Documento descargado de http://www.elsevier.es el 21/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Acta Otorrinolaringol Esp 2004; 55: 206-211 INVESTIGACIÓN CLÍNICA TUMORES DEL GANGLIO GENICULADO. MANEJO TERAPÉUTICO Y RECONSTRUCTIVO J. A. GONZÁLEZ GARCÍA, O. ARENAS BRÍTEZ, R. GIL CARRASCO, C. LENDOIRO OTERO, A. RODRÍGUEZ PARAMÁS, B. SCOLA YURRITA SERVICIO DE OTORRINOLARINGOLOGÍA. HOSPITAL GENERAL UNIVERSITARIO GREGORIO MARAÑÓN. MADRID. RESUMEN P resentamos cinco casos de pacientes diagnosticados de una lesión tumoral del nervio facial localizada en la región del ganglio geniculado a los cuales se practicó cirugía de exéresis. La clínica inicial fue en cuatro de los casos parálisis facial periférica de larga evolución y en el quinto paresia facial. Se realizaron dos abordajes transmastoideos extralaberínticos y uno por vía combinada (fosa media y transmastoidea) con reconstrucción del nervio facial mediante injerto termino-terminal. En el cuarto caso, un abordaje por fosa media, no se incluyó reconstrucción nerviosa sino tratamiento paliativo con placa de oro palpebral. En el quinto, un abordaje translaberíntico modificado, se hizo anastomosis termino-lateral hipogloso-facial. El diagnóstico histológico fue de 3 neurinomas y 2 hemangiomas. Funcionalmente 2 de los injertos termino-terminales lograron grado III de la clasificación de House-Brackmann. El tercero mantuvo grado VI por lo que se realizó suspensión con músculo temporal. El paciente con anastomosis hipoglosofacial está en grado funcional IV. Los tumores del ganglio geniculado son en su mayoría de histología benigna y su tratamiento es la exéresis completa. La reconstrucción nerviosa puede ser primaria o diferida ayudándose de injerto nervioso o anastomosis, siendo necesarias las técnicas paliativas cuando ésta no es posible. PALABRAS CLAVE: Tumores nervio facial. Tumores ganglio geniculado. Injerto nervio facial. Hemangioma. Neurinoma. ABSTRACT GENICULATE GANGLION TUMORS. THERAPEUTIC AND RECONSTRUCTIVE MANAGEMENT W e present five cases of patients diagnosed of a facial nerve tumoral lesion localised at the Geniculate Ganglion and all of which underwent surgical resection. The initial symptoms were in four cases of peripheral facial nerve paralysis and in the fifth case facial paresis. Two trans-mastoid extralabyrinthine approaches were performed and one through a combined path (middle fossa and trans-mastoid) with reconstruction of the facial nerve through a termino-terminal graft. In the fourth case, an approach through fossa media was done, and did not include nerve reconstruction but palliative treatment with a palpebral gold plaque. In the fifth case, a modified trans-labyrinthine approach with facial-hypoglossus termino-terminal anastomosis. Histological diagnosis was 3 neurinomas and 2 hemangiomas. Of the termino-terminal grafts two managed a functional Grade III of the House-Brackmann classification. The third one sustained a Grade VI and therefore a suspension with temporal muscle was carried out. The patient with facial-hypoglossus anastomosis is in a functional Grade IV. Geniculate ganglion tumors are in their majority benign and their treatment is the total resection of the tumor. Nerve reconstruction can be primary or deferred with the aid of a nerve graft or anastomosis, being necessary palliative techniques when resection is not possible. KEY WORDS: Facial nerve tumors. Geniculate ganglion tumor. Facial nerve graft. Hemangioma. Neurinoma. Correspondencia: José Ángel González García. Juan Bravo nº 62 3ºC. 28006 Madrid. E-mail: tirititet@hotmail.com Fecha de recepción: 13-1-2004 Fecha de aceptación: 29-3-2004 206 Acta Otorrinolaringol Esp 2004; 55: 206-211 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 21/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. ACTA OTORRINOLARINGOLÓGICA ESPAÑOLA INTRODUCCIÓN Los tumores primarios del nervio facial son una entidad rara y usualmente benigna que suele debutar como parálisis facial periférica. A veces pueden ser difíciles de diagnosticar y se requiere un alto grado de sospecha para solicitar pruebas de imagen que nos sugieran la existencia de una lesión tumoral. Dentro de las etiologías tumorales se pueden distinguir los tumores primarios del nervio facial, las invasiones por contigüidad y las lesiones metastásicas a distancia. Esto supone el 5% de todas las parálisis faciales1. La clínica típica es la parálisis facial periférica de evolución tórpida o progresiva aunque se debe desconfiar de una parálisis facial periférica "aguda", sobre todo si ésta se acompaña de síntomas atípicos en una parálisis de Bell (espasmo hemifacial, hipoacusia, vértigo, tinnitus), masa en la otoscopia, alteraciones graves del electromiograma o recurrencia ipsilateral2,3. Dentro de los tumores malignos están descritos los tumores parotídeos, especialmente el epidermoide y el adenocarcinoma quístico y los tumores del Conducto Auditivo Externo (epidermoides, de anejos cutáneos, neuroectodérmicos primitivos...) con su clínica de otorrea crónica, otorragia y dolor, siendo en este caso la parálisis facial un signo de mal pronóstico. Son también malignas las metástasis temporales con dolor de tipo neurálgico y las metástasis meníngeas del APC que se diagnostican preferentemente con el análisis citológico del líquido cefalorraquídeo4. La mayoría de las parálisis faciales periféricas tumorales se desarrollan a partir de tumores benignos, primarios del Canal de Falopio (neurinomas, hemangiomas, meningiomas y angioleiomiomas)5,6, o desarrollados en el hueso temporal o su vecindad (paragangliomas, meningiomas, adenomas, neurinomas del acústico...). Los neurinomas son el tumor más frecuente del nervio facial y afectan típicamente al ganglio geniculado y a la porción mastoidea7. Su crecimiento es por contigüidad a lo largo del nervio y solo un tercio de los pacientes tienen erosión de la cápsula ótica, lo cual se explica por el lento desarrollo del tumor. También pueden presentar hipoacusia transmisiva cuando la masa contacta con la cadena osicular. Un bajo porcentaje de estos pacientes se enmarcan en las dos formas clínicas de la neurofibromatosis3. La alteración de la movilidad facial es frecuentemente tardía y en las series más numerosas la forma de presentación más frecuente es la parálisis facial periférica de evolución progresiva1. Los hemangiomas del nervio facial son aún más infrecuentes y su origen son los plexos vasculares perineurales, y por ello su localización preferente es el ganglio geniculado. Producen sintomatología mucho más precozmente que los neurinomas, por compresión extrínseca del tronco nervioso. Es más frecuente la hipoacusia conductiva en tumores avanzados que la neurosensorial pues muy infrecuentemente afectan la cápsula ótica. Histológicamente son hemangiomas de tipo cavernoso, con grandes luces vasculares cubiertas de endotelio y trabéculas óseas en el interior del tumor8,9. En estadios precoces pueden ser resecados con conservación de la integridad del nervio10. El diagnóstico se basa en la clínica y los hallazgos radiológicos, siendo en este caso complementarias y no excluyentes la Tomografía Axial Computerizada (TAC) y la Resonancia Magnética Nuclear (RMN). Es necesario valorar el marco óseo que es el hueso temporal con TAC, pero también las estructuras nerviosas del ángulo pontocerebeloso y el conducto auditivo interno, y conocer la verdadera extensión tumoral a lo largo del nervio11. Haremos especial referencia al tratamiento quirúrgico de estos tumores primarios del nervio facial localizados en el ganglio geniculado, y a las posibilidades de reconstrucción nerviosa con injerto o anastomosis, así como de las técnicas paliativas cuando esta reconstrucción no es posible. MATERIAL Y MÉTODOS Presentamos cinco casos de tumores primarios del nervio facial de inicio en la región del ganglio geniculado en cinco pacientes de entre 26 y 72 años, tres mujeres y dos varones. La manifestación clínica inicial fue en cuatro casos una parálisis facial periférica progresiva de más de 6 meses de evolución; un paciente presentaba una paresia aislada de la rama marginal del facial. La forma de tratamiento de las lesiones benignas no depende de la histología sino de los hallazgos radiológicos del TC y la RMN que son complementarios en el estudio de las lesiones tumorales del nervio facial. Caso clínico 1: Varón de 41 años con parálisis de la rama marginal del nervio facial de 6 meses de evolución. En TAC se evidencia una lesión epitimpánica medial a la cabeza del martillo sugerente de colesteatoma primario, pero en RMN la lesión captaba contraste paramagnético. Ante la sospecha de neurinoma se realiza abordaje transmastoideo extralaberíntico y reconstrucción de la Acta Otorrinolaringol Esp 2004; 55: 206-211 207 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 21/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. J. A. GONZÁLEZ GARCÍA ET AL. TUMORES DEL GANGLIO GENICULADO cadena osicular mediante maléoloestapedopexia con yunque autólogo y reconstrucción del nervio facial mediante injerto de nervio auricular mayor. En un segundo tiempo y bajo anestesia local procedimos a la inserción de placa de oro en párpado superior para protección ocular hasta comprobar la funcionalidad del injerto. Caso clínico 2: Varón de 59 años con neurofibromas cutáneos y un neurofibroma plexiforme en miembro inferior izquierdo que presenta parálisis facial periférica grado VI de House-Brackmann de carácter progresivo de tres años de evolución con hallazgo en TAC de tumoración con áreas calcificadas de la región del ganglio geniculado compatible con un meningioma (figura 1). Se realiza abordaje combinado por fosa media y transmastoidea y reconstrucción del nervio facial con injerto de nervio auricular mayor. Caso clínico 3: Mujer de 72 años con parálisis facial periférica grado VI de House-Brackman de evolución progresiva iniciada 7 meses antes con hallazgo radiológico en RMN (figura 2) de tumoración primaria del nervio facial con componente intracraneal que se interviene por fosa media. En esta paciente no se realiza reconstrucción nerviosa primaria pero se implanta placa de oro en el párpado superior. Caso clínico 4: Mujer de 58 años de edad con hipoacusia neurosensorial bilateral y simétrica de dos años de evolución que asociaba desde hacía seis meses paresia facial periférica izquierda grado IV de House-Brackman a la que se intervino vía translaberíntica modificada para abordar una tumoración en la región del ganglio geniculado que en forma de reloj de arena se extendía a través del segmento laberíntico al conducto auditivo interno y ángulo pontocerebeloso (figura 3). En un se- Figura 1. Imagen TAC de una tumoración en la región del ganglio geniculado con calcificaciones intralesionales. 208 Figura 2. Imagen RMN de una tumoración que capta intensamente contraste paramagnético en la región del ganglio geniculado con extensión a la fosa media. gundo tiempo quirúrgico y mediante injerto de nervio auricular mayor se realiza anastomosis término-lateral hipogloso-facial siguiendo la técnica de M. May12. Caso clínico 5: Varón de 26 años con parálisis facial periférica de 3 años de evolución, de curso progresivo con hallazgo en TAC de tumoración que procedente del epitímpano interesa a la segunda y tercera porciones del facial (figura 4) y que en RMN capta gadolinio con intensidad. Figura 3. Imagen RMN de una tumoración en la región del ganglio geniculado que en forma de reloj de arena se extendía a través del segmento laberíntico al conducto auditivo interno y ángulo pontocerebeloso. Acta Otorrinolaringol Esp 2004; 55: 206-211 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 21/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. ACTA OTORRINOLARINGOLÓGICA ESPAÑOLA DISCUSIÓN Figura 4. Imagen TAC de una tumoración epitimpánica que se extiende a los segmentos timpánico y mastoideo del nervio facial. Se practica timpanotomía exploradora que evidencia una tumoración del nervio facial procedente de la primera porción y que se extiende a los segmentos timpánico y mastoideo. Tras la evaluación se procede a la exéresis vía transmastoidea extralaberíntica y reconstrucción del nervio facial mediante injerto de nervio auricular mayor. RESULTADOS En todos los pacientes se realizó control a los seis meses de la cirugía mediante RMN y en ningún caso hubo signos de recidiva tumoral. Histológicamente los casos 1 y 2 fueron informados como hemangiomas del nervio facial. los casos 3, 4 y 5 como neurinomas del nervio facial. Se realizaron tres injertos nerviosos términoterminales, alcanzando dos de ellos un resultado óptimo con grado III de la clasificación de HouseBrackman. El tercer paciente no mostró signos de reinervación por lo que se le implantó una placa de oro palpebral y se realizó suspensión hemifacial con músculo temporal. La paciente intervenida en un segundo tiempo para anastomosis término-lateral hipogloso-facial también alcanzo un buen resultado con grado IV de la clasificación de House-Brackman. En todos los casos presentados la sintomatología que llevó al diagnóstico fue la afectación de la movilidad facial, siempre superior a seis meses de evolución, no encontrándose alteraciones auditivas o vestibulares consecuencia del tumor. Éstas son menos frecuentes en los tumores del nervio facial de esta localización que en los tumores localizados en el conducto auditivo interno13. Radiológicamente schwannomas y hemangiomas comparten unas características muy similares en RMN, son hipo o isointensos en T1 e hiperintensos en T2, con intenso realce tras la administración de gadolinio. El TAC es necesario para valorar dilataciones del falopio intralaberíntico, del área del ganglio geniculado o de la porción vertical. Hoy día para el tratamiento de estas lesiones es imprescindible la valoración conjunta con TAC y RMN. En el caso 1 el TC era compatible con un colesteatoma primario, pero la lesión captaba intensamente contraste paramagnético siendo esto compatible con lesiones tumorales benignas. Los hemangiomas primarios del nervio facial suelen derivar de la vascularización perineural, creciendo desde la periferia del tumor, son por eso más frecuentes en las regiones donde ésta es más rica, como son el ganglio geniculado y el conducto auditivo interno14. El hemangioma del caso número 1 era de crecimiento completamente intraneural, pues con la tinción de la proteína S-100, las fibras nerviosas rodeaban completamente el tumor (figura 5). No se sabe realmente si son verdaderos tumores o malformaciones vasculares lo cual crea dificultades a la hora de su clasificación. De su historia natural se sabe que son de crecimiento lento y que la forma de comienzo más frecuente en todas las series es la parálisis facial pe- Figura 5. Microscopía óptica: el hemangioma es intraneural, ya que las fibras nerviosas teñidas con la proteína S-100 engloban completamente el tumor. Acta Otorrinolaringol Esp 2004; 55: 206-211 209 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 21/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. J. A. GONZÁLEZ GARCÍA ET AL. TUMORES DEL GANGLIO GENICULADO riférica de evolución progresiva. En cuanto a los neurinomas también pueden aparecer en cualquier lugar del nervio facial pero 2/3 de ellos se originan en el ganglio geniculado. Su comportamiento clínico inicial es la parálisis facial periférica progresiva pero más frecuentemente que los hemangiomas asocian otra sintomatología, teniendo más de un 50% hipoacusia o tinnitus. La aparición de la RMN supuso un avance en el diagnóstico precoz de los neurinomas del ganglio geniculado, pues es más sensible en el diagnóstico precoz de los tumores de esta área15. El diagnóstico diferencial entre ambos sólo es posible en TC cuando el hemangioma presenta aspecto de "sal y pimienta", rodeándose de hueso neoformado. Hay que distinguirlos del colesteatoma que también ha sido expuesto como causa de parálisis facial periférica. El neuroma facial postraumático se ha asociado a problemas inflamatorios crónicos del oído medio. Siempre se ha de tener en cuenta que pueden hallarse otras histologías tumorales, como angioleiomiomas, meningiomas, perineuromas. El aspecto más delicado en el tratamiento de estos tumores es la elección del momento y el tipo de cirugía que vamos a realizar. Esto es aún más complicado cuando el paciente no presenta síntomas paralíticos pero se le diagnostica una lesión tumoral del nervio facial. La mejor función facial que podemos anticipar tras un injerto de nervio facial es un grado III-IV de la clasificación de HouseBrackmann. Por otro lado esperar demasiado para la exéresis puede afectar significativamente el resultado final de la función facial. Es conocido que aquellos pacientes con una parálisis facial de larga evolución alcanzan peores resultados tras técnicas de reinervación dinámica que aquellos que tenían una mejor función o no afectación facial prequirúrgica1. Algunos autores prefieren una descompresión manteniendo algunos años más una buena función facial16. Antes de abordar la lesión se debe estar preparado para explorar el nervio facial en sus tres porciones y el ángulo pontocerebeloso. Asimismo el estado de la audición es de vital importancia para decidirse por un abordaje u otro. Los tumores que se extienden medialmente al ganglio geniculado con audición ipsilateral útil pueden ser tratados por la vía de la fosa media. Todo tumor con extensión distal al Ganglio geniculado requiere un abordaje transmastoideo. La combinación de estas dos técnicas da acceso al nervio desde el tronco cerebral hasta el agujero estilomastoideo. Cuando el tumor se extiende desde el geniculado hacia el segmento timpánico 210 del nervio el abordaje transmastoideo extralaberíntico nos permite el acceso a todo el segmento mastoideo, timpánico, área geniculada y comienzo del segmento laberíntico. En estos casos debemos estar preparados mediante biopsias intraoperatorias a ampliar a fosa media el abordaje en caso de extensión del tumor medial al geniculado. Como este abordaje exige la extracción del yunque y la cabeza del martillo es preciso reconstruir la continuidad osicular mediante una estapediomaloeolopexia mediante interposición del yunque autólogo17,18. Para pacientes sin audición útil el abordaje translaberíntico sería el más adecuado, pudiendo emplearse también la vía transótica. King y Morrison también emplean la vía infratemporal en dos casos con grave afectación de la audición, acúfenos y vértigos5. En nuestro caso empleamos la vía translaberíntica modificada, con obliteración posterior de la cavidad con grasa abdominal y cierre del conducto auditivo externo. Respecto a la reconstrucción de la integridad del nervio facial nosotros empleamos como primera elección la interposición de un injerto término-terminal de nervio auricular mayor, por la homogeneidad de calibre y por estar en un campo quirúrgico accesible con una sola incisión pero otros autores emplean el nervio sural o el braquial cutáneo Interno7,10. Los mejores resultados se obtienen en pacientes con parálisis de corta evolución y buena función facial previa al tratamiento1. Otra posibilidad es la anastomosis heteronerviosa término-lateral, normalmente con el nervio hipogloso y siguiendo la modificación de la técnica de May con interposición en posición término-lateral de un injerto de nervio auricular mayor. Con ella se consiguen resultados equiparables a los del injerto término-terminal evitando la atrofia lingual ipsilateral de la anastomosis directa. Cuando la técnica de reinervación falla o no se puede llevar a cabo por atrofia muscular, se requiere una transposición de músculo temporal o un injerto cruzado. Estas técnicas requieren actuar aparte sobre el orbicular, para mantener una mejor simetría de reposo y en movimiento. Usualmente, en espera del funcionamiento autónomo de la musculatura facial, colocamos una placa de oro, ajustada por peso, en el párpado superior del lado afecto. Una vez comprobada la competencia del orbicular, ésta será retirada. Otras técnicas estáticas son la tarsorrafia ocular, indicada cuando hay alto riesgo de lesión corneal y el avance del párpado inferior. Acta Otorrinolaringol Esp 2004; 55: 206-211 CONCLUSIONES Documento descargado de http://www.elsevier.es el 21/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. ACTA OTORRINOLARINGOLÓGICA ESPAÑOLA Los tumores primarios del nervio facial son infrecuentes pero tienen ciertos síntomas clínicos que nos deben hacer sospechar la existencia de un origen tumoral. La exploración radiológica debe realizarse conjuntamente con TAC y RMN pues ambas ayudan en el diagnóstico diferencial de estas lesiones. El tratamiento de elección es la exé- resis e interposición primaria o diferida de un injerto término-terminal. Otras técnicas dinámicas son la anastomosis término-lateral hipogloso-facial y la suspensión con músculo temporal. Las técnicas paliativas son necesarias para evitar complicaciones cuando la reinervación no es posible. REFERENCIAS 1.- O´Donoghue GM, Brackmann D, House JW. Neuromas of the Facial Nerve. Am J Otol 1989;10:49-54. 2.- Asaoka K, Sawamura Y, Tada M, Abe H. Hemifacial spasm caused by a hemangioma at the Geniculate Ganglion. Neurosurg 1997;41(5): 195-99. 3.- Shaitkin B. Facial Nerve Schwannoma. In Jackler RK, Driscoll CLW, eds. Tumors of the Ear and Temporal Bone. Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins, 2000; 90-302. 4.- Darrouzet V, Houliat T, Làcher S, Bébéar JP. Paralyses faciales. Encycl Med Chir, Oto-Rhino-Laryngologie 2002;20-260-A-10:1-16. 5.- King T, Morrison W.Primary Facial Nerve Tumors within the skull. J Neurosurg 1990;72:1-8. 6.- Larson T, Talbot M, Wong M. Geniculate Ganglion Meningiomas: CT and MR findings. AJNR 1995; 6:1144-1146. 7.- Chong K, Chang S, Seung Ha O, Soon-Hyun A, Chang Ho H, Hyo L. Management of Intratemporal Facial Nerve Schwannoma. 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