Módulo 1 Cáncer de ano y neoplasias anorrectales poco frecuentes Autores: Dr. José Errasti Alustiza Jefe de Servicio de Cirugía General. Unidad de Coloproctología. Hospital Universitario de Alava. Vitoria-Gasteiz. Profesor Asociado de Cirugía de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU). Dr. Eloy Espín Basany Board Europeo en Coloproctología (EBSQC). Jefe de Sección de la Unidad de Coloproctología. Servicio de Cirugía General. Hospital Universitari Vall d’Hebron. Barcelona. Profesor Titular de Cirugía. Universidad Autónoma de Barcelona. Dr. Ángel Reina Duarte Board Europeo en Coloproctología (EBSQC). Jefe de Sección. Jefe de la Unidad de Cirugía Colorrectal. UGC Cirugía. Complejo Hospitalario Torrecárdenas y AGS Norte de Almería. Almería. ABACO 4 · Módulo 1 ÍNDICE 1. Cáncer de ano 1.1. Introducción 1.2. Anatomía e histología anales 1.3. Carcinoma escamoso 1.3.1. Etiología, factores de riesgo y cribado 1.3.2. Neoplasia intraepitelial anal 1.3.3. Carcinoma escamoso invasivo 1.3.3.1. Sintomatología 1.3.3.2. Diagnóstico y estadificación 1.3.3.3. Tratamiento general y según las diferentes localizaciones 1.3.3.4. Pronóstico 1.4. Tumores de ano poco frecuentes 1.4.1. Adenocarcinoma 1.4.2. Sarcomas 1.4.3. Carcinoma verrucoso 1.4.4. Tumores neuroendocrinos 2. Melanoma anorrectal 2.1. Epidemiología, etiopatogenia y factores de riesgo 2.2. Histología: ¿Idéntica a la del melanoma cutáneo? 2.3. Clínica: Inespecífica 2.4. Diagnóstico (a menudo tardío) y estudio de extensión Cáncer de ano y neoplasias anorrectales poco frecuentes 2.5. Cirugía 2.5.1. Cirugía del tumor: ¿Amputación abdominoperineal o resección local? 2.5.2. Cirugía de los ganglios linfáticos: ¿Linfadenectomía? 2.6. Adyuvancia: El incierto papel de la inmunoterapia y la quimiorradioterapia 2.7. Factores pronósticos: ¿Conocemos alguno que nos ayude a decidir el tratamiento? 2.8. Resultados: Poco esperanzadores 3. Tumores de recto poco frecuentes 3.1. Introducción 3.2. Tumores neuroendocrinos 3.2.1. Tumores carcinoides 3.2.1.1. Sintomatología y diagnóstico 3.2.1.2. Tratamiento 3.2.1.3. Pronóstico y seguimiento 3.2.2. Otros tumores neuroendocrinos 3.3. Sarcomas 3.3.1. Tumor del estroma gastrointestinal 3.3.2. Otros sarcomas 3.4. Linfomas 3.5. Carcinoma escamoso y adenoescamoso 4. Resumen 5. Bibliografía 1. CÁNCER DE ANO 1.1. Introducción La clasificación de los tumores digestivos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) expresa: “a pesar de su escasa longitud, el canal anal produce una gran variedad de tumores, reflejando una estructura anatómica e histológica muy compleja”1,2. Este hecho, unido a otros factores, como la escasa incidencia de estas neoplasias (tan solo el 2-4% de los cánceres colorrectales) y la, en ocasiones, imprecisa definición de la anatomía anal y perianal, han hecho que la evidencia científica disponible sobre los tumores anales y perianales sea heterogénea y confusa. Sin embargo, es importante reconocer estas lesiones, ya que la mayoría de ellas presentará una clínica inespecífica y poco característica. Sólo una exploración minuciosa unida a un elevado índice de sospecha, impedirá un retraso en el diagnóstico que, como veremos más adelante, podría tener unas consecuencias fatales para el paciente. 1.2. Anatomía e histología anales La anatomía del canal anal y la región perianal ha sido descrita y definida de distintas formas. La distinción entre el canal anal y el margen anal es un aspecto importante a tener en cuenta. El canal anal presenta una longitud variable (entre 3 y 5 cm) y se extiende desde el límite superior del músculo puborrectal hasta el borde anal, coincidiendo con el surco interesfintérico. La región radial de 5 cm que se extiende a partir de este punto se conoce como el margen anal (Figura 1.1) 3. Desde un punto de vista eminentemente clínico, algunos autores4 diferencian estas regiones en intraanal, perianal y cutánea. Las lesiones intraanales son aquellas que no se visualizan o lo hacen de forma incompleta al separar las nalgas; las perianales se visualizan completamente al separar las nalgas y se localizan dentro de los 5 cm radiales al orificio anal y, por último, las lesiones cutáneas son aquellas que están situadas a más de 5 cm del orificio anal, una vez separadas las nalgas. 4 Módulo 1. Cáncer de ano y neoplasias anorrectales poco frecuentes Figura 1.1. Esquema de la anatomía anal. Modificado de: J. Cerdán Miguel. Cáncer de ano. En: Landa I Parilla P. Cirugía AEC. Madrid; Panamericana 2010; 594-600. Histológicamente la región anal y la perianal presentan una gran diversidad. Durante el desarrollo embrionario, el epitelio escamoso del anodermo se va transformando gradualmente en un epitelio cuboideo no queratinizado hasta la línea pectínea, lugar donde comienza la llamada zona de transición. Esta zona, de unos 12-15 mm, resulta de la fusión del endodermo y el ectodermo y está compuesta por un epitelio transicional, cloacogénico o escamoso, que además puede contener células endocrinas o melanocitos1. En el anodermo y la zona de transición, las neoplasias más frecuentes se agrupan bajo la denominación de carcinoma epidermoide o escamoso, aunque también pueden surgir, de manera excepcional, otros tumores como el melanoma o los tumores neuroendocrinos. Próxima a la zona de transición y hasta el límite superior del canal anal, la mucosa es similar a la rectal, por lo que se podrán originar neoplasias del tipo “adenocarcinoma”3. El margen anal presenta un epitelio queratinizado que no difiere del epitelio cutáneo y, por ello, puede ser asiento de cualquier tipo de tumor propio de la piel. Finalmente, hay que destacar la importancia de delimitar las lesiones según su relación con la línea pectínea, ya que ésta, además de representar −como hemos visto− un punto de transformación histológica, va a delimitar las áreas de diferente drenaje linfático. De esta manera, las lesiones proximales a la línea pectínea drenarán a los ganglios hipogástricos, mesentéricos o ilíacos internos mientras que las lesiones distales lo harán, generalmente, a los ganglios de la región inguinal5. 5 1.3. Carcinoma escamoso 1.3.1. Etiología, factores de riesgo y cribado La incidencia del carcinoma escamoso de ano (CEsA) es relativamente baja, aunque en las últimas décadas ha ido aumentando paulatinamente. En la actualidad, representa el 1,5% de todas las neoplasias del aparato digestivo, con una incidencia de 2/100.000 habitantes en la población general de los países occidentales 6. Sin embargo, ésta aumenta hasta 37/100.000 habitantes en determinados grupos de riesgo como, por ejemplo, la población masculina homosexual7. En el momento del diagnóstico, la mitad de los pacientes tendrá la enfermedad localizada en la región perianal, un tercio presentarán afectación ganglionar y el resto tendrán un estadiaje con metástasis a distancia8. Hoy en día, la etiología específica del CEsA es desconocida, aunque existen diferentes factores de riesgo implicados en su desarrollo. En múltiples estudios se ha visto que estar infectado por el virus del papiloma humano (VPH) constituye un factor de riesgo de padecer un cáncer de ano4, 9, 10. Solamente el 1% de los pacientes expuestos al VPH desarrollarán la enfermedad clínica en forma de condilomas, pero entre un 10 y un 46% podrían desarrollar una infección subclínica. Los serotipos 16, 18, 31, 33 y 35 se relacionan con un potencial oncogénico y, de ellos, el serotipo 16 se asocia con el CEsA invasivo10. La actividad sexual y la patología anal crónica −en muchos casos relacionadas entre sí−, se encuentran entre los dos factores de riesgo que más comúnmente pueden derivar en un CEsA11. En el caso de la mujer, existen determinadas situaciones que aumentan el riesgo de padecer un CEsA, como son: tener diez o más compañeros sexuales, mantener relaciones sexuales anales antes de los treinta años y presentar antecedentes de enfermedades de transmisión sexual y/o de una neoplasia cervical12, 13. Diferentes estudios han demostrado que las mujeres con antecedentes de displasia de alto grado o de carcinoma de cérvix o vulva constituyen un colectivo con un riesgo mayor de padecer cáncer anal, con una prevalencia del 10,4% frente a un 1,4% en mujeres de la misma edad y sin esos antecedentes14, 15. Igualmente, en el hombre heterosexual se ha 6 Módulo 1. Cáncer de ano y neoplasias anorrectales poco frecuentes visto una mayor incidencia de CEsA si ha tenido diez o más compañeras sexuales o si ha presentado condilomas, sífilis, hepatitis, herpes, gonorrea o infección por Chlamydia trachomatis10. Otro factor etiológico importante es la inmunosupresión crónica16, siendo uno de los principales motivos del aumento de la incidencia del cáncer de ano, el incremento progresivo de la prevalencia y la supervivencia de las personas afectadas por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH)16, 17. Por último, podemos citar otros factores etiológicos asociados a la aparición de un CEsA como el tabaquismo18, la enfermedad de Crohn4 y la radioterapia (RT) en la región perianal19. 1.3.2. Neoplasia intraepitelial anal Existe un gran paralelismo entre la neoplasia intraepitelial anal (AIN por anal intraepithelial neoplasia) y las neoplasias intraepitelial vulvar (VIN por vulvar intraepithelial neoplasia) e intraepitelial cervical (CIN por cervical intraepithelial neoplasia). La AIN consiste en una serie de cambios celulares displásicos y, usualmente, precede al desarrollo de un CEsA invasivo20. Puede afectar tanto al canal anal como a la piel perianal y, de la misma manera, no solamente al ano sino también a parte o a todo el aparato genital. Los pacientes pueden presentar prurito anal o un manchado en forma de líquido seroso o sero-purulento. A la exploración se puede observar únicamente una lesión ezcematosa en el contexto de la piel o de la mucosa normal, o pueden aparecer placas eritematosas, blancas, pigmentadas o fisuradas. Se puede observar una AIN en entre el 28 y el 35% de los condilomas anales resecados21. Es importante hacer una historia clínica completa y, en especial, una investigación de la existencia de antecedentes de los factores de riesgo para AIN y para CEsA que contemple los condilomas anales, las enfermedades de transmisión sexual (incluyendo VIH), la vida sexual y la existencia o no de RT previa. También, se debe realizar a los 7 pacientes una exploración anal, ginecológica e inguinal completa, para descartar una posible afectación múltiple o la presencia de un carcinoma invasivo. Cualquier zona sospechosa deberá de ser biopsiada y se recomienda realizar dicha biopsia en el contexto de una anuscopia de alta resolución. Si se diagnóstica una lesión invasiva, se procederá a su estadiaje completo. En caso de establecer un diagnóstico de AIN es importante realizar una descripción detallada de la localización de las lesiones, para poder objetivar el desarrollo de las mismas después de su tratamiento. La AIN se estratifica en tres grados: I, II y III, que indican el grado de displasia (leve, moderada o grave, respectivamente). En cuanto a la enfermedad de Bowen, es importante reconocer dicha entidad como un carcinoma intraepitelial de células escamosas in situ y representa el final del espectro de los cambios displásicos de la AIN22. Antiguamente, la AIN se refería generalmente a los cambios displásicos del epitelio del canal anal, mientras que el uso del término “enfermedad de Bowen” implicaba la involucración de la piel perianal. Sin embargo, en la actualidad, se recomienda no utilizar este término de “enfermedad de Bowen” para evitar confusiones; en su lugar, hablaremos de AIN en sus diferentes grados o, mejor aún, de HGAIN (AIN de alto grado-high-) o de LGAIN (AIN de bajo grado-low-) que se corresponden con AIN III y AIN I/II, respectivamente. En base a varios estudios en los que se observó una recidiva alta después de los procedimientos quirúrgicos y un índice bajo de transformación maligna de la AIN en los pacientes inmunocompetentes o una progresión más agresiva en los pacientes VIH positivos, se considera que el tratamiento de la AIN depende de dos factores principales: el grado de displasia y el estado inmunitario del paciente23. Así, en los casos de una AIN III, el tratamiento más utilizado en los pacientes VIH negativos es la escisión local amplia y el mapeo anal en las lesiones menores del 30% de la circunferencia anal, y el mapeo y la escisión de las lesiones peores cuando la afectación es superior al 30%24. En los pacientes VIH positivos con las lesiones localizadas se recomienda la resección local, mientras que en los casos en que existe multifocalidad o afectación superior al 30% se recomienda el tratamiento con imiquimod o con 5-fluorouracilo (5-FU) tópico25. 8 Módulo 1. Cáncer de ano y neoplasias anorrectales poco frecuentes Respecto a la vacunación contra el VPH serotipos 16/18, si bien ha demostrado resultados prometedores en los ensayos fase II y III, todavía hay muchos puntos de discusión sobre su papel actual. Se recomienda especialmente en grupos de alto riesgo como los pacientes VIH positivos y los varones homosexuales sexualmente activos. 1.3.3. Carcinoma escamoso invasivo 1.3.3.1. Sintomatología Hasta un 20% de los pacientes con CEsA invasivo son asintomáticos y serán diagnosticados en controles o simplemente en el estudio anatomopatológico de las resecciones hemorroidales. La clínica es inespecífica y similar a la de otras patologías anales benignas como las hemorroides o las fisuras anales, con sangrado, dolor anal, prurito anal y leucorrea. La presencia de incontinencia o de tenesmo son síntomas de una invasión local del recto o de los esfínteres anales. La pérdida de peso, la astenia, las adenopatías inguinales, la fístula rectovaginal y la obstrucción son indicadores de una enfermedad avanzada, que constituye la forma Figura 1.2. Carcinoma escamoso de ano. (T2: 2-5 cm). de presentación de cerca del 50% de los pacientes con un diámetro medio de la lesión de 3 a 4 cm (Figura 1.2). Un 25% de los pacientes con CEsA presentan adenopatías inguinales; sin embargo, sólo el 50% de éstas son debidas a la invasión maligna, el resto son reactivas. El sangrado a través del ano es el síntoma inicial más frecuente y aparece en el 45% de los pacientes. 9 1.3.3.2. Diagnóstico y estadificación El diagnóstico se establece mediante la exploración anal y la biopsia. En la exploración anal, resulta imprescindible la determinación precisa de la localización y la extensión circunferencial del tumor. En las mujeres es obligado realizar un examen ginecológico que incluya un cribado del cáncer cervical. Se recomienda realizar una serología VIH, sobre todo en el caso de pacientes con un historial de múltiples relaciones sexuales; si la enfermedad coexiste con la infección VIH, se deben solicitar niveles de CD4, con una finalidad pronóstica (Figura 1.3). Figura 1.3. Carcinoma escamoso de ano en un paciente con VIH. La estadificación tumoral se realiza mediante una resonancia magnética nuclear (RN) pélvica y, si el paciente lo tolera, mediante una ecografía transanal. Para el estudio regional y a distancia se recomienda una tomografía axial computerizada (TC) toracoabdominal. Actualmente, la tomografía por emisión de positrones combinada con la tomografía computerizada (PET-TC) también se considera recomendable en algunas guías de práctica clínica oncológica como la National Comprehensive Cancer Network (NCCN). Su principal aportación es el aumento de la sensibilidad en la detección de los pacientes con adenopatías tumorales menores de 5 mm, lo que permite una planificación adecuada del tratamiento radioterápico. Estudios recientes han demostrado un cambio en la estrategia terapéutica en el 15% de los pacientes después de la realización de la 10 Módulo 1. Cáncer de ano y neoplasias anorrectales poco frecuentes PET26. En el caso de las adenopatías, puede ser necesaria una citología con aspiración de aguja fina o gruesa para evaluar la realización de la RT inguinal. El uso de todas las pruebas mencionadas nos permitirá estadificar el carcinoma anal. La clasificación más aceptada actualmente es la de la AJCC 7ª edición (American Joint Committee on Cancer. Tabla 1.1)27. Tabla 1.1. Estadificación del cáncer de ano27. Tumor primario (T) Tx No se puede evaluar el tumor primario T0 No hay prueba de tumor primario Tis Carcinoma in situ (AIN III) T1 El tumor mide =2 cm en su mayor dimensión T2 El tumor mide >2 cm pero =5 cm en su mayor dimensión T3 El tumor mide >5 cm en su mayor dimensión T4 El tumor puede ser de cualquier tamaño e invade los órganos adyacentes: vagina, uretra y vejigaa a No se clasifica como T4 la invasión directa de la pared rectal, la piel perirrectal, el tejido subcutáneo o el músculo del esfínter. Ganglios linfáticos regionales (N) Nx No se pueden evaluar los ganglios linfáticos regionales N0 No hay metástasis en un ganglio linfático regional N1 Hay metástasis en los ganglios linfáticos perirrectales N2 Hay metástasis unilaterales en los ganglios iliacos internos y/o inguinales N3 Hay metástasis en ganglios linfáticos perirrectales e inguinales y/o bilaterales en los ganglios iliacos internos y/o ganglios linfáticos inguinales Metástasis a distancia (M) M0 No hay metástasis a distancia M1 Hay metastasis a distancia 11 Clasificación por estadios ESTADIO T N M 0 Tis N0 M0 I T1 N0 M0 T2 N0 M0 T3 N0 M0 II T1 N1 M0 T2 N1 M0 T3 N1 M0 T4 N0 M0 T4 N1 M0 Cualquier T N2 M0 Cualquier T N3 M0 Cualquier T Cualquier N M1 IIIA IIIB IV 1.3.3.3. Tratamiento general y según las diferentes localizaciones El tratamiento del cáncer de canal anal es multidisciplinar. La quimiorradioterapia (QRT) es la terapia estándar para la mayoría de los pacientes, aunque el tratamiento se individualizará en función del estado del paciente, la biología tumoral y el estadio del tumor. Cáncer escamoso de canal anal El tratamiento estándar consiste en RT y quimioterapia (QT) con 5-FU y mitomicina C28. La tasa de recidiva local con los esquemas de tratamiento habituales varía entre el 14 y el 37% (Figura 1.4). El cisplatino se presenta como una alternativa a la mitomicina C porque aunque no mejora los resultados o incluso en algunos estudios son algo peores, parece que produce menos efectos secundarios hematológicos29, 30. 12 Módulo 1. Cáncer de ano y neoplasias anorrectales poco frecuentes Tanto la QT de inducción como la de mantenimiento (ambas con esquemas de cisplatino y 5-FU) no han mejorado las tasas de control de la enfermedad31. Actualmente, se está evaluando la utilidad de la capecitabina como posible sustituto del 5-FU32. Las complicaciones derivadas de la RT, como la estenosis, las úlceras anales Figura 1.4. Carcinoma escamoso de ano, pre (A) y posttratamiento (B) con quimiorradioterapia. y la necrosis, son dosis dependientes. La necesidad de una colostomía por dichos efectos secundarios varía según las series entre el 6 y el 12% 33. En los pacientes VIH positivos se recomienda el empleo del mismo esquema terapéutico, si bien las complicaciones secundarias a la QT son mayores en aquellos con un recuento de CD4 bajo, por lo que requerirán un seguimiento más cercano. La tasa de recidiva local para pacientes VIH positivo es del 61% frente al 13% para los pacientes VIH negativo; los estudios demuestran igualmente una tendencia hacia una menor supervivencia34. La braquiterapia permite administrar dosis altas de radiación al tumor con una escasa irradiación a los tejidos normales periféricos35. En el tratamiento del cáncer de canal anal, algunas series de braquiterapia han evidenciado una respuesta patológica completa de más del 80%, con una tasa de supervivencia a los 5 años del 70%36. Su punto débil es la alta incidencia de necrosis anal, que varía entre el 2 y el 76%, con la consiguiente necesidad de realizar una amputación abdominoperineal (AAP). En cuanto al seguimiento del cáncer de canal anal de células escamosas después del tratamiento con QRT, no existe una evidencia sobre cuál es la mejor actitud a tomar. 13 La recomendación actual es realizar una primera biopsia a las 6-8 semanas después de finalizar la QRT, en la que entre el 60 y el 85% de los pacientes muestran una respuesta clínica completa7. En caso de persistencia del carcinoma se recomienda esperar para una segunda biopsia a la semana número 12 después de la finalización del tratamiento. Según las recomendaciones de la European Society for Medical Oncology (ESMO), no es necesario realizar una biopsia si el examen físico es negativo y ésta se indica solamente en aquellos pacientes con enfermedad residual o con progresión de la enfermedad. La disminución del tamaño tumoral comienza a partir de la tercera semana y se prolonga hasta la duodécima; la regresión completa puede tardar entre 3 y 6 meses. Durante el congreso ASCO 2012 (American Society of Clinical Oncology) se presentaron los datos sobre la evaluación de los pacientes del estudio ACT II (A randomized trial of chemoradiation using mitomycin or cisplatin, with or without maintenance cisplatin/5FU in squamous cell carcinoma of the anus), en los que se ha visto que el 60% de los pacientes sin respuesta completa a las 11 semanas de la QRT, si la presentan más tarde, cuando son evaluados a las 26 semanas del tratamiento. Por ello, parece que las nuevas recomendaciones serán esperar a que transcurran 26 semanas después del tratamiento para evaluar si el paciente presenta persistencia del carcinoma y, en este momento, valorar la realización de una cirugía de rescate37. La cirugía de rescate está indicada en los pacientes con enfermedad residual a los seis meses del seguimiento y en aquellos en los que la enfermedad recidiva (Figura 1.5) 38. Antes de la intervención, se debe re-estadificar la enfermedad con el 14 Figura 1.5. Recidiva de un carcinoma escamoso de ano después del tratamiento con quimiorradioterapia. Módulo 1. Cáncer de ano y neoplasias anorrectales poco frecuentes objetivo de descartar la presencia de enfermedad a distancia. A pesar de su morbilidad, la técnica de elección es la AAP 39. En los pacientes con cáncer escamoso de ano, el hígado y el pulmón son las localizaciones de metástasis metacrónicas más frecuentes (10-17%), después del tratamiento con QRT. En el 10% de los pacientes el CEsA se presenta de inicio en un estadio IV. Este porcentaje aumenta hasta el 25% en el caso de los pacientes con adenopatías o con tumores mayores de 5 cm. La mediana del intervalo libre de enfermedad y de la supervivencia después del tratamiento quirúrgico de la lesión hepática es de 9,6 y 22,3 meses, respectivamente40. Los dos factores pronósticos negativos más importantes son un tamaño del tumor mayor de 5 cm y un margen quirúrgico invadido. La afectación ganglionar paraaórtica se considera enfermedad metastásica. La actitud terapéutica idónea en estos casos no está clara. Actualmente se recomienda QRT de la zona afectada, valorando el tratamiento mediante RT de intensidad modulada. Sin embargo, si ésta es la única localización metastásica, algunos grupos abogan por la realización de una linfadenectomía paraaórtica. Cáncer escamoso de margen anal o de piel perianal El tratamiento de elección en los casos de cáncer de margen anal o de piel perianal es la exéresis quirúrgica. Si el estudio anatomopatológico revela datos histológicos de mal pronóstico, como invasión linfática, perineural o vascular y una pobre diferenciación, se recomienda el tratamiento con RT. En los tumores que comprometen el aparato esfinteriano y en los que hay afectación ganglionar se debe considerar como primera opción la QRT41. La guía de la NCCN (basada en un consenso y sin evidencia científica) sólo recomienda la escisión quirúrgica en los tumores T1 bien diferenciados; en el resto, aboga por la 15 QRT. Algunos grupos ponen en duda el papel de la cirugía como primer tratamiento, incluso en estas lesiones tan precoces. 1.3.3.4. Pronóstico La tasa de supervivencia a los 5 años del CEsA es del 66%, con un peor pronóstico en los varones así como en el estado VIH positivo (donde el recuento de CD4 guarda una relación directa con la supervivencia). Los factores pronósticos más importantes relacionados con el tumor son el tamaño y la afectación adenopática42. La supervivencia global a los 5 años para los tumores T1 y T2 es del 86%, para los T3 es del 60% y para los T4 del 45%. Por otro lado, los pacientes sin adenopatías afectas tienen una tasa de supervivencia del 76%; ésta se reduce hasta el 54% en los pacientes con ganglios tumorales. Se recomienda un seguimiento mediante exploración física que incluya la exploración rectal, la anuscopia, la palpación inguinal y el uso de pruebas de imagen como la ecografía anal, la TC abdomino-pélvica y/o la RN pélvica. En caso de recidiva o persistencia debe considerarse también el uso de la PET/TC 43. Los dos primeros años, el seguimiento se realizará cada 3 o 6 meses. El tercer y el cuarto año cada 6 o 9 meses y a partir del 5º año se debe seguir con una periodicidad anual42. 1.4. Tumores de ano poco frecuentes 1.4.1. Adenocarcinoma El adenocarcinoma (ADC) de canal anal es una entidad infrecuente, que representa entre el 5 y el 19% del conjunto de cánceres anales1, 44. Histológicamente, mediante la determinación inmunohistoquímica de citoquinas45, el ADC anal puede diferenciarse en tres subtipos1: a) ADC colorrectal, indistinguible del ADC de recto distal y al que no nos referiremos en este curso; b) ADC de glándulas anales, que se origina en los conductos glandulares que atraviesan el esfínter anal interno en la zona de transición 16 Módulo 1. Cáncer de ano y neoplasias anorrectales poco frecuentes (es realmente un “anal duct adenocarcinoma”), por lo que, a diferencia del ADC de recto, no se asienta en la mucosa sino que tiende a infiltrarla desde su crecimiento a partir del tejido glandular, es decir, es un tumor extramucoso e intramural44,45, y c) ADC asociado a una fístula perianal, relacionado con procesos inflamatorios −tales como la enfermedad de Crohn− y que, generalmente, adopta un patrón de ADC mucinoso bien diferenciado, si bien el origen celular exacto es a menudo imposible de demostrar, pudiendo pertenecer a cualquiera de los subtipos anteriores1. Las publicaciones sobre ADC anal son escasas y con poca evidencia, aunque existe unanimidad en que, desde el punto de vista oncológico, es una enfermedad mucho más agresiva que el carcinoma epidermoide, con una supervivencia menor y una tasa de recurrencia mayor, tanto local como a distancia46. Quizá influya en ello su clínica inespecífica −y el retraso en el diagnóstico que esto conlleva− o su localización extramucosa, que facilita el desarrollo de una enfermedad localmente avanzada45. La escasa casuística publicada sobre ADC de canal anal implica que no exista un esquema terapéutico plenamente comprobado44. Un estudio multicéntrico europeo retrospectivo recomendaba la QRT combinada como único tratamiento, reservando la cirugía radical −AAP− sólo como tratamiento de rescate47. Sin embargo este trabajo, que fue realizado por oncólogos, tiene bastantes carencias ya que no se empleó neoadyuvancia en ningún grupo, no se indicó QT adyuvante después de la cirugía y en el 75 % de los pacientes operados se realizó solo una resección local (RL). Actualmente, la mayoría de los autores abogan por maximizar el control local de la enfermedad (evitando la resección transanal que ha tenido un impacto negativo en la supervivencia en algunas series44) y disminuir el riesgo de metástasis con el uso de una QT agresiva. Por tanto, el esquema de tratamiento actualmente aconsejado para el ADC de canal anal es la QRT preoperatoria seguida de cirugía radical −AAP−, considerando posteriormente un tratamiento adyuvante para la prevención de las micrometástasis. 17 La QRT como único tratamiento, debe reservarse para aquellos pacientes que no toleran una cirugía radical y también, según algunos autores46, para los que tienen metástasis ganglionares inguinales 44-46. Dado que las glándulas anales son histológica y embriológicamente diferentes del epitelio escamoso anal, el esquema de QT aconsejado no suele incluir mitomicina C, utilizándose, generalmente, los regímenes clásicos de tratamiento del ADC rectal, basados en el 5-FU asociado o no al oxaliplatino44-46. 1.4.2. Sarcomas Estas neoplasias serán estudiadas de forma más detallada al referirnos a los sarcomas rectales. Los sarcomas más frecuentes del canal anal son los leiomiomas, los leiomiosarcomas y los tumores del estroma gastrointestinal o GIST (Gastrointestinal Stromal Tumor)1. Los leiomiomas se originan en la muscularis mucosae y suelen adoptar la apariencia de un pólipo intraluminal, que puede tratarse por resección endoscópica o transanal. Los leiomiosarcomas, también de apariencia polipoidea, son por el contrario sarcomas de alto grado y deben ser subsidiarios de cirugía radical, si bien en tumores seleccionados (< 4 cm, < 1 mitosis/campo), podría plantearse inicialmente una RL48. La adyuvancia no tiene un papel definido en el tratamiento de estos tumores. Los GIST anales son extremadamente poco frecuentes. Hasta el año 2003, sólo había descritos 17 casos en la literatura, si bien la antigua confusión de estos tumores con los leiomiosarcomas y los schwannomas hace que su incidencia pueda estar infraestimada49. Los sarcomas suelen ser asintomáticos u ocasionar síntomas inespecíficos. Existen una serie de factores de mal pronóstico asociados a un alto potencial metastásico: tamaño mayor de 5 cm, alto índice mitótico, pleomorfismo, infiltración de la muscularis propria, necrosis tumoral y presencia de síntomas. 18 Módulo 1. Cáncer de ano y neoplasias anorrectales poco frecuentes El tratamiento, en la mayoría de los casos, es la AAP, ya que la recurrencia local es muy alta –hasta el 60%– tras la resección local y se podría plantear solo en tumores seleccionados (lesiones menores de 2 cm y sin factores de mal pronóstico) 4, 49. El papel de la QT en el tratamiento de los GIST es incierto. 1.4.3. Carcinoma verrucoso Relacionado con el VPH, el carcinoma verrucoso (CV), también llamado condiloma gigante o tumor de Buschke-Lowenstein, representa un punto intermedio entre el condiloma acuminado y el carcinoma epidermoide50. Se caracteriza por ser una lesión localmente invasiva, con una tasa de malignización cercana al 60% pero sin poder metastásico4. Se asocia con frecuencia a los pacientes con inmunodepresión, especialmente debido a VIH. El CV es más frecuente en los hombres (2,7:1) y la edad media de presentación está alrededor de los 45 años. El paciente refiere la aparición de una masa anal o perianal de crecimiento lento, generalmente asociada a síntomas inespecíficos (dolor, supuración perianal, prurito o sangrado). La exploración clínica revela una tumoración, a veces muy voluminosa (1,5-30 cm), con el típico aspecto de coliflor (Figura 1.6), que puede infiltrar, e incluso necrosar, los tejidos adyacentes. Se localiza generalmente en la región perianal, pero puede afectar también al canal anal o al recto distal. Pueden existir adenopatías inguinales, que suelen ser reactivas a infecciones secundarias4, 50. El tratamiento del CV consiste en la resección local radical, siempre que sea técnicamente posible. Ante lesiones extensas, puede optarse por la realización de colgajos (Figuras 1.7 y 1.8) o por realizar resecciones en Figura 1.6. Carcinoma verrucoso anal. 19 dos tiempos51. En los tumores con infiltración de los tejidos profundos, con procesos fistulosos evolucionados o con afectación del aparato esfinteriano debe optarse por la AAP4. Figura 1.7. Carcinoma verrucoso anal: Resección quirúrgica en un tiempo (A, B y C). Figura 1.8. Resección quirúrgica en un tiempo. Reconstrucción anal con colgajos V-Y bilaterales (A y B). Se ha postulado el papel de la RT neoadyuvante para “facilitar” la resección de lesiones muy voluminosas sin que, por el momento, haya suficientes estudios que avalen este planteamiento4. 20 Módulo 1. Cáncer de ano y neoplasias anorrectales poco frecuentes 1.4.4. Tumores neuroendocrinos Al igual que los sarcomas, estos tumores serán tratados de forma más exhaustiva en apartados posteriores. Los tumores neuroendocrinos de origen colorrectal representan menos del 1% de todas las neoplasias colorrectales y, de ellos, sólo el 16% se asientan en el canal anal52. Se trata de tumores agresivos y pobremente diferenciados, por lo que es importante un diagnóstico histológico preciso que permita indicar una QT adecuada. El tratamiento, si el tumor está limitado al canal anal, consiste en cirugía radical y QT adyuvante53, 54. No obstante, dado que se trata de una neoplasia con altas tasas de diseminación a distancia, algunos autores55 aconsejan la escisión local como primera opción, indicando la amputación abdominal en casos seleccionados, bien cuando la resección local no es técnicamente posible (el tamaño del tumor es mayor de 5 cm) o bien cuando, después de la misma, se detectan factores de alto riesgo (existencia de márgenes afectos o de un alto índice de mitosis). Si en el momento del diagnóstico la enfermedad ya está diseminada, se debe indicar sólo una QT basada en cisplatino y etopsido53-55. 2. MELANOMA ANORRECTAL El melanoma anorrectal (MAR) fue descrito por primera vez hace 150 años por Moore56. Desde entonces, todo lo que sabemos sobre esta enfermedad está basado en evidencias científicas poco concluyentes (casos clínicos y series retrospectivas con un escaso número de pacientes). Esto se debe principalmente a dos factores: por un lado, el MAR es una entidad muy rara y, por otro, posee una biología tumoral extremadamente agresiva, incluso si lo comparamos con el melanoma cutáneo (MC) de estadio similar. 21 2.1. Epidemiología, etiopatogenia y factores de riesgo Los datos epidemiológicos sobre el MAR son muy heterogéneos. Su incidencia se ha duplicado en los últimos 20 años y en los países occidentales se sitúa en alrededor de 1-2 casos por millón de habitantes57, 58. Aun así, el MAR representa algo menos del 1% (0,1-4,6%) de todas las neoplasias anorrectales malignas y el 1-2% de todos los melanomas58- 60. El 90% de los melanomas asientan en la piel; el 10% restante se reparte entre el melanoma ocular (5%), el melanoma de origen desconocido (2%) y el melanoma que asienta en mucosas (3%). Dentro de este último, el MAR representa la tercera localización más frecuente, tras cabeza/cuello y aparato genital femenino (Figura 1.9)58. Esta patología afecta generalmente a pacientes ancianos, presentando un pico de incidencia en la 8ª década de la vida (50% de los pacientes) y es algo más frecuente en el sexo femenino (1: 1,5)58, 60. La etiopatogenia y los factores Figura 1.9. Localizaciones de los melanomas58. de riesgo del MAR son poco conocidos, aunque se intuyen ciertas diferencias en este sentido con respecto al melanoma cutáneo y el ocular, que podrían tener implicaciones significativas desde el punto de vista terapéutico. Por ello, una pregunta importante que nos deberíamos hacer es: ¿Son el MAR y el MC entidades diferentes? No lo sabemos con certeza. Sin embargo, factores epidemiológicos (el MC es casi 20 veces más frecuente en la raza caucásica que en la afroamericana mientras que el MA es solo dos veces más frecuente en blancos) sugieren que determinados componentes de riesgo ambientales (p. e. radiación ultravioleta) asociados de forma clara al MC, no están implicados en el desarrollo de los melanomas mucosos en general y del anorrectal en particular 60. Por otra parte, Un 22 Módulo 1. Cáncer de ano y neoplasias anorrectales poco frecuentes factor que se ha implicado –si bien de forma muy aislada– en la etiopatogenia del MAR es la inmunosupresión, ya que hay una evidencia indirecta que asocia la infección por HIV y el MAR61. 2.2. Histología: ¿Idéntica a la del melanoma cutáneo? Al igual que el MC, el MAR tiene su origen en la transformación maligna de los melanocitos del canal anal −se organizan en nichos tumorales, que pueden ser epitelioides (44%), mixtos (31%) o espiculados (25%)62. Posteriormente, estas células invaden el plano escamoso, expresando una serie de proteínas inmunoespecíficas para el melanoma como son la HMB-45, la S-100 y la vimentina58, 59 (Figura 1.10). A diferencia del MC, un número desproporcionadamente alto (más del 25% según la mayoría de las series) de los MAR son “amelanóticos”58. No sabemos a ciencia cierta si esta característica va a tener o no implicaciones en el pronóstico de la enfermedad (más allá de una obvia disminución del índice de sospecha), ya que hay estudios que muestran resultados de supervivencia comparables para ambos tipos de lesiones63. Quizá lo más relevante sea el hecho de que ni todas las lesiones pigmentadas del canal anal son melanomas malignos, ni todos los melanomas malignos están pigmentados. A nivel molecular (concretamente en la expresión de la mutación del gen BRAF), Figura 1.10. Histología del melanoma de ano-recto. A) Relación de la neoplasia con la capa muscular. HE 10X. B) Gran polimorfismo y anaplasia celular. HE 20X. C) Melanoma de ano-recto. Anisocariosis, evidentes nucleolos y pigmento melánico. HE 40X. 23 también existen diferencias entre el MC y el MAR, lo que hace pensar en una etiopatogenia molecular diferente para cada una de estas entidades, hecho que tendría importantes implicaciones diagnósticas y terapéuticas, en especial ante una posible utilización de la terapia génica54. 2.3. Clínica: Inespecífica La clínica no ayuda a diagnosticar el MAR, ya que la sintomatología que produce puede ser perfectamente atribuible a otras entidades anorrectales benignas mucho más comunes. Entre los síntomas podemos destacar: rectorragia −el más frecuente−, sensación de masa, tenesmo y, de forma más esporádica, prurito, cambio del hábito intestinal o proctalgia58. Esta sintomatología, de apariencia banal, se prolongará una media de 4-6 meses hasta el diagnóstico definitivo y conlleva una tasa muy elevada de errores diagnósticos. Según algunas series, la confusión del MAR con la patología hemorroidal tiene un impacto negativo, estadísticamente significativo, en las cifras de supervivencia64. Anatómicamente, la mayoría de los melanomas anorrectales se localizan en el canal anal o en la línea pectínea. Solo un 10% se asientan exclusivamente en la mucosa rectal. Suelen ser tumores −pigmentados o no− de 2,9-3,8 cm de diámetro64 y de aspecto ulcerado, plano o polipoide. Si la lesión es pigmentada y polipoidea, puede ser confundida con facilidad con una hemorroide trombosada (Figura 1.11). De hecho, en una amplia revisión del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center (MSKCC)53, el 8% de los diagnósticos de MAR se realizaron tras el estudio anatomopatológico de las piezas quirúrgicas después de la hemorroidectomía. 2.4. Diagnóstico (a menudo tardío) y estudio de extensión La anuscopia y una exploración anal minuciosa, junto con un alto índice de sospecha, son fundamentales para determinar el tamaño, la localización y las características (fijación, pigmentación, profundidad…) de la lesión. 24 Módulo 1. Cáncer de ano y neoplasias anorrectales poco frecuentes Figura 1.11. Melanoma anal (amelanótico) que simula un paquete hemorroidal (A y B). Casi el 20% de los MAR va a presentar adenopatías inguinales positivas y el 7-25% debutarán con metástasis a distancia (generalmente en pulmón, hígado o hueso). Esto hace que sea importante tanto la exploración y estudio de la región inguinal, como la realización de pruebas de imagen avanzadas –RM pélvica (Figura 1. 12), TC y ecografía endoanal– que nos ayuden a tomar decisiones terapéuticas, aunque la utilidad clínica de estas exploraciones, específicamente para el MAR, no ha sido suficientemente documentada58, 59. Por otra parte, a diferencia del MC, la mayoría de los MAR presentan un grosor ≥ de 4 mm (factor asociado a mal pronóstico en el MC), por lo que la clasificación del American Joint Committee on Cancer para el MC no es aplicable al MAR. En la actualidad, no existe un sistema validado para el estadiaje de los Fi Figura 11.12. 12 RResonancia i magnética éti nuclear l dde un melanoma l anorrectal. 25 melanomas anorrectales aunque algunos autores simplifican su clasificación en los tres estadios clásicos (Tabla 1.2)55, 58. Tabla 1.2. Clasificación (no validada) del melanoma anal58. Estadío I Enfermedad local Estadío II Linfadenopatía locorregional Estadío III Metástasis a distancia 2.5. Cirugía 2.5.1. Cirugía del tumor: ¿Amputación abdominoperineal o resección local? La AAP es el tratamiento quirúrgico clásico del MAR, aunque nunca ha sido validado de forma prospectiva. De hecho, la elevada morbilidad asociada a este procedimiento y la “percepción” de que con una cirugía radical no se obtenían ventajas apreciables en la supervivencia, hizo que se cuestionase −actualmente de forma bastante documentada− sus beneficios como opción inicial de tratamiento. La primera publicación al respecto data de 1982. En ella, Cooper y cols.65, tras analizar a 227 pacientes, encontraron una supervivencia similar después de una cirugía radical o de una RL. Desde entonces, ha habido múltiples series y revisiones sistemáticas que aportan conclusiones similares55, 57, 59, 64, 66, 67, si bien hasta la fecha no existe ningún ensayo randomizado y controlado que lo demuestre de forma fehaciente. El estudio más importante en este sentido, publicado en 2010 68 y realizado a partir de la SEER database (Surveillance, Epidemiology and End Results) americana, concluye que en el tratamiento quirúrgico del MAR, la supervivencia no se correlaciona con la radicalidad de la intervención quirúrgica. No obstante, hay series, como la realizada en el MSKCC, que obtienen una mayor supervivencia para los pacientes sometidos a cirugía radical, si bien este hecho no se corrobora con una actualización de los resultados de la misma institución53, 68. 26 Módulo 1. Cáncer de ano y neoplasias anorrectales poco frecuentes Otro tema es la recurrencia local. Existe un buen número de publicaciones en las que las cifras de recurrencia local son significativamente menores tras una AAP53, 66, 67, 69; sin embargo, para otros autores estas tasas son independientes del tipo de cirugía realizado55. En el melanoma la supervivencia libre de enfermedad está relacionada con la aparición de metástasis a distancia más que con el control local de la enfermedad, por lo que podemos afirmar que, según la evidencia científica disponible, en el MAR la cirugía radical no ofrece ninguna mejora en la supervivencia, por lo que la AAP debe reservarse sólo para aquellos pacientes en los que la RL no sea posible técnicamente58. Pero, ¿cuándo es técnicamente posible la RL? Cuando se pueda obtener un margen de resección adecuado57. ¿Cuál es el margen de resección adecuado? Es difícil establecer unas pautas aunque, en principio, podría depender de la profundidad de invasión del melanoma70. Dado que la mayoría de los MAR alcanzan un grosor > de 4 mm y que, en el momento de su presentación, un alto porcentaje de pacientes tienen metástasis ganglionares y a distancia, quizá la decisión deba ser individualizada. La mayoría de los autores consideran una resección R0 si el margen de resección es > de 10 mm55, 57. 2.5.2. Cirugía de los ganglios linfáticos: ¿Linfadenectomía? La indicación sistemática de una linfadenectomía inguinal, que no está exenta de complicaciones, no parece aconsejable en estos pacientes58. Es importante matizar que la “típica” diseminación linfática del MAR es desconocida, existiendo la posibilidad de una propagación a ganglios ilíacos profundos, mesorrectales o presacros. Por ello, la linfadenectomía inguinal puede estar indicada60 en los casos en los que existan nódulos inguinales palpables sin evidencia de afectación a distancia o en otras cadenas ganglionares. Una opción es la detección y disección del ganglio centinela, pero esta técnica no cuenta en la actualidad con el aval científico suficiente71, aunque puede constituir un prometedor avance en la individualización del tratamiento del MAR. 27 2.6. Adyuvancia: El incierto papel de la inmunoterapia y la quimiorradioterapia El melanoma muestra una mayor inmuno-susceptibilidad que los tumores de otra estirpe y, por ello, ha sido objeto de una gran variedad de ensayos basados en la inmunoterapia, con algunos resultados esperanzadores, especialmente en el MC avanzado. Sin embargo, en el caso concreto del MAR, el uso de la inmunoterapia (interferón, interleucinas, vacunas…) no va más allá de la terapia experimental58, 60. El MAR no responde a la QT. El fármaco más utilizado, la dacarbazina, −o su análogo en administración oral, la temozolomida−, ha presentado respuestas que rondan escasamente el 20%60, tanto en régimen de monoterapia como en combinación con otros fármacos. La llamada bioquimioterapia (combinación de un agente biológico con un quimioterápico convencional) ha demostrado cierta utilidad en el MC metastásico. Su aplicación en el MAR con existencia de diseminación a distancia, mostró unos resultados aceptables en la serie publicada por Kim y cols. (11% de respuestas completas, 44% de respuestas favorables y un incremento de 3 meses en la mediana de supervivencia)71, 72. Si bien el melanoma ha sido históricamente un tumor radiorresistente, algunos estudios recientes ponen en duda esta atribución. En el caso concreto del MAR, un estudio del MD Anderson publicado en octubre de 2011 obtuvo una tasa de recurrencia local del 17% con la combinación de resección local seguida de RT hipofraccionada (25-36 Gy en 5-6 fracciones), frente a las tasas de recurrencia local del 50% que, según la mayoría de las series, obtiene la RL como único tratamiento. Sin embargo, debemos resaltar que en esta serie la mejoría observada en el control local de la enfermedad no se correspondió con un incremento en la supervivencia, debido a que la enfermedad sistémica es la que constituye el patrón de recurrencia predominante para esta enfermedad73. Ahora bien, el papel de la RT como terapia paliativa sí que está establecido para el 40-50% de los pacientes con enfermedad irresecable, recurrente o diseminada que desarrollan una sintomatología acompañante del tipo de dolor óseo, compresión medular, hemorragia tumoral o disfunción del SNC60. 28 Módulo 1. Cáncer de ano y neoplasias anorrectales poco frecuentes 2.7. Factores pronósticos: ¿Conocemos alguno que nos ayude a decidir el tratamiento? Los datos disponibles sobre los factores pronósticos son bastante heterogéneos. El tamaño del tumor, la duración de los síntomas, el grosor de la lesión (en escalas utilizadas en el MC) o determinados marcadores moleculares parece que podrían estar implicados como factores pronósticos, pero no hay nada claro al respecto67. Tampoco hay unanimidad en que la presencia de metástasis ganglionares tenga implicaciones en el pronóstico del MAR62, aunque muchos autores consideran este hecho un indicador muy negativo, especialmente si las adenopatías son mesentéricas53, con más impacto incluso que el demostrado para el MC57, 73. Sin embargo, podemos hablar de otros factores que están directamente implicados. Uno de ellos es la invasión de la submucosa, que no está relacionada en absoluto con el “grosor” de la lesión y que permite el acceso tumoral a los canales linfovasculares, facilitando su diseminación. Por ello, algunos autores opinan que, al igual que ocurre con el ADC y a diferencia del MC, será la profundidad de la invasión tumoral y no el grosor de la lesión lo que determine la probabilidad de diseminación linfática o a distancia y, por tanto, la supervivencia de los pacientes con MAR 55. Otro factor pronóstico es la invasión perineural del tumor primario, asociada en algunos estudios con un 100% de recurrencia, frente a tasas de recurrencia del 67% si la invasión perineural no se produce60. 2.8. Resultados: Poco esperanzadores Como hemos visto, el MAR es una patología con un elevado índice de mortalidad. Las cifras son desalentadoras58: un 12-15% de supervivencia a los 5 años53, un 80% de recurrencias tras cirugía “curativa” y una mediana de supervivencia de 17-20 meses67. 29 3. TUMORES DE RECTO POCO FRECUENTES 3.1. Introducción El ADC es el cáncer de recto más habitual. El resto de los tumores de recto lo conforman diferentes estirpes histológicas entre las que se incluyen los tumores neuroendocrinos, los sarcomas, los linfomas, los melanomas y los carcinomas de células escamosas74-77. La incidencia de estos tumores poco frecuentes ha ido aumentando en los últimos años74, posiblemente por la influencia de las campañas de cribado del cáncer colorrectal. Es difícil de precisar para cada uno de los tumores, debido a que la mayoría de las publicaciones incluyen series pequeñas que mezclan los tumores de colon y recto y, además, en la mayoría de los registros nacionales del cáncer se excluyen los melanomas, los linfomas o los sarcomas de esta localización. Según el registro nacional del cáncer de EEUU74, sobre un total de casi 170.000 cánceres colorrectales, el 97,4% eran ADC, el 1,5% carcinoides, el 0,6% linfomas, el 0,3% carcinomas neuroendocrinos, el 0,3% carcinomas de células escamosas y, menos de un 0,1%, sarcomas. Estos tumores poco frecuentes tienen características clínicas, pronóstico y tratamientos diferentes. Todo ello hace que en la práctica clínica se presenten importantes dudas y controversias sobre su manejo75. 3.2. Tumores neuroendocrinos Los tumores neuroendocrinos (TNE) derivan de las células del sistema endocrino. Comprenden una amplia familia de tumores y de localizaciones; el más frecuente es el tumor carcinoide. Su nomenclatura y clasificación ha sufrido diversos cambios, el último en 201078, 79. La terminología varía según su localización. Los TNE se clasifican histológicamente por su grado de diferenciación (bien diferenciado o pobremente diferenciado) y por su grado histológico (grados 1 a 3), en base al número de mitosis y al índice Ki-6778, 80. 30 Módulo 1. Cáncer de ano y neoplasias anorrectales poco frecuentes Los TNE intestinales se agrupan en 4 categorías: neoplasia neuroendocrina de grado 1 (de bajo grado); neoplasia neuroendocrina de grado 2 (grado intermedio); carcinoma neuroendocrino de grado 3 (alto grado), que puede ser de célula pequeña o de célula grande (G3); y tumores mixtos (adenoneuroendocrino), si el TNE está asociado con otro tumor de origen epitelial. Las neoplasias neuroendocrinas grado 1 y 2 (tumores carcinoides) son tumores bien diferenciados, generalmente con pronóstico y evolución buenos, mientras que los de alto grado tienen un gran potencial para metastatizar y un mal pronóstico78. Todo ello hace que el tratamiento de los TNE intestinales sea completamente diferente en función de su clasificación histológica. 3.2.1. Tumores carcinoides A pesar de que el nombre de tumor carcinoide ha sido criticado por no ser adecuado a su posible comportamiento maligno, sigue siendo utilizado78. Los carcinoides rectales (CR) suponen el 14% del total de los tumores carcinoides y el 27% de los carcinoides del tubo digestivo81. Su tasa de incidencia es cercana al 1 por 100.000 casos al año. Se presentan en pacientes relativamente jóvenes, con una edad media de 55 años82. 3.2.1.1. Sintomatología y diagnóstico Generalmente, los CR son pequeñas lesiones polipoides asintomáticas83. Aproximadamente en la mitad de los casos los pacientes presentan algún síntoma, como sangrado, tenesmo o molestias rectales82. Es muy raro que los CR produzcan un síndrome carcinoide, ya que no suelen producir serotonina83. El 45% de los CR miden 10 mm o menos y sólo el 17% miden más de 20 mm82. El 49% de los tumores afectan únicamente a la mucosa y submucosa y el 24% infiltran la muscular propia82. Aproximadamente el 15% de los CR presentan metástasis ganglionares en el momento del diagnóstico y el 3% metástasis hepáticas. 31 El tamaño del tumor y la invasión linfovascular son factores de riesgo para la afectación ganglionar 82, 84. Debe realizarse una colonoscopia completa, ya que es frecuente la existencia de una patología colónica sincrónica. La estadificación se realiza mediante las técnicas habituales en los tumores rectales: la ecografía endorrectal, la TC y la RN. La gammagrafía con octreótido puede ser útil para detectar enfermedad metastásica si se sospecha de su existencia83. En los estudios analíticos puede aparecer una elevación de la cromogranina A y de la fosfatasa ácida prostática83. El ácido 5-hidroxiindolacético (5-HIAA) en orina de 24 horas es habitualmente negativo83. 3.2.1.2. Tratamiento El único tratamiento curativo de una lesión localizada es la resección completa. No está claro el beneficio de la cirugía radical en la enfermedad más avanzada. La mayoría de los CR presenta un buen pronóstico y una elevada supervivencia, pero un tratamiento inicial inadecuado puede empeorar este pronóstico82. El tamaño del tumor nos predice, de una forma simple, su comportamiento. Otros indicadores son la invasión de la muscular propia, la atipia y el índice mitótico82, 83. Las lesiones de menos de un 1 cm pueden ser tratadas mediante resección local endoscópica85, 86 o transanal (ver vídeo 1.1), ya que presentan un riesgo de metástasis ganglionares menor del 3%78. Previamente debe haberse descartado, mediante ecografía, la existencia de infiltración de la muscular propia. Si los márgenes están infiltrados, tras la polipectomía endoscópica debería valorarse una resección transanal87. No está claro cuál debe ser el tratamiento de los CR de un tamaño entre 1 y 2 cm82, 84. El riesgo metastásico en estos tumores se sitúa entre el 10 y el 15%83. 32 Módulo 1. Cáncer de ano y neoplasias anorrectales poco frecuentes Los tumores con bajo índice mitótico y sin invasión de la muscular propia pueden ser tratados con resección local83, aunque si en el estudio histológico aparece algún dato de mal pronóstico, deberá reevaluarse una cirugía posterior con resección ganglionar 84. En los CR mayores de 2 cm se recomienda una cirugía mayor, siendo la exéresis mesorrectal total80, 82, 83, 84 la indicada. El riesgo de metástasis ganglionares en estos casos es de casi el 75% y es habitual la infiltración de la muscularis mucosa83. Generalmente, no se precisa una AAP. Estos tumores son quimiorresistentes, por lo que no está indicado el tratamiento adyuvante. 3.2.1.3. Vídeo 1.1. Tumor carcinoide rectal. Pronóstico y seguimiento La expectativa de supervivencia de los CR es más favorable que la del resto de los carcinoides gastrointestinales. La tasa de supervivencia a los 5 años en el caso de CR localizado es del 90%, si hay afectación ganglionar baja hasta el 49% y si existen metástasis el 32%81. Respecto al seguimiento, no se recomienda en los CR de menos de un 1 cm sin afectación ganglionar. Si el tamaño es de 1-2 cm, solamente se hará si el CR presenta factores de mal pronóstico (invasión linfovascular o de la muscularis mucosa, histología atípica) 83 y si el tamaño es más de 2 cm deberá realizarse siempre. Los controles clínicos se realizarán cada 4-6 meses durante el primer año y después anualmente, hasta los 10 años. Las pruebas utilizadas son la TC, la RN y la ecografía 33 endorrectal. Los controles analíticos recomendados son la cromogranina A o la fosfatasa ácida, si eran positivas antes de la cirugía83. Si durante el seguimiento aparecieran metástasis hepáticas sin otra diseminación tumoral, el tratamiento recomendado es la exéresis de éstas84, logrando una supervivencia a los 5 años del 70%. En casos seleccionados en los que no es posible la extirpación quirúrgica, puede realizarse un trasplante hepático88. 3.2.2. Otros tumores neuroendocrinos En el recto, además de los tumores carcinoides, hay otros TNE que son considerados por sus características histológicas (mayor número de mitosis y Ki-67) de alto grado y se comportan de una forma mucho más agresiva52, 89. Los TNE de alto grado, muchos de ellos de célula pequeña, son de características histológicas similares a los carcinomas pulmonares de células pequeñas (“oat cell carcinomas”). Se distribuyen en el intestino grueso de una forma parecida a como lo hacen los ADC, por lo que son frecuentes en el recto, y su sintomatología también es similar, pero difieren de ellos en que en el momento del diagnóstico ya se han producido metástasis y, por lo tanto, tienen peor pronóstico. La mediana de supervivencia es de 11 meses52. El tratamiento es básicamente quirúrgico, amputación o resección anterior, según su localización. A diferencia de los carcinoides, se pueden beneficiar de una QT agresiva. Aunque no hay evidencia de la efectividad de la QT adyuvante, se recomienda si hay afectación ganglionar52. Los fármacos utilizados son los mismos que en el carcinoma pulmonar de células pequeñas52, 80 (cisplatino, etoposido, paclitaxel, irinotecan). También se ha utilizado la RT pélvica90. 3.3. Sarcomas Hasta la década de los 90, la mayor parte de los tumores mesenquimales digestivos que derivaban de la musculatura lisa del tubo digestivo eran leiomiomas o leiomiosarcomas, pero con la introducción de las técnicas inmunohistoquímicas y de evaluación 34 Módulo 1. Cáncer de ano y neoplasias anorrectales poco frecuentes ultraestructural, se ha comprobado que muchos de ellos pertenecían a un grupo diferente de tumores mesenquimales, los GIST91, 92. 3.3.1. Tumor del estroma gastrointestinal Los GIST se caracterizan por tener células con diferenciación neural y células con diferenciación hacia la musculatura lisa. Poseen marcadores específicos que los diferencian de los leiomiomas y leiomiosarcomas, como el CD117 −c-KIT− (positivo en más del 95% de los casos) y el CD34 (positivo en más del 70% de los casos)93. Estos tumores también presentan mutaciones en los protooncogenes KIT y/o PDGFRA. Son tumores de entre 3 y 15 cm, que pueden presentar una necrosis central y ulcerarse hacia la luz rectal94. Los síntomas más frecuentes dependiendo del tamaño y la localización, son el tenesmo y la rectorragia94. El diagnóstico se realiza por TC, RN (Figura 1.13) y ecografía endorrectal (Figura 1.14). La rectoscopia muestra una tumoración submucosa. Fi Figura 11.13. 13 RResonancia i magnética éti dde un tumor del estroma gastrointestinal rectal. Figura 11.14. Fi 14 EEcografía fí dde un ttumor ddell estroma t gastrointestinal rectal. 35 Al no afectar a la mucosa, el diagnóstico histológico puede ser difícil. Se recomienda la biopsia endoscópica con aguja fina, para evitar la posible diseminación que puede producir la biopsia percutánea95. La infiltración linfática es rara, por lo que el tratamiento estándar del GIST localizado es la resección completa de la tumoración, sin ser necesaria la disección de los ganglios linfáticos clínicamente negativos96. Estos tumores tienen una pseudocápsula, por lo que no debe realizarse una enucleación simple. Son friables, debiéndose manipular con cuidado para evitar su rotura y posterior recidiva loco-regional. La resección local puede ser suficiente en un GIST de pequeño tamaño, pero en la mayoría de los casos, debido a su volumen y localización, debe realizarse una resección anterior o a una AAP (Figuras 1.15 y 1.16). Figura 1.15. Pieza quirúrgica de una amputación abdominoperineal en un tumor del estroma gastrointestinal rectal. Figura 1.16. Amputación de un tumor del estroma gastrointestinal rectal. Detalle de la pieza quirúrgica. Los factores pronósticos más importantes son el tamaño del tumor y el número de mitosis por campo97. Además, son factores de mal pronóstico la localización no gástrica, la rotura del tumor y el sexo masculino98. Es un tumor resistente a la QT pero sensible a un inhibidor de los receptores tirosin quinasa, el imatinib, con el que se obtienen importantes tasas de respuesta 36 Módulo 1. Cáncer de ano y neoplasias anorrectales poco frecuentes en los casos inoperables y metastáticos93, 96. Existe otra molécula, el sunitinib, que actúa sobre los mismos receptores pero se reserva como tratamiento de segunda línea93. El tratamiento adyuvante con imatinib es eficaz para aumentar la supervivencia en los pacientes de riesgo99, pero no existe un consenso sobre cuándo se debe indicar. Se recomienda en los GIST rectales de menos de 5 cm con cualquier número de mitosis, de cualquier tamaño con más de 5 mitosis/50 campo, o con rotura del tumor 98, 100. La dosis recomendada de imatinib es de 400 mg/día, durante 3 años99, 101. Si el tumor o la metástasis es irresecable, o con el objeto de evitar una cirugía mutilante como la AAP, también se puede realizar un tratamiento neoadyuvante citorreductor con imatinib93, 102-104, previa confirmación anatomopatológica. Aunque la máxima respuesta tumoral se logra habitualmente tras 6-12 meses de tratamiento96, debe realizarse una evaluación a las pocas semanas de su inicio, porque si no hay respuesta no debe retrasarse la realización de la cirugía96. El seguimiento de estos pacientes debe ser largo, ya que las metástasis pueden aparecer incluso después del cuarto año105. 3.3.2. Otros sarcomas Los sarcomas colorrectales representan solamente el 15% de los sarcomas localizados en el tubo digestivo. Hay más de 50 subtipos histológicos. Los más frecuentes son los leiomiosarcomas y los fibrosarcomas, aunque el sarcoma de Kaposi, asociado al VIH, ha aumentado en frecuencia106, 107. El grado histológico, el tamaño tumoral y la invasión de órganos adyacentes determinan su pronóstico92. Existen varias clasificaciones, pero generalmente se clasifican en sarcomas de alto grado (grados 3 y 4) y de bajo grado (grados 1 y 2). El tratamiento de elección es la resección quirúrgica con márgenes libres 92. 37 Parece que la RT puede tener resultados similares a los que se obtienen en el tratamiento de los sarcomas de las extremidades106. La RT pélvica disminuye la recidiva local y se recomienda en los tumores mayores de 5 cm y de alto grado106. Las recidivas se presentan como metástasis hepáticas, pulmonares, peritoneales o pélvicas. Al no existir un marcador específico, el seguimiento debe realizarse con pruebas de imagen. Se recomienda seguimiento con una TC cada 3-6 meses durante 2-3 años y después anualmente95. 3.4. Linfomas La afectación gastrointestinal es la localización más frecuente de los linfomas no Hodgkin (LNH) extraganglionares. Los linfomas pueden ser primarios o secundarios. La diferenciación entre ambos es importante ya que el tratamiento y el pronóstico son diferentes. El linfoma gastrointestinal se considera primario cuando no presenta afectación sistémica, es decir: no se observan adenopatías periféricas ni afectación linfática mediastínica, el estudio hematológico en la sangre periférica y la biopsia de la médula ósea son normales y no hay afectación hepática ni esplénica108, 109; la localización colorrectal es rara en comparación con la localización gástrica y la del intestino delgado. El linfoma rectal secundario es un proceso tumoral generalizado con afectación rectal por metástasis ganglionares; el tratamiento es la QT y la supervivencia a 5 años es de un 15%75. Se pueden presentar todos los subtipos histológicos en el tracto gastrointestinal, pero en el recto la mayor parte de los linfomas primarios son LNH de células B108, 110. No se conocen los factores etiológicos, pero se ha observado una alta frecuencia de los linfomas asociados a situaciones de inmunosupresión108, 111, como la colitis ulcerosa, la infección por VIH y el trasplante de órganos. 38 Módulo 1. Cáncer de ano y neoplasias anorrectales poco frecuentes El linfoma tipo MALT (Mucosa-Associated Lymphoid Tissue), de localización rectal, no está relacionado habitualmente con el H. pylori, pero sí parece estarlo con un agente infeccioso112. La edad media del paciente con linfoma al diagnóstico es de 55 años108, 109. Los síntomas más frecuentes son el dolor abdominal, la pérdida de peso, el cambio en el ritmo intestinal y la rectorragia108. Se presentan como una lesión polipoide o estenosante y, ocasionalmente, como una poliposis segmentaria109. La existencia de adenopatías grandes y numerosas constituye una sospecha diagnóstica, pero el diagnóstico preciso se consigue en algunos casos tras la biopsia endoscópica con estudio inmunohistoquímico y, en otros, cuando se realiza el estudio de la pieza quirúrgica110. La falta de estudios randomizados debido al escaso número de pacientes, la existencia de varios subtipos histológicos y los diferentes estadios tumorales a su presentación, hacen que no exista un tratamiento estandarizado108, 113. El tratamiento habitual es la resección quirúrgica oncológica108, 109, 111. La QT adyuvante parece que aumenta la supervivencia en estadios avanzados. El régimen quimioterápico más utilizado es el CHOP (ciclofosfamida, doxorubicina, vincristina y prednisona)109, 111, 114. La adicción de rituximab a este esquema clásico (R-CHOP) parece que mejora los resultados108. También se emplean la QT y la RT solas o asociadas con cirugía114. En los linfomas MALT se han empleado diversos tratamientos antibióticos. La supervivencia a los 5 años varía entre el 30 y el 55%, según los tipos y estadios109, 111. La localización rectal tiene peores tasas de supervivencia que la gástrica o la intestinal. 3.5. Carcinoma escamoso y adenoescamoso El carcinoma escamoso es un tumor poco frecuente, que habitualmente se localiza en el esófago y en el ano (ver 1.3); la localización rectal es muy rara. El carcinoma escamoso 39 de recto (CEsR) en algunos casos tiene un patrón histológico mixto, denominándose carcinoma adenoescamoso, pero su tratamiento es similar al de un CEsR115. La edad media de presentación del CEsR es de 57 años y es algo más frecuente en mujeres que en hombres116. No existen unos factores de riesgo claros, pero se ha encontrado asociado a enfermedades inflamatorias del recto, a infecciones del HPV y al ADC colorrectal116. Los síntomas, los métodos diagnósticos y los métodos de estadificación son similares a los del ADC rectal. Puede existir dificultad para distinguir un CEsR de un tumor pobremente diferenciado116. El antígeno del carcinoma de células escamosas (SCC Ag) es un marcador tumoral que está elevado en algunos de los pacientes. No se utiliza para el diagnóstico, pero sí puede utilizarse para monitorizar la respuesta o la progresión116. No existen estudios randomizados que nos indiquen cuál es el tratamiento más apropiado116. El más común hasta el año 2008 era el quirúrgico, realizando una extirpación local, una resección anterior o una AAP –en función del tamaño, el estadio y la localización– seguido en algunos casos de QT y/o RT adyuvante117. En 2008 se cuestiona este tratamiento clásico y se modifican las pautas118, convirtiéndose la QRT en el tratamiento habitual del CEsR y reservándose la cirugía a la persistencia tumoral tras la QRT119, 120, 121. Se utilizan las mismas pautas de tratamiento que en el CEsA116 (ver 1.3.3.3). La supervivencia a los 5 años es del 50% en el estadio II y desciende al 33% cuando hay afectación ganglionar116. 40 Módulo 1. Cáncer de ano y neoplasias anorrectales poco frecuentes 41 ABACO 4 · Módulo 1 RESUMEN Cáncer de ano • El cáncer de ano tiene una incidencia de 2/100.000 habitantes, pero ésta aumenta de forma muy significativa en ciertos grupos de riesgo como los varones homosexuales. • El virus del papiloma humano se ha relacionado de forma importante con su desarrollo. • Otros factores de riesgo son: el sexo anal antes de los 30 años de edad, tener un número importante de compañeros sexuales y la inmunosupresión crónica. • La sintomatología es inespecífica, por lo que se requiere un alto índice de sospecha, una exploración completa y una biopsia de cualquier lesión observada. • La neoplasia intraepitelial anal consiste en una serie de cambios celulares displásicos y usualmente precede a la aparición del carcinoma invasor de ano. • La quimioradiopterapia es el tratamiento estándar del carninoma escamoso invasor del ano y solamente lesiones muy precoces (T1) deben ser evaluadas inicialmente para el tratamiento inicial con cirugía. • El índice de respuesta completa con quimioradioterapia es de aproximadamente el 75% y la tasa de supervivencia global a los cinco años es del 66%. • Además del carcinoma escamoso, se pueden observar otros tumores de ano menos frecuentes como el adenocarcinoma, el sarcoma o los tumores neuroendocrinos. 42 Cáncer de ano y neoplasias anorrectales poco frecuentes Melanoma anorrectal • El melanoma anorrectal es una entidad infrecuente y diferenciada del melanoma cutáneo. • Su clínica es muy inespecífica, por lo que se requiere un alto índice de sospecha para evitar un retraso en el diagnóstico. • La cirugía radical no ofrece ninguna mejoría en la supervivencia, por lo que la amputación abdominoperineal debe reservarse para aquellos pacientes en los que la RL no es factible, o en los que no permite la obtención de unos márgenes de resección adecuados. • La linfadenectomía inguinal no está indicada de forma sistemática y debe valorarse de forma individualizada. • La adyuvancia no es efectiva y actualmente se limita al uso de la radioterapia, bien como terapia hipofraccionada tras resección local o bien como tratamiento paliativo. • En cualquier caso, los resultados oncológicos son poco esperanzadores. Tumores de recto poco frecuentes • Más del 95% de los tumores rectales son adenocarcinomas, el resto son tumores de diferentes estirpes histológicas, con muy diferente pronóstico y tratamiento. • Los carcinoides rectales menores de 1 cm pueden tratarse por resección local. Los carcinoides rectales de más de 2 cm precisan una resección oncológica. • Los carcinomas neuroendocrinos se tratan mediante resección oncológica y quimioterapia. 43 ABACO 4 · Módulo 1 • El tumor del estroma gastrointestinal rectal puede ser tratado por resección completa del tumor sin ser necesaria la extirpación ganglionar. Aquellos con riesgo de recidiva se benefician del tratamiento adyuvante con imatinib. También puede realizarse tratamiento neoadyuvante con imatinib si el tumor es irresecable o para evitar una amputación abdominoperineal. • El tratamiento de los linfomas rectales primarios es la resección oncológica y, según los casos, la quimioterapia adyuvante. • El carcinoma escamoso de recto se trata con quimioradioterapia de una forma similar al tratamiento del carcinoma escamoso de ano, reservándose la cirugía para los casos en los que exista una persistencia tumoral tras la quimioradioterapia. 44 Cáncer de ano y neoplasias anorrectales poco frecuentes 45 ABACO 4 · Módulo 1 BIBLIOGRAFÍA 46 1. Shia J. An update on tumors of the anal canal. Arch Pathol Lab Med 2010; 134 (11): 1601-1611. 2. Aaltonen LA, Hamilton SR. Pathology and genetics of tumours of the digestive system. World Health Organization Classification of Tumours. IARC Press Lyon 2000. 3. Cerdán J. Cancer de Ano. Cirugía AEC, Ed. Médica Panamericana Madrid 2010; 58: 594-600. 4. Welton ML, Varma MG. Anal Cancer. 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