Ba COMUNICACIÓN ”La Historieta en México” L.C.C. Ojuky del Rocío Islas Maldonado CRONOLOGÍA DE LA HISTORIETA MEXICANA La historieta, tiene una gran importancia en México, estimándose que en su edad dorada (los años 40 y 50), una sola de sus revistas podía alcanzar una tirada diaria de 350 mil ejemplares (con dos ediciones dominicales) y dado que un mismo ejemplar era leído de media por cinco individuos, permitieron que por primera vez entre cinco y diez millones de mexicanos compartiesen " en sincronía los mismos deleites culturales". Todavía en 1989, mantenían la capacidad de lectura de un 61 % de la población y constituían el 80 % de las publicaciones periódicas, aunque poco después el propio cómic mexicano) entraría en un período de crisis que dura hasta la actualidad. En cualquier caso, México ha sido el máximo productor de Occidente, en términos cuantitativos. La primera historieta publicada en la prensa mexicana es "Rosa y Federico. Novela ilustrada contemporánea" de José Tomás de Cuéllar/José María Villasana, que vio la luz en el periódico de breve vida La Ilustración Potosina en 1869. [6] . La primera serie periódica fue distribuida, sin embargo, a partir de 1880 por la cigarrería "El Buen Tono" que inserta en cada cajetilla la "Historia de una mujer", una serie de 102 litografías ejecutadas por el pintor catalán Eusebio Planas. Posteriormente, también se publican series en la prensa como Don Chepito de José Guadalupe Posada y Aventuras de un turista (1903-04), de Martínez Carrión, ambas con protagonista fijo. En la segunda década del siglo ya hay varios suplementos dominicales con sección de “monitos”, muchas de ellas basadas en series estadounidenses, que empiezan a presentar un amplio abanico de personajes típicos mexicanos como los charros aunque todavía se ignora a los pueblos autóctonos. Son Don Catarino y su apreciable familia y Chon y Smith, ambas creadas en 1921 por el guionista Carlos Fernández Benedicto para El Heraldo de México, a las que seguirán Mamerto y sus conocencias (1925), El señor Pestaña (1927), Adelaido el conquistador (1928) y Segundo I, Rey de Moscabia (1934) en El Universal [9] periódico éste que las había encontrado gracias a un concurso convocado ex 1 profeso. [10] Otra serie destacada es Chicharrín y el Sargento Pistolas, publicada desde 1936 en el diario Excélsior. La primera historieta "seria", es decir de grafismo realista, no aparece hasta 1936: Es Águila Blanca de Alfonso Tirado. Tras la estela del rotundo éxito de la revista Paquín (Editorial Sayrols 19341947), que publicaba sobre todo material estadounidense en diferentes formatos, otros empresarios privados se lanzarían a la conquista del mercado nacional lanzando otras revistas misceláneas como Paquito (Editorial Juventud, luego Panamericana, 1935), Chamaco (Publicaciones Herrerías 1936-1957) y, con dirección de Ramón Valdiosera Berman, Pepín (Editorial Juventud, luego Panamericana 1936-1958), que cuentan con tiradas de más de medio millón de ejemplares e historietas predominantemente mexicanas, como A batacazo limpio , Rolando Rabioso de Gaspar Bolaños, Los Supersabios de Germán Butze o Adelita y las guerrillas de José G. Cruz. La Secretaría de Educación Publica y varias asociaciones católicas también editan sus propias revistas. Determinadas características apartaban a los "pepínes" (pues así se conocía coloquialmente a todas estas revistas) de los estándares del cómic internacional. Ya en la siguiente década tendrá lugar la edad de oro del cómic mexicano. Memín Pinguín (1945) de Yolanda Vargas Dulché y Sixto Valencia, La Familia Burrón (1948) y Los Superlocos de Gabriel Vargas, entre otros ejemplos, dan testimonio de ello. En el cultivo del grafismo realista destacan Adolfo Mariño Ruiz y José G. Cruz que cultivan el western y el melodrama respectivamente. En este último subgénero, la revista más popular es Lágrimas, Risas y Amor, cuyas historias serían adaptadas a cine y televisión. [10] Y es que "la historieta del medio siglo no puede dilucidarse sin ubicarla en su circunstancia, sin rastrear influencias, prestamos y traslapes de otros medios", porque era ""parte indisociable de un continuo transmediático formado por el cine, la radio, la música grabada y en menor medida la menguante revista teatral". En 1949 se funda también la Editorial Novaro, cuya gran innovación será la introducción del formato estadounidense del "comic book". Pronto se dedicará a difundir material de importación estadounidense por toda Latinoamérica y 2 España, convirtiéndose en el sello "más prolífico e importante de cuantos se han dedicado a la historieta en México y, por extensión, en todos los países de habla castellana". Ya en los años 50, surgen nuevos formatos, como la historieta novelada de ancho lomo, que presenta relatos completos de 250 o 300 páginas, y temáticas, como las revistas de contenido erótico editadas por Adolfo Mariño Ruiz, las historieta religiosas y las protagonizadas por luchadores, como "Santo, una revista atómica", obra del José G. Cruz, que también edita Currito de arrabal. En 1956, los esposos Yolanda Vargas Dulché y Guillermo de la Parra fundan también su propia editorial, dando origen finalmente al Grupo Editorial Vid. A partir de los sesentas, renace la historieta de tema político y concientizadora con revistas como La Garrapata en la que se dan a conocer autores como Helio Flores, Jis, Magú, Rogelio Naranjo y sobre todo Rius, que crea en 1964 Los Supermachos y el libro-cómic "Cuba para principiantes", que marca el inicio del estilo didáctico del autor y posteriormente Los Agachados (-1979). Paco Calderón muestra, en este sentido, su voz discrepante. Desde la radio llegan en 1965 las exóticas aventuras de Kaliman, cuya revista se vendió semanalmente durante 26 años sin interrupciones a lo largo de 1351 números consecutivos; Tamakún, el vengador errante (1975) y Kendor, el hombre del Tibet. Otras destacadas series de grafismo realista son "Alma Grande" (1961) y "El Payo", protagonizadas por charros, "Chanoc" de Martín de Lucenay y Ángel Mora, "Fantomas" o "Torbellino". También triunfan revistas de crímenes como Casos de Alarma (1971) y de terror como Tradiciones y Leyendas, además de sus versiones cómicas como Hermelinda Linda. Finalmente, la Secretaría de Educación Publica también se interesa por el medio y patrocina series que reflejan la historia y literatura del país. Surge también Snif, un revista de cómic adulto al modo de las europeas y el guionista errabundo Alejandro Jodorowsky se pasa por México, donde en 1966 crea la serie "Aníbal 5", con el dibujante nacional Manuel Moro Cid. Un caso opuesto es el de Sergio Aragonés que se traslada a Estados Unidos. Finalmente, empieza a distribuirse 3 material de Marvel Comics a través de las editoriales La Prensa y OEPISA. Las revistas infantiles son, por otra parte, muy escasas. A partir de la década de los ochenta, los grandes editores, como Novedades Editores o Grupo Editorial Vid enfocan su producción al material importado, que les resulta más barato, produciéndose un boom del cómic de superhéroes y el manga. La historieta, además, deja de ser un medio de masas, al ser dramáticamente arrinconada por la televisión. En los noventa se detiene incluso la producción de monitos infantiles, y se expanden los videojuegos, perdiéndose a gran parte del público que en otras épocas, a esa edad, eran lectores. La mayoría de los periódicos y muchas revistas y suplementos culturales cuentan, sin embargo, con cartones políticos e historietas, como El Cerdotado (1998), y autores como Luis "el cartún" Pérez. Destaca también el surgimiento en 1978 de los "Sensacionales", historietas para adultos, en donde abundan los contenidos sexuales no explícitos y de acción, que se imprimen en un formato pequeño y a todo color, con atractivas portadas. También representativas de los ochenta son El Pantera (1980), Samurai John Barry (1983); El cara de memorandúm (1983) de Manuel Ahumada, Karmatrón y los Transformables (1986)], La Blanda Patria (1988) de Luis Fernando Henríquez o La netafísica (1989) de Alfonso Arau, y las que presentan aventuras de luchadores como El Hijo del Santo o Blue Demon y de grupos musicales como Las Aventuras de Parchis o La Banda Timbiriche. De los 90, hay que citar obras de Trino y Jis como Santos contra la Tetona Mendoza y el surgimiento de fanzines independientes como la revista El Gallito Inglés (1991), luego rebautizada como Gallito Comics. Algunos de sus autores (Edgard Clément, Frik, Ricardo Peláez y José Quintero) fundarían el proyecto del Taller del Perro en 1998. Otros, como Oscar González Loyo, Oscar González Guerrero y Susana Romero fundan el ¡Ka-Boom! Estudio en 1994. El sistema de distribución de los materiales en puestos de periódicos perjudica, sin embargo, al cómic independiente, y muchos autores, como José Ladrönn o Humberto Ramos, optan por buscar suerte a otros países con una industria fuerte en lugar de formar algo, con un mayor esfuerzo, en su propio país. 4 A partir de inicios del siglo XXI, se han producido algunos intentos notables de publicaciones nacionales como Zeraky, El Bulbo, Meteorix 5.9 no aprobado (2000), Blue Demon Jr., el Legado, Caballo Negro, Santo, la Leyenda de Plata (2005), Rebelde, el cómic y la antología de Pulpo Cómics entre otros, además de incorporarse al medio autores como Bernardo Fernández. Por otro lado, Beatriz Torres funda en 2004 WEE, "el anillo de historietas en español más importante en la Red". [16] Finalmente, hay que mencionar la fundación del Museo de la Caricatura y la Historieta -Joaquin Cervantes Bassoco, en la ciudad de Cuautla de Morelos en 2000. Bibliografía: Malvido, Adriana, La Industria de la historieta mexicana o el floreciente negocio de las emociones, publicado originalmente en la Revista Mexicana de Comunicación, número septiembre - octubre de 1989, y recogido íntegramente en la página de la Fundación Manuel Buendía. De Valdés, Rosalva en "La historia de los comics mexicanos: El progreso de la industria y de la aceptación del arte gráfico-narrativo" para la Historia de los Comics, volumen IV, fascículo 43, Editorial Toutain, Barcelona, 1984, pp. 1199 a 1204. 5