Digna vejez - Revista Furias

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Digna vejez
Arte
Las amorosas más bravas
Por Valeria Tellechea
Con una pregunta disparadora ¿Te has preguntado qué sucede con
las mujeres que dedicaron su vida al trabajo sexual al
envejecer?, Bénédicte Desrus y Celia Gómez Ramos, una
fotógrafa francesa y una cronista mexicana, encuentran en este
libro una forma de homenaje a las mujeres más olvidadas de
nuestras sociedades. Imágenes y relatos se encuentran en “Las
amorosas más bravas”, registro documental de seis años de
trabajo, donde muestran la historia de vida de las
trabajadoras sexuales que viven en la ya reconocida Casa
Xochiquetzal, ubicada en el Centro Histórico de la Ciudad de
México; albergue que reúne, bajo un mismo techo, historias
dignas de ser contadas y mostradas.
Bénédicte, ¿cómo te acercas a la casa y luego te encuentras
con Celia?
Bénédicte: yo ya llevaba casi dos años en México cuando un
periodista canadiense me invita a realizar unas fotos a la
vieja directora de la Casa Xochiquetzal, llamada Carmen Muñoz,
quien también fue la fundadora del albergue. La idea era
realizar un retrato fotográfico para la revista Elle magazine
de Quebec, pero una vez que entré a la casa quería saber más
de esas mujeres, me entró mucha curiosidad ya que además nunca
había visto ni leído sobre prostitutas de la tercera edad y
cómo viven sus días de adultas. Luego de cuatro años sacando
fotos de la casa, tenía mucho material pero no estaba segura
de querer hacer un libro. En principio, la intención era
realizar un reportaje de seis u ocho páginas pero quería
realmente algo de calidad. Por una amiga en común que nos
presenta, conocí a Celia y, cuando les muestro las fotos,
coincidimos en que era un trabajo a más largo plazo; es por
ello que nos comprometimos a convivir con ellas.
Celia: cada semana compartíamos dos o tres días de manera
permanente, acompañándolas en las actividades que realizaban
para ir luego construyendo la confianza.
¿Cómo es que deciden el nombre?
Celia: muy al principio de comenzar con la documentación, de
investigar, de platicar con ellas, fue un título que se me
vino a la cabeza. Refleja muy bien como son las habitantes de
la Casa Xochiquetzal, que pueden llegar a ser todo corazón
pero también que saben defenderse, que a las primeras de
cambio, si algo no les gusta, respingan y por eso quisimos ese
nombre, para mostrar justamente los contrastes y de alguna
manera reflejar a lo que se iban a enfrentar al ver el libro.
Una crónica donde se tocan los polos opuestos de los puntos de
vista.
¿Es la primera experiencia de una casa albergue de estas
características en México?
Bénédicte: y creo que en toda Latinoamérica.
Celia: no podría asegurar que sea la única en su tipo en el
mundo pero sin embargo no lo hemos encontrado.
¿Cuál fue la reacción de la sociedad?
Celia: cuando empezamos a trabajar juntas todo arrancó con una
pregunta: ¿qué pasa con las trabajadoras sexuales al
envejecer? Creamos un blog, una cuenta de twitter para saber
qué pensaban las personas al respecto; había un verdadero
desconocimiento y también lo había conmigo porque, siendo
mexicana y citadina, tampoco sabía de la existencia de la
casa, si no fuera por Bénédicte. Pues así como yo, mucha gente
no sabía. Lo que hemos encontrado realmente fue mucha
población con apertura de miras y sensibles a este proyecto.
Hemos hecho ya seis presentaciones del libro y la respuesta de
la gente es mucha, y llega sin prejuicio esperando a ver qué
le vas a contar.
Desde su experiencia personal, ¿piensan que han podido
responder el interrogante inicial?
Bénédicte: para estas mujeres en particular, sí. No podemos
hablar de todas las mujeres como iguales, porque hay varias
formas de prostitución y varias formas de vida.
Celia: nosotras hablamos sobre un interior, de un modelo
específico y único, de estas mujeres que se enfrentaron a la
situación de vivir juntas donde toda su vida trabajaron en las
plazas públicas y donde nunca tuvieron la posibilidad de ser
amigas. Entonces, al compartir un techo, tuvieron y tienen que
enfrentarse a situaciones nuevas de confianza, de convivencia.
Nosotras también procuramos y trabajamos para construir esa
confianza, primero entre ellas mismas y luego hacia nosotras,
platicamos sobre el interior de la casa y no sobre un ideal
general. Sin embargo sí te podemos decir que lo que la casa
busca es que puedan tener una vejez digna y un último adiós
digno también, pues para ellas, uno de los temores más grandes
es morir anónimas o en la calle. Pese a que la mayor parte de
sus vidas fueron anónimas, que cambiaron sus nombres para
trabajar, porque no tuvieron papeles; pese a todo eso no
quieren seguir siendo anónimas, quieren morir con nombre.
Estas mujeres mayormente ya lo vieron todo y nosotras
normalmente no lo queremos ver.
¿Cuál es la mayor satisfacción que les dejó Las amorosas más
bravas?
Bénédicte: ¡y nos lo sigue dejando! Creo que fue el día que
les llevamos el libro terminado, llegar con algo que les
prometimos, que no fue fácil, que implicó mucho tiempo y
trabajo, que lo tengan en mano, ver sus caras mirando las
fotos, eso fue una gran satisfacción. Como fotógrafa, fue un
lujo poder pasar seis años así.
Celia: un trabajo de largo aliento es la mayor satisfacción.
Trabajar los temas que tu quieres y poder brindar de esa forma
un homenaje a la vejez y a la dignidad humana.
Para adquirir el libro Las amorosas más bravas, escribe a
proyecto.xochiquetzal@gmail.com
o
a
su
facebook
www.facebook.com/vocesde.casaxochiquetzal.
Una
parte
importante de las ventas de los libros es a beneficio de la
Casa Xochiquetzal.
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