EL PENSAR SUSTANTIVO Y EL PENSAR FUNCIONAL EN CIENCIA Y EN FILOSOFIA RAIMUNDO PANIKER La Filosofía en general y la Escolástica en particular están preocupadas por saber lo que las cosas son, o si se quiere, aun más simplemente, lo que les concierne son las cosas. Ahora bien, la «cosa» es una substancia, pues por esto es cosa, o con otras palabras, sólo la substancia da una respuesta definitiva a lo que la cosa es. Si el ser es la ousía, sólo un pensar substancial, esto es, sensible a la substancia, nos descubrirá lo que los cosas son. La abstracción en la línea de la sub tancia, esto es, sin perder nunca -de vista el ser de la cosa, da lugar a las ciencias filosóficas sobre la realidad ulaterial. El origen helénico y concretamente aristotélico de esta forma de pensar es evidente: es el pensar predicativo. Se trata de ponerle un predicado al sujeto ~. aumentar así nuestro conocimiento de él. Ahora bien, lo que une el predicado al sujeto es precisamente la cópula es: A es B. El pensar predicativo del Estagirita es el pensar substantivo por excelencia. Este pensar consiste simplemente en encontrarle predicados a los sujetos. El hierro es pesado, la plata es blanca, la piedra es sólida. la cicuta es venenosa, la marialuisa es saludable, el cloro es activo. Si el arsénico es más venenoso que la estricnina, ello será porque el -yrimero tiene más ser-veneno que el segundo. De ahí a la «petreridad», de la que se burlaba Galileo, no hay más que un paso. Pero el problema del emáss queda sin resolver. Cuando el científico empezó a interesarse por el comportamiento de los seres, el pen ar substantivo durante varios siglos defendió ferozmente su existencia y su justificación atrincherándose en segunda línea. La Ciencia, con su -método propio, podrá descubrir leyes, formular hipótesis y predecir aconteciTIlientos, pero no puede nunca olvidarse de las efuerzas» y las «energías» responsables de los tales comportamientos. El físico podrá renunciar a decimos 10 que la cosa es, pero no puede renunciar a la cosa, por lo menos para decimos cómo se comparta. Ahí están aun las mónadas de Leibniz como substitutivos de las «vires» medievales; ahí está la «Ding an sich» kan ti ana como el aguante substancial del fenómeno; ahí está el mismo Newton interpretando el espacio y el tiempo como los «sensoria Deis, y ahí está aun el átomo de Bohr como -una cosa, nada menos que parecida al sistema solar. Pero el puro pensar funcional siempre ha considerado como un lastre los remanentes del pensamiento substantivo. Cuando N ewton formuló su célebre ley obre el comportamiento de los cuerpos y añadió que las cosas pasan como si «et hypothesis non fingo», podría muy bien traducirse que no quería hipo stasiar, que no deseaba substancializar su teoría, que no quería decimos nada acerca -de las substancias ni de la substancialidad de los cuerpos. Lo importante no es la .hypóstasis, la substancia sino el phainómenon, la apariencia que la "hipótesis" del 134 SEGUNDO CONGRESO EXTRAORDINARIO INTERAMERICANO I)E FILOSOFIA como si trata de salvar. La apariencia, en cierta manera, se substancializa, por 10 menos cobra más importancia (más «sub-stancia») que la cosa en si; Galileo es explícito cuando afirma que sus leyes sobre la caída de los cuerpos. valdrían igualmente aunque no existie e ninguna piedra en el mundo con la que comprobar el experimento. El pensar funcional está abierto a las puras relaciones y no «finge hipóstasis» ninguna. Este pensar funcional ha dado origen a la Física moderna y a la Ciencia. actual. El proceso es muy conocido para que nos detengamos en ello. Acasoel último paso, siguiente al establecimiento de la llamada física clásica, ha sidoel de rechazar la influencia del pensar substantivo en sus construcciones. Sólo así las geometrías no euclidianas no son una contradicción, el álgebra puedeemanciparse y la fisicomatemática puede funcionar. ¿ Cuál es la ley de e te «funcionalismo»? ¿ Con qué se rige este «funcionamiento»? Esto nos revierte alprimer problema mencionado. Pero sin necesidad de plantear la cuestión epistemológica central, veamos. de precisar un poco más la peculiaridad de este pensar. Le hemos llamado funcional en oposición al pensar predicativo o substancial. Esta forma de pensar no se interesa por 10 que las cosas son, sino por lo que éstas hacen, cómo actúan, qué influencias ejercen. En virtud de una dialéctica muy elemental, al prescindir de lo que las cosas SOH, elimina también el interés por las mismas cosas que son. Lo que interesa es su actuación, lit actuación en cuanto tal. Lo que la cosa es, es esencial a la co a, es una forma. de conocerla y me ofrece una identificación con la co a; esto es, el pensar predicativo es un pensar de cosas. El peligro inmediato consiste en que se convierta en un pensar cosificado . El cambio, cómo la cosa actúa, lo que la cosa haces-: no dice referencia inmediata y directa a la co a. Si en lugar de aquella «cosa» pongo «otra» que haga lo mismo y actúe de la misma manera, el pensar funcional" no notará diferencia alguna. La cosa se diluye y sólo permanece su función. El pensar funcional no es pensar de cosas. «S es P» en la fórmula del primer pensar. P hace una referencia constitutiva a S y me hace conocer S. P no e más que el introductor de S, que se retira discretamente una vez me ha re-veladoa S. «Q funciona como X» sería la fórmula del pensar funcional. X no me une a Q, sino, a lo máximo, al funcionamiento de Q. Si otra Q' funciona como X, este pensar no las podrá distinguir y, no obstante, pudiera muy bien suceder que Q fuere diferente de Q', en cuanto «cosas», mientras que si S y S' son P, ello implica que S es idéntica a S'. El grave problema pendiente ahora, responsable en último término de una buena parte de la confusión sobre el particular, es el de la relaciones entre p y X. Esto es, ¿ hasta qué punto el funcionamiento de un ser «es» su predicado- entitativo? Una pura ontología estática no puede reconocer ninguna relación constitutiva. Una cosa es 10 que un ser es y otra lo que é te hace. Si existen estas dos formas de pensar, la una nos dará la substancia de la co a y la otra su actuación pero entre ambas sólo habrá una relación extrínseca y accidental. Evidentemente, operari sequitur esse según la formulación tradicional, pero el sequitur se inter-pretará como un seguimiento externo, accidental, dualista, como el día sigue a la noche o el perrito sigue a su amo. Una buena parte de la tradición filosófica escolástica del presente traiciona aquí su concepción ontológica estática, asociándo e sin reservas a una. distinción radical entre las dos formas del pensar; y reconociendo una esfera a 22·26 JULIO 1961 - SAN JOSE· COSTA RICA 135 la Ciencia para que se entretenga con ella, pretende que le deje incólume e inalterada la esfera estática y solemne de la substancia material asentada sobre sí misma Una elaborada ontología dinámica, en cambio, sin caer en un herac1itismo puro disolvente de toda substancia, reconocerá en estas dos formas de pensar una doble dimensión del pensar humano y tratará de elaborar sus mutuas e intrínsecas relaciones, para llegar así a una mayor profundización en el conocimiento del ser. Evidentemente, una cosa es lo que un ser es y otra 10 que éste hace. Pero, operari sequitur esse, en un sentido intrínseco y constitutivo. En primer lugar, todo 10 que aquel ser hace es manifestación de su ser, es función de su ser y una dimensión más o menos esencial del mismo ser. Las consecuencias se vislumbran en seguida. No hay una mera autonomía científica a espaldas de la Filosofía. Esta no se desinteresa de la Ciencia y a su vez la Ciencia aporta datos invaluables a la primera. Hay dos formas de pensar, pero no hay dos saberes. El saber es único. En resumen, puede decirse: la Física sigue a la Metafísica. Pero hay más todavía: esse sequitur operari, El ser sigue la operación. La substancia no es como un depósito de agua que se hace responsable del aforo más o menos grande y en una dirección u otra del líquido almacenado. La substancia misma se hace y se perfecciona en la operación. Esta no es sólo una manifestación del ser, sino que el ser, a su vez, es un resultado de la operación El ser se enriquece-o se empobrece-o, en una plabara, se transforma por la acción. Su acción fluye de sus entrañas, pero refluye luego otra vez en el seno del ser, del cual ha surgido, y lo modifica. Mejor dicho, el flujo y el reflujo nunca ha sido un éxodo y una odisea, sino más bien una sístole y diástole del latir, del ex-sistir de aquel ser. Evidentemente que no todos los actos de un ser poseen la misma densidad óntica, por así decir. N o todo acto es igualmente entitativo, ni muerde de igual manera en la naturaleza del ser; pero dentro de una escala suficientemente amplia, lo dicho vale para todo ser y para todo acto. La problemática entre el ser y el actuar no es nueva en la historia de la Filosofía. Pero en sus disquisiciones se había dejado demasiado de lado al ser material en el cual, precisamente, el equilibrio entre el operari y el esse se desplaza más hacia el primero. En Dios no hay distinción entre su ser y su actuar. Su ser es acto puro y su actuar es su mismo ser. En el hombre, para citar un ejemplo intermedio, la identidad ya no existe. El ser es, en este caso, el predominante. Su esse es la causa de su operari y el responsable del tal. Pero como ya dijimos, es por su actuación, por sus actos morales dirá el filósofo, por los actos sobrenaturales dirá el teólogo, como enriquece su ser, adquiere la plena talla de hombre y consigue su perfección, esto es, su salvación. En el ser material la primacía está de parte del actuar. N o hay apenas substancialidad óntica , Casi todo es actividad física. Más bien es su esse el efecto de su operari que viceversa. Decimos más bien, porque en rigor se trata de una situación análoga a la de un equilibrio químico que depende de la presencia de catalizadores externos. El hombre actúa lo que es, como es. La piedra es lo que actúa, como actúa. De ahí que para un conocimiento de la materia al pensar funcional esté mucho más cerca de ella que el predicativo. 136 SEGUNDO CONGRESO EXTRAORDINARIO INTERAMERICANO DE FILOSOFIA Las consecuencias para nuestro propósito son también evidentes. N o hay tampoco heteronomía filosófica. Si la Ciencia no es libre de la Metafísica porque la operación sigue al ser; la Metafísica no es independiente de la Física, porque el ser sigue a la operación. La visión toda del cosmos es dinámica, el mundo está en movimiento, está de re-gresso al e-gressus de donde surgió. N o involucremos, sin embargo, una cosa con la otra. Existe un solo saber, aunque nuestro pensar se mueva en una doble dimensión predicativa por un lado y funcional por otro. Los datos del pensar funcional que nos proporciona la Ciencia deberán luego ser contrastados con los del pensar substancial de la Cosmología y ambos, en simbiosis positiva, acercarse a la Metafísica para una integración superior. Sin embargo, decíamos, el pensar funcional es el propio de la Ciencia y debemos guardamos muy mucho, de interpretarlo substantivamente o de quererlo convertir, tal cual, en una verdad filosófica de un orden óntico integral. Sería el gran peligro -que ha ocasionado ya algunas víctimasde la síntesis por corto-circuito.