W. Blake /// La Caída de los Arquetipos Cuando Nietzsche escribió El anticristo en 1889 tenía la clara intención de extirpar al cristianismo. Para él la doctrina de la Cruz consistía en una moral de esclavos, abogada de todo lo débil, enfermizo y decadente, envenenadora de la vida y predicadora de la muerte. Blake también detestaba al cristianismo, sin embargo, la figura de Cristo no encarnaba las nefastas ideas que el filósofo alemán le atribuía cuando escribió que el Nazareno no era un genio- sabía menos que hoy en día un semiculto- ni tampoco un héroe- no luchó por su idea, sólo amó-. Nietzsche, desde el punto de vista religioso, es considerado un ateo. Creía que su ateísmo lo convertía en un hombre libre de las ataduras infames que la moral de rebaño imponía a los que él llamaba "idiotas". Consideraba que su indomable voluntad de poder lo eximía de la masa y lo elevaba por encima de ella.1 "Aquel que se llama ateo no es un hombre libre, es un enemigo de aquel a quien niega."2 Ocurre con frecuencia que aquel que más descree de algo lo hace precisamente por ser el que más ansias de creer tiene. Dicen que Nietzsche asesinó a Dios. A pesar de sus burlas no pudo acabar con Él. En medio de las blasfemias brotan versos ardientes como estos: "¡Todos los riachuelos de mis lágrimas corriendo van a ti! ¡Y de mi corazón la postrer llama arde por ti! ¡Oh, vuelve a mí, mi Dios desconocido! ¡Mi dolor! ¡Mi última dicha!" En el prólogo a una de las obras del filósofo alemán, Johann Fischl se pregunta: "¿Son tal vez sus blasfemias una oculta declaración de amor? ¿Se burla porque querría creer y no puede? ¿Descansa tal vez con razón junto al muro de la Iglesia, en que se rompen las oraciones y cánticos de los creyentes?"3 Estos versos de Nietzsche nos dan una muestra cabal del sufrimiento del alma humana ante lo caótico y absurdo de la realidad. El padecimiento inenarrable del filósofoartista ante la imposibilidad de alcanzar la verdad absoluta, debiendo conformarse tan sólo con pequeñas verdades mutables, insuficientes, que lo único que provocan es la acentuación de la angustia de vacío metafísico. Pero Fischl no se detiene en el planteo de los interrogantes y finaliza el prólogo afirmando- no sin exagerar4- lo siguiente: "También a este hombre trágico se le pueden, sin duda, aplicar las palabras de Harnack: ‘El que una vez ha sentido el paso de Cristo por su alma, no lo pierde ya nunca del todo.’"5 Ante el sentimiento de absurdo del mundo, hijo de la imposibilidad de alcanzar la Verdad, Nietzsche se estanca. Su lucha interna sin cuartel lo paraliza. Y sus lágrimas derrama copiosamente. He aquí la historia de la raza, que comienza con la Caída de Adán. No existe diferencia entre la estirpe humana y la de los demonios. La humanidad misma es el Ángel Caído. El afán de conocimiento es inmanente al alma. Es la esencia misma del espíritu, que se manifiesta a través del pensamiento. Y si aceptamos lo que Mauthner afirma con respecto a la indiferenciación del pensamiento con el habla, veremos que el conocimiento absoluto de las verdades que buscamos se encuentra tan lejos de nuestras posibilidades que todo intento hallará su fin en la más profunda frustración. Dice Mauthner: "Uno de los puntos de partida de este trabajo es que no hay pensamiento fuera del habla (esto es, fuera del lenguaje), que pensar es el símbolo muerto de un atributo del lenguaje ostensiblemente mal entendido: su habilidad imaginaria de producir comprensión.".6 Cuando se habla del escepticismo a secas, con independencia de la situación histórica y atendiendo a su significación epistemológica, aparece como una cierta tesis sobre la posibilidad o imposibilidad del conocimiento. Según el escepticismo, el sujeto no puede nunca aprehender el objeto, o lo puede hacer únicamente en forma relativa y cambiante. Como no puede saberse nada, entonces tampoco pueden conocerse las razones por las cuales se afirma ninguna proposición, se adopta ninguna creencia o se comprende ninguna acción. Por lo tanto tampoco es posible que alguien experimente ningún sentimiento hacia algún objeto. Sin embargo, tales sentimientos existen. Por lo tanto esta negación se transformaría en una paradoja. Siendo esto así, es necesario modificar a fondo el lenguaje, básicamente el modo de emplearlo. Durante la Edad Media las cuestiones relativas al lenguaje fueron tratadas dentro de un marco de investigaciones lógicas. La principal de estas cuestiones consistió en la repercusión que tuvo la posición adoptada por la doctrina de los Universales7. Mientras que en este período, y luego en el Renacimiento, la investigación acerca del lenguaje no consistió propiamente en una filosofía del lenguaje, al llegar la Edad Moderna puede hablarse de un tratamiento más extenso sobre el tema. Los empiristas fueron los que más se dedicaron al problema del lenguaje: tal fue el caso de Hobbs, Locke, Berkeley y Hume. El lenguaje para ellos consiste en el instrumento primordial para el pensamiento; pero así mismo sostienen que debe sometérselo a crítica con la finalidad de no caer en las trampas que el lenguaje nos impone8. Una de estas trampas consiste en hacernos creer que, por haber un término o expresión en el lenguaje, hay en consecuencia una realidad designada por este término o expresión. Sin embargo, Benjamin sostiene que la doctrina nominalista es un error: "La palabra humana es el nombre de las cosas. Así no se puede plantear más la idea, que corresponde a la concepción burguesa de la lengua, de que la palabra corresponde a la cosa casualmente, de que constituya un signo de las cosas (o de su conocimiento) puesto por una determinada convención."9 Lo que aquí Benjamin llama concepción burguesa de la lengua no es otra cosa que, a grandes rasgos, la definición de la doctrina nominalista opuesta a la de los universales como veremos. El pensamiento opuesto al nominalismo, el universalismo, no es más acertado en su postura sobre el lenguaje. Sigue diciendo Benjamin: "Pero resulta equívoca también la refutación de la teoría burguesa por parte de la teoría mística del lenguaje. Para ésta, en efecto, la palabra es sin más la esencia de la cosa. Ello es inexacto, porque la cosa en sí no tiene palabra: la cosa es creada por el verbo de Dios y conocida en su nombre según la palabra humana."10. Para una mejor comprensión de la teoría del lenguaje que Benjamin plantea presentaré a continuación un esquema general, que iré desarrollando en su momento cuando ingrese en profundidad a tratar los libros proféticos de Blake. "Toda manifestación de la vida espiritual humana- nos dice- puede ser concebida como una especie de lenguaje..."11, el cual no es otra cosa que la comunicación de contenidos espirituales; y esa misma comunicación efectuada a través de la palabra consiste solamente en un caso particular. En todos los órdenes de la naturaleza, en todo acontecimiento -animado o inanimado- dicha manifestación del espíritu se realiza a través de alguna forma de lengua. Es esencial a todas las cosas comunicar su propio contenido espiritual. Contrariamente a lo que se cree, la esencia espiritual no se comunica por medio de la lengua, sino que lo hace en ella. "La lengua comunica la esencia espiritual que le corresponde"12. De esto se desprende que no existe un sujeto hablante de las lenguas. Debemos comprender que el ser lingüístico se diferencia del ser espiritual. El ser espiritual no es exteriormente idéntico al ser lingüístico ya que se comunica en la lengua y no a través de ella. "Lo que en un ser espiritual es comunicable es su ser lingüístico."13 Ahora bien, la esencia lingüística de las cosas es su lengua. Lo mismo puede decirse del hombre. "Es decir que el hombre comunica su propia esencia espiritual en su lengua. Pero la lengua de los hombres habla en palabras. El hombre comunica por lo tanto su propia esencia espiritual (en la medida en que es comunicable) nombrando todas las cosas."14 La esencia lingüística del hombre es nombrar las cosas. Para responder a la pregunta: ¿cómo se comunica el hombre? Benjamin señala la diferencia entre la concepción burguesa de la lengua que se basa en considerar que el hombre comunica su ser espiritual mediante los nombres de las cosas, a través de las palabras con las cuales las cosas son designadas. Esto sólo afirma que el hombre comunica un objeto a otros hombres. "Tal teoría dice que el medio de la comunicación es la palabra, que su objeto es la cosa y que su destinatario es un hombre."15 La concepción opuesta a la teoría burguesa de la lengua no hace ningún tipo de distinción en cuanto a medio, objeto o destinatario. "Dice: en el nombre el ser espiritual del hombre se comunica con Dios."16 Sigue diciendo Benjamin: "Pero dado que la existencia espiritual del hombre es la lengua misma, el hombre no puede comunicarse a través de ella sino sólo con ella. La síntesis de esta totalidad intensiva de la lengua como esencia espiritual del hombre es el nombre. El hombre es aquel que nombra, y por ello vemos que habla la pura lengua. Toda naturaleza, en cuanto se comunica, se comunica en la lengua, y por lo tanto, en última instancia, en el hombre. Por ello el hombre es el señor de la naturaleza y puede nombrar las cosas. Sólo a través de la esencia lingüística llega el hombre desde sí mismo al conocimiento de éstas: en el nombre. La creación de Dios se completa cuando las cosas reciben su nombre del hombre, de quien en el nombre habla sólo la lengua."17 Blake A pesar de las innumerables controversias que han despertado sus obras en los estudiosos, todos están de acuerdo en la presencia de símbolos, conceptos e imágenes que corresponden a variadas cosmogonías y que fueron utilizadas por el poeta para la creación de su propio universo. Los nombres de Cristo, Isaías y Ezequiel son simplemente algunos de los elementos más comunes que podemos hallar en los textos en cuanto a la cosmogonía judeo-cristiana. También hallamos -no sin dificultad en algunos casos-alusiones estrechamente ligadas a concepciones del universo tan dispares como la de los gnósticos, los griegos, los nórdicos, los budistas y hasta los indios norteamericanos. Blake se interesó profundamente por obras sobre religión y ocultismo: la Biblia, libros religiosos indostánicos, la Cábala18, Boheme, Swedenborg, Ireneo19. Durante su juventud leyó las obras de Bacon20, Burke21, Locke22 y Newton23. Cabe preguntarse qué buscaba Blake en aquellas obras. La primera respuesta que puede acudir a la mente es que sólo buscaba satisfacer cierta curiosidad intelectual. Es posible que algo de eso haya. Sin embargo, leyendo cuidadosamente la obra de Blake se me ocurre que su búsqueda iba más allá de un ansia de conocimiento académico. Más bien creo que lo que Blake perseguía, como Nietzsche -como todos- era la Verdad. Que lo hiciera a través del lenguaje no debe extrañarnos. Después de todo el lenguaje -como vimos– es el instrumento esencial para alcanzar el conocimiento absoluto. Mejor dicho: el lenguaje, en tanto que no se diferencia del pensamiento, es el elemento primordial con que cuenta el hombre para intentar obtener el conocimiento absoluto. Que la capacidad de comprensión sea en el hombre limitada, es algo que el poeta experimentó en un principio. Blake buscó la Verdad, buscó a Dios en aquello que otros hombres habían escrito sobre Él. Quiso creer -como Zarathustra- pero no pudo. Sin embargo no se quedó lamentándose. La realidad, el universo, le desagradaba profundamente tal como se le presentaba. La frustrada búsqueda de su Dios desconocido lo obligó a aceptar la derrota24. Y Blake cayó. Pero esta derrota no fue de ningún modo definitiva, no se quedó allí. Como Alcioneo, Blake también es hijo de la tierra, y su caída renovó sus fuerzas. Levantóse fortalecido y el disgusto de su frustración se tornó rebeldía y llevándolo a crear un nuevo universo a su imagen y semejanza25. Mientras Nietzsche gimotea, Blake-Orc26 se rebela y da nacimiento a su propia Verdad27. En el principio era la palabra Retomemos a Benjamin, quien sostiene que todas las cosas se comunican; que la lengua se halla expresada en todas las cosas. Pero las lenguas de las cosas son imperfectas. Sólo la del hombre alcanza algún grado de perfección, ya que las cosas son mudas pues les está vedado "el principio formal lingüístico: el sonido"28. Lo incomparable del lenguaje humano reside en que la relación que tiene con las cosas es inmaterial y puramente espiritual: de ahí el sonido y el símbolo. "Este hecho simbólico es expresado por la Biblia al decir que Dios ha inspirado aliento al hombre; aliento: que es a la vez vida espíritu y lengua."29 Al examinar el primer capítulo del Génesis encontramos que sólo en el momento en que Dios engendra al hombre se habla de un material palpable. Adán es concebido con tierra30. Así, la creación del hombre se diferencia de todos los restantes actos de creación en los cuales el instrumento no es materia sino palabra. En el primer capítulo del Génesis se narra la historia de la Creación, según la cual Dios engendró las cosas a través de la palabra: "Dios dijo: Haya luz. Y hubo luz."31 La palabra -el verbo en Dios- tiene capacidad creadora. "En esta segunda historia de la creación, la creación del hombre no se ha producido mediante la palabra (Dios lo dijo: y así fue), sino que a este hombre no creado por la palabra le es conferido el don de la lengua, y se ve así alzado por encima de la naturaleza."32 Si Dios no crea al hombre mediante la lengua es para no someterlo a ella. La deja florecer en el hombre libremente; después de todo el hombre fue engendrado a imagen y semejanza de su Creador33. Una vez que hubo finalizado la Creación, en su último acto -la creación del hombre- descansó. Y lo hizo luego de haber legado al hombre su propio instrumento de creación. Esta fuerza creadora en el hombre, en un sentido, carece de su facultad divina y por lo tanto deriva en conocimiento. El hombre conoce la misma lengua con la cual Dios es creador. Mientras que el ser espiritual del hombre es la lengua en la cual aconteció la creación, cabe aclarar que la lengua humana es sólo el reflejo del verbo en el cual Dios realizó su Obra. "Toda lengua humana es sólo el reflejo del verbo en el nombre. El nombre se acerca tan poco al verbo como el conocimiento a la creación. La infinitud de toda lengua humana es siempre de orden limitado y analítico en comparación con la infinitud absoluta, ilimitada y creadora del verbo divino."34 En Dios el nombre es creador porque es verbo, y el verbo de Dios es conocedor porque es nombre. Leemos en el Génesis: "Y vio Dios que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas"35. Es decir que lo conoció mediante el nombre. Sólo en Dios el nombre es el medio puro del conocimiento, ya que el nombre es idéntico al verbo creador. Dios ha hecho las cosas cognocibles al nombrarlas. Mientras que el hombre nomina a medida que conoce. De la misma forma que Dante afirmaba que su Divina Comedia podía ser leída de cuatro maneras diferentes, y que la literal era sólo una de ellas, los cabalistas buscaban en las Sagradas Escrituras el verdadero nombre de Dios a través de los aspectos esotéricos que en ellas creían ver36. Utilizando los métodos cabalísticos, tales como la guematría y la permutación de las consonantes por sus respectivos valores numéricos, los cabalistas consideraban que para recuperar a Dios hacía falta encontrar su nombre secreto, con el cual serían develados todos los misterios del universo. El nombre de Dios se perdió luego de la Caída. En su poema El Golem, Borges dice: "Y, hecho de consonantes y vocales, Habrá un terrible Nombre, que la esencia Cifre de Dios y que la Omnipotencia Guarde en letras y sílabas cabales. Adán y las estrellas lo supieron En el Jardín. La herrumbre del pecado (Dicen los cabalistas) lo ha borrado Y las generaciones lo perdieron. Los artificios y el candor del hombre No tienen fin. Sabemos que hubo un día En que el pueblo de Dios buscaba el Nombre En las vigilias de la judería."37 Volviendo a Blake, podemos decir que de igual forma que Dios engendra el universo, Blake crea el suyo; es decir, por medio de la palabra. La imposibilidad del conocimiento absoluto ha hecho que aquellos autores angustiados en su escepticismo del lenguaje se paralicen y de esta forma no sean capaces de alcanzar ningún absoluto. Para Mauthner no hay absolutos. Tal afirmación no puede aplicarse a la obra de Blake. En los libros proféticos no hay otra cosa que absolutos. Dichos textos están trabajados con tajantes afirmaciones, sin titubeos. La duda no tiene cabida en la filosofía de Blake. En medio del torbellino de dudas y de las contradicciones que poblaban la edad moderna él se alza enérgico en su poesía. Históricamente, la lucha rebelde de Blake está dirigida hacia las realidades terrestres ficticias, persiguiendo mediante la Imaginación superar las barreras del pasado renacentista38. Solía decir: "si el sol y la luna dudasen se extinguirían inmediatamente."39. Para él, "[...] el mundo real era una ilusión efímera y engañosa, mientras que sus visiones llevaban el sello de la eternidad. Así; para él, el testimonio de los sentidos es falaz: es preciso ver no ‘por el ojo, sino a través del ojo’, y la realidad es una apariencia que hay que hay que interpretar por medio de la intuición y de la imaginación, que comunican directamente al hombre con Dios. [...] Por otra parte, Blake no interpretaba ni explicaba el sentido oracular de sus palabras ni de su poesía."40 La Razón crítica era el pensamiento imperante en su siglo, él estuvo poseído por extrañas creencias entre aquellos que lo razonaban todo: Blake conocía las limitaciones del lenguaje41. Es por eso que sus contundentes afirmaciones están hechas sobre la base de la descripción de Su propio universo y no de lo que todos conocemos como la realidad. La complejidad simbólica y hermética de los textos de Blake reside en que él es quien lo ha creado mediante el Verbo Blakiano y ante el intento de conocer tan particular Universo en forma absoluta, nos encontramos con innumerables dificultades. En su rebeldía ante Dios, Blake se hace dios. Y crea. Pero no para todos. Creía en la interpretación de su obra por lectores que no estuvieran corrompidos por el materialismo de la vida. Fue el niño incomprendido de su época. La metáfora del camello que Nietzsche utilizó en su Zarathustra, como así también algunos otros de sus conceptos, pueden ser aplicados a la figura de Blake y a su obra. En ella el filósofo postula que el camello se convirtió en león, símbolo de fuerza y de rebeldía, para liberarse de la deuda de un origen de animal que carga culpas, para librarse del "tú debes". Y el león debe transformarse en niño para alcanzar mediante santas afirmaciones, o absolutos, la inocencia -la libertad de culpa- y la posibilidad de juego como configuración del mundo. Esta imagen del niño es perfectamente aplicable a Blake; niño que tiene su sinónimo en el filósofo-artista. El juego del niño es una forma de ordenamiento o configuración del mundo que tiene sus propias reglas. En Blake, existe la necesidad de la continua creación y la de asumir un poco la inocencia como libertad de culpa. Y denominar a Blake como filósofo no es un error, ya que su filosofía tiene firmes basamentos. Nietzsche da como características del filósofo-artista las siguientes descripciones: o es un viajero sin meta42. o el pensamiento mismo es concebido como creación poética (poiesis) En Blake la poiesis asume carácter filosófico como creación de conceptos, de sentidos o de valores. Desde la concepción de la voluntad de poder como voluntad interpretativa, la labor propia de la voluntad de poder es la creación de sentidos. La ficción es la forma de interpretar la realidad. Son esos grandes simulacros de la realidad como los que construye Blake. Las ficciones son las configuraciones de lo real o los productos de las interpretaciones. En sus creaciones la generación de sentido tiene que ver con el descubrir en un nivel patético el sinsentido o el absurdo de la existencia. Los libros proféticos son una forma de enfrentar lo caótico, el devenir, una manera –la única tal vez- de construir un mundo, un sistema, una configuración de sentido que permita enfrentarse a lo caótico. Blake genera un tipo de filosofar donde lo caótico no es excluido, sino que hay algún tipo de relación que permite que lo caótico forme parte de la configuración del mundo, siendo un motor generador de conceptos: caos/orden. "Sin contrarios no hay progresión"43. Adrián Scolari NOTAS 1 “Hay que ser superior a la humanidad por fuerza, por altura de alma,- por desprecio...”. Nietzsche, Friedrich. El anticristo. Bs. As., Alianza, 1992. pág. 26. 2 Ben-Zvi, Linda, “Samuel Beckett, Fritz Mauthner y los límites del lenguaje”. Beckettiana, Nro. 5, (octubre 1997), pág. 31. 3 Nietzsche, Friedrich. Más allá del bien y del mal. México D. F., Porrúa, 1993. pág. XII. 4 Afirmación semejante aplicada a la figura de Nietzsche no deja de antojárseme sumamente arbitraria. Sostener que después de todo existe una conciliación entre el filósofo y el Cristo resulta, digo, exagerada ya que nadie puede- excepto el propio Friedrich- asegurar algo semejante sin pecar de pretencioso. Nietzsche no buscaba la unidad con el dios judeocristiano, sino que perseguía la idea de su propio concepto de Dios. 5 Nietzsche, Friedrich. Más allá del bien y del mal. México D. F., Porrúa, 1993. pág. XII. 6 Ben-Zvi, Linda, “Samuel Beckett, Fritz Mauthner y los límites del lenguaje”. Beckettiana, Nro. 5, (octubre 1997), pág. 33. 7 La preocupación por el lenguaje y la relevancia que tenía para explicar las cuestiones teológicas se ve en la querella de los universales. 8 Los llamados abusos del lenguaje. 9 Benjamin, Walter. “Sobre el lenguaje en general y sobre el lenguaje de los hombres”, en: Sobre el prójimo en la filosofía futura. Barcelona, Planeta Da Agostini, 1986. Pág. 147. 10 Benjamin, Walter. Op. cit. pág. 147. 11 Benjamin, Walter. Op. cit. pág. 139. 12 Benjamin, Walter. Op. cit. pág. 140. 13 Benjamin, Walter. Op. cit. pág. 140. 14 Benjamin, Walter. Op. cit. pág. 141. 15 Benjamin, Walter. Op. cit. pág. 142. 16 Benjamin, Walter. Op. cit. pág. 142. 17 Benjamin, Walter. Op. cit. pág. 143. Como está escrito: “Dios estaba formando toda bestia salvaje del campo y toda criatura volátil de los cielos, y empezó a traérselas al hombre para ver lo que llamaría a cada una; y lo que el hombre la llamaba, a cada animal viviente, ese era su nombre.” (Génesis 2, 19) 18 En aquel tiempo comenzó a circular una traducción al inglés del Zohar (El libro del Esplendor) y otra del Sefer Yetzirá (El libro de la Creación), que muy probablemente hayan llegado a las curiosas manos de Blake. 19 Es posible que Blake leyese la obra Adversus Haereses o también llamada Refutación y desenmascaramiento de la falsa gnosis, escrita por Ireneo contra la doctrina de los gnósticos. No han llegado hasta nosotros escritos de esta singular doctrina y es por Ireneo que la conocemos hoy. 20 The advancement of learning. 21 A Philosophical Inquiry into the Sublime and Beatiful. 22 Essay concerning Human Understending 23 Principia Mathemática. 24 “¿Por qué eres silente e invisible, padre de la envidia? ¿Por qué tras las nubes te ocultas a todo ojo indagador? ¿Por qué tanta oscuridad y tanta confusión en tus palabras y en tus leyes? Ya nadie osa morder el fruto más que si viene de las aviesas mandíbulas de la serpiente.” Blake, William. “A papanadie”, en: Poesía completa, Biblioteca Personal de J. L. Borges, Bs. As, Hispamérica., 1986. 25 “En la raza humana, lo mítico representa una edad temprana y primitiva, pero en la vida del individuo dicha etapa es de madurez.” Bartra, Agustí. “Prólogo”, en: William Blake, Primeros libros proféticos. Universidad Nacional Autónoma de México, México D. F., 1990. pág. 19. 26 “Orc, hijo de Los y Enitharmon, representa la vida elemental. Es el héroe central en ‘América’, donde simboliza la libertad y también el martirio. Otras veces, es la energía de ser o la imaginación humana que busca liberarse de los constreñimientos físicos. Representa asimismo el arribo de una renovación vital que tiene sus correlativos históricos en expresiones revolucionarias destructoras del orden existente.” E. C. T. “Vocablos de sentido especial en la cosmogonía de Blake”, en: William Blake, antología poética. Alianza, Bs. As., 1992. pág. 225. 27 “Quien desea y no actúa engendra la plaga” Blake, William. “Las Bodas del cielo y el infierno”, en: Poesía completa, Biblioteca Personal de J. L. Borges, Bs. As, Hispamérica., 1986. 28 Benjamin, Walter. Op. cit., pág. 145. 29 Benjamin, Walter. Op. cit., pág. 145. 30 “Entonces Dios formó al hombre del lodo de la tierra, e inspiróle en el rostro un soplo de vida, y quedó hecho el hombre, ser con alma viviente.” (Génesis 2, 7) 31 Génesis 1, 3. 32 Benjamin, Walter. Op. cit. pág. 145. Tal como aparece en la Biblia: “Y por fin dijo: Hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra, para que domine a los peces del mar, y a las aves del cielo, y a los ganados y a todas las bestias de la tierra, y a todo reptil que se mueve sobre la tierra” (Génesis 1, 26) 33 “Creó Dios al hombre a imagen suya; a imagen de Dios le creó, los creó varón y hembra.” (Génesis 1, 27) 34 Benjamin, Walter. Op. cit., pág. 147. 35 Génesis 1, 4. 36 Swedenborg también sostenía que la Biblia podía ser interpretada de dos formas: una literal y la otra simbólica. Para la develación de esta última, el visionario sueco creó toda una seria de analogías en las cuales la simbología bíblica era interpretada. 37 Borges, Jorge Luis. "El Golem", en Obra poética. Bs. As., Emecé, 1996. 38 “¿No me crees? No procuraré convencerte. ¿Duermes? No intentaré despertarte. Sigue durmiendo, sigue durmiendo. Mientras duren tus gratos sueños la razón podrás beber en las claras corrientes de la vida. La razón y Newton son cosas muy distintas. Por eso cantan la golondrina y el gorrión. La razón dice: <<Milagro>>; Newton dice: <<Duda>>. De tal manera se explica la naturaleza. <<Duda, duda siempre; no creas sin experimentar>>: eso, precisamente, lo que Jesús quiso expresar al decir: <<Limitaos a creer. Creed y esforzaos>>. ¡Esforzaos, esforzaos, que la razón nada importa!” Otro: “Es un imbécil quien reclama pruebas para creer en lo que es incapaz de percibir; y tonto sería quien se esforzara en hacer creer algo a semejante imbécil” Blake, William. “Poemas del manuscrito de D. G. Rosetti (II)”, en:.Poesía completa, Biblioteca Personal de J. L. Borges, Bs. As, Hispamérica., 1986. pág. 157 y 163. 39 Bartra, Agustí. Op. cit. pág. 16. 40 Bartra, Agustí. Op. cit. pág. 16. 41 “<<Nadie ama a otro como a sí mismo y a nadie venera más.>> Ni es posible al pensamiento conocer algo superior a él.” Blake, William. “El niño perdido”, en: “Cantos de experiencia”, en: Poesía completa, Biblioteca Personal de J. L. Borges, Bs. As, Hispamérica., 1986. pág. 117. 42 La imagen del viajero errático la podemos observar en el siguiente poema de Blake: “Dejadme, oh, dejadme con mis pesares; aquí permaneceré hasta desaparecer hasta no ser más que un espíritu y haber dejado esta forma de arcilla. Entonces vagaré por este bosque recorriendo campos sin sendas. A través de la penumbra él verá mi sombra y escuchará mi voz en la brisa.” Blake, William. “Canciones de una isla en la luna, VI”, en: Poesía completa, Biblioteca Personal de J. L. Borges, Bs. As, Hispamérica., 1986. pág. 44. 43 Blake, William. “Las bodas del cielo y el infierno”, en: Poesía completa, Biblioteca Personal de J. L. Borges, Bs. As, Hispamérica., 1986.