Formación del psicoanalista, transmisión y creatividad Betty Bernardo Fuks El hombre Moisés y la religión monoteísta, es una especie de testamento en el que Freud lega a las futuras generaciones de analistas una teoría de la transmisión que había comenzado a esbozar en Tótem y tabú. La pregunta que lo perseguía desde el año 1912 se pueden resumir de la siguiente manera: ¿cuáles son los medios por los cuales una herencia arcaica, las huellas de la memoria arrastradas por el flujo caudaloso de los tiempos y perdidas entre las ruinas de los siglos, se transmite de una generación a otra? Para tratar de responder, Freud exige el conocimiento del poeta: "Lo que has heredado de tus antepasados, conquístalo para hacerlo tuyo " Algunos años más tarde, en Moisés, Freud vuelve a este adagio de Goethe con en la intención de asegurar la transmisión de la verdad descubierta por el psicoanálisis. De que modo es posible aplicar esta fórmula poética a la transmisión del psicoanálisis? Por supuesto que no es una fórmula que se ajusta al modelo de formación propuesto por las instituciones que tienen en el horizonte enseñar el psicoanálisis a través de normas que pretenden resultados medidos por el conocimiento y experiencia acumulada. El verbo conquistar no es adecuado para el trabajo de capacitación (Training), es igual de qué orden sea, porque excluye el sujeto de la enunciação. Conquistar es una palabra que se aplica exclusivamente al modelo de formación que se puede concebir la transmisión como un dilema del hijo frente la herencia del padre. Algo del orden subjetiva se pasa para la creación de una obra de valor. Esta es la ley de la transmisión. La transmisión en psicoanálisis se basa en este punto, más allá de las identificaciones propuestas por las capacitaciónes; sigue en la dirección de la confirmación de cuestiones concernientes a lo real, que para Lacan subyace a la fantasía. Y en este sentido diría, con este maestro digno heredero de Freud, que lo que se puede transmitir en el psicoanálisis es el despertar mismo de la irreductible alteridad del inconsciente. En realidad, esto fue la principal contribución de Lacan al psicoanálisis. Rescata la experiencia germinal del psicoanálisis, el punto 0 al que volvemos en nuestro día a día para que algo se escriba de nuevo. Aquí pido ayuda la literatura para transmitir mejor lo que quiero decir. Creo que a diferencia del protagonista de “La tercera orilla del río”, el cuento de Guimarães Rosa, que se negó a la llamada de su padre para que lo sustituya en el flujo continuo del río, la tercera orilla, Lacan se hizo cargo de la transmisión simbólica de una tradición de historias y experiencias de valor o de los textos que sobreviven a la muerte del autor. Se sumergió en el fondo del río de la transmisión y, dejándose llevar por la corriente de la letra de Freud, llegó a decir un no decir sobre lo dicho, reescribir la teoría y creo una obra única, que le valió ocupar el lugar de uno de los grandes pensadores del psicoanálisis y de la cultura. Desde la a orilla que se encuentra en constante movimiento, la tercera orilla, Lacan leyó la escritura freudiana que, al igual que la escritura del inconsciente, necesita ser constantemente reescrita y renovada. Dicho de otro modo: volviendo a los escritos de Freud, y a las orillas blancas de las Obras Completas, Lacan puede enunciar algo que hasta entonces no se había dicho en el campo psicoanalítico, en armonía con las urgencias de su tiempo. Por lo tanto, para hacer frente a la difícil situación de los analistas de las 50 Lacan creó la frase "retorno a Freud", situó al psicoanálisis como inherentes al curso tomado por la civilización moderna y, finalmente, rescatado del fondo del río el hecho de que desde sus comienzos, el psicoanálisis es una práctica respaldada por una ética que nos ata como sujetos a lo real. Navegantes antiguos tenían una frase gloriosa: "Navegar es preciso; vivir no es preciso." Quiero para mí el espíritu de esta frase, transformada La forma para casarla con lo que yo soy; Vivir no Es necesario; lo que es necesario es crear. (Fernando Pessoa WWW.FPESSOA.COM.AR .) En este punto, me gustaría de proponer una reflexión sobre la formación del analista y de la transmisión del psicoanálisis a partir de dos virtudes que encontramos en la obra de Freud y de Lacan: la creatividad clínica y la precisión teórica. ¿No serían estas las formas del analista de lograr aperturas sin fin, audaces y llamativos para escuchar el sujeto? Hasta incluso porque si en el momento que el sujeto del inconsciente sufre tentativas de exterminio por parte de las neurociencias, de la biopolítica, del DSM, del Cid, etc ... estas son virtudes que promueven la reinvención permanente de la peste freudiana.