siguiente sería considerar algunas de las posibilidades que existen para organizar sistemáticamente los principales conceptos, variables y enunciados en un marco contextual viable. Si optamos por u n marco axiomático, por ejemplo, esto puede exigirnos u n delineamiento de axiomas abstractos conducentes, a través de derivaciones lógicas, a proposiciones e hipótesis específicas que predigan c ó m o deberán acontecer los hechos en una situación concreta y determinada. A su vez, estos pasos en el proceso de elaboración teórica pueden allanar el camino para sentar el andamiaje preliminar de una metateoría plausible de la alienación, que trascienda los límites disciplinarios y paradigmáticos tradicionales. 600 David Schweitzer. Extensiones y reformulaciones teóricas Se observa actualmente una creciente disposición a explorar teorías y paradigmas alternativos y una acusada tendencia hacia la reconciliación o fusión dosificada de enfoques en el estudio de la alienación tradicionalmente opuestos. Varias extensiones y reformulaciones teóricas recientes basadas en las teorías de la alienación clasicas han incorporado elementos procedentes de una amplia diversidad de otros enfoques teóricos y corrientes intelectuales, entre los que se cuentan teorías sociológicas de la acción social y formación de grupos [Torrance, 1977, 1981], la teoría de la socialización [Heinz, -1981] y la psiquiatría y fenomenología existenciales [Johnson, 1976; Gabel, 1975]. Otros i empeños teóricos y sintetizadores recientes en este c a m p o se han centrado m á s específicamente en intentos de reformular los interrogantes sobre la alienación utilizando enfoques y modelos formales diversos: la construcción psicolingüística de mapas cognoscitivos y modelos conceptuales de Hays [1976]; los mapas etimológicos y el proyecto formal para el análisis terminológico y conceptual de L ú d z [1979]; la aplicación de la teoría general de sistemas de Geyer [1980]; el modelo cibernético de sistemas biopsicosociales de Manderscheid [1981] referente a la asimilación y al stress; el modelo de construcción matemática formal de N o w a k o w s k a [1981]; la labor esquematizadora de Hajda y de Travis [1981] hacia el delineamiento de algunas de las vías.causales.de.la. relación triádica clásica,entre variables.causales macrosistémicas, variedades subjetivas de alienación y consecuencias hipotéticas en el comportamiento, dentro; de la tradición sociopsicológica de investigación empírica y teorización de alcance medio. : Estos esfuerzos denotan una creciente tendencia, y al m i s m o tiempo un interés prioritario, por ese tema de estudio para u n grupo internacional de teóricos cada vez m á s numeroso. A u n q u e los magnos empeños teóricos y las construcciones de modelos formales nos deparen1 algunos atisbos heurísticos sobre la alienación, deben cuidarse, empero, de los problemas de abstracción, que tan a m e n u d o desvirtúan ó confunden las circunstancias concretas de la alienación. U n a de las necesidades que desde hace tiempo se dejan sentir en la especialidad es que la labor teórica y esquematizadora.de este tipo ofrezca posibilidades m á s directas de aplicación y verificación para la investigación empírica, por u n lado, y brinde orientaciones m á s concretas para el cambio sustantivo, la acción y la desalienación, referidas a las experiencias del sentido c o m ú n y las realidades de la vida cotidiana, por otro [una evaluación m á s amplia de los,recientes avances teóricos aparece en Schweitzer y Geyer, 1981]. I . . . . Problemas de permanente interés en el seno del marxismo L a casi sorprendente profusión actual de obras directa o indirectamente relacionadas con la teoría de la alienación de M a r x alcanza tales grados, que ha surgido Teoría e investigación de la alienación 601 en la literatura marxista u n desconcertante elemento de saciedad con respecto al significado, objeto y utilidad del concepto de alienación. Esto se debe en parte a la manera en que M a r x formuló su teoría. L a alienación para M a r x es u n fenómeno total, que abarca la condición h u m a n a entera. C o n una concepción tan ambiciosa, puede afirmarse que M a r x no se mostró a la altura de su teoría, que le falta significado específico pese a' las distinciones analíticas que hiciera en el estudio del trabajo alienado de sus: primeros escritos, distinciones que reiteradamente se mencionan en sus trabajos,'pero que raras veces se llevan adelante. Por consiguiente, existe u n acuerdo relativo dentro del marxismo en cuanto al significado, objeto o utilidad del concepto de alienación. Interpretaciones materialistas intransigentes se enfrentan con lecturas esencialistas yfilosóficasabstractas de Marx; se lanzan acusaciones de revisionismo y economismo contra cualquier interpretación qué, en estimación de sus impugnadores, socave el análisis y la lucha de clases, mientras que otros sostienen que M a r x en realidad abandonó : el concepto de alienación. "' . ' Es preciso examinar m á s atentamente las contradicciones que existen dentro del marxismo contemporáneo y se debería situar m á s firmemente la evolución del concepto dentro de una historia marxista de las ideas. E n esta labor cabría incluir, entre otras cosas, la ordenación y clasificación sistemática de los distintos significados, usos y connotaciones imputados al término y al concepto, según los diferentes tipos de marxismo [para, una revisión general de los significados y usos marxistas de la noción de alienación véase Strmiska, 1974; tratamientos m á s completos de la teoría y el concepto en las obras de M a r x aparecen en Oilman, ; 1976; Meszáros,: 1975]. ' \ . ' .' La' cuestión de la alienación bajó el socialismo sigue siendo otro tema de interés prioritario entre algunos marxistas. Desde la sorprendente declaración de Schaff [1970, edición original 1965] el tenia adoptó nuevas formas críticas según las cuales la abolición de la propiedad privada no significa el fin de todas las formas de alienación, ni siquiera de las alienaciones económicas especificadas por M a r x ; El socialismo no ha superado por completo ninguna de las formas conocidas de alienación, siquiera sea por la persistencia de u n aparato estatal coercitivo. H a n surgido formas de alienación nuevas o modificadas en relación con las nuevas formas de contradicción y de lucha presentes en la cambiante estructura de clases de las sociedades socialistas [véase Connor, 1979; Wesolowski, 1979; Konrad y Szelenyi, 1979; intentos de restaurar el concepto de alienación por parte de algunos estudiosos soviéticos pueden verse en Oiserman, 1963; Amnrosov, 1972; Glezerman, 1972; véase también la revisión efectuada por Yanowitch, 1967, y los trabajos dé D a w y d o w , 1964]. El filósofo marxista yugoslavo Mihailo Markovié [1981] aborda algunos de estos problemas desde una explícita perspectiva humanista. Su noción de alienación se funda en premisas y compromisos relacionados con la naturaleza del hombre y el carácter de una vida auténticamente h u m a n a . Se contempla al hombre 602 David Schweitzer c o m o esencialmente independiente, autónomo, creativo y sociable. L a comunidad h u m a n a ideal sería aquélla libre de toda dominación exterior, con individuos autodeterminantes facultados para relacionarse en una atmósfera solidaria de mutualidad y reciprocidad. Es con esta visión de una sociedad emancipada y dueña de sus actos, donde individuos y comunidades asumen el control de los productos de su actividad h u m a n a , c ó m o la concepción de la autogestión obrera de Markovió adquiere pleno significado y perspectiva histórica. L a autogestión de los trabajadores se estima c o m o una condición previa indispensable, pero n o suficiente, para reducir ciertas formas de alienación y para mejorar radicalmente la calidad de la vida laboral bajo el socialismo. N o se detiene este autor en la situación socialista, sino que hace extensivo su análisis a algunos ejemplos c o m p a rativos y a las posibilidades de mejorar la calidad de vida en el trabajo, con la creación de empresas autogestionárias en sociedades capitalistas y socialdemócratas [véase Cherns, 1976, 1981; Rosner, 1980, respecto a la situación en los kibbutz]. Tal vez el aspecto m á s útil y penetrante de la reciente contribución de Markovié esté en su decisivo énfasis esquematizador respecto al inseparable nexo que existe entre micro y macro niveles de análisis (y de cambio) respecto a la alienación, la desalienación y la autogestión obrera bajo el socialismo. Se muestra totalmente explícito en cuanto a los obstáculos y limitaciones que es preciso enfrentar. C o m o la propia experiencia yugoslava indica, los experimentos colectivos de autogestión obrera n o pueden medrar plenamente y la calidad de la vida no puede ser radical o totalmente mejorada, sin una correspondiente reestructuración emancipadora del sistema social en su integridad. Tal reestructuración supone necesariamente la implantación de firmes valladares y frenos contra la fundamental estructura autoritaria del poder del Estado; contra la ideología oficial que palia y encubre las contradicciones sistémicas básicas y socava la conciencia socialista de los trabajadores; contra los manejos de la tecnocracia y la burocracia política en su afán incesante de ascenso y de poder; contra las tendencias hacia la desigualdad y la jerarquía en la estructura general de la sociedad; contra el creciente control del Estado en todas las esferas de la actividad h u m a n a , ejercido en nombre de la racionalidad económica. A u n q u e Markovié centra su atención en,la relación macro-triádica entre trabajadores, colectivos autogestionários y sociedad, su línea de análisis desenmascaradora podría m u y bien ampliarse a la economía política del sistema mundial general. Si, c o m o trata de demostrarnos, las pequeñas formas colectivas de autogestión obrera no pueden prosperar bajo las coerciones de una estructura de poder autoritario en la sociedad en general, entonces es m u y probable que, por razones análogas, una sociedad m á s emancipada y reestructurada tampoco pueda prosperar dentro del marco global del sistema capitalista mundial. Esto nos trae a la memoria el llamado universal a la emancipación que hace el joven M a r x , y que alcanza no sólo a los trabajadores de una sociedad particular, sino a la humanidad entera. . , , . Teoría e investigación de la alienación 603 U n o de los temas explícitos de muchos críticos marxistas de Europa del este, que organizan gran parte de sus trabajo de análisis en torno a los conceptos de alienación, reificación o fetichismo, es la imputación de que los Estados socialistas han perdido de vista los empeños humanísticos que presumiblemente dieron su primer Ímpetu a las estrategias del desarrollo socialista, la modernización y el desarrollo económico [véase Heller, 1978; Kolakowski, 1978; Bahro, 1978; Horvat y otros, 1975; Supek, 1970; Stojanovic, 1969; Vranicki, 1965; Almasi, 1965]. Sólo en años recientes algunos estudiosos e investigadores marxistas han empezado a hacer una que otra discreta incursión analítica en este descuidado ámbito de estudio, aplicando casi siempre una metodología marxista al análisis crítico de la teoría y de la práctica marxista oficial dentro de las sociedades socialistas. Pese a la reciente profusión de literatura marxista y al masivo caudal de resultados empíricos acerca de la alienación, hay poca investigación empírica sistemática, especialmente de carácter comparativo entre diversas sociedades, que aporte datos para una investigación de bases sólidas de la teoría de la alienación de M a r x . Los problemas metodológicos que esto plantea parecen casi insuperables, especialmente cuando lo que se intenta es una fusión del análisis crítico marxista con los métodos de investigación empírica. N o obstante, algunos trabajos empíricos recientes han venido a indicarnos que es posible aplicar técnicas de encuesta, con ciertas matizaciones y modificaciones, a una investigación empírica de la teoría de la alienación de M a r x , tanto en sociedades socialistas [por ejemplo, Whitehorn, 1979] c o m o capitalistas [por ejemplo, K o h n , 1977]. ...<•• Cabe exigir aquí u n a labor conceptual y empírica m á s avanzada que se atenga firmemente a un marco analítico marxista. El objetivo último sería elaborar estrategias.viables para salvar la brecha que existe entre la teoría clásica y las aplicaciones de la investigación empírica contemporánea. Entre los requisitos previos necesarios para u n a labor empírica de base marxista está la elaboración de conceptualizaciones y mediciones que se ajusten a las formas objetivas de alienación especificadas por M a r x , especialmente sus diferenciaciones analíticas del trabajo alienado. L a mayor parte de la investigación empírica convencional hasta la fecha se ha centrado casi exclusivamente en las variedades psicológicas de la alienación, a tal punto que la corriente radical de evaluación normativa y análisis crítico de la teoría de M a r x se ha visto generalmente cercenada. Estudios comparativos internacionales La mayoría de las investigaciones empíricas sobre la alienación se han limitado hasta ahora a los problemas y contradicciones de sociedades aisladas, y el grueso de estas investigaciones gira hoy mayormente en torno a la situación norteamericana. Aquellos estudios que pretenden alguna comparabilidad son sólo cuasicomparativos, en el sentido de que simplemente se reproducen encuestas analíticas 604 David Schweitzer llevadas a cabo en el seno de una determinada sociedad en otra sociedad distinta, con frecuencia muchos años después. L a falta de una labor sistemática y explícitamente comparativa acerca de las similitudes y diferencias entre diversas sociedades o lapsos, y que impliquen análisis comparativos longitudinales, representa otro ámbito de investigación descuidado. N o obstante, recientes esfuerzos realizados en esta dirección parecen indicar que los estudios empíricos sobre la alienación a nivel comparativo entre sociedades forman hoy parte de una tendencia de la investigación en desarrollo [véase Archibald y otros, 1981; Reimanis, 1978; Shepard y K i m , 1978; A r m e r y Isaac, 1978; también Seeman, 1977; Simpson, 1970]. L a necesidad de una investigación comparativa internacional m á s avanzada resulta incuestionable para aquellos que tratan la alienación dentro de u n paradigma positivista de encuesta social. E n este sentido, los principales objetivos de la investigación comparada consistirían-en especificar o delimitar los aspectos de una teoría o proposición dadas acerca de la alienación válidos para todas las sociedades, los que sean sistemáticamente aplicables sólo a ciertos tipos de sociedades y aquellos otros que sean singulares y válidos únicamente para sociedades aisladas. El objetivo es,,efectivamente, universalizar la teoría y reajustar continuamente sus proposiciones dentro de una perspectiva comparativa [Marsh, 1967; también Schweitzer, 1979]. • •'• •-.'.' Los estudios ' comparativos no tienen por qué limitarse à las encuestas empíricas, desde luego. Podrían prodigarse también en análisis sociohistóricos comparativos y críticos que reformulasen, por ejemplo, preguntas y. respuestas sobre la alienación en términos más universales, c o m o u n fenómeno que está inseparablemente interrelacionado con la economía mundial en su totalidad. El estudio de la alienación desde el punto de vista del materialismo histórico y los conflictos de clases en sociedades aisladas podría extrapolarse a la división mundial del trabajo, al intercambio desigual y a las relaciones de dominación y explotación entre naciones: y Estados. U n enfoque que siga estos derroteros tendrá cierta afinidad con.las actuales teorías neomarxistas sobre la dependencia y el subdesarrollo del tercer m u n d o frente a formaciones capitalistas en la periferia del moderno sistema mundial [por ejemplo Fröbel y otros, 1981; A m i n , 1980; Wallerstein, 1979; Frank, 1979]. , . .* Los problemas que se plantean son numerosos, pero n o obstante se ofrece c o m o una línea legítima de acción. Si el problema de la alienación puede formularse según las contradicciones entre sujetos y objetos, y ser luego ampliado a las contradicciones estructurales entre las clases, o entre las fuerzas y relaciones de producción, entonces se infiere que esto m i s m o puede extenderse también a las relaciones de dominación y subordinación, apropiación y explotación y producción y control de recuros que actualmente imperan a escala planetaria. [Traducido del inglés] Teoría e investigación de la alienación 605 Referencias A D O R N O , T . W . 1955. Kulturkritik und Gesellschaft. B R E N N E R , M . y S T R A S S E R , H . (dir. publ.). 1977. Die E D : Prismen. Berlín y Francfort del M e n o . Gesellschaftliche Konstruktion der EntfremSuhrkamp, p. 7-31. dung. Francfort, C a m p u s Verlag. C A R T W R I G H T , D . 1965. A misapplication of factory A F O N J A , S. A . 1978. A n investigation of the relationanalysis. 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Nueva York, Cambridge University Press. El ámbito de las ciencias sociales Cooperación europea en materia de información y documentación sobre ciencias sociales: un proceso en maduración György Rózsa Información sobre ciencias sociales para uso general: algunas características L a información sobre ciencias sociales n o está destinada únicamente a los especialistas en ciencias sociales sino al público en general; de u n . m o d o u otro, tiende a adquirir u n carácter universal gracias a los medios de comunicación social, de igual manera que la física m á s avanzada se manifiesta en forma de dispositivos electrónicos. Tanto la información reelaborada transmitida por los medios de comunicación social, c o m o los productos de la microelectrónica, configuran igualmente nuestros criterios y m o d o s de vida. Otra de sus características es su carácter global: los problemas m á s importantes del m u n d o , c o m o el mantenimiento de la paz, la alimentación, la energía, la lucha contra el terrorismo, el suministro de materias primas, etc., afectan a todos los países, y, en cuanto a sus soluciones, todos revisten un carácter sociocientífico. Junto con tal solución se produce, por lo demás, u n proceso de innovación a gran escala necesario para resolver los problemas globales que incluyen la ciencia, la producción y la información. El carácter de esta última es a la vez natural, tecnológico y sociocientífico. A u n q u e prácticamente ninguno de los llamados problemas globales puede ser resuelto sin recurrir a las ciencias sociales, se admite por lo general que la investigación sobre los problemas universales globales e innovadores es de carácter multidisciplinario, y lo m i s m o es cierto respecto a la información correspondiente. Antecedentes y objetivos de la E C S S I D L a Cooperación Europea sobre Información y Documentación en Ciencias Sociales1 [ECSSID], en tanto que iniciativa destinada a establecer institucionalmente una cooperación a escala europea en materia de información sobre las ciencias sociales, está indudablemente vinculada con el Acta Final de Helsinki. El promotor de su concepción y de su base institucional es el Centro Europeo de Coordinación para la Investigación y la Documentación en Ciencias Sociales, conocido generalmente c o m o el Centro de Viena, una organización n o gubernamental y órgano autón o m o del Consejo Internacional de Ciencias S o ciales, fundado en 1962 y establecido en Viena en 1963 gracias a un acuerdo entre la Unesco y el gobierno austríaco2. Durante diez años el centro ha recibido subvenciones de la Unesco. Desde su lanzamiento, el centro h a sido apoyado por contratos de la Unesco, por sus veintiún países miembros en diversas formas, y por otros órganos, tales c o m o las academias de ciencias, las comisiones nacionales ante la Unesco y otros análogos. El objetivo principal del centro h a sido y sigue György Rózsa es director general de la Biblioteca siendo el desarrollo de una labor de investigación de la Academia de Ciencias de Hungría, en Budacomparativa. Durante muchos años el servicio de pest; fue bibliotecario jefe de la Biblioteca de las documentación era sólo u n nombre y apenas Naciones Unidas en Ginebra desde 1969 a 1975; ha figuró entre las actividades del centro. Pero, para publicado varias monografías, estudios y artículos fomentar los vínculos entre los científicos del este sobre la información y las ciencias sociales en divery del oeste (europeos y norteamericanos) por sas publicaciones periódicas nacionales e intercauces estructurados de información, por uri lado, nacionales. Rev. int. de cieñe, soc., vol. XXXIII (1981), n.° 3 614 f Unesco (Vinculada principalmente mediante su Programa General de Información [PGI] y por su sector de Ciencias Sociales) Consejo Internacional de.Ciencias Sociales i \ N "- ,_ Centro de Viena i V \ •'- ECSSID Conferencia General (se reúne normalmente cada dos años) Comité Internacional de Organización Internacional [IOCj (Actúa gracias a la asistencia técnica de la Secretaría del Centro de Viena que se ocupa de las actividades entre las conferencias generales) / / Grupos de trabajo [GT] Comisiones editoriales 1. Intercambio de documentos primarios y secundarios 2 . Intercambio de informaciones sobre la investigación en curso 3 . Compatibilidad de los sistemas de automación 4 . Intercambio de conocimientos técnicos; enseñanza y formación de los especialistas y usuarios de la SSLD. Boletín de la ECSSID Publicado tres o cuatro veces por año por la Biblioteca de la Academia de Ciencias de Hungría Bibliografía europea en materia de ciencias sociales . a. Unaserie sobre los países socialistas, que será publicada por la Pergamon Press b. U n a serie sobre literatura de toda Europa con temas seleccionados, igualmente publicada por la Pergamon Press Publicaciones ad-hoc Por ejemplo, la llamada Eurogaia de los servicios europeos de la SSID, preparada por el Centro de Información de la Academia de Ciencias de Bulgaria Publicaciones no periódicas U n a serie, editada bajo el control del IOC, de tres a cuatro artículos de unas cincuenta a sesenta páginas por afio sobre temas seleccionados, que será publicada por la Biblioteca de la Academia de Ciencias de Hungría, bajo la supervisión del mismo comité que se ocupa del Boletín F I G . 1. Estructura y organización de la E C S S I D Cooperación europea en materia de información y documentación sobre ciencias sociales y para facilitar la comunicación entre las distintas instituciones europeas de información en ciencias sociales, por otro, la junta directiva del centro, decidió lanzar el proyecto de la E C S S I D 3 en su decimotercera reunión celebrada en París en 1976. U n a de las principales diferencias entre la E C S S I D y otros proyectos y organizaciones regionales semejantes reside en su complejidad, ya que su objetivo es bastante ambicioso. Se propone el intercambio de publicaciones, la información sobre la investigación en curso, sobre diversos aspectos de la automación (los problemas de los tesauros, la compatibilidad de las cintas magnéticas, etc.), sobre la enseñanza y la formación, las actividades de publicación, la organización de conferencias y grupos de trabajo científicos, las diversas formas de intercambio de experiencias y las contribuciones al desarrollo de la información y documentación en ciencias sociales en los distintos países [SSBD], mediante programas bilaterales y multilaterales. Todas estas actividades se llevan a cabo en colaboración con programas similares y organizaciones análogas4. Esto significa que la E C S S I D no se contrapone en m o d o alguno a ningún programa internacional y que sus objetivos no se superponen5. Estructura, organización y actividades de la ECSSID El programa y la administración de la E C S S I D corren actualmente a cargo del Comité Internacional de Organización [IOC], cuyos miembros fueron inicialmente designados por la junta directiva del Centro de Viena, seleccionados sobre la base de una repartición geográfica razonable y complementados por representantes de los servicios nacionales de la SSID (centros de coordinación de la E C S S I D ) , que asisten a la reunión de la conferencia general, órgano principal decisorio. L a conferencia general nombra grupos de trabajo para diversas actividades y comités de publicación encargados de la labor editorial. L a estructura de la E C S S I D es m u y flexible. E n las economías de planificación centralizada son los centros de información en ciencias sociales de las academias de ciencia los que desempeñan habitualmente el papel de centros de coordinación de las actividades de la E C S S I D y son sus principales contribuyentes. Ellos desempeñan en la E C S S I D la misma función que las comisiones nacionales ante 615 la Unesco o los centros de coordinación del U N I S I S T en el Programa General de Información . Es preciso señalar que la relación mutua entre un programa de información mundial c o m o el U N I S I S T y la inclusión de la información sobre las ciencias sociales en dicho programa ha sido examinada en m á s de una ocasión por equipos adhoc establecidos por la Unesco. Por otra parte, esos centros de coordinación están vinculados con los comités nacionales del Centro de Viena y se auto-financian parcialmente con su propio presupuesto. Por regla general, las reuniones de la E C S S I D son financiadas por los países de acogida (centros de coordinación) en todo lo que se refiere al alojamiento, costos de organización y honorarios. Los participantes hacen frente a sus propios gastos de viaje. A través de sus academias de ciencias, los países socialistas parecen estar m á s familiarizados con la idea de los centros de coordinación que los países de economía y ciencias n o centralmente planificadas. Sin embargo, siempre se han podido superar las dificultades, pese al hecho de que en algunos países incluso el papel de los centros de coordinación en cuanto organizadores de la SSID en los mismos plantea a veces problemas. Los centros de coordinación asumen la responsabilidad principal de organizar en cada país la cooperación en materia de información sobre las ciencias sociales, contribuyendo así a la labor de la E C S S I D , asumiendo igualmente la tarea de contribuir en diversas formas a la financiación y al apoyo de las actividades relacionadas con los grupos de trabajo, publicaciones, reuniones, etc. Los grupos nacionales de coordinación existentes en la actualidad son los siguientes6: Alemania (República Federal de): Informationszentrum Sozialwissenschaften (IZ). B o n n . Austria: Sozialwissenschaftliche Dokumentation der K a m m e r für Arbeiter und Angestellte für Wien. Viena. Bulgaria: Centro de Información Científica para las Ciencias Naturales, Matemáticas y Sociales, Academia de Ciencias de Bulgaria. Sofía. Canadá: Social Science Federation of Canada. Ottawa (miembro institucional del Centro ' de Viena). Checoslovaquia: Biblioteca Principal, Centro de Información Científica, Academia de Ciencias de Checoslovaquia. Praga. Biblioteca Central de la Academia de Ciencias Eslovaca. Bratislava. ; Dinamarca: Biblioteca Real. Copenhague (punto : de contacto). : España: Departamento del Libro y Bibliotecas, Ministerio de Cultura. Madrid (punto de contacto y organismo de financiación). Francia: L e Groupe des sciences politiques, économiques et sociales [SPES]. Paris. . El centro nacional de coordinación que comprende: Centre national de ; la recherche scientifique/Centre de documentation des sciences humaines. Direction de la documentation française/ Banque d'information politique et d'ac' tualité [BIPA]. Fondation nationale des sciences politiques/Services de documentation. Institut national de la statistique et des études économiques U N S E E ] . Département de la diffusion. • Suécia: Consejo de Investigación de Ciencias H u manas y Sociales. Estocolmo (centro nacional de coordinación). URSS; "., Instituto de Información Científica en Materia de Ciencias Sociales , U N I O N ] . Academia de Ciencias de la U R S S . Moscú, A d e m á s de la cooperación general internacional, en el marco de la cual la E C S S I D actúa simultáneamente c o m o instrumento y producto, uno de los aspectos decisivos para el desarrollo de sus actividades es el grado hasta el cual los centros nacionales de coordinación pueden establecerse y resultan adecuados pára estimular y organizar la cooperación dentro de sus respectivos países. Realizaciones y problemas La E C S S I D depende de los programas internacionales de cooperación existentes y no se superpone a sus actividades: • Junto con sus demás características, este último aspecto representa una tendencia m á s bien que un programa concreto de acción, y se aplica primordialmente a las tareas paralelas que se superponen a menudo en esta esfera. Después de todo, una característica decisiva de casi todos los programas-de cooperación en materia de información comprende diversas formas de intercambio de experiencias, la promoción del interHungría: Biblioteca de la Academia de Ciencias cambio de informaciones, la enseñanza y la formación profesionales, la introducción de una de Hungría. Budapest. : tecnología actualizada y la creación de las bases Países Bajos: Social-Wetenschappelijk Informatie intelectuales que ésta exige (automación, compatien Documentarte Centrum [ S W I D O C ] . bilidad en terminología y sistematización), etc. Amsterdam. El carácter específico de la E C S S I D no Koninklijke Bibliotheek. s'Gravenhage (en consiste tanto en explorar nuevos horizontes " "esta etapacomo organismo de financiación). (menos aún en crearlos), sino más bien en efectuar Polonia: Departamento de Información Científica la transferencia de información en una base rede la Academia de Ciencias de • Polonia. gional de todas las ciencias sociales en la mayor medida posible, desde la promoción de intercamVarsóvia. bios de documentos primarios hasta el estableciRepública Democrática Alemana: Wissenschaft- miento de bancos de datos computadorizados. Al licher Rat für Gesellschaftswissenschaf- mismo tiempo, está ciertamente orientada al estutliche Information und Dokumentation bei dio de las lagunas o las tareas que exigen mayores der Akademie der Wissenschaften der esfuerzos, c o m o el intercambio de información D D R . Berlin. sobre los proyectos de investigación en curso en Rumania: Oficina de Información y Documenta- materia de ciencias sociales. ción en Materia de Ciencias Sociales y L a conferencia general inaugural, E C S S I D Políticas, Academia de Ciencias Sociales 1, fue convocada por el Centro de Viena bajo los y Políticas. Bucarest. auspicios de la Unesco, preparada por la reunión Cooperación europea en materia de información y documentación sobre ciencias sociales del I O C en París y organizada por el I N I O N [Instituto de Información en Materia de Ciencias Sociales de la Academia de Ciencias de la U R S S ] , en junio de 1977 en Moscú. Asistieron a ella especialistas de diecinueve países europeos y de Canadá, así como representantes de seis organizaciones internacionales7. Su objetivo principal consistió en presentar un cuadro general de la situación de la SSID en Europa, así c o m o de las necesidades posibilidades potenciales y existentes de cooperación. Este examen produjo una descripción original de la situación, que luego fue publicada8. Las recomendaciones de la conferencia incluyeron el establecimiento de grupos de trabajo en relación con temas especúleos de la información (véase lafigura1) y la preparación de diversos materiales de documentación (bibliografías, etc.).. E n octubre de 1978 se celebró en Blazejevko (Poznan, Polonia) la E C S S I D 2 con el apoyo de lá Unesco. Esta conferencia fue organizada por el centro de coordinación de Polonia (el Departamento de Información Científica de la Academia de Ciencias). Participaron en ella especialistas de veintiún países y de siete organizaciones internacionales*. Sus recomendaciones definieron exactamente los objetivos, los medios de conseguirlos, y las actividades del proyecto; determinaron igualmente las responsabilidades'conjuntas del'Centro de Viena y de los centros nacionales de coordinación (por ejemplo, el Centro de Viena está encargado de la coordinación.de1 las actividades del I O C ; de los grupos de trabajo y de los proyectos conjuntos de investigación del programa, mientras que la concesión de becas y el intercambio de especialistas incumbe a-los órganos'nacionales); establecieron algunas pautas para el I O C ; recomendaron que los centros nacionales de coordinación proporcionaran el máximo apoyo material yfinancieroposible, y subrayaron la necesidad de establecer centros nacionales de coordinación en cada uno de los países participantes. L a conferencia aprobó igualmente el programa de las actividades para 1979-1980. La E C S S I D 3 ha de celebrarse afinesde 1981 en un país de Europa occidental. Grupos de trabajo y publicaciones. La mayor parte de las actividades de la E C S S I D es llevada a cabo por grupos de trabajo y se refleja 617 en publicaciones. L a cooperación entre el este y el oeste es u n principio rector que se aplica a temas, expertos y lugares de reunión. E n m i opinión, dos grupos de actividades de la E C S S I D pueden calificarse c o m o verdaderamente específicos, tanto por su contenido c o m o por su carácter regional: la educación y formación en materia de información sobre ciencias sociales y las tareas relacionadas con el establecimiento de bases de datos de ciencia social computadorizados, o mejor dicho, con la aplicación más extensa posible de la informática a las ciencias sociales. Son éstas, precisamente, las esferas dentro de las cuales la E C S S I D puede actualmente producir la mayor parte de las innovaciones, pero también en este caso todo depende en gran medida de los programas • nacionales ¡ e internacionales existentes. El grupo de trabajo n.° 1 se dedica a promover, a nivel regional, el intercambio de documentos primarios y secundarios. Aunque ésta es la forma más tradicional de cooperación, posee el mayor potencial y merece ser estudiada y promocionada. ..>',• • El grupo de trabajo n.° 2 se ocupa del intercambio de información sobre las investigaciones en curso. Aunque la Unesco y la Smithsonian Institution organizaron una conferencia a gran escala (en el último trimestre de 1975 en París) sobre el intercambio de información a nivel mundial en esta esfera, y aunque es un punto importante en el orden del día de diversas reuniones europeas, y que se han hecho esfuerzos de organización para promover la cooperación regional, hasta el momento los resultados han sido m á s bien escasos. U n programa análogo, coordinado por el centro de coordinación de 1 los Países Bajos [ S W I D O C ] , constituye un progreso en lá materia, aunque el primer informe programado —debido acaso al carácter delicado del tema— podrá apenas abarcar los países europeos10. Las actividades del grupo de trabajo n.°3 varían desde los instrumentos intelectuales (por ejemplo los tesauros) que necesitan los bancos de datos computadorizados, hasta el intercambio de cintas magnéticas. Se desarrollan paralelamente varias actividades y difícilmente se pueden esperar resultados en un futuro inmediato. Establecer una compatibilidad entre los instrumentos, las terminologías y los diferentes sistemas lingüísticos implica una tarea que requiere mucho 618 tiempo y energía. Se realizan, no obstante, grandes esfuerzos para establecer, comparaciones y lograr la mayor compatibilidad posible de la C D U [Clasificación Decimal Universal: clase 3, ciencias sociales], del "Rubricador" de M I S O N y del B S O [Sistema General de Categorization], preparado por la Federación Internacional de Documentación [F1D]. Aunque apoyada,financieray profesionalmente en forma parcial por varias organizaciones . internacionales [FID, M I S O N , Comité Internacional de Información y Documentación sobre Ciencias. Sociales e I N F O R T E R M ] , esta tarea encuentra muchos obstáculos ideológicos, profesionalmente conservadores, tradicionales y lingüísticos. El proyecto piloto I N T E R C O N C E P T de la Unesco es otro intento importante en el contexto que aquí nos ocupa". El grupo de trabajo n.° 4 se constituyó para desarrollar la cooperación en el ámbito de educación y formación,de especialistas en materia de información sobre las ciencias sociales; sus perspectivas parecen m u y prometedoras. Este grupo se ocupa de la comparación entre los planes de estudio, de la preparación de recomendaciones sobre los mismos, y,.en especial, de las formas concretas de la formación. ., Así, por ejemplo, el centro francés de coordinación [SPES] organizó un seminario postuniversitario sobre bancos de datos en materia de ciencias sociales, apoyado conjuntamente por las autoridades francesas y la Unesco, que duró una semana y al que asistieron unos veinticinco participantes12. Otros esfuerzos de este género dependerán en.gran parte de los resultados de esta nueva actividad. ; E n lo que se refiere a publicaciones, las hay de tipo regular o permanente, c o m o las series y las publicaciones periódicas, y las de carácter especial. U n a comisión internacional supervisa toda la actividad editorial. Al tipo de publicaciones regulares pertenecen las series en preparación de bibliografías europeas en materia de ciencias sociales, que publicará la Pergamon Press en dos colecciones: Social sciences in socialist countries, vol. 1 (19771979), que aparecerá en 1981 compilada por el I N I O N (Moscú), y el primer volumen de la otra colección, Social aspects of environmental protection, que se encuentra en preparación. Según lo previsto, se publicará un volumen de cada colección cada dos años. L a E C S S I D también se propone publicar cada año una serie llamada "Trabajos ocasionales", consistente en tres o cuatro números monográficos (de unas 50 a 60 páginas), bajo la supervisión del mismo comité editorial y con: la misma casa editora que el Boletín de la ECSSID. •, : . . Entre las publicaciones especiales figura laEuroguía, un trabajo del Centro de Información Científica de la Academia de Ciencias de Bulgaria, que proporciona datos globales sobre las instituciones que se dedican a la información en materia de ciencias sociales en toda Europa. . • E n aplicación de las recomendaciones de la segunda conferencia de la E C S S I D , la biblioteca de la Academia Húngara de Ciencias publica el Boletín de ¡a ECSSID tres o cuatro veces.por año, con,informaciones sobre la evolución o los c a m bios operados en Ja estructura, organización u otros aspectos de los servicios europeos de la SSID, así c o m o con información sobre los acontecimientos en los planos nacional, internacional y regional, sobre las actividades de la E C S S I D , y sobre las labores de coordinación del Centro de Viena13. [Traducido del inglés} Notas 1 Gran parte del n.° 4 de 1980 de la Revista de la Unesco de ciencia de la información, bibliotecología y archivología está dedicada a los problemas de la información y documentación sobre ciencias sociales. Este número contiene una serie de referencias a la ECSSID, tales como: Jean Meyriat, "La cooperación internacional y regional en materia de documentación sobre ciencias sociales", p. 246- 252; György Rózsa y T . Földi, "Cooperación internacional y tendencias en la transferencia de información sobre ciencias sociales", p. 253-259; Stephen Mills, "Coordinación regional para la documentación en ciencias sociales: el Centro de Viena", p . 260-264. Las siguientes publicaciones periódicas también contienen informaciones regulares sobre las actividades de la ECSSID: Boletín del 619 Cooperación europea en materia de información y documentación sobre ciencias sociales Notas {continuación) 2 3 4 5 6 7 . Centro de Viena, vol. 1, n.° 1,1977, publicado trimestralmente por el Centro de Viena, 1001, Viena, P . O . B . 974; Boletín de la ECSSID, vol. 1, n.° 1, 1979, dedicado enteramente al proyecto de la E C S S I D y publicado por la Biblioteca de la Academia de Ciencias de 8 Hungría con la asistencia profesional del Centro de Viena (irregular, pero normalmente cuatro veces por año) H-1361, Budapest, P . O . B . 7. Para obtener información m á s actualizada y detallada sobre las actividades del centro, en 9 especial respecto al proyecto de la E C S S I D , véanse Mills, "Coordinación regional...", op. cit. y el Boletín del Centro de Viena. El concepto y la experimentación sobre la cooperación internacional entre las instituciones dedicadas a la información en materia de ciencias sociales ha existido durante más de treinta años, habiendo participado en ella diversos organismos. A este respecto, deberla hacerse mención especial del Comité Inter- 10 nacional de Información y Documentación sobre Ciencias Sociales, que ha desempeñado un papel de pionero. Véase Rózsa y Földi, 11 "Cooperación internacional...", op. cit. Véase Meyriat, "La cooperación internacional...", op. cit.; Rózsa y Földi, "Cooperación internacional...", op. cit. Citemos algunos: la FID [Federación Internacional de Documentación] es una organización mundial y general de documentación que soló 12 se interesa parcialmente en la SSID; la I F L A (Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y de Bibliotecas], semejante a la FID; la I F D O (Internacional Federation of Data Organisations for Social Sciences); el M I S O N [una entidad de las academias de ciencias de los países socialistas de la SSID]; la E U S I D I C (European Association of Information Services), etc. Para obtener las direcciones de los diversos centros, consúltese el Boletín de la ECSSID, vol. 2, n." 1, 1980, p. 26-27. Alemania (República Federal de), Austria, Bélgica, Bulgaria, Canadá, Checoslovaquia, Dinamarca, España, Finlandia, Hungría, Noruega, Países Bajos, Polonia, República Democrática Alemana, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Rumania, Suécia, Suiza, Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, Yugoslavia. Participaron igualmente: la Unesco, el Centro de Viena, la Biblioteca de las Naciones Unidas en Ginebra, el Comité Internacional de Información y Documentación en Ciencias Sociales (ICSSID), la Federación Internacional de Documentación (FID) y el Sistema Internacional de Información sobre Ciencias Sociales ( M I S O N ) , de los países socialistas. Los documentos de la conferencia fueron publicados inicialmente en ruso y en inglés y, posteriormente, , c o m o número especial de Information processing and management, . vol. 14, n.° 3-4, 1978 (Oxford, Pergamon Préss). Alemania (República Federal de), Austria, Bélgica, Bulgaria, Canadá, Checoslovaquia, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Noruega, Países Bajos, P o lonia, República Democrática Alemana, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Rumania, Suiza, Yugoslovia, y Unesco, F I D , ICSSID, I F D O , I F L A , I N F O - TERM y MISON. "Social integration of ethnic minorities including migrant workers" (programada para junio de 1981 en IZ), Bonn, República Federal de Alemania. Imre Moinar, "Establishing the model of I N T E R C O N C E P T . International Terminological Information Network ( I N T E R M I N ) in social sciences. General survey and project" (director de proyecto: György Rózsa, bajo contrato dela Unesco n." 3671 .IDS/42 270314), Budapest, 1980, p. 112. El programa de este seminario comprendía: 1. Estudio de los bancos de datos en materia de ciencias sociales disponibles en Europa o en algunas regiones de Europa, sean de origen europeo o no. 2. Programas en curso en los países europeos referidos a bancos de datos en general y específicamente a los bancos de datos en materia de ciencias sociales: su creación, financiación, explotación, etc. 3. Análisis de los bancos de datos existentes en materia de ciencias sociales: estructura, cobertura, servicios suministrados, condición de acceso en línea o fuera de línea (tanto desde el punto de vista técnico c o m o del económico). Instrumentos de indización y recuperación. 4 . Bancos de datos multidisciplinarios ajenos a las ciencias sociales: su utilización en favor de éstas. 5. Caracteres específicos de los bancos de datos en materia de ciencias sociales y humanidades. Papel de los factores nacionales: políticos, jurídicos, ideológicos, económicos, etc. 6. Barreras 620 Notas (continuación) Iungüísticas; progresos realizados en el desarrollo de lenguajes comunes de indización y de instrucciones.. 7. Establecimiento de redes; situación y problemas de las redes de Europa occidental. 8. Redes en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y en los países del C A E M . 9. Intercambio de datos en los planos nacional y transnacional; problemas de cooperación internacional entre los bancos y las redes. 10. Mesa redonda'final. El factor h u m a n o ; nuevas funciones del especialista en información; suformacióny condición jurídica. El presente articulo se basa principalmente en los datos de los cuatro números del Boletín de la ECSSID, publicados hasta ahora: vol. 1, n.° 1, 1979; vol. 2, ,1980, n.<" 1 (2), 2 (3) y 3-4. El Boletín es gratuito y su tirada es de unos setecientos ejemplares. Puede obtenerse , dirigiéndose a: Library of the Hungarian Academy of Sciences, H-1361, Budapest, P . O . B . 7. Sé acogerán con agrado las noticias y anuncios que procedan de los países participantes. # ^ Servicios profesionales y documentales Calendario de reuniones internacionales1 1981 San Juan de Puerto Rico 14-18 de sept. Grenoble Asociación Latinoamericana de Sociología: 14." congreso ALAS, Callao 875, 3" piso E, Buenos Aires (Argentina) Asociación Internacional de Servicios Técnicos de Información en Ciencias Sociales; International Federation of Data Organizations for the Social Sciences: conferencia IASSIST-IFDO, Cerat, B . P . 34, 38401 Salnt-Martin-d'Hères (Francia) 14-18 de sept. Laxenburg, Austria Instituto Internacional de Análisis de Sistema de Alto Nivel: 9 . a conferencia Internat. Institute for Applied Systems Analysis, Schlossplatz 1, 2361 Laxenburg (Austria) 21-23 de sept. Unión Internacional dé Protección de la Infancia: Coloquio de expertos de Asia y del Pacífico responsables de la protección de la infancia y de la familia VIP, 1, rue de Varembé, B . P . 41, Ginebra (Suiza) Nueva Delhi 21-25 de sept. Tokio Asociación Internacional de Ciencias políticas: mesa redonda sobre las dimensiones políticas del nuevo orden internacional Secretariado de la AISP, c\o University of Ottawa, Ottawa, Ontario KIN 6NS (Canadá) 25-27 de sept. Grenoble Asociación Internacional de Psicología Científica de Lengua Francesa: reunión Prof. Marc Rlchelle, APSLF, Laboratoire de psychologie expérimentale, 32 blvd. de la Constitution, B-4020 Lieja (Bélgica) 26-30 de sept. Dallas 26-30 de sept. Lieja Alcohol and Drug Problems Assoc, of North America: 32. a reunión anual A D P A , A . Hewlett, 1101 Fifteenth Str., N W Suite 204, Washington, D C 20009 (Estados Unidos de América) Federación Internacional de la Vivienda, del Urbanismo y de la Planificación Física: congreso internacional FIHUAT, 43 Wassenaarseweg, La Haya (Países Bajos) 1. L a Revista no cuenta con información complementaria sobre estas reuniones. Rev. int. de cieñe, soc, vol. XXXIII (1981), n.« 3 624 - ¿/ 28 de sept.2 de octubre Salónica (Grecia) Sociedad Internacional de Defensa Social: 10.° congreso internacional (Tema: L a ciudad y la criminalidad) SIDS, c/o Centro Nazlonale di Prevenzione e Difesa Sociale, 3 Piazza Castello, 20121 Milán (Italia) 30 de sept.2 de octubre Bruselas Urbanicom: congreso internacional Urbanicom, Assoc, internationale "Urbanisme et Commerce", Damier 30,1000 Bruselas (Bélgica) 12-14 de octubre Houston (Estados Unidos de America) Noviembre 2-6 de nov. Colombo Viena rue du Operations Research Society of America; Institute of management Sciences: reunión conjunta anual J. W. McFarland, School of Business, University of Houston, Houston TX 77004 (Estados Unidos de América) Consejo Internacional de Agencias Benébolas: conferencia general (Tema: El papel de las agencias benévolas en la construcción de una mieva'comunidad mundial) Mr. A . J. Kozlowski, Conseil international des agences bénévoles, 17 Av. de la Paix, 1202 Ginebra (Suiza) Organización Internacional para la Ecología H u m a n a : 4 . a reunión internacional ' Organización Internac. para la Ecologia Humana, Karlsplatz 13,1040 Viena (Austria) . , . ;•. 11-14 de nov. Washington, D C American Society of Criminology: 33. a reunión anual ASC, Ms S. Hall, 1314 Kinncar Rd. R m . 212, Columbus, Ohio .43212 (Estados Unidos de América) Budapest Asociación Europea de Institutos de Investigación y Formación en Materia de Desarrollo: conferencia general EADI, Kaerntner Strasse 25¡6, 1010 Viena (Austria) Manila Unión Internacional para el Estudio Cientifico de la Población: conferencia general ' > • UIESP, 5, rue Forgeur, 4000 Lieja (Bélgica) 9-16 de die. 28-30 de die. •Washington, D C International Relations Research Association: reunión anual IRRA, 7226 Social Science-Buildg., University of Wisconsin, Madison, WI53706 (Estados Unidos de America) 1982 Florencia . Instituto Internacional de Antropología: congreso mundial (Italia) HA, 1 Place d'Iéna, 75116 París (Francia) 5-7 de abril 29 de abril1.° de m a y o Bélgica Fundación V a n Cié: Congreso internacional sobre el tiempo libre y la calidad de la vida Fondation Van Cié, Grote Markt 9, B-2000 Amberes (Bélgica) San Diego, Population Association of America: reunión California PAA, PO Box 14182, Benjamin Franklin Station, Washington, D C 20044 (Estados Unidos de América) Calendario de reuniones internacionales 24-28 de mayo 625 Copenhague Asociación Internacional de Educadores de Jóvenes Inadaptados: décimo congreso internacional AIEJI, 66 Chaussée d'Antin, 75009 París (Francia) Oslo Federación Internacional de la Vivienda, del Urbanismo y de la Planificación Física: 36." congreso mundial FIHUAT, 43 Wassenaarseweg, La Haya (Países Bajos) 7-11 de junio 14-18de junio Jerusalén Asociación de Estadística de Israel: reunión internacional / . Yahav, Dept. of Statistics, Hebrew University, Jerusalén (Israel) 20-24 de junio Conferencia internacional sobre el holocausto y el genocidio (Tema: Comprensión, intervención y prevención del genocidio) Secretariat, P . O . Box 16271, Tel Aviv (Israel) Julio Tel Aviv Dublin International Association for Child Psychiatry and Allied Professions: 10.° congreso internacional Prof. Colette Chlland, Centre Alfred Binet, 76 avenue Edison, 75013 Paris (Francia) Agosto Rio de Janeiro Asociación Internacional de Ciencias Políticas: 12.° congreso mundial Secretariado de la AISP, c/o University of Ottawa, Ottawa, Ontario KIN 6N5 (Canadá) Agosto Varsóvia Conferencias Pugwash sobre la ciencia y los problemas internacionales: 32. a conferencia Pugwash Conferences on Science and World Affairs, 9 Great Russell Mansions, 60 Great Russell Str., Londres WCIB 3BE (Reino Unido) 21-27 de agosto Brighton Consejo Internacional de Acción Social: 21. a conferencia Mr. R . Manley, Natl. Council of Voluntary Organizations, 26 Bedford Sq. Londres WCIB 3 H U (Reino Unido) 23-28 de agosto Asociación Internacional de Sociología: congreso mundial M . Rafie, AIS Secrétariat, B P 719 'A', Montreal, P . W . H3C 2V2 (Canadá) 26 de sept.l.° de oct. Otoño Octubre México PetralonaKhalkidiki (Grecia) Asociación griega de Antropología: congreso europeo Zoe Tsioli, Asoc. Griega de Antropología, 5 Dafnomili St., Atenas 706 (Grecia) Río de Janeiro Federación Internacional de Universidades Católicas: coloquio (Tema: Estudio comparativo de políticas demográficas) Franco Biffi, Universidad de Latran, 4 Piazza S. Giovanni di Latrano, 00184 Roma (Italia) Tánger Consejo Internacional sobre Problemas del Alcoholismo y la Tóxicomanía: 33.° congreso internacional A . Tongue, CIPAT, B.P. 140, 1001 Lausana (Suiza) 626 1983 14-16 de abril Pittsburgh Population Association of America: reunión PAA, P.O. Box 14182, Benjamin Franklin Station, Washington, D.C. 20044 (Estados Unidos de América) , Agosto Europa del Este Agosto Canadá Asociación Internacional de Ciencias Económicas: 7.° congreso mundial (Tema: Cambios estructurales, interdependencia económica y desarrollo del tercer mundo) AISE, 4 rue de Chevreuse, 75006 Paris (Francia) International Union of Anthropological and Ethnological ' Sciences: 11.° congreso internacional IUAES, Prof. Beishaw, Dept. of Anthropology and Sociology, University of British Columbia, Vancouver (Canadá) Septiembre Paris Congreso sobre el tratamiento de la información M. Hermien, 6 place de Valois, 75001 (Francia) Libros recibidos Generalidades, Documentación Sociología B O Y N E S , Wynta (dir. publ.). U.S. non-profit organiz- C A B R A L , Nelson Eurico. Le moulin et le pilon : ations in development assistance abroad: les lies du Cap-Vert. Paris, Agence de la TAICH directory, 1978. 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C ó m o obtener estas publicaciones: a) Las publicaciones de la Unesco que lleven precio pueden obtenerse en la Oficina de Prensa de la Unesco, Servicio Comercial ( P U B / C ) , 7, place de Fontenoy, 75700 París, o en los distribuidores nacionales; b) las publicaciones de la Unesco que no lleven precio pueden obtenerse gratuitamente en la Unesco, División de Documentos ( C O L / D ) ; c) las co-publicaciones de la Unesco pueden obtenerse en todas aquellas librerías de alguna importancia. Rev. int. de cieñe, soc, vol. XXXIII (1981), n.» 3 632 • QP Valor de las noticias y principios de comunicación intercultural, por Alcino Louis D a Costa, Yehia Aboubakr, Pran Chopra y Fernando Reyes Matta. Paris, Unesco, 1981. (Estudios y Documentos de Comunicación Social, 85.) 10 francos franceses. World list of social science periodicals, I980¡Liste mondiale des périodiques spécialisés dans les sciences sociales)Lista mundial de revistas especializadas en ciencias sociales, 5 . a edición revisada. 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Librairie " A u Boul' Mich", 1, rue Perrinon et 66, avenue du Parquet, 97200 F O R T - D E - F R A N C E (Martinica). G . C . T . Van Dorp-Eddine N . V . , P . O . B o x 200, W I L L E M S T A D (Curaçao, N . A . ) . Institut pédagogique national, 11, rue Ali-Haddad (ex-rue Zaâtcha), A L G E R . Société nationale d'édition et de diffusion ( S N E D ) , 3, boulevard Zirout Youcef, A L G E R . Librería El Correo de la Unesco, E D I L Y R S . R . L . , Tucumán 1685, 1050 B U E N O S A I R E S . Australia Austria Bangladesh Bélgica Benin Birmânia Bolivia Brasil Bulgaria Canadá Educational Supplies Pty. Ltd., P . O . Box 33,Brookvale 2100, N . S . W . Publicaciones periódicas: Dominie Pty. Ltd., P . O . Box 33, Brookvale 2100 N . S . W . Subagente: United Nations Association of Australia, Victorian Division, 2nd Floor, Campbell House, 100 Flinders St., M E L B O U R N E 3000. Buchhandlung Gerold and C o . , Graben 31, A-1011 W I E N . Bangladesh Books International Ltd., Ittcfaq Building, 1 R . K . Mission Road, Hatkhola, D A C C A 3. Jean D e Lannoy, 202, av. du Roi, 1060 B R U X E L L E S . C e p 0000070823-13. Librairie nationale, B . P . 294, P O R T O N O V O . Trade Corporation no. (9), 550-552 Merchant Street, R A N G O O N . Los Amigos del Libro: casilla postal 4415, L A P A Z ; Avenida de las Heroinas 3712, casilla 450, C O C H A B A M B A . Fundação Gctúlio Vargas, Serviço de Publicações, Caixa postal 9.052-ZC-02, Praia de Botafogo 188, R I O D E JANEIRO R J ( G B ) . Carlos Rohden, Livros e Revistas Técnicos Ltda., Avda. Brigadeiro Faria Lima 1709, 6." andar, caixa postal 5004, SÃO P A U L O . H e m u s , Kantora Literatura, bd. Rousky 6, SOFIJA. Renouf Publishing Company Ltd., 2182 St. Catherine Street West, M O N T R E A L , Que. H 3 H 1 M 7 . Colombia Congo República de Corea Cruz del Sur, calle 22, n.° 6-32, B O G O T A . Instituto Colombiano de Cultura, carrera 3A n.» 18-24, B O G O T A . Librairie populaire, B.P. 577, BRAZZAVILLE. Korean National Commission for Unesco, P . O . Box Central 64, SEOUL. Costa Rica Costa de Marfil Cuba Librería Trejos, S.A., apartado 1313, S A N JOSÉ. Librairie des Presses de l'Unesco, Commission nationale ivoirienne pour l'Unesco, B . P . 2871, A B I D J A N . Empresa C O P R E F I L , Dragones n." 456 e/Lealtad y Campanario, LA Checoslovaquia Chile China Chipre H A B A N A 2. S N T L , Spalena 51, P R A H A 1 (exposición permanente). Zahranicni literatura, 11 Soukenicka, P R A H A 1. Para Eslováquia solamente: Alfa Verlag, Publishers, Hurbanovo nam. 6, 89331 BRATISLAVA. Bibliocentro Ltda., Constitución n.° 7, casilla 13731, S A N T I A G O (21). Librería La Biblioteca, Alejandro I 867, casilla 5602, S A N T I A G O 2 . China National Publications Import Corporation, West Europe Department, P . O . Box 88, P E K I N G " M A M " , Archbishop Makarios, 3rd Avenue, P . O . B o x 1722, NICOSIA. Dinamarca República Dominicana Ecuador Egipto El Salvador Munksgaard Export and Subscription Service, 35 N o n e Sogade, DK 1370KODENHAVNK. Librería Blasco, avenida Bolivar n." 402, esq. Hermanos Deligne, SANTO DOMINGO. Publicaciones periódicas solamente: R A Y D de Publicaciones, García 420 y 6 de Diciembre, casilla de correo 3853, Q U I T O . Libros solamente: Librería Fomaire, Amazonas 863, Q U I T O . Todas las publicaciones: Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Guayas, Pedro Moncayo y 9 de Octubre, casilla de correo 3542, GUAYAQUIL. Unesco Publications Centre, 1 Talaat Harb Street, C A I R O . Librería Cultural Salvadoreña, S . A . , calle Delgado n." 117, apartado postal 2296, S A N S A L V A D O R . España Estados Unidos de América Etiopía Filipinas Finlandia Francia Ghana Grecia Guatemala Guinea Haití Honduras Hong Kong Mundi-Prensa Libros S.A., apartado 1223, Castelló 37, M A D W D 1. Ediciones Liber, apartado 17, Magdalena 8, O N D À R R O A (Vizcaya). D O N A I R E , Ronda de Outeiro 20, apartado de correos 341, L A C O R U Ñ A . Librería Al-Andalus, Roldana 1 y 3, SEVILLA 4. Librería Castells, Ronda Universidad 13, BARCELONA 7. Unipub, 345 Park Avenue South, N E W Y O R K , N . Y . , 10010. Para "El Correo" en español: Santularia Publishing Company Inc., 575 Lexington Avenue, New York, N . Y . 10022. Ethiopian National Agency for Unesco, P . O . Box 2996, ADDIS ABABA. The Modern Book C o . , 922 Rizal Avenue, P . O . Box 632, M A N I L A 2800. Akateeminen Kirjakauppa, Keskuskatu 1, 00100 HELSINKI 10. Librairie de l'Unesco, 7, place de Fontenoy, 75700 PARIS; C C P Paris 12598-48. Presbyterian Bookshop Depot Ltd., P . O . Box 195, A C C R A . Ghana Book Suppliers Ltd., P . O . Box 7869, A C C R A . The University Bookshop of Ghana, A C C R A . The University Bookshop of Cape Coast. The University Bookshop of Legon, P . O . Box 1, L E G O N . Grandes librairies d'Athènes (Eleftheroudakis, Kauffman, etc.). 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Orient Longman Ltd.: Kamani Marg, Ballard Estate, B O M B A Y 400038; 17 Chittaranjan Avenue, C A L C U T T A 13; 36 A Anna Salai, Mount Road, M A D R A S 2; B-3/7 Asaf Ali Road, N E W DELHI 1; 80/1 Mahatma Gandhi Road, BANOALORE-560001; 3-5-820 Hyderguda, H Y D E R A BAD-500001. Indonesia Irán Iraq Irlanda Islanda Israel Italia Jamahiriya Árabe Libia Jamaica Subdepósitos: Oxford Book and Stationery Co., 17 Park Street, CALCUTTA 700016, et Scindia House, N E W DELHI 110001; Publications Section, Ministry of Education and Social Welfare, 511 C-Wing, Shastri Bhavan, N E W D E L H I 110001. Bhratara Publishers and Booksellers, 29 Jl. Oto Iskandardinata III, JAKARTA. Gramedia Bookshop, Jl. Gadjah Mada 109, JAKARTA. Indira P.T., Jl. Dr. Sam Ratulangie 37, JAKARTA PUSAT. Commission nationale iranienne pour l'Unesco, avenue Iranchahr Chomali n" 300, B . P . 1533, T É H É R A N . Kharazmie Publishing and Distribution Co., 28 Vessal Shirazi Street, Enghélab Avenue, P . O . 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Naufal et frères, B.P. 656, B E Y R O U T H . Cole and Yancy Bookshops Ltd., P . O . Box 286, M O N R O V I A . Eurocan Trust Reg., P . O . Box 5, S C H A A N . Librairie Paul Brück, 22, Grand-Rue, L U X E M B O U R G . Commission nationale de la République démocratique de Madagascar pour l'Unesco, B.P. 331, TANANARIVE. Federal Publications, Sdn. B h d . , Lot 8238 Jalan 222, Petaling Jaya, S E L A N O O R . University of Malaya Co-operative Bookshop, K U A L A L U M P U R 22-11. Librairie populaire du Mali, B . P . 28, BAMAKO. Sapienzas, 26 Republic Street, VALLETTA. Marruecos Todas las publicaciones: Librairie " A u x belles images", 281, avenue M o h a m m e d - V , R A B A T ( C C P 68-74). "El Correo" solamente (para los docentes): Commission nationale marocaine pour l'Unesco, 19, rue Oqba, B . P . 420, A G D A L Mauricio Mauritania México Nalanda Co. Ltd., 30 Bourbon Street, PORT-LOUIS. G R A . LI. C O . M A . , 1, rue du Souk X , Ave. Kennedy, N O U A K C H O T T . SABSA, Insurgentes Sur n.» 1032-401, M É X I C O 12, D . F . Librería "El Correo de la Unesco", Actipán 66, Colonia del Valle, R A B A T (CCP 324-45). M É X I C O 12, D . F . Monaco Mozambique Nicaragua Niger Nigeria Noruega British Library, 30, boulevard des Moulins, M O N T E - C A R L O . Instituto Nacional do Livro e do Disco (INLD), avenida 24 de Julho 1921, r/c e 1.» andar, M A P U T O . Librería Cultural Nicaragüense, calle 15 de Septiembre y avenida Bolívar, apartado n.° 807, M A N A G U A . Librairie Mauclert, B.P. 868, N I A M E Y . The University Bookshop of Ife. The University Bookshop of Ibadan, P . O . Eox 286, IBADAN. The University Bookshop of Nsukka. The University Bookshop of Lagos. The Ahmadu Bello University Bookshop of Zaria. Todas las publicaciones: Johan Grundt Tanum, Karl Johans Gate 41/43, O S L O 1. "El Correo" solamente: A/S Narvesens Litteraturtjeneste, Box 6125, O S L O 6. Nueva Zelandia Government Printing Office, Government Bookshops: Rutland Street, P . O . Box 5344, A U C K L A N D ; 130 Oxford Terrace, P . O . Box 1721, C H R I S T C H U R C H ; Alma Street, P . O . Box 857, H A M I L T O N ; Princes Street, P . O . Box 1104, D U N E D I N ; Mulgrave Street, Private Bag, W E L L I N G T O N . Países Bajos Paquistán Keesing Boeken B. V., Postbus 1118, 1000 B C A M S T E R D A M . Mirza Book Agency, 65 Shahrah Quaid-e-azam, P . O . Box 729, LAHORE-3. Panamá Paraguay Empresa de Distribuciones Comerciales S.A. (EDICO), apartado postal 4456, P A N A M Á Z O N A 5; Agencia Internacional de Publicaciones S.A., apartado 2052, P A N A M A 1. Agencia de Diarios y Revistas, Sra. Nelly de Garda Astillero, Pte. Franco n.» 580, A S U N C I Ó N . Perú Polonia Portugal Puerto Rico Reino Unido Rep. D e m . Alemana Editorial Losada Peruana, Jirón Contumaza 1050, apartado472, L I M A . Ars-Polona-Ruch, Krakowskie Przedmicscie 7, 00-068 W A R S Z A W A ; ORPAN-Import, Palac Kultury, 00-901 W A R S Z A W A . Dias & Andrade Ltda., Livraria Portugal, rua do Carmo 70, LISBOA. Librería "Alma Mater" Cabrera 867, Río PIEDRAS, Puerto Rico 00925. H . M . Stationery Office, P . O . Box 569, L O N D O N , SEI 9 N H ; Government bookshops: London, Belfast, Birmingham, Bristol, Cardiff, Edinburgh, Manchester. Librairies internationales ou Buchhaus Leipzig, Postfach 140, 701 LEIPZIG. Rep. Unida del Camerún Rhodesia del Sur Rumania Le Secrétaire général de la Commission nationale de la République unie du Cameroun pour l'Unesco, B.P. 1600, Y A O U N D E . Textbook Sales (PVT) Ltd., 67 Union Avenue, SALISBURY. ILEXIM, Romlibri, Str. Biserica Amzci n° 5-7, P . O . Box 134-135, BUCURESTI. Abonos a las publicaciones periódicas: Rompresfilatelia, catea Victoriei nr. 29, B U C U R E S T I . Senegal Seychelles Sierra Leona Singapur República Árabe Siria La Maison du livre, 13, avenue R o u m e , B . P . 20-60, D A K A R . Librairie Clairafrique, B . P . 2005, D A K A R . Librairie " L e Sénégal", B . P . 1594, DAKAR. N e w Service Ltd., Kingstate House, P . O . Box 131, M A I I E . Fourah Bay, Njala University and Sierra Leone Diocesan Bookshop, FREETOWN. Federal Publications (S) Pte Ltd., N o . 1 N e w Industrial Road, off Upper Paya Lebar Road, S I N G A P O R E 19. Librairie Sayegh, Immeuble Diab, rue du Parlement, B . P . 704, DAMAS. Somalia Sri Lanka Modern Book Shop and General, P . O . Box 951, MOGADISCIO. Lake House Bookshop, Sir Chittampalam Gardner Mawata, P . O . Box 244, C O L O M B O 2. Sudin Suécia Al Bashir Bookshop, P . O . Box 1118, K H A R T O U M . Todas las publicaciones: A / B C E . Fritzes Kungl. Hovbokhandel, Fredsgatan 2 , Box 16356, S-103 27 S T O C K H O L M 16. "El Correo" solamente: Svenska FN-Förbundet, Skolgränd 2 , Box Suiza 150 50, S-104 65 S T O C K H O L M . Europa Verlag, Rämistrasse 5, 8024 Z U R I C H . Librairie Payot, 6, rue Grenus, 1211 G E N È V E 11. Rep. Unida de Tanzania Tailandia Dar es Salaam Bookshop, P . O . Box 9030, D A R ES S A L A A M . Nibondh and C o . , Ltd., 40-42 Charoen Krung Road, Siyaeg Phaya Sri, P . O . Box 402, B A N G K O K . Suksapan Panit, Mansion 9, Rajdam- nern Avenue, B A N G K O K . Suksit Siam Company, 1715 Rama IV Road, BANGKOK. Togo Trinidad y Tobago Librairie évangélique. B . P . 378, L O M É . Librairie du Bon Pasteur, B . P . 1164, L O M É . Librairie moderne, B . P . 777, L O M É . National Commission for Unesco, 18 Alexandra Street, St. Clair, TRINIDAD W . I . Túnez Turquia Uganda URSS Uruguay Venezuela Yugoslavia Zaire Société tunisienne de diffusion, S, avenue de Carthage, T U N I S . Haset Kitapevi A . S., Istiklâl Caddesi n» 469, Posta Kutusu 219, Beyoglu, I S T A M B U L . Uganda Bookshop, P . O . Box 145, K A M P A L A . Mezhdunarodnaja Kniga, M O S K V A G-200. Editorial Losada Uruguaya, S . A . , Maldonado 1092, M O N T E V I D E O . Librería del Este, avenida Francisco de Miranda, 52, Edificio Galipán, apartado 60337, C A R A C A S . La Muralla Distribuciones S . A . , 4 . a avenida de los Palos Grandes, entre 3. a y 4 . a transversal, Quinta, " I R E N A L I S " , C A R A C A S 106. Jugoslovenska Knjiga, Trg Republike 5/8, P . O . B . 36, 11-001 B E O G R A D . Drzavna Zalozba Slovenije, Titova C . 25, P . O . B . 50-1, 61-000 L J U B L J A N A . La Librairie, Institut national d'études politiques, B . P . 2307, K I N S H A S A . Commission nationale zaïroise pour l'Ûnesco, Commissariat d'État chargé de l'éducation nationale, B . P . 32, K I N S H A S A . BONOS D E LIBROS D E LA UNESCO Utilicen ustedes los bonos de libros de Ia Unesco para adquirir obras y periódicos de carácter educativo, cientifico o cultural. Para toda información complementaria, pueden ustedes dirigirse al Servicio de Bonos de la Unesco, 7, place de Fontenoy, 75700 Paris. Los números aparecidos A partir de 1978 esta Revista se ha publicado regularmente en español. Cada n ú m e r o está consagrado a un tema principal. Vol. XXX, 1978 N.° N.° N.° N.° 1 2 3 4 L a territorialidad: parámetro político Percepciones de la interdependencia mundial Viviendas humanas: de la tradición al modernismo La violencia Vol. XXXI, 1979 N.° N.° N.° N.° 1 2 3 4 La pedagogía de las ciencias sociales: algunas experiencias Articulaciones entre zonas urbanas y rurales Modos de socialización del niño E n busca de una organización racional Vol. XXXII, 1980 N . ° 1 Anatomía del turismo N . ° 2 Dilemas de la comunicación: ¿tecnología contra comunidades? N . ° 3 El trabajo N . ° 4 Acerca del Estado Vol. XXXIII, 1981 N . ° 1 La información socioeconómica: sistemas, usos y necesidades N . ° 2 E n las fronteras de la sociología ISSN 0379-0762