periores de enseñanza, La-Gasca, no satisfecho de las esplicaciones teóricas del profesor, ni de las prácticas del jardín, se ocupó en hacer muchas escursiones en aquel hermoso pais, ya solo, ya acompañado de su íntimo amigo D. José del Pozo, cuya temprana muerte le aflijió mucho y recordaba siempre con sentimiento. En estas espediciones La-Gasca se hizo botánico, porque su principal libro era la naturaleza, á ejemplo del inmortal Linneo. Recorrió los paises visitados por profesores esclarecidos; siguió las huellas del célebre Cavanilles, que fué después en Madrid su maestro, su jefe y su amigo; penetró en puntos que nadie habia recorrido, y tanto mas enamorado cuanto poseía mejor el objeto de su cariño, multiplicaba sus e s cursiones , y anadia penalidades y sacrificios á los sacrificios y penalidades sufridas, hasta que su deber le llamaba otra vez á la universidad, esperando con ansia que la estación de las flores y la conclusión del curso escolástico le permitiesen volver á la ocupación que formaba todas sus delicias. Sin embargo, en las cortas vacaciones académicas de n a vidad , carnaval y semana santa, que los escolares suelen dedicar á las diversiones correspondientes á su edad , no se descuidaba de salir al campo en busca de nuevas plantas propias de aquellas estaciones, para poderlas reconocer en diferentes fases de vejelacion. Anhelando siempre nuevas adquisiciones, luegode concluido el curso de 1799, se empeñó en una espedicion mas atrevida, recorrió gran parte de la Andalucía y de la Mancha, y cargado de un rico botín, pasó á Madrid con el objeto de visitar el famoso jardín b o tánico de dicha corte, uno de los mas bellos monumentos del honor nacional, célebre por los nombres de Quer, Barnádes, Mutis, Palau, Gomez-Ortega, Cavanilles, Ruiz, Pavón, y un gran número de otros botánicos ilustres, á los que debia añadir en breve el suyo propio y el de Rojas Clemente, su rival y amigo. Siguió otro curso en la universidad de Va-