COLABORACIÓN DE... A NGLO-Á RABES H Hoy, y aunque sólo sea desde el punto de vista del marketing -así se decidió en Tarbes el pasado mes de octubreal caballo Anglo-árabe se le define con solo tres palabras: “Distinguido”, “Generoso” y “Sólido”. Estas notas sobre sus orígenes, su reproducción y su actual normativa, acompañadas de unas conversaciones con mi yegua Cantabria, me gustaría que sirvieran de argumento para los pocos que todavía dudan de sus muchas cualidades. Haras Nacional de Pompadour (Francia) - 1836 Aquí, en el siglo XVII, y promovida por el ministro de Luis XIV, Jean Baptista Colbert (Reims, 29 de agosto de 1619 - Paris 6 de septiembre de 1683), se inicia la cría del Anglo-árabe, basándose en los sementales árabes Massoud y Asland, y en tres yeguas puras sangres inglesas: Dair, Common Marf y Selim Marf, pensando que en teoría el cruzamiento del pura raza árabe con su pariente el pura sangre inglés debería producir un caballo de montura ideal. Años más tarde A los caracteres morfológicos y fisiológicos, Barón, el profesor de etnología e identificación racial, los llamó coordenadas étnicas basándose en la energética, en la faneróptica y en la plástica, fenotipo éste que creyó fundamental para su clasificación y que dedujo del análisis de tres bases: perfil, peso y proporciones. - El perfil, basado en el aldoismo o relación existente entre el hueso frontal y la silueta del animal. - El peso y tamaño o eterometría, y que se rige por las dos leyes siguientes: 1ª.- En cada especie existe un volumen medio que es la combinación óptima entre la superficie y la masa: son los eumétricos. 2ª.- Dentro de cada especie existen variaciones de peso en los dos sentidos opuestos a partir del peso medio: elipométricos e hipermétricos. - Las proporciones o anaformismos, deducidas de las alzadas, de los perímetros y de los diámetros, estudian las relaciones existentes entre los elementos de longitud, anchura y espesor, y se rigen por la siguiente regla: los elementos de anchura y espesor varían en el mismo sentido y en razón inversa de los elementos de longitud. Barón, en su trigamo signaléptico, y según lo visto, sitúa a nuestro Anglo-árabe junto al pura sangre inglés con los signos: O O +; es decir, de perfil recto, eumétrico y longilíneo. Pero no sucumbamos a la nostalgia, porque la vida es un camino de ida. Así que volvamos a lo nuestro, a lo actual. Normativa de la raza equina Anglo-árabe (BOE Nº 157, 27 de julio de 2005) La normativa de la raza Anglo-árabe, y que a mí me gusta llamar normativa del caballo Anglo-árabe -puesto 36 Ángel Cerdido que no son mestizos de dos razas, sino de una sangre y una raza-, no cuenta con un estándar racial ni con medidas excluyentes como no podía ser de otra manera, pero sí con unas pruebas morfológicas y funcionales exigentes que deben superar. Las morfológicas se evalúan bajo los aspectos de modelos y aires y van orientadas a la obtención de animales con una morfología adecuada para las distintas disciplinas deportivas (conformación funcional). De las funcionales, buscaremos predecir la actitud del caballo ante el salto de obstáculos. La elección de los posibles “Jóvenes Reproductores Recomendados” se obtiene mediante una valoración genética de las actitudes funcionales, a partir de los resultados obtenidos en las pruebas de los ciclos de caballos jóvenes. Los “Reproductores de Élite” son los reproductores de siete o más años que, habiendo sido sometidos a una evaluación genética, demuestren que trasmiten óptimas características para el deporte, pues dentro de la cría y desde el punto de vista zootécnico, no hay que olvidar que Fenotipo = Genotipo + Medio Ambiente, y la valoración genética de los reproductores está muy condicionada a la valoración de su descendencia. Pero llegado a este punto, sabiendo dónde está la normativa que todo lo regula, y para no alargarme demasiado, me veo precisado a cortar esta hebra pasando a un nuevo asunto. Algo sobre reproducción En la reproducción cruzada o de cruzamiento (cuando los padres son de razas diferentes) se produce el mestizaje. Prácticamente en los primeros años del mestizaje no se podía hacer otra cosa que proceder a una rigurosa selección de los mestizos obtenidos, sobre la base de los caracteres fenotípicos, morfológicos y fisiológicos, acoplándose después de ello los mestizos escogidos. Los efectos del mestizaje son enormemente peligrosos si la elección de los cruces no se hace con mucho cuidado. Cuando el nuevo cruce es entre mestizos anteriores se obtienen bimestizos, y lo ideal en estos casos es obtener caracteres intermedios entre los dos biotipos. Teniendo en cuenta las fracciones de sangre se tienen las siguientes combinaciones: - Cruce de primera generación: 1/2A + 1/2á. - Cruce de medias sangres: (1/2A+1/2á) X (1/2A+1/2á) = 2/4A + 2/4á = 1/2A+1/2á, obteniéndose mestizos que según la segunda ley de Méndel manifestarán la disyunción de caracteres. La segunda ley de Méndel es la ley de la herencia o ley de la disociación, que dice que en la segunda generación mestiza F2, que se origina del cruzamiento de individuos de F1, se observa una disociación hacia los dos caracteres originarios de los progenitores, pero con una característica que consiste en que ambos caracteres aparecen en F2 en una proporción fija y determinada. Las proporciones que aparecen son diferentes según sea el carácter de los padres: dominante o recesivo. Y para complicarlo aún COLABORACIÓN DE... más, Méndel, con su tercera ley (la de la herencia, o ley de la independencia), nos dice que los caracteres hereditarios no están ligados entre sí, sino que cada uno de ellos se trasmite a los descendientes con absoluta independencia de los demás, como si éstos no existieran. Si estudiamos la sangre de estos mestizos, vemos que los individuos que responden a la fórmula 4/8 de sangre inglesa ó 7/8 de sangre árabe, son mucho menos numerosos que los que responden a las fórmulas 1/2 y 3/4 de cualquiera de las dos sangres. Esto da una indicación sobre los caracteres que se buscan en los Anglo-árabes y enseña que la tendencia es la de “no aproximarse demasiado a ninguna de las dos fuentes puras”, sino de mantenerlo entre las dos, siempre con alguna dominancia de la sangre inglesa. La genealogía nos dice lo que un caballo puede ser, la morfología lo que debe ser y las pruebas funcionales lo que es, pero la finalidad siempre será buscar caballos con alzada, clase, rusticidad y carácter, aunque sea difícil aunar estas cualidades, ya que los factores condicionantes de esas características actúan muchas veces en direcciones opuestas: la masa va en detrimento de la clase / mucha clase puede producir un difícil carácter / la dureza excesiva en la cría, un retraso en el crecimiento... Pero este tema también lo dejo, pues estos caminos son peligrosos para mí al no encontrar la forma de salir; y es que cuando recuerdo a Méndel y a la alta matemática, me entra una amnesia total, vamos, como a los espejos. La tristeza de mi yegua “Cantabria” Cantabria (Aligote y Vandee por Bouton Dór), la última hija de Aligote, nació el trece de abril de 1983 en la Yeguada Militar de Ibio. Me fue asignada en la Unidad de Equitación y Remonta de Madrid en 1988. La monté hasta 1995, año en que pasé a la situación de reserva. Tuvo siempre un carácter alegre. Esto, junto a la clase que su padre el Anglo-árabe Aligote le había transmitido, la convirtieron en una de las yeguas más ganadoras en los concursos donde tomábamos parte (la verdad es que no me complicaba mucho a la hora de matricular, prefiriendo ser cabeza de ratón que cola de león), y como era tan lista, en los ojos le notaba que acertaba a la hora de galopar sobre el calendario. Un año, a la vuelta de una tournée que hicimos enlazando el norte con el sur, la encontré muy triste. Después de insistir, pues era reservona, me contó el motivo: ese verano se había echado dos amigos, uno pura sangre inglés en el norte, y otro pura raza española en el sur. Y los dos se metieron con su padre: el primero acusándolo de falta de velocidad para el hipódromo, y el segundo por la falta de valor para colocarse delante de un toro; y ambos le echaron en cara que los Anglo-árabes trasmitiesen resabios y mal carácter. También me dijo que esos dos “amigos” se habían enterado leyendo el único libro que en su vida habían leído, y que hacía referencia al “Noble bruto”. ¿Y el Anglo-árabe? Preguntaba Botín. ¡Ah! El Anglo-árabe, como nacido en el mediodía de Francia, tiene perfil rocambolesco. “Es casar a un hijo con su madre para que los nietos se parezcan a su tía. Es aprender a tocar la flauta cuando se sabe tocar el violín”. Él prefería conservarlos aparte para destinar cada uno a su uso particular, y apostillaba que “quien no ha montado nunca a un pura sangre inglés, no puede estar seguro de saber montar a caballo. Y el que lo ha montado alguna vez y no le gusta, puede estar absolutamente convencido de que no sabe”. Contestando a los del “NORTE” Antes de nada, decirte mi querida Cantabria que ese libro del que me hablas está permanentemente en mi mesilla de noche, y me sirve de consulta diaria, pero por lo Con “Cantabria” en San Sebastián. que me dices veo que tus amigos no lo han sabido asimilar. Entre otras cosas, por no haber tenido en cuenta que fue escrito hace casi cien años. Cuando vuelvas a verlos se lo haces saber y les cuentas lo siguiente: A lo largo de los últimos cincuenta años, el pura sangre inglés hizo un daño terrible en las yeguadas andaluzas. En primer lugar, el pura sangre inglés que se tomaba como semental era un caballo malo, desecho de los hipódromos españoles de aquellos años, sin fuerza, y que precisamente por esta falta de fuerza hacía funcionar a sus cabezas en búsqueda de defensas contra el trabajo. En segundo lugar, porque el ganadero andaluz no se conformó con echar un pura sangre inglés de manera esporádica para refrescar la sangre, o para dar mas velocidad a sus jacas, sino que se habituó a echar esos sementales pura sangres de manera perpetua, consiguiendo que en algunas ganaderías la sangre inglesa rozase el noventa por ciento, anulando la sangre árabe y española que dominaban en sus yeguas. Me lo contó el sevillano con sangre ganadera en sus venas Luis Ramos Paúl, campeón de España de doma vaquera, Caballo de Oro en Jerez, jinete y profesor de la Real 37 COLABORACIÓN DE... PSI a velocidad, su virtud más destacada. Escuela Andaluza del Arte Ecuestre, escritor y gran persona. Con estas sabias palabras, también nos daba la razón y nos recordaba las veces que echó en falta a los buenos sementales Anglo-árabes de los que ahora se puede disponer. Respecto a su supuesto mal carácter, te digo lo siguiente: - Los animales viciosos, desconfiados, indóciles o atacados de tiros diversos, y los de temperamento blando y linfático, o nervioso e irritables en exceso, deban ser eliminados de la reproducción, y nos guardaremos bien de aplicar aquí la doctrina de las compensaciones, dando por ejemplo una yegua muy blanda a un semental muy nervioso, pues las anomalías e irregularidades del sistema nervioso son defectos hereditarios con el mismo título que las cualidades opuestas de flexibilidad, docilidad y fácil manejo. Para hacer mal, cualquiera es poderoso. - Un caballo está resabiado desde el momento en que en su cerebro se afirma la idea de que puede rebelarse y triunfar contra la voluntad de su jinete, pero si éste está seguro de sí mismo, tiene en su mano el poder para quitar esos resabios, que es el imponerse por una sola vez, por la fuerza, pero después de dejar a un lado los nervios del mal humor. El número de caballos verdaderamente viciosos por naturaleza es muy limitado, aún esos cuando desde muy jóvenes caen en buenas manos se mantienen en sus vicios dentro de unos límites, y es que “los caballos resabiados y de mal carácter no hablan, pero dicen a gritos quién fue su primer jinete”. Dando réplica a los del “SUR” D. José María Pemán decía que el Anglo-árabe a solas es una mezcla demasiado detonante porque es la unión sin paliativos de mucho nervio y de mucho músculo. También decía el académico que la doma en Viena es casi “ballet” y en un cortijo andaluz “faena”; y sobre el toreo a caballo o rejoneo, que en Lisboa frente al toro es “juego circense”, lo que en Madrid es “pelea y duelo”. Pemán era un gran poeta y dramaturgo, pero de los caballos de hoy lógicamente sabía poco. Dándole réplica, su amigo también jerezano Álvaro Domecq y Díez, comentó una vez que le hubiera ilusionado 38 ver en los Depósitos de Sementales de aquella época a Anglo-árabes robustos, fuertes y grandes, para seguir sus cruzamientos con las yeguas de esa sangre que todavía les quedaban, y afirmaba que en el rejoneo el caballo debía tener la suficiente fuerza y velocidad para poder irse de la cara del toro, y esto se consigue de seguro si tiene alguna dosis de sangre inglesa. Un caballo cuesta mucho ponerlo en doma de rejoneo, para luego tener que dejarlo por falta de paso, como les ha pasado a muchos rejoneadores portugueses y españoles. Por eso “todos mis caballos tuvieron sangre inglesa”, decía... Presumido, Espléndida, Escándalo. Y es que D. Álvaro sí sabía de caballos, fue un adelantado de su época. Igual ocurre en el acoso y derribo; los dos jinetes que forman la collera (el garrochista y el amparador) tienen que galopar, pues antes de la echada es necesario correr a la res para que en su carrera final esté templada. Todos esos jinetes: en el acoso y derribo a la espera de que les hagan “seña”, en el toreo a caballo cuando se colocan frente a la oscuridad del chiquero, o los de saltos, preparados o prevenidos en la pista de ensayo con “gato de ganar”, soportarán mejor su boca reseca si saben que montan a un Anglo-árabe con clase, buenos pies y mejor velocidad para sacarlos de cualquier apuro. Y no como cuando se encaramaban en otros caballos faltos de tu sangre, que a la primera dificultad provocaban un “parón o derribo”, una “pasada en falso” o un “marronazo”; y es que como decían los castizos jinetes veteranos, y me apresuro a pedirles perdón por tamaña grosería que prometo no volver a repetir, “al primer pedo, zurraspas”. Hoy en Francia Este último año, los productos Anglo-árabes matriculados en Francia, aún estando detrás de los trotadores franceses, del silla francés, del pura sangre inglés y del caballo de silla, se aproximaron a los 2.500 ejemplares. En cuanto a sementales en activo contaron con unos 300, de los que más de 200 eran de los Haras Nacionales, todos ellos grandes, musculosos, con una habilidad especial saltadora y muy adecuados para las disciplinas modernas de competición, sobre todo las de concurso completo y saltos. Este pasado año, esos sementales beneficiaron a unas 3.000 yeguas Anglo-árabes y a unas 800 pura sangre inglesas, produciéndose alrededor de 3.000 nacimientos en las parideras de los más de 2.500 criadores galos actuales. Los métodos de reproducción fueron: A-á x A-á el 60%, PSI x A-á un 30%, y Prá x (A-á o PSI), el 10%. Por otra parte, en el silla francés (SF): SF x A-á, un 15%, y en el caballo de silla (CS) con sementales A-á el 50%. Y por último, los Haras Nacionales con sementales Anglo-árabes siguen siendo: Aurillac, Annecy, Blois, Compiegne, Gelos (sustituyó al de Pau), Pompadour, Rodez, Saintes, Tarbes, Uzes y Villeneuve-Sur-Lot. Final con moraleja Cantabria, ¡alazana de mi vida! Quiero decirte una cosa después de todo lo comentado, y es que todos los pasos dados para hacernos con el mejor caballo, como los realizados con el Anglo-árabe, me parecen pocos... “Pero si buscas caballo y mujer sin defectos, corres el riesgo de no montar jamás y de no tener nunca un ángel en tu cama”. Y a “tus amigos” que, por envidia, no hacen otra cosa que criticarte y sacarte defectos, que casi siempre emanan de la misma fuente, decirles lo que recomendaba el capitán Alatriste en una de sus novelas y cuyo título, “Limpieza de Sangre”, parece que nos viene como caído del cielo para la ocasión: “Desconfiar siempre vuestras mercedes de quien es lector de un sólo libro”.