“Cada uno es creador al servicio de una causa” Silvia Bermúdez. Psicoanalista. “El arte logra por un camino peculiar una reconciliación entre el principio del placer y el principio de realidad” (Freud: 229.TXI:1911) “El psicoanálisis era sobre todo un arte de interpretar” (Freud: 18: TXVIII: 1920) Arte y psicoanálisis, psicoanálisis y arte, me sustraigo de un orden, sencillamente en cuanto a poner en primer término uno u otro. Sabemos con son dos campos bien diferenciados, disjuntos, sin embargo algunos vértices se cruzan. No se trata de hacer psicoanálisis aplicado al arte, ni su inversa. Tanto Freud como Lacan ya sostenían que los artistas les llevan la delantera a los psicoanalistas. Al arte hay que liberarlo de la narrativa (Tomás Maldonado) estoy en un todo de acuerdo con él, y fundamento mi acuerdo, pues el arte, en cualquiera de sus especificidades, el arte no puede narrarse, el arte se siente. Nos atraviesa, somos tomados por ciertos rasgos, pinceladas, movimientos interrumpidos cerrados, abiertos, sin rumbos. Los pliegues misteriosos de una escultura, esas texturas, o sonoridades que producen un efecto en los sentidos, y que cada uno lo registra en su cuerpo de acuerdo a lo que vivencia con esa obra esculpida, que tienta tocarla para comprobar sus texturas, eso que aparente ser un tul al mejor estilo del moaré, y no; es ese mármol esculpido con la trama del moaré, o una red, o una gasa1 Somos atrapados por las obras en el caso de la pintura como decía Lacan un cuadro nos mira, y somos capturados, un detalle, un claro oscuro, un movimiento que se nos impone y nos atrapa. ¿Y el barroco…? tal vez esto aporte un poco de luz a esa definición de Lacan sobre el barroco como “la regulación del alma por la escopia corporal”2 Pasando al terreno de la escritura también somos provocados, seducidos por esos recovecos de las letras, entre letras, espacios, o simplemente tres puntos suspensivos. Nacen los personajes con los que intervenimos. Hay libros –me ha pasado con algunosdonde nos sumergimos en sus textos, sus olores, visualidad, texturas, sea el género que sea. Son momentos donde el resto de las cosas pareciera perder consistencia y quedamos atrapados por el placer de su lectura y lo que ella suscita en cada uno. 1 2 Hago referencia a tres esculturas que se encuentran en el enigmático y alquímico Museo Capella San Severo. Nápoli : La Pudiczia, Il Cristo Velato, Il Disinganno - El pudor, El cristo velado y El desengaño Lacan, J; El seminario Aún.Libro 20.Paidos Bs. As.p 140 Evoco acá a René Magritte que tuve la ocasión de ver y sentir hace muy poco una muestra llamada: “The Mystery of the Ordinary” (1926–1938). Uno de sus cuadros La lectrice Soumise, 1928. Ilustraría lo que intento transmitir en este texto. Se trata de una mujer leyendo subyugada, arrobada en la trama de la obra que la expresión en su rostro lo refleja. Me pronuncio por el arte estético sin nombres, por una estética del sin sentido, ni racionalizaciones interpretativas. Me pronuncio del lado de los “sin por qué”, ni “para qué”. Sino de la intensidad de las vibraciones que la obra produce en cada quien y dejarse tomar. Una estética revolucionara dice de los sufrimientos, utopías, realismo, surrealismo, lo abstracto, el híper realismo, fragmentos, mutilaciones, conflictos… la vida. Ahí se lee lo que el artista escribe en un lienzo, un mármol esculpido, un libro, un guión para una obra de teatro; algo que deje para el final: el arte teatral, ese templo sagrado que es un escenario. En una pantalla que no es la virtual. Se trata de otra cosa. Esa suerte de transformación y versatilidad que encarnan los actores en sus diversos personajes. Una de las más presentes que evoco - las vi hace muy poco- una es Red interpreta Julio Chávez la vida de Rothko y su asistente interpretado por Gerardo Otero. Entendí, no, no se trata de entender, sino de sentir. Sentí las resonancias en mi cuerpo. Recién ahí pude plasmar el comentario de una amiga que hizo al respecto, de la obra de Rothko que en la National Gallery de Washington -donde está parte de la obra del mencionado pintor- la gente se acuesta en el piso a “sentir” sus pinturas. Es exactamente lo que pasa con Red: se siente. Sin más. La otra obra es “Roma y Omar” una versión adaptada de “Pagar el pato” del dramaturgo uruguayo Dino Armas, por dos jóvenes actores que en este caso dirigieron su opera prima Florencia Laval y Julián Cortina; con los actores Marina Andrada y Alejandro Giménez que interpretan uno a Roma, el otro a Omar3 . Es una obra donde silencio se adueña de las palabras. Efectos en el cuerpo sobre las marcas del amor, las miserias humanas, a veces necesarias para sobrevivir; y como todos por alguna razón u otra u otra siempre “hay que pagar el pato” 3 En este momento no está en cartelera “El ejercicio del arte es una actividad que se propone el apaciguamiento de deseos no tramitados, y ello en primer término en el propio artista creador y, en segundo, en su lector o espectador” Freud sostenía que la parte latente del goce artístico- mas eficaz que la manifiestaprovienen de fuentes escondidas de la liberación de lo pulsional 4 (Freud:189:1913) .Un modo de decir sobre la sublimación Otra arista es cuando Freud se refería al psicoanálisis como un arte de interpretar; cuestión que evoca 25 años, después de sus primeros hallazgos para ser más precisa en 1920. Sabido es que de acuerdo a los avances conceptuales en su constructo teórico se fueron modificando los modos de intervenir del psicoanalista. Es interesante detenerse en el término “arte” (traducido así en la versión castellana por Etcheverry). El arte que cada uno inventa cada vez como si fuera la primera, sin cálculos preestablecidos, en la conducción de los tratamientos. Escuchando la peculiaridad de cada paciente uno por uno. Sostenidos en una ética y una política. “Si bien el par lacaniano del semblante y lo real no es en modo alguno un artefacto –“un hecho con arte”- 5 y el semblante para Lacan está en la naturaleza misma (…) por eso habla de semblantes y no de un artificio de los semblantes”. En este oficio de psicoanalista ponemos a prueba nuestra versatilidad, siguiendo a Miller en Contraindicaciones al tratamiento psicoanalítico (Caldero 69) destacó una orientación que me resultó muy precisa en relación a la posición del psicoanalista “como objeto versátil.” Tal vez solo la haya dicho una sola vez, y en esa versatilidad donde encuentro un cruce con el arte. Como así también una versión del objeto freudiana, anticipatoria, en dos conferencias de Introducción al Psicoanálisis: Transferencia y La Terapia psicoanalítica. Ahí define la posición del psicoanalista como una “posición particularmente ventajosa, porque es uno mismo que en calidad de objeto esta situado en su centro.” (..) "En lugar de los diversos tipos de objetos libidinales irreales aparece un único objeto también fantaseado: la persona del médico" 6 4 El resaltado es mío Miller, J-A; J-A Miller: 1991: De la naturaleza de los semblantes, Paidos. Bs. As. p 13 6 Bermúdez, S; “Propósitos de la cura psicoanalítica en Freud y su fundamento pulsional” El estatuto del yo y su fundamento pulsional. Anuario de Investigaciones 2011. Volumen XVII, ISSN 185111686-en línea- Volumen XVII tomo II p 47-52. Facultad de Psicología. UBA. 5 Volviendo a Magritte, responde a un estilo donde la realidad no es la verdad. Con “la traición de las imágenes (1928 -1929), logra una serie de pinturas que hacen ruptura con la causa -efecto “La inteligencia de la exactitud no impide el placer de la inexactitud”, decía el artista a finales de los años veinte. En su misión de despojar al pensamiento del disfraz del lenguaje, pintó en 1929 en esa serie La traición de las imágenes. Bajo el dibujo nítido y realista de una pipa para fumar escribe debajo del objeto en letra cursiva Ceci n´ est pas une pipe 7. Con un tinte de experto en enseñanza de la lecto escritura; pero no hace una ruptura. Fue su estilo, Magritte despojó de convenciones semánticas a una representación que no es el objeto, pero que de manera fútil todo el mundo acaba aceptando que lo es. Retomo unas palabras planteadas en el inicio de este escrito “me pronuncio por el arte estético sin nombres, por una estética del sin sentido, ni racionalizaciones interpretativas: El arte salva, sublima, liga tal vez una salida que morigera las turbaciones, sufrimientos, y las conflictivas más íntimas. 7 Esto no es una pipa