Las cooperativas mantienen a raya la destrucción de empleo

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Diari
Diumenge, 27 d’octubre de 2013
08
Las cooperativas mantienen a
raya la destrucción de empleo
Desde el arranque de la crisis en 2009, el número de cooperativas en la demarcación de Tarragona no
sólo se ha mantenido, sino que ha aumentado hasta llegar a las 578 empresas el pasado mes de agosto
Rafael Servent Tarragona
El reciente preconcurso de
acreedores presentado por Fagor Electrodomésticos, perteneciente a la Corporación Mondragón, no es un preconcurso más
en la Gran Recesión. Es la amenaza de cierre de lo que ha sido
un símbolo y un referente durante más de medio siglo para el
mundo del cooperativismo. Y, a
la vez, es la excepción.
Porque, contrariamente a lo
que ha sucedido entre las empresas mercantiles, el cooperativismo ha aguantado sorprendentemente bien (sorpresa para muchos, aunque no para
todos) la destrucción de empleo
que nos ha llevado a ser los campeones del paro en la Unión Europea.
Mientras las empresas cooperativas destruyeron durante
estos últimos años en Catalunya puestos de trabajo a tasas que
no llegaban al 1% (salvo en 2010,
cuando la pérdida de ocupación
en las cooperativas catalanas
fue del 11,55%), en el resto de
empresas esas tasas superaban
de promedio el 90%, según los
datos facilitados por la Confederació de Cooperatives de Catalunya.
En la demarcación de Tarragona, el número de empresas
cooperativas se situaba en 571
en diciembre de 2009. El pasado mes de agosto, esa cifra había crecido hasta las 578 cooperativas. No sólo habían resistido, sino que habían aumentado
su presencia.
Para Oriol Amat, catedrático
de Economia Financera i Comptabilitat de la Universitat Pompeu Fabra (UPF), «el modelo
cooperativo es un modelo que,
en líneas generales, se ha demostrado más resistente en periodos de recesión». Lo cual «no
quita que haya casos; porque
cuando llega el invierno, todo
el mundo coge constipados: lo
que hay que ver es quién se constipa más».
Los elementos que ayudan
a dar esa resistencia a las cooperativas son conceptos como
la solidaridad, la ayuda mutua,
la democracia o la intercooperación (solidaridad entre cooperativas). Lo cual lleva a que,
«en tiempos de recesión –explica Amat– sean más flexibles
en cuestiones de recursos humanos».
Evolución cooperativas Camp y Ebre
291
Camp de Tarragona
Terres de l’Ebre
■
286
287
285
285
284
280
279
2009
2010
2011
2012
Empresas
Evolución en la creación de cooperativas
Liquidación
Creación neta
Creación
162
2004
2013*
* Datos hasta agosto 2013
Fuente: COOPCAT
181
293
289
125
2005
2006
118
97
2007
2008
110
115
113
102
107
8
8
100
8
2009
2010
2011
147
130
8
2012
Fuente: COOPCAT
Distribución de las cooperativas por sectores de actividad
4.730
empresas cooperativas están
hoy activas en Catalunya
Empleos
37.977
Camp de Tarragona
puestos de trabajo directos son
los que generan en Catalunya
Otros
Servicios
7%
17%
13%
Construcción
Comercio
Agricultura, ganadería,
silvicultura y pesca
33%
15%
6% 9%
Industria manufacturada
Educación
Terres de l’Ebre
Servicios
Otros
13% 5%
33%
Construcción
11% 12%
Comercio
Agricultura, ganadería,
19% silvicultura y pesca
Industria manufacturada
2%
Educación
Fuente: COOPCAT
Comparativa de la pérdida de ocupación en Catalunya
Evolución cooperativismo
-0,65%
-99,35%
2009
-11,55%
Evolución del resto de empresas
-88,45%
2010
+0,94%
-0,07%
-1,04%
-98,96%
2011
-99,93%
2012
-100%
2013
Fuente: COOPCAT
«En recesión –prosigue este catedrático de Economía, que
ha hecho del estudio del cooperativismo uno de sus campos
de actividad principales– la empresa mercantil despide al 20%
de la plantilla. En la cooperativa, las empresas cooperativas
se ayudan entre sí, y se prestan
mano de obra. Si la cooperativa tiene que reducir el coste laboral un 20%, reducirá sueldos,
o será más flexible para que la
gente coja vacaciones en otro
momento del año».
Los empleos, lo primero
En opinión de Joseba Polanco,
director general de la Confederació de Cooperatives de Catalunya, Fagor puede ser una oportunidad. «Debido a su capacidad de autorregulación, una de
las características del cooperativismo ha sido –explica– no
perder puestos de trabajo. Lo
importante, siempre, es el mantenimiento de los puestos de
trabajo».
Si, tal y como ha anunciado,
la Corporación Mondragón logra recolocar en otras empresas del grupo a los trabajadores
de Fagor Electrodomésticos,
«haber podido defender esos
puestos de trabajo sería un ejemplo a copiar y lanzaría un mensaje sobre la necesidad de agruparse».
Porque, a diferencia del cooperativismo vasco, en Catalunya la dimensión de las empresas cooperativas no es una de
sus características. Si una cooperativa pasa apuros, no hay una
Corporación Mondragón detrás
para recolocar trabajadores.
«En Catalunya hay una composición muy diferente a la del cooperativismo vasco», prosigue
Polanco. «Tenemos menos di-
mensión en las unidades productivas, pero con mayor diversidad». Un sector agrario fuerte e
internacionalizado es una de las
características de este cooperativismo catalán. Sus ejemplos
son bien conocidos en el Camp
de Tarragona y Terres de l’Ebre.
Hay también referentes entre
cooperativas de consumo.
La mayor parte, sin embargo,
es un conjunto de pequeñas cooperativas de trabajo asociado
–donde el peso del sector servicios es muy importante– muy
atomizado y disperso. «Por eso
–insiste Polanco– agruparse es
un reto, y ya se están viendo algunos ejemplos de ello», en especial en sectores intensivos de
conocimiento.
En busca de alternativa
Y, pese a haber resistido excepcionalmente bien estos años de
Gran Recesión –e incluso haber crecido–, el cooperativismo no ha terminado de despegar lo que debería, en opinión del
propio sector y de analistas externos como Oriol Amat, de la
UPF. De una forma u otra, había una oportunidad que no ha
terminado de aprovecharse.
«El problema –analiza Oriol
Amat– es que los mensajes que
recibe la población fomentan
el indvidualismo, la especulación, la codicia. Desde que una
persona nace, los mensajes que
recibe no fomentan la solidaridad, sino el hacerse rico».
Ante este bombardeo constante, el mensaje que pueda tratar de enviar el cooperativismo
no logra penetrar con la fuerza
que debería. Aunque, cuando lo
hace, sin duda convence. Con
argumentos tan claros, por ejemplo, como la disparidad salarial,
muy limitada en el modelo cooperativo. Frente a diferencias de
salarios en una misma empresa
que, en el caso de las empresas
mercantiles, pueden llegar a una
relación de uno a cuatrocientos,
en el mundo cooperativo suelen
estar en uno a tres o, como mucho, uno a siete.
«Creo que el modelo cooperativo está más vigente que nunca», concluye Amat. «En los años
de la burbuja hubo una serie de
excesos que a mucha gente le
han hecho preguntarse si el modelo económico basado en el capitalismo duro era válido». Hay
quien ha visto en el modelo cooperativo esa alternativa.
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ENTREVISTA PERFECTO ALONSO Federació Coop. de Treball
‘El modelo
cooperativo se
ha demostrado
más resistente
en tiempos de
recesión’
‘Una
característica del
cooperativismo
ha sido no
perder puestos
de trabajo’
«La gente quiere vivir
bien, no ser rica»
Oriol Amat
UniversitatPompeuFabra
Joseba Polanco
ConfederaciódeCooperatives
Rafael Servent Tarragona
LO S P R I N C I PA L E S T I P O S D E CO O P E RAT I VA S
■ Cooperativas agrarias. Las cooperativas agrarias son a la vez sociedades de personas y empresas. Los agricultores y ganaderos se agrupan en cooperativas, las cuales son una prolongación de sus explotaciones. Les permite gestionar en común su
producción, la maquinaria, la transformación del producto y su
valorización.
■ Cooperativas de trabajo asociado.
Su objetivo es la creación y el
mantenimiento del puesto de trabajo de las personas socias.
El elemento que se aporta al conjunto (lo que se cooperativiza) es el trabajo. La implicación del socio se hace por partida
doble: como persona que aporta un capital para adquirir la condición de socia y como persona que aporta su trabajo. Las áreas
de actividad van desde la prestación de servicios hasta la producción de bienes de equipo y de consumo.
■ Cooperativas de servicios. Empresas que aglutinan a pequeños
y medianos empresarios, profesionales, comerciantes, transportistas o artesanos de diversas áreas de actividad, para disponer de forma conjunta de unos servicios que ayuden a mejorar su gestión. Con gran presencia de autónomos y empresas familiares, permiten el trabajo en red en un mismo sector
de actividad.
Fagor es un símbolo...
El movimiento cooperativista
es suficientemente sólido hoy
en día como para no depender
de una sola empresa como Fagor. Y no es un icono del cooperativismo: fue un icono. Fagor no ha caído, sino que el Grupo Mondragón ha decidido no
invertir ahí. Y si eso responde
a una decisión, significa que hay
una estrategia detrás.
¿Qué estrategia?
Entiendo que responde a un
cambio. Para favorecer este
cambio tienen que provocar
una situación. Lo que han hecho
en Fagor ha sido presentar un
preconcurso. Hay una planificación para conseguir un objetivo determinado. La reducción
afecta a mil y pico personas,
pero hay un proyecto de recolocación. A eso me refiero: en este proceso de crisis, Mondragón
ha recolocado a muchísimas
personas en otras empresas.
■ Cooperativas de consumo. Personas o colectivos que se asocian
para resolver colectivamente una necesidad de adquirir productos, bienes y/o servicios en las mejores condiciones de precio y calidad. Tienen su origen en los entornos locales y cuentan con una importante presencia en la distribución alimentaria. Hay nuevas iniciativas en los ámbitos de los servicios a las
personas, la cultura, el ocio, los productos ecológicos o las nuevas tecnologías.
■ Cooperativas de viviendas. Formadas tanto por personas físicas
como jurídicas, pero en ningún caso sólo por personas jurídicas. El objeto social es amplio y abarca desde el acceso a la vivienda hasta su posterior mantenimiento, con fórmulas que pasan por la compra, el alquiler o la cesión de uso. Buscan lograr
una oferta de vivienda más asequible en precio para un tipo de
producto comparable.
■ Cooperativas mixtas. Cooperativas que desarrollan finalidades
propias de diferentes clases de cooperativas y unifican las distintas actividades en una sola forma jurídica.
■ Cooperativas de enseñanza. Pueden ser de trabajo asociado, de
consumo o mixtas. Serán de consumo cuando los socios miembros son los demandantes o beneficiarios del servicio educativo (padres, tutores legales, alumnado). Si los socios son los
ofertantes (productores) del servicio (maestros o personal no
docente), serán de trabajo asociado. Serán mixtas cuando, de
forma conjunta, sean socios todos los colectivos que intervienen en la escuela.
■ Cooperativas de segundo grado.
Cooperativas que deben estar
integradas por un mínimo de dos personas jurídicas, de las cuales por lo menos una tiene que ser cooperativa. Cumpliendo estos requisitos, pueden contar también con personas físicas como socios. Su objetivo es el de promover, coordinar y desarrollar fines económicos comunes entre los socios.
■ Grupos cooperativos. Conjunto formado, mayoritariamente, por
diversas sociedades cooperativas, de las cuales una ejerce como cabeza de grupo, ejerciendo facultades y emitiendo instrucciones de obligado cumplimiento por parte de las entidades agrupadas, que le han delegado previamente estas competencias.
Se produce una unidad de decisión en los ámbitos de gestión,
administración y gobierno.
Muy personal
¿Qué lectura hace de todo
esto el cooperativismo en
Catalunya?
El cooperativismo vasco ha sido referencia, sin duda, pero es
una cultura muy diferente. Allí,
un joven quiere montar una
cooperativa. Aquí monta una
asociación. En todo caso, las
formas de definir la nueva empresa y la empresa abierta se están haciendo sobre todo desde
Euskadi y Catalunya. Con sus diferencias, claro. Porque nuestra
industria no es la vasca. Nuestra vocación nunca ha sido la fabricación de grandes buques, no
tenemos grandes hornos. Tenemos conocimiento y diseño.
¿Y en qué consiste ese discurso para definir la nueva empresa?
Los vascos están aportando,
por ejemplo, elementos de gestión, ideas transformadoras de
la realidad en la que se encuentran. No se trata de rentabilidad, sino de transformar
la vida de las personas que
participan en ello. Para eso,
no hace falta ni decirlo, hay que
dar calidad, ser innovadores, baratos... Y a partir de aquí es donde entra la definición del líder.
¿A qué se refiere?
En una empresa mercantil, el
líder manda. Y punto. En una
cooperativa, se trata de una
persona que tiene que convencer y dar seguridad al resto. En un entorno como el de
hoy, gestionar la inseguridad es
una parte de ese liderazgo. Si
Perfecto Alonso. FOTO: CEDIDA
quieres estar en el mercado
has de ser bueno, pero la rentabilidad debe ser tanto económica como social, has de crear
puestos de trabajo.
Durante la Gran Recesión, el
cooperativismo ha crecido.
¿Por qué?
En una situación económica como la de hoy, si hubiésemos estado en los años setenta u
ochenta, hubiéramos creado
veinte veces más cooperativas de las que se han creado.
¿Por qué no ha sido así?
Porque la última modificación
«Muchos de los nuevos
cooperativistas hoy
proceden del mundo de
la Universidad y del
conocimiento»
de la ley concursal impide a las
empresas transformarse en cooperativas en época de crisis.
La consecuencia es que se están cerrando muchas empresas
y los proyectos están desapareciendo.
De otra forma, los trabajadores tratarían de seguir con la
actividad. ¿Es así?
Exactamente. Por algún motivo, ha habido un deseo político de decir: «las empresas no
se las quedan los trabajadores, y punto». Pero pese a todo,
crece el número de cooperativas. En mi opinión, una de las
razones que lo explican es porque la cooperativa se identifica con la cultura que la gente
quiere hoy. Es muy significativo que muchos de los nuevos cooperativistas hoy procedan del
mundo de la Universidad, del
conocimiento. Ya no es tanto la
Perfecto Alonso (Zamora,
55 años) es presidente de la
Federació de Cooperatives
de Treball de Catalunya. Licenciado en Derecho por la
Universitat de Barcelona (UB),
lleva desde 1986 vinculado al
mundo del cooperativismo,
cuando se incorpora como
socio en una cooperativa.
Además de su cargo al frente de la Federació de Cooperatives de Treball de Catalunya, Alonso es presidente
de la cooperativa Set-c, que
ofrece asesoría y servicios
jurídicos y empresariales.
fábrica en crisis que asumen los
trabajadores, sino cada vez
más gente muy formada que
quiere algo que sea más acorde con la forma en la que entienden que quieren desarrollar
su proyecto.
¿Hay un riesgo de que ese
componente ideológico deje
en segundo plano el interés
por la rentabilidad?
Al revés. Está desapareciendo el
componente ideológico que sí podía haber en los setenta, y se está transformando en «yo quiero tener calidad de vida». No es
tanto desde el elemento político, sino desde un elemento definitorio de cultura generacional. La gente quiere vivir bien,
no ser rica. Quieren pensar y ser
lo que sienten que está bien.
Y el lugar para hacerlo es la
cooperativa, ¿no?
Por eso optan por una empresa
participativa, democrática y
transparente. La gente se encuentra más cómoda y hay mayor
identificación entre el hecho
económico y el hecho personal.
En muchos casos, por ejemplo,
se trata de gente que tenía un
hobby, y que ahora vive de él.
De nuevo: ¿No puede hacer
perder esto la perspectiva
del negocio? Porque las cooperativas son empresas, ¿no?
Estamos para hacer dinero.
Dicho lo cual, nos diferenciamos en la cultura de cómo lo
hacemos y en la dimensión
de la rentabilidad social. Al final siempre está la organización de recursos humanos y
económicos para intervenir
en el mercado y obtener unos
resultados. La diferencia es
qué hacemos con los resultados. ¿Nos enriquecemos o enriquecemos el proyecto? Es
la diferencia entre las empresas de capital y las empresas de
personas.
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