Historia El Imperio Azteca Pertenecientes al grupo náhuatl, eran originarios de Aztlán, cuyo significado es “tierra de garzas”, lugar del que emigraron hacia el Sur, en el año 1168, junto a otras seis tribus de la misma raza, en cuyo itinerario debieron combatir con otros pueblos, lo que fortaleció su espíritu guerrero, hasta que se asentaron en un islote del lago Texcoco, fundando su capital, Tenochtitlán, que significa “lugar de la luna”, en el año 1325. La ciudad de Tenochtitlán, tenía varias plazas y mercados, donde se comerciaban telas, joyas, plomo, cobre, estaño, ladrillos, etcétera. Habiendo sido sometidos por los tepanecas, lograron vencerlos luego de un siglo de hostigamiento, bajo el reinado de Itzcoatl, asumiendo ellos, el rol de pueblo conquistador de otros vecinos, a quienes obligaron a pagar tributo. El estado azteca surgió de la confederación de tres reinos ubicados en el valle de México o Teotihuacán: Tenochtitlán, Texoco y Tlacopán. En su jerárquica organización social, podían distinguirse dos grupos: Los pipiltin, compuesto por sus jefes y funcionarios civiles y militares, y los miembros de la clase sacerdotal y los macehualtin, constituida por el resto de la población dedicada a las tareas agrícolas, artesanales o comerciales. El primer sector era privilegiado, ya que no pagaban impuestos, eran propietarios de tierras, y accedían a la cultura de la época, a través de centros de enseñanza superior. El segundo grupo eran los que sostenían la economía a través del pago de tributos, a cambio de las tierras que se les concedían para trabajar, sin adquirir su propiedad, y de servicios personales en la construcción de puentes, templos y caminos. Conocieron la esclavitud, cuya fuente la constituían los cautivos de guerra y los deudores que no cumplían con su obligación de pago. Esta situación se mantenía mientras la deuda no fuera cancelada. En ambos casos, los amos podían disponer de sus esclavos, aún haciéndolos objeto de sacrificios religiosos. El imperio se dividía en veinte grupos, de acuerdo a su origen cultural, llamados calpulli, dirigidos por un jefe, un sacerdote, un tesorero, un consejo de ancianos y un pintor de libros, encargado de preservar la historia de su pueblo, en sus grabados. Sus manifestaciones artísticas más importantes se expresaron en la poesía, la música y la danza. En sus poemas, reflejaron la honda angustia que embargaba su concepción del mundo, ya que concebían a la vida como un espejismo, más allá del cual, existía un paraíso (Tlalocan) y un infierno (Mictlán). Consideraban que la Tierra estaba atravesando por su quinta etapa (Quinto Sol) la más grave, luego de cuatro destrucciones. La máxima autoridad política, que surgía por elección de un consejo supremo formado por nobles y representantes de los calpulli, era el hueytlatoani, seleccionado entre los parientes próximos del monarca fallecido, con funciones judiciales, políticas y religiosas, quien nombraba al funcionario destinado a recaudar impuestos de los pueblos vencidos, llamado tlatoque, y al teteucin, que cobraba los impuestos en los calpulli. Había también cuatro jefes militares designados por el consejo supremo, que dirigían los ejércitos, constituidos por soldados profesionales. Era una sociedad agrícola, que usó técnicas desarrolladas de cultivo, como la roza, que consistía en talar los árboles de una zona selvática, para luego quemarlos y poder cultivar en ese espacio, utilizando las cenizas, producto de la quema, como abono. En las zonas montañosas, al igual que los incas utilizaron el sistema de terrazas, consistente en construir angostos peldaños abonados en las laderas de las montañas, con el fin de retener la humedad. En las zonas lacustres, utilizaron las chinampas, balsas flotantes que rellenaban con tierra fértil, atadas al fondo de los lagos con plantas, o asidas a las ramas de los árboles. Así lograban lugares con humedad constante, donde poder sembrar. Su economía no era de subsistencia, ya que su producción agrícola originaba excedentes que les permitieron desarrollar una importante actividad comercial, a cargo de los pochtecas, dentro y fuera del imperio, utilizando el trueque como medio de pago. Fueron además muy hábiles en la talla y pulido de piedras, en el trabajo con metales, en el curtido de pieles, y excelentes ceramistas y escultores. Adoraban a varios dioses, ya que eran politeístas, aunque el más importante era Quetzalcoatl, dios de los vientos, que significa “serpiente emplumada”, y que algún día, según sus creencias, volvería, ya que se había ido hacía ya mucho tiempo, a través del mar, luego de ofrendarles el maíz. Entre los restantes, podemos nombrar a Tonatium, que simbolizaba al Sol, Metzli, a la Luna y Tláloc, a lluvia. http://www.loseskakeados.com