INFORME FINAL DE INVESTIGACIÓN EL MASOQUISMO FEMENINO Y LA SEXUALIDAD FEMENINA: UN ACERCAMIENTO DESDE EL PSICOANÁLISIS FREUDIANO Carlos Alberto Urueña Jaramillo Carlos Andrés Hurtado Díaz Psicólogo Posgrado en Clínica Psicoanalítica Aspirante a Magister en Psicoanálisis Director Universidad Católica Popular Del Risaralda Facultad de Ciencias Sociales, Humanas y de la Educación Programa de Psicología Pereira- Risaralda. 2010 El Masoquismo Femenino 2 DEDICATORIA A mí, a mi vida, a los momentos vividos y compartidos, a las elecciones tomadas que bien o mal siempre se han sostenido en una búsqueda de autenticidad. El Masoquismo Femenino 3 AGRADECIMIENTOS Le agradezco profundamente a mis padres y familia por apoyarme en tantos momentos, por apoyar y aceptar las elecciones que alguna ves se tomaron. De igual forma a todos mis compañeros: Pedro Pablo Montoya, Lina maría López, Mauricio Monroy, Camilo Echeverri y Omar Marín por su amistad que se ha compartido desde el inicio de este proceso. Además a Milena (A) Torres por su gran compañía, amistad, cariño y preocupación en el último tramo de este viaje. A mi profesor y compañero Wilman Rodríguez que si bien no estuvo de la manera más directa en la presente producción, desde el principio trasmitió su deseo por el conocimiento y la vida. A Carlos Andrés Hurtado, por trasmitir su pasión e interés por el psicoanálisis, por sus aportes, dedicación y paciencia. Y finalmente a Ángela María Gómez la mejor compañera, con mucho cariño y amor por su presencia, palabras, miradas y comprensión. Que linda pecera!!!! El Masoquismo Femenino 4 CONTENIDO DEDICATORIA 2 AGRADECIMIENTOS 3 EL MASOQUISMO FEMENINO Y LA SEXUALIDAD FEMENINA: UN ACERCAMIENTO DESDE EL PSICOANÁLISIS FREUDINANO 1. DESCRIPCIÓN DEL ÁREA PROBLEMÁTICA 1.1. FORMULACIÓN DEL PROBLEMA 1.4. OBJETIVOS 25 25 31 1.4.1. Objetivo general 31 1.4.2. Objetivos específicos 2. 7 7 1.2. PLANTEAMIENTO DE LA PREGUNTA 1.3. JUSTIFICACIÓN 7 MARCO TEÓRICO 31 31 2.1. Pulsión y pulsiones parciales, Masoquismo. 32 2.2. Sexualidad: diferencia psíquica entre los sexos, pasividad y actividad. 50 2.3. Masoquismo erógeno, masoquismo femenino y masoquismo moral ¿Piensa Freud la mujer como masoquista? 59 2.4. El masoquismo femenino y la vinculación amorosa 69 El Masoquismo Femenino 5 2.5. Acercamiento al psicoanálisis Lacaniano, ¿masoquismo o los estragos del amor? 3. METODOLOGÍA 80 4. DISCUSIÓN 5. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES 6. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 7. BIBLIOGRAFÍA 85 96 93 90 75 El Masoquismo Femenino 6 “El espíritu humano está expuesto a las más sorprendentes conminaciones. Se teme sin cesar a sí mismo. Sus movimientos eróticos le aterrorizan. La santa se aparta con horror del voluptuoso: ignora la unidad de las pasiones inconfesables de este último y de las suyas propias. Sin embargo, es posible buscar la cohesión del espíritu humano, cuyas posibilidades se extienden desde la santa hasta el voluptuoso. Me coloco en un punto de vista tal que percibo esas posibilidades opuestas coordinándose. No intento reducirlas unas a otras, sino que me esfuerzo en captar, más allá de cada posibilidad negadora de la otra, una última posibilidad de convergencia. No pienso que el hombre tenga la oportunidad de arrojar un poco de luz sobre si mismo antes de dominar lo que le horroriza. No es que deba esperar un mundo en el que no quedara razón alguna para el horror, en el que el erotismo y la muerte se encontraran en el terreno de los encadenamientos de una mecánica. Pero el hombre puede superar lo que le horroriza, puede mirarlo cara a cara.” Bataille, G. 1985. Pág. 15 El Masoquismo Femenino 7 EL MASOQUISMO FEMENINO Y LA SEXUALIDAD FEMENINA: UN ACERCAMIENTO DESDE EL PSICOANÁLISIS FREUDIANO 1. DESCRIPCIÓN DEL ÁREA PROBLEMÁTICA 1.1. FORMULACIÓN DEL PROBLEMA Cuando se habla de masoquismo inmediatamente se hace referencia a una disposición sexual que consta del alcance máximo de placer al ser un objeto al cual se le infringe dolor, esto se conoce como una perversión sexual. Freud en su texto tres ensayos de teoría sexual (1905) realiza un acercamiento a las conocidas perversiones sexuales, y trata de mostrar cómo tales configuraciones de la sexualidad tienen un referente antiguo que se vincula con las vivencias de la sexualidad infantil. Por tanto, el masoquismo al tener un correlato en las vivencias más tempranas muestra que es un posicionamiento subjetivo y que la vida sexual del adulto es una configuración de una práctica adquirida mucho antes. Sin embargo, el masoquismo no debe ser resumido única y exclusivamente al comportamiento sexual del adulto o una perversión, ya que al ser una posición subjetiva también puede ser asumida de diferentes formas en la relación con el otro. Al tomar el texto: pulsiones y destinos de pulsión (1915) que se propone como uno de los más fundamentales intentos Freudianos por descifrar la dinámica pulsional, (y para el caso de la presente investigación), resulta de gran interés las intelecciones sobre la pulsión masoquista que aquí se tratan, Freud propone cuatro destinos para la pulsión y para ejemplificar dos de ellos, el trastorno hacia lo contrario y la vuelta hacia la persona propia, utiliza el masoquismo para señalar las vías destinatarias. El Masoquismo Femenino 8 En cuanto al primero, trata de explicar la vía de la pulsión como dos procesos diversos: la vuelta de una pulsión de la actividad a la pasividad y el trastorno en cuanto al contenido. Para este primer proceso retoma la dualidad masoquismo-sadismo y/o el placer de ver- Exhibición para mostrar cómo se trastoca la meta de la pulsión en términos de la actividad y pasividad de esta; y para el segundo proceso puntualiza que el único fenómeno conocido es la mudanza de amor en odio y viceversa (Freud 1915. Pág. 122). En cuanto a la vuelta hacia la persona propia, menciona que el masoquismo es un sadismo vuelto hacia el yo propio. Según estas intelecciones, Freud propone un sadismo originario del que germina posteriormente el masoquismo, ya que es en la fantasía del masoquista donde se obtiene la ganancia de placer al identificarse con aquel sujeto ajeno que le infringe dolor. Para Freud se hace evidente que en esos dos procesos el trastorno hacia lo contrario y la vuelta hacia la persona propia tienen en común la convergencia en los mismos en ejemplos, es decir, la dualidad sadismo-masoquismo, Freud describe en tres momentos el cómo se realiza la mudanza de la meta pulsional: donde (1) el sadismo consiste en una acción violenta contra un sujeto en posición de objeto, posteriormente, (2) tal objeto es resignado y se sustituye por la persona propia, mudanza que trae consigo el cambio de meta en cuanto que pasa de ser activa a una pasiva, este momento no es el masoquismo en cuanto tal, se manifiesta como una posición de autocastigo, de automartirio; finalmente, (3) se busca un nuevo objeto que al asumir la posición de sujeto administrara el dolor, esto es lo que se conoce como masoquismo. Freud dice: “no parece haber un masoquismo originario que no se engendre del sadismo de la manera descrita” (Freud, 1915. Pág. 123) El Masoquismo Femenino 9 Posteriormente, en más allá del principio del placer (1920) lleva, más allá, su teoría pulsional proponiendo una nueva visión dual de las pulsiones1: así pulsión de muerte y pulsión de vida direccionarán los nuevos conocimientos y la movilidad del mundo psíquico de los sujetos, hecho que movilizará un nuevo ordenamiento en torno al masoquismo que en tempranos desarrollos era considerado como secundario. Dice Freud, “Una pulsión sería entonces un esfuerzo, inherente a lo orgánico vivo, de reproducción de un estado anterior” (Freud, 1920. Pág. 36), “Hay como un ritmo titubeante en la vida de los organismos; uno de los grupos pulsionales se lanza, impetuoso, hacia adelante, para alcanzar lo más rápido posible la meta final de la vida; el otro, llegado a cierto lugar de ese camino, se lanza hacia atrás para volver a retomarlo desde cierto punto y así prolongar la duración del trayecto” (Freud, 1920. Pág. 40). En lo que respecta a este escrito en particular cobra gran relevancia ya que se revalúa el principio del placer en correlación con la compulsión a la repetición, “más bien se ve forzado a repetir lo reprimido como vivencia presente, en vez de recordarlo, como el médico preferiría, en calidad de fragmento del pasado. Esta reproducción, que emerge con fidelidad no deseada, tiene siempre por contenido un fragmento de la vida sexual infantil y, por tanto, del complejo de Edipo y sus ramificaciones” (Freud, 1920. Pág.18). En este sentido no toda formación sustitutiva trae consigo una ganancia de placer, en términos de esta repetición lo que se encuentra es un malestar que da cuenta de una vivencia hace tiempo olvidada y dolorosa, la disposición masoquista se ve vinculada a esta repetición. 1 Antes de proponer la nueva teoría de las pulsiones de vida y muerte, reconocía un dualismo, las pulsiones yoicas y las sexuales. Las pulsiones sexuales son aquellas que se ven dirigidas a los objetos exteriores buscando ser descargadas esto en función con el principio del placer, por otro lado las pulsiones yoicas o de autoconservación, en constante lucha con las sexuales, buscan mediar esta tendencia a la descarga en función con el principio de realidad. El Masoquismo Femenino 10 Con las nuevas construcciones acerca de la teoría pulsional Freud replantea lo dicho con respecto al masoquismo2, así ya no puede hablarse de un sadismo originario, por el contrario, se encontrara una formación masoquista primordial, es decir, en la etapa narcisista del niño, donde ésta se anudará posteriormente a las metas de la pulsión de muerte, si ésta tiende al equilibrio constante, a un estado cero, este masoquismo primordial es correspondiente a esta tendencia. Es de aclarar, que esta posición subjetiva si bien se reconoce en el desarrollo sexual femenino, también se encuentra en el desarrollo de la sexualidad masculina; así, durante el desarrollo sexual del niño no puede encontrarse una diferenciación manifiesta entre los sexos y es en su desarrollo, en su vinculación con la palabra y la cultura como este organismo adoptara una posición con respecto al mundo que lo rodea. Freud en sus nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933) dice lo siguiente: Masculino y femenino es la primera diferencia que ustedes hacen cuando se encuentran con otro ser humano y están habituados a establecerla con resuelta certidumbre (…) luego la ciencia les dice otra cosa que contraria sus expectativas y es probablemente apta para confundir sus sentimientos. Les hace notar que partes del aparato sexual masculino se encuentra también en el cuerpo de la mujer, si bien para un estado de atrofia, y lo mismo es válido para el otro sexo. Ella ve en este hecho el indicio de una bisexualidad, como si el individuo no fuera varón o mujer, sino ambas cosas en cada sexo, solo que más de lo uno que lo otro. (Freud, 1933. Pág. 105-106) Es necesario aclarar que la posición masoquista femenina no se puede mencionar a manera de condición estructural de la diferencia anatómica, si bien, para Freud influyen de alguna manera los caracteres sexuales no es por estos en cuanto tal, es la dinámica pulsional en su 2 Esta nueva propuesta de la dualidad de las pulsiones se ve articulada con la nueva concepción del masoquismo en textos como Pegan a un niño (1919), El yo y ello (1923) y El problema económico del masoquismo (1924). El Masoquismo Femenino 11 desarrollo sexual la que permitirá estructurar tal posición, y como no existe una caracterización de pulsiones femeninas y masculinas, la descarga pulsional por la vía del masoquismo puede darse entonces en ambos sexos. Son estos hechos los que van dando entrada a uno de los grandes problemas que ocuparon el pensamiento de Freud, a saber: el misterio de lo femenino, llama su atención lo complejo y oscuro de la sexualidad femenina y su relación con lo inconsciente será entonces aquel interrogante constante en toda su obra; ya en sus inicios señala sobre la sexualidad femenina: “permanece envuelta en una oscuridad impenetrable” (Freud, 1905. Pág. 137), aunque algunas de sus investigaciones clínicas lo llevan a considerar que la vida sexual del niño era equivalente a la de la niña, por ejemplo, en cuanto al pasaje del Edipo fue para él análoga; así como el niño era portador de mociones amorosas para la madre, era para la niña igual pero con el progenitor contrario. Este tipo de comentarios se hacen evidentes en textos como Tres ensayos de teoría sexual (1905) y El yo y el ello (1923a), en este último, por ejemplo, hace manifiesto que la resolución del complejo de Edipo en el varón se establece cuando hace una renuncia a la madre como objeto y posteriormente se efectúa una identificación bien sea con la madre o con el padre, ésta última siendo la más normal, “análogamente, la actitud edipica de la niñita pude desembocar en un refuerzo de su identificación-madre (o en el establecimiento de esa identificación), que afirme su carácter femenino” (Freud, 1923a. Pág. 34). No obstante, es la misma investigación clínica la que lo conduce a considerar que ésta analogía entre los sexos era deficiente al no comprender las complejidades del desarrollo sexual femenino. Donde se hacen manifiestas estas inconformidades con respecto a las elucidaciones realizadas, es en su texto Pegan a un niño (1919) donde casi todas las evidencias clínicas son El Masoquismo Femenino 12 tomadas con respecto a fantasías de castigo en mujeres, y según estos desarrollos “se malograba la expectativa de un paralelismo integro” (Freud, 1919. Pág. 193). Freud con este texto tuvo el propósito de realizar un acercamiento más profundo al problema del masoquismo, y a su vez ampliar el conocimiento acerca de las perversiones sexuales. La fantasía de castigo que enunciaban sus pacientes era la situación de ver a un niño el cual azotan, tal fantasía, es en un principio análoga entre el hombre y la mujer, con el desarrollo clínico tal analogía llego a ser bastante disímil. Esta fantasía se hace tan significativa para Freud en la medida en que se encontraba encadenada a etapas preedipicas de la sexualidad infantil, así, tal fantasía, en el desarrollo clínico, se trasmuda en tres momentos; Freud las enuncia así: 1. El padre pega al niño, 2. Yo soy azotado por el padre y 3. se asemeja de nuevo a la primera, donde el niño vuelve ser distinto del fantaseador y ya no es el padre quien azota, empero si es un represente de este como un maestro. Se destacan dentro del texto dos puntos fundamentales para la presente investigación, la primera corresponde a la bisexualidad constitucional del hombre, en cuanto a que en lo inconsciente existe una única libido; así, las fantasías de paliza en hombres acreditan una meta masoquista la cual se relaciona con una posición netamente femenina, femenina en el sentido sexual, es decir, en cuanto que en las prácticas sexuales y las fantasías evidenciadas de estos asumían posiciones que significaban ser castrado, ser poseído o parir. Agregado a esto encuentra que la fantasía de paliza atestigua un momento en el desarrollo sexual del niño donde tomó a su padre como objeto de amor, la desfiguración de su contenido se lleva a cabo por medio de la represión, tal fantasía es en sí misma un sustituto punitivo, de autocastigo, que se encadena con el amor hacia el padre en el estadio edipico. Al continuar el recorrido en la obra Freudiana con respecto al masoquismo y el masoquismo femenino se encuentra el texto El problema económico del masoquismo (1924), este texto es uno El Masoquismo Femenino 13 de los más importantes con respecto a las contribuciones de Freud en lo concerniente a este tema. Nos dice lo siguiente: “la aspiración masoquista en la vida pulsional de los seres humanos puede con derecho calificarse de enigmática. (…) el masoquismo es incomprensible si el principio del placer gobierna los procesos anímicos” (1924. Pág. 165) Nuestro autor retoma los hallazgos mencionados en Pegan a un niño (1919) con el fin de hacer manifiesta su tesis más desarrollada acerca de un masoquismo anterior al sadismo, hasta este texto de 1919 sus intelecciones giraban hacia las raíces sádicas. Aquí, en armonía con la dualidad pulsional, Eros y Tanathos, considera que la manifestación masoquista parte de la pulsión de muerte que en un principio se dirige hacia el propio sujeto, a partir de aquí devendrá el sadismo, que en calidad de pulsión de apoderamiento, de destrucción, se verá dirigida hacia el mundo exterior esto gracias al principio del placer, esté busca redireccionar la pulsión de muerte hacia el mundo exterior pero tal proceso no se logra de manera idónea, algo de la pulsión de muerte continua afectando al sujeto. Este residuo pulsional es lo que posteriormente se conocerá como masoquismo erógeno, en su base; y sus otros dos momentos, masoquismo femenino y masoquismo moral. Es en 1924 con El sepultamiento del complejo de Edipo, donde hace evidente una gran oscuridad con respecto a la sexualidad femenina, oscuridad en la medida en que lo que se suponía convocaba esta sexualidad no puede ser completamente cierta; dice Freud: “Nuestro material se envuelve aquí –incomprensiblemente- mucho más oscuro y lagunoso. También el sexo femenino desarrolla un complejo de Edipo, un súper yo y un periodo de latencia. ¿Puede atribuírsele también una organización fálica y un complejo de castración? La respuesta es afirmativa, pero las cosas no pueden suceder de igual manera que en el varón.” (Freud, 1924. Pág. 185). Estas nuevas consideraciones se ven posteriormente mejor puntualizadas en textos como: Algunas consideraciones psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos (1925), sobre la El Masoquismo Femenino 14 sexualidad femenina (1931) y en la 33a conferencia de sus Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis, la feminidad (1933). El texto de 1925 puede ser leído como una antesala para los siguientes, presenta los mismos temas con respecto al desarrollo de la sexualidad femenina pero de manera resumida. Expresa de manera notoria que la vida sexual de la niña no puede ser homologada a la del varón; si bien el paso por el Edipo del niño es muy importante y de alguna manera evidente su dinámica, no es igual para ambos sexos. El niño sostiene el mismo objeto de amor desde su nacimiento, la madre, y es cargado de mociones libidinosas en el complejo de Edipo con la activación genital, siendo el padre un rival y una tara para su satisfacción, se vuelve objeto de afectos agresivos. Es gracias a la angustia de castración que el varón termina por renunciar a su madre como objeto de amor no queriendo perder sus genitales. Tanto en el varón como en la hembra el objeto primordial de amor es la madre “Pero, ¿cómo llega la niña a resignarlo y a tomar a cambio el padre como objeto?” (Freud, 1925. pág. 270). Si bien lo masculino y lo femenino no se concretarán por las diferencias anatómicas estas si tienen implicaciones en el desarrollo psíquico del sujeto. La niña al verse castrada e incompleta con respeto al compañero varón podrá entonces tomar tres vías para el desarrollo de su sexualidad: una que se manifestara en el completo extrañamiento de la vida sexual; otra en la desmentida, donde la niña no acepta su castración y piensa que efectivamente tiene un pene y se comportara como un varón en lo sucesivo; y la tercera salida es la tendencia a debilitar los lazos afectivos con la madre, esto debido a que se toma la madre como la responsable de tal afección, empero, dejando como consecuencia el desarrollo de la feminidad. (Freud, 1925. Pág. 271-273). Ahora bien, ¿Cómo nos acercamos al masoquismo femenino? Ya se mencionaron al principio de este apartado las construcciones Freudianas con respecto a la pulsión en su posición El Masoquismo Femenino 15 activa o pasiva, donde se da al masoquismo el carácter de una meta pasiva de la pulsión. Es entonces necesario que en el desarrollo sexual de la niña se pierda el carácter masculino en términos de la actividad de la pulsión. Sin embargo, no se debe entender el masoquismo como perversión sexual sino una configuración de la pulsión en cuanto a su descarga por medio de metas pasivas. Diferentes planteamientos freudianos en torno a la mujer se evidencian en toda su obra; la sexualidad, la feminidad y el masoquismo femenino son algunos temas que hacen enigma en Freud y que desde el inicio de su obra hasta el final de sus días escudriña por doquier intentando develar aquellos misterios que constituyen a la mujer. Aunque resulta indudable que los aportes teóricos y clínicos encontrados por Freud son más que valiosos, aun siguen surgiendo preguntas en medio de sus postulados, tal y como es el caso de la pregunta que se plantea y que dirige el curso de esta investigación. Dentro de la Universidad Católica Popular del Risaralda en el programa de Psicología, se han encontrado tres monografías que tienen puntos de encuentro con la presente propuesta, un artículo para la línea de investigación psicoanálisis, trauma y síntomas contemporáneos y además un artículo en la revista Grafías. La primera se presenta con el título “Agresividad en el sujeto: una aproximación psicoanalítica” desarrollada por el Psicólogo Carlos Andrés Hurtado en el año 2005 con la cual opta al título de Psicólogo. Esta monografía se encuentra relacionada con la presente propuesta, en la necesidad de teorizar sobre el concepto de pulsión, tan importante en el psicoanálisis Freudiano, con el fin de dar cuenta de las causas de la agresividad en las relaciones humanas; particularmente se tomara el apartado número 2 “Caracterización y entrelazamiento de la pulsión” ya que el autor realiza un acercamiento al concepto de pulsión y en este mismo orden de ideas retoma la teorización Freudiana acerca del masoquismo. No obstante, se encuentra una El Masoquismo Femenino 16 diferencia en relación con sus objetivos; el autor trata de acercarse a los inicios de la tendencia humana a destruirse y a destruir a sus semejantes, para tal propósito retoma el concepto de pulsión en su relación con el inconsciente y la sexualidad, tratando de develar el origen de la agresividad en los seres humanos. Por el contrario, en la presente monografía se retoman las implicaciones de la pulsión en su relación con lo inconsciente y la sexualidad femenina para dar cuenta de lo que Freud denomina: Masoquismo femenino. La siguiente monografía que aporta a la presente elaboración se titula “Estructuración del acto suicida en la teoría de Freud y Lacan” desarrollada por: Luz Adriana Bedoya en el año 2008, monografía desarrollada para obtener el título de Psicóloga. Esta monografía se pregunta por el acto suicida consumado, tratando de develar aquello que se juega a nivel subjetivo en el sujeto que desencadena tal acto de violencia para consigo mismo, retoma las consideraciones de Freud sobre la pulsión de muerte, la cual permite esclarecer las manifestaciones autodestructivas; retoma de la teoría Freudiana para mirar el fenómeno del suicidio como manifestaciones sintomáticas, en relación con las identificaciones del sujeto y su relación con la angustia. Y como lo evidencia en su título, es también bastante amplio la teorización con respecto al Psicoanálisis de Jaques Lacan, observa el fenómeno del suicidio en la relación con el otro, las implicaciones del masoquismo primordial y las implicaciones de la pulsión en su manifestación como acto. Esta monografía se acerca en la medida que se hace necesario teorizar con respecto a la pulsión de muerte y las implicaciones de ésta en los actos aniquilatorios. Son puntos que se asemejan, pero los intereses se bifurcan desde muy temprana la argumentación. La monografía final que aporta a la presente se titula “La función del dolor en el sadismo y el masoquismo como estructuras perversas” escrita por Sandra Marcela Mora Restrepo en el año 2009 con la cual opta para su título de Psicóloga. Esta monografía pretende realizar un acercamiento a la perversión como estructura específicamente en su posición masoquista y sádica El Masoquismo Femenino 17 con respecto al dolor. Para tal interés retoma los textos de Freud y Lacan más importantes. Ambas monografías se asemejan en cuanto que para realizar está aproximación hacia las consideraciones del sadismo y el masoquismo se hace necesario trabajar las implicaciones de la teoría pulsional, y si bien tiene un excelente sustento desde el psicoanálisis Freudiano, se hace evidente una fuerte revisión y lectura de Lacan. Finalmente la pretensión de la autora se dirige hacia la función del dolor en las perversiones clásicas, función la cual no se puede equivaler al concepto del masoquismo femenino en cuanto que no se relaciona con la perversión En un segundo punto, las pretensiones de la autora giran con respecto al masoquismo y el sadismo en cuanto tal, como meta de la pulsión. Para la presente elaboración, hablar de masoquismo se hace fundamental en cuanto que delimita el objeto de estudio mostrando que el objetivo se dirigiré al concepto de masoquismo femenino. Así, la manifestación masoquista y el masoquismo femenino son dos conceptos distintos, que si bien se entrelazan en la dinámica psíquica y en la fundamentación teórica son tesis distintas. Se encontró un artículo para la línea de investigación Psicoanálisis, trauma y síntomas contemporáneos del grupo Clínica y Salud Mental, por: Ana María Restrepo y su artículo lleva el título “Ser mujer y ser madre: ¿una conquista de lo femenino?” del año 2007, articulo con el cual opta al título de Psicóloga. Este artículo de alguna manera presenta las mismas pretensiones que la presente monografía, se pregunta por la sexualidad femenina desde la teoría psicoanalítica de Freud y de Lacan tratando de esclarecer el papel que asume la mujer en situación de maltrato frente a su conyugue, tratando de ir más allá de la victimización que le ha conferido el discurso social. Para tal propósito se abordó como categorías conceptuales, la sexualidad femenina, el masoquismo femenino y La madre en Freud y Lacan. Esto con el fin de evidenciar que en esta situación de maltrato, la mujer obtiene un goce desconocido para ella y que tal posición tiene que El Masoquismo Femenino 18 ver con la relación asumida con la madre en su sexualidad infantil. Este artículo es el que más asemeja a los intereses de la presente monografía: retoma dos categorías fundamentales para ambos escritos, la sexualidad femenina y el masoquismo femenino, si bien la autora devela tales conceptos desde Freud y Lacan, la presente monografía puntualiza en el primero y solo menciona al segundo en términos de un acercamiento y sus posibles consideraciones con respecto al masoquismo femenino. Se encontró también en la Universidad Católica Popular del Risaralda un artículo de revista con el nombre “Masoquismo: de la culpa inconsciente a la necesidad de castigo” de la Psicóloga Docente Ana Lucia Sanín, este texto se presenta como un recorrido teórico de la teoría Freudiana con respecto al problema del masoquismo, trata de desarrollar tres momentos del desarrollo teórico de Freud, un primero donde se concibe el masoquismo como un sadismo vuelto hacia el yo propio, el segundo como un derivado del sadismo por consecuencia del sentimiento de culpa y por último la tesis del masoquismo como originario, este recorrido teórico busca ser una luz bajo la cual se mire el problema del maltrato infantil. Este texto se encuentra bastante relacionado con la presente monografía ya que la docente realiza un recorrido bastante similar con respecto al masoquismo. Retoma las primeras elaboraciones de Freud con respecto a la perversión sexual y la dinámica de la pulsión, en su término se retoma la conceptualización final, en donde existe un masoquismo erógeno, un masoquismo femenino y uno moral. No obstante, la docente no retoma el concepto Freudiano de masoquismo femenino, en esto reside la divergencia fundamental; Freud en su texto El problema económico del masoquismo (1924a) replantea su tesis del masoquismo corroborando que este se presenta de entrada como primordial gracias a la pulsión de muerte, menciona que este se desprenderá en tres momentos: el masoquismo erógeno, el masoquismo femenino y el masoquismo moral, la docente si bien menciona este nuevo cambio dentro de su teoría no hace referencia al masoquismo femenino El Masoquismo Femenino 19 aunque coloca el termino fantasía femenina el cual enlaza, como consecuencia, al masoquismo erógeno. En la Fundación Universitaria de Manizales se encontraron varias tesis de grado de la Facultad de Psicología que retomaban la categoría de sexualidad femenina, algunos de estos abordajes se realizaron desde la teoría psicoanalítica o desde un modelo cognitivo comportamental. Así, se encuentra una tesis con el nombre “La liberación femenina, un eslabón perdido en la teoría psicoanalítica” con la cual opta al título de Psicóloga en 1984 la psicóloga Olga Patricia Quintero. La autora tiene como objetivo “…delinear la lucha reivindicativa de la mujer” (Quintero, 1984. Pág. 3), esto fundamentada en mistificaciones y tabúes acerca de la condición actual femenina, así, retoma dos consideraciones fundamentales del estatuto de lo femenino en términos de su mitificación lo cuales son “el eterno femenino” fundamentada en la creencia judío-cristiana y el mito, según la autora, de la castración femenina de acuerdo con la teoría psicoanalítica. La autora asegura que Freud al desarrollar su teoría sexual entra en una contradicción, ya que define la teoría psicoanalítica como teoría netamente masculina y bajo este parámetro se trata de medir a la mujer, es decir, que la mujer es un hombre sin pene (Quintero, 1984. Pág. 4). La autora trata de hacer un recorrido histórico que de un sustento al estado actual de la mujer, mostrando factores sociales que han tratado de rebajarla o colocarla en un lugar inferior al masculino. Esta investigación en si misma dista mucho de la presente, si bien retoma algunas consideraciones acerca del psicoanálisis y la sexualidad femenina, no son buenos referentes acerca de la teoría psicoanalítica como para llegar a tales afirmaciones; no se queda en un solo exponente del psicoanálisis, si bien menciona a Freud su sustento teórico son las consideraciones posfreudianas del psicoanálisis. El Masoquismo Femenino 20 Se encuentra una tesis de 1992 para participar al título de psicólogos con el nombre “Actitud de jóvenes y adultos hombres y mujeres de estrato socio-económico alto y bajo de la ciudad de Pereira frente al tabú de la virginidad” de los Psicólogos Adriana Cardona Tamayo y Gloria Matilde Restrepo. Las autoras buscan con este producto identificar si con respecto a la sexualidad femenina sigue existiendo el tabú frente a su virginidad o por el contrario la virginidad es un concepto que no trasciende en el comportamiento sexual de las personas. El tipo de investigación es exploratoria descriptiva, trasversal, comparativa y con un diseño factorial no experimental, bajo la dirección de tres variables predictivas, estrato socio económico, edad y sexo de la población de Manizales. Se encuentra una tesis de 1995 con el nombre “abordaje conceptual y psicoterapéutico de algunos fenómenos presentes en la dinámica corporal” de la psicóloga Luz Marina Aristizabal García con la cual opta al título de psicóloga. La autora trata de realizar un acercamiento al fenómeno de la maternidad desde una visión psicoanalítica. Para tal empresa realiza una investigación de caso, donde a partir de un caso clínico trata de identificar los cambios en la personalidad durante los tres trimestres de gestación. En relación a estas 4 tesis encontradas se evidencia un gran distanciamiento con respecto a los intereses teóricos de la presente, si bien algunos retoman algunas consideraciones sobre el sujeto femenino y su sexualidad, se desarrollan por vías distintas, ya sea al preguntarse por subjetividad o por el fenómeno evidente. No retoman consideraciones netamente psicoanalíticas lo que los ubica dentro de campo del fenómeno evidente relegando a un segundo plano la manifestación inconsciente de la realidad de los sujetos. Finalmente se encuentra dentro de la Fundación Universitaria de Manizales una tesis monográfica de 1997 llamada “Sexualidad Femenina” de la autora Amparo Duque Jaramillo con la cual recibe el titulo de psicóloga. La pretensión de la autora gira en torno a la configuración El Masoquismo Femenino 21 sexual de la mujer tomando como dirección la salida que Freud le dio a la feminidad en la maternidad, así busca mostrar las implicaciones de un hijo en la relación y configuración psíquica de la madre al ocupar el lugar del falo en contraste con las consecuencias de tener una hija. En si misma esta es la tesis que se mas se asemeja a la presenta propuesta de las encontradas en la Fundación Universitaria de Manizales, en cuanto que el desarrollo teórico de la sexualidad femenina es parte de su interés fundamental; la autora realiza un recorrido por la sexualidad infantil de la niña y las posibles vías de resolución para la feminidad, si bien el objetivo de la investigación es distinto entre ambas monografías el recorrido se hace bastante similar para llegar a los puntos distintos. Si bien los antecedentes encontrados en la Fundación no son novedosos, si muestra el estado del arte acerca del masoquismo femenino y la sexualidad femenina en la teoría psicoanalítica a nivel de la región como un vacío, como un tema que ha sido poco investigado y no tiene un interés en la actualidad de la región. Por otro lado, en la Universidad de Antioquia, en el año 1998 se desarrolló una tesis con el nombre de “Mujer y feminidad” por Marta Colorado, Liliana Arango y Sofía Hernández. Esta propuesta se encuentra dividida en cinco partes, la primera es un acercamiento a la teoría psicoanalítica de Freud y Lacan con respecto a la feminidad y la relación con la sexualidad y lo inconsciente; la segunda es una lectura sobre las construcciones feministas acerca de la feminidad y su labor en la sociedad; la tercera indaga sobre el concepto de género, a nivel social y científico para mostrar las implicaciones de este dentro del intento por descifrar el enigma femenino y el apartado final plantea un discusión entre la conceptualización psicoanalítica y las ideas del feminismo con respecto a la mujer y la feminidad. Si bien la construcción de las autoras es mucho más vasta en cuento que desarrolla discusiones entre teorías según la categoría de mujer y feminidad, este se presenta como un El Masoquismo Femenino 22 antecedente investigativo, ya que el apartado inicial realiza un recorrido similar con respecto a la sexualidad femenina y su relación con el masoquismo según la teoría Freud, concluye su exposición con las consideraciones de Lacan frente al problema, el cual también se encuentra en relación con el apartado final de la presente propuesta. Se encuentra una tesis desarrollada por María Elena Ramírez en el año 2004 con la cual opta al título de psicóloga, esta se titula: “De la demanda de amor a un acto: Acerca de las mujeres violentas con su partenaire”. La pregunta que dirige la investigación versa sobre la lógica del acto violento que dirigen algunas mujeres a su partenaire, la psicóloga trata de explicar estos actos a través de la teoría psicoanalítica en cuanto que la lógica de este tipo de acciones se puede leer según la demanda de amor tan característica de la posición femenina. Realiza un recorrido riguroso por el psicoanálisis Freudiano y Lacaniano, mostrando así la configuración sexual femenina, para terminar con la tesis de Lacan acerca de LA mujer, en cuanto que no toda se reconoce un goce no regulado por la función genital. Esta investigación se presenta como un antecedente investigativo, si bien no toca de forma directa el masoquismo femenino, tal pregunta de investigación trae consigo el retomar tal tema. No obstante, en lo que respecta a la sexualidad femenina, se muestra como una construcción bastante armónica con la presente propuesta, y adquiere su mayor relación con el último eje propuesto en esta elaboración. Se encuentra otra tesis de la psicóloga Ángela María Trujillo publicada en el año 2007 para adquirir el titulo de Magister en Investigación Psicoanalítica, esta recibe el nombre “Goce y feminidad”. La autora trata de mostrar la relación directa que existe entre el goce y lo femenino, para tal empresa realiza un recorrido de la obra Freudiana ya que las primeras pacientes mujeres e histéricas fueron las causantes del descubrimiento del inconsciente psicoanalítico, gracias a los desarrollos de Freud es que construye una teoría sexual con respecto al desarrollo de la El Masoquismo Femenino 23 feminidad; y finalmente termina en Lacan, quien a partir de la lógica de los discursos mostrara las implicaciones del goce, la intención final de la autora es relazar un paralelo entre la posición de goce que asume el sujeto histérico en relación con el goce que se asume en una posición femenina. Con respecto al trabajo de la autora se encuentra que con la presente monografía se parte del interés fundamental del psicoanálisis acerca de lo femenino, si bien es una categoría central en ambos escritos la relación con las otras categorías es la que difiere. En cuanto al desarrollo del concepto de goce es notable que no es la pretensión de la presente propuesta, no obstante tal concepto se trabaja de manera introductoria en el apartado final de la presente propuesta. Otro trabajo encontrado en la misma universidad recibe el nombre de “El goce femenino en las putas de la obra de Jorge Amado” del año 2007. La autora acoge el titulo de magister con este trabajo en el cual realiza un recorrido en tres obras de Jorge Amado Tocaia Grande, su cara oscura, Tieta de Agreste o Pastora de Cabras y Teresa Batista Cansada de Guerra. Pretende leer estas tres obras a partir del psicoanálisis Lacaniano, mostrando la tesis de Lacan con respecto al goce femenino, como un goce suplementario el cual no se inscribe del todo en la función fálica. Nuevamente, esta tesis toca el elemento del goce femenino desarrollado por Lacan, en cuanto que la presente propuesta no desarrolla de manera cabal tal concepto no se presenta como un antecedente directo, no obstante si se encuentra relación con el último apartado de esta tesis. Del año 2008 se encuentran dos monografías más, una de ellas con el nombre la “Función de un hijo para una mujer adolecente” de la autora: Sandra Elena Castrillon, la segunda escrita por: Érica Maritza Martínez y con el nombre “La posición femenina ó las vicisitudes del Mate-rile-ri-le-ro”. Con ambas monografías las autoras optan al título de: Magister en investigación psicoanalítica. El Masoquismo Femenino 24 La primera se pregunta “¿cuál es la significación de un hijo para una mujer adolescente en la resignificación de la sexualidad infantil?”, con esto, la autora identifica que le embarazo en mujeres adolecentes no es asunto de desconocimiento o por circunstancias adversas al sujeto, se presenta como un intento de la persona por resignificar las vivencias de la sexualidad infantil, vivencias que en su momento no fueron tramitadas por la palabra. Para tal pretensión la Autora realiza un recorrido por la teoría Freudiana y Lacaniana, se encuentra que desarrolla de manera rigurosa todo lo concerniente a la sexualidad femenina y su trasegar para la construcción de la feminidad. Esta investigación se presenta como un antecedente investigativo, si bien la autora tiene como categoría fundamental maternidad y embarazo, el recorrido por el desarrollo sexual femenino se hace fundamental y en ese punto se encuentra con la presente propuesta. Y la segunda tesis se presenta también como un antecedente investigativo con respecto a la sexualidad femenina, la autora realiza un recorrido desde la teoría de Freud y Lacan sobre la sexualidad femenina, las lógicas del amor, la sexuación, el goce femenino y fundamentalmente la posición femenina. La intención de la autora es, precisamente, definir, a modo de acercamiento esta última categoría, ¿Qué es la posición femenina? Según los desarrollos encontrados en la universidad de Antioquia se encuentra un fuerte interés por el tema de la sexualidad femenina, dados los referentes Freudianos se hace inevitable tocar el asunto del masoquismo femenino, no obstante no se ha manifestado como categoría central en las monografías encontradas. Realizando búsquedas en la internet se halló que en el año 2002 María Cristina Ortíz realizó una investigación denominada “Vigilancia del maltrato a la mujer: diseño y aplicación de un procedimiento” para la Universidad del Valle, toma una población de 1500 casos de mujeres vecinas de la ciudad de Cali de estratos socioeconómicos muy bajo y bajo, que consultan el El Masoquismo Femenino 25 sistema de salud por fuertes traumas físicos debido a violencia intrafamiliar, es su interés realizar un acercamiento epidemiológico frente a las consultas frecuentes de la mujer al sistema de salud. Dentro de los hallazgos se percata que gran parte de las mujeres que fueron agredidas no emitieron denuncia e incluso era vista tal práctica de manera normal. Según estos datos, factores de orden socio-cultural permiten el mantenimiento de tal problemática, por un lado muestra que el supuesto de la inferioridad del sexo femenino se toma como justificación para los actos de violencia. Esta investigación muestra algunos puntos estadísticos bastante interesantes en lo que respecta al maltrato para con la mujer, aunque tales datos cuentan con casi 7 años de diferencia con lo que podría ser actualmente. Esta investigación, si bien, aporta algunas manifestaciones del fenómeno y algunas causas epidemiológicas, se distancia por completo de esta monografía ya que ella solo hace un análisis descriptivo del fenómeno para la medicina como ciencia y retoma algunos factores sociales y culturales para sustentar sus hallazgos. Frente a los datos encontrados en las diferentes universidades y otros medios de información se encuentra que la pregunta de investigación se muestra todavía como novedosa y la cual no pierde su vigencia; así, la pregunta por lo femenino continua haciendo enigma y tratar de develarlo no es más que un acercamiento a un continente toda vía oscuro y poco conocido. 1.2. PLANTEAMIENTO DE LA PREGUNTA En relación con la teoría de las pulsiones ¿Cómo se relaciona la sexualidad femenina con el masoquismo femenino en el psicoanálisis Freudiano? 1.3. JUSTIFICACIÓN El Masoquismo Femenino 26 A lo largo de la historia humana se ha destacado la función de la mujer al interior del desarrollo cultural, es notorio que ella en cuanto a su relación con la dinámica social ha sido sobre valorada en algunos periodos históricos, si bien está a ocupado su lugar correspondiente a su momento histórico, al realizar una lectura desde la actualidad se reconoce un rebajamiento de la condición de la mujer. La importancia de la presente monografía recae sobre la constitución sexual femenina y la relación de ésta con el masoquismo femenino según las intelecciones psicoanalíticas freudianas. En la época actual se hacen evidentes muchos cambios culturales para la mujer, dentro de estos se hacen más notables las restricciones sexuales de las que eran objeto en las épocas de Freud y su papel pasivo dentro de la dinámica social, hoy día, son grandes las trasformaciones y el actuar de la mujer dentro de esta dinámica, los movimientos feministas, la conquista de los derechos de la mujer, la liberación sexual de la subrogación masculina y la búsqueda de igualdad en una sociedad patriarcal han traído consigo un desempeño de suma importancia para la mujer en los avances humanos. No obstante, se hace evidente una cierta predisposición pasiva con respecto al posicionamiento femenino, es decir, si bien son muchos los cambios y las conquistas alcanzadas por la mujer es también notable una propensión que la vincula de forma mortífera con sus semejantes. Aun hoy se hace evidente, sobre todo en la vinculación amorosa, como la mujer se asume objeto siendo maltratada y abusada, dada una disposición afectiva que termina justificando tales actos de violencia para con ella. Si bien se ha hablado de un extremo que trae consigo el abuso físico, este tipo de posición masoquista contiene gran variedad de manifestaciones, pero que en su núcleo, resulta ser la misma posición de objeto, aun así, es también de aclarar que no todos los fenómenos de maltrato entre las parejas hace necesario el hablar de una posición masoquista. El Masoquismo Femenino 27 Si bien, la mujer se ha ganado un lugar dentro de la dinámica social actual con el cual ha buscado nuevos caminos para sus exploraciones y desarrollos independiente del sexo masculino, lo que la presente investigación trata de hacer notorio es que a pesar de estos avances y logros en la dinámica social aun hoy se encuentra la subrogación de la mujer en cuanto a su vínculo con el sexo opuesto, así como sujeto represéntate de la pasividad en algunos casos se nota una actitud de dependencia con respeto al sexo masculino. Ahora bien, lo anterior es un hecho mucho más complejo, no es raro encontrar por ejemplo actual grandes estadísticas con respecto al maltrato para con la mujer ya sea física o verbalmente, de igual forma se consolidan en la misma medida nuevas construcciones legales para darle un alto a estas relaciones agresivas entre los sexos. Según datos arrojados por medicina legal3 en Colombia se encuentra que desde enero a septiembre del 2008 en un total de 35.720 casos atendidos el 70% de estas mujeres eran maltratadas por su pareja. Actualmente las mujeres tienen a su favor nuevas formaciones culturales que abogan por su bienestar como lo son el derecho y propuestas por parte del estado como El Plan Nacional de Desarrollo; la Ley 51 de 1981, bajo la cual el Gobierno colombiano se suscribió a «La convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer», aprobada en 1979 por la Asamblea General de las Naciones Unidas y considerada la Declaración Internacional de los Derechos de la Mujer. Consensos intergubernamentales sobre temáticas de violencia intrafamiliar, violencia sexual y violencia contra la mujer, en Viena 1993; Declaración y Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre Derechos Humanos, Naciones Unidas 20 de diciembre de 1993; Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Naciones Unidas 1993; Convención 3 Estos datos fueron obtenidos de la página http://www.ginaparody.com/especiales/cifras-violencia-contra-mujer el 18 de mayo de 2009. El Masoquismo Femenino 28 Internacional de Derechos del Niño. El Cairo 1994, Plan de acción de la cuarta conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo. Beijing 1995, Plataforma de Acción de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer. La Constitución Política de Colombia 1991 está basada en el respeto y garantía de los Derechos Humanos Fundamentales, iguales e inalienables de las personas, resaltando la libertad y la dignidad humana como inherentes al ser humano. Ley 248 de 1995, que ratifica la Convención de Belén Do Pará para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer. Ley 294 de 1996, por la cual se desarrolla el Artículo 42 de la Constitución Política y se dictan normas para prevenir, remediar y sancionar la violencia intrafamiliar. Ley 360 de 1997, referente a delitos contra la libertad sexual y la dignidad humana, entre muchos otros4. Y aun con estos mecanismos a su favor, es cotidiano encontrar en el discurso de las mujeres justificaciones para tales actos de destrucción. Se evidencia entonces que la propuesta y pregunta de esta investigación siguen siendo de actualidad; y si bien existen disposiciones culturales que velan por el bienestar de la mujer, se encuentra de manera frecuente el que las mujeres consienten este tipo de actos, no evidenciado como un ultraje para su vida, aun así, si es interesante lo que se juega a nivel íntimo en algunas mujeres que optan por tal consentimiento pero que a pesar de las campañas de promoción y prevención contra la violencia intrafamiliar dan por sentado su lugar y el maltrato por parte de su pareja. Ahora, ¿es posible equiparar maltrato para con la mujer con el masoquismo femenino? No. El primero es solo una de las posibles consecuencias según la constitución del segundo. ¿Toda mujer es masoquista? Claro está que no, el masoquismo femenino no puede ser equiparable al 4 Gran parte de la información contenida en este párrafo y los dos anteriores es obtenida gracias a la investigación de María Cristina Ortíz con el titulo vigilancia del maltrato a la mujer: diseño y aplicación de un procedimiento. El Masoquismo Femenino 29 masoquismo en función del dolor, lo que converge tanto en los puntos ejemplificados como en el objetivo de la investigación es la posición de objeto que algunas mujeres asumen; tal posición no queda restringida a la manifestación anatómica de los sexos, es decir, el tener vagina, ya que se pueden encontrar hombres los cuales eligen el adoptar también una posición de objeto. El masoquismo femenino encuentra muchas manifestaciones fenoménicas, lo cual no lo restringe a la violencia para con la pareja, tiene grandes implicaciones en la vida psíquica de los sujetos y no se restringe a un fenómeno en particular. Así entonces, se hace notoria una condición significativa de los acercamientos y postulados psicoanalíticos, relevantes en la medida que se alejan de las causas eficientes precisadas por las ciencias sociales las cuales teorizan con respecto a los recursos socioculturales de las poblaciones, mostrando que gran parte de dichos fenómenos de agresividad se vinculan de forma directa con factores económicos y educativos, para el psicoanálisis estas no son las causas directas de la problemática, ni las más significativas. Si bien es cierto que influyen, el psicoanálisis reconoce toda una realidad psíquica o subjetiva que determina la relación de los sujetos con los saberes aportados socialmente. Por tanto, la presente monografía se constituye como una herramienta que trae consigo un conocimiento el cual pretende acercarse al dinamismo psíquico y a su vez se constituye como un saber distinto al que puede pretender la sociología o la antropología por ejemplo. Su utilidad radica en la posibilidad de acercarse a la posición de objeto en la que se instauran algunas mujer de una manera distinta al de algunas ciencias sociales, pues al ver las implicaciones subjetivas frente a los mecanismos culturales, se reconoce que en términos del dinamismo psíquico se juega algo a nivel íntimo al cual no pueden acceder los procesos educativos. Es frente a este tipo de manifestaciones, aquellas prácticas que son incomprensibles para los propios sujetos, donde el psicoanálisis tiene algo que decir y que aportar. Si bien, las El Masoquismo Femenino 30 ciencias sociales y el psicoanálisis se remiten a campos distintos y en sí mismas las maneras de acercamiento al fenómeno son distintas, es de reconocer que los intereses se unen donde la pregunta por lo humano remite. Ahora bien, en cuanto al psicoanálisis como tal la presente investigación permite realizar una organización de la información teórica aportada por Freud, tal investigación no pretende aportar nada nuevo dentro del conocimiento, este acercamiento permite ubicar los contenidos, las implicaciones y el grupo de datos observados según la investigación psicoanalítica con respecto al masoquismo femenino. En cuanto al Programa de Psicología de la Universidad Católica Popular del Risaralda, se encuentra que la presente investigación aporta nuevos conocimientos con respecto a un tema en específico, en términos de la pluralidad del programa, se encuentran espacios para metodologías alternativas en investigación, reconociendo así paradigmas positivistas y hermenéuticos de los problemas humanos. Siendo para el programa la gnoseología tan importante en sus bases investigativas, la presente monografía se muestra como una nueva posibilidad de realizar un acercamiento a un tema en específico como pregunta por el conocimiento, de esta manera, en cuanto que la presente investigación se interroga por el masoquismo femenino y su relación con la sexualidad femenina en el psicoanálisis Freudiano se muestra íntimamente ligada a los intereses científicos de la universidad. Ahora bien, según el apartado anterior el cual busca dar un panorama del estado del arte sobre el tema del masoquismo femenino y la sexualidad femenina, demuestra un vacío con respecto al tema, si bien en la Universidad Católica se encuentra monografías desde la teoría psicoanalítica y con gran rigurosidad, el tema en específico no ha sido abordado. En la fundación El Masoquismo Femenino 31 Universitaria de Manizales se encuentran monografías bastante antiguas y que no muestran el problema en su actualidad. Si bien en la Universidad De Antioquia se encontraron monografías bastante rigurosas y la mayoría de estas para optar al título de magister no se encuentra que el tema del masoquismo femenino sea fundamental en ellas, se reconoce que lo retoman y lo elaboran mas no se detienen en él como un problema fundamental de investigación en psicoanálisis. Así, esta investigación y su tema resultan de gran novedad en la región ya que se presentan como no investigados, y resulta de gran interés realizar un recorrido teórico que muestre las implicaciones del problema en el psicoanálisis. 1.4. OBJETIVOS 1.4.1. Objetivo general Identificar la relación entre la sexualidad femenina y el Masoquismo femenino enunciado por Sigmund Freud. 1.4.2. Objetivos específicos Identificar la teoría de las pulsiones parciales en su relación con la propuesta freudiana del Masoquismo Establecer la diferencia entre Masoquismo femenino y masoquismo moral. Indicar la relación entre el Masoquismo femenino y la vinculación amorosa según Freud. Realizar una aproximación Lacaniana en relación a la concepción de Masoquismo femenino 2. MARCO TEÓRICO El Masoquismo Femenino 32 2.1. Pulsión y pulsiones parciales, Masoquismo. “El erotismo es uno de los aspectos de la vida interior del hombre. Nos equivocamos con él porque busca sin cesar afuera un objeto del deseo. Pero ese objeto responde a la interioridad del deseo. (…). El animal tiene una vida subjetiva, pero esa vida, al parecer, le es dada, como lo son los objetos inertes, de una vez por todas. El erotismo es en la conciencia del hombre lo que pone en él al ser en cuestión. La propia sexualidad animal introduce un desequilibrio y ese desequilibrio amenaza a la vida, pero el animal no lo sabe. Nada se abre en el que se parezca a una cuestión” (Bataille, G. 1985. Pág. 45) Se hace evidente que el concepto de pulsión cobra gran relevancia en la obra Freudiana así como también para esta monografía, dado que la pulsión desde el momento en que se instaura permite hablar del mundo de lo humano, es decir, del mundo del lenguaje, del deseo. ¿Pero en qué punto se hace tan relevante entonces? Se evidencia en la medida en que al mostrar el desarrollo de este concepto, íntimamente relacionado con la sexualidad infantil, se encontrará eso tan particular en el devenir de lo humano; la pulsión como un «esfuerzo» buscará las maneras para satisfacerse, de encontrar una salida hacia algún objeto, y de manifestarse de modo independiente a las restricciones culturales y educativas impuestas al sujeto. Así, el masoquismo será una vía posible por medio de la cual obrará la pulsión para su satisfacción; será preciso y necesario desarrollar de forma rigurosa y profunda este concepto fundamental ya que hilará y dará sentido a todo el sustento teórico de esta investigación. El Masoquismo Femenino 33 Así mismo, los siguientes ejes de la investigación se encuentran organizados de manera que permitan esclarecer tal concepto hasta llegar al desarrollo sexual, las implicaciones de éste en términos de lo masculino y lo femenino como una configuración psíquica (actividad y pasividad) de la pulsión y, finalmente, la relación entre la pulsión y el masoquismo como una vía de satisfacción pulsional, las implicaciones del masoquismo femenino en la vinculación amorosa para terminar con un pequeño acercamiento a las consideraciones de Lacan con respecto al asunto del masoquismo femenino. En este eje final se presenta un contenido introductorio a otros problemas de investigación; si bien la tesis se constituye como un acercamiento a la concepción de masoquismo femenino y su relación con la sexualidad femenina en el psicoanálisis Freudiano, en su condición de acercamiento no le es posible abarcar de manera completa y final la teorización frente a los conceptos respectivos, desde este punto las posibles relaciones en función del psicoanálisis Freudiano con los potenciales temas de investigación son bastante amplios. De la misma manera, el apartado final permite percatarse de otra lectura acerca del asunto en la sexualidad femenina y el masoquismo femenino, mostrando otras variables y caminos investigativos plausibles de desarrollar. Y en la misma medida el considerar importante, en sí mismo, los desarrollos teóricos que Lacan aportó frente al psicoanálisis Freudiano. Ahora, dando inicio a la argumentación respectiva se inicia con la siguiente pregunta: ¿De qué manera retoma Freud el concepto de pulsión para su teoría?, veamos entonces; Trieb es un concepto netamente alemán que responde a toda un tradición filosófica y científica de esta cultura, la implementación de este concepto no es al azar. Por ejemplo, al introducirse en la lectura de Luis Alberto Hanss, Diccionario de términos alemanes de Freud (2001) se encuentra un interesante acercamiento a las implicaciones de la Tora que fue leída por Freud en su infancia, esto sustentado en los estudios de Theo Pfrimmer (Freud lector de la biblia 1982). El Masoquismo Femenino 34 Según Pfrimmer el concepto de Trieb puede ser rastreado en la tradición rabínica, ya que esta trata con bastante frecuencia el problema de las pulsiones, al mirar el génesis del texto sagrado judío se encuentra que las pulsiones eran divididas en una buena y una mala; Dios no puede estar en el origen del mal, las pulsiones naturales, la pulsión de autoconservación y la pulsión de procreación desde el punto de vista ético se reconocen como pulsiones neutras, empero, como manifestación de la actividad del hombre la pulsión natural es trasformada en una pulsión mala. (Hanss, 2001. Pág. 385). De acuerdo con esta literatura, la pulsión mala es más antigua que la buena, la primera ejerce su poder desde muy temprano en la infancia, por el contrario la pulsión buena debe ser conquistada por el sujeto cuando se hace responsable y respetuoso de la ley. Así, Theo Pfrimmer, citado por Hanss, dice: “Para Freud, la pulsión de destrucción es también la más antigua, trayendo una luz decisiva, en su concepto de compulsión de repetición, con respecto a la renovación constante de lo que la literatura rabínica llama pulsión mala. En cierta medida, puede considerarse buena parte de su teoría de las pulsiones como un giro hermenéutico de lo que le fue dado en su infancia” (Hanss, 2001. Pág. 385). Muestra las implicaciones culturales en las que se vio Freud y que de alguna manera permiten las elaboraciones posteriores de su teoría, si bien esta es una consideración que toca el campo religioso vivido por Freud, es también necesario mostrar los antecedentes de tal concepto desde la filosofía de la naturaleza tan importante para Freud como científico. Echeverri en sobre la versión castellana (2006) relaciona por ejemplo el texto Los principios de la doctrina de la ciencia (1794-95) de Fichte con las elaboraciones de Freud respecto al concepto de pulsión, así, para Fichte, Trieb se manifiesta como una fuerza interna que se determina a si misma hacia el movimiento, hacia la causalidad, es un querer-alcanzar, un El Masoquismo Femenino 35 movimiento que surge en contraposición a una fuerza que le es opuesta (Echeverri, 2006. Pág.5051). Entonces la pulsión es una tendencia, un movimiento que se direcciona hacia afuera del yo y aquello por lo cual se lanza no puede ser obtenido. Así, la pulsión se ve limitada, tiende a la satisfacción pero se ve retenida en un punto, un punto necesario ya que es límite donde se encuentra su pulsionar, con esa necesidad de forzar. Por ejemplo: para hablar de la diferencia entre el interior y el exterior, Fichte menciona que el yo pulsional, empero, se ve restringida por la ley y el re-flexionar sobre sí mismo, “pongamos la pulsión como limitada en el punto C. Ahí, la pulsión a la reflexión se satisface; pero desde la óptica de la actividad real, la tendencia queda limitada, no satisfecha. De tal suerte, el yo se limita a sí mismo y es puesto en relación de acción recíproca consigo mismo, a saber, porque la pulsión no halla satisfacción completa, es siempre parcial. Es forzado mas allá de el mismo por la pulsión, y es retenido y se retiene a sí mismo por la reflexión” (Echeverri, 2006. Pág. 51-52). Esto genera una compulsión, el límite impuesto por la reflexión genera un no-poder, busca la manera de exteriorizarse, persiste en su pulsionar, ¿Por qué tal persistencia? porque son cualidades de la pulsión el movimiento constante, y aquello que la limita no se encuentra dentro de mí. Pero a su vez esta concepción de mi es la de un ser limitado. Por tanto, este quereralcanzar que se consolida por el movimiento constante le es necesario, al no ser limitada por mí mismo, colocar una fuerza exterior la cual la contraría, “lo que debe ser opuesto, en calidad de objeto (objekt), queda comprendido dentro de la pulsión. La pulsión misma es sentida en la medida en que una actividad ideal se dirige al objeto de ella, y ello no puede suceder si la actividad real no es limitada, a saber por una contra fuerza. Fichte también menciona la cualidad de la conciencia del sujeto como una consecuencia del límite que se le impone a la pulsión; este yo que se reconoce con límites y que identifica el lugar El Masoquismo Femenino 36 de estos límites en un objeto que no es ese yo, es decir, un no-yo que no es equivalente a mi interioridad. El yo con respecto a este no-yo se puede asumir de manera pasiva o activa, es decir, puede influir de manera activa sobre el objeto, o dejarse, de forma pasiva, influir. En la medida en que se siente limitado en este querer-alcanzar es que el sujeto le presta creencia a esta realidad fuera de sí, y en la media que se siente esta restricción se toma al yo “como una fuerza interna, encerrada en ella misma, determinada y determinante” (Echeverri. 2006. Pág. 52) En los párrafos anteriores se puede evidenciar que Freud no construye su teoría de la nada o en un campo vacío, también la filosofía dio su aporte al psicoanálisis. Echeverri deja claro que no es su intención buscarle antepasados a Freud, incluso es posible que la teoría de Fichte no haya llegado a las manos de aquel. Pero si es necesario puntualizar que son todos factores culturales y de tradiciones científicas y filosóficas que juegan un gran papel en la vida y obra Freudiana. En textos como Un proyecto de psicología para neurólogos (1895), pulsiones y destinos de pulsión (1915) y Más allá del principio del placer (1920) se pueden encontrar esbozos bastante cercanos a lo mencionado por Fichte. Según lo anterior no es asimilable hablar de pulsión sexual en términos de Freud al instinto sexual utilizado por las ciencias naturales en especial la biología. Ambas remiten a campos distintos. “Trieb, tal como es usado en alemán, entrelaza cuatro momentos, que conducen de lo general a lo singular. Abarca un principio fundamental que rige a los seres vivientes, manifestándose como fuerza que coloca en acción a los seres de cada especie, que aparece fisiológicamente «en» el cuerpo somático del sujeto como si brotase de él o lo aguijoneara y, por último, que se manifiesta «para» el sujeto, haciéndose representar a nivel interno e íntimo, como si fuese su voluntad o imperativo personal” (Hanss, 2001. Pág.381) como se hace notable en la cita anterior si bien instinto y pulsión pueden llegar a entenderse por conceptos similares, no son, en su sentido pleno y profundo, asimilables. El Masoquismo Femenino 37 Freud en su texto de 1895 Proyecto de psicología para neurólogos estableció una primera diferencia entre ambos, mostrando que el instinto es el carácter hereditario que filogenéticamente es trasmitido por las generaciones, mientras que a la pulsión le dio un carácter netamente energético, así éste lo equipara a un estímulo que puede entenderse en dos vías, externa e interna, la primera viene del mundo exterior, y como estímulo, del sujeto parte el movimiento para escapar del monto de excitación emanado desde afuera, pero en lo que respecta a la vía interna es imposible escapar. No son arbitrarias estas primeras elaboraciones y concepciones biológicas, ya que, como neurólogo en sus inicios, sus pretensiones cientificistas correspondientes con el sentimiento de la época fueron la primera tentativa de dar cuenta de las afecciones psíquicas, pero es también en aquellos acercamientos con sus pacientes histéricas donde Freud descubre que estas afecciones se alejan bastante de los desordenes orgánicos; mientras que la ciencia pretendía encontrar el daño manifiesto en aquellas mujeres para luego ser tachadas de mentirosas por no corresponder a las evidencias y métodos de esta. Freud demostró la evidencia del ¿por qué? no se encontraban daños manifiestos para estas parálisis, mostrando que tales daños, más allá de lo orgánico, correspondían a un cuerpo, un cuerpo dotado de sentido, un cuerpo adquirido por la palabra y que mostraba contenidos no conscientes para las pacientes. Es bastante el tiempo que trascurre entre estas primeras elaboraciones con respecto a lo psíquico, procesos terapéuticos como la hipnosis y la catarsis fueron los primeros intentos por develar, curar, y conocer esos contenidos oscuros de lo psíquico. No es sino hasta 1905 con tres ensayos de teoría sexual donde Freud nos muestra las implicaciones de la teoría pulsional y su organización con la sexualidad infantil, cuando dice lo siguiente: Debo anticipar, repitiendo lo que he dicho en otras publicaciones, que estas psiconeurosis, hasta donde llegan mis experiencias, descansan en fuerzas pulsionales El Masoquismo Femenino 38 de carácter sexual. Con ello no quiero decir que la energía de la pulsión sexual preste una mera contribución a las fuerzas que sustentan los fenómenos patológicos (síntomas), sino aseverar expresamente que esa participación es la única fuente energética constante de las neurosis, y la más importante, de suerte que la vida sexual de las personas afectadas se extiende de manera exclusiva, o predominante, o solo parcial en estos síntomas. Como he expresado en otro lugar, los síntomas son la práctica sexual de los enfermos. (Freud, 1905. Pág. 148) Ahora bien, según lo anterior y en relación con las palabras de Hanss5 es propio dar inicio y elaborar la distinción manifiesta entre pulsión e instinto. Por un lado, el instinto corresponde a una carga hereditaria perteneciente a toda especie y se manifiesta como necesidad que corresponde a un objeto determinado sobre el cual se descarga y por ende es satisfecha. En este sentido, el instinto se conoce como una predisposición biológica que designa conductas no aprendidas y estereotipadas. Por otro lado, el concepto de Trieb o pulsión trae consigo la designación de algo misterioso, de un algo no aprehensible por medio del lenguaje pero que puja, moviliza, es una fuerza capaz de traducirse en acciones. Se manifiesta de manera fisiológica “«en» el cuerpo somático del sujeto”, lo que corresponde no a un sentido netamente biológicista en cuanto soma como organismo, sino que corresponde a una sensación corporal dotada de sentido como realidad psíquica, y más importante aún “como si brotase de él o lo aguijoneara”, por tanto tal sensación no corresponde al estímulo instintivo que encuentra 5 “Trieb, tal como es usado en alemán, entrelaza cuatro momentos, que conducen de lo general a lo singular. Abarca un principio fundamental que rige a los seres vivientes, manifestándose como fuerza que coloca en acción a los seres de cada especie, que aparece fisiológicamente «en» el cuerpo somático del sujeto como si brotase de él o lo aguijoneara y, por último, que se manifiesta «para» el sujeto, haciéndose representar a nivel interno e intimo, como si fuese su voluntad o imperativo personal” (Pág.381) El Masoquismo Femenino 39 satisfacción, ya que la pulsión tiene como condición no ser satisfecha de manera completa, es siempre momentánea y parcial, por tanto es su naturaleza seguir «forzando». Para dar cuenta de lo anterior en términos de Freud es necesario retomar pulsiones y destinos de pulsión (1915) texto fundamental en el desarrollo de la teoría pulsional. Iniciemos con la definición de pulsión más conocida “la «pulsión» nos aparece como un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, como un representante {repräsentatnt} psíquico de los estímulos que provienen del interior del cuerpo y alcanzan el alma, como una medida de la exigencia de trabajo que es impuesta a lo anímico a consecuencia de su trabazón con lo corporal” (Freud, 1915. Pág. 117). En esta cita encontramos los puntos expuestos anteriormente, no es posible afirmar que no hay contenidos instintivos en el humano pero es por esta misma vía que la pulsión toma posesión y dirección del desarrollo del sujeto. No es una negación de lo orgánico, por el contrario es un encuentro de ambos, tanto la pulsión como el instinto buscarán de alguna manera la vía con la cual se puedan descargar, no obstante, el instinto como partiendo de una fuente somática buscará y tendrá la misma vía hacia el objeto el cual se encuentra en el mundo de lo orgánico. Por el contrario la pulsión, no cuenta con tanta suerte, por un lado las vías y el objeto pueden ser múltiples y muy diversas, y tal empuje pulsional es constante, por tanto a pesar de múltiples objetos no será nunca satisfecha de manera completa. Freud enuncia la primera experiencia de satisfacción como punto clave donde la pulsión se instaura, parte del llamamiento del niño frente a su necesidad de hambre, pero este primer encuentro con el pecho materno trae consigo no solo la condición pulsional, sino también, apareada a esta la imposibilidad de ser satisfecho. “Entonces, primero hallamos la esencia de la pulsión en sus caracteres principales, a saber, su proveniencia de fuentes de estímulo situadas en el interior del organismo y su emergencia El Masoquismo Femenino 40 como fuerza constante, y de ahí derivamos uno de sus ulteriores caracteres, que es su incoercibilidad por acciones de huida” (Freud, 1915. Pág. 115), Freud haciendo la distinción de los conceptos, inicia con una diferenciación entre el estímulo externo que excita el sistema nervioso desde el contacto con la piel para mostrar que no contiene las mismas características de la pulsión, ya que tiene una fuente interna. Si frente al exterior se puede huir para alejar el estímulo desagradable, la pulsión no trae consigo tal posibilidad, en su condición de fuerza interna no permite la huida y la única posibilidad para el sujeto para reducir la tención que lo azota es en la descarga solo en sentido momentáneo o aparente cuando se ha fijado a un posible objeto. Ya entonces con esta distinción fundamental entre pulsión e instinto, podemos acercarnos a la sexualidad infantil. Al aproximarse a Tres ensayos de teoría sexual (1905) se hace bastante evidente esta diferencia entre pulsión e instinto, para Freud el comportamiento sexual humano no puede ser equiparado con el animal, ¿Cómo realiza tal aseveración? Como ya se mencionó anteriormente, Freud expone las perversiones sexuales según la lectura desde las intelecciones psicoanalíticas, la primera parte de este escrito versa casi todo sobre estas perversiones y hace particularmente énfasis en la variabilidad del objeto de la pulsión y las metas pulsionales de tales perversiones, así, encontramos que la sexualidad humana tiene múltiples manifestaciones. Retomemos algunas consideraciones de este texto. Los invertidos son sujetos que han llevado a cabo una desviación del objeto sexual normal en lo correspondiente a la sexualidad reproductiva entre el macho y la hembra, los invertidos escogen un objeto sexual de su mismo sexo. Estos sujetos manifiestan diversas conductas en lo referente a la sexualidad encontrándose que pueden ser invertidos absolutos, anfígenos (bisexuales) y ocasionales. Muchos invertidos han conservado el carácter viril de la sexualidad y siendo su compañero del mismo sexo es posible encontrar que este tenga caracteres de personalidad bastante El Masoquismo Femenino 41 femeninos. ¿Qué nos dice esto? “La experiencia recogida con los casos considerados anormales nos enseña que entre pulsión sexual y objeto sexual no hay sino una soldadura, que corríamos el riesgo de no ver a causa de la regular correspondencia del cuadro normal, donde la pulsión parece traer consigo al objeto” (Freud, 1905. Pág. 134); son evidentes las implicaciones de la pulsión sexual al dirigirse hacia múltiples objetos, y en cuanto a las múltiples vías, la meta en estas prácticas sexuales tampoco está restringida, la penetración anal, la masturbación e incluso el desahogo afectivo restringiendo el contacto genital son frecuentes y son sostenidos como meta en el acto sexual. ¿Es posible hablar de un instinto sexual el cual solo se vincula al objeto por su capacidad reproductora y bajo la única meta de la procreación? Este es solo uno de los muchos comportamientos sexuales que Freud expone, pero si bien, menciona en gran medida las perversiones no se limita a estas en este texto, también muestra que la pulsión direcciona las prácticas sexuales «normales». Esto así, ¿es el masoquismo un cambio de vía con respecto a la meta sexual y un cambio de objeto en cuanto que la pulsión se fija en el yo propio? Claro está que si, empero, ¿cómo sucede tal fenómeno? Freud puntualiza la diferencia que existe entre la sexualidad genital del adulto y la sexualidad infantil. En la adolescencia la pulsión ha hecho síntesis en el aparato genital y se ha puesto al servicio de la reproducción sexual, caso contrario para el niño, donde las pulsiones se dirigen hacia varios objetos y por varias vías, estas las denomina pulsiones parciales. Con pulsiones parciales hace referencia a las primeras manifestaciones de la pulsión, dice: “lo que distingue a las pulsiones unas de otras y las dota de propiedades específicas es la relación con sus fuentes somáticas y con sus metas. La fuente de la pulsión es un proceso excitador en el interior de un órgano, y su meta inmediata consiste en cancelar ese estímulo de órgano” (Freud, 1905. Pág. 153), en la infancia la pulsión funciona con respecto a este placer de órgano, se direcciona a El Masoquismo Femenino 42 un punto en específico del cuerpo según las etapas del desarrollo sexual, y esta puede ser satisfecha por medio de la estimulación del órgano hacia el cual se direcciona la pulsión parcial. Menciona que las zonas erógenas se hacen notorias en las prácticas sexuales, tales como la boca, el ano, entre otras, las cuales aportan una satisfacción de órgano al sujeto, “los órganos del cuerpo brindan excitaciones de dos clases, basadas en diferencias de naturaleza química. A una de estas clases de excitación la designamos como la específicamente sexual, y al órgano afectado, como la «zona erógena» de la pulsión parcial sexual que arranca de él” (Freud, 1905. Pág. 153). Es llamativo que las manifestaciones de la sexualidad infantil no se ven dirigidas a un objeto ajeno o del mundo exterior, es peculiar que Freud designe este momento del desarrollo sexual como autoerótico. Ya se mencionó anteriormente las implicaciones de la primera experiencia de satisfacción para el niño; comienza como una necesidad de alimento pero en la medida que es placentera se buscará repetirla nuevamente, en este sentido los labios del niño funcionan como una zona erógena y la pulsión parcial trata de buscar la misma satisfacción, lo que una vez fue necesidad de alimento se asocia a la pulsión y se encuentra que el placer busca gobernar las experiencias. Es autoerótico en la medida que no se encuentra un objeto ajeno al propio cuerpo, así esa compulsión a repetir el estado de satisfacción no se ve limitado por el mundo exterior, sino que, es el mismo quien lo reproduce. De esta manera, se han mostrado las características fundamentales de la sexualidad infantil, “Esta nace apuntalándose en una de las funciones corporales importantes para la vida; todavía no conoce un objeto sexual, pues es autoerótica y su meta sexual se encuentra bajo el imperio de una zona erógena” (Freud, 1905. Pág. 166) Entonces estas pulsiones parciales parten de zonas periféricas del cuerpo y se satisfacen por la estimulación de las mismas, se encuentran otras pulsiones que no abarcan estas zonas erógenas. Pulsión de ver o de exhibirse y la pulsión de crueldad son las más enigmáticas y El Masoquismo Femenino 43 comprenden personas como objetos a pesar del primado autoerótico de la sexualidad infantil, estas pulsiones parciales entran posteriormente en síntesis junto con la dinámica de la sexualidad genital del adulto. En estas primeras elaboraciones de Freud, que se encuentran en los Tres ensayos de teoría sexual (1905) considera que el masoquismo y, su opuesto, el sadismo son las perversiones más importantes “sadismo y masoquismo ocupan una posición particular entre las perversiones, pues la oposición entre actividad y pasividad que está en su base pertenece a los caracteres universales de la vida sexual” (Freud, 1905. Pág. 144). En lo que respecta a las prácticas sexuales «normales» es notorio que el sexo masculino trae consigo un fuerte componente agresivo, trata de sojuzgar al objeto sexual. El sadismo sería una manifestación de este componente agresivo de la pulsión que se manifiesta en la sexualidad «normal», pero en este caso tal componente agresivo se ha vuelto autónomo y ha tomado el papel protagónico como meta de la pulsión. Crueldad y pulsión sexual se encuentran relacionadas de manera muy estrecha, esto sustentado en el componente agresivo de la libido. Freud lo considera como un resto de apetitos canibálicos y según las características de la pulsión que busca apoderarse de los objetos es necesario este plus de agresividad. Así el componente agresivo de la libido se hace visible en toda manifestación de la sexualidad humana sin que ésta sea necesariamente una perversión, por la vía del amor hacia el objeto es viable encontrar este componente agresivo ya que busca hacerse al objeto de cualquier forma. Por el contrario, el masoquismo designa todas las actitudes pasivas frente a la vida y el objeto sexual; en su sentido extremo se encuentra la satisfacción al padecer un dolor físico o anímico excesivo dotado por el objeto sexual. Freud encuentra que el masoquismo es el más alejado de la meta sexual y considera que el masoquismo es secundario y nace solo posteriormente después del sadismo, el masoquismo puede leerse como un sadismo volcado El Masoquismo Femenino 44 hacia la persona propia. Y atribuye factores como la castración o la conciencia de culpa a la fijación de la pulsión por tal vía de descarga. Tanto en este texto (Tres ensayos de teoría sexual 1905) como en Pulsiones y destinos de pulsión (1915) Freud evidencia un estado sádico anterior al masoquismo. Es en su texto pegan a un niño (1919) donde evidencia, no solo que el desarrollo sexual de la niña no puede ser equivalente al del niño, sino que, es probable que el masoquismo tenga un correlato bastante anterior al sadismo. En Pegan a un niño (1919) presenta varias apelaciones de casos clínicos de hombres y en mayor parte de mujeres. Freud toca entonces lo concerniente a una fantasía de castigo llamada «pegan a un niño» la cual fue contada por sus pacientes dentro del dispositivo analítico, esta fantasía se vio varias veces recreada por los sujetos, ya que desemboca en sentimientos de placer, pues tiene sus raíces en las manifestaciones onanistas de la sexualidad infantil. Al ser tratada dentro del análisis se da cuenta que tal fantasía genera sentimientos de culpa incluso más sobresalientes que los primeros recuerdos de la sexualidad infantil devenidos conscientes en análisis. De esta manera, concluye que esta elaboración fantasiosa data de las vivencias más tempranas en el desarrollo del sujeto. Ya dentro de las vivencias escolares, esta construcción se veía desplazada hacia los castigos impuestos por los maestros a sus compañeros, concedían una especial significancia a estas figuras de autoridad como los causantes de la fantasía; está se veía trasformada, de «pegan a un niño» a «pegan a muchos niños», tal aseveración, decía Freud, no podía ser cierta, y tal fantasía debía estar presente mucho antes de tales experiencias escolares. En un principio pensó, que si bien, la representación «pegan a un niño» generaba fuertes estímulos placenteros la vivencia objetiva de ver a un niño recibir azotes sería cargada con igual placer, por el contrario tales vivencias donde eran compañeros quienes recibían los castigos El Masoquismo Femenino 45 generaba en el pequeño una mezcla de mociones donde la repulsa volvía este espectáculo insoportable. Según esto, ¿qué se preguntó Freud?: “¿Quién era el niño azotado? ¿El fantaseador mismo o un extraño? ¿Era siempre el mismo niño o uno cualquiera cada vez? ¿Quién lo azotaba? ¿Un adulto? ¿Y quién, en tal caso? ¿O el niño fantaseaba que él mismo azotaba a otro?” (Freud, 1919. Pág. 179), a todas estas preguntas realizadas a sus pacientes no obtuvo respuesta alguna; empero, en relación con el interés teórico de la presente monografía queda realizarse otra pregunta, la cual también fue planteada por Freud en el mismo texto: ¿el placer emanado de esta fantasía de paliza “debía caracterizarse como sádico o masoquista”? (Freud, 1919. Pág. 179) Freud consideró esta fantasía temprana para el desarrollo del niño como un rasgo de perversión, dando por sentado que uno de los rasgos de la función sexual se habría sustraído a su desarrollo normal, volviéndose este rasgo autónomo. Buscando tal vivencia que mostrara las causas del deslinde de este rasgo perverso con respecto a la función sexual normal, se percató de que los posibles eventos traumáticos susceptibles de fijación eran bastante triviales, y no daban cuenta de su significatividad para tal fijación, aun así, esta fijación estaba dada, pero vio este evento como una parte provisional para la sujeción de los componentes sexuales prematuros. Si bien estas construcciones fantasiosas datan de los cuatro y cinco años, Freud presupone una prehistoria para las mismas, presunción que se ve verificada en los análisis cuando muestra que tienen un desarrollo bastante complejo y anterior, desarrollo que permite cambios significativos dentro de la construcción en lo que respecta a la persona fantaseadora, su objeto, su contenido y significado. (Freud, 1919. Pág. 181) El Masoquismo Femenino 46 Ahora bien, según los datos arrojados por las pacientes6, se encuentra que dentro de la fantasía «pegan a un niño» se hallan algunos caracteres constantes; aunque el fantaseador nunca es el azotado escoge un compañero o hermano sin importar el sexo, según esto tal elaboración daría a pensar que no tiene un carácter masoquista, por el contrario sería un carácter sádico el pertinente sin olvidar que tampoco es el niño fantaseador el que pega, y se concluye que este sujeto activo, que administra el castigo, es el padre. Así, la primera trasmudación en el desarrollo de la fantasía sería «El padre pega al niño» y que posteriormente podría pesquisarse como «El padre pega al niño que yo odio». Siendo estas peculiaridades de la prehistoria sexual de la niña, se encuentra que datan de las vinculaciones amorosas para con su padre, mientras que su progenitora era fuente de afectos ambivalentes, agresivos debido a la competencia que le significa por este amor deseado, pero a su vez, se manifiesta una corriente tierna de afectos que puede terminar en una vinculación bastante fuerte o una formación reactiva para con esta. En lo que respecta a los otros niños, ya sean hermanos o simplemente compañeros, son muchas veces odiados por manifestarse como contrincantes y ladrones del afecto que emana de los padres; así el castigo físico es significado como una destitución del amor paterno, “¡Tantos niños se consideran seguros en el trono que les levanta el inconmovible amor de sus padres, y basta un solo azote para arrojarlos de los cielos de su imaginaria omnipotencia!”, es por esto que la primera representación resulta agradable para los pacientes, «El padre no ama a ese otro niño, me ama a mí» (Freud, 1919. Pág. 184). 6 Como se menciono anteriormente Freud expone casos clínicos tanto de hombres como mujeres, siendo estas últimas las más representativas numéricamente dentro de los casos expuestos. En este punto se hace referencia a estos casos particulares en mujeres, dejando los casos masculinos para una consideración en el apartado Sexualidad: diferencia psíquica entre los sexos, pasividad y actividad. El Masoquismo Femenino 47 Se hace notable la significatividad de la primera fantasía de paliza ya que permite gran satisfacción a los celos infantiles sustentados en la vida amorosa y en los intereses egoístas del infante, dado que gran parte de esta fantasía está sustentada en los afectos amorosos, no se puede dotar de un carácter netamente sexual ni tampoco como sádica. Entre esta primera trasformación y la que deviene segunda se dan grandes cambios, el padre como actor del castigo se mantiene, pero ahora el niño que recibe el azote es el fantaseador, se hace notable que tal fantasía se tiñe, en este momento, de un gran placer y por tanto se torna de carácter masoquista. Esta segunda elaboración recibe el nombre de: «yo soy azotado por el padre», y es para Freud la más importante en términos de sus posibles consecuencias, esta segunda fantasía no es un recuerdo, se presenta como elaboración dentro del análisis. Estas primeras relaciones incestuosas responden a la activación genital de la sexualidad infantil antes de entrar en el periodo de latencia, donde se reducen las manifestaciones de esta sexualidad casi desarrollada. Estas vivencias tempranas se ven afectadas por la represión siendo olvidadas y desalojadas de la conciencia, como si fuera una necesidad el ser sepultadas. Freud no reconoce las causas eficientes para tal fenómeno pero si considera evidente que muchos de estos deseos incestuosos se ven insatisfechos con el tiempo, lo que trae consigo una resignación, nos dice entonces lo siguiente: “La falta de la satisfacción esperada, la continua denegación del hijo deseado, por fuerza determinarán que los pequeños enamorados se extrañen de su inclinación sin esperanzas. Así, el complejo de Edipo se iría al fundamento a raíz de su fracaso, como resultado de su imposibilidad interna” (Freud, 1924b. Pág. 181). En su texto El sepultamiento del complejo de Edipo (1924), anteriormente citado, muestra las implicaciones del paso por el Edipo, pues no solo corresponde a las identificaciones amorosas del pequeño con sus padres, es también importante el sepultamiento de tal momento del El Masoquismo Femenino 48 desarrollo, pues deja como legado de las primeras identificaciones la conciencia de culpa, instancia que Freud denomina posteriormente como Superyó. Ahora bien, esta instancia superyoica, esta conciencia de culpa, juega un gran papel dentro del desarrollo sexual; la segunda fase de la fantasía donde el niño fantaseador es azotado por el padre responde a la función de esta instancia, la fantasía “pasaría a ser la expresión directa de esta conciencia de culpa ante la cual ahora sucumbe el amor por el padre” (Freud, 1919. Pág. 186). Estas relaciones incestuosas que devendrán inconscientes serán del orden genital recién logrado, si bien el niño no conoce el comercio sexual explícito que practican sus padres serán sus propias ideas y construcciones, con respecto a los genitales, las que tendrán como referente para la explicación del nacimiento. Así, la expresión «El padre me ama» se enuncia en un sentido genital, debido al sepultamiento del complejo de Edipo y su posterior estado de latencia, estas manifestaciones incestuosas y genitales serán reprimidas, pero la fantasía «El padre me pega» será la manifestación de ese amor olvidado, y que gracias a la conciencia de culpa tomará este carácter masoquista como recuerdo de un amor prohibido, “Este ser-azotado es ahora una conjunción de conciencia de culpa y erotismo; no es solo el castigo por la referencia genital prohibida, sino también su sustituto regresivo” (Freud, 1919. Pág. 186). La tercera fase se aproxima de nuevo a la primera, el niño fantaseador que en la segunda era azotado ahora se presenta, tal vez, como un espectador, y el padre que administraba el castigo ha sido mudado por una persona investida de autoridad como un maestro, y ya no es un niño quien es azotado, son muchos los que reciben el castigo. Las implicaciones de esta trasformación se evidencian en las causaciones afectivas que conlleva, es portadora de una fuerte excitación sexual estrechamente ligada a las actividades onanistas de la sexualidad infantil. Da la impresión de una vuelta hacia la primera fantasía, donde el fantaseador aparece tan solo como un espectador y la figura paterna ha sido mudada a otra figura de autoridad como por El Masoquismo Femenino 49 ejemplo un maestro y parece recobrar, también, el carácter sádico de aquella. No obstante, tal carácter se manifiesta solo en apariencia, los muchos niños que son azotados son sustituciones de la persona propia lo que tiene como resultado una fantasía netamente masoquista; sucede el mismo proceso que en la anterior, la frase «El padre pega al otro niño, solo me ama a mí» presenta los mismos caracteres, la segunda parte de la frase se ve reprimida por ese amor genital, empero la conciencia de culpa toma la primera parte para dar cuenta de ese amor incestuoso que alguna vez existió. Un carácter que sobresale en esta tercera construcción tanto en mujeres como en hombres es que los niños a quienes se les azotaba eran siempre de sexo masculino, Freud explica que muchas veces la imposibilidad de la relación incestuosa de la niña para con su padre puede generar en ella una reactivación del complejo de masculinidad, lo que la llevaría a pretender ser un varón. Según las intelecciones consideradas hasta el momento Freud todavía piensa el masoquismo como una consecuencia de un sadismo primario, “Al comienzo parece corroborarse que el masoquismo no es una exteriorización pulsional primaria, sino que nace por una reversión del sadismo hacia la persona propia, o sea por regresión del objeto al yo” (Freud, 1919. Pág. 190). En sí, sustenta que esta regresión se realiza gracias a la conciencia de culpa, fenómeno que ayuda a la represión a sepultar y desalojar de la conciencia el momento del Edipo por la que trascurren los sujetos, “la represión se exterioriza aquí en tres clases de efectos: vuelve inconsciente el resultado de la organización genital, constriñe a esta última a la regresión hasta el estado sádico-anal y muda su sadismo en el masoquismo pasivo, en cierto sentido, de nuevo narcisista” (Freud, 1919. Pág. 191) En escritos posteriores como Más allá del principio del placer (1920) El yo y el ello (1923a) y El problema económico del masoquismo (1924) propone nuevas consideraciones con respecto a esta perversión. Estas nuevas consideraciones están sustentadas en la nueva elaboración sobre la El Masoquismo Femenino 50 dualidad de las pulsiones, lo que amplía los conocimientos sobre las manifestaciones de la vida psíquica de los sujetos, en lo que respecta al masoquismo ya no será una derivación del sadismo infantil, por el contrario el masoquismo será una formación primordial sustentada en el estado narcisista del infante recién nacido7. Ahora bien, para dar termino a este apartado es necesario nombrar algunas características, ya mencionadas anteriormente, del texto de 1919 Pegan a un niño con las cuales se nos permitirá elaborar una nueva pregunta que nos dará apertura al siguiente apartado. Hasta este texto las consideraciones de Freud con respecto al desarrollo sexual de los niños, sin importar la diferencia anatómica entre los sexos, se tenía como homologable, Pegan a un niño (1919) devela que la vida sexual y sus implicaciones tienen consideraciones distintas para ambos sexos, volviéndose el desarrollo sexual de la niña bastante complejo y divergente de su compañero varón. Indicar este desarrollo se hace necesario para mostrar las implicaciones de la sexualidad infantil en la niña y su relación con la feminidad, empero, más allá de estas divergencias anatómicas y sus respetivas extensiones psíquicas se introduce una pregunta aun más fundamental para la presente monografía: ¿Por qué Freud realiza un paralelo entre feminidad-pasividad-masoquismo? 2.2. Sexualidad: diferencia psíquica entre los sexos, pasividad y actividad. “Sufrimos con nuestro aislamiento en la individualidad discontinua. La pasión nos repite sin cesar: si poseerás al ser amado, ese corazón que la soledad estrangula formaría un solo corazón con el del ser amado.” 7 Esta es una introducción sobre las nuevos desarrollo teóricos que abarcan los años de 1920 hasta 1924 sobre la teoría pulsional y sus implicaciones en la vida psíquica, estas consideraciones serán retomadas en el apartado posterior llamado «El masoquismo erógeno, masoquismo femenino y masoquismo moral ¿Por qué Freud piensa la mujer como masoquista?». El Masoquismo Femenino 51 (Bataille, G. 1985. Pág. 34-35) Como se hace evidente, son para la teoría psicoanalítica Freudiana harto importante las vivencias sexuales de la temprana infancia, si bien no es posible homologar la sexualidad genital del adulto con la manifestación onanista de los infantes, es esta última, en su calidad de vivencia sexual, la que genera grandes consecuencias en la vida psíquica de los sujetos. Fue grande el interés de nuestro autor por descifrar las manifestaciones y las implicaciones de la vida sexual de los niños, y más aún en lo que respecta al vida sexual de la mujer tanto en su niñez como en su devenir adulta. Para Freud fue la feminidad un enigma, sus desarrollos en cuanto a la vida sexual de la mujer no dejaron de llamarle la atención, y las manifestaciones y nuevas intelecciones del desarrollo femenino siempre permitieron un producto más en su elaboración teórica. En un principio fue para Freud equivalente las experiencias sexuales infantiles en ambos sexos, así se puede encontrar, por ejemplo, En Tres ensayos de teoría sexual (1905) este tipo de aseveraciones. Empero, Pegan a un niño (1919) además de ser un complemento de los tres ensayos al indagar teóricamente las perversiones masoquista y sádica, también introduce en Freud ciertas dudas con respecto a la sexualidad de la niña y sus divergencias fundamentales con respecto al desarrollo del niño. Encontramos grandes diferencias con respecto a la vida sexual infantil de los sexos. En relación con los tres tiempos de la fantasía de paliza ejemplificadas en el apartado anterior, Freud nos dice lo siguiente: “Como es natural, espere hallar plena analogía entre las constelaciones vigentes en el varoncito y en la niña; en el caso del primero, desde luego, la madre debía remplazar al padre en esa fantasía. Y en efecto ello pareció corroborarse, pues la fantasía que se consideró la correspondiente en el varón tenía por contenido ser azotado por la madre El Masoquismo Femenino 52 (luego, por una persona sustitutiva). Sin embargo, esa fantasía en que la persona propia se retenía como objeto se diferenciaba de la segunda fase hallada en la niña por el hecho de que podía devenir consiente. Pero si por esa razón se quería equipararla a la tercera fase de la niña, subsistía una nueva diferencia, a saber, que la persona propia del muchacho no era sustituida por muchas, indeterminadas, ajenas, y menos aún por muchas niñas. Así, se malograba la expectativa de un paralelismo integro. (Freud, 1919. Pág. 193) Los casos masculinos retomados por Freud en este texto son escasos pero se hace revelador que los hombres que daban cuenta de la fantasía de paliza, tenían un gran deterioro en la actividad sexual y podían ser catalogados como masoquistas en el sentido de la posición perversa. Algunos de sus casos correspondían a hombres a los cuales les era necesario, antes del coito, reproducir escenas o fantasías masoquistas para conseguir una erección, “ellos se sitúan por lo común en el papel de mujeres, coincidiendo así su masoquismo con una actitud femenina” (Freud, 1919. Pág. 194). A partir de este esclarecimiento Freud hace a un lado la sexualidad del adulto para preguntarse por la vida sexual del niño; anterior a esta fantasía masculina donde el niño es azotado por la madre, se encuentra que se esconde una formación previa, no consiente, donde «Yo soy azotado por el padre», y corresponde a la construcción de la segunda fase de la niña, aquí se hacen equiparables, se encuentra la misma trasmudación, ese «ser-azotado» es la formación posterior de un «ser-amado» por el padre en sentido genital, formación que sucumbe junto con el Edipo gracias al sentimiento de culpa. Por lo tanto, esta fantasía sobreviene masoquista, y asume una posición femenina con respecto al padre desde el principio, cuando sería lo esperado un cambio de los progenitores según el género. El Masoquismo Femenino 53 Así, Freud compara ambos desarrollos, concluye que los varones que presentaron tal fantasía realizaron, en su infancia, una elección homosexual, siendo el padre su objeto de amor. Con relación a este, la fantasía masoquista permite a los hombres asumir una posición femenina con respecto a su padre, asumiendo de esta manera una posición pasiva. El texto anterior introduce en Freud ciertas preguntas sobre lo dicho hasta el momento acerca del desarrollo sexual en la niñez, para resolver esta pregunta parte de las diferencias anatómicas, y en su escrito Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos (1925) expone a cabalidad las consecuencias y las diferencias en el desarrollo sexual de la niña con respecto al varón. Freud dice lo siguiente: “Cuando hemos indagado las primeras plasmaciones psíquicas de la vida sexual en el niño, en general tomamos por objeto al varoncito. Suponíamos que en el caso de la niña todo sería semejante aunque diverso de alguna manera. No quería aclarársenos el lugar del proceso de desarrollo en que se hallaría esa diversidad” (Freud, 1925. Pág. 268). Al indagar sobre el desarrollo sexual del niño era necesario remitirse al complejo de Edipo y era la sexualidad del varón el punto de referencia. Así, se reconoce que para el varón se encuentra una retención del mismo objeto de amor a lo largo de su desarrollo sexual, a saber, la madre, la cual es investida libidinalmente tanto en la etapa pregenital como en la genital. Ya se mencionó que estas mociones amorosas frente al objeto deben caer, ser sepultadas en lo inconsciente a causa de una satisfacción imposible; este sepultamiento del complejo de Edipo, esta caída, es introducido gracias a la amenaza de castración donde el niño teme perder sus genitales tan valorados para él. En el caso de la niña, si bien se encuentran similitudes, es en gran medida variable con respecto al varón. Para ambos, de manera inicial, fue la madre el objeto primordial, en cuanto al varón este objeto se retiene durante toda su infancia, por el contrario la niña debe realizar un El Masoquismo Femenino 54 cambio bastante significativo, mudar del objeto-madre al objeto-padre, ¿Cómo se realiza tal cambio? La niña al comparar el pene de algún compañero lo reconoce como superior a su equivalente clítoris, la niña piensa que algún día le crecerá o que podrá tener uno, esto se conoce como la envidia del pene. Para el varón en un principio esto es irrelevante y construye su propia teoría con respecto a la deficiencia de la niña pensando que este alguna vez le crecerá, es posteriormente frente a la amenaza de cortarlo que el niño asume tal falta en la niña como la efectividad de tal amenaza. Por el contrario, la niña “Ha visto eso, sabe que no lo tiene, y quiere tenerlo” (Freud, 1925. Pág. 271) Tal evidencia con respecto a su deficiencia genital trae consigo consecuencias psíquicas; su desarrollo sexual, desde tal hecho, puede tomar tres vías distintas: dos de ellas se asocian al llamado complejo de masculinidad, por un lado la niña puede continuar esperando que algún día su clítoris crezca y sea comparable con un pene teniendo consecuencias en su comportamiento hasta épocas bastantes tardías de su desarrollo; el segundo camino Freud lo denomina como la desmentida, en donde la niña no acepta su castración y en lo sucesivo se empeña en la convicción de tener un pene comportándose así como un varón. Si bien estas dos salidas se asocian con el complejo de masculinidad no son las únicas consecuencias de la envidia del pene. La envidia del pene es un concepto que retoma Freud para dar cuenta de este estado en donde la niña desea un pene y compara su clítoris con aquel dándole la impresión de ser un pene cortado o defectuoso. “Con la admisión de su herida narcisista, se establece en la mujer –como cicatriz, por así decir- un sentimiento de inferioridad” (Freud, 1925. Pág. 172), esta inferioridad con respecto al pene del varón permite a la niña desarrollar su sexualidad por la vía de la feminidad. El Masoquismo Femenino 55 Cuando Freud analiza el onanismo infantil identifica que la mujer adopta el clítoris como un pene en términos de su práctica masturbatoria, nota que esta tendencia se ve en un punto reducido o casi nulo y este efecto parece no ser, en gran medida, consecuencia de las enseñanzas de la crianza. “Hace tiempo hemos comprendido que la tarea de resignar la zona genital originariamente rectora, el clítoris, por una nueva, la vagina, complica el desarrollo de la sexualidad femenina” (Freud, 1931. Pág. 227), el clítoris de la mujer responde como equivalente al pene en si como una zona erógena, la renuncia de la niña al pene se manifiesta en la disminución de su onanismo. La erogenización del clítoris que la acompaña casi toda su infancia se extiende a la zona vaginal, renuncia a la práctica masturbatoria masculina y su comparación con este, permitiendo así el desarrollo de su sexualidad ya no por la vía de la masculinidad sino por el de la feminidad la cual sería la tercera vía y es asociada por Freud con la maternidad. Las implicaciones del cambio de objeto en el desarrollo sexual de la niña al igual que la erogenización de la zona vaginal no es de manera alguna algo sencillo y tales cambios traen consecuencias harto significativas en lo que respecta al desarrollo de la feminidad. En cuanto a lo masculino y lo femenino “El psicoanálisis nos enseña a contar con una única libido, que a su vez conoce metas –y por tanto modalidades de satisfacción- activas y pasivas. En esta oposición, sobretodo en la existencia de aspiraciones libidinales de meta pasiva, está contenido el resto del problema” (Freud, 1931. Pág. 241), como se ha mostrado, se establece entonces que no existe diferencia entre los sexos al inicio de las vivencias sexuales y, lo masculino y lo femenino, no corresponde a factores biológicos. Si bien este es el problema, para el psicoanálisis la diferencia entre los sexos responde a la particularidad de la manifestación de la pulsión, en descarga por medio de metas activas y pasivas. Al retomar Tres ensayos de teoría sexual (1905) se hace manifiesta la gran relevancia El Masoquismo Femenino 56 que le da Freud a la posición bisexual en el dinamismo psíquico y en la vida sexual del niño, esto así, en el mismo desarrollo «normal» de la sexualidad del niño se evidencia esta tendencia bisexual al querer suplantar a su madre como objeto de amor del padre, para Freud esto es una actitud femenina. Si se es consecuente con tal postulado, es posible encontrar, entonces, que las vías son múltiples y que independiente del sexo anatómico se pueden encontrar tanto actitudes femeninas como masculinas en ambos sexos. Para Freud es relevante, en cuanto al devenir mujer de la niña, esta renuncia a la actividad, a la masturbación masculina que corresponde al pene y que en la niña se equipara a la manipulación del clítoris, tal renuncia, la del órgano, es lo que Freud considera como feminidad. Al remitirnos a Pulsiones y destinos de pulsión (1915), Freud identifica que la vida anímica se rige bajo 3 polaridades: 1. Sujeto (yo)-Objeto (mundo exterior) 2. Placer- Displacer 3. Activo-Pasivo El sujeto se comporta de manera pasiva frente al mundo en cuanto que el sujeto recibe estímulos del objeto, por el contrario, cuando el sujeto reacciona frente a estos estímulos se comporta de manera activa; “El yo sujeto es pasivo hacia los estímulos exteriores, y activo por sus pulsiones propias” (Freud, 1915. Pág. 129), esta dialéctica entre objeto y sujeto, pasivo activo, se verá también entrelazada con las cualidades de lo femenino y lo masculino. Cuando Freud describe la relación entre actividad y pasividad según la relación de los géneros no se refiere a cualidades inherentes al macho o a la hembra, por el contrario hace referencia a la relación sexual, donde lo activo y lo pasivo se define en esta dinámica, es decir, la pulsión en términos de su actividad busca dominar el objeto, poseerlo, en medio de esta búsqueda el objeto de amor (el que asume la posición pasiva) es también parte de esta dinámica de El Masoquismo Femenino 57 devoramiento, gracias a que bajo esta dinámica la pulsión toma una meta pasiva para su satisfacción lo que lo hace objeto en la relación sexual. La configuración de lo femenino bajo una meta pasiva de la satisfacción es algo que Freud manifiesta en textos como Sobre la sexualidad femenina (1931), y su 33a conferencia, la feminidad (1933). Tales consideraciones se relacionan en gran medida con el desarrollo sexual de la niña, en cuanto que al inicio no hay diferencia entre los sexos, la niña se homologa al varón, en su construcción de la feminidad, en la aceptación de la castración renuncia a esa actividad pulsional que le fue característica en estados más tempranos, por ejemplo, el dejar la masturbación clitoridea que es una meta activa de la pulsión; Renuncia a está al aceptar la castración en si misma y termina erogenizando la zona vaginal, para Freud, esta trasmudación es un cambio de una meta activa hacia una meta pasiva de la pulsión. No obstante, Freud renunciara a esta asociación, lo masculino-activo y lo femenino-pasivo, terminará diciendo que la sexualidad en lo inconsciente se instaurara de manera masculina. En 1923b Freud introduce otro texto, el cual recibe el nombre de La organización genital infantil, este texto se presenta como un complemento de Tres ensayos de teoría sexual (1905). Si bien reconoce la veracidad de su tesis con respecto a que el primado de los genitales no se consuma en la infancia o lo hace de manera muy incompleta (Freud, 1923b. Pág. 146), afirma que el desarrollo sexual infantil se aproxima bastante a la sexualidad del adulto y no se limita a la elección de objeto hecha en la infancia, agrega que las pulsiones parciales no se ven completamente unificadas en la sexualidad infantil, no obstante la importancia del quehacer sexual en la niñez se hace mucho más representativo que en la vida adulta; agrega: “El carácter principal de esta «organización genital infantil» es, al mismo tiempo, su diferencia respecto a la organización genital definitiva del adulto. Reside en que, para ambos sexos, solo desempeña un El Masoquismo Femenino 58 papel un genital, el masculino. Por tanto, no hay un primado genital, sino un primado del falo” (Freud, 1923b. Pág. 146) Para Freud la primacía del falo se evidencia en las teorías sexuales infantiles, en cuanto que el niño no presupone dos órganos sexuales, una diversidad en los genitales de los que le rodean, por el contario se sostiene en el punto donde el pene es común a todos los seres vivos. Menciona que en las investigaciones de los pequeños se llegan a percatar de la diferencia, en las niñas no hay algo común a lo que el mismo tiene; Freud introduce el concepto de “desmentida”, un no querer saber, en cuanto que a pesar de los hechos manifiestos que obtienen las investigaciones infantiles (es decir, que a las niñas les falta), los pequeños investigadores llegan a la conclusión de que aún es demasiado pequeño y pronto crecerá, finalmente dilucidan que en algún momento si estuvo allí pero fue removido (Freud, 1923b. Pág. 147). En este punto se introduce el complejo de castración en el niño, en cuanto que al ver que ha sido removido en las niñas, él también es susceptible de hacerse participe de tal falta. Dice Freud: “Me parece, eso sí, que solo puede apreciarse rectamente la significatividad del complejo de castración si a la vez se toma en cuenta su génesis en la fase del primado del falo8” (1923b. Pág. 147). Antes de la pubertad no cabe hablar de la diferencia masculino femenino, en las organizaciones pregenitales Freud entiende una primera instancia donde existe sujeto y objeto, esto en cuanto a la elección objetal hecha por el infante; seguidamente la polaridad activo pasivo que se manifiesta en la estadio sádico anal; y al final de la organización genital infantil solo se encuentra la posición sexual masculina, en cuanto que se divide en masculino o castrado (Freud, 1923b. Pág. 149). 8 En este mismo texto Freud introduce una cita en la misma página (1923b. Pág. 147), explica este hecho a partir de una herida narcisista que tiene su antecedente desde el nacimiento del niño, eventos que siempre lo confrontan con una falta, a este respecto, menciona que la separación del vientre al nacer y la separación del pecho materno. El Masoquismo Femenino 59 2.3. Masoquismo erógeno, masoquismo femenino y masoquismo moral ¿Piensa Freud la mujer como masoquista? “(…) experimentamos, en el momento de la transgresión, la angustia sin la que el interdicto no sería tal: es la experiencia del pecado. La experiencia conduce a la transgresión acabada, a la trasgresión lograda que, manteniendo el interdicto, lo mantiene para disfrutar de él. La experiencia interior del erotismo, requiere en el que la vive, una sensibilidad no menos grande para la angustia, que funda el interdicto, que para el deseo que conduce a infringirlo. Es la sensibilidad religiosa, que liga siempre al deseo y al pavor, al placer intenso y a la angustia.” (Bataille, G. 1985. Pág.56) En escritos anteriores, Tres ensayos para una teoría sexual (1905), Pulsiones y destinos de pulsión (1915) y Pegan a un niño (1919) Freud evidencia un estado sádico anterior al masoquismo, construcción teórica a la que se ha hecho referencia en los anteriores apartados. Tal aseveración cambia para 1920, direccionamiento que se da gracias a la nueva doctrina de las pulsiones influenciada por los hallazgos dados en su texto Pegan a un niño (1919) en cuanto a la génesis del sadismo y el masoquismo. Si bien Freud propone en un primer momento un sadismo primordial causante del masoquismo, tal concepción se trasforma mostrando un masoquismo primario, el cual se ve vinculado con la nueva teoría pulsional en cuanto que partiendo de un estado narcisista primordial la pulsión de muerte se verá dirigida hacia el sujeto mismo. El Masoquismo Femenino 60 En un primer término encontramos que en 1920 con su texto Más allá del principio del placer da cuenta de sus primeras intuiciones con respecto al masoquismo como fenómeno primario. En un primer término expone lo ya dicho sobre el sadismo en tres ensayos para una teoría sexual (1905), que es un componente que puede gobernar las aspiraciones sexuales de los sujetos y que como pulsión parcial, ahora dominante en el sujeto adulto, tiene un correlato pregenital. Expone que este sadismo corresponde a la pulsión de muerte, pulsión que propende por el aniquilamiento del sujeto pero que choca con el narcicismo infantil, de esta manera, esta pulsión de agresividad se ve dirigida a los objetos exteriores tratando de no influir en el yo por fuerza de la libido narcisista. Es posteriormente que esta tendencia se ve apareada con la función sexual, en el estadio oral se hace evidente el aniquilamiento del objeto a través de la ingesta como un apoderamiento amoroso. Finalmente cuando las pulsiones se han apuntalado en la función genital se encuentra que la disposición sádica de la pulsión se asocia con el acto sexual mismo donde se pretende dominar el objeto amado. Enuncia que donde este sadismo no ha sufrido atemperamiento, ni fusión, queda establecida la ambivalencia amor-odio de la vida amorosa. (Freud, 1920. Pág. 52-53) En este punto se hace necesario retomar las consideraciones sobre la ambivalencia amorodio mencionada anteriormente. Según el interés de abordar la concepción de Freud con respecto a la ambivalencia debemos remitirnos al texto de 1923 El yo y el Ello, dando inicio con el puntual interés de Freud sobre la dualidad de las pulsiones, pulsión de vida y pulsión de muerte. Entiende que la primera tiene como fin la dispersión y la conservación de la vida, mientras que la segunda tiene como fin reconducir el ser vivo a un estado inorgánico (Freud, 1923a. Pág. 41). Para Freud El Masoquismo Femenino 61 ambas pulsiones se encuentran dentro del organismo vivo, si bien en una mezcla9 desigual, cualquiera puede dominar buscando alcanzar su propio fin. Para Freud en algún momento del desarrollo evolutivo la pulsión de muerte se vería dirigida hacia fuera gracias a la cualidad auto conservadora de la pulsión de vida, así, manifiesta que sería un órgano particular el encargado de dirigir la pulsión de muerte hacia el mundo exterior, y reconoce la musculatura como tal órgano, por medio del cual se manifestaría como pulsión de destrucción frente a los objetos del mundo exterior. Por otro lado se da la posibilidad de una desmezcla de las pulsiones. Por ejemplo: dentro de las cualidades sádicas de la pulsión sexual se encuentra una mezcla pulsional al servicio de la reproducción sexual, por el contrario los componentes sádicos en términos de una perversión se encuentra la desmezcla pulsional. Freud trata de buscar un correlato en la vida anímica que de cuenta de la dualidad de las pulsiones, así retoma la polaridad amor-odio que ya había manifestado en su texto Pulsiones y destinos de pulsión (1915), “Nos está permitido sustituir las dos clases de pulsiones por la polaridad entre amor y odio” (Freud, 1923a. Pág. 43), mostrando que según su experiencia clínica ambos sentimientos se acompañan dentro de las relaciones humanas, y que muchas veces no solo se manifiestan en un acompañamiento de ambos sentimientos, si no que es también fácil de descubrir la mudanzas del amor al odio y viceversa. Retomando de nuevo Mas allá del principio del placer (1920) con respecto al masoquismo dice lo siguiente; el sujeto en medio de su desarrollo identifica un interior de un exterior, y es por 9 La mezcla y la desmezcla de las pulsiones hace referencia a que tanto pulsión de Eros como thanatos se encuentran en una mezcla, en cantidades variables de cada una, pero que no obstante, puede llegar el caso en que tales pulsiones se desmezclen, esto da vía para que cada pulsión tome un camino independiente y cada una, por separado, logre sus propio fin. Las fuerzas de la pulsión de muerte, al estar en una mezcla de cantidades cualitativas variables de cada una, perseguirá su fin por las vías de la sexualidad, comportamientos (sadismo-masoquismo) e instancias (súper yo). Cuando hace referencia a la desmezcla de las pulsiones hace referencia a que la agresividad o lo destructivo de la pulsión de muerte logro desvincularse de la sexualidad. (Laplanche, 2004) El Masoquismo Femenino 62 medio de estos campos que se comienza a construir el “yo”, si el sadismo es una dirección de la pulsión con respecto al objeto, entonces anteriormente esta pulsión se dirigía hacia el yo del sujeto. Así, el masoquismo, como polo contrario del sadismo, es una reversión de la pulsión del objeto hacia el yo, “una vuelta de la pulsión desde el objeto hacia el yo no es en principio otra cosa que la vuelta desde el yo hacia el objeto que aquí se nos plantea como algo nuevo. El masoquismo, la vuelta de la pulsión hacia el yo propio, sería entonces, en realidad, un retroceso a una fase anterior de aquella, una regresión” (Freud, 1920. Pág. 53) Para Freud toda dinámica psíquica se gobierna a partir de una tendencia a la estabilidad, “Los hechos que nos movieron a creer que el principio del placer rige la vida anímica encuentran su expresión también en la hipótesis de que el aparato anímico se afana por mantener lo más baja posible, o al menos constante, la cantidad de excitación presente en él” (Freud, 1920. Pág. 8-9), así, todo aquello que la incremente será sentido como displacer. Dice en El problema económico del masoquismo (1924) “Así, atribuimos al aparato anímico el propósito de reducir a la nada las sumas de excitación que en el afluyen, o al menos mantenerlas en el mínimo grado posible” (Pág. 165). Según lo anterior se introducen los conceptos de principio de nirvana o principio de constancia, que se traducen en esta misma búsqueda de estabilidad. De esta manera todo displacer coincidiría con una elevación de la excitación y todo placer con una disminución, entonces, el principio del placer estaría bajo el imperio de las pulsiones de muerte, que tendrían por función volver lo vivo a un estado de estabilidad inorgánica. Freud mismo destaca la ficción de tal consideración, por el contrario se hacen manifiestas cargas de tensión que son placenteras para los sujetos y por el contrario distensiones en las cargas El Masoquismo Femenino 63 que causan malestar, como por ejemplo la excitación sexual en la cual se incrementan las magnitudes de excitación mas no por ello son displacenteras. “Entonces, placer y displacer no pueden ser referidos al aumento o a la disminución de una cantidad” (Freud, 1924. pág. 166), tal concepción en cuanto displacer como tensión de estimulo se relaciona con una concepción cuantitativa de la excitación, pero el carácter de placer o displacer se une a la cualidad de la tensión. Si se acepta la primera concepción donde el placer y el displacer responden al incremento cuantitativo de la tensión de estimulo se hace equivalente el principio de nirvana con el principió del placer, empero, si el primero se encuentra bajo el imperio de la pulsión de muerte no puede ser lo mismo para el principio del placer. Para Freud tal fenómeno se debe a la unión de la pulsión de vida entrelazada con la de muerte, la cual se unió también a la regulación de los procesos vitales. En este sentido el masoquismo como meta de la pulsión se hace enigmático para Freud ya que no parece regirse por el principio del placer antes igualado al principio del nirvana. El masoquismo seria un incremento de la excitación codificada en dolor y si esta es la meta, el principio del placer se ve alterado en tal descarga. Así. El principio del nirvana se encuentra bajo el imperio de la pulsión de muerte y las exigencias libidinosas son reguladas por el principio del placer, siendo estas modificadas gracias al principio de realidad. Para Freud el masoquismo puede ser leído en tres términos: “como una condición en la que se sujeta la excitación sexual, como una expresión de la naturaleza femenina y como una norma de la conducta de la vida (behaviur). De acuerdo con ello, es posible distinguir un masoquismo erógeno, uno femenino y uno moral” (Freud, 1924. Pág. 167). El masoquismo erógeno se El Masoquismo Femenino 64 encuentra en la base de las otras dos formas, es su fundamento. El ultimo se reconoce como un sentimiento de culpa, la mas de las veces, inconsciente; fenómeno develado por el acercamiento clínico de Freud y lo reconoce como el más importante. En lo que respecta al masoquismo femenino es para Freud el más sencillo y menos enigmático. Dando inicio con esta primera forma de masoquismo Freud se remite de nuevo a los hallazgos clínicos expuestos en su texto Pegan a un niño (1919) retomando en un principio los casos de varones con actitudes perversas para terminar argumentado que la posición con respecto a la sexualidad y el otro se torna homologa a una actitud femenina, dice lo siguiente: “es fácil descubrir que ponen a la persona en una situación característica de la feminidad, vale decir, significan ser castrado, ser poseído sexualmente o parir” (Freud, 1924. Pág. 168). Freud explica que tal nombre «masoquismo femenino» se basa en la ejemplificación de los casos extremos (Freud, 1924. Pág. 168), y da por sentado que gran parte de las manifestaciones de la vida anímica de estos sujetos tiene un correlato de la vida infantil. En este sentido las fantasías masoquistas presentadas por los pacientes de Freud, evidencian un sentimiento de culpa como consecuencia de un acto no debido e indeterminado. Al existir un sentimiento de culpa se encuentra la racionalización donde las fantasías masoquistas aparecen como actos expiatorios, fenómeno que nos remite al masoquismo moral, no obstante, tales fantasías se encuentran vinculadas con la sexualidad infantil. Freud en Tres ensayos de teoría sexual (1905) expuso que la excitación sexual se daría por un aumento cuantitativo de los estímulos en el organismo que se vería posteriormente vinculado a la sexualidad, según estas consideraciones los estímulos dolorosos y de displacer tomarían igual El Masoquismo Femenino 65 camino. Tal tesis es para Freud veras hasta cierto punto, ya que las implicaciones del sadismo como vía de la pulsión no se vincula a esta apreciación (Freud, 1924. Pág. 169). Dada la dualidad pulsional, Eros y Thanatos, Freud discierne una lucha entre la libido y la pulsión de muerte donde la primera busca inhabilitar la segunda, tal acción no se realiza en forma completa y logra dirigir la pulsión de muerte hacia el mundo exterior donde el órgano de la musculatura permite la función del apoderamiento y se vincula, como rasgo muy importante, a la función sexual. Este es el sadismo propiamente dicho. Ahora, si la libido no logra controlar por completo la pulsión de muerte se encuentra un factor constante en cuanto que se dirige hacia el mismo sujeto y su relación con la sexualidad se da gracias a las excitaciones orgánicas que se ven vinculadas en el desarrollo del infante con la función sexual, este masoquismo es el que Freud reconoce como erógeno y en su calidad de originario el masoquismo femenino y el moral se agregaran a este. Dado el desarrollo de la libido del sujeto, el masoquismo erógeno tomara prestados de aquella “sus cambiantes revestimientos psíquicos. La angustia de ser devorado por el animal totémico (padre) proviene de la organización oral primitiva; el deseo de ser golpeado por el padre, de la fase sádico-anal, que sigue a aquella; la castración, si bien desmentida mas tarde, interviene en el contenido de las fantasías masoquistas como sedimento del estadio fálico de organización; y, desde luego, las situaciones de ser poseído sexualmente y de parir, características de la feminidad, derivan de la organización genital definitiva” (Freud, 1924. Pág. 170-171) En cuanto a la última forma de masoquismo, la moral, se encuentra como característica sobresaliente el desligamiento de lo sexual. En las formas de masoquismo anteriores se encuentra El Masoquismo Femenino 66 como característica general el que el padecer es impuesto por la persona amada, por el contrario, en el masoquismo moral no se encuentra esta persona agente del dolor. Freud dice lo siguiente: “El padecer como tal es lo que importa; no interesa que lo inflija la persona amada o una indiferente; así sea causado por poderes o circunstancias impersonales, el verdadero masoquista ofrece su mejilla toda vez que se presenta la oportunidad de recibir una bofetada” (Freud, 1924. Pág. 171) . En un primer momento Freud introduce el término sentimiento inconciente de culpa con el cual trata de designar una tendencia inconciente por parte del sujeto para influirse algún tipo de castigo del cual su conciencia no tiene noticia. Así, por medio de su praxis clínica evidencia que a pesar de las consecuencias terapéuticas los sujetos les interesa tener en cierto grado este tipo de padecimiento. El termino sentimiento inconciente de culpa es dejado a un lado ya que no es posible darle un carácter de inconciente a los sentimientos, entonces, necesidad de castigo es el termino que viene a remplazar al anterior el cual abarca el cúmulo de datos observados. Freud, en su texto El yo y el ello (1923a), expone las implicaciones descriptivas del aparato psíquico comprendido como lo conciente, lo preconciente y lo inconciente, lo que conlleva graves mal entendidos y la imposibilidad de que tal terminología no abarque la dinámica psíquica de los sujetos. En este texto muestra que si bien el sentimiento de culpa parte de lo conciente dentro del proceso clínico se encuentra una culpa sobre la cuale la conciencia no tiene noticia, Freud se ve en la necesidad de dar una nueva nomenclatura más allá de las condiciones cualitativas y descriptivas de lo conciente e inconciente hacia un ámbito mucho más funcional, en este sentido se encuentra el yo, el ello y el súper yo. Esta nueva propuesta no anula o sustituye la primera. El Masoquismo Femenino 67 Para Freud en un principio el aparato psíquico es todo Ello el cual se rige bajo el principio del placer, no obstante el sujeto en su desarrollo se ve vinculado con un mundo exterior de donde parten ciertos influjos hacia el infante dando como resultado la construcción de un yo que se rige bajo el principio de realidad por oposición al principio del placer; nos dice Freud: “Es fácil intelegir que el yo es la parte del ello alterada por la influencia directa del mundo exterior, con la mediación de P-Cc: por así decir, es una continuación de la diferenciación de superficies. Además, se empeña en hacer valer sobre el ello el influjo del mundo exterior, así como sus propósitos propios; se afana por remplazar el principio del placer, que rige irrestrictamente en el ello, por el principio de realidad. Para el yo, la percepción cumple el papel que en el ello corresponde a la pulsión. El yo es el representante {repräsentieren} de lo que puede llamarse razón y prudencia, por oposición al ello, que contiene las pasiones.” (Freud, 1923a. Pág. 27). En cuanto a la relación del yo con el superyó se hace un poco más compleja. Se encuentra que en un principio la identificación primordial con el padre es de suma importancia; originalmente el niño toma a su madre como objeto de amor dadas las implicaciones del pecho materno y a su vez esta identificación primordial con el padre también se gesta. Ambos vínculos, en su inicio, se acompañan en el desarrollo del niño sin ocasionar ningún conflicto, empero, a causa de los deseos sexuales del infante hacia la madre la figura paterna se torna un obstáculo para la satisfacción de sus deseos, este es el inicio del complejo de Edipo. Hacia el final del Edipo, su sepultamiento, se resigna la investidura libidinosa hacia la madre y se refuerza la identificación con el padre, en el caso de la niña, de manera análoga para el final del complejo de Edipo se encuentra un refuerzo de la identificación con la madre. Si bien estas identificaciones permiten la elección de objeto y la vivencia de la sexualidad de los sujetos, cobra relevancia que estas identificaciones no se esfuman, por el contrario, reciben El Masoquismo Femenino 68 una posición de gran relevancia dentro del desarrollo del sujeto, causan una alteración en el yo y dan cabida a lo que Freud denomina como superyó. El superyó no es solo el residuo de las identificaciones primordiales que se dieron en el ello, también aportan una advertencia, como una prohibición, “«Así (como el padre) debes ser», sino que comprende también la prohibición: «Así (como el padre) no te es licito ser»” (Freud, 1923a. Pág. 36). La instancia superyoica es la consecuencia del complejo de Edipo y el residuo de este, es gracias a esta identificación primordial que el niño renuncia a su objeto de amor, donde tal identificación ayuda, de alguna manera, prestando fuerzas. El superyó como residuo del Edipo tendrá cierto imperio sobre el yo como autoridad moral y algunas veces como sentimiento inconciente de culpa. Dándole a la instancia del superyó la fuente de la conciencia moral, Freud presupone que el sentimiento de culpa es una manifestación de una tensión entre el yo y el superyó, “El yo reacciona con sentimientos de culpa (angustia de la conciencia moral) ante la percepción de que no esta a la altura de los reclamos que le dirige su ideal, su superyó” (Freud, 1924. Pág. 172). La identificación primordial de las figuras parentales son los que darán las expectativas con las que el superyó medirá al yo, gracias al sepultamiento inminente del complejo de Edipo los lazos libidinosos con estas figuras serán reprimidos dando a la conciencia moral característica del superyó ese carácter desexualizado de sus imposiciones. Aun así, no es posible equiparar la conciencia moral del superyó con el masoquismo moral. Se encuentra cierta diferencia entre ambos, donde el primero tiene un comportamiento sádico con respecto al yo y hacia el cual este se somete, mientras que en la segunda es el yo quien pide castigo ya sea administrado por el superyó o por poderes exteriores al mismo como las figuras paternas. En relación con las fantasías masoquistas de los casos clínicos masculinos que se encuentran en Pegan a un niño (1919), se encuentra que el deseo de ser golpeado y castigado por El Masoquismo Femenino 69 el padre es en el fondo la manifestación de un deseo que busca la vinculación sexual pasiva (femenina) con el padre, donde la primera fantasía es un sustituto regresivo de este ultimo. Y según esta lógica el superyó, como portador de la conciencia moral, nace por la superación del complejo de Edipo, y mas que su superación, emerge como estandarte de la vinculación desexualizada con los objetos pulsionales de la tierna infancia; la conciencia moral es una vía regresiva donde se reanima el complejo de Edipo. (Freud, 1924. Pág. 175) En sí, para Freud, el masoquismo femenino es consecuencia y se encuentra estrechamente ligado al masoquismo primordial, el erógeno, por su disposición pasiva con respeto al acto sexual, ya sea entendida como el placer de la estimulación genital o el placer de recibir dolor ya que todo radica en el gusto de ser poseído sexualmente, ser castrado o parir. En la 33ª conferencia: La feminidad (1933) Freud dice: “La propia constitución le prescribe a la mujer sofocar su agresión, y la sociedad se lo impone; esto favorece que se plasmen en ella intensas mociones masoquistas, susceptibles de ligar eróticamente las tendencias destructivas vueltas hacia adentro. El masoquismo es entonces, como se dice, auténticamente femenino.” (Freud, 1933. Pág. 107). De nuevo se hace hincapié en la concepción freudiana del masoquismo, designa todo un desarrollo de la sexualidad femenina la cual se encuentra constantemente vinculada a una renuncia con respeto a la actividad de la pulsión, la resignación con respecto al pene y la primera manifestación de su sexualidad clitoridea. 2.4. El masoquismo femenino y la vinculación amorosa El Masoquismo Femenino 70 “La posesión del ser amado no significa la muerte, al contrario, pero la muerte está comprometida en su búsqueda. Aunque el amante no puede poseer al ser amado, piensa a veces en matarlo: a menudo preferiría matarlo a perderlo. Desea en otros casos la propia muerte.” (Bataille, G. 1985. Pág. 34) En apartados anteriores se mencionó a cabalidad la exposición de Freud sobre la sexualidad femenina, si bien es necesario retomar las vías de la pulsión en sus metas y sus diferentes objetos parciales será lo indicado para este apartado puntualizar sobre la relación del masoquismo femenino y la vinculación de amorosa de la feminidad. Así, al retomar el texto de Freud Sobre la sexualidad femenina (1931) encontramos algunas consideraciones sobre su psicología y las implicaciones de su desarrollo sexual; se aludió también que la entrada de la niña a la feminidad es un camino harto complejo, si en un principio no se encuentra diferencia en la libido que permita hablar de lo masculino y lo femenino, en la niña la relación identificadora con el objeto madre es de gran importancia para esclarecer alguna diferencia entre los sexos. En el texto mencionado, Freud expone que el cambio de objeto sexual en la niña se da gracias a un gran extrañamiento de esta con respecto a la labor materna que olvido dotar a la niña con un pene, no compartió de manera completa su amor y en algunos casos fue compartido con algún hermano, y finalmente incitó el experienciar sexual debido a los cuidados higiénicos que posteriormente fue prohibido. Si bien para Freud tales puntos no parecen suficientes como para dar cuenta de una posterior agresividad de la niña hacia la madre, si encuentra que tal ligazón primordial debe irse a pique, debe ser sepultada. En este punto lanza una luz sobre la psicología femenina y sus implicaciones en la relación amorosa, ya que si la primera ligazón con el objeto madre siendo tan fuerte debe irse a pique, esto se ejemplifica en que la primera relación de El Masoquismo Femenino 71 algunas mujeres sumamente enamoradas, de manera análoga, debe terminar, esto debido a los desengaños dados en esa relación primordial. (Freud, 1931. Pág. 236). Para Freud se hace evidente que los vínculos afectivos en los niños se dan de manera ambivalente, donde mociones de gran amor se acompañan con un fuerte odio. Tal ambivalencia es rectora de los afectos en todo el desarrollo sexual infantil y es para la edad adulta donde el sujeto puede desmezclar tales afectos para con sus objetos pulsionales. Retomando la 33ª conferencia, Freud identifica las implicaciones del cambio de objeto dado el desarrollo sexual de la niña, ya que la fuerte ligazón con la madre y los sentimientos apareados son traspasados al padre. Y aunque es el destino de esta llevar acabo el direccionamiento pulsional hacia este nuevo objeto padre, resultara que el vínculo primordial cobrara más significatividad dentro del desarrollo de la niña. En apartados anteriores se menciona que para Freud la diferencia entre masculino y femenino se evidenciaba a la diferencia entre actividad y pasividad, esto basado en la psicología y en las demandas sociales para con la mujer; en este texto tal diferencia no es del todo cierta ya que las posturas en cuanto metas activas o pasivas se dan en ambos sexos y tal diferencia se hace evidente en la adolescencia, antes de esto la pasividad y la actividad se encuentran dentro de las metas pulsionales y van acordes a la tesis de la bisexualidad infantil. (Freud, 1933. Pág. 111). En el texto Sobre la sexualidad femenina (1931) Freud no logra esclarecer de la mejor manera el ¿Por qué? del cambio de objeto, ni aquello que se juega para que tal ligazón primordial con la madre, siendo tan fuerte, deba acabar. En su 33ª conferencia corrobora su tesis de 1931 que el punto de quiebre, aquel que permite el cambio de objeto se debe a la misma ambivalencia, que si bien contiene tanto sentimientos amorosos como hostiles son estos últimos los que rigen finalmente esta ligazón, para Freud este vinculo termina en odio (Freud, 1933. Pág. 113). Precisamente por ser la primera contiene una gran cantidad afecto y bajo los influjos de la El Masoquismo Femenino 72 imposibilidad la agresión acumulada dados los engaños, la carencia de amor y las imposiciones termina por acabar este primer vínculo (Freud, 1933. Pág., 115). Además de este factor de la ambivalencia de sentimientos característicos de la vida infantil10, Freud agrega otro factor altamente influyente dentro del cambio de objeto, y que de igual forma se relaciona con el odio que da término a esta relación, el complejo de castración. Ya se expuso que el complejo de castración trae consigo varias posibilidades para la resolución de la sexualidad de la niña, y resulta harto importante que bajo la envidia del pene, que tal complejo conlleva, la niña renuncie a su masturbación clitoridea y un sentimiento de rebajamiento con respecto al varón. Freud enuncia que las consecuencias psíquicas de este evento son bastante complejas; al darse un socavamiento de la tendencia masturbatoria continua, muchas de las veces, una actitud defensiva contra “una tentación que se sigue temiendo” (Freud, 1933. Pág. 118), esta actitud se hace evidente cuando la persona muestra cierta simpatía hacia personas que les atribuye estas mismas dificultades y que pueden terminar siendo motivo de elección para el compañero amoroso. En el momento en que se ve a la madre como la causante de tal anomalía, siendo esta también castrada e incompleta, es la figura paterna la que entra jugar y se presenta como aquel que dará la posibilidad de dotar a la niña de un pene. Bajo este deseo de un pene que será entregado por el padre, la lógica de la niña se trasformara y deseara del padre un hijo el cual por equivalencia simbólica tendrá el lugar del pene (Freud, 1933. Pág. 119). En esta misma conferencia Freud da cuenta de ciertas cualidades de la psicología femenina. Da por sentado cierto grado de narcisismo más grande que en el varón el cual tiene gran influencia en su elección amorosa. En cuanto a su interés por el cuerpo y sus encantos respectivos 10 Si la ambivalencia de sentimientos es característica del vida sexual del niño se realiza la pregunta del por qué el varón no realiza tal renuncia para con su objeto madre y continua con este. Bajo tal cuestionamiento Freud introduce la tesis del complejo de castración en la niña. El Masoquismo Femenino 73 se encuentra la participación de la envidia del pene, en cuanto que por medio de estos compensa su deficiencia genital. Son bastantes y variables las consideraciones sobre las cuales gira la elección de objeto en la mujer y muchas veces no se logra diferenciar las implicaciones psíquicas de su desarrollo sexual con las restricciones sociales que se le imponen. Aun así, al parecer la elección de objeto amoroso en la mujer parte del ideal narcisista del varón, ese ideal de aquello que no pudo ser. Cuando la identificación primordial deviene en ligazón con el padre, se encuentra una elección de tipo paterno. Ya se mencionó con anterioridad que la ambivalencia de sentimientos juega un papel muy importante en el desarrollo sexual de los infantes, y en especial en el caso de la niña ya que le posibilita desligarse de ese primer objeto. Si bien, cuando se traspasa los afectos amorosos hacia el padre se busca sepultar el monto de agresión suscitado por la madre, suele suceder que tal agresión se lance hacia el nuevo objeto, el objeto padre. Así, muchas mujeres enamoradas de gran manera y en medio de su primer matrimonio, no tienen otra forma que tramitar aquellos sentimientos ambivalentes con este y tal matrimonio tiene por condición llegar a su fin. Finalmente, otro factor dentro de la psicología femenina son las implicaciones de la maternidad, el cual posibilita en la mujer una identificación con la madre propia, identificación con la que se luchó en gran parte de su infancia, se pudo notar que muchas veces se busca reproducir el mismo matrimonio desdichado de los padres por identificación con la madre. En cuanto a la envidia del pene, se muestra que es un deseo que continua toda la vida y el hijo que nace, ya sea varón o mujer, posibilitara en la madre la satisfacción más grande, dice Freud que es por lo general la relación más perfecta ya que es la que menos ambivalencia presenta dentro de las relaciones humanas (Freud, 1933. Pág. 124). Este hijo viene a suplir en la madre todos aquellos deseos que debió sofocar en ella misma, este hijo podrá realizar aquellas cosas que como El Masoquismo Femenino 74 mujer le fueron improbables debido a su complejo de masculinidad. De igual forma en cuanto a su matrimonio Freud expone que la mujer buscara actuar como madre de su mismo marido, haciendo de este también su hijo. Las implicaciones del desarrollo sexual de la mujer son bastante significativas y causan grandes consecuencias para la vida por venir. Si bien Freud no devela el misterio de la feminidad con ayuda del psicoanálisis si posibilita una comprensión de la psicología femenina y las implicaciones de su desarrollo; partiendo de la postura de la bisexualidad se encuentra que tal desarrollo lleva impreso grandes cambios, renuncias y elecciones por parte de la pequeña niña en construcción de su feminidad. Estas implicaciones parten de una demanda social que busca socavar y educar la pulsion, contrario a esto, tal intención no puede llevarse a cabo. Así, partiendo de la teoría de las pulsiones se encuentra que la mujer en su vinculación con el otro recreara el estado primordial donde la pulsión se vio dirigida hacia el yo propio que de manera contingente se relaciona con la identificación materna, los nuevos vínculos amorosos serán una regresión a un estado anterior aun no resulto de una etapa pre-Edípica. Para Freud la construcción de la feminidad, en su estado último, si podría tomarse de esta manera, radica en la posibilidad de ser madre, en ese pequeño que nace como el objeto falico sustituto de la castración. Este apartado se muestra como fin dentro de la exposición argumentativa con respecto al tema central acerca de la psicología femenina y las consideraciones de Freud con respecto al masoquismo femenino, es también un paso hacia las consideraciones de Lacan frente al problema de la feminidad, así, en su propia lectura, y de manera opuesta a Freud, Lacan niega un tal masoquismo femenino y califica tal termino como la manifestación de un fantasma masculino. Para dar termino con este apartado y abrir campo a consideraciones posteriores sobre el masoquismo femenino, según las intelecciones de Lacan, cabe resaltar que la 33ª conferencia no pretende dar cuanta del “ser mujer”, por el contrario es un cúmulo de datos que pretende dar un El Masoquismo Femenino 75 acercamiento a la constitución femenina y su desarrollo. Ir mas allá, o decir lo que convoca ser una mujer es algo que a Freud no le fue posible explicar. Así como Freud termina su 33ª conferencia es también grato darle fin a este apartado: “Eso es todo lo que tenia para decirles acerca de la feminidad. Es por cierto incompleto y fragmentario, y no siempre suena grato. Pero no olviden que hemos descrito a la mujer solo en la medida en que su ser esta comandado por su función sexual. Este influjo es sin duda muy basto, pero no perdemos de vista que la mujer individual ha de ser además un ser humano. Si ustedes quieren saber mas acerca de la feminidad, inquieran a los poetas, o aguarden hasta que la ciencia pueda darles una información mas profunda y mejor entramada” (Freud. 1933. Pág. 125) 2.5. Acercamiento al psicoanálisis Lacaniano, ¿masoquismo o los estragos del amor? “Hay en el paso de la actitud normal al deseo una fascinación fundamental de la muerte. Lo que está en juego en el erotismo es siempre una disolución de las formas constituidas. Lo repito: de esas formas de vida social, regular, que fundan el orden discontinuo de las individualidades definidas que somos. Pero, en el erotismo, menos aun que en la reproducción, la vida discontinua no está condenada, a despecho de Sade, a desaparecer: esta solamente puesta en cuestión, debe ser trastornada, desordenada al máximo.” (Bataille, G. 1985. Pág. 32) Ya se mencionó con anterioridad que el masoquismo femenino de Freud no se hizo valido para Lacan, nos dice, por ejemplo, Soler (2004. Pág. 17) “él (Lacan) indicaba con esto la incapacidad El Masoquismo Femenino 76 de pensar lo propio de la feminidad, y más aun, el «forcejeo» Freudiano que no supo hacer otra cosa que trasladar a las mujeres al patrón valido para el hombre”. Así, en un principio Freud nos menciona en “Tres ensayos para una teoría sexual” (1905) que las pulsiones parciales se apuntalan a las zonas erógenas descubiertas por el pequeño gracias a la estimulación de órgano, gracias al pasaje por el Edipo estas pulsiones llegaran a una síntesis no acabada en los órganos genitales que permitirá el coito del adulto en términos de la reproducción sexual, aunque la vivencia sexual, en términos de la subjetividad y la meta de la pulsión se organizara en las etapas del desarrollo sexual. Ahora, si bien reconocemos diferencias anatómicas entre los sexos los cuales tienen grandes consecuencias psíquicas para los sujetos, en lo inconsciente existe una única libido de aquí la tesis de la bisexualidad infantil; para Freud lo que ordena y dictamina el ser hombre o mujer radica en las implicaciones de la castración, el niño renuncia a su objeto primordial, la madre, debido a las implicaciones de perder su pene, por otro lado la niña no cuenta con tal elección, desde su nacimiento ya esta castrada. Para Lacan el Edipo que Freud introduce para explicar el desarrollo sexual hace al hombre pero no hace a la mujer (Soler, 2004. Pág. 19), es decir, contamos con un goce fálico, la síntesis inacabada de las pulsiones en la función genital, el cual corresponde al hombre, por el lado de la mujer al no tenerlo nos encontramos con una lógica del no-todo fálico en las mujeres. En el hombre el goce al ser tramitado por el significante fálico queda limitado, en la mujer el significante fálico no tramita el goce de manera completa lo que permite un otro goce, un goce suplementario más allá del falo que en sí mismo no tiene significante que pueda nombrarlo; de aquí que Lacan diga: La mujer no existe. En cuanto al masoquismo femenino Soler (2004. Pág. 69) nos dice: “La pregunta con la cual se topo Freud, «¿Que quiere una mujer?» continua obsesionando los discursos, y se le dio respuesta, que decía: ella quiere sufrir. Así, los psicoanalistas, con dificultades para captar la El Masoquismo Femenino 77 esencia de la feminidad, han forjado la tesis del masoquismo femenino. Es como si les pareciera inconcebible que un sujeto pudiese ofrecerse como objeto-caso de la mujer en relación con el deseo de un hombre- sin ser masoquista”. Según la autora, guiada por Lacan, sostiene que para Freud no es equivalente el masoquismo femenino con la actitud masoquista de la relación sexual, cuando Freud menciona masoquismo femenino lo hace haciendo referencia a la pareja sexual, a la posición de objeto frente al deseo de un hombre. Lacan frente a este problema nos introduce así: “¿Podemos confiar en lo que la perversión masoquista debe a la invención masculina para concluir que el masoquismo de la mujer es un fantasma del deseo del hombre?” (1958. Pág. 709), en las ideas que se plasman en esta pregunta se evidencia una disonancia con las consideraciones posfreudianas acerca del masoquismo femenino, mostrando no más que un prejuicio por parte de los analistas de la época, prejuicio que alejaba cada vez más el psicoanálisis de lo que una vez Freud escribió. Bajo esta misma dirección hace manifiesto que el falo, como significante primordial no pude canalizar, de manera completa, la pulsión en lo que respecta a la mujer e incluso a aquella salida que Freud planteo a la feminidad, la maternidad. En el seminario XX en el capitulo: Del goce (1981a) desarrolla esta problemática de la feminidad en cuanto que la relación sexual no existe, no es posible, en la medida en que tal relación busca la complementación de los seres en el Uno. Por el contrario su experiencia analítica enseña que tal pretensión es imposible, “El amor es impotente, aunque sea reciproco, porque ignora que no es más que el deseo de ser Uno, lo cual nos conduce a la imposibilidad de establecer la relación de ellos. ¿La relación de ellos, quienes?- dos sexos” (Lacan, 1981a. Pág. 14). En lo que respecta al amor nos dice que parte de la identificación, que esta mas allá del habito del monje-utilizando su mismo ejemplo-, en cuanto que convoca a lo que él llama objeto El Masoquismo Femenino 78 a. Así, el amor, en lo que respecta a la psicología femenina, es una convocatoria que apunta al ser del otro, aquella parte complementaria que se dirige a la configuración del Uno. Si el hombre, como significado por el falo, goza genitalmente, desde el placer de órgano, la mujer, al no tener significante que la defina en la relación de los sexos parte de una dialéctica fundamental, el no tenerlo, siendo así que este goce sobrepasa al fálico y le permite, en su configuración de lo femenino gozar del cuerpo, gozar del ser, en cuanto que asexuado; partiendo de esta manera de un goce fálico y un goce del ser, la proporción entre los sexos no se logra, el Uno de la completud en la relación sexual no es posible. Dice Lacan la mujer no toda es, para el hombre su goce genital es significado por el falo, sabe que goza con su pene, el falo le da estatuto a su sexo; la mujer ha de quedarse en una suerte de incógnita, si Freud manifiesta que en el inconsciente hay única libido la cual se significa del lado fálico, el sexo femenino no tiene significante que pueda definirlo, solo partiendo de una dialéctica de negación que en sí misma no le puede responder ¿Qué es una mujer?. Es aquí donde entra otra pregunta fundamental dentro del discurso Lacaniano: ¿Una mujer nace o se hace? “Desde el momento en que hay nombres, se puede hacer una lista de las mujeres, y contarlas. Si hay mille e tre es porque (hablando de Don Juan) puede poseerlas una por una, que es lo esencial” (Lacan, 1981a. Pág. 18), como no hay un significante absoluto del sexo femenino, la feminidad se construye, es un desarrollo e incluso una conquista; La mujer no existe, dice Lacan, es un La barrado que como articulo del universal femenino no se halla, ahora, una mujer denota el carácter particular del una por una, de cada ser sexuado del lado de la mujer. Situarse del lado fálico, es decir del lado masculino, convoca a un goce genital, aceptar que la castración ha operado es colocarse del lado femenino, y en este sentido gozar del cuerpo, no del falo, “para el hombre, a menos que haya castración, es decir, algo que dice no a la función fálica, no existe posibilidad de que goce del cuerpo de la mujer, en otras palabras, de que haga el El Masoquismo Femenino 79 amor” (Lacan, 1981b. Pág. 88). Para la mujer hay un goce suplementario con respecto al goce fálico, con esto Lacan no designa que la mujer no se encuentra, en términos de proporciones, dentro del goce fálico, por el contrario se encuentra completamente sumergida dentro de este goce, igual que su compañero varón, aun así, hay algo más, un algo que no se puede designar, es un goce que va más allá del falo; “Hay un goce de ella, de esa ella que no existe y nada significa. Hay un goce suyo del cual quizá nada sabe ella misma, a no ser que lo siente: eso si lo sabe. Lo sabe, desde luego, cuando ocurre. No les ocurre a todas” (Lacan, 1981b. Pág.90). Ahora, este apartado es solo una introducción a las consideraciones Lacanianas sobre el masoquismo femenino, la sexualidad femenina y se le agrega las implicaciones de la demanda de amor tan característica de la posición femenina, encuentro que se enlaza con este goce otro del que se ha venido mencionando. Se hacen notable muchas diferencias con respecto Freud, pues la noción de masoquismo femenino es redefinida por Lacan, además del desarrollo de la sexualidad femenina evidenciada por Freud. Innegablemente, no se ha dicho todo con respecto a este tema, las consideraciones de Lacan son mucho más vastas y ricas, pero tales consideraciones se dejan como propuestas y motivos para consideraciones ulteriores. El Masoquismo Femenino 80 3. METODOLOGÍA Es la pretensión el adentrarse en un tema muy preciso con respecto a un solo autor, y así desarrollar de manera profunda, rigurosa y coherente tal interés teórico, siendo esta la intención de la propuesta se presenta entonces como una tesis monográfica. Siguiendo algunos enunciados de Umberto Eco en su libro: “Cómo se hace una tesis” (1988), se hace evidente que la monografía no es un estudio enciclopédico, ni un manual, ni tampoco una indagación histórica. No obstante, para el caso de la presente propuesta, desarrollar los conceptos en términos de su devenir histórico es de gran utilidad y pertinencia ya que permite seguir de cerca los desarrollos teóricos en la investigación psicoanalítica de Freud y sus implicaciones con respecto a los conceptos de lo femenino y el masoquismo, aun así, esta búsqueda histórica no abarca el interés, como dice Eco “una cosa es utilizar el panorama como fondo y otra hacer un cuadro panorámico” (1988. Pág. 32). Para tal propósito se llevó a cabo una revisión extensa y profunda de la bibliografía y análisis de la misma. Si bien la monografía se ha centrado en la teoría Freudiana, se ha remitido hacia otros autores que pueden dar forma, contenido y visión al mismo eje problemático del investigador pero sin salirse del marco rector Freudiano. Para alcanzar tal propósito, se han utilizado las fichas bibliográficas y de citas para organizar, relacionar y posibilitar una reflexión con respecto a los contenidos encontrados, dando así una articulación a lo expuesto. De la misma manera se ha tomado como herramienta para el análisis y organización de la información indagada el comentario de texto que se reconoce como una de las formas de estudio de los textos psicoanalíticos al igual que un método investigativo dentro de la misma. Los pasos a seguir son: Lectura general del texto y comprensión de sus contenidos El Masoquismo Femenino 81 Establecimiento de la hipótesis principal y auxiliar que el autor desarrolla. Lectura detallada del texto, puntualizando párrafo por párrafo, atendiendo a los conceptos que cada uno desarrolla y también la relación con las hipótesis que se propone el autor. Relación de esas hipótesis con los textos anteriores y consecuentes. Relación con el contexto histórico cultural. Relación con la biografía del autor El comentario de texto es un acercamiento riguroso a los textos psicoanalíticos; esta disciplina, le es inherente el extraer los elementos fundamentales, la organización de los mismos y la posibilidad de plantear y responder preguntas dirigidas al texto y a la teoría, esto con el fin de recoger conceptos fundamentales susceptibles de nuevos desarrollos. Según lo anterior, se realizaran 4 ejes temáticos que buscan realizar un acercamiento a la concepción de Freud acerca del masoquismo femenino y su relación con la sexualidad femenina. Y un apartado final el cual realizara una introducción al asunto del masoquismo femenino y su relación con la sexualidad femenina según las consideraciones de Jaques Lacan, este apartado se postula como un abre bocas a otros problemas de investigación, en cuanto que enunciarlo muestra de antemano que el tema de interés no se encuentra concluido y que frente al mismo aún queda mucho por investigar. 1. Pulsión y pulsiones parciales, masoquismo. Este apartado es sumamente importante dentro del desarrollo de la monografía; como primer apartado permite un recorrido acerca las ideas de Freud sobre el dinamismo psíquico. Si bien estas son harto vastas y con múltiples conceptos, el fundamental, sobre el cual gira este eje en particular, es el de pulsión. Así, para este apartado se retoman dos textos que permiten dar una mirada holística al concepto de pulsión, de manera inmediata se encuentra el Diccionario de términos alemanes de Freud (2001) de Luis El Masoquismo Femenino 82 Alberto Hanss y Sobre la versión castellana de José Luis Echeverri, textos que si bien no corresponden a la bibliografía Freudiana, son escritos que nos asisten para la comprensión de tal concepto, el uso empleado por Freud, el concepto dentro de la cultura Alemana y algunos posibles antecedentes teóricos de la teoría pulsional de Freud. Entre los textos Freudianos escogidos para el desarrollo de este apartado se encuentran Un proyecto de psicología para neurólogos (1985), Tres ensayos de teoría sexual (1905), Pulsiones y destinos de pulsión (1915), Pegan a un niño (1919), Más allá del principio del placer (1920), y El sepultamiento del complejo de Edipo (1924). Estos textos permiten realizar un acercamiento riguroso a las consideraciones de la pulsión en Freud, no como un contenido ya terminado en su obra, por el contrario se mostraran los primeros pasos en el desarrollo de la teoría pulsional, así como las implicaciones de estos pensamientos iniciales en lo que respecta al masoquismo como posición subjetiva manifestada en la pasividad de la pulsión. Según la idea anterior se encuentra la intención central del eje, el mostrar la relación entre pulsión y masoquismo en términos de unas primeras producciones Freudianas. 2. Sexualidad: diferencia psíquica entre los sexos, pasividad y actividad. Este eje en particular retoma algunos textos Freudianos del apartado anterior y otros nuevos, estos son: Tres ensayos de teoría sexual (1905), Pegan a un niño (1919), Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos (1925), Sobre la sexualidad femenina (1931). Tal apartado permite realizar un acercamiento a las consideraciones psicoanalíticas Freudianas acerca de la sexualidad humana tan importante para esta ciencia. Esto con el fin de dar a conocer que la concepción inconsciente de la sexualidad dista mucho de las formaciones anatómicas y los discursos culturales acerca de lo que es lo masculino y lo femenino; también se trata de mostrar las diferencia fundamental entre el desarrollo de la masculinidad en comparación a la feminidad y la evolución conceptual de estas consideraciones. El Masoquismo Femenino 83 3. Masoquismo erógeno, masoquismo femenino y masoquismo moral: ¿Por qué Freud piensa la mujer como Masoquista?. Este apartado retomó las consideraciones expuestas en textos como Pegan a un niño (1919), Mas allá del principio del placer (1920), y el problema económico del masoquismo (1924), estos textos se escogen ya que permiten evidenciar una concepción primaria del masoquismo a su vez ligada a una primera concepción de la teoría pulsional, pero es el interés primario de este eje mostrar las nuevas consideraciones acerca del dinamismo de la pulsión en su dualidad pulsiones de vida y pulsiones de muerte con sus respectivas consecuencias en la concepción del masoquismo. 4. El masoquismo femenino y el amor: Para este apartado se utilizaron dos textos fundamentales dentro de la psicología femenina, Sobre la sexualidad femenina (1931) y su conferencia 33a la feminidad de las Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933). Ahora bien, el recorrido teórico trata de vislumbrar el desarrollo sexual de la mujer Freudiana, empero, ya teniendo este desarrollo el presente eje trata de develar las implicaciones de sus sexualidad y el masoquismo femenino en cuanto a la vinculación amorosa de la mujer. Es necesario retomar las consideraciones de El problema económico del masoquismo (1924) ya que Freud considera que este masoquismo femenino en el amor se vincula de manera directa con el masoquismo erógeno primordial en la mujer; y su vinculación amorosa es una manifestación de estadio temprano de identificación con la madre. 5. Acercamiento al psicoanálisis Lacaniano, ¿masoquismo o los estragos del amor?: Este eje se presenta como una introducción a algunas consideraciones de Lacan sobre el masoquismo femenino; este coloca en duda este fenómeno suponiendo que tal masoquismo corresponde a un fantasma masculino. Lacan denomina que La Mujer no goza del todo de una manera fálica tal como el hombre, en la mujer hay algo que escapa a esta contención del significante paterno al estar castrada de antemano, al no tener un significante que designe la sexualidad femenina. Así, El Masoquismo Femenino 84 quedan dos vías, ser o tener el falo, si en la mujer de antemano está perdido busca serlo; posición que busca asumirse como ese todo, como ese otro de completud con respecto a su pareja; para Lacan no existe un masoquismo femenino, es este goce loco, esta entrega al otro lo que causa tales rebajamientos de la vida amorosa en la mujer. Finalmente este eje en su condición de “abrebocas” trae consigo la apertura para nuevas vías investigación, sin dar por supuesto que está dicho todo lo concerniente al masoquismo femenino en la obra de Freud, esta apertura hacia el psicoanálisis Lacaniano da la posibilidad de nuevas preguntas frente al problema que tan enigmático se vuelve como lo es la feminidad. Para el desarrollo de este apartado se retomó el Seminario XX: Aun (1981), específicamente el capítulo I: “del goce”, el capítulo VI: “Dios y el goce de LA mujer”, y por último el capítulo XII: “Una carta de almor”. Además de su texto “Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad femenina” en Escritos 2 (1958). La elaboración de este eje parte las consideraciones de Soler según el texto Lo que decía Lacan de las mujeres (2004), con este autor nos introducimos en la problemática del masoquismo femenino según el psicoanálisis Lacaniano, ayuda a modo de introducción además que da un suelo firme desde donde leer las consideraciones Lacan. El Masoquismo Femenino 85 4. DISCUSIÓN La presente investigación ha tomado dos categorías fundamentales con la intensión de encontrar su posible relación, además de realizar un recorrido bastante riguroso en la obra de Freud tratando de acercarse a las consideraciones de esté con respecto al masoquismo femenino y la sexualidad femenina. Tales categorías se articularon en la siguiente pregunta de investigación: ¿Cómo se relaciona la sexualidad femenina con el masoquismo femenino en el psicoanálisis Freudiano? En un primer término encontramos que la teoría psicoanalítica partió de las vicisitudes femeninas, es decir, del malestar de aquellas mujeres histéricas que fueron catalogadas de mentirosas por no tener un referente empírico del malestar que enunciaban. El problema por lo femenino se encuentra trasversalizado en el pensamiento Freud desde sus inicios, su trabajo inicial con estas pacientes le posibilito a nuestro autor percatarse de otro lugar no vislumbrado por la conciencia y la ciencia tan importantes para el hombre, el decir del inconsciente. Según sus investigaciones clínicas percibió que el malestar enunciado correspondía a vivencias traumáticas en la infancia de las pacientes, eventos que en gran medida correspondían a situaciones de orden sexual. De esta manera la sexualidad humana se encuentra en el inicio y en la base de la teoría psicoanalítica, siendo el punto de partida para develar la vida del alma humana. Con respecto a la sexualidad femenina Freud se preguntó ¿Qué quiere una mujer? tal respuesta la trato de resolver a partir de las manifestaciones de la sexualidad femenina. En este punto se hace necesario puntualizar sobre la importancia y la nueva consideración que Freud le da a este problema, visión que se había dejado de lado gracias a preceptos morales establecidos incluso en las construcciones científicas de la época. En Tres ensayos de teoría sexual (1905) nos dice que la sexualidad humana desde su condición es completamente perversa, esto partiendo del El Masoquismo Femenino 86 hecho de que esta actividad sexual trasciende los intereses reproductivos y convoca el deseo en los sujetos, es decir la oportunidad de sentir placer. A este respecto la sexualidad no nace en la pubertad como se pensaba entonces, el niño desde su nacimiento es participe de una vida sexual, que si bien no se manifiesta de la misma manera que en el adulto si es la base de esta. Como diferencia fundamental es la concepción bisexual de la naturaleza sexual del hombre, en cuanto que más allá de la diferencia anatómica de los sexos el sujeto responde a una realidad subjetiva con respecto a la sexualidad, es decir como sujeto masculino o femenino, lo que de ningún modo puede ser equiparable al macho o a la hembra de la especie. Freud en su texto La organización genital infantil (1923b) funda la tesis donde la sexualidad se inscribe en el inconsciente de manera masculina, entonces si partimos de una única libido cabe la pregunta ¿cómo se hace una mujer? En un principio nuestro autor homologó el pasaje por el Edipo entre el varón y la hembra, ciertamente con constelaciones distintas entre ambos, pero en su base la misma dinámica. En su texto Pegan a un niño (1919) muestra que tal homologación no puede ser correcta, pero es en su texto Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos (1925) donde hace explicita la discrepancia fundamental entre el desarrollo sexual de los sexos. El desarrollo, la vivencia y las consecuencias de la vida sexual de la pequeña hembra tienen grandes implicaciones dentro de su vida psíquica. « ¿Qué quiere una mujer? » dice Freud, y responde: «Quiere un pene», en La organización genital infantil (1923b) nos dice: en el inconsciente la sexualidad se instaura de manera masculina, por tanto el niño se siente orgulloso de su pene y aun espera que le crezca más, para él la niña se vuelve un sujeto harto extraño puesto que la muestra de su virilidad falta, el niño se conforma con pensar que algún día le crecerá, puesto que aun es muy pequeño, empero, El Masoquismo Femenino 87 terminara aceptando la castración de su compañera. La niña se percata muy temprano de tal falta, y solo reconoce a su madre como fuente de tal afección. Cuando Freud dice: «quiere un pene» se refiere a la posible salida en el desarrollo sexual de la niña, la maternidad. La pequeña busca tener un hijo del padre, un hijo en condición de falo que opaque la falta con la cual nació. Hablar del complejo de castración en la obra Freudiana es realmente importante, al niño le permite sepultar el complejo de Edipo, por el contrario, en la niña se posibilitara el pasaje por Edipo. Freud introduce el concepto de «envidia del pene» dentro del desarrollo sexual de la mujer, desde su inicio la pequeña niña está castrada y asocia este hecho con la predisposición pasiva de la mujer, en cuanto que incompleta se coloca en un lugar por debajo de su compañero masculino. Ahora, se realiza una nueva pregunta ¿Cómo se hace una mujer? tal pregunta en un primer término no puede ser resulta por los caracteres sexuales, por el contrario responde a una realidad subjetiva en cuanto que elección intima todo sujeto puede asumir una posición femenina o masculina ¿y qué convoca esta posición femenina? La posición con respecto a la castración, es decir como sujeto castrado característico de la feminidad. En este orden de ideas un hombre también puede asumir una posición femenina. Ahora, dejemos por un momento el asunto de la sexualidad femenina y preguntémonos por el masoquismo y el masoquismo femenino nombrado por Freud. El primero es un concepto fundamental dentro todo el armazón teórico de la teoría psicoanalítica, para Freud se hacen fundamentales las polaridades dentro del alma humana mostrando en su texto Pulsiones y destinos de pulsión (1915) como estas polaridades se hacen manifiestas dentro de la dinámica pulsional. El desarrollo teórico del masoquismo se puede resumir en tres momentos: 1. Donde Freud lee el masoquismo como secundario, en cuanto que es un sadismo vuelto hacia el yo propio; 2. Como una consecuencia del sadismo gracias a la conciencia de culpa y 3. El El Masoquismo Femenino 88 masoquismo como primordial en calidad de originario fundante de lo que luego se conocerá como masoquismo erógeno, masoquismo femenino y masoquismo moral. Freud reconoce el masoquismo erógeno a la base de los siguientes, se percata que la pulsión de muerte en principio se dirige por completo hacia el yo propio, gracias al distingo del mundo exterior y el yo, esta pulsión se ve dirigida hacia los objetos exteriores, no obstante esta regulación gracias a la pulsión de vida no se realiza por completo y parte de esta pulsión continua afectando al yo. Para Freud el masoquismo moral es una actualización, una regresión al complejo de Edipo el cual recrea la relación incestuosa que debe sucumbir a la represión. El masoquismo femenino está fundamentado en el masoquismo erógeno, como parte de la función masoquista en cuanto que placer sexual obtenido gracias a las estimulaciones dolorosas. Cuando Freud en su texto El problema económico del masoquismo (1924) explica las consideraciones del masoquismo femenino hace referencia a los casos investigados en su texto Pegan a un niño (1919), los cuales en su gran mayoría eran mujeres, no obstante la riqueza teórica con respecto a la problema de las perversiones se debía a las fantasías masoquistas de los hombres y las implicaciones de su vida sexual la cual podía ser catalogada como masoquista en términos de una superestructura psíquica. Es bastante curioso el que Freud mencione que estos casos masculinos muestran el masoquismo femenino en cuanto que estos se asumen de una manera particularmente femenina, es decir, del lado de la castración, el ser poseídos sexualmente o parir un hijo. ¿Hablar de masoquismo femenino seria equiparable a hablar de una mujer masoquista? Claro está que no. Este último punto resulta fundamental en cuanto que la posición de objeto característica de la feminidad se referencia la posición sexual que se asume con relación a los sexos. El desarrollo de la sexualidad femenina está impregnado de tales momentos, siempre se El Masoquismo Femenino 89 encuentra una renuncia por parte de está con respecto a la manifestación de la sexualidad, en cuanto que alguna vez se manifestó de manera similar con respecto a su compañero varón. Hablar de masoquismo femenino y sexualidad femenina se encuentran íntimamente ligados, se fundamentan en la posición sexual en calidad de objeto, y siempre se remiten a la posición en relación a la castración lo que permite también el macho adoptar una posición particularmente femenina. Ahora bien, se deja como posibles temas de investigación la relación, si tal existe, entre la sexualidad femenina y el masoquismo como superestructura psíquica. Si bien se retoman las implicaciones de la psicología femenina en la vida amorosa seria también importante realizar una investigación aun más profunda acerca de este problema y mostrar las implicaciones del masoquismo femenino en la relación amorosa. Además resultan de gran interés las opiniones posteriores de Lacan frente al problema; el último apartado tiene como fin mostrar una nueva lectura acerca de la feminidad y más aún del asunto del masoquismo femenino, estas consideraciones permiten temas de investigación también novedosos y de bastante interés para todo aquel interesado en el tema de la feminidad. Finalmente, se da conclusión a este apartado parafraseando a Freud el cual busca ampliar el misterio de lo femenino pero no con ese color oscuro el cual Freud le dio a tal continente, se rescata tal misterio como un tema aún no acabado, aun mas abarcador y que lo llena de más interés. Las referencias de Freud acerca de lo femenino se vincularon al desarrollo de la sexualidad femenina, su pregunta ¿Qué quiere una mujer? no fue resuelta, si bien llego pensar en la envidia del pene, se percata que tal vez la mujer busca un algo más allá de un hijo, y es posible vislumbrase a la mujer más allá de la madre. Tratar de responder esta pregunta tomando el desarrollo de su sexualidad se dirige, ahora sí, hacia un continente oscuro. Freud no pudo llegar a El Masoquismo Femenino 90 una conclusión de lo que es una mujer, de lo que es su condición, empero, lo que se puede decir de cada una va más allá de su sexualidad. 5. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES Finalmente se encuentra una gran relación entre el masoquismo femenino y la sexualidad femenina en la obra de Freud, tal vez no en su desarrollo total pero podemos afirmar que hasta 1919 con Pegan a un niño tal concepción muestra un cambio. En sus obras posteriores, y con ayuda de la nueva teoría pulsional se amplía el margen teórico y clínico en el que Freud ya tenía montada la teoría psicoanalítica, pero estos nuevos desarrollos le abrieron todo un mundo de posibilidades. Freud terminó definiendo que la sexualidad se instaura en el inconsciente de forma masculina, por tanto, la sexualidad femenina, dentro de la teoría psicoanalítica, se convierte en una conquista. En Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos (1925) se percata de la complejidad con que Freud doto el desarrollo sexual de la niña, no solo mostró las grandes diferencias con respecto al varón sino las grandes implicaciones de la psicología femenina, tales construcciones acerca de la psique femenina se complementan con textos como Sobre la sexualidad femenina (1931) y la 33ª Conferencia de introducción al psicoanálisis, La feminidad (1933). En primer término, lo que en un momento definió como una renuncia a lo activo de la pulsión, pues la sexualidad femenina supuso ubicarse en un punto pasivo con respecto a las metas pulsiones, el cambio de objeto-madre al objeto-padre lo cual se hace fundamental en lo que respecta a la feminidad. Pero aún más importante el ubicarse del lado de la castración, el pequeño varón elije no ser castrado, renuncia a la manifestación de su sexualidad infantil para no ser castrado, para no perder sus genitales, por el contrario la niña nace con tal falta. Es en este punto donde se asocia el El Masoquismo Femenino 91 masoquismo femenino con la sexualidad femenina, no obstante, no se debe pensar que el ubicarse en posición de objeto hace referencia a una perversión sexual de manera directa, por el contrario ubicarse del lado de la castración no necesariamente convoca a estas manifestaciones de la sexualidad. Finalmente, la pretensión de la presente monografía siempre osciló entre el masoquismo femenino y la sexualidad femenina, la pregunta por la relación entre masoquismo femenino y la perversión masoquista es algo que no se desarrolla a cabalidad empero se hace necesario mencionar, muchas veces se llega a confundir o a condicionar ambos conceptos. La pretensión de hacer estos puntos de salvedad entre ambos conceptos se realza con el fin de ampliar un poco más tema tan fructuoso y complejo, y a su vez la posibilidad de abrir un nueva pregunta investigativa para nuevas propuestas teóricas. El apartado final del presente proyecto también se presenta como una de estas posibilidades en cuanto que muestra que el problema del masoquismo tiene otras lecturas también desde la corriente psicoanalítica; con Lacan las posibilidades se abren de una manera más abarcadora, y la psicología femenina se tiñe aun con más encanto para cualquier interesado en el psicoanálisis. Pensar el asunto del goce otro más allá del masoquismo femenino abre nuevas preguntas y campos de investigación, Freud hablo sobre la sexualidad, pero Lacan trata de acercarse a eso que hace a una mujer. Como tal se deja claro que la presente propuesta en su calidad de monografía no tiene un impacto directo con respecto a problemáticas sociales, no obstante, permite conocer a nivel teórico el problema con respecto al maltrato para con la mujer por ejemplo, aun así, esta investigación puede comprender otras problemáticas, como los hombres que son maltratados por su parejas o el maltrato infantil. Con esto se postula esta investigación como una herramienta capas de contribuir a la clínica del maltrato y que no solo se vincula a la clínica psicoanalítica, El Masoquismo Femenino 92 sino que permite a otras profesiones y otras ciencias conocer una lectura particular sobre el fenómeno del maltrato. El Masoquismo Femenino 93 6. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Arango, A., Hernán, J. (1990). Aproximación hermenéutica a la vivencia amorosa de la relación de pareja actual de nuestro medio. Manizales: Fundación Universitaria de Manizales. Tesis. Aristizábal, L. (1995). 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