EL MASOQUISMO FEMENINO: UN ACERCAMIENTO DESDE

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INFORME FINAL DE INVESTIGACIÓN
EL MASOQUISMO FEMENINO Y LA SEXUALIDAD FEMENINA: UN
ACERCAMIENTO DESDE EL PSICOANÁLISIS FREUDIANO
Carlos Alberto Urueña Jaramillo
Carlos Andrés Hurtado Díaz
Psicólogo
Posgrado en Clínica Psicoanalítica
Aspirante a Magister en Psicoanálisis
Director
Universidad Católica Popular Del Risaralda
Facultad de Ciencias Sociales, Humanas y de la Educación
Programa de Psicología
Pereira- Risaralda.
2010
El Masoquismo Femenino 2
DEDICATORIA
A mí, a mi vida, a los momentos vividos y compartidos, a las elecciones tomadas
que bien o mal siempre se han sostenido en una búsqueda de autenticidad.
El Masoquismo Femenino 3
AGRADECIMIENTOS
Le agradezco profundamente a mis padres y familia por apoyarme en tantos momentos, por
apoyar y aceptar las elecciones que alguna ves se tomaron.
De igual forma a todos mis compañeros: Pedro Pablo Montoya, Lina maría López, Mauricio
Monroy, Camilo Echeverri y Omar Marín por su amistad que se ha compartido desde el inicio de
este proceso. Además a Milena (A) Torres por su gran compañía, amistad, cariño y
preocupación en el último tramo de este viaje.
A mi profesor y compañero Wilman Rodríguez que si bien no estuvo de la manera más directa en
la presente producción, desde el principio trasmitió su deseo por el conocimiento y la vida.
A Carlos Andrés Hurtado, por trasmitir su pasión e interés por el psicoanálisis, por sus aportes,
dedicación y paciencia.
Y finalmente a Ángela María Gómez la mejor compañera, con mucho cariño y amor por su
presencia, palabras, miradas y comprensión. Que linda pecera!!!!
El Masoquismo Femenino 4
CONTENIDO
DEDICATORIA
2
AGRADECIMIENTOS
3
EL MASOQUISMO FEMENINO Y LA SEXUALIDAD FEMENINA: UN
ACERCAMIENTO DESDE EL PSICOANÁLISIS FREUDINANO
1.
DESCRIPCIÓN DEL ÁREA PROBLEMÁTICA
1.1. FORMULACIÓN DEL PROBLEMA
1.4. OBJETIVOS
25
25
31
1.4.1. Objetivo general
31
1.4.2. Objetivos específicos
2.
7
7
1.2. PLANTEAMIENTO DE LA PREGUNTA
1.3. JUSTIFICACIÓN
7
MARCO TEÓRICO
31
31
2.1. Pulsión y pulsiones parciales, Masoquismo.
32
2.2. Sexualidad: diferencia psíquica entre los sexos, pasividad y actividad.
50
2.3. Masoquismo erógeno, masoquismo femenino y masoquismo moral ¿Piensa Freud la
mujer como masoquista?
59
2.4. El masoquismo femenino y la vinculación amorosa
69
El Masoquismo Femenino 5
2.5. Acercamiento al psicoanálisis Lacaniano, ¿masoquismo o los estragos del amor?
3.
METODOLOGÍA
80
4.
DISCUSIÓN
5.
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
6.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
7.
BIBLIOGRAFÍA
85
96
93
90
75
El Masoquismo Femenino 6
“El espíritu humano está expuesto a las más sorprendentes conminaciones. Se teme sin cesar a sí
mismo. Sus movimientos eróticos le aterrorizan. La santa se aparta con horror del voluptuoso:
ignora la unidad de las pasiones inconfesables de este último y de las suyas propias.
Sin embargo, es posible buscar la cohesión del espíritu humano, cuyas posibilidades se extienden
desde la santa hasta el voluptuoso.
Me coloco en un punto de vista tal que percibo esas posibilidades opuestas coordinándose. No
intento reducirlas unas a otras, sino que me esfuerzo en captar, más allá de cada posibilidad
negadora de la otra, una última posibilidad de convergencia.
No pienso que el hombre tenga la oportunidad de arrojar un poco de luz sobre si mismo antes de
dominar lo que le horroriza. No es que deba esperar un mundo en el que no quedara razón
alguna para el horror, en el que el erotismo y la muerte se encontraran en el terreno de los
encadenamientos de una mecánica. Pero el hombre puede superar lo que le horroriza, puede
mirarlo cara a cara.”
Bataille, G. 1985. Pág. 15
El Masoquismo Femenino 7
EL MASOQUISMO FEMENINO Y LA SEXUALIDAD FEMENINA: UN
ACERCAMIENTO DESDE EL PSICOANÁLISIS FREUDIANO
1.
DESCRIPCIÓN DEL ÁREA PROBLEMÁTICA
1.1. FORMULACIÓN DEL PROBLEMA
Cuando se habla de masoquismo inmediatamente se hace referencia a una disposición sexual que
consta del alcance máximo de placer al ser un objeto al cual se le infringe dolor, esto se conoce
como una perversión sexual.
Freud en su texto tres ensayos de teoría sexual (1905) realiza un acercamiento a las
conocidas perversiones sexuales, y trata de mostrar cómo tales configuraciones de la sexualidad
tienen un referente antiguo que se vincula con las vivencias de la sexualidad infantil. Por tanto, el
masoquismo al tener un correlato en las vivencias más tempranas muestra que es un
posicionamiento subjetivo y que la vida sexual del adulto es una configuración de una práctica
adquirida mucho antes. Sin embargo, el masoquismo no debe ser resumido única y
exclusivamente al comportamiento sexual del adulto o una perversión, ya que al ser una posición
subjetiva también puede ser asumida de diferentes formas en la relación con el otro.
Al tomar el texto: pulsiones y destinos de pulsión (1915) que se propone como uno de los
más fundamentales intentos Freudianos por descifrar la dinámica pulsional, (y para el caso de la
presente investigación), resulta de gran interés las intelecciones sobre la pulsión masoquista que
aquí se tratan, Freud propone cuatro destinos para la pulsión y para ejemplificar dos de ellos, el
trastorno hacia lo contrario y la vuelta hacia la persona propia, utiliza el masoquismo para
señalar las vías destinatarias.
El Masoquismo Femenino 8
En cuanto al primero, trata de explicar la vía de la pulsión como dos procesos diversos: la
vuelta de una pulsión de la actividad a la pasividad y el trastorno en cuanto al contenido. Para
este primer proceso retoma la dualidad masoquismo-sadismo y/o el placer de ver- Exhibición
para mostrar cómo se trastoca la meta de la pulsión en términos de la actividad y pasividad de
esta; y para el segundo proceso puntualiza que el único fenómeno conocido es la mudanza de
amor en odio y viceversa (Freud 1915. Pág. 122).
En cuanto a la vuelta hacia la persona propia, menciona que el masoquismo es un sadismo
vuelto hacia el yo propio. Según estas intelecciones, Freud propone un sadismo originario del que
germina posteriormente el masoquismo, ya que es en la fantasía del masoquista donde se obtiene
la ganancia de placer al identificarse con aquel sujeto ajeno que le infringe dolor.
Para Freud se hace evidente que en esos dos procesos el trastorno hacia lo contrario y la
vuelta hacia la persona propia tienen en común la convergencia en los mismos en ejemplos, es
decir, la dualidad sadismo-masoquismo, Freud describe en tres momentos el cómo se realiza la
mudanza de la meta pulsional: donde (1) el sadismo consiste en una acción violenta contra un
sujeto en posición de objeto, posteriormente, (2) tal objeto es resignado y se sustituye por la
persona propia, mudanza que trae consigo el cambio de meta en cuanto que pasa de ser activa a
una pasiva, este momento no es el masoquismo en cuanto tal, se manifiesta como una posición de
autocastigo, de automartirio; finalmente, (3) se busca un nuevo objeto que al asumir la posición
de sujeto administrara el dolor, esto es lo que se conoce como masoquismo. Freud dice: “no
parece haber un masoquismo originario que no se engendre del sadismo de la manera descrita”
(Freud, 1915. Pág. 123)
El Masoquismo Femenino 9
Posteriormente, en más allá del principio del placer (1920) lleva, más allá, su teoría
pulsional proponiendo una nueva visión dual de las pulsiones1: así pulsión de muerte y pulsión de
vida direccionarán los nuevos conocimientos y la movilidad del mundo psíquico de los sujetos,
hecho que movilizará un nuevo ordenamiento en torno al masoquismo que en tempranos
desarrollos era considerado como secundario. Dice Freud, “Una pulsión sería entonces un
esfuerzo, inherente a lo orgánico vivo, de reproducción de un estado anterior” (Freud, 1920. Pág.
36), “Hay como un ritmo titubeante en la vida de los organismos; uno de los grupos pulsionales
se lanza, impetuoso, hacia adelante, para alcanzar lo más rápido posible la meta final de la vida;
el otro, llegado a cierto lugar de ese camino, se lanza hacia atrás para volver a retomarlo desde
cierto punto y así prolongar la duración del trayecto” (Freud, 1920. Pág. 40).
En lo que respecta a este escrito en particular cobra gran relevancia ya que se revalúa el
principio del placer en correlación con la compulsión a la repetición, “más bien se ve forzado a
repetir lo reprimido como vivencia presente, en vez de recordarlo, como el médico preferiría, en
calidad de fragmento del pasado. Esta reproducción, que emerge con fidelidad no deseada, tiene
siempre por contenido un fragmento de la vida sexual infantil y, por tanto, del complejo de Edipo
y sus ramificaciones” (Freud, 1920. Pág.18). En este sentido no toda formación sustitutiva trae
consigo una ganancia de placer, en términos de esta repetición lo que se encuentra es un malestar
que da cuenta de una vivencia hace tiempo olvidada y dolorosa, la disposición masoquista se ve
vinculada a esta repetición.
1
Antes de proponer la nueva teoría de las pulsiones de vida y muerte, reconocía un dualismo, las pulsiones yoicas y
las sexuales. Las pulsiones sexuales son aquellas que se ven dirigidas a los objetos exteriores buscando ser
descargadas esto en función con el principio del placer, por otro lado las pulsiones yoicas o de autoconservación, en
constante lucha con las sexuales, buscan mediar esta tendencia a la descarga en función con el principio de realidad.
El Masoquismo Femenino 10
Con las nuevas construcciones acerca de la teoría pulsional Freud replantea lo dicho con
respecto al masoquismo2, así ya no puede hablarse de un sadismo originario, por el contrario, se
encontrara una formación masoquista primordial, es decir, en la etapa narcisista del niño, donde
ésta se anudará posteriormente a las metas de la pulsión de muerte, si ésta tiende al equilibrio
constante, a un estado cero, este masoquismo primordial es correspondiente a esta tendencia.
Es de aclarar, que esta posición subjetiva si bien se reconoce en el desarrollo sexual
femenino, también se encuentra en el desarrollo de la sexualidad masculina; así, durante el
desarrollo sexual del niño no puede encontrarse una diferenciación manifiesta entre los sexos y es
en su desarrollo, en su vinculación con la palabra y la cultura como este organismo adoptara una
posición con respecto al mundo que lo rodea. Freud en sus nuevas conferencias de introducción
al psicoanálisis (1933) dice lo siguiente:
Masculino y femenino es la primera diferencia que ustedes hacen cuando se
encuentran con otro ser humano y están habituados a establecerla con resuelta
certidumbre (…) luego la ciencia les dice otra cosa que contraria sus expectativas y
es probablemente apta para confundir sus sentimientos. Les hace notar que partes del
aparato sexual masculino se encuentra también en el cuerpo de la mujer, si bien para
un estado de atrofia, y lo mismo es válido para el otro sexo. Ella ve en este hecho el
indicio de una bisexualidad, como si el individuo no fuera varón o mujer, sino ambas
cosas en cada sexo, solo que más de lo uno que lo otro. (Freud, 1933. Pág. 105-106)
Es necesario aclarar que la posición masoquista femenina no se puede mencionar a manera
de condición estructural de la diferencia anatómica, si bien, para Freud influyen de alguna
manera los caracteres sexuales no es por estos en cuanto tal, es la dinámica pulsional en su
2
Esta nueva propuesta de la dualidad de las pulsiones se ve articulada con la nueva concepción del masoquismo en
textos como Pegan a un niño (1919), El yo y ello (1923) y El problema económico del masoquismo (1924).
El Masoquismo Femenino 11
desarrollo sexual la que permitirá estructurar tal posición, y como no existe una caracterización
de pulsiones femeninas y masculinas, la descarga pulsional por la vía del masoquismo puede
darse entonces en ambos sexos.
Son estos hechos los que van dando entrada a uno de los grandes problemas que ocuparon el
pensamiento de Freud, a saber: el misterio de lo femenino, llama su atención lo complejo y
oscuro de la sexualidad femenina y su relación con lo inconsciente será entonces aquel
interrogante constante en toda su obra; ya en sus inicios señala sobre la sexualidad femenina:
“permanece envuelta en una oscuridad impenetrable” (Freud, 1905. Pág. 137), aunque algunas de
sus investigaciones clínicas lo llevan a considerar que la vida sexual del niño era equivalente a la
de la niña, por ejemplo, en cuanto al pasaje del Edipo fue para él análoga; así como el niño era
portador de mociones amorosas para la madre, era para la niña igual pero con el progenitor
contrario.
Este tipo de comentarios se hacen evidentes en textos como Tres ensayos de teoría sexual
(1905) y El yo y el ello (1923a), en este último, por ejemplo, hace manifiesto que la resolución
del complejo de Edipo en el varón se establece cuando hace una renuncia a la madre como objeto
y posteriormente se efectúa una identificación bien sea con la madre o con el padre, ésta última
siendo la más normal, “análogamente, la actitud edipica de la niñita pude desembocar en un
refuerzo de su identificación-madre (o en el establecimiento de esa identificación), que afirme su
carácter femenino” (Freud, 1923a. Pág. 34).
No obstante, es la misma investigación clínica la que lo conduce a considerar que ésta
analogía entre los sexos era deficiente al no comprender las complejidades del desarrollo sexual
femenino. Donde se hacen manifiestas estas inconformidades con respecto a las elucidaciones
realizadas, es en su texto Pegan a un niño (1919) donde casi todas las evidencias clínicas son
El Masoquismo Femenino 12
tomadas con respecto a fantasías de castigo en mujeres, y según estos desarrollos “se malograba
la expectativa de un paralelismo integro” (Freud, 1919. Pág. 193).
Freud con este texto tuvo el propósito de realizar un acercamiento más profundo al problema
del masoquismo, y a su vez ampliar el conocimiento acerca de las perversiones sexuales. La
fantasía de castigo que enunciaban sus pacientes era la situación de ver a un niño el cual azotan,
tal fantasía, es en un principio análoga entre el hombre y la mujer, con el desarrollo clínico tal
analogía llego a ser bastante disímil. Esta fantasía se hace tan significativa para Freud en la
medida en que se encontraba encadenada a etapas preedipicas de la sexualidad infantil, así, tal
fantasía, en el desarrollo clínico, se trasmuda en tres momentos; Freud las enuncia así: 1. El
padre pega al niño, 2. Yo soy azotado por el padre y 3. se asemeja de nuevo a la primera, donde
el niño vuelve ser distinto del fantaseador y ya no es el padre quien azota, empero si es un
represente de este como un maestro. Se destacan dentro del texto dos puntos fundamentales para
la presente investigación, la primera corresponde a la bisexualidad constitucional del hombre, en
cuanto a que en lo inconsciente existe una única libido; así, las fantasías de paliza en hombres
acreditan una meta masoquista la cual se relaciona con una posición netamente femenina,
femenina en el sentido sexual, es decir, en cuanto que en las prácticas sexuales y las fantasías
evidenciadas de estos asumían posiciones que significaban ser castrado, ser poseído o parir.
Agregado a esto encuentra que la fantasía de paliza atestigua un momento en el desarrollo
sexual del niño donde tomó a su padre como objeto de amor, la desfiguración de su contenido se
lleva a cabo por medio de la represión, tal fantasía es en sí misma un sustituto punitivo, de
autocastigo, que se encadena con el amor hacia el padre en el estadio edipico.
Al continuar el recorrido en la obra Freudiana con respecto al masoquismo y el masoquismo
femenino se encuentra el texto El problema económico del masoquismo (1924), este texto es uno
El Masoquismo Femenino 13
de los más importantes con respecto a las contribuciones de Freud en lo concerniente a este tema.
Nos dice lo siguiente: “la aspiración masoquista en la vida pulsional de los seres humanos puede
con derecho calificarse de enigmática. (…) el masoquismo es incomprensible si el principio del
placer gobierna los procesos anímicos” (1924. Pág. 165)
Nuestro autor retoma los hallazgos mencionados en Pegan a un niño (1919) con el fin de
hacer manifiesta su tesis más desarrollada acerca de un masoquismo anterior al sadismo, hasta
este texto de 1919 sus intelecciones giraban hacia las raíces sádicas. Aquí, en armonía con la
dualidad pulsional, Eros y Tanathos, considera que la manifestación masoquista parte de la
pulsión de muerte que en un principio se dirige hacia el propio sujeto, a partir de aquí devendrá el
sadismo, que en calidad de pulsión de apoderamiento, de destrucción, se verá dirigida hacia el
mundo exterior esto gracias al principio del placer, esté busca redireccionar la pulsión de muerte
hacia el mundo exterior pero tal proceso no se logra de manera idónea, algo de la pulsión de
muerte continua afectando al sujeto. Este residuo pulsional es lo que posteriormente se conocerá
como masoquismo erógeno, en su base; y sus otros dos momentos, masoquismo femenino y
masoquismo moral.
Es en 1924 con El sepultamiento del complejo de Edipo, donde hace evidente una gran
oscuridad con respecto a la sexualidad femenina, oscuridad en la medida en que lo que se suponía
convocaba esta sexualidad no puede ser completamente cierta; dice Freud: “Nuestro material se
envuelve aquí –incomprensiblemente- mucho más oscuro y lagunoso. También el sexo femenino
desarrolla un complejo de Edipo, un súper yo y un periodo de latencia. ¿Puede atribuírsele
también una organización fálica y un complejo de castración? La respuesta es afirmativa, pero las
cosas no pueden suceder de igual manera que en el varón.” (Freud, 1924. Pág. 185).
Estas nuevas consideraciones se ven posteriormente mejor puntualizadas en textos como:
Algunas consideraciones psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos (1925), sobre la
El Masoquismo Femenino 14
sexualidad femenina (1931) y en la 33a conferencia de sus Nuevas conferencias de introducción
al psicoanálisis, la feminidad (1933).
El texto de 1925 puede ser leído como una antesala para los siguientes, presenta los mismos
temas con respecto al desarrollo de la sexualidad femenina pero de manera resumida. Expresa de
manera notoria que la vida sexual de la niña no puede ser homologada a la del varón; si bien el
paso por el Edipo del niño es muy importante y de alguna manera evidente su dinámica, no es
igual para ambos sexos. El niño sostiene el mismo objeto de amor desde su nacimiento, la madre,
y es cargado de mociones libidinosas en el complejo de Edipo con la activación genital, siendo el
padre un rival y una tara para su satisfacción, se vuelve objeto de afectos agresivos.
Es gracias a la angustia de castración que el varón termina por renunciar a su madre como
objeto de amor no queriendo perder sus genitales. Tanto en el varón como en la hembra el objeto
primordial de amor es la madre “Pero, ¿cómo llega la niña a resignarlo y a tomar a cambio el
padre como objeto?” (Freud, 1925. pág. 270). Si bien lo masculino y lo femenino no se
concretarán por las diferencias anatómicas estas si tienen implicaciones en el desarrollo psíquico
del sujeto.
La niña al verse castrada e incompleta con respeto al compañero varón podrá entonces tomar
tres vías para el desarrollo de su sexualidad: una que se manifestara en el completo extrañamiento
de la vida sexual; otra en la desmentida, donde la niña no acepta su castración y piensa que
efectivamente tiene un pene y se comportara como un varón en lo sucesivo; y la tercera salida es
la tendencia a debilitar los lazos afectivos con la madre, esto debido a que se toma la madre como
la responsable de tal afección, empero, dejando como consecuencia el desarrollo de la feminidad.
(Freud, 1925. Pág. 271-273).
Ahora bien, ¿Cómo nos acercamos al masoquismo femenino? Ya se mencionaron al
principio de este apartado las construcciones Freudianas con respecto a la pulsión en su posición
El Masoquismo Femenino 15
activa o pasiva, donde se da al masoquismo el carácter de una meta pasiva de la pulsión. Es
entonces necesario que en el desarrollo sexual de la niña se pierda el carácter masculino en
términos de la actividad de la pulsión. Sin embargo, no se debe entender el masoquismo como
perversión sexual sino una configuración de la pulsión en cuanto a su descarga por medio de
metas pasivas.
Diferentes planteamientos freudianos en torno a la mujer se evidencian en toda su obra; la
sexualidad, la feminidad y el masoquismo femenino son algunos temas que hacen enigma en
Freud y que desde el inicio de su obra hasta el final de sus días escudriña por doquier intentando
develar aquellos misterios que constituyen a la mujer. Aunque resulta indudable que los aportes
teóricos y clínicos encontrados por Freud son más que valiosos, aun siguen surgiendo preguntas
en medio de sus postulados, tal y como es el caso de la pregunta que se plantea y que dirige el
curso de esta investigación.
Dentro de la Universidad Católica Popular del Risaralda en el programa de Psicología, se han
encontrado tres monografías que tienen puntos de encuentro con la presente propuesta, un
artículo para la línea de investigación psicoanálisis, trauma y síntomas contemporáneos y
además un artículo en la revista Grafías.
La primera se presenta con el título “Agresividad en el sujeto: una aproximación
psicoanalítica” desarrollada por el Psicólogo Carlos Andrés Hurtado en el año 2005 con la cual
opta al título de Psicólogo. Esta monografía se encuentra relacionada con la presente propuesta,
en la necesidad de teorizar sobre el concepto de pulsión, tan importante en el psicoanálisis
Freudiano, con el fin de dar cuenta de las causas de la agresividad en las relaciones humanas;
particularmente se tomara el apartado número 2 “Caracterización y entrelazamiento de la
pulsión” ya que el autor realiza un acercamiento al concepto de pulsión y en este mismo orden de
ideas retoma la teorización Freudiana acerca del masoquismo. No obstante, se encuentra una
El Masoquismo Femenino 16
diferencia en relación con sus objetivos; el autor trata de acercarse a los inicios de la tendencia
humana a destruirse y a destruir a sus semejantes, para tal propósito retoma el concepto de
pulsión en su relación con el inconsciente y la sexualidad, tratando de develar el origen de la
agresividad en los seres humanos. Por el contrario, en la presente monografía se retoman las
implicaciones de la pulsión en su relación con lo inconsciente y la sexualidad femenina para dar
cuenta de lo que Freud denomina: Masoquismo femenino.
La siguiente monografía que aporta a la presente elaboración se titula “Estructuración del
acto suicida en la teoría de Freud y Lacan” desarrollada por: Luz Adriana Bedoya en el año 2008,
monografía desarrollada para obtener el título de Psicóloga. Esta monografía se pregunta por el
acto suicida consumado, tratando de develar aquello que se juega a nivel subjetivo en el sujeto
que desencadena tal acto de violencia para consigo mismo, retoma las consideraciones de Freud
sobre la pulsión de muerte, la cual permite esclarecer las manifestaciones autodestructivas;
retoma de la teoría Freudiana para mirar el fenómeno del suicidio como manifestaciones
sintomáticas, en relación con las identificaciones del sujeto y su relación con la angustia. Y como
lo evidencia en su título, es también bastante amplio la teorización con respecto al Psicoanálisis
de Jaques Lacan, observa el fenómeno del suicidio en la relación con el otro, las implicaciones
del masoquismo primordial y las implicaciones de la pulsión en su manifestación como acto. Esta
monografía se acerca en la medida que se hace necesario teorizar con respecto a la pulsión de
muerte y las implicaciones de ésta en los actos aniquilatorios. Son puntos que se asemejan, pero
los intereses se bifurcan desde muy temprana la argumentación.
La monografía final que aporta a la presente se titula “La función del dolor en el sadismo y el
masoquismo como estructuras perversas” escrita por Sandra Marcela Mora Restrepo en el año
2009 con la cual opta para su título de Psicóloga. Esta monografía pretende realizar un
acercamiento a la perversión como estructura específicamente en su posición masoquista y sádica
El Masoquismo Femenino 17
con respecto al dolor. Para tal interés retoma los textos de Freud y Lacan más importantes.
Ambas monografías se asemejan en cuanto que para realizar está aproximación hacia las
consideraciones del sadismo y el masoquismo se hace necesario trabajar las implicaciones de la
teoría pulsional, y si bien tiene un excelente sustento desde el psicoanálisis Freudiano, se hace
evidente una fuerte revisión y lectura de Lacan.
Finalmente la pretensión de la autora se dirige hacia la función del dolor en las perversiones
clásicas, función la cual no se puede equivaler al concepto del masoquismo femenino en cuanto
que no se relaciona con la perversión
En un segundo punto, las pretensiones de la autora giran con respecto al masoquismo y el
sadismo en cuanto tal, como meta de la pulsión. Para la presente elaboración, hablar de
masoquismo se hace fundamental en cuanto que delimita el objeto de estudio mostrando que el
objetivo se dirigiré al concepto de masoquismo femenino. Así, la manifestación masoquista y el
masoquismo femenino son dos conceptos distintos, que si bien se entrelazan en la dinámica
psíquica y en la fundamentación teórica son tesis distintas.
Se encontró un artículo para la línea de investigación Psicoanálisis, trauma y síntomas
contemporáneos del grupo Clínica y Salud Mental, por: Ana María Restrepo y su artículo lleva el
título “Ser mujer y ser madre: ¿una conquista de lo femenino?” del año 2007, articulo con el cual
opta al título de Psicóloga. Este artículo de alguna manera presenta las mismas pretensiones que
la presente monografía, se pregunta por la sexualidad femenina desde la teoría psicoanalítica de
Freud y de Lacan tratando de esclarecer el papel que asume la mujer en situación de maltrato
frente a su conyugue, tratando de ir más allá de la victimización que le ha conferido el discurso
social. Para tal propósito se abordó como categorías conceptuales, la sexualidad femenina, el
masoquismo femenino y La madre en Freud y Lacan. Esto con el fin de evidenciar que en esta
situación de maltrato, la mujer obtiene un goce desconocido para ella y que tal posición tiene que
El Masoquismo Femenino 18
ver con la relación asumida con la madre en su sexualidad infantil. Este artículo es el que más
asemeja a los intereses de la presente monografía: retoma dos categorías fundamentales para
ambos escritos, la sexualidad femenina y el masoquismo femenino, si bien la autora devela tales
conceptos desde Freud y Lacan, la presente monografía puntualiza en el primero y solo menciona
al segundo en términos de un acercamiento y sus posibles consideraciones con respecto al
masoquismo femenino.
Se encontró también en la Universidad Católica Popular del Risaralda un artículo de revista
con el nombre “Masoquismo: de la culpa inconsciente a la necesidad de castigo” de la Psicóloga
Docente Ana Lucia Sanín, este texto se presenta como un recorrido teórico de la teoría Freudiana
con respecto al problema del masoquismo, trata de desarrollar tres momentos del desarrollo
teórico de Freud, un primero donde se concibe el masoquismo como un sadismo vuelto hacia el
yo propio, el segundo como un derivado del sadismo por consecuencia del sentimiento de culpa y
por último la tesis del masoquismo como originario, este recorrido teórico busca ser una luz bajo
la cual se mire el problema del maltrato infantil. Este texto se encuentra bastante relacionado con
la presente monografía ya que la docente realiza un recorrido bastante similar con respecto al
masoquismo. Retoma las primeras elaboraciones de Freud con respecto a la perversión sexual y
la dinámica de la pulsión, en su término se retoma la conceptualización final, en donde existe un
masoquismo erógeno, un masoquismo femenino y uno moral.
No obstante, la docente no retoma el concepto Freudiano de masoquismo femenino, en esto
reside la divergencia fundamental; Freud en su texto El problema económico del masoquismo
(1924a) replantea su tesis del masoquismo corroborando que este se presenta de entrada como
primordial gracias a la pulsión de muerte, menciona que este se desprenderá en tres momentos: el
masoquismo erógeno, el masoquismo femenino y el masoquismo moral, la docente si bien
menciona este nuevo cambio dentro de su teoría no hace referencia al masoquismo femenino
El Masoquismo Femenino 19
aunque coloca el termino fantasía femenina el cual enlaza, como consecuencia, al masoquismo
erógeno.
En la Fundación Universitaria de Manizales se encontraron varias tesis de grado de la
Facultad de Psicología que retomaban la categoría de sexualidad femenina, algunos de estos
abordajes se realizaron desde la teoría psicoanalítica o desde un modelo cognitivo
comportamental.
Así, se encuentra una tesis con el nombre “La liberación femenina, un eslabón perdido en la
teoría psicoanalítica” con la cual opta al título de Psicóloga en 1984 la psicóloga Olga Patricia
Quintero. La autora tiene como objetivo “…delinear la lucha reivindicativa de la mujer”
(Quintero, 1984. Pág. 3), esto fundamentada en mistificaciones y tabúes acerca de la condición
actual femenina, así, retoma dos consideraciones fundamentales del estatuto de lo femenino en
términos de su mitificación lo cuales son “el eterno femenino” fundamentada en la creencia
judío-cristiana y el mito, según la autora, de la castración femenina de acuerdo con la teoría
psicoanalítica.
La autora asegura que Freud al desarrollar su teoría sexual entra en una contradicción, ya que
define la teoría psicoanalítica como teoría netamente masculina y bajo este parámetro se trata de
medir a la mujer, es decir, que la mujer es un hombre sin pene (Quintero, 1984. Pág. 4). La autora
trata de hacer un recorrido histórico que de un sustento al estado actual de la mujer, mostrando
factores sociales que han tratado de rebajarla o colocarla en un lugar inferior al masculino.
Esta investigación en si misma dista mucho de la presente, si bien retoma algunas
consideraciones acerca del psicoanálisis y la sexualidad femenina, no son buenos referentes
acerca de la teoría psicoanalítica como para llegar a tales afirmaciones; no se queda en un solo
exponente del psicoanálisis, si bien menciona a Freud su sustento teórico son las consideraciones
posfreudianas del psicoanálisis.
El Masoquismo Femenino 20
Se encuentra una tesis de 1992 para participar al título de psicólogos con el nombre “Actitud
de jóvenes y adultos hombres y mujeres de estrato socio-económico alto y bajo de la ciudad de
Pereira frente al tabú de la virginidad” de los Psicólogos Adriana Cardona Tamayo y Gloria
Matilde Restrepo. Las autoras buscan con este producto identificar si con respecto a la sexualidad
femenina sigue existiendo el tabú frente a su virginidad o por el contrario la virginidad es un
concepto que no trasciende en el comportamiento sexual de las personas. El tipo de investigación
es exploratoria descriptiva, trasversal, comparativa y con un diseño factorial no experimental,
bajo la dirección de tres variables predictivas, estrato socio económico, edad y sexo de la
población de Manizales.
Se encuentra una tesis de 1995 con el nombre “abordaje conceptual y psicoterapéutico de
algunos fenómenos presentes en la dinámica corporal” de la psicóloga Luz Marina Aristizabal
García con la cual opta al título de psicóloga. La autora trata de realizar un acercamiento al
fenómeno de la maternidad desde una visión psicoanalítica. Para tal empresa realiza una
investigación de caso, donde a partir de un caso clínico trata de identificar los cambios en la
personalidad durante los tres trimestres de gestación.
En relación a estas 4 tesis encontradas se evidencia un gran distanciamiento con respecto a
los intereses teóricos de la presente, si bien algunos retoman algunas consideraciones sobre el
sujeto femenino y su sexualidad, se desarrollan por vías distintas, ya sea al preguntarse por
subjetividad o por el fenómeno evidente. No retoman consideraciones netamente psicoanalíticas
lo que los ubica dentro de campo del fenómeno evidente relegando a un segundo plano la
manifestación inconsciente de la realidad de los sujetos.
Finalmente se encuentra dentro de la Fundación Universitaria de Manizales una tesis
monográfica de 1997 llamada “Sexualidad Femenina” de la autora Amparo Duque Jaramillo con
la cual recibe el titulo de psicóloga. La pretensión de la autora gira en torno a la configuración
El Masoquismo Femenino 21
sexual de la mujer tomando como dirección la salida que Freud le dio a la feminidad en la
maternidad, así busca mostrar las implicaciones de un hijo en la relación y configuración psíquica
de la madre al ocupar el lugar del falo en contraste con las consecuencias de tener una hija. En si
misma esta es la tesis que se mas se asemeja a la presenta propuesta de las encontradas en la
Fundación Universitaria de Manizales, en cuanto que el desarrollo teórico de la sexualidad
femenina es parte de su interés fundamental; la autora realiza un recorrido por la sexualidad
infantil de la niña y las posibles vías de resolución para la feminidad, si bien el objetivo de la
investigación es distinto entre ambas monografías el recorrido se hace bastante similar para llegar
a los puntos distintos.
Si bien los antecedentes encontrados en la Fundación no son novedosos, si muestra el estado
del arte acerca del masoquismo femenino y la sexualidad femenina en la teoría psicoanalítica a
nivel de la región como un vacío, como un tema que ha sido poco investigado y no tiene un
interés en la actualidad de la región.
Por otro lado, en la Universidad de Antioquia, en el año 1998 se desarrolló una tesis con el
nombre de “Mujer y feminidad” por Marta Colorado, Liliana Arango y Sofía Hernández. Esta
propuesta se encuentra dividida en cinco partes, la primera es un acercamiento a la teoría
psicoanalítica de Freud y Lacan con respecto a la feminidad y la relación con la sexualidad y lo
inconsciente; la segunda es una lectura sobre las construcciones feministas acerca de la feminidad
y su labor en la sociedad; la tercera indaga sobre el concepto de género, a nivel social y científico
para mostrar las implicaciones de este dentro del intento por descifrar el enigma femenino y el
apartado final plantea un discusión entre la conceptualización psicoanalítica y las ideas del
feminismo con respecto a la mujer y la feminidad.
Si bien la construcción de las autoras es mucho más vasta en cuento que desarrolla
discusiones entre teorías según la categoría de mujer y feminidad, este se presenta como un
El Masoquismo Femenino 22
antecedente investigativo, ya que el apartado inicial realiza un recorrido similar con respecto a la
sexualidad femenina y su relación con el masoquismo según la teoría Freud, concluye su
exposición con las consideraciones de Lacan frente al problema, el cual también se encuentra en
relación con el apartado final de la presente propuesta.
Se encuentra una tesis desarrollada por María Elena Ramírez en el año 2004 con la cual opta
al título de psicóloga, esta se titula: “De la demanda de amor a un acto: Acerca de las mujeres
violentas con su partenaire”. La pregunta que dirige la investigación versa sobre la lógica del acto
violento que dirigen algunas mujeres a su partenaire, la psicóloga trata de explicar estos actos a
través de la teoría psicoanalítica en cuanto que la lógica de este tipo de acciones se puede leer
según la demanda de amor tan característica de la posición femenina. Realiza un recorrido
riguroso por el psicoanálisis Freudiano y Lacaniano, mostrando así la configuración sexual
femenina, para terminar con la tesis de Lacan acerca de LA mujer, en cuanto que no toda se
reconoce un goce no regulado por la función genital.
Esta investigación se presenta como un antecedente investigativo, si bien no toca de forma
directa el masoquismo femenino, tal pregunta de investigación trae consigo el retomar tal tema.
No obstante, en lo que respecta a la sexualidad femenina, se muestra como una construcción
bastante armónica con la presente propuesta, y adquiere su mayor relación con el último eje
propuesto en esta elaboración.
Se encuentra otra tesis de la psicóloga Ángela María Trujillo publicada en el año 2007 para
adquirir el titulo de Magister en Investigación Psicoanalítica, esta recibe el nombre “Goce y
feminidad”. La autora trata de mostrar la relación directa que existe entre el goce y lo femenino,
para tal empresa realiza un recorrido de la obra Freudiana ya que las primeras pacientes mujeres e
histéricas fueron las causantes del descubrimiento del inconsciente psicoanalítico, gracias a los
desarrollos de Freud es que construye una teoría sexual con respecto al desarrollo de la
El Masoquismo Femenino 23
feminidad; y finalmente termina en Lacan, quien a partir de la lógica de los discursos mostrara las
implicaciones del goce, la intención final de la autora es relazar un paralelo entre la posición de
goce que asume el sujeto histérico en relación con el goce que se asume en una posición
femenina.
Con respecto al trabajo de la autora se encuentra que con la presente monografía se parte del
interés fundamental del psicoanálisis acerca de lo femenino, si bien es una categoría central en
ambos escritos la relación con las otras categorías es la que difiere. En cuanto al desarrollo del
concepto de goce es notable que no es la pretensión de la presente propuesta, no obstante tal
concepto se trabaja de manera introductoria en el apartado final de la presente propuesta.
Otro trabajo encontrado en la misma universidad recibe el nombre de “El goce femenino en
las putas de la obra de Jorge Amado” del año 2007. La autora acoge el titulo de magister con este
trabajo en el cual realiza un recorrido en tres obras de Jorge Amado Tocaia Grande, su cara
oscura, Tieta de Agreste o Pastora de Cabras y Teresa Batista Cansada de Guerra. Pretende leer
estas tres obras a partir del psicoanálisis Lacaniano, mostrando la tesis de Lacan con respecto al
goce femenino, como un goce suplementario el cual no se inscribe del todo en la función fálica.
Nuevamente, esta tesis toca el elemento del goce femenino desarrollado por Lacan, en cuanto que
la presente propuesta no desarrolla de manera cabal tal concepto no se presenta como un
antecedente directo, no obstante si se encuentra relación con el último apartado de esta tesis.
Del año 2008 se encuentran dos monografías más, una de ellas con el nombre la “Función
de un hijo para una mujer adolecente” de la autora: Sandra Elena Castrillon, la segunda escrita
por: Érica Maritza Martínez y con el nombre “La posición femenina ó las vicisitudes del Mate-rile-ri-le-ro”. Con ambas monografías las autoras optan al título de: Magister en investigación
psicoanalítica.
El Masoquismo Femenino 24
La primera se pregunta “¿cuál es la significación de un hijo para una mujer adolescente en la
resignificación de la sexualidad infantil?”, con esto, la autora identifica que le embarazo en
mujeres adolecentes no es asunto de desconocimiento o por circunstancias adversas al sujeto, se
presenta como un intento de la persona por resignificar las vivencias de la sexualidad infantil,
vivencias que en su momento no fueron tramitadas por la palabra. Para tal pretensión la Autora
realiza un recorrido por la teoría Freudiana y Lacaniana, se encuentra que desarrolla de manera
rigurosa todo lo concerniente a la sexualidad femenina y su trasegar para la construcción de la
feminidad. Esta investigación se presenta como un antecedente investigativo, si bien la autora
tiene como categoría fundamental maternidad y embarazo, el recorrido por el desarrollo sexual
femenino se hace fundamental y en ese punto se encuentra con la presente propuesta.
Y la segunda tesis se presenta también como un antecedente investigativo con respecto a la
sexualidad femenina, la autora realiza un recorrido desde la teoría de Freud y Lacan sobre la
sexualidad femenina, las lógicas del amor, la sexuación, el goce femenino y fundamentalmente la
posición femenina. La intención de la autora es, precisamente, definir, a modo de acercamiento
esta última categoría, ¿Qué es la posición femenina?
Según los desarrollos encontrados en la universidad de Antioquia se encuentra un fuerte
interés por el tema de la sexualidad femenina, dados los referentes Freudianos se hace inevitable
tocar el asunto del masoquismo femenino, no obstante no se ha manifestado como categoría
central en las monografías encontradas.
Realizando búsquedas en la internet se halló que en el año 2002 María Cristina Ortíz realizó
una investigación denominada “Vigilancia del maltrato a la mujer: diseño y aplicación de un
procedimiento” para la Universidad del Valle, toma una población de 1500 casos de mujeres
vecinas de la ciudad de Cali de estratos socioeconómicos muy bajo y bajo, que consultan el
El Masoquismo Femenino 25
sistema de salud por fuertes traumas físicos debido a violencia intrafamiliar, es su interés realizar
un acercamiento epidemiológico frente a las consultas frecuentes de la mujer al sistema de salud.
Dentro de los hallazgos se percata que gran parte de las mujeres que fueron agredidas no
emitieron denuncia e incluso era vista tal práctica de manera normal. Según estos datos, factores
de orden socio-cultural permiten el mantenimiento de tal problemática, por un lado muestra que
el supuesto de la inferioridad del sexo femenino se toma como justificación para los actos de
violencia.
Esta investigación muestra algunos puntos estadísticos bastante interesantes en lo que
respecta al maltrato para con la mujer, aunque tales datos cuentan con casi 7 años de diferencia
con lo que podría ser actualmente. Esta investigación, si bien, aporta algunas manifestaciones del
fenómeno y algunas causas epidemiológicas, se distancia por completo de esta monografía ya que
ella solo hace un análisis descriptivo del fenómeno para la medicina como ciencia y retoma
algunos factores sociales y culturales para sustentar sus hallazgos.
Frente a los datos encontrados en las diferentes universidades y otros medios de información
se encuentra que la pregunta de investigación se muestra todavía como novedosa y la cual no
pierde su vigencia; así, la pregunta por lo femenino continua haciendo enigma y tratar de
develarlo no es más que un acercamiento a un continente toda vía oscuro y poco conocido.
1.2. PLANTEAMIENTO DE LA PREGUNTA
En relación con la teoría de las pulsiones ¿Cómo se relaciona la sexualidad femenina con el
masoquismo femenino en el psicoanálisis Freudiano?
1.3. JUSTIFICACIÓN
El Masoquismo Femenino 26
A lo largo de la historia humana se ha destacado la función de la mujer al interior del desarrollo
cultural, es notorio que ella en cuanto a su relación con la dinámica social ha sido sobre valorada
en algunos periodos históricos, si bien está a ocupado su lugar correspondiente a su momento
histórico, al realizar una lectura desde la actualidad se reconoce un rebajamiento de la condición
de la mujer.
La importancia de la presente monografía recae sobre la constitución sexual femenina y la
relación de ésta con el masoquismo femenino según las intelecciones psicoanalíticas freudianas.
En la época actual se hacen evidentes muchos cambios culturales para la mujer, dentro de
estos se hacen más notables las restricciones sexuales de las que eran objeto en las épocas de
Freud y su papel pasivo dentro de la dinámica social, hoy día, son grandes las trasformaciones y
el actuar de la mujer dentro de esta dinámica, los movimientos feministas, la conquista de los
derechos de la mujer, la liberación sexual de la subrogación masculina y la búsqueda de igualdad
en una sociedad patriarcal han traído consigo un desempeño de suma importancia para la mujer
en los avances humanos.
No obstante, se hace evidente una cierta predisposición pasiva con respecto al
posicionamiento femenino, es decir, si bien son muchos los cambios y las conquistas alcanzadas
por la mujer es también notable una propensión que la vincula de forma mortífera con sus
semejantes. Aun hoy se hace evidente, sobre todo en la vinculación amorosa, como la mujer se
asume objeto siendo maltratada y abusada, dada una disposición afectiva que termina
justificando tales actos de violencia para con ella. Si bien se ha hablado de un extremo que trae
consigo el abuso físico, este tipo de posición masoquista contiene gran variedad de
manifestaciones, pero que en su núcleo, resulta ser la misma posición de objeto, aun así, es
también de aclarar que no todos los fenómenos de maltrato entre las parejas hace necesario el
hablar de una posición masoquista.
El Masoquismo Femenino 27
Si bien, la mujer se ha ganado un lugar dentro de la dinámica social actual con el cual ha
buscado nuevos caminos para sus exploraciones y desarrollos independiente del sexo masculino,
lo que la presente investigación trata de hacer notorio es que a pesar de estos avances y logros
en la dinámica social aun hoy se encuentra la subrogación de la mujer en cuanto a su vínculo con
el sexo opuesto, así como sujeto represéntate de la pasividad en algunos casos se nota una actitud
de dependencia con respeto al sexo masculino.
Ahora bien, lo anterior es un hecho mucho más complejo, no es raro encontrar por ejemplo
actual grandes estadísticas con respecto al maltrato para con la mujer ya sea física o verbalmente,
de igual forma se consolidan en la misma medida nuevas construcciones legales para darle un
alto a estas relaciones agresivas entre los sexos. Según datos arrojados por medicina legal3 en
Colombia se encuentra que desde enero a septiembre del 2008 en un total de 35.720 casos
atendidos el 70% de estas mujeres eran maltratadas por su pareja.
Actualmente las mujeres tienen a su favor nuevas formaciones culturales que abogan por su
bienestar como lo son el derecho y propuestas por parte del estado como El Plan Nacional de
Desarrollo; la Ley 51 de 1981, bajo la cual el Gobierno colombiano se suscribió a «La
convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer»,
aprobada en 1979 por la Asamblea General de las Naciones Unidas y considerada la Declaración
Internacional de los Derechos de la Mujer.
Consensos intergubernamentales sobre temáticas de violencia intrafamiliar, violencia sexual
y violencia contra la mujer, en Viena 1993; Declaración y Programa de Acción de la Conferencia
Internacional sobre Derechos Humanos, Naciones Unidas 20 de diciembre de 1993; Declaración
sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Naciones Unidas 1993; Convención
3
Estos datos fueron obtenidos de la página http://www.ginaparody.com/especiales/cifras-violencia-contra-mujer el
18 de mayo de 2009.
El Masoquismo Femenino 28
Internacional de Derechos del Niño. El Cairo 1994, Plan de acción de la cuarta conferencia
Internacional sobre la Población y el Desarrollo. Beijing 1995, Plataforma de Acción de la Cuarta
Conferencia Mundial sobre la Mujer.
La Constitución Política de Colombia 1991 está basada en el respeto y garantía de los
Derechos Humanos Fundamentales, iguales e inalienables de las personas, resaltando la libertad y
la dignidad humana como inherentes al ser humano. Ley 248 de 1995, que ratifica la Convención
de Belén Do Pará para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer. Ley 294 de
1996, por la cual se desarrolla el Artículo 42 de la Constitución Política y se dictan normas para
prevenir, remediar y sancionar la violencia intrafamiliar. Ley 360 de 1997, referente a delitos
contra la libertad sexual y la dignidad humana, entre muchos otros4. Y aun con estos mecanismos
a su favor, es cotidiano encontrar en el discurso de las mujeres justificaciones para tales actos de
destrucción.
Se evidencia entonces que la propuesta y pregunta de esta investigación siguen siendo de
actualidad; y si bien existen disposiciones culturales que velan por el bienestar de la mujer, se
encuentra de manera frecuente el que las mujeres consienten este tipo de actos, no evidenciado
como un ultraje para su vida, aun así, si es interesante lo que se juega a nivel íntimo en algunas
mujeres que optan por tal consentimiento pero que a pesar de las campañas de promoción y
prevención contra la violencia intrafamiliar dan por sentado su lugar y el maltrato por parte de su
pareja.
Ahora, ¿es posible equiparar maltrato para con la mujer con el masoquismo femenino? No.
El primero es solo una de las posibles consecuencias según la constitución del segundo. ¿Toda
mujer es masoquista? Claro está que no, el masoquismo femenino no puede ser equiparable al
4
Gran parte de la información contenida en este párrafo y los dos anteriores es obtenida gracias a la investigación de
María Cristina Ortíz con el titulo vigilancia del maltrato a la mujer: diseño y aplicación de un procedimiento.
El Masoquismo Femenino 29
masoquismo en función del dolor, lo que converge tanto en los puntos ejemplificados como en el
objetivo de la investigación es la posición de objeto que algunas mujeres asumen; tal posición no
queda restringida a la manifestación anatómica de los sexos, es decir, el tener vagina, ya que se
pueden encontrar hombres los cuales eligen el adoptar también una posición de objeto. El
masoquismo femenino encuentra muchas manifestaciones fenoménicas, lo cual no lo restringe a
la violencia para con la pareja, tiene grandes implicaciones en la vida psíquica de los sujetos y no
se restringe a un fenómeno en particular.
Así entonces, se hace notoria una condición significativa de los acercamientos y postulados
psicoanalíticos, relevantes en la medida que se alejan de las causas eficientes precisadas por las
ciencias sociales las cuales teorizan con respecto a los recursos socioculturales de las
poblaciones, mostrando que gran parte de dichos fenómenos de agresividad se vinculan de forma
directa con factores económicos y educativos, para el psicoanálisis estas no son las causas
directas de la problemática, ni las más significativas. Si bien es cierto que influyen, el
psicoanálisis reconoce toda una realidad psíquica o subjetiva que determina la relación de los
sujetos con los saberes aportados socialmente. Por tanto, la presente monografía se constituye
como una herramienta que trae consigo un conocimiento el cual pretende acercarse al dinamismo
psíquico y a su vez se constituye como un saber distinto al que puede pretender la sociología o la
antropología por ejemplo.
Su utilidad radica en la posibilidad de acercarse a la posición de objeto en la que se instauran
algunas mujer de una manera distinta al de algunas ciencias sociales, pues al ver las
implicaciones subjetivas frente a los mecanismos culturales, se reconoce que en términos del
dinamismo psíquico se juega algo a nivel íntimo al cual no pueden acceder los procesos
educativos. Es frente a este tipo de manifestaciones, aquellas prácticas que son incomprensibles
para los propios sujetos, donde el psicoanálisis tiene algo que decir y que aportar. Si bien, las
El Masoquismo Femenino 30
ciencias sociales y el psicoanálisis se remiten a campos distintos y en sí mismas las maneras de
acercamiento al fenómeno son distintas, es de reconocer que los intereses se unen donde la
pregunta por lo humano remite.
Ahora bien, en cuanto al psicoanálisis como tal la presente investigación permite realizar una
organización de la información teórica aportada por Freud, tal investigación no pretende aportar
nada nuevo dentro del conocimiento, este acercamiento permite ubicar los contenidos, las
implicaciones y el grupo de datos observados según la investigación psicoanalítica con respecto
al masoquismo femenino.
En cuanto al Programa de Psicología de la Universidad Católica Popular del Risaralda, se
encuentra que la presente investigación aporta nuevos conocimientos con respecto a un tema en
específico, en términos de la pluralidad del programa, se encuentran espacios para metodologías
alternativas en investigación, reconociendo así paradigmas positivistas y hermenéuticos de los
problemas humanos.
Siendo para el programa la gnoseología tan importante en sus bases investigativas, la
presente monografía se muestra como una nueva posibilidad de realizar un acercamiento a un
tema en específico como pregunta por el conocimiento, de esta manera, en cuanto que la
presente investigación se interroga por el masoquismo femenino y su relación con la sexualidad
femenina en el psicoanálisis Freudiano se muestra íntimamente ligada a los intereses científicos
de la universidad.
Ahora bien, según el apartado anterior el cual busca dar un panorama del estado del arte
sobre el tema del masoquismo femenino y la sexualidad femenina, demuestra un vacío con
respecto al tema, si bien en la Universidad Católica se encuentra monografías desde la teoría
psicoanalítica y con gran rigurosidad, el tema en específico no ha sido abordado. En la fundación
El Masoquismo Femenino 31
Universitaria de Manizales se encuentran monografías bastante antiguas y que no muestran el
problema en su actualidad.
Si bien en la Universidad De Antioquia se encontraron monografías bastante rigurosas y la
mayoría de estas para optar al título de magister no se encuentra que el tema del masoquismo
femenino sea fundamental en ellas, se reconoce que lo retoman y lo elaboran mas no se detienen
en él como un problema fundamental de investigación en psicoanálisis.
Así, esta investigación y su tema resultan de gran novedad en la región ya que se presentan
como no investigados, y resulta de gran interés realizar un recorrido teórico que muestre las
implicaciones del problema en el psicoanálisis.
1.4. OBJETIVOS
1.4.1. Objetivo general

Identificar la relación entre la sexualidad femenina y el Masoquismo femenino
enunciado por Sigmund Freud.
1.4.2. Objetivos específicos
 Identificar la teoría de las pulsiones parciales en su relación con la propuesta freudiana del
Masoquismo
 Establecer la diferencia entre Masoquismo femenino y masoquismo moral.
 Indicar la relación entre el Masoquismo femenino y la vinculación amorosa según Freud.
 Realizar una aproximación Lacaniana en relación a la concepción de Masoquismo
femenino
2. MARCO TEÓRICO
El Masoquismo Femenino 32
2.1. Pulsión y pulsiones parciales, Masoquismo.
“El erotismo es uno de los aspectos de la vida interior del hombre. Nos equivocamos con él
porque busca sin cesar afuera un objeto del deseo. Pero ese objeto responde a la interioridad del
deseo. (…). El animal tiene una vida subjetiva, pero esa vida, al parecer, le es dada, como lo son
los objetos inertes, de una vez por todas. El erotismo es en la conciencia del hombre lo que pone
en él al ser en cuestión. La propia sexualidad animal introduce un desequilibrio y ese
desequilibrio amenaza a la vida, pero el animal no lo sabe. Nada se abre en el que se parezca a
una cuestión”
(Bataille, G. 1985. Pág. 45)
Se hace evidente que el concepto de pulsión cobra gran relevancia en la obra Freudiana así como
también para esta monografía, dado que la pulsión desde el momento en que se instaura permite
hablar del mundo de lo humano, es decir, del mundo del lenguaje, del deseo. ¿Pero en qué punto
se hace tan relevante entonces? Se evidencia en la medida en que al mostrar el desarrollo de este
concepto, íntimamente relacionado con la sexualidad infantil, se encontrará eso tan particular en
el devenir de lo humano; la pulsión como un «esfuerzo» buscará las maneras para satisfacerse, de
encontrar una salida hacia algún objeto, y de manifestarse de modo independiente a las
restricciones culturales y educativas impuestas al sujeto. Así, el masoquismo será una vía posible
por medio de la cual obrará la pulsión para su satisfacción; será preciso y necesario desarrollar de
forma rigurosa y profunda este concepto fundamental ya que hilará y dará sentido a todo el
sustento teórico de esta investigación.
El Masoquismo Femenino 33
Así mismo, los siguientes ejes de la investigación se encuentran organizados de manera que
permitan esclarecer tal concepto hasta llegar al desarrollo sexual, las implicaciones de éste en
términos de lo masculino y lo femenino como una configuración psíquica (actividad y pasividad)
de la pulsión y, finalmente, la relación entre la pulsión y el masoquismo como una vía de
satisfacción pulsional, las implicaciones del masoquismo femenino en la vinculación amorosa
para terminar con un pequeño acercamiento a las consideraciones de Lacan con respecto al
asunto del masoquismo femenino.
En este eje final se presenta un contenido introductorio a otros problemas de investigación;
si bien la tesis se constituye como un acercamiento a la concepción de masoquismo femenino y
su relación con la sexualidad femenina en el psicoanálisis Freudiano, en su condición de
acercamiento no le es posible abarcar de manera completa y final la teorización frente a los
conceptos respectivos, desde este punto las posibles relaciones en función del psicoanálisis
Freudiano con los potenciales temas de investigación son bastante amplios. De la misma manera,
el apartado final permite percatarse de otra lectura acerca del asunto en la sexualidad femenina y
el masoquismo femenino, mostrando otras variables y caminos investigativos plausibles de
desarrollar. Y en la misma medida el considerar importante, en sí mismo, los desarrollos teóricos
que Lacan aportó frente al psicoanálisis Freudiano.
Ahora, dando inicio a la argumentación respectiva se inicia con la siguiente pregunta: ¿De
qué manera retoma Freud el concepto de pulsión para su teoría?, veamos entonces; Trieb es un
concepto netamente alemán que responde a toda un tradición filosófica y científica de esta
cultura, la implementación de este concepto no es al azar. Por ejemplo, al introducirse en la
lectura de Luis Alberto Hanss, Diccionario de términos alemanes de Freud (2001) se encuentra
un interesante acercamiento a las implicaciones de la Tora que fue leída por Freud en su infancia,
esto sustentado en los estudios de Theo Pfrimmer (Freud lector de la biblia 1982).
El Masoquismo Femenino 34
Según Pfrimmer el concepto de Trieb puede ser rastreado en la tradición rabínica, ya que esta
trata con bastante frecuencia el problema de las pulsiones, al mirar el génesis del texto sagrado
judío se encuentra que las pulsiones eran divididas en una buena y una mala; Dios no puede estar
en el origen del mal, las pulsiones naturales, la pulsión de autoconservación y la pulsión de
procreación desde el punto de vista ético se reconocen como pulsiones neutras, empero, como
manifestación de la actividad del hombre la pulsión natural es trasformada en una pulsión mala.
(Hanss, 2001. Pág. 385).
De acuerdo con esta literatura, la pulsión mala es más antigua que la buena, la primera ejerce
su poder desde muy temprano en la infancia, por el contrario la pulsión buena debe ser
conquistada por el sujeto cuando se hace responsable y respetuoso de la ley. Así, Theo Pfrimmer,
citado por Hanss, dice: “Para Freud, la pulsión de destrucción es también la más antigua,
trayendo una luz decisiva, en su concepto de compulsión de repetición, con respecto a la
renovación constante de lo que la literatura rabínica llama pulsión mala. En cierta medida, puede
considerarse buena parte de su teoría de las pulsiones como un giro hermenéutico de lo que le fue
dado en su infancia” (Hanss, 2001. Pág. 385).
Muestra las implicaciones culturales en las que se vio Freud y que de alguna manera
permiten las elaboraciones posteriores de su teoría, si bien esta es una consideración que toca el
campo religioso vivido por Freud, es también necesario mostrar los antecedentes de tal concepto
desde la filosofía de la naturaleza tan importante para Freud como científico.
Echeverri en sobre la versión castellana (2006) relaciona por ejemplo el texto Los principios
de la doctrina de la ciencia (1794-95) de Fichte con las elaboraciones de Freud respecto al
concepto de pulsión, así, para Fichte, Trieb se manifiesta como una fuerza interna que se
determina a si misma hacia el movimiento, hacia la causalidad, es un querer-alcanzar, un
El Masoquismo Femenino 35
movimiento que surge en contraposición a una fuerza que le es opuesta (Echeverri, 2006. Pág.5051).
Entonces la pulsión es una tendencia, un movimiento que se direcciona hacia afuera del yo y
aquello por lo cual se lanza no puede ser obtenido. Así, la pulsión se ve limitada, tiende a la
satisfacción pero se ve retenida en un punto, un punto necesario ya que es límite donde se
encuentra su pulsionar, con esa necesidad de forzar. Por ejemplo: para hablar de la diferencia
entre el interior y el exterior, Fichte menciona que el yo pulsional, empero, se ve restringida por
la ley y el re-flexionar sobre sí mismo, “pongamos la pulsión como limitada en el punto C. Ahí,
la pulsión a la reflexión se satisface; pero desde la óptica de la actividad real, la tendencia queda
limitada, no satisfecha. De tal suerte, el yo se limita a sí mismo y es puesto en relación de acción
recíproca consigo mismo, a saber, porque la pulsión no halla satisfacción completa, es siempre
parcial. Es forzado mas allá de el mismo por la pulsión, y es retenido y se retiene a sí mismo por
la reflexión” (Echeverri, 2006. Pág. 51-52).
Esto genera una compulsión, el límite impuesto por la reflexión genera un no-poder, busca la
manera de exteriorizarse, persiste en su pulsionar, ¿Por qué tal persistencia? porque son
cualidades de la pulsión el movimiento constante, y aquello que la limita no se encuentra dentro
de mí. Pero a su vez esta concepción de mi es la de un ser limitado. Por tanto, este quereralcanzar que se consolida por el movimiento constante le es necesario, al no ser limitada por mí
mismo, colocar una fuerza exterior la cual la contraría, “lo que debe ser opuesto, en calidad de
objeto (objekt), queda comprendido dentro de la pulsión. La pulsión misma es sentida en la
medida en que una actividad ideal se dirige al objeto de ella, y ello no puede suceder si la
actividad real no es limitada, a saber por una contra fuerza.
Fichte también menciona la cualidad de la conciencia del sujeto como una consecuencia del
límite que se le impone a la pulsión; este yo que se reconoce con límites y que identifica el lugar
El Masoquismo Femenino 36
de estos límites en un objeto que no es ese yo, es decir, un no-yo que no es equivalente a mi
interioridad. El yo con respecto a este no-yo se puede asumir de manera pasiva o activa, es decir,
puede influir de manera activa sobre el objeto, o dejarse, de forma pasiva, influir. En la medida
en que se siente limitado en este querer-alcanzar es que el sujeto le presta creencia a esta realidad
fuera de sí, y en la media que se siente esta restricción se toma al yo “como una fuerza interna,
encerrada en ella misma, determinada y determinante” (Echeverri. 2006. Pág. 52)
En los párrafos anteriores se puede evidenciar que Freud no construye su teoría de la nada o
en un campo vacío, también la filosofía dio su aporte al psicoanálisis. Echeverri deja claro que no
es su intención buscarle antepasados a Freud, incluso es posible que la teoría de Fichte no haya
llegado a las manos de aquel. Pero si es necesario puntualizar que son todos factores culturales y
de tradiciones científicas y filosóficas que juegan un gran papel en la vida y obra Freudiana. En
textos como Un proyecto de psicología para neurólogos (1895), pulsiones y destinos de pulsión
(1915) y Más allá del principio del placer (1920) se pueden encontrar esbozos bastante cercanos
a lo mencionado por Fichte.
Según lo anterior no es asimilable hablar de pulsión sexual en términos de Freud al instinto
sexual utilizado por las ciencias naturales en especial la biología. Ambas remiten a campos
distintos. “Trieb, tal como es usado en alemán, entrelaza cuatro momentos, que conducen de lo
general a lo singular. Abarca un principio fundamental que rige a los seres vivientes,
manifestándose como fuerza que coloca en acción a los seres de cada especie, que aparece
fisiológicamente «en» el cuerpo somático del sujeto como si brotase de él o lo aguijoneara y, por
último, que se manifiesta «para» el sujeto, haciéndose representar a nivel interno e íntimo, como
si fuese su voluntad o imperativo personal” (Hanss, 2001. Pág.381) como se hace notable en la
cita anterior si bien instinto y pulsión pueden llegar a entenderse por conceptos similares, no son,
en su sentido pleno y profundo, asimilables.
El Masoquismo Femenino 37
Freud en su texto de 1895 Proyecto de psicología para neurólogos estableció una primera
diferencia entre ambos, mostrando que el instinto es el carácter hereditario que filogenéticamente
es trasmitido por las generaciones, mientras que a la pulsión le dio un carácter netamente
energético, así éste lo equipara a un estímulo que puede entenderse en dos vías, externa e interna,
la primera viene del mundo exterior, y como estímulo, del sujeto parte el movimiento para
escapar del monto de excitación emanado desde afuera, pero en lo que respecta a la vía interna es
imposible escapar. No son arbitrarias estas primeras elaboraciones y concepciones biológicas, ya
que, como neurólogo en sus inicios, sus pretensiones cientificistas correspondientes con el
sentimiento de la época fueron la primera tentativa de dar cuenta de las afecciones psíquicas, pero
es también en aquellos acercamientos con sus pacientes histéricas donde Freud descubre que
estas afecciones se alejan bastante de los desordenes orgánicos; mientras que la ciencia pretendía
encontrar el daño manifiesto en aquellas mujeres para luego ser tachadas de mentirosas por no
corresponder a las evidencias y métodos de esta.
Freud demostró la evidencia del ¿por qué? no se encontraban daños manifiestos para estas
parálisis, mostrando que tales daños, más allá de lo orgánico, correspondían a un cuerpo, un
cuerpo dotado de sentido, un cuerpo adquirido por la palabra y que mostraba contenidos no
conscientes para las pacientes.
Es bastante el tiempo que trascurre entre estas primeras elaboraciones con respecto a lo
psíquico, procesos terapéuticos como la hipnosis y la catarsis fueron los primeros intentos por
develar, curar, y conocer esos contenidos oscuros de lo psíquico. No es sino hasta 1905 con tres
ensayos de teoría sexual donde Freud nos muestra las implicaciones de la teoría pulsional y su
organización con la sexualidad infantil, cuando dice lo siguiente:
Debo anticipar, repitiendo lo que he dicho en otras publicaciones, que estas
psiconeurosis, hasta donde llegan mis experiencias, descansan en fuerzas pulsionales
El Masoquismo Femenino 38
de carácter sexual. Con ello no quiero decir que la energía de la pulsión sexual preste
una mera contribución a las fuerzas que sustentan los fenómenos patológicos
(síntomas), sino aseverar expresamente que esa participación es la única fuente
energética constante de las neurosis, y la más importante, de suerte que la vida sexual
de las personas afectadas se extiende de manera exclusiva, o predominante, o solo
parcial en estos síntomas. Como he expresado en otro lugar, los síntomas son la
práctica sexual de los enfermos. (Freud, 1905. Pág. 148)
Ahora bien, según lo anterior y en relación con las palabras de Hanss5 es propio dar inicio y
elaborar la distinción manifiesta entre pulsión e instinto. Por un lado, el instinto corresponde a
una carga hereditaria perteneciente a toda especie y se manifiesta como necesidad que
corresponde a un objeto determinado sobre el cual se descarga y por ende es satisfecha.
En este sentido, el instinto se conoce como una predisposición biológica que designa
conductas no aprendidas y estereotipadas. Por otro lado, el concepto de Trieb o pulsión trae
consigo la designación de algo misterioso, de un algo no aprehensible por medio del lenguaje
pero que puja, moviliza, es una fuerza capaz de traducirse en acciones. Se manifiesta de manera
fisiológica “«en» el cuerpo somático del sujeto”, lo que corresponde no a un sentido netamente
biológicista en cuanto soma como organismo, sino que corresponde a una sensación corporal
dotada de sentido como realidad psíquica, y más importante aún “como si brotase de él o lo
aguijoneara”, por tanto tal sensación no corresponde al estímulo instintivo que encuentra
5
“Trieb, tal como es usado en alemán, entrelaza cuatro momentos, que conducen de lo general a lo singular. Abarca
un principio fundamental que rige a los seres vivientes, manifestándose como fuerza que coloca en acción a los seres
de cada especie, que aparece fisiológicamente «en» el cuerpo somático del sujeto como si brotase de él o lo
aguijoneara y, por último, que se manifiesta «para» el sujeto, haciéndose representar a nivel interno e intimo, como si
fuese su voluntad o imperativo personal” (Pág.381)
El Masoquismo Femenino 39
satisfacción, ya que la pulsión tiene como condición no ser satisfecha de manera completa, es
siempre momentánea y parcial, por tanto es su naturaleza seguir «forzando».
Para dar cuenta de lo anterior en términos de Freud es necesario retomar pulsiones y destinos
de pulsión (1915) texto fundamental en el desarrollo de la teoría pulsional. Iniciemos con la
definición de pulsión más conocida “la «pulsión» nos aparece como un concepto fronterizo entre
lo anímico y lo somático, como un representante {repräsentatnt} psíquico de los estímulos que
provienen del interior del cuerpo y alcanzan el alma, como una medida de la exigencia de trabajo
que es impuesta a lo anímico a consecuencia de su trabazón con lo corporal” (Freud, 1915. Pág.
117).
En esta cita encontramos los puntos expuestos anteriormente, no es posible afirmar que no
hay contenidos instintivos en el humano pero es por esta misma vía que la pulsión toma posesión
y dirección del desarrollo del sujeto. No es una negación de lo orgánico, por el contrario es un
encuentro de ambos, tanto la pulsión como el instinto buscarán de alguna manera la vía con la
cual se puedan descargar, no obstante, el instinto como partiendo de una fuente somática buscará
y tendrá la misma vía hacia el objeto el cual se encuentra en el mundo de lo orgánico. Por el
contrario la pulsión, no cuenta con tanta suerte, por un lado las vías y el objeto pueden ser
múltiples y muy diversas, y tal empuje pulsional es constante, por tanto a pesar de múltiples
objetos no será nunca satisfecha de manera completa.
Freud enuncia la primera experiencia de satisfacción como punto clave donde la pulsión se
instaura, parte del llamamiento del niño frente a su necesidad de hambre, pero este primer
encuentro con el pecho materno trae consigo no solo la condición pulsional, sino también,
apareada a esta la imposibilidad de ser satisfecho.
“Entonces, primero hallamos la esencia de la pulsión en sus caracteres principales, a saber,
su proveniencia de fuentes de estímulo situadas en el interior del organismo y su emergencia
El Masoquismo Femenino 40
como fuerza constante, y de ahí derivamos uno de sus ulteriores caracteres, que es su
incoercibilidad por acciones de huida” (Freud, 1915. Pág. 115), Freud haciendo la distinción de
los conceptos, inicia con una diferenciación entre el estímulo externo que excita el sistema
nervioso desde el contacto con la piel para mostrar que no contiene las mismas características de
la pulsión, ya que tiene una fuente interna. Si frente al exterior se puede huir para alejar el
estímulo desagradable, la pulsión no trae consigo tal posibilidad, en su condición de fuerza
interna no permite la huida y la única posibilidad para el sujeto para reducir la tención que lo
azota es en la descarga solo en sentido momentáneo o aparente cuando se ha fijado a un posible
objeto.
Ya entonces con esta distinción fundamental entre pulsión e instinto, podemos acercarnos a
la sexualidad infantil. Al aproximarse a Tres ensayos de teoría sexual (1905) se hace bastante
evidente esta diferencia entre pulsión e instinto, para Freud el comportamiento sexual humano no
puede ser equiparado con el animal, ¿Cómo realiza tal aseveración? Como ya se mencionó
anteriormente, Freud expone las perversiones sexuales según la lectura desde las intelecciones
psicoanalíticas, la primera parte de este escrito versa casi todo sobre estas perversiones y hace
particularmente énfasis en la variabilidad del objeto de la pulsión y las metas pulsionales de tales
perversiones, así, encontramos que la sexualidad humana tiene múltiples manifestaciones.
Retomemos algunas consideraciones de este texto. Los invertidos son sujetos que han
llevado a cabo una desviación del objeto sexual normal en lo correspondiente a la sexualidad
reproductiva entre el macho y la hembra, los invertidos escogen un objeto sexual de su mismo
sexo. Estos sujetos manifiestan diversas conductas en lo referente a la sexualidad encontrándose
que pueden ser invertidos absolutos, anfígenos (bisexuales) y ocasionales.
Muchos invertidos han conservado el carácter viril de la sexualidad y siendo su compañero
del mismo sexo es posible encontrar que este tenga caracteres de personalidad bastante
El Masoquismo Femenino 41
femeninos. ¿Qué nos dice esto? “La experiencia recogida con los casos considerados anormales
nos enseña que entre pulsión sexual y objeto sexual no hay sino una soldadura, que corríamos el
riesgo de no ver a causa de la regular correspondencia del cuadro normal, donde la pulsión parece
traer consigo al objeto” (Freud, 1905. Pág. 134); son evidentes las implicaciones de la pulsión
sexual al dirigirse hacia múltiples objetos, y en cuanto a las múltiples vías, la meta en estas
prácticas sexuales tampoco está restringida, la penetración anal, la masturbación e incluso el
desahogo afectivo restringiendo el contacto genital son frecuentes y son sostenidos como meta en
el acto sexual. ¿Es posible hablar de un instinto sexual el cual solo se vincula al objeto por su
capacidad reproductora y bajo la única meta de la procreación?
Este es solo uno de los muchos comportamientos sexuales que Freud expone, pero si bien,
menciona en gran medida las perversiones no se limita a estas en este texto, también muestra que
la pulsión direcciona las prácticas sexuales «normales». Esto así, ¿es el masoquismo un cambio
de vía con respecto a la meta sexual y un cambio de objeto en cuanto que la pulsión se fija en el
yo propio? Claro está que si, empero, ¿cómo sucede tal fenómeno?
Freud puntualiza la diferencia que existe entre la sexualidad genital del adulto y la
sexualidad infantil. En la adolescencia la pulsión ha hecho síntesis en el aparato genital y se ha
puesto al servicio de la reproducción sexual, caso contrario para el niño, donde las pulsiones se
dirigen hacia varios objetos y por varias vías, estas las denomina pulsiones parciales. Con
pulsiones parciales hace referencia a las primeras manifestaciones de la pulsión, dice: “lo que
distingue a las pulsiones unas de otras y las dota de propiedades específicas es la relación con sus
fuentes somáticas y con sus metas. La fuente de la pulsión es un proceso excitador en el interior
de un órgano, y su meta inmediata consiste en cancelar ese estímulo de órgano” (Freud, 1905.
Pág. 153), en la infancia la pulsión funciona con respecto a este placer de órgano, se direcciona a
El Masoquismo Femenino 42
un punto en específico del cuerpo según las etapas del desarrollo sexual, y esta puede ser
satisfecha por medio de la estimulación del órgano hacia el cual se direcciona la pulsión parcial.
Menciona que las zonas erógenas se hacen notorias en las prácticas sexuales, tales como la
boca, el ano, entre otras, las cuales aportan una satisfacción de órgano al sujeto, “los órganos del
cuerpo brindan excitaciones de dos clases, basadas en diferencias de naturaleza química. A una
de estas clases de excitación la designamos como la específicamente sexual, y al órgano afectado,
como la «zona erógena» de la pulsión parcial sexual que arranca de él” (Freud, 1905. Pág. 153).
Es llamativo que las manifestaciones de la sexualidad infantil no se ven dirigidas a un objeto
ajeno o del mundo exterior, es peculiar que Freud designe este momento del desarrollo sexual
como autoerótico. Ya se mencionó anteriormente las implicaciones de la primera experiencia de
satisfacción para el niño; comienza como una necesidad de alimento pero en la medida que es
placentera se buscará repetirla nuevamente, en este sentido los labios del niño funcionan como
una zona erógena y la pulsión parcial trata de buscar la misma satisfacción, lo que una vez fue
necesidad de alimento se asocia a la pulsión y se encuentra que el placer busca gobernar las
experiencias. Es autoerótico en la medida que no se encuentra un objeto ajeno al propio cuerpo,
así esa compulsión a repetir el estado de satisfacción no se ve limitado por el mundo exterior,
sino que, es el mismo quien lo reproduce.
De esta manera, se han mostrado las características fundamentales de la sexualidad infantil,
“Esta nace apuntalándose en una de las funciones corporales importantes para la vida; todavía no
conoce un objeto sexual, pues es autoerótica y su meta sexual se encuentra bajo el imperio de una
zona erógena” (Freud, 1905. Pág. 166)
Entonces estas pulsiones parciales parten de zonas periféricas del cuerpo y se satisfacen por
la estimulación de las mismas, se encuentran otras pulsiones que no abarcan estas zonas
erógenas. Pulsión de ver o de exhibirse y la pulsión de crueldad son las más enigmáticas y
El Masoquismo Femenino 43
comprenden personas como objetos a pesar del primado autoerótico de la sexualidad infantil,
estas pulsiones parciales entran posteriormente en síntesis junto con la dinámica de la sexualidad
genital del adulto.
En estas primeras elaboraciones de Freud, que se encuentran en los Tres ensayos de teoría
sexual (1905) considera que el masoquismo y, su opuesto, el sadismo son las perversiones más
importantes “sadismo y masoquismo ocupan una posición particular entre las perversiones, pues
la oposición entre actividad y pasividad que está en su base pertenece a los caracteres universales
de la vida sexual” (Freud, 1905. Pág. 144). En lo que respecta a las prácticas sexuales «normales»
es notorio que el sexo masculino trae consigo un fuerte componente agresivo, trata de sojuzgar al
objeto sexual. El sadismo sería una manifestación de este componente agresivo de la pulsión que
se manifiesta en la sexualidad «normal», pero en este caso tal componente agresivo se ha vuelto
autónomo y ha tomado el papel protagónico como meta de la pulsión.
Crueldad y pulsión sexual se encuentran relacionadas de manera muy estrecha, esto
sustentado en el componente agresivo de la libido. Freud lo considera como un resto de apetitos
canibálicos y según las características de la pulsión que busca apoderarse de los objetos es
necesario este plus de agresividad. Así el componente agresivo de la libido se hace visible en toda
manifestación de la sexualidad humana sin que ésta sea necesariamente una perversión, por la vía
del amor hacia el objeto es viable encontrar este componente agresivo ya que busca hacerse al
objeto de cualquier forma.
Por el contrario, el masoquismo designa todas las actitudes pasivas frente a la vida y el
objeto sexual; en su sentido extremo se encuentra la satisfacción al padecer un dolor físico o
anímico excesivo dotado por el objeto sexual. Freud encuentra que el masoquismo es el más
alejado de la meta sexual y considera que el masoquismo es secundario y nace solo
posteriormente después del sadismo, el masoquismo puede leerse como un sadismo volcado
El Masoquismo Femenino 44
hacia la persona propia. Y atribuye factores como la castración o la conciencia de culpa a la
fijación de la pulsión por tal vía de descarga.
Tanto en este texto (Tres ensayos de teoría sexual 1905) como en Pulsiones y destinos de
pulsión (1915) Freud evidencia un estado sádico anterior al masoquismo. Es en su texto pegan a
un niño (1919) donde evidencia, no solo que el desarrollo sexual de la niña no puede ser
equivalente al del niño, sino que, es probable que el masoquismo tenga un correlato bastante
anterior al sadismo.
En Pegan a un niño (1919) presenta varias apelaciones de casos clínicos de hombres y en
mayor parte de mujeres. Freud toca entonces lo concerniente a una fantasía de castigo llamada
«pegan a un niño» la cual fue contada por sus pacientes dentro del dispositivo analítico, esta
fantasía se vio varias veces recreada por los sujetos, ya que desemboca en sentimientos de placer,
pues tiene sus raíces en las manifestaciones onanistas de la sexualidad infantil.
Al ser tratada dentro del análisis se da cuenta que tal fantasía genera sentimientos de culpa
incluso más sobresalientes que los primeros recuerdos de la sexualidad infantil devenidos
conscientes en análisis. De esta manera, concluye que esta elaboración fantasiosa data de las
vivencias más tempranas en el desarrollo del sujeto.
Ya dentro de las vivencias escolares, esta construcción se veía desplazada hacia los castigos
impuestos por los maestros a sus compañeros, concedían una especial significancia a estas figuras
de autoridad como los causantes de la fantasía; está se veía trasformada, de «pegan a un niño» a
«pegan a muchos niños», tal aseveración, decía Freud, no podía ser cierta, y tal fantasía debía
estar presente mucho antes de tales experiencias escolares.
En un principio pensó, que si bien, la representación «pegan a un niño» generaba fuertes
estímulos placenteros la vivencia objetiva de ver a un niño recibir azotes sería cargada con igual
placer, por el contrario tales vivencias donde eran compañeros quienes recibían los castigos
El Masoquismo Femenino 45
generaba en el pequeño una mezcla de mociones donde la repulsa volvía este espectáculo
insoportable.
Según esto, ¿qué se preguntó Freud?: “¿Quién era el niño azotado? ¿El fantaseador mismo o
un extraño? ¿Era siempre el mismo niño o uno cualquiera cada vez? ¿Quién lo azotaba? ¿Un
adulto? ¿Y quién, en tal caso? ¿O el niño fantaseaba que él mismo azotaba a otro?” (Freud, 1919.
Pág. 179), a todas estas preguntas realizadas a sus pacientes no obtuvo respuesta alguna; empero,
en relación con el interés teórico de la presente monografía queda realizarse otra pregunta, la cual
también fue planteada por Freud en el mismo texto: ¿el placer emanado de esta fantasía de paliza
“debía caracterizarse como sádico o masoquista”? (Freud, 1919. Pág. 179)
Freud consideró esta fantasía temprana para el desarrollo del niño como un rasgo de
perversión, dando por sentado que uno de los rasgos de la función sexual se habría sustraído a su
desarrollo normal, volviéndose este rasgo autónomo. Buscando tal vivencia que mostrara las
causas del deslinde de este rasgo perverso con respecto a la función sexual normal, se percató de
que los posibles eventos traumáticos susceptibles de fijación eran bastante triviales, y no daban
cuenta de su significatividad para tal fijación, aun así, esta fijación estaba dada, pero vio este
evento como una parte provisional para la sujeción de los componentes sexuales prematuros.
Si bien estas construcciones fantasiosas datan de los cuatro y cinco años, Freud presupone
una prehistoria para las mismas, presunción que se ve verificada en los análisis cuando muestra
que tienen un desarrollo bastante complejo y anterior, desarrollo que permite cambios
significativos dentro de la construcción en lo que respecta a la persona fantaseadora, su objeto, su
contenido y significado. (Freud, 1919. Pág. 181)
El Masoquismo Femenino 46
Ahora bien, según los datos arrojados por las pacientes6, se encuentra que dentro de la
fantasía «pegan a un niño» se hallan algunos caracteres constantes; aunque el fantaseador nunca
es el azotado escoge un compañero o hermano sin importar el sexo, según esto tal elaboración
daría a pensar que no tiene un carácter masoquista, por el contrario sería un carácter sádico el
pertinente sin olvidar que tampoco es el niño fantaseador el que pega, y se concluye que este
sujeto activo, que administra el castigo, es el padre. Así, la primera trasmudación en el desarrollo
de la fantasía sería «El padre pega al niño» y que posteriormente podría pesquisarse como «El
padre pega al niño que yo odio».
Siendo estas peculiaridades de la prehistoria sexual de la niña, se encuentra que datan de las
vinculaciones amorosas para con su padre, mientras que su progenitora era fuente de afectos
ambivalentes, agresivos debido a la competencia que le significa por este amor deseado, pero a su
vez, se manifiesta una corriente tierna de afectos que puede terminar en una vinculación bastante
fuerte o una formación reactiva para con esta.
En lo que respecta a los otros niños, ya sean hermanos o simplemente compañeros, son
muchas veces odiados por manifestarse como contrincantes y ladrones del afecto que emana de
los padres; así el castigo físico es significado como una destitución del amor paterno, “¡Tantos
niños se consideran seguros en el trono que les levanta el inconmovible amor de sus padres, y
basta un solo azote para arrojarlos de los cielos de su imaginaria omnipotencia!”, es por esto que
la primera representación resulta agradable para los pacientes, «El padre no ama a ese otro niño,
me ama a mí» (Freud, 1919. Pág. 184).
6
Como se menciono anteriormente Freud expone casos clínicos tanto de hombres como mujeres, siendo estas
últimas las más representativas numéricamente dentro de los casos expuestos. En este punto se hace referencia a
estos casos particulares en mujeres, dejando los casos masculinos para una consideración en el apartado Sexualidad:
diferencia psíquica entre los sexos, pasividad y actividad.
El Masoquismo Femenino 47
Se hace notable la significatividad de la primera fantasía de paliza ya que permite gran
satisfacción a los celos infantiles sustentados en la vida amorosa y en los intereses egoístas del
infante, dado que gran parte de esta fantasía está sustentada en los afectos amorosos, no se puede
dotar de un carácter netamente sexual ni tampoco como sádica.
Entre esta primera trasformación y la que deviene segunda se dan grandes cambios, el padre
como actor del castigo se mantiene, pero ahora el niño que recibe el azote es el fantaseador, se
hace notable que tal fantasía se tiñe, en este momento, de un gran placer y por tanto se torna de
carácter masoquista. Esta segunda elaboración recibe el nombre de: «yo soy azotado por el
padre», y es para Freud la más importante en términos de sus posibles consecuencias, esta
segunda fantasía no es un recuerdo, se presenta como elaboración dentro del análisis.
Estas primeras relaciones incestuosas responden a la activación genital de la sexualidad
infantil antes de entrar en el periodo de latencia, donde se reducen las manifestaciones de esta
sexualidad casi desarrollada.
Estas vivencias tempranas se ven afectadas por la represión siendo olvidadas y desalojadas
de la conciencia, como si fuera una necesidad el ser sepultadas. Freud no reconoce las causas
eficientes para tal fenómeno pero si considera evidente que muchos de estos deseos incestuosos
se ven insatisfechos con el tiempo, lo que trae consigo una resignación, nos dice entonces lo
siguiente: “La falta de la satisfacción esperada, la continua denegación del hijo deseado, por
fuerza determinarán que los pequeños enamorados se extrañen de su inclinación sin esperanzas.
Así, el complejo de Edipo se iría al fundamento a raíz de su fracaso, como resultado de su
imposibilidad interna” (Freud, 1924b. Pág. 181).
En su texto El sepultamiento del complejo de Edipo (1924), anteriormente citado, muestra
las implicaciones del paso por el Edipo, pues no solo corresponde a las identificaciones amorosas
del pequeño con sus padres, es también importante el sepultamiento de tal momento del
El Masoquismo Femenino 48
desarrollo, pues deja como legado de las primeras identificaciones la conciencia de culpa,
instancia que Freud denomina posteriormente como Superyó.
Ahora bien, esta instancia superyoica, esta conciencia de culpa, juega un gran papel dentro
del desarrollo sexual; la segunda fase de la fantasía donde el niño fantaseador es azotado por el
padre responde a la función de esta instancia, la fantasía “pasaría a ser la expresión directa de esta
conciencia de culpa ante la cual ahora sucumbe el amor por el padre” (Freud, 1919. Pág. 186).
Estas relaciones incestuosas que devendrán inconscientes serán del orden genital recién
logrado, si bien el niño no conoce el comercio sexual explícito que practican sus padres serán sus
propias ideas y construcciones, con respecto a los genitales, las que tendrán como referente para
la explicación del nacimiento. Así, la expresión «El padre me ama» se enuncia en un sentido
genital, debido al sepultamiento del complejo de Edipo y su posterior estado de latencia, estas
manifestaciones incestuosas y genitales serán reprimidas, pero la fantasía «El padre me pega»
será la manifestación de ese amor olvidado, y que gracias a la conciencia de culpa tomará este
carácter masoquista como recuerdo de un amor prohibido, “Este ser-azotado es ahora una
conjunción de conciencia de culpa y erotismo; no es solo el castigo por la referencia genital
prohibida, sino también su sustituto regresivo” (Freud, 1919. Pág. 186).
La tercera fase se aproxima de nuevo a la primera, el niño fantaseador que en la segunda era
azotado ahora se presenta, tal vez, como un espectador, y el padre que administraba el castigo ha
sido mudado por una persona investida de autoridad como un maestro, y ya no es un niño quien
es azotado, son muchos los que reciben el castigo. Las implicaciones de esta trasformación se
evidencian en las causaciones afectivas que conlleva, es portadora de una fuerte excitación sexual
estrechamente ligada a las actividades onanistas de la sexualidad infantil.
Da la impresión de una vuelta hacia la primera fantasía, donde el fantaseador aparece tan
solo como un espectador y la figura paterna ha sido mudada a otra figura de autoridad como por
El Masoquismo Femenino 49
ejemplo un maestro y parece recobrar, también, el carácter sádico de aquella. No obstante, tal
carácter se manifiesta solo en apariencia, los muchos niños que son azotados son sustituciones de
la persona propia lo que tiene como resultado una fantasía netamente masoquista; sucede el
mismo proceso que en la anterior, la frase «El padre pega al otro niño, solo me ama a mí»
presenta los mismos caracteres, la segunda parte de la frase se ve reprimida por ese amor genital,
empero la conciencia de culpa toma la primera parte para dar cuenta de ese amor incestuoso que
alguna vez existió. Un carácter que sobresale en esta tercera construcción tanto en mujeres como
en hombres es que los niños a quienes se les azotaba eran siempre de sexo masculino, Freud
explica que muchas veces la imposibilidad de la relación incestuosa de la niña para con su padre
puede generar en ella una reactivación del complejo de masculinidad, lo que la llevaría a
pretender ser un varón.
Según las intelecciones consideradas hasta el momento Freud todavía piensa el masoquismo
como una consecuencia de un sadismo primario, “Al comienzo parece corroborarse que el
masoquismo no es una exteriorización pulsional primaria, sino que nace por una reversión del
sadismo hacia la persona propia, o sea por regresión del objeto al yo” (Freud, 1919. Pág. 190). En
sí, sustenta que esta regresión se realiza gracias a la conciencia de culpa, fenómeno que ayuda a
la represión a sepultar y desalojar de la conciencia el momento del Edipo por la que trascurren los
sujetos, “la represión se exterioriza aquí en tres clases de efectos: vuelve inconsciente el resultado
de la organización genital, constriñe a esta última a la regresión hasta el estado sádico-anal y
muda su sadismo en el masoquismo pasivo, en cierto sentido, de nuevo narcisista” (Freud, 1919.
Pág. 191)
En escritos posteriores como Más allá del principio del placer (1920) El yo y el ello (1923a)
y El problema económico del masoquismo (1924) propone nuevas consideraciones con respecto a
esta perversión. Estas nuevas consideraciones están sustentadas en la nueva elaboración sobre la
El Masoquismo Femenino 50
dualidad de las pulsiones, lo que amplía los conocimientos sobre las manifestaciones de la vida
psíquica de los sujetos, en lo que respecta al masoquismo ya no será una derivación del sadismo
infantil, por el contrario el masoquismo será una formación primordial sustentada en el estado
narcisista del infante recién nacido7.
Ahora bien, para dar termino a este apartado es necesario nombrar algunas características, ya
mencionadas anteriormente, del texto de 1919 Pegan a un niño con las cuales se nos permitirá
elaborar una nueva pregunta que nos dará apertura al siguiente apartado. Hasta este texto las
consideraciones de Freud con respecto al desarrollo sexual de los niños, sin importar la diferencia
anatómica entre los sexos, se tenía como homologable, Pegan a un niño (1919) devela que la
vida sexual y sus implicaciones tienen consideraciones distintas para ambos sexos, volviéndose el
desarrollo sexual de la niña bastante complejo y divergente de su compañero varón. Indicar este
desarrollo se hace necesario para mostrar las implicaciones de la sexualidad infantil en la niña y
su relación con la feminidad, empero, más allá de estas divergencias anatómicas y sus respetivas
extensiones psíquicas se introduce una pregunta aun más fundamental para la presente
monografía: ¿Por qué Freud realiza un paralelo entre feminidad-pasividad-masoquismo?
2.2. Sexualidad: diferencia psíquica entre los sexos, pasividad y actividad.
“Sufrimos con nuestro aislamiento en la individualidad discontinua. La pasión nos repite sin
cesar: si poseerás al ser amado, ese corazón que la soledad estrangula formaría un solo corazón
con el del ser amado.”
7
Esta es una introducción sobre las nuevos desarrollo teóricos que abarcan los años de 1920 hasta 1924 sobre la
teoría pulsional y sus implicaciones en la vida psíquica, estas consideraciones serán retomadas en el apartado
posterior llamado «El masoquismo erógeno, masoquismo femenino y masoquismo moral ¿Por qué Freud piensa la
mujer como masoquista?».
El Masoquismo Femenino 51
(Bataille, G. 1985. Pág. 34-35)
Como se hace evidente, son para la teoría psicoanalítica Freudiana harto importante las vivencias
sexuales de la temprana infancia, si bien no es posible homologar la sexualidad genital del adulto
con la manifestación onanista de los infantes, es esta última, en su calidad de vivencia sexual, la
que genera grandes consecuencias en la vida psíquica de los sujetos. Fue grande el interés de
nuestro autor por descifrar las manifestaciones y las implicaciones de la vida sexual de los niños,
y más aún en lo que respecta al vida sexual de la mujer tanto en su niñez como en su devenir
adulta.
Para Freud fue la feminidad un enigma, sus desarrollos en cuanto a la vida sexual de la mujer
no dejaron de llamarle la atención, y las manifestaciones y nuevas intelecciones del desarrollo
femenino siempre permitieron un producto más en su elaboración teórica. En un principio fue
para Freud equivalente las experiencias sexuales infantiles en ambos sexos, así se puede
encontrar, por ejemplo, En Tres ensayos de teoría sexual (1905) este tipo de aseveraciones.
Empero, Pegan a un niño (1919) además de ser un complemento de los tres ensayos al
indagar teóricamente las perversiones masoquista y sádica, también introduce en Freud ciertas
dudas con respecto a la sexualidad de la niña y sus divergencias fundamentales con respecto al
desarrollo del niño.
Encontramos grandes diferencias con respecto a la vida sexual infantil de los sexos. En
relación con los tres tiempos de la fantasía de paliza ejemplificadas en el apartado anterior, Freud
nos dice lo siguiente:
“Como es natural, espere hallar plena analogía entre las constelaciones vigentes en el
varoncito y en la niña; en el caso del primero, desde luego, la madre debía remplazar
al padre en esa fantasía. Y en efecto ello pareció corroborarse, pues la fantasía que se
consideró la correspondiente en el varón tenía por contenido ser azotado por la madre
El Masoquismo Femenino 52
(luego, por una persona sustitutiva). Sin embargo, esa fantasía en que la persona
propia se retenía como objeto se diferenciaba de la segunda fase hallada en la niña
por el hecho de que podía devenir consiente. Pero si por esa razón se quería
equipararla a la tercera fase de la niña, subsistía una nueva diferencia, a saber, que la
persona propia del muchacho no era sustituida por muchas, indeterminadas, ajenas, y
menos aún por muchas niñas. Así, se malograba la expectativa de un paralelismo
integro. (Freud, 1919. Pág. 193)
Los casos masculinos retomados por Freud en este texto son escasos pero se hace
revelador que los hombres que daban cuenta de la fantasía de paliza, tenían un gran deterioro en
la actividad sexual y podían ser catalogados como masoquistas en el sentido de la posición
perversa. Algunos de sus casos correspondían a hombres a los cuales les era necesario, antes del
coito, reproducir escenas o fantasías masoquistas para conseguir una erección, “ellos se sitúan por
lo común en el papel de mujeres, coincidiendo así su masoquismo con una actitud femenina”
(Freud, 1919. Pág. 194).
A partir de este esclarecimiento Freud hace a un lado la sexualidad del adulto para
preguntarse por la vida sexual del niño; anterior a esta fantasía masculina donde el niño es
azotado por la madre, se encuentra que se esconde una formación previa, no consiente, donde
«Yo soy azotado por el padre», y corresponde a la construcción de la segunda fase de la niña,
aquí se hacen equiparables, se encuentra la misma trasmudación, ese «ser-azotado» es la
formación posterior de un «ser-amado» por el padre en sentido genital, formación que sucumbe
junto con el Edipo gracias al sentimiento de culpa. Por lo tanto, esta fantasía sobreviene
masoquista, y asume una posición femenina con respecto al padre desde el principio, cuando
sería lo esperado un cambio de los progenitores según el género.
El Masoquismo Femenino 53
Así, Freud compara ambos desarrollos, concluye que los varones que presentaron tal
fantasía realizaron, en su infancia, una elección homosexual, siendo el padre su objeto de amor.
Con relación a este, la fantasía masoquista permite a los hombres asumir una posición femenina
con respecto a su padre, asumiendo de esta manera una posición pasiva.
El texto anterior introduce en Freud ciertas preguntas sobre lo dicho hasta el momento acerca
del desarrollo sexual en la niñez, para resolver esta pregunta parte de las diferencias anatómicas,
y en su escrito Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos
(1925) expone a cabalidad las consecuencias y las diferencias en el desarrollo sexual de la niña
con respecto al varón.
Freud dice lo siguiente: “Cuando hemos indagado las primeras plasmaciones psíquicas de la
vida sexual en el niño, en general tomamos por objeto al varoncito. Suponíamos que en el caso de
la niña todo sería semejante aunque diverso de alguna manera. No quería aclarársenos el lugar del
proceso de desarrollo en que se hallaría esa diversidad” (Freud, 1925. Pág. 268).
Al indagar sobre el desarrollo sexual del niño era necesario remitirse al complejo de Edipo y
era la sexualidad del varón el punto de referencia. Así, se reconoce que para el varón se encuentra
una retención del mismo objeto de amor a lo largo de su desarrollo sexual, a saber, la madre, la
cual es investida libidinalmente tanto en la etapa pregenital como en la genital. Ya se mencionó
que estas mociones amorosas frente al objeto deben caer, ser sepultadas en lo inconsciente a
causa de una satisfacción imposible; este sepultamiento del complejo de Edipo, esta caída, es
introducido gracias a la amenaza de castración donde el niño teme perder sus genitales tan
valorados para él.
En el caso de la niña, si bien se encuentran similitudes, es en gran medida variable con
respecto al varón. Para ambos, de manera inicial, fue la madre el objeto primordial, en cuanto al
varón este objeto se retiene durante toda su infancia, por el contrario la niña debe realizar un
El Masoquismo Femenino 54
cambio bastante significativo, mudar del objeto-madre al objeto-padre, ¿Cómo se realiza tal
cambio?
La niña al comparar el pene de algún compañero lo reconoce como superior a su equivalente
clítoris, la niña piensa que algún día le crecerá o que podrá tener uno, esto se conoce como la
envidia del pene. Para el varón en un principio esto es irrelevante y construye su propia teoría con
respecto a la deficiencia de la niña pensando que este alguna vez le crecerá, es posteriormente
frente a la amenaza de cortarlo que el niño asume tal falta en la niña como la efectividad de tal
amenaza. Por el contrario, la niña “Ha visto eso, sabe que no lo tiene, y quiere tenerlo” (Freud,
1925. Pág. 271)
Tal evidencia con respecto a su deficiencia genital trae consigo consecuencias psíquicas;
su desarrollo sexual, desde tal hecho, puede tomar tres vías distintas: dos de ellas se asocian al
llamado complejo de masculinidad, por un lado la niña puede continuar esperando que algún día
su clítoris crezca y sea comparable con un pene teniendo consecuencias en su comportamiento
hasta épocas bastantes tardías de su desarrollo; el segundo camino Freud lo denomina como la
desmentida, en donde la niña no acepta su castración y en lo sucesivo se empeña en la convicción
de tener un pene comportándose así como un varón.
Si bien estas dos salidas se asocian con el complejo de masculinidad no son las únicas
consecuencias de la envidia del pene. La envidia del pene es un concepto que retoma Freud para
dar cuenta de este estado en donde la niña desea un pene y compara su clítoris con aquel dándole
la impresión de ser un pene cortado o defectuoso. “Con la admisión de su herida narcisista, se
establece en la mujer –como cicatriz, por así decir- un sentimiento de inferioridad” (Freud, 1925.
Pág. 172), esta inferioridad con respecto al pene del varón permite a la niña desarrollar su
sexualidad por la vía de la feminidad.
El Masoquismo Femenino 55
Cuando Freud analiza el onanismo infantil identifica que la mujer adopta el clítoris como un
pene en términos de su práctica masturbatoria, nota que esta tendencia se ve en un punto reducido
o casi nulo y este efecto parece no ser, en gran medida, consecuencia de las enseñanzas de la
crianza. “Hace tiempo hemos comprendido que la tarea de resignar la zona genital
originariamente rectora, el clítoris, por una nueva, la vagina, complica el desarrollo de la
sexualidad femenina” (Freud, 1931. Pág. 227), el clítoris de la mujer responde como equivalente
al pene en si como una zona erógena, la renuncia de la niña al pene se manifiesta en la
disminución de su onanismo.
La erogenización del clítoris que la acompaña casi toda su infancia se extiende a la zona
vaginal, renuncia a la práctica masturbatoria masculina y su comparación con este, permitiendo
así el desarrollo de su sexualidad ya no por la vía de la masculinidad sino por el de la feminidad
la cual sería la tercera vía y es asociada por Freud con la maternidad.
Las implicaciones del cambio de objeto en el desarrollo sexual de la niña al igual que la
erogenización de la zona vaginal no es de manera alguna algo sencillo y tales cambios traen
consecuencias harto significativas en lo que respecta al desarrollo de la feminidad. En cuanto a lo
masculino y lo femenino “El psicoanálisis nos enseña a contar con una única libido, que a su vez
conoce metas –y por tanto modalidades de satisfacción- activas y pasivas. En esta oposición,
sobretodo en la existencia de aspiraciones libidinales de meta pasiva, está contenido el resto del
problema” (Freud, 1931. Pág. 241), como se ha mostrado, se establece entonces que no existe
diferencia entre los sexos al inicio de las vivencias sexuales y, lo masculino y lo femenino, no
corresponde a factores biológicos.
Si bien este es el problema, para el psicoanálisis la diferencia entre los sexos responde a la
particularidad de la manifestación de la pulsión, en descarga por medio de metas activas y
pasivas. Al retomar Tres ensayos de teoría sexual (1905) se hace manifiesta la gran relevancia
El Masoquismo Femenino 56
que le da Freud a la posición bisexual en el dinamismo psíquico y en la vida sexual del niño, esto
así, en el mismo desarrollo «normal» de la sexualidad del niño se evidencia esta tendencia
bisexual al querer suplantar a su madre como objeto de amor del padre, para Freud esto es una
actitud femenina. Si se es consecuente con tal postulado, es posible encontrar, entonces, que las
vías son múltiples y que independiente del sexo anatómico se pueden encontrar tanto actitudes
femeninas como masculinas en ambos sexos.
Para Freud es relevante, en cuanto al devenir mujer de la niña, esta renuncia a la actividad, a
la masturbación masculina que corresponde al pene y que en la niña se equipara a la
manipulación del clítoris, tal renuncia, la del órgano, es lo que Freud considera como feminidad.
Al remitirnos a Pulsiones y destinos de pulsión (1915), Freud identifica que la vida anímica
se rige bajo 3 polaridades:
1. Sujeto (yo)-Objeto (mundo exterior)
2. Placer- Displacer
3. Activo-Pasivo
El sujeto se comporta de manera pasiva frente al mundo en cuanto que el sujeto recibe
estímulos del objeto, por el contrario, cuando el sujeto reacciona frente a estos estímulos se
comporta de manera activa; “El yo sujeto es pasivo hacia los estímulos exteriores, y activo por
sus pulsiones propias” (Freud, 1915. Pág. 129), esta dialéctica entre objeto y sujeto, pasivo
activo, se verá también entrelazada con las cualidades de lo femenino y lo masculino.
Cuando Freud describe la relación entre actividad y pasividad según la relación de los
géneros no se refiere a cualidades inherentes al macho o a la hembra, por el contrario hace
referencia a la relación sexual, donde lo activo y lo pasivo se define en esta dinámica, es decir, la
pulsión en términos de su actividad busca dominar el objeto, poseerlo, en medio de esta búsqueda
el objeto de amor (el que asume la posición pasiva) es también parte de esta dinámica de
El Masoquismo Femenino 57
devoramiento, gracias a que bajo esta dinámica la pulsión toma una meta pasiva para su
satisfacción lo que lo hace objeto en la relación sexual.
La configuración de lo femenino bajo una meta pasiva de la satisfacción es algo que Freud
manifiesta en textos como Sobre la sexualidad femenina (1931), y su 33a conferencia, la
feminidad (1933). Tales consideraciones se relacionan en gran medida con el desarrollo sexual de
la niña, en cuanto que al inicio no hay diferencia entre los sexos, la niña se homologa al varón, en
su construcción de la feminidad, en la aceptación de la castración renuncia a esa actividad
pulsional que le fue característica en estados más tempranos, por ejemplo, el dejar la
masturbación clitoridea que es una meta activa de la pulsión;
Renuncia a está al aceptar la castración en si misma y termina erogenizando la zona vaginal,
para Freud, esta trasmudación es un cambio de una meta activa hacia una meta pasiva de la
pulsión.
No obstante, Freud renunciara a esta asociación, lo masculino-activo y lo femenino-pasivo,
terminará diciendo que la sexualidad en lo inconsciente se instaurara de manera masculina. En
1923b Freud introduce otro texto, el cual recibe el nombre de La organización genital infantil,
este texto se presenta como un complemento de Tres ensayos de teoría sexual (1905). Si bien
reconoce la veracidad de su tesis con respecto a que el primado de los genitales no se consuma en
la infancia o lo hace de manera muy incompleta (Freud, 1923b. Pág. 146), afirma que el
desarrollo sexual infantil se aproxima bastante a la sexualidad del adulto y no se limita a la
elección de objeto hecha en la infancia, agrega que las pulsiones parciales no se ven
completamente unificadas en la sexualidad infantil, no obstante la importancia del quehacer
sexual en la niñez se hace mucho más representativo que en la vida adulta; agrega: “El carácter
principal de esta «organización genital infantil» es, al mismo tiempo, su diferencia respecto a la
organización genital definitiva del adulto. Reside en que, para ambos sexos, solo desempeña un
El Masoquismo Femenino 58
papel un genital, el masculino. Por tanto, no hay un primado genital, sino un primado del falo”
(Freud, 1923b. Pág. 146)
Para Freud la primacía del falo se evidencia en las teorías sexuales infantiles, en cuanto que
el niño no presupone dos órganos sexuales, una diversidad en los genitales de los que le rodean,
por el contario se sostiene en el punto donde el pene es común a todos los seres vivos. Menciona
que en las investigaciones de los pequeños se llegan a percatar de la diferencia, en las niñas no
hay algo común a lo que el mismo tiene; Freud introduce el concepto de “desmentida”, un no
querer saber, en cuanto que a pesar de los hechos manifiestos que obtienen las investigaciones
infantiles (es decir, que a las niñas les falta), los pequeños investigadores llegan a la conclusión
de que aún es demasiado pequeño y pronto crecerá, finalmente dilucidan que en algún momento
si estuvo allí pero fue removido (Freud, 1923b. Pág. 147).
En este punto se introduce el complejo de castración en el niño, en cuanto que al ver que ha
sido removido en las niñas, él también es susceptible de hacerse participe de tal falta. Dice Freud:
“Me parece, eso sí, que solo puede apreciarse rectamente la significatividad del complejo de
castración si a la vez se toma en cuenta su génesis en la fase del primado del falo8” (1923b. Pág.
147).
Antes de la pubertad no cabe hablar de la diferencia masculino femenino, en las
organizaciones pregenitales Freud entiende una primera instancia donde existe sujeto y objeto,
esto en cuanto a la elección objetal hecha por el infante; seguidamente la polaridad activo pasivo
que se manifiesta en la estadio sádico anal; y al final de la organización genital infantil solo se
encuentra la posición sexual masculina, en cuanto que se divide en masculino o castrado (Freud,
1923b. Pág. 149).
8
En este mismo texto Freud introduce una cita en la misma página (1923b. Pág. 147), explica este hecho a partir de
una herida narcisista que tiene su antecedente desde el nacimiento del niño, eventos que siempre lo confrontan con
una falta, a este respecto, menciona que la separación del vientre al nacer y la separación del pecho materno.
El Masoquismo Femenino 59
2.3. Masoquismo erógeno, masoquismo femenino y masoquismo moral ¿Piensa Freud la mujer
como masoquista?
“(…) experimentamos, en el momento de la transgresión, la angustia sin la que el interdicto no
sería tal: es la experiencia del pecado. La experiencia conduce a la transgresión acabada, a la
trasgresión lograda que, manteniendo el interdicto, lo mantiene para disfrutar de él. La
experiencia interior del erotismo, requiere en el que la vive, una sensibilidad no menos grande
para la angustia, que funda el interdicto, que para el deseo que conduce a infringirlo. Es la
sensibilidad religiosa, que liga siempre al deseo y al pavor, al placer intenso y a la angustia.”
(Bataille, G. 1985. Pág.56)
En escritos anteriores, Tres ensayos para una teoría sexual (1905), Pulsiones y destinos de
pulsión (1915) y Pegan a un niño (1919) Freud evidencia un estado sádico anterior al
masoquismo, construcción teórica a la que se ha hecho referencia en los anteriores apartados. Tal
aseveración cambia para 1920, direccionamiento que se da gracias a la nueva doctrina de las
pulsiones influenciada por los hallazgos dados en su texto Pegan a un niño (1919) en cuanto a la
génesis del sadismo y el masoquismo. Si bien Freud propone en un primer momento un sadismo
primordial causante del masoquismo, tal concepción se trasforma mostrando un masoquismo
primario, el cual se ve vinculado con la nueva teoría pulsional en cuanto que partiendo de un
estado narcisista primordial la pulsión de muerte se verá dirigida hacia el sujeto mismo.
El Masoquismo Femenino 60
En un primer término encontramos que en 1920 con su texto Más allá del principio del
placer da cuenta de sus primeras intuiciones con respecto al masoquismo como fenómeno
primario. En un primer término expone lo ya dicho sobre el sadismo en tres ensayos para una
teoría sexual (1905), que es un componente que puede gobernar las aspiraciones sexuales de los
sujetos y que como pulsión parcial, ahora dominante en el sujeto adulto, tiene un correlato
pregenital. Expone que este sadismo corresponde a la pulsión de muerte, pulsión que propende
por el aniquilamiento del sujeto pero que choca con el narcicismo infantil, de esta manera, esta
pulsión de agresividad se ve dirigida a los objetos exteriores tratando de no influir en el yo por
fuerza de la libido narcisista. Es posteriormente que esta tendencia se ve apareada con la función
sexual, en el estadio oral se hace evidente el aniquilamiento del objeto a través de la ingesta como
un apoderamiento amoroso.
Finalmente cuando las pulsiones se han apuntalado en la función genital se encuentra que la
disposición sádica de la pulsión se asocia con el acto sexual mismo donde se pretende dominar el
objeto amado. Enuncia que donde este sadismo no ha sufrido atemperamiento, ni fusión, queda
establecida la ambivalencia amor-odio de la vida amorosa. (Freud, 1920. Pág. 52-53)
En este punto se hace necesario retomar las consideraciones sobre la ambivalencia amorodio mencionada anteriormente. Según el interés de abordar la concepción de Freud con respecto
a la ambivalencia debemos remitirnos al texto de 1923 El yo y el Ello, dando inicio con el puntual
interés de Freud sobre la dualidad de las pulsiones, pulsión de vida y pulsión de muerte. Entiende
que la primera tiene como fin la dispersión y la conservación de la vida, mientras que la segunda
tiene como fin reconducir el ser vivo a un estado inorgánico (Freud, 1923a. Pág. 41). Para Freud
El Masoquismo Femenino 61
ambas pulsiones se encuentran dentro del organismo vivo, si bien en una mezcla9 desigual,
cualquiera puede dominar buscando alcanzar su propio fin.
Para Freud en algún momento del desarrollo evolutivo la pulsión de muerte se vería dirigida
hacia fuera gracias a la cualidad auto conservadora de la pulsión de vida, así, manifiesta que sería
un órgano particular el encargado de dirigir la pulsión de muerte hacia el mundo exterior, y
reconoce la musculatura como tal órgano, por medio del cual se manifestaría como pulsión de
destrucción frente a los objetos del mundo exterior.
Por otro lado se da la posibilidad de una desmezcla de las pulsiones. Por ejemplo: dentro de
las cualidades sádicas de la pulsión sexual se encuentra una mezcla pulsional al servicio de la
reproducción sexual, por el contrario los componentes sádicos en términos de una perversión se
encuentra la desmezcla pulsional. Freud trata de buscar un correlato en la vida anímica que de
cuenta de la dualidad de las pulsiones, así retoma la polaridad amor-odio que ya había
manifestado en su texto Pulsiones y destinos de pulsión (1915), “Nos está permitido sustituir las
dos clases de pulsiones por la polaridad entre amor y odio” (Freud, 1923a. Pág. 43), mostrando
que según su experiencia clínica ambos sentimientos se acompañan dentro de las relaciones
humanas, y que muchas veces no solo se manifiestan en un acompañamiento de ambos
sentimientos, si no que es también fácil de descubrir la mudanzas del amor al odio y viceversa.
Retomando de nuevo Mas allá del principio del placer (1920) con respecto al masoquismo
dice lo siguiente; el sujeto en medio de su desarrollo identifica un interior de un exterior, y es por
9
La mezcla y la desmezcla de las pulsiones hace referencia a que tanto pulsión de Eros como thanatos se encuentran
en una mezcla, en cantidades variables de cada una, pero que no obstante, puede llegar el caso en que tales pulsiones
se desmezclen, esto da vía para que cada pulsión tome un camino independiente y cada una, por separado, logre sus
propio fin. Las fuerzas de la pulsión de muerte, al estar en una mezcla de cantidades cualitativas variables de cada
una, perseguirá su fin por las vías de la sexualidad, comportamientos (sadismo-masoquismo) e instancias (súper yo).
Cuando hace referencia a la desmezcla de las pulsiones hace referencia a que la agresividad o lo destructivo de la
pulsión de muerte logro desvincularse de la sexualidad. (Laplanche, 2004)
El Masoquismo Femenino 62
medio de estos campos que se comienza a construir el “yo”, si el sadismo es una dirección de la
pulsión con respecto al objeto, entonces anteriormente esta pulsión se dirigía hacia el yo del
sujeto. Así, el masoquismo, como polo contrario del sadismo, es una reversión de la pulsión del
objeto hacia el yo, “una vuelta de la pulsión desde el objeto hacia el yo no es en principio otra
cosa que la vuelta desde el yo hacia el objeto que aquí se nos plantea como algo nuevo. El
masoquismo, la vuelta de la pulsión hacia el yo propio, sería entonces, en realidad, un retroceso a
una fase anterior de aquella, una regresión” (Freud, 1920. Pág. 53)
Para Freud toda dinámica psíquica se gobierna a partir de una tendencia a la estabilidad,
“Los hechos que nos movieron a creer que el principio del placer rige la vida anímica encuentran
su expresión también en la hipótesis de que el aparato anímico se afana por mantener lo más baja
posible, o al menos constante, la cantidad de excitación presente en él” (Freud, 1920. Pág. 8-9),
así, todo aquello que la incremente será sentido como displacer. Dice en El problema económico
del masoquismo (1924) “Así, atribuimos al aparato anímico el propósito de reducir a la nada las
sumas de excitación que en el afluyen, o al menos mantenerlas en el mínimo grado posible” (Pág.
165).
Según lo anterior se introducen los conceptos de principio de nirvana o principio de
constancia, que se traducen en esta misma búsqueda de estabilidad. De esta manera todo
displacer coincidiría con una elevación de la excitación y todo placer con una disminución,
entonces, el principio del placer estaría bajo el imperio de las pulsiones de muerte, que tendrían
por función volver lo vivo a un estado de estabilidad inorgánica.
Freud mismo destaca la ficción de tal consideración, por el contrario se hacen manifiestas
cargas de tensión que son placenteras para los sujetos y por el contrario distensiones en las cargas
El Masoquismo Femenino 63
que causan malestar, como por ejemplo la excitación sexual en la cual se incrementan las
magnitudes de excitación mas no por ello son displacenteras. “Entonces, placer y displacer no
pueden ser referidos al aumento o a la disminución de una cantidad” (Freud, 1924. pág. 166), tal
concepción en cuanto displacer como tensión de estimulo se relaciona con una concepción
cuantitativa de la excitación, pero el carácter de placer o displacer se une a la cualidad de la
tensión.
Si se acepta la primera concepción donde el placer y el displacer responden al incremento
cuantitativo de la tensión de estimulo se hace equivalente el principio de nirvana con el principió
del placer, empero, si el primero se encuentra bajo el imperio de la pulsión de muerte no puede
ser lo mismo para el principio del placer. Para Freud tal fenómeno se debe a la unión de la
pulsión de vida entrelazada con la de muerte, la cual se unió también a la regulación de los
procesos vitales.
En este sentido el masoquismo como meta de la pulsión se hace enigmático para Freud ya
que no parece regirse por el principio del placer antes igualado al principio del nirvana. El
masoquismo seria un incremento de la excitación codificada en dolor y si esta es la meta, el
principio del placer se ve alterado en tal descarga. Así. El principio del nirvana se encuentra bajo
el imperio de la pulsión de muerte y las exigencias libidinosas son reguladas por el principio del
placer, siendo estas modificadas gracias al principio de realidad.
Para Freud el masoquismo puede ser leído en tres términos: “como una condición en la que
se sujeta la excitación sexual, como una expresión de la naturaleza femenina y como una norma
de la conducta de la vida (behaviur). De acuerdo con ello, es posible distinguir un masoquismo
erógeno, uno femenino y uno moral” (Freud, 1924. Pág. 167). El masoquismo erógeno se
El Masoquismo Femenino 64
encuentra en la base de las otras dos formas, es su fundamento. El ultimo se reconoce como un
sentimiento de culpa, la mas de las veces, inconsciente; fenómeno develado por el acercamiento
clínico de Freud y lo reconoce como el más importante.
En lo que respecta al masoquismo femenino es para Freud el más sencillo y menos
enigmático. Dando inicio con esta primera forma de masoquismo Freud se remite de nuevo a los
hallazgos clínicos expuestos en su texto Pegan a un niño (1919) retomando en un principio los
casos de varones con actitudes perversas para terminar argumentado que la posición con respecto
a la sexualidad y el otro se torna homologa a una actitud femenina, dice lo siguiente: “es fácil
descubrir que ponen a la persona en una situación característica de la feminidad, vale decir,
significan ser castrado, ser poseído sexualmente o parir” (Freud, 1924. Pág. 168).
Freud explica que tal nombre «masoquismo femenino» se basa en la ejemplificación de los
casos extremos (Freud, 1924. Pág. 168), y da por sentado que gran parte de las manifestaciones
de la vida anímica de estos sujetos tiene un correlato de la vida infantil. En este sentido las
fantasías masoquistas presentadas por los pacientes de Freud, evidencian un sentimiento de culpa
como consecuencia de un acto no debido e indeterminado. Al existir un sentimiento de culpa se
encuentra la racionalización donde las fantasías masoquistas aparecen como actos expiatorios,
fenómeno que nos remite al masoquismo moral, no obstante, tales fantasías se encuentran
vinculadas con la sexualidad infantil.
Freud en Tres ensayos de teoría sexual (1905) expuso que la excitación sexual se daría por
un aumento cuantitativo de los estímulos en el organismo que se vería posteriormente vinculado a
la sexualidad, según estas consideraciones los estímulos dolorosos y de displacer tomarían igual
El Masoquismo Femenino 65
camino. Tal tesis es para Freud veras hasta cierto punto, ya que las implicaciones del sadismo
como vía de la pulsión no se vincula a esta apreciación (Freud, 1924. Pág. 169).
Dada la dualidad pulsional, Eros y Thanatos, Freud discierne una lucha entre la libido y la
pulsión de muerte donde la primera busca inhabilitar la segunda, tal acción no se realiza en forma
completa y logra dirigir la pulsión de muerte hacia el mundo exterior donde el órgano de la
musculatura permite la función del apoderamiento y se vincula, como rasgo muy importante, a la
función sexual. Este es el sadismo propiamente dicho. Ahora, si la libido no logra controlar por
completo la pulsión de muerte se encuentra un factor constante en cuanto que se dirige hacia el
mismo sujeto y su relación con la sexualidad se da gracias a las excitaciones orgánicas que se ven
vinculadas en el desarrollo del infante con la función sexual, este masoquismo es el que Freud
reconoce como erógeno y en su calidad de originario el masoquismo femenino y el moral se
agregaran a este.
Dado el desarrollo de la libido del sujeto, el masoquismo erógeno tomara prestados de
aquella “sus cambiantes revestimientos psíquicos. La angustia de ser devorado por el animal
totémico (padre) proviene de la organización oral primitiva; el deseo de ser golpeado por el
padre, de la fase sádico-anal, que sigue a aquella; la castración, si bien desmentida mas tarde,
interviene en el contenido de las fantasías masoquistas como sedimento del estadio fálico de
organización; y, desde luego, las situaciones de ser poseído sexualmente y de parir,
características de la feminidad, derivan de la organización genital definitiva” (Freud, 1924. Pág.
170-171)
En cuanto a la última forma de masoquismo, la moral, se encuentra como característica
sobresaliente el desligamiento de lo sexual. En las formas de masoquismo anteriores se encuentra
El Masoquismo Femenino 66
como característica general el que el padecer es impuesto por la persona amada, por el contrario,
en el masoquismo moral no se encuentra esta persona agente del dolor. Freud dice lo siguiente:
“El padecer como tal es lo que importa; no interesa que lo inflija la persona amada o una
indiferente; así sea causado por poderes o circunstancias impersonales, el verdadero masoquista
ofrece su mejilla toda vez que se presenta la oportunidad de recibir una bofetada” (Freud, 1924.
Pág. 171) .
En un primer momento Freud introduce el término sentimiento inconciente de culpa con el
cual trata de designar una tendencia inconciente por parte del sujeto para influirse algún tipo de
castigo del cual su conciencia no tiene noticia. Así, por medio de su praxis clínica evidencia que
a pesar de las consecuencias terapéuticas los sujetos les interesa tener en cierto grado este tipo de
padecimiento. El termino sentimiento inconciente de culpa es dejado a un lado ya que no es
posible darle un carácter de inconciente a los sentimientos, entonces, necesidad de castigo es el
termino que viene a remplazar al anterior el cual abarca el cúmulo de datos observados.
Freud, en su texto El yo y el ello (1923a), expone las implicaciones descriptivas del aparato
psíquico comprendido como lo conciente, lo preconciente y lo inconciente, lo que conlleva
graves mal entendidos y la imposibilidad de que tal terminología no abarque la dinámica psíquica
de los sujetos. En este texto muestra que si bien el sentimiento de culpa parte de lo conciente
dentro del proceso clínico se encuentra una culpa sobre la cuale la conciencia no tiene noticia,
Freud se ve en la necesidad de dar una nueva nomenclatura más allá de las condiciones
cualitativas y descriptivas de lo conciente e inconciente hacia un ámbito mucho más funcional, en
este sentido se encuentra el yo, el ello y el súper yo. Esta nueva propuesta no anula o sustituye la
primera.
El Masoquismo Femenino 67
Para Freud en un principio el aparato psíquico es todo Ello el cual se rige bajo el principio
del placer, no obstante el sujeto en su desarrollo se ve vinculado con un mundo exterior de donde
parten ciertos influjos hacia el infante dando como resultado la construcción de un yo que se rige
bajo el principio de realidad por oposición al principio del placer; nos dice Freud: “Es fácil
intelegir que el yo es la parte del ello alterada por la influencia directa del mundo exterior, con la
mediación de P-Cc: por así decir, es una continuación de la diferenciación de superficies.
Además, se empeña en hacer valer sobre el ello el influjo del mundo exterior, así como sus
propósitos propios; se afana por remplazar el principio del placer, que rige irrestrictamente en el
ello, por el principio de realidad. Para el yo, la percepción cumple el papel que en el ello
corresponde a la pulsión. El yo es el representante {repräsentieren} de lo que puede llamarse
razón y prudencia, por oposición al ello, que contiene las pasiones.” (Freud, 1923a. Pág. 27).
En cuanto a la relación del yo con el superyó se hace un poco más compleja. Se encuentra
que en un principio la identificación primordial con el padre es de suma importancia;
originalmente el niño toma a su madre como objeto de amor dadas las implicaciones del pecho
materno y a su vez esta identificación primordial con el padre también se gesta. Ambos vínculos,
en su inicio, se acompañan en el desarrollo del niño sin ocasionar ningún conflicto, empero, a
causa de los deseos sexuales del infante hacia la madre la figura paterna se torna un obstáculo
para la satisfacción de sus deseos, este es el inicio del complejo de Edipo. Hacia el final del
Edipo, su sepultamiento, se resigna la investidura libidinosa hacia la madre y se refuerza la
identificación con el padre, en el caso de la niña, de manera análoga para el final del complejo de
Edipo se encuentra un refuerzo de la identificación con la madre.
Si bien estas identificaciones permiten la elección de objeto y la vivencia de la sexualidad de
los sujetos, cobra relevancia que estas identificaciones no se esfuman, por el contrario, reciben
El Masoquismo Femenino 68
una posición de gran relevancia dentro del desarrollo del sujeto, causan una alteración en el yo y
dan cabida a lo que Freud denomina como superyó. El superyó no es solo el residuo de las
identificaciones primordiales que se dieron en el ello, también aportan una advertencia, como una
prohibición, “«Así (como el padre) debes ser», sino que comprende también la prohibición: «Así
(como el padre) no te es licito ser»” (Freud, 1923a. Pág. 36). La instancia superyoica es la
consecuencia del complejo de Edipo y el residuo de este, es gracias a esta identificación
primordial que el niño renuncia a su objeto de amor, donde tal identificación ayuda, de alguna
manera, prestando fuerzas. El superyó como residuo del Edipo tendrá cierto imperio sobre el yo
como autoridad moral y algunas veces como sentimiento inconciente de culpa.
Dándole a la instancia del superyó la fuente de la conciencia moral, Freud presupone que el
sentimiento de culpa es una manifestación de una tensión entre el yo y el superyó, “El yo
reacciona con sentimientos de culpa (angustia de la conciencia moral) ante la percepción de que
no esta a la altura de los reclamos que le dirige su ideal, su superyó” (Freud, 1924. Pág. 172). La
identificación primordial de las figuras parentales son los que darán las expectativas con las que
el superyó medirá al yo, gracias al sepultamiento inminente del complejo de Edipo los lazos
libidinosos con estas figuras serán reprimidos dando a la conciencia moral característica del
superyó ese carácter desexualizado de sus imposiciones.
Aun así, no es posible equiparar la conciencia moral del superyó con el masoquismo moral.
Se encuentra cierta diferencia entre ambos, donde el primero tiene un comportamiento sádico con
respecto al yo y hacia el cual este se somete, mientras que en la segunda es el yo quien pide
castigo ya sea administrado por el superyó o por poderes exteriores al mismo como las figuras
paternas. En relación con las fantasías masoquistas de los casos clínicos masculinos que se
encuentran en Pegan a un niño (1919), se encuentra que el deseo de ser golpeado y castigado por
El Masoquismo Femenino 69
el padre es en el fondo la manifestación de un deseo que busca la vinculación sexual pasiva
(femenina) con el padre, donde la primera fantasía es un sustituto regresivo de este ultimo. Y
según esta lógica el superyó, como portador de la conciencia moral, nace por la superación del
complejo de Edipo, y mas que su superación, emerge como estandarte de la vinculación
desexualizada con los objetos pulsionales de la tierna infancia; la conciencia moral es una vía
regresiva donde se reanima el complejo de Edipo. (Freud, 1924. Pág. 175)
En sí, para Freud, el masoquismo femenino es consecuencia y se encuentra estrechamente
ligado al masoquismo primordial, el erógeno, por su disposición pasiva con respeto al acto
sexual, ya sea entendida como el placer de la estimulación genital o el placer de recibir dolor ya
que todo radica en el gusto de ser poseído sexualmente, ser castrado o parir. En la 33ª
conferencia: La feminidad (1933) Freud dice: “La propia constitución le prescribe a la mujer
sofocar su agresión, y la sociedad se lo impone; esto favorece que se plasmen en ella intensas
mociones masoquistas, susceptibles de ligar eróticamente las tendencias destructivas vueltas
hacia adentro. El masoquismo es entonces, como se dice, auténticamente femenino.” (Freud,
1933. Pág. 107). De nuevo se hace hincapié en la concepción freudiana del masoquismo, designa
todo un desarrollo de la sexualidad femenina la cual se encuentra constantemente vinculada a una
renuncia con respeto a la actividad de la pulsión, la resignación con respecto al pene y la primera
manifestación de su sexualidad clitoridea.
2.4. El masoquismo femenino y la vinculación amorosa
El Masoquismo Femenino 70
“La posesión del ser amado no significa la muerte, al contrario, pero la muerte está
comprometida en su búsqueda. Aunque el amante no puede poseer al ser amado, piensa a veces
en matarlo: a menudo preferiría matarlo a perderlo. Desea en otros casos la propia muerte.”
(Bataille, G. 1985. Pág. 34)
En apartados anteriores se mencionó a cabalidad la exposición de Freud sobre la sexualidad
femenina, si bien es necesario retomar las vías de la pulsión en sus metas y sus diferentes objetos
parciales será lo indicado para este apartado puntualizar sobre la relación del masoquismo
femenino y la vinculación de amorosa de la feminidad. Así, al retomar el texto de Freud Sobre la
sexualidad femenina (1931) encontramos algunas consideraciones sobre su psicología y las
implicaciones de su desarrollo sexual; se aludió también que la entrada de la niña a la feminidad
es un camino harto complejo, si en un principio no se encuentra diferencia en la libido que
permita hablar de lo masculino y lo femenino, en la niña la relación identificadora con el objeto
madre es de gran importancia para esclarecer alguna diferencia entre los sexos.
En el texto mencionado, Freud expone que el cambio de objeto sexual en la niña se da
gracias a un gran extrañamiento de esta con respecto a la labor materna que olvido dotar a la niña
con un pene, no compartió de manera completa su amor y en algunos casos fue compartido con
algún hermano, y finalmente incitó el experienciar sexual debido a los cuidados higiénicos que
posteriormente fue prohibido. Si bien para Freud tales puntos no parecen suficientes como para
dar cuenta de una posterior agresividad de la niña hacia la madre, si encuentra que tal ligazón
primordial debe irse a pique, debe ser sepultada. En este punto lanza una luz sobre la psicología
femenina y sus implicaciones en la relación amorosa, ya que si la primera ligazón con el objeto
madre siendo tan fuerte debe irse a pique, esto se ejemplifica en que la primera relación de
El Masoquismo Femenino 71
algunas mujeres sumamente enamoradas, de manera análoga, debe terminar, esto debido a los
desengaños dados en esa relación primordial. (Freud, 1931. Pág. 236).
Para Freud se hace evidente que los vínculos afectivos en los niños se dan de manera
ambivalente, donde mociones de gran amor se acompañan con un fuerte odio. Tal ambivalencia
es rectora de los afectos en todo el desarrollo sexual infantil y es para la edad adulta donde el
sujeto puede desmezclar tales afectos para con sus objetos pulsionales.
Retomando la 33ª conferencia, Freud identifica las implicaciones del cambio de objeto dado
el desarrollo sexual de la niña, ya que la fuerte ligazón con la madre y los sentimientos apareados
son traspasados al padre. Y aunque es el destino de esta llevar acabo el direccionamiento
pulsional hacia este nuevo objeto padre, resultara que el vínculo primordial cobrara más
significatividad dentro del desarrollo de la niña.
En apartados anteriores se menciona que para Freud la diferencia entre masculino y
femenino se evidenciaba a la diferencia entre actividad y pasividad, esto basado en la psicología
y en las demandas sociales para con la mujer; en este texto tal diferencia no es del todo cierta ya
que las posturas en cuanto metas activas o pasivas se dan en ambos sexos y tal diferencia se hace
evidente en la adolescencia, antes de esto la pasividad y la actividad se encuentran dentro de las
metas pulsionales y van acordes a la tesis de la bisexualidad infantil. (Freud, 1933. Pág. 111).
En el texto Sobre la sexualidad femenina (1931) Freud no logra esclarecer de la mejor
manera el ¿Por qué? del cambio de objeto, ni aquello que se juega para que tal ligazón primordial
con la madre, siendo tan fuerte, deba acabar. En su 33ª conferencia corrobora su tesis de 1931
que el punto de quiebre, aquel que permite el cambio de objeto se debe a la misma ambivalencia,
que si bien contiene tanto sentimientos amorosos como hostiles son estos últimos los que rigen
finalmente esta ligazón, para Freud este vinculo termina en odio (Freud, 1933. Pág. 113).
Precisamente por ser la primera contiene una gran cantidad afecto y bajo los influjos de la
El Masoquismo Femenino 72
imposibilidad la agresión acumulada dados los engaños, la carencia de amor y las imposiciones
termina por acabar este primer vínculo (Freud, 1933. Pág., 115).
Además de este factor de la ambivalencia de sentimientos característicos de la vida infantil10,
Freud agrega otro factor altamente influyente dentro del cambio de objeto, y que de igual forma
se relaciona con el odio que da término a esta relación, el complejo de castración. Ya se expuso
que el complejo de castración trae consigo varias posibilidades para la resolución de la
sexualidad de la niña, y resulta harto importante que bajo la envidia del pene, que tal complejo
conlleva, la niña renuncie a su masturbación clitoridea y un sentimiento de rebajamiento con
respecto al varón. Freud enuncia que las consecuencias psíquicas de este evento son bastante
complejas; al darse un socavamiento de la tendencia masturbatoria continua, muchas de las veces,
una actitud defensiva contra “una tentación que se sigue temiendo” (Freud, 1933. Pág. 118), esta
actitud se hace evidente cuando la persona muestra cierta simpatía hacia personas que les
atribuye estas mismas dificultades y que pueden terminar siendo motivo de elección para el
compañero amoroso.
En el momento en que se ve a la madre como la causante de tal anomalía, siendo esta
también castrada e incompleta, es la figura paterna la que entra jugar y se presenta como aquel
que dará la posibilidad de dotar a la niña de un pene. Bajo este deseo de un pene que será
entregado por el padre, la lógica de la niña se trasformara y deseara del padre un hijo el cual por
equivalencia simbólica tendrá el lugar del pene (Freud, 1933. Pág. 119).
En esta misma conferencia Freud da cuenta de ciertas cualidades de la psicología femenina.
Da por sentado cierto grado de narcisismo más grande que en el varón el cual tiene gran
influencia en su elección amorosa. En cuanto a su interés por el cuerpo y sus encantos respectivos
10
Si la ambivalencia de sentimientos es característica del vida sexual del niño se realiza la pregunta del por qué el
varón no realiza tal renuncia para con su objeto madre y continua con este. Bajo tal cuestionamiento Freud introduce
la tesis del complejo de castración en la niña.
El Masoquismo Femenino 73
se encuentra la participación de la envidia del pene, en cuanto que por medio de estos compensa
su deficiencia genital.
Son bastantes y variables las consideraciones sobre las cuales gira la elección de objeto en la
mujer y muchas veces no se logra diferenciar las implicaciones psíquicas de su desarrollo sexual
con las restricciones sociales que se le imponen. Aun así, al parecer la elección de objeto
amoroso en la mujer parte del ideal narcisista del varón, ese ideal de aquello que no pudo ser.
Cuando la identificación primordial deviene en ligazón con el padre, se encuentra una elección de
tipo paterno. Ya se mencionó con anterioridad que la ambivalencia de sentimientos juega un
papel muy importante en el desarrollo sexual de los infantes, y en especial en el caso de la niña
ya que le posibilita desligarse de ese primer objeto. Si bien, cuando se traspasa los afectos
amorosos hacia el padre se busca sepultar el monto de agresión suscitado por la madre, suele
suceder que tal agresión se lance hacia el nuevo objeto, el objeto padre. Así, muchas mujeres
enamoradas de gran manera y en medio de su primer matrimonio, no tienen otra forma que
tramitar aquellos sentimientos ambivalentes con este y tal matrimonio tiene por condición llegar a
su fin.
Finalmente, otro factor dentro de la psicología femenina son las implicaciones de la
maternidad, el cual posibilita en la mujer una identificación con la madre propia, identificación
con la que se luchó en gran parte de su infancia, se pudo notar que muchas veces se busca
reproducir el mismo matrimonio desdichado de los padres por identificación con la madre. En
cuanto a la envidia del pene, se muestra que es un deseo que continua toda la vida y el hijo que
nace, ya sea varón o mujer, posibilitara en la madre la satisfacción más grande, dice Freud que es
por lo general la relación más perfecta ya que es la que menos ambivalencia presenta dentro de
las relaciones humanas (Freud, 1933. Pág. 124). Este hijo viene a suplir en la madre todos
aquellos deseos que debió sofocar en ella misma, este hijo podrá realizar aquellas cosas que como
El Masoquismo Femenino 74
mujer le fueron improbables debido a su complejo de masculinidad. De igual forma en cuanto a
su matrimonio Freud expone que la mujer buscara actuar como madre de su mismo marido,
haciendo de este también su hijo.
Las implicaciones del desarrollo sexual de la mujer son bastante significativas y causan
grandes consecuencias para la vida por venir. Si bien Freud no devela el misterio de la feminidad
con ayuda del psicoanálisis si posibilita una comprensión de la psicología femenina y las
implicaciones de su desarrollo; partiendo de la postura de la bisexualidad se encuentra que tal
desarrollo lleva impreso grandes cambios, renuncias y elecciones por parte de la pequeña niña en
construcción de su feminidad. Estas implicaciones parten de una demanda social que busca
socavar y educar la pulsion, contrario a esto, tal intención no puede llevarse a cabo. Así,
partiendo de la teoría de las pulsiones se encuentra que la mujer en su vinculación con el otro
recreara el estado primordial donde la pulsión se vio dirigida hacia el yo propio que de manera
contingente se relaciona con la identificación materna, los nuevos vínculos amorosos serán una
regresión a un estado anterior aun no resulto de una etapa pre-Edípica. Para Freud la construcción
de la feminidad, en su estado último, si podría tomarse de esta manera, radica en la posibilidad de
ser madre, en ese pequeño que nace como el objeto falico sustituto de la castración.
Este apartado se muestra como fin dentro de la exposición argumentativa con respecto al
tema central acerca de la psicología femenina y las consideraciones de Freud con respecto al
masoquismo femenino, es también un paso hacia las consideraciones de Lacan frente al problema
de la feminidad, así, en su propia lectura, y de manera opuesta a Freud, Lacan niega un tal
masoquismo femenino y califica tal termino como la manifestación de un fantasma masculino.
Para dar termino con este apartado y abrir campo a consideraciones posteriores sobre el
masoquismo femenino, según las intelecciones de Lacan, cabe resaltar que la 33ª conferencia no
pretende dar cuanta del “ser mujer”, por el contrario es un cúmulo de datos que pretende dar un
El Masoquismo Femenino 75
acercamiento a la constitución femenina y su desarrollo. Ir mas allá, o decir lo que convoca ser
una mujer es algo que a Freud no le fue posible explicar. Así como Freud termina su 33ª
conferencia es también grato darle fin a este apartado:
“Eso es todo lo que tenia para decirles acerca de la feminidad. Es por cierto incompleto
y fragmentario, y no siempre suena grato. Pero no olviden que hemos descrito a la mujer
solo en la medida en que su ser esta comandado por su función sexual. Este influjo es
sin duda muy basto, pero no perdemos de vista que la mujer individual ha de ser además
un ser humano. Si ustedes quieren saber mas acerca de la feminidad, inquieran a los
poetas, o aguarden hasta que la ciencia pueda darles una información mas profunda y
mejor entramada” (Freud. 1933. Pág. 125)
2.5. Acercamiento al psicoanálisis Lacaniano, ¿masoquismo o los estragos del amor?
“Hay en el paso de la actitud normal al deseo una fascinación fundamental de la muerte. Lo que
está en juego en el erotismo es siempre una disolución de las formas constituidas. Lo repito: de
esas formas de vida social, regular, que fundan el orden discontinuo de las individualidades
definidas que somos. Pero, en el erotismo, menos aun que en la reproducción, la vida
discontinua no está condenada, a despecho de Sade, a desaparecer: esta solamente puesta en
cuestión, debe ser trastornada, desordenada al máximo.”
(Bataille, G. 1985. Pág. 32)
Ya se mencionó con anterioridad que el masoquismo femenino de Freud no se hizo valido para
Lacan, nos dice, por ejemplo, Soler (2004. Pág. 17) “él (Lacan) indicaba con esto la incapacidad
El Masoquismo Femenino 76
de pensar lo propio de la feminidad, y más aun, el «forcejeo» Freudiano que no supo hacer otra
cosa que trasladar a las mujeres al patrón valido para el hombre”.
Así, en un principio Freud nos menciona en “Tres ensayos para una teoría sexual” (1905)
que las pulsiones parciales se apuntalan a las zonas erógenas descubiertas por el pequeño gracias
a la estimulación de órgano, gracias al pasaje por el Edipo estas pulsiones llegaran a una síntesis
no acabada en los órganos genitales que permitirá el coito del adulto en términos de la
reproducción sexual, aunque la vivencia sexual, en términos de la subjetividad y la meta de la
pulsión se organizara en las etapas del desarrollo sexual. Ahora, si bien reconocemos diferencias
anatómicas entre los sexos los cuales tienen grandes consecuencias psíquicas para los sujetos, en
lo inconsciente existe una única libido de aquí la tesis de la bisexualidad infantil; para Freud lo
que ordena y dictamina el ser hombre o mujer radica en las implicaciones de la castración, el niño
renuncia a su objeto primordial, la madre, debido a las implicaciones de perder su pene, por otro
lado la niña no cuenta con tal elección, desde su nacimiento ya esta castrada.
Para Lacan el Edipo que Freud introduce para explicar el desarrollo sexual hace al hombre
pero no hace a la mujer (Soler, 2004. Pág. 19), es decir, contamos con un goce fálico, la síntesis
inacabada de las pulsiones en la función genital, el cual corresponde al hombre, por el lado de la
mujer al no tenerlo nos encontramos con una lógica del no-todo fálico en las mujeres. En el
hombre el goce al ser tramitado por el significante fálico queda limitado, en la mujer el
significante fálico no tramita el goce de manera completa lo que permite un otro goce, un goce
suplementario más allá del falo que en sí mismo no tiene significante que pueda nombrarlo; de
aquí que Lacan diga: La mujer no existe.
En cuanto al masoquismo femenino Soler (2004. Pág. 69) nos dice: “La pregunta con la cual
se topo Freud, «¿Que quiere una mujer?» continua obsesionando los discursos, y se le dio
respuesta, que decía: ella quiere sufrir. Así, los psicoanalistas, con dificultades para captar la
El Masoquismo Femenino 77
esencia de la feminidad, han forjado la tesis del masoquismo femenino. Es como si les pareciera
inconcebible que un sujeto pudiese ofrecerse como objeto-caso de la mujer en relación con el
deseo de un hombre- sin ser masoquista”. Según la autora, guiada por Lacan, sostiene que para
Freud no es equivalente el masoquismo femenino con la actitud masoquista de la relación sexual,
cuando Freud menciona masoquismo femenino lo hace haciendo referencia a la pareja sexual, a
la posición de objeto frente al deseo de un hombre.
Lacan frente a este problema nos introduce así: “¿Podemos confiar en lo que la perversión
masoquista debe a la invención masculina para concluir que el masoquismo de la mujer es un
fantasma del deseo del hombre?” (1958. Pág. 709), en las ideas que se plasman en esta pregunta
se evidencia una disonancia con las consideraciones posfreudianas acerca del masoquismo
femenino, mostrando no más que un prejuicio por parte de los analistas de la época, prejuicio que
alejaba cada vez más el psicoanálisis de lo que una vez Freud escribió.
Bajo esta misma dirección hace manifiesto que el falo, como significante primordial no pude
canalizar, de manera completa, la pulsión en lo que respecta a la mujer e incluso a aquella salida
que Freud planteo a la feminidad, la maternidad.
En el seminario XX en el capitulo: Del goce (1981a) desarrolla esta problemática de la
feminidad en cuanto que la relación sexual no existe, no es posible, en la medida en que tal
relación busca la complementación de los seres en el Uno. Por el contrario su experiencia
analítica enseña que tal pretensión es imposible, “El amor es impotente, aunque sea reciproco,
porque ignora que no es más que el deseo de ser Uno, lo cual nos conduce a la imposibilidad de
establecer la relación de ellos. ¿La relación de ellos, quienes?- dos sexos” (Lacan, 1981a. Pág.
14). En lo que respecta al amor nos dice que parte de la identificación, que esta mas allá del
habito del monje-utilizando su mismo ejemplo-, en cuanto que convoca a lo que él llama objeto
El Masoquismo Femenino 78
a. Así, el amor, en lo que respecta a la psicología femenina, es una convocatoria que apunta al ser
del otro, aquella parte complementaria que se dirige a la configuración del Uno.
Si el hombre, como significado por el falo, goza genitalmente, desde el placer de órgano, la
mujer, al no tener significante que la defina en la relación de los sexos parte de una dialéctica
fundamental, el no tenerlo, siendo así que este goce sobrepasa al fálico y le permite, en su
configuración de lo femenino gozar del cuerpo, gozar del ser, en cuanto que asexuado; partiendo
de esta manera de un goce fálico y un goce del ser, la proporción entre los sexos no se logra, el
Uno de la completud en la relación sexual no es posible. Dice Lacan la mujer no toda es, para el
hombre su goce genital es significado por el falo, sabe que goza con su pene, el falo le da estatuto
a su sexo; la mujer ha de quedarse en una suerte de incógnita, si Freud manifiesta que en el
inconsciente hay única libido la cual se significa del lado fálico, el sexo femenino no tiene
significante que pueda definirlo, solo partiendo de una dialéctica de negación que en sí misma no
le puede responder ¿Qué es una mujer?. Es aquí donde entra otra pregunta fundamental dentro
del discurso Lacaniano: ¿Una mujer nace o se hace?
“Desde el momento en que hay nombres, se puede hacer una lista de las mujeres, y contarlas.
Si hay mille e tre es porque (hablando de Don Juan) puede poseerlas una por una, que es lo
esencial” (Lacan, 1981a. Pág. 18), como no hay un significante absoluto del sexo femenino, la
feminidad se construye, es un desarrollo e incluso una conquista; La mujer no existe, dice Lacan,
es un La barrado que como articulo del universal femenino no se halla, ahora, una mujer denota
el carácter particular del una por una, de cada ser sexuado del lado de la mujer.
Situarse del lado fálico, es decir del lado masculino, convoca a un goce genital, aceptar que
la castración ha operado es colocarse del lado femenino, y en este sentido gozar del cuerpo, no
del falo, “para el hombre, a menos que haya castración, es decir, algo que dice no a la función
fálica, no existe posibilidad de que goce del cuerpo de la mujer, en otras palabras, de que haga el
El Masoquismo Femenino 79
amor” (Lacan, 1981b. Pág. 88). Para la mujer hay un goce suplementario con respecto al goce
fálico, con esto Lacan no designa que la mujer no se encuentra, en términos de proporciones,
dentro del goce fálico, por el contrario se encuentra completamente sumergida dentro de este
goce, igual que su compañero varón, aun así, hay algo más, un algo que no se puede designar, es
un goce que va más allá del falo; “Hay un goce de ella, de esa ella que no existe y nada significa.
Hay un goce suyo del cual quizá nada sabe ella misma, a no ser que lo siente: eso si lo sabe. Lo
sabe, desde luego, cuando ocurre. No les ocurre a todas” (Lacan, 1981b. Pág.90).
Ahora, este apartado es solo una introducción a las consideraciones Lacanianas sobre el
masoquismo femenino, la sexualidad femenina y se le agrega las implicaciones de la demanda de
amor tan característica de la posición femenina, encuentro que se enlaza con este goce otro del
que se ha venido mencionando. Se hacen notable muchas diferencias con respecto Freud, pues la
noción de masoquismo femenino es redefinida por Lacan, además del desarrollo de la sexualidad
femenina evidenciada por Freud. Innegablemente, no se ha dicho todo con respecto a este tema,
las consideraciones de Lacan son mucho más vastas y ricas, pero tales consideraciones se dejan
como propuestas y motivos para consideraciones ulteriores.
El Masoquismo Femenino 80
3. METODOLOGÍA
Es la pretensión el adentrarse en un tema muy preciso con respecto a un solo autor, y así
desarrollar de manera profunda, rigurosa y coherente tal interés teórico, siendo esta la intención
de la propuesta se presenta entonces como una tesis monográfica. Siguiendo algunos enunciados
de Umberto Eco en su libro: “Cómo se hace una tesis” (1988), se hace evidente que la
monografía no es un estudio enciclopédico, ni un manual, ni tampoco una indagación histórica.
No obstante, para el caso de la presente propuesta, desarrollar los conceptos en términos de
su devenir histórico es de gran utilidad y pertinencia ya que permite seguir de cerca los
desarrollos teóricos en la investigación psicoanalítica de Freud y sus implicaciones con respecto a
los conceptos de lo femenino y el masoquismo, aun así, esta búsqueda histórica no abarca el
interés, como dice Eco “una cosa es utilizar el panorama como fondo y otra hacer un cuadro
panorámico” (1988. Pág. 32).
Para tal propósito se llevó a cabo una revisión extensa y profunda de la bibliografía y análisis
de la misma. Si bien la monografía se ha centrado en la teoría Freudiana, se ha remitido hacia
otros autores que pueden dar forma, contenido y visión al mismo eje problemático del
investigador pero sin salirse del marco rector Freudiano.
Para alcanzar tal propósito, se han utilizado las fichas bibliográficas y de citas para
organizar, relacionar y posibilitar una reflexión con respecto a los contenidos encontrados, dando
así una articulación a lo expuesto. De la misma manera se ha tomado como herramienta para el
análisis y organización de la información indagada el comentario de texto que se reconoce como
una de las formas de estudio de los textos psicoanalíticos al igual que un método investigativo
dentro de la misma. Los pasos a seguir son:
 Lectura general del texto y comprensión de sus contenidos
El Masoquismo Femenino 81
 Establecimiento de la hipótesis principal y auxiliar que el autor desarrolla.
 Lectura detallada del texto, puntualizando párrafo por párrafo, atendiendo a los conceptos
que cada uno desarrolla y también la relación con las hipótesis que se propone el autor.
 Relación de esas hipótesis con los textos anteriores y consecuentes.
 Relación con el contexto histórico cultural.
 Relación con la biografía del autor
El comentario de texto es un acercamiento riguroso a los textos psicoanalíticos; esta
disciplina, le es inherente el extraer los elementos fundamentales, la organización de los mismos
y la posibilidad de plantear y responder preguntas dirigidas al texto y a la teoría, esto con el fin de
recoger conceptos fundamentales susceptibles de nuevos desarrollos.
Según lo anterior, se realizaran 4 ejes temáticos que buscan realizar un acercamiento a la
concepción de Freud acerca del masoquismo femenino y su relación con la sexualidad femenina.
Y un apartado final el cual realizara una introducción al asunto del masoquismo femenino y su
relación con la sexualidad femenina según las consideraciones de Jaques Lacan, este apartado se
postula como un abre bocas a otros problemas de investigación, en cuanto que enunciarlo muestra
de antemano que el tema de interés no se encuentra concluido y que frente al mismo aún queda
mucho por investigar.
1. Pulsión y pulsiones parciales, masoquismo. Este apartado es sumamente importante
dentro del desarrollo de la monografía; como primer apartado permite un recorrido acerca las
ideas de Freud sobre el dinamismo psíquico. Si bien estas son harto vastas y con múltiples
conceptos, el fundamental, sobre el cual gira este eje en particular, es el de pulsión. Así, para este
apartado se retoman dos textos que permiten dar una mirada holística al concepto de pulsión, de
manera inmediata se encuentra el Diccionario de términos alemanes de Freud (2001) de Luis
El Masoquismo Femenino 82
Alberto Hanss y Sobre la versión castellana de José Luis Echeverri, textos que si bien no
corresponden a la bibliografía Freudiana, son escritos que nos asisten para la comprensión de tal
concepto, el uso empleado por Freud, el concepto dentro de la cultura Alemana y algunos
posibles antecedentes teóricos de la teoría pulsional de Freud.
Entre los textos Freudianos escogidos para el desarrollo de este apartado se encuentran Un
proyecto de psicología para neurólogos (1985), Tres ensayos de teoría sexual (1905), Pulsiones
y destinos de pulsión (1915), Pegan a un niño (1919), Más allá del principio del placer (1920), y
El sepultamiento del complejo de Edipo (1924). Estos textos permiten realizar un acercamiento
riguroso a las consideraciones de la pulsión en Freud, no como un contenido ya terminado en su
obra, por el contrario se mostraran los primeros pasos en el desarrollo de la teoría pulsional, así
como las implicaciones de estos pensamientos iniciales en lo que respecta al masoquismo como
posición subjetiva manifestada en la pasividad de la pulsión. Según la idea anterior se encuentra
la intención central del eje, el mostrar la relación entre pulsión y masoquismo en términos de
unas primeras producciones Freudianas.
2. Sexualidad: diferencia psíquica entre los sexos, pasividad y actividad. Este eje en
particular retoma algunos textos Freudianos del apartado anterior y otros nuevos, estos son: Tres
ensayos de teoría sexual (1905), Pegan a un niño (1919), Algunas consecuencias psíquicas de la
diferencia anatómica entre los sexos (1925), Sobre la sexualidad femenina (1931). Tal apartado
permite realizar un acercamiento a las consideraciones psicoanalíticas Freudianas acerca de la
sexualidad humana tan importante para esta ciencia. Esto con el fin de dar a conocer que la
concepción inconsciente de la sexualidad dista mucho de las formaciones anatómicas y los
discursos culturales acerca de lo que es lo masculino y lo femenino; también se trata de mostrar
las diferencia fundamental entre el desarrollo de la masculinidad en comparación a la feminidad y
la evolución conceptual de estas consideraciones.
El Masoquismo Femenino 83
3. Masoquismo erógeno, masoquismo femenino y masoquismo moral: ¿Por qué Freud
piensa la mujer como Masoquista?. Este apartado retomó las consideraciones expuestas en textos
como Pegan a un niño (1919), Mas allá del principio del placer (1920), y el problema económico
del masoquismo (1924), estos textos se escogen ya que permiten evidenciar una concepción
primaria del masoquismo a su vez ligada a una primera concepción de la teoría pulsional, pero es
el interés primario de este eje mostrar las nuevas consideraciones acerca del dinamismo de la
pulsión en su dualidad pulsiones de vida y pulsiones de muerte con sus respectivas consecuencias
en la concepción del masoquismo.
4. El masoquismo femenino y el amor: Para este apartado se utilizaron dos textos
fundamentales dentro de la psicología femenina, Sobre la sexualidad femenina (1931) y su
conferencia 33a la feminidad de las Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933).
Ahora bien, el recorrido teórico trata de vislumbrar el desarrollo sexual de la mujer Freudiana,
empero, ya teniendo este desarrollo el presente eje trata de develar las implicaciones de sus
sexualidad y el masoquismo femenino en cuanto a la vinculación amorosa de la mujer. Es
necesario retomar las consideraciones de El problema económico del masoquismo (1924) ya que
Freud considera que este masoquismo femenino en el amor se vincula de manera directa con el
masoquismo erógeno primordial en la mujer; y su vinculación amorosa es una manifestación de
estadio temprano de identificación con la madre.
5. Acercamiento al psicoanálisis Lacaniano, ¿masoquismo o los estragos del amor?: Este
eje se presenta como una introducción a algunas consideraciones de Lacan sobre el masoquismo
femenino; este coloca en duda este fenómeno suponiendo que tal masoquismo corresponde a un
fantasma masculino. Lacan denomina que La Mujer no goza del todo de una manera fálica tal
como el hombre, en la mujer hay algo que escapa a esta contención del significante paterno al
estar castrada de antemano, al no tener un significante que designe la sexualidad femenina. Así,
El Masoquismo Femenino 84
quedan dos vías, ser o tener el falo, si en la mujer de antemano está perdido busca serlo; posición
que busca asumirse como ese todo, como ese otro de completud con respecto a su pareja; para
Lacan no existe un masoquismo femenino, es este goce loco, esta entrega al otro lo que causa
tales rebajamientos de la vida amorosa en la mujer.
Finalmente este eje en su condición de “abrebocas” trae consigo la apertura para nuevas vías
investigación, sin dar por supuesto que está dicho todo lo concerniente al masoquismo femenino
en la obra de Freud, esta apertura hacia el psicoanálisis Lacaniano da la posibilidad de nuevas
preguntas frente al problema que tan enigmático se vuelve como lo es la feminidad. Para el
desarrollo de este apartado se retomó el Seminario XX: Aun (1981), específicamente el capítulo
I: “del goce”, el capítulo VI: “Dios y el goce de LA mujer”, y por último el capítulo XII: “Una
carta de almor”. Además de su texto “Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad
femenina” en Escritos 2 (1958).
La elaboración de este eje parte las consideraciones de Soler según el texto Lo que decía
Lacan de las mujeres (2004), con este autor nos introducimos en la problemática del masoquismo
femenino según el psicoanálisis Lacaniano, ayuda a modo de introducción además que da un
suelo firme desde donde leer las consideraciones Lacan.
El Masoquismo Femenino 85
4.
DISCUSIÓN
La presente investigación ha tomado dos categorías fundamentales con la intensión de encontrar
su posible relación, además de realizar un recorrido bastante riguroso en la obra de Freud
tratando de acercarse a las consideraciones de esté con respecto al masoquismo femenino y la
sexualidad femenina.
Tales categorías se articularon en la siguiente pregunta de investigación: ¿Cómo se relaciona
la sexualidad femenina con el masoquismo femenino en el psicoanálisis Freudiano?
En un primer término encontramos que la teoría psicoanalítica partió de las vicisitudes
femeninas, es decir, del malestar de aquellas mujeres histéricas que fueron catalogadas de
mentirosas por no tener un referente empírico del malestar que enunciaban. El problema por lo
femenino se encuentra trasversalizado en el pensamiento Freud desde sus inicios, su trabajo
inicial con estas pacientes le posibilito a nuestro autor percatarse de otro lugar no vislumbrado
por la conciencia y la ciencia tan importantes para el hombre, el decir del inconsciente.
Según sus investigaciones clínicas percibió que el malestar enunciado correspondía a
vivencias traumáticas en la infancia de las pacientes, eventos que en gran medida correspondían a
situaciones de orden sexual. De esta manera la sexualidad humana se encuentra en el inicio y en
la base de la teoría psicoanalítica, siendo el punto de partida para develar la vida del alma
humana.
Con respecto a la sexualidad femenina Freud se preguntó ¿Qué quiere una mujer? tal
respuesta la trato de resolver a partir de las manifestaciones de la sexualidad femenina. En este
punto se hace necesario puntualizar sobre la importancia y la nueva consideración que Freud le
da a este problema, visión que se había dejado de lado gracias a preceptos morales establecidos
incluso en las construcciones científicas de la época. En Tres ensayos de teoría sexual (1905) nos
dice que la sexualidad humana desde su condición es completamente perversa, esto partiendo del
El Masoquismo Femenino 86
hecho de que esta actividad sexual trasciende los intereses reproductivos y convoca el deseo en
los sujetos, es decir la oportunidad de sentir placer.
A este respecto la sexualidad no nace en la pubertad como se pensaba entonces, el niño desde
su nacimiento es participe de una vida sexual, que si bien no se manifiesta de la misma manera
que en el adulto si es la base de esta.
Como diferencia fundamental es la concepción bisexual de la naturaleza sexual del hombre,
en cuanto que más allá de la diferencia anatómica de los sexos el sujeto responde a una realidad
subjetiva con respecto a la sexualidad, es decir como sujeto masculino o femenino, lo que de
ningún modo puede ser equiparable al macho o a la hembra de la especie. Freud en su texto La
organización genital infantil (1923b) funda la tesis donde la sexualidad se inscribe en el
inconsciente de manera masculina, entonces si partimos de una única libido cabe la pregunta
¿cómo se hace una mujer?
En un principio nuestro autor homologó el pasaje por el Edipo entre el varón y la hembra,
ciertamente con constelaciones distintas entre ambos, pero en su base la misma dinámica. En su
texto Pegan a un niño (1919) muestra que tal homologación no puede ser correcta, pero es en su
texto Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos (1925) donde
hace explicita la discrepancia fundamental entre el desarrollo sexual de los sexos. El desarrollo,
la vivencia y las consecuencias de la vida sexual de la pequeña hembra tienen grandes
implicaciones dentro de su vida psíquica.
« ¿Qué quiere una mujer? » dice Freud, y responde: «Quiere un pene», en La organización
genital infantil (1923b) nos dice: en el inconsciente la sexualidad se instaura de manera
masculina, por tanto el niño se siente orgulloso de su pene y aun espera que le crezca más, para él
la niña se vuelve un sujeto harto extraño puesto que la muestra de su virilidad falta, el niño se
conforma con pensar que algún día le crecerá, puesto que aun es muy pequeño, empero,
El Masoquismo Femenino 87
terminara aceptando la castración de su compañera. La niña se percata muy temprano de tal falta,
y solo reconoce a su madre como fuente de tal afección. Cuando Freud dice: «quiere un pene» se
refiere a la posible salida en el desarrollo sexual de la niña, la maternidad. La pequeña busca
tener un hijo del padre, un hijo en condición de falo que opaque la falta con la cual nació.
Hablar del complejo de castración en la obra Freudiana es realmente importante, al niño le
permite sepultar el complejo de Edipo, por el contrario, en la niña se posibilitara el pasaje por
Edipo. Freud introduce el concepto de «envidia del pene» dentro del desarrollo sexual de la
mujer, desde su inicio la pequeña niña está castrada y asocia este hecho con la predisposición
pasiva de la mujer, en cuanto que incompleta se coloca en un lugar por debajo de su compañero
masculino.
Ahora, se realiza una nueva pregunta ¿Cómo se hace una mujer? tal pregunta en un primer
término no puede ser resulta por los caracteres sexuales, por el contrario responde a una realidad
subjetiva en cuanto que elección intima todo sujeto puede asumir una posición femenina o
masculina ¿y qué convoca esta posición femenina? La posición con respecto a la castración, es
decir como sujeto castrado característico de la feminidad. En este orden de ideas un hombre
también puede asumir una posición femenina.
Ahora, dejemos por un momento el asunto de la sexualidad femenina y preguntémonos por el
masoquismo y el masoquismo femenino nombrado por Freud. El primero es un concepto
fundamental dentro todo el armazón teórico de la teoría psicoanalítica, para Freud se hacen
fundamentales las polaridades dentro del alma humana mostrando en su texto Pulsiones y
destinos de pulsión (1915) como estas polaridades se hacen manifiestas dentro de la dinámica
pulsional. El desarrollo teórico del masoquismo se puede resumir en tres momentos: 1. Donde
Freud lee el masoquismo como secundario, en cuanto que es un sadismo vuelto hacia el yo
propio; 2. Como una consecuencia del sadismo gracias a la conciencia de culpa y 3. El
El Masoquismo Femenino 88
masoquismo como primordial en calidad de originario fundante de lo que luego se conocerá
como masoquismo erógeno, masoquismo femenino y masoquismo moral.
Freud reconoce el masoquismo erógeno a la base de los siguientes, se percata que la pulsión
de muerte en principio se dirige por completo hacia el yo propio, gracias al distingo del mundo
exterior y el yo, esta pulsión se ve dirigida hacia los objetos exteriores, no obstante esta
regulación gracias a la pulsión de vida no se realiza por completo y parte de esta pulsión continua
afectando al yo.
Para Freud el masoquismo moral es una actualización, una regresión al complejo de Edipo el
cual recrea la relación incestuosa que debe sucumbir a la represión.
El masoquismo femenino está fundamentado en el masoquismo erógeno, como parte de la
función masoquista en cuanto que placer sexual obtenido gracias a las estimulaciones dolorosas.
Cuando Freud en su texto El problema económico del masoquismo (1924) explica las
consideraciones del masoquismo femenino hace referencia a los casos investigados en su texto
Pegan a un niño (1919), los cuales en su gran mayoría eran mujeres, no obstante la riqueza
teórica con respecto a la problema de las perversiones se debía a las fantasías masoquistas de los
hombres y las implicaciones de su vida sexual la cual podía ser catalogada como masoquista en
términos de una superestructura psíquica.
Es bastante curioso el que Freud mencione que estos casos masculinos muestran el
masoquismo femenino en cuanto que estos se asumen de una manera particularmente femenina,
es decir, del lado de la castración, el ser poseídos sexualmente o parir un hijo.
¿Hablar de masoquismo femenino seria equiparable a hablar de una mujer masoquista? Claro
está que no. Este último punto resulta fundamental en cuanto que la posición de objeto
característica de la feminidad se referencia la posición sexual que se asume con relación a los
sexos. El desarrollo de la sexualidad femenina está impregnado de tales momentos, siempre se
El Masoquismo Femenino 89
encuentra una renuncia por parte de está con respecto a la manifestación de la sexualidad, en
cuanto que alguna vez se manifestó de manera similar con respecto a su compañero varón.
Hablar de masoquismo femenino y sexualidad femenina se encuentran íntimamente ligados,
se fundamentan en la posición sexual en calidad de objeto, y siempre se remiten a la posición en
relación a la castración lo que permite también el macho adoptar una posición particularmente
femenina.
Ahora bien, se deja como posibles temas de investigación la relación, si tal existe, entre la
sexualidad femenina y el masoquismo como superestructura psíquica. Si bien se retoman las
implicaciones de la psicología femenina en la vida amorosa seria también importante realizar una
investigación aun más profunda acerca de este problema y mostrar las implicaciones del
masoquismo femenino en la relación amorosa. Además resultan de gran interés las opiniones
posteriores de Lacan frente al problema; el último apartado tiene como fin mostrar una nueva
lectura acerca de la feminidad y más aún del asunto del masoquismo femenino, estas
consideraciones permiten temas de investigación también novedosos y de bastante interés para
todo aquel interesado en el tema de la feminidad.
Finalmente, se da conclusión a este apartado parafraseando a Freud el cual busca ampliar el
misterio de lo femenino pero no con ese color oscuro el cual Freud le dio a tal continente, se
rescata tal misterio como un tema aún no acabado, aun mas abarcador y que lo llena de más
interés. Las referencias de Freud acerca de lo femenino se vincularon al desarrollo de la
sexualidad femenina, su pregunta ¿Qué quiere una mujer? no fue resuelta, si bien llego pensar en
la envidia del pene, se percata que tal vez la mujer busca un algo más allá de un hijo, y es posible
vislumbrase a la mujer más allá de la madre. Tratar de responder esta pregunta tomando el
desarrollo de su sexualidad se dirige, ahora sí, hacia un continente oscuro. Freud no pudo llegar a
El Masoquismo Femenino 90
una conclusión de lo que es una mujer, de lo que es su condición, empero, lo que se puede decir
de cada una va más allá de su sexualidad.
5.
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
Finalmente se encuentra una gran relación entre el masoquismo femenino y la sexualidad
femenina en la obra de Freud, tal vez no en su desarrollo total pero podemos afirmar que hasta
1919 con Pegan a un niño tal concepción muestra un cambio. En sus obras posteriores, y con
ayuda de la nueva teoría pulsional se amplía el margen teórico y clínico en el que Freud ya tenía
montada la teoría psicoanalítica, pero estos nuevos desarrollos le abrieron todo un mundo de
posibilidades.
Freud terminó definiendo que la sexualidad se instaura en el inconsciente de forma
masculina, por tanto, la sexualidad femenina, dentro de la teoría psicoanalítica, se convierte en
una conquista. En Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos
(1925) se percata de la complejidad con que Freud doto el desarrollo sexual de la niña, no solo
mostró las grandes diferencias con respecto al varón sino las grandes implicaciones de la
psicología femenina, tales construcciones acerca de la psique femenina se complementan con
textos como Sobre la sexualidad femenina (1931) y la 33ª Conferencia de introducción al
psicoanálisis, La feminidad (1933). En primer término, lo que en un momento definió como una
renuncia a lo activo de la pulsión, pues la sexualidad femenina supuso ubicarse en un punto
pasivo con respecto a las metas pulsiones, el cambio de objeto-madre al objeto-padre lo cual se
hace fundamental en lo que respecta a la feminidad.
Pero aún más importante el ubicarse del lado de la castración, el pequeño varón elije no ser
castrado, renuncia a la manifestación de su sexualidad infantil para no ser castrado, para no
perder sus genitales, por el contrario la niña nace con tal falta. Es en este punto donde se asocia el
El Masoquismo Femenino 91
masoquismo femenino con la sexualidad femenina, no obstante, no se debe pensar que el ubicarse
en posición de objeto hace referencia a una perversión sexual de manera directa, por el contrario
ubicarse del lado de la castración no necesariamente convoca a estas manifestaciones de la
sexualidad.
Finalmente, la pretensión de la presente monografía siempre osciló entre el masoquismo
femenino y la sexualidad femenina, la pregunta por la relación entre masoquismo femenino y la
perversión masoquista es algo que no se desarrolla a cabalidad empero se hace necesario
mencionar, muchas veces se llega a confundir o a condicionar ambos conceptos. La pretensión de
hacer estos puntos de salvedad entre ambos conceptos se realza con el fin de ampliar un poco más
tema tan fructuoso y complejo, y a su vez la posibilidad de abrir un nueva pregunta investigativa
para nuevas propuestas teóricas.
El apartado final del presente proyecto también se presenta como una de estas posibilidades
en cuanto que muestra que el problema del masoquismo tiene otras lecturas también desde la
corriente psicoanalítica; con Lacan las posibilidades se abren de una manera más abarcadora, y la
psicología femenina se tiñe aun con más encanto para cualquier interesado en el psicoanálisis.
Pensar el asunto del goce otro más allá del masoquismo femenino abre nuevas preguntas y
campos de investigación, Freud hablo sobre la sexualidad, pero Lacan trata de acercarse a eso que
hace a una mujer.
Como tal se deja claro que la presente propuesta en su calidad de monografía no tiene un
impacto directo con respecto a problemáticas sociales, no obstante, permite conocer a nivel
teórico el problema con respecto al maltrato para con la mujer por ejemplo, aun así, esta
investigación puede comprender otras problemáticas, como los hombres que son maltratados por
su parejas o el maltrato infantil. Con esto se postula esta investigación como una herramienta
capas de contribuir a la clínica del maltrato y que no solo se vincula a la clínica psicoanalítica,
El Masoquismo Femenino 92
sino que permite a otras profesiones y otras ciencias conocer una lectura particular sobre el
fenómeno del maltrato.
El Masoquismo Femenino 93
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