rx | enfermedad de huntington Enfermedad de Huntington Trastorno genético Conocida popularmente como “mal de San Vito”, esta patología hereditaria, generadora de alteraciones motoras, cognitivas y psíquicas, es aún incurable. No obstante, hoy existen fármacos que pueden aliviar sus síntomas María Cristina Sanhueza Los amigos más cercanos del célebre músico espa- ñol Ignacio “Poch” Gasca, nacido en San Sebastián en 1956, no sabían cómo interpretar los espasmos y la descoordinación de movimientos que empezaron a notarle a principios de los años noventa. Poco después observaron cómo se le caía la guitarra de las manos y fueron testigos de la ruina de su carrera, mientras era presa de continuos movimientos involuntarios e incontrolables y de trastornos psíquicos. Gasca falleció en 1998 a causa del mal que lo aquejaba: la enfermedad de Huntington (EH), denominada así en honor al médico estadounidense George Huntington, quien en 1872 describiera los síntomas de la patología, conocida entonces como 26+SALUD “corea”, término derivado del griego choreia, que significa danza. Si bien ya en el siglo XIX los médicos reconocían su origen genético, entendían muy poco sobre esta enfermedad, asociada en la Edad Media a un castigo divino, que llevaba a los aquejados de movimientos espasmódicos a tortuosas peregrinaciones hasta la ciudad alemana de Ulm para clamar por una cura milagrosa en la capilla de San Vito. De allí otros de los nombres dados a la enfermedad: “mal de San Vito” y “baile de San Vito”. Sería en el año 1993 cuando se localizara el marcador genético responsable de esta patología degenerativa. Originada por la mutación de un gen en el enfermedad de huntington | rx 7 de cada 100 mil personas en diversas regiones del mundo padecen la enfermedad de Huntington cromosoma 4, la EH se transmite de generación en generación y afecta áreas específicas del cerebro: los núcleos basales, que tienen entre sus funciones la coordinación de los movimientos; y la corteza cerebral, que controla el pensamiento, la percepción y la memoria. Gestación del mal El gen mutante tiene un trinucleótido CAG (compuesto por citosina, adenina, guanina) que en condiciones normales se repite en la estructura del ADN hasta 34 veces, pero en los portadores de EH esa repetición va desde 35 a más de 100 veces, explica el genetista Sergio Arias. “A diferencia de otras enfermedades hereditarias, la EH revela una mutación inestable: si el portador tiene 36 o 37 repeticiones, el hijo pudiera presentar más de 40”, señala Arias. El especialista afirma que si el trastorno aparece de forma repentina es más probable que se deba a que uno de los progenitores es portador de la anomalía con un número moderado de repeticiones y no a una nueva mutación genética –sin antecedentes familiares–, pues ésta sólo ocurre en casos muy esporádicos. Arias explica que la EH es una patología autosómica dominante: los hijos sólo requieren recibir un gen mutante de uno de los padres para heredar la enfermedad. En consecuencia, tienen un 50% de riesgo de presentarla. El gen mutante causa alteración en la proteína que produce, denominada huntingtina –de función aún desconocida–, la cual llega a acumularse en las zonas afectadas del cerebro y deteriora progresivamente las neuronas. Manifestación clínica La severidad de la EH y el tiempo de aparición de los síntomas dependen de la mutación genética: a mayor número de repeticiones, la enfermedad se inicia más temprano y la gravedad es mayor. El neurólogo Roberto Weiser precisa que en niños y adolescentes con 50 o más repeticiones el cuadro resulta dramático y la muerte puede sobrevenir alrededor de los 20 años. Si bien en la mayoría de los casos los signos de la alteración se manifiestan a una edad mediana –entre 35 y 50 años–, también pueden aparecer a una edad temprana o muy tardía, incluso a los 80 años. Entre los síntomas característicos de la enfermedad de Huntington, los cuales pueden presentar variaciones de uno a otro paciente, se cuentan: marcha inestable y con elevada frecuencia; movimientos lentos e incontrolables; movimientos espasmódicos rápidos y súbitos de brazos, piernas, rostro y otras partes del cuerpo; deterioro del habla; dificultad para deglutir; pérdida de la capacidad de interactuar y cuidar de sí mismo; desorientación o confusión y demencia. Por etapas Con una duración de entre 15 y 20 años, la enfermedad de Huntington progresa gradualmente pasando por diferentes etapas. Weiser las enumera: • Presintomática. Aunque el paciente aún no percibe síntomas, el examen neurológico los detecta en la respuesta de sus reflejos, en movimientos alterados de manos y pies y en movimientos oculares anormales. • Inicial. En esta fase afloran trastornos psicológicos, cambios de conducta, movimientos involuntarios leves y torpeza motora. • Moderada. Es la etapa más larga, caracterizada por el aumento de los denominados “movimientos coreicos” (de las extremidades), pero el enfermo aún puede caminar. Experimenta cambios cognitivos y 27+SALUD rx | enfermedad de huntington En la ribera occidental del Lago de Maracaibo, en Venezuela, la prevalencia de la enfermedad de Huntington supera 10 veces el promedio mundial, con más de 17 mil afectados alteraciones psíquicas como depresión y psicosis, y muestra incapacidad para efectuar labores. • Severa. Es la fase terminal. El paciente ya no camina, presenta rigidez y ausencia de movimientos coreicos. Se encuentra en silla de ruedas o postrado en una cama y padece demencia. Por lo general, la muerte sobreviene a causa de neumonía, enfermedades cardíacas, trastornos cerebrovasculares y desnutrición. Rastreo y terapéutica En el pasado reciente no había análisis que identificaran a los portadores asintomáticos de EH. Hoy, señala Weiser, existen dos tipos de diagnóstico: el presuntivo, el cual permite al neurólogo establecer la existencia del gen defectuoso mediante los síntomas preclínicos y la realización de exámenes como la tomografía computarizada y la resonancia magnética, entre otros; y el molecular, que consiste en una prueba genética que corrobora la alteración, la cual es aplicable a todas las personas en riesgo por antecedentes familiares. En Venezuela, el examen molecular sólo se practica en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), donde los especialistas elaboran una historia clínica confidencial del paciente y estudian en el laboratorio el ADN para confirmar la enfermedad. De resultar positivo, si el paciente es mayor de edad, le informan sobre los riesgos de la patología y el período aproximado de inicio de los síntomas. Luego, lo remiten a un neurólogo. El IVIC ofrece también asesoramiento genético –de solicitud voluntaria– para las personas con EH que planifican un embarazo. Vale anotar que cuando la enfermedad empieza a manifestarse, hay quienes ya han procreado. Aunque no existe prevención, cura ni cirugía para la EH, hoy se cuenta con tratamientos farmacológicos para reducir la marcha de la patología y ayudar a la persona a valerse por sí misma el mayor tiempo posible. Weiser sostiene que se pueden mantener los síntomas clínicos bajo cierto control con la tetrabenazina, fármaco modulador de los movimientos coreicos (los disminuye hasta en un 80%) Foco mayor Al igual que otras enfermedades hereditarias denominadas “raras” por infrecuentes, la enfermedad de Huntington tiene mayor prevalencia en aquellas zonas con muy escasa movilidad poblacional, donde existen portadores de la patología, explica el genetista Sergio Arias. Es el caso de la ribera occidental del Lago de Maracaibo en el estado Zulia (Venezuela), donde su prevalencia supera 10 veces el promedio mundial, con más de 17 mil afectados. Se cree que se trata de un legado genético de larga data de un hombre o una mujer con la patología que se instaló en esa región a comienzos del siglo XIX y allí tuvo, tal vez, numerosa descendencia portadora de la enfermedad. Arias revela que, con una prevalencia similar a la de los países europeos y Estados Unidos –entre 5 y 7 casos por 100 mil 28+SALUD habitantes–, la EH está también presente en otras zonas del territorio venezolano: en Caracas y en los estados Táchira, Falcón, Mérida y Miranda existen alrededor de 200 familias afectadas. Vale anotar que en 1972 fue expuesto el caso de Maracaibo por el médico venezolano Américo Negrete, en Ohio (Estados Unidos), durante un congreso en conmemoración del centenario del primer informe sobre la enfermedad, elaborado por el médico estadounidense George Huntington. A partir de entonces, un equipo internacional y especialistas venezolanos realizaron sucesivos viajes a la zona zuliana afectada para estudiar la enfermedad, así como la genealogía de las familias con la patología, lo cual fue determinante para descubrir su origen. enfermedad de huntington | rx y sin efectos secundarios. Además, está también la coenzima Q10, sustancia neuroprotectora que, en dosis altas –por encima de 600 miligramos diarios–, puede retardar la progresión de la enfermedad y la muerte de las neuronas. Científicos de muchos países del mundo trabajan hoy para encontrar nuevos tratamientos y la posibilidad de cura de esta compleja enfermedad. Ante la dificultad que existe de actuar sobre los genes, presentes en todas las células del organismo, Arias formula la probabilidad de que en un futuro se descubra una sustancia capaz de actuar sobre la proteína huntingtina dentro del sistema nervioso central. Compromiso psiquiátrico En la etapa final, los síntomas psíquicos derivados de la enfermedad de Huntington, dependiendo de su gravedad –número de repeticiones del gen comprometido–, pueden conducir al paciente a la demencia. La psiquiatra Nancy Salazar señala que al inicio se manifiestan trastornos afectivos de ansiedad y depresión, sobre todo cuando hay predisposición genética a padecerlos. Si bien la depresión es una constante que suele aflorar en conjunto con el sentimiento de duelo al enterarse de su enfermedad, el paciente atraviesa una sucesión de fases que incluyen la negación del padecimiento, la ira, la tristeza y, finalmente, la aceptación, precisa la especialista. Pensamientos obsesivos, actitudes compulsivas, cambios conductuales e irritabilidad son algunos de los síntomas comunes, a los que la familia puede no dar importancia, que suelen manifestarse antes de los movimientos coreicos. En las primeras etapas es importante el apoyo psicológico individual, subraya Salazar. Luego, es fundamental el soporte de la familia, para lo cual es necesario entrenar y orientar a todos sus miembros sobre la naturaleza compleja, progresiva y heterogénea de la enfermedad. Hoy se cuenta, precisa la psiquiatra, con medicamentos antidepresivos y antipsicóticos de nueva generación que no exacerban las alteraciones motoras, así como con anticonvulsivantes que estabilizan el estado de ánimo y resultan muy favorables para el bienestar del enfermo. • F uentes consulta d as º Roberto Weiser, neurólogo, especialista en movimientos anormales. Instituto de Clínicas y Urología Tamanaco. º Sergio Arias, genetista. Fundador del Departamento de Genética Humana del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC). º Nancy Salazar, psiquiatra. Consulta Externa del Hospital Universitario de Caracas. º Asociación Venezolana de Huntington (Avehun) / (www.avehun-venezuela.webnode.com.ve). º National Institute of Neurological Disorders and Stroke (Estados Unidos) / (www.ninds.nih.gov). 29+SALUD