protagonist Texto: Óscar Aranda Fotos: Juan Pelegrín Rafaelillo: “Mi mayor triunfo ha sido hacer frente a las adversidades” Después de varios años de lucha, esfuerzo y sacrificio –más de diez temporadas de alternativa– Rafaelillo comienza a ver la luz al final del túnel. Verse anunciado en las ferias y contar con el respeto de aficionados y profesionales es el fruto que recoge quien durante años regó con ilusiones la semilla de la esperanza. S u vida no ha sido nada fácil, “ni en el plano profesional, ni en el personal”. Para demostrarlo, Rafaelillo se remonta a sus inicios: “Desde muy jovencito quise ser torero”. Por este motivo, “tuve que abandonar mi hogar y dejar atrás a mi familia, siendo sólo un niño, para encerrarme en una finca y entrenar a diario durante ocho años”. Son circunstancias que marcan a una persona, “como el hecho de aguantar un ‘parón’ profesional de cuatro años sin saber hacer nada más en la vida; matar el tipo de corridas que vengo matando o hacer frente a varias lesiones de huesos y escafoides”. Rafaelillo también tuvo que soportar el pasado año la pérdida de su hermano, Joaquín, un hecho que marca un antes y un después en la vida del diestro. Sin embargo, como él mismo reconoce, “todas estas circunstancias sirven para madurar, para revelarte contigo mismo y sacar lo mejor que llevas dentro”. Las vivencias de Rafael Rubio han formado al ‘Rafaelillo’ que hoy se puede ver en la plaza. A la pregunta de qué le hizo no 30 “En este momento, ante mí ha pasado un tren que no he dejado escapar. Después, habrá que ver si también soy capaz de ir pasando de vagones” tirar la toalla Rafaelillo contesta: “La plaza de toros de Madrid”. Confiesa que “necesitaba confirmar la alternativa en Las Ventas y eso me mantenía en la lucha. Sabía que era la única plaza que me podía poner de nuevo en el camino. Además, si no hubiera confirmado en Madrid sé que esa amargura la hubiera arrastrado interiormente durante toda mi vida”. Sin embargo, reconoce que hay momentos “en los que uno llega a dudar. Piensas que puedes estar equivocado”. Pero se trataba de un pensamiento efímero, ya que “cuando toreaba más seguido, notaba rápidamente la evolución. En el fondo nunca perdí la confianza en mí mismo. El apoyo y cariño de mi familia también fue muy importante en los momentos difíciles”. Rafaelillo tiene claro lo que ahora mismo le preocupa: “Estar en las grandes ferias”. Y es consciente de que, en este momento, la puerta que se abre es la de las denominadas ‘corridas duras’. “Ahora mismo sé que ese es mi camino y no me importa, estoy dispuesto a entrar y a triunfar con ellas. Mi objetivo siempre es hacer el toreo bueno, cualesquiera que sea el toro que tenga delante. Por ello, si consigo hacer el toreo que llevo dentro con este tipo de corridas, espero que algún día me den la oportunidad de demostrar que también puedo hacérselo a otro tipo de toros. De momento sólo se han visto algunas cosas aisladas, sé que puedo estar a un nivel mucho más alto y no me gustaría que me encasillaran para toda la vida con las corridas duras”. Para explicarlo pone el siguiente ejemplo: “En este momento, ante mí ha pasado un tren que no he dejado escapar. Después, habrá que ver si también soy capaz de ir pasando de vagones”. Después de su paso firme por San Isidro y Pamplona, Rafaelillo está convencido de que ha llegado su momento y hay que aprovecharlo. Pero lo que tiene claro es que el mayor triunfo que ha conseguido hasta ahora en su carrera ha sido hacer frente a las adversidades.