Teoría de la burocracia de Max Weber La teoría burocrática representa una de las mayores contribuciones para entender la clase de organización enrevesada y enorme que sobrevino con el desarrollo del capitalismo. Es por esta razón que se hace fundamental tener un conocimiento claro sobre esta teoría. En este sentido, y con el objetivo de obtener una idea clara y suficiente de la teoría de la burocracia, este texto abarcara, en primera instancia, una breve exposición sobre el pionero y el mayor exponente de esta teoría: Max Weber; en segundo lugar, se expondrá una síntesis, a manera descriptiva, de los principales ideas que sustentan esta teoría, citando, entre otras cosas, las principales características de la organización burocrática. Finalmente, se exhibirán las principales críticas realizadas sobre esta teoría que permitirán, en última instancia, exponer una breve pero concisa conclusión sobre esta teoría. Max Weber, pionero en el desarrollo de la teoría de la organización burocrática, fue un importante científico social de origen alemán que nació en 1864 en la ciudad de Erfurt, Prusia. Hijo de un jurista y político destacado del Partido Liberal Nacional en la época de Bismarck, Weber realizo sus estudios superiores en las Universidades de Heidelberg, Berlín y Gotinga. Tras fundar, en 1909, la Asociación Sociológica Alemana, inicio un ambicioso y profundo proyecto de renovación de la ciencias sociales, enfocado principalmente en la metodología, puesto que consideraba que el método de estas disciplinas no podía consistir en una mera imitación de los empleados por las ciencias físicas y naturales, en razón de que en las cuestiones de carácter social intervienen individuos dotados de conciencia, voluntad e intenciones que se hace necesario comprender[1]. Según Dávila, es dentro de la enorme obra de Weber donde se sitúa su teoría de la burocracia, una teoría antecedida de experiencia intelectual y controversias políticas que marcaron la diferencia frente a las demás teorías de los otros pioneros de las teorías organizacionales[2]. No es para menos puesto que el tercer pilar fundamental en el desarrollo de los conceptos organizacionales clásicos lo proporcionó el modelo burocrático de Weber. Si bien, sus ideas acerca de la Organización burocrática fueron únicamente una parte de una teoría social total, la importancia de la obra de Weber, plasmada en la teoría burocrática, radica en su contribución para lograr entender, en mayor medida, la clase de organización compleja y de gran magnitud, que sobrevino con el desarrollo del capitalismo. Para hablar acerca de la teoría de la teoría de la burocracia de Max Weber se debe aclarar, en un principio, que esta teoría se ve enmarcada en un objeto de estudio más amplio, que implica la valoración de la organización social y política del capitalismo. En este sentido, Weber desarrolla su teoría en un contexto caracterizado por un crecimiento exponencial de enormes organizaciones que lo lleva a afirmar que se hace necesario adoptar un sentido de precisión, claridad y rapidez en el marco de los asuntos de la administración. Esta situación lo condujo, finalmente, a proponer la organización burocrática como forma de organización de los “negocios privados” y del Estado dentro del desarrollo del capitalismo[3]. Como sustento teórico fundamental de la organización burocrática, encontramos, en primer lugar, los distintos rasgos que identifican y adaptan, de cierta manera, la teoría de la burocracia de Weber frente al contexto de la economía capitalista de mercado. El primero de ellos es la Racionalidad, que consiste en un proceso de establecimiento de reglas y procedimientos explícitos, intelectuales y calculables dentro del mecanismo administrativo y organizacional. La Burocracia, según Dávila, sería entonces el aparato administrativo que corresponde a la dominación de tipo racional o legal[4]. El segundo rasgo hace alusión al Poder el cual implica la posibilidad de implantar la propia voluntad, en una relación social, sorteando toda oposición. El tercer concepto es laAutoridad establecida que concede el derecho de mandar y el compromiso de obedecer. El cuarto y último rasgo esencial de una organización burocrática es la Dominación, que hace alusión a la posibilidad de encontrar subordinación dentro de un conjunto especifico de personas para encargos concretos. Si bien este último concepto se divide en tres tipos de dominación legitima, es la dominación racional o legal, sobre la administración tradicional y la administración carismática, la que corresponde a la administración burocrática, la cual sería la forma de administración moderna que se caracteriza, según Weber, por la fe en la legalidad de marcos regulatorios de deberes y derechos de mando. En otras palabras: “La legitimidad del poder racional y legal se basa en normas legales racionalmente definidas”.[5] La teoría de la burocracia de Max Weber permite identificar, desde los rasgos anteriormente expuestos, distintas características singulares de la organización burocrática. De entre los rasgos más importantes se puede citar, en primer lugar, la continuidad de la organización burocrática frente a las relaciones temporales o inestables; en segundo lugar se encuentra la operación basada en reglas y normas, característica relacionada con el concepto deracionalidad de la teoría de la burocracia de Weber; en tercer lugar se encuentra la delimitación de áreas de competencias especificas enmarcadas en el campo de acción, de derechos y deberes de los miembros de la organización; el cuarto aspecto se integra al anterior dado que implica la existencia de unos objetivos organizacionales determinados y la disposición de una estructura jerárquica determinada por distintos niveles de autoridad gradual que permitiría, entre otras cosas, evitar la arbitrariedad frente al subordinado. En quinto lugar encontramos el valor de la documentación escrita o archivo dado que esta comprende el soporte físico de las reglas, normas, políticas y actos administrativos. Gracias a que en una organización burocrática, el cuerpo administrativo no posee los instrumentos de producción ni de administración, Dávila afirma acertadamente que “en la organización burocrática los empleados no pueden monopolizar los cargos”[6]. En este sentido, la división organizacional, según la teoría de Weber, debe cobijar también una ruptura entre la actividad oficial y la actividad privada de los funcionarios, lo cual también implica la separación definitiva del domicilio privado del individuo y su lugar de trabajo. La organización burocrática se distingue, de la misma forma, por exaltar un sentido amplio de impersonalidad afectiva. En otras palabras, debe existir una condición de neutralidad emotiva, no solo en materia de operación, también debe recaer sobre las relaciones entre miembros de la organización y con los clientes. Según Dávila, este sentido amplio de impersonalidad afectiva permitiría a la organización anticiparse a distintas problemáticas tales como la discriminación de los clientes o las injusticias contra los subordinados. De otra forma y según la teoría de Weber, en la organización burocrática se presenta una carrera dentro del orden jerárquico que establece las distintas normas y requisitos para la función de selección. Estos criterios tiene un carácter técnico. Según Shafritz y Hyde, los distintos exámenes de selección crean una característica indeleble del funcionario, y tienen efectos vitalicios sobre su carrera[7]. En este sentido, el funcionario en una organización burocrática se mueve sobre esta “carrera administrativa” aferrándose únicamente a su competencia técnica, dejando de lado cualquier argumento emocional de acuerdo con lo estipulado por ese sentido amplio de impersonalidad afectiva ya explicado anteriormente. Con respecto a la recompensa monetaria dentro de la organización burocrática, destinada a los funcionarios bajo un sistema de niveles de sueldo según el cargo. Según Dávila, este sistema de regulación salarial implica distintos hechos positivos para el buen funcionamiento de la organización entre los cuales se pueden encontrar: la labor orientada exclusivamente a los fines organizacionales; consideraciones salariales de carácter técnico e impersonal; y la no monopolización del cargo por parte del funcionario. Un último aspecto característico de la organización burocrática consiste en la existencia de una marca de estimación social propia de los funcionarios modernos. De acuerdo con Shafritz y Hyde, esta marca determina la posición social del funcionario y es garantizada por las reglas prescriptivas de orden y jerarquía en cuanto a una organización privada, y, en cuanto a una organización gubernamental, es resguardada por definiciones del código penal. Sin embargo, la posición social real del funcionario es determinada por la demanda de administración de expertos y una marcada y estable diferenciación social proveniente de un estrato social y económico privilegiado[8]. En una organización burocrática, la posesión de certificados de educación suele estar ligada a las condiciones del cargo y hacen resaltar el “elemento de estatus”. Con respecto al campo critico que recae sobre la teoría de la burocracia de Weber, Dávila trae a colación una serie de reproches realizados por Warren Bennis, experto en liderazgo y administración de negocios y conocido autor del enfoque de las relaciones humanas, el cual sostiene que la burocracia, como forma de organización, es cada vez menos efectiva y se encuentra desajustada a las realidades contemporáneas[9]. Esta afirmación es sostenida por Bennis, en primera instancia, por medio de una exposición sobre los distintos problemas de la burocracia, entre los mas importantes se pueden identificar los siguientes: 1) No permite un adecuado crecimiento y desarrollo de personalidades maduras; 2) No tiene en cuenta la “organización informal” ni los problemas no anticipados o emergentes; 3) Gracias a las decisiones de corte jerárquico, las comunicaciones y las ideas innovadoras de coartan; 4) Se presenta una inutilización integral del recurso humano a causa de la falta de confianza o el temor a reproches; 5) Ocurre una incapacidad de aprovechamiento de las nuevas tecnologías y de científicos; 6) Se gestiona una modificación de la personalidad de los miembros focalizada a la gestación de “hombres organización”, disciplinados y claudicantes. Bennis continua su critica argumentando que la burocracia se enfrenta a dos dilemas a la hora de enfrentar los problemas anteriormente retratados: el dilema de la reciprocidad y el dilema de la adaptabilidad. Con respecto al primero, el hecho de que la gerencia toma al individuo como un ser bajo una lógica económica, ignorando sus elementos humanos y sociales, disocia a la organización de una meditación consiente entre los objetivos de la administración y de los trabajadores como motivación de los trabajadores. Para Bennis se hace necesario cambiar esta visión equivocada y exhorta a la burocracia a modificarse de acuerdo al conocimiento emergente de las ciencias del comportamiento. El segundo dilema hace alusión a la disparidad entre la estabilidad desvanecida que representa la época contemporánea tras la revolución científica y tecnológica, frente a la burocracia concebida para tareas corrientes. Para Bennis, el colapso del equilibrio hace imprescindible que la organización burocrática sea reemplazada por una nueva organización decisivamente distinta. En este sentido, Bennis se inclina hacia la gestación y consolidación de ciertas “Organizaciones del futuro” caracterizadas por ser orgánicas y adaptativas a un contexto de transformaciones científicas, tecnológicas, gubernamentales y culturales, en las que aparcera el “hombre profesional” en contraposición del “hombre organización”[10]. Hasta este momento, esta exposición sobre la teoría de la burocracia de Weber se ha centrado, tal y como evidencia el párrafo introductorio, en traer a colación distintos elementos y características relevantes de esta teoría partiendo de una breve exposición sobre su mayor exponente: Max Weber con el objetivo de ubicar al lector en el contexto del autor y convidar una primera aproximación al pensamiento de Weber y su proyecto de renovación de la ciencias sociales, enfocado principalmente en la metodología. Seguido de esto, se presentaron, a manera de síntesis las principales características de la organización burocrática reunidas por Carlos Dávila en el capitulo “La Organización Burocrática” de su libro “Teorías organizacionales y administración : enfoque crítico” con el objetivo de proveer de un marco de contenido teórico para entender las distintas críticas realizadas por Warren Bennis acerca de la burocracia de Weber. De este proceso, se puede concluir que el modelo propuesto por Weber es útil si se toma como patrón de análisis, puesto que este modelo permite visualizar una serie de tendencias que se dan en las organizaciones de considerable magnitud. Gracias al modelo de la burocracia, establecida bajo las características de la impersonalidad, la jerarquía, la noción de carrera, y la marca de estimación social, entre otros, se dispone de rangos de análisis adecuados para estudiar una organización.