Lectura del santo Evange

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REFLEXIONES CATÓLICAS SOBRE LA BIBLIA
Arquidiócesis de Miami - Ministerio de formación cristiana
11 de Agosto de 2013 XIX Domingo de Tiempo Ordinario (Ciclo C)
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 12:32-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “No temas, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino. Vended vuestros
bienes y dad limosna; haceos talegas que no se echen a perder, y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni roe la polilla.
Porque donde está vuestro tesoro allí estará también vuestro corazón.
Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas
venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá
sirviendo. Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora
viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del
hombre.”
Pedro le preguntó: “Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?” El Señor le respondió: “¿Quién es el administrador fiel y solícito a
quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo
encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si el empleado piensa: “Mi amo tarda en llegar,” y empieza
a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo
despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra
recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que
mucho se le confió, más se le exigirá.”
Comentario breve:
El evangelio de hoy continúa el tema y la enseñanza de la parábola del „rico necio‟ del domingo pasado. El rico necio había puesto su confianza,
seguridad y felicidad en su riqueza, solamente para ser sorprendido cuando todo llego a su fin abruptamente. Típico del uso de parábolas por
Jesús, la parábola del rico necio y la de los criados de esta semana concluyen de manera no convencional y así nos llaman a reevaluar nuestras vidas
y cambiar de camino si es necesario. El enfoque de esta semana es la responsabilidad. Porque somos libres, somos responsables (poseemos la
respons-abilidad, la „habilidad‟ de „responder‟). Por esta razón todos rendiremos cuenta de cómo hemos vivido nuestras vidas, y como hemos usado
los dones del tiempo, talentos, y tesoros que hemos recibido de Dios. ¿Estamos viviendo solamente para nosotros, en vez de usar el don de
nuestras vidas y de las oportunidades para servir al prójimo y al reino de Dios en este mundo? ¿Y de verdad me amo auténticamente, o es mi autoamor simplemente egoísmo? ¿Es mi amor de la vida basado solamente en lo que puedo obtener en términos de riqueza, placeres, estatus y prestigio,
diversión y pasatiempos, y no en lo que puedo dar a Dios y a mi prójimo? ¿Vivo consciente de que la vida no es un juego, sino un don que ha de
ser recibido con gozosa gratitud y vivida en comunión con Dios y con su diseño? El eslogan “se vive solamente una vez” ha sido tomado para
avanzar la idea de que a vida consiste en la búsqueda de la máximo disfrute, placer, y felicidad personal. Irónicamente, esta filosofía oculta un
verdadera falta de esperanza sobre el significado transcendental de nuestras vidas: “Es solo esto físico que existe, la vida no significa más nada que
la diversión y el bienestar material. Entonces, mejor obtener lo mas que pueda de esto, porque no existe más nada.” Esta postura hacia la vida
tiende a hacernos “pensar y vivir como si Dios no existiese,” y como si la vida tiene poco significado más allá del momento. Sin embargo, este
eslogan también contiene otro sentido si lo iluminamos con la luz del evangelio: Porque “vivimos solamente un vez” en este mundo, debemos de
tomar el don de nuestras vidas, dada por Dios, con gozo y gratitud, y así darnos cuenta de que hacemos con nuestras vidas tiene gran importancia
porque nosotras vidas tienen gran importancia. Por esta razón nuestras vidas no han de ser reducidas a la diversión o posesiones, sino ser vividas
conscientes de su gran significado, más profundamente y ampliamente, y mas auténticamente. Por consiguiente, estamos llamados a vivir el don
de nuestras vidas siendo y dándonos como do a Dios y al prójimo. Hemos „sido confiado con mucho‟, hemos „recibido mucho‟ – con el don de
nuestra humanidad, y como cristianos, con el evangelio de Jesucristo – por consiguiente, debemos de vivir la vida con gozándonos de nuestra
dignidad como seres humanos y siendo cristianos „respondiendo con nuestra habilidad‟ de amar, creer, y esperar. Se nos ha confiado la responsabilidad de ser signos vivientes de la fe, esperanza, y amor. Si respondemos entonces podremos gozosamente rendirle cuentas a Dios sobre
nuestras vidas. Otro eslogan popular dice, “El que muere con los mas juguetes gana.” Pero en verdad es “el que vive con fe, esperanza y amor”
quien será vindicado por Dios por haber amado el don de ser humano y haber usado ese don en servicio a Dios y al prójimo.
La lectura de hoy nos presenta tres ideas importantes:
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“Vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino.” Hemos de vivir regocijándonos que hemos recibido de nuestro Dios, que tanto nos
ama, el precioso don de nuestra humanidad y de su futura consumación. Nuestra seguridad, esperanza y alegría no está basada en
posesiones terrenas, sino solamente en Dios.
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Consciente de los grandes dones que hemos recibido y de nuestra exaltada vocación debe de impulsarnos a vivir con autenticidad nuestra
humanidad en la gracia de Cristo y a la luz de su Evangelio.
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„Hemos recibido mucho y se nos exigirá mucho‟. Consciente de esto hemos de disponer nuestro tiempo, talentos y tesoros al servicio de
Dios y del prójimo.
Para la reflexión personal o comunitaria:
Después de una pausa breve para reflexionar en silencio, comparta con otros sus ideas o sentimientos.
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¿Cómo es que poniendo mi seguridad, confianza y alegría en Dios me libera? ¿Hacia qué me libera esto para hacer y para ser?
¿Vivo en vigilancia, consciente que he recibido mucho y que estoy llamado a dar mucho, o estoy tan distraído por otros valores y otras
maneras de ser que compiten por mi corazón y por mi alianza?
¿Cómo estoy poniendo mis dones y talentos al servicio de Dios y del prójimo?
Lecturas recomendadas: Catecismo de la Iglesia Católica, párrafos 2544-2557, 1021-1022, 1048-1050
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