barca estudio - Iglesia Galilea

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El Perdón
Versículo clave: Hebreos 12:15
INTRODUCCIÓN:
Todos hemos pasado por situaciones difíciles de perdonar. Sentimos que la injusticia no merece
nuestra benevolencia y quisiéramos que el castigo llegara para aquella persona que nos ofendió.
Perdonar no es un asunto sencillo como pedir disculpas por alguna falta. El que perdona ha sido
seriamente ofendido. Veremos en este estudio porque no es necesario perdonar las ofensas de
otros.
DESARROLLO
1) Consecuencia de no perdonar: “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá
al Señor. Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna
raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados” (He 12:14-15). La Palabra
nos insta a estar en paz con todos, esto es tener cuentas saldadas y que no haya ningún tipo de
resentimiento entre los hermanos. Cuando no lo hacemos puede brotar una raíz de amargura por
no perdonar.
La raíz es “invisible” hasta que sale a superficie y aflora, pero antes estuvo un buen tiempo
alimentándose bajo tierra. La raíz de amargura que se puede producir por falta de perdón puede
estar alimentándose en las capas más bajas del alma y cuando sale a la luz a veces ya es tarde
porque demuestra sus frutos. Lo mejor es identificarla y cortarla de raíz.
2) Dios nos manda a perdonar conforme al nivel de Su perdón: “Antes sed benignos unos con
otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en
Cristo.” (Ef 4:32; Col 3:13). Realmente el perdón es un acto de gracia y no de justicia. Cuando
perdonamos estamos manifestando una cualidad de Dios que también poseemos los seres
humanos: misericordia.
Si fuera por justicia deberíamos recibir castigo divino y siempre devolver “ojo por ojo y diente por
diente”. La gracia recibida nos califica y nos insta a perdonar las ofensas recibidas. No hay otra
forma de poder ser libre del peso de la amargura almática que produce la falta de perdón.
APLICACIÓN: El recibir perdón de parte de Dios nos permite manifestar perdón conforme al
recibido. “Nadie puede entregar de lo que no tiene”. Primero recibamos el perdón de Dios,
sintamos su amor y de seguro tendremos las fuerzas para perdonar a nuestro prójimo sus
ofensas y dolor. Que el Dios de lo alto nos ayude.
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