Dolores de espalda Sección: Vivir mejor Autor: Marina Zunino / Técnica Superior en Seguridad e Higiene en el Trabajo marinazunino_71@yahoo.com.ar A veces, realizando una tarea cotidiana, al agacharnos o levantar algo de peso, sentimos una punzada en nuestra espalda, que puede ser tan dolorosa que nos impide continuar nuestra tarea, incluso, en algunos casos, por varios días. Nuestra columna dijo basta, y no nos queda otra que acostarnos y desear que el dolor cese. La columna vertebral es una de las piezas más importantes de nuestro cuerpo y a la que no le damos mayor importancia. Nos permite mantenernos erguidos y trasmite la información necesaria a nuestras piernas para que caminemos. Consta de treinta y tres huesos llamados vértebras, las cuales están constituidas por un cuerpo compacto y una serie de salientes que protegen la médula espinal, que es la conexión nerviosa del cerebro con los miembros inferiores. Las vértebras están apiladas y separadas entre sí por un disco gelatinoso llamado disco intervertebral. Se agrupan según sus características similares y su localización: siete vertebras cervicales que corresponden a la zona del cuello (C1 a C7), doce vértebras torácicas o dorsales (T1 a T12), cinco lumbares (L1 a L5), cinco sacras (S1 a S5) y cinco coccígeas. Las sacras se encuentran fusionadas en la edad adulta, por lo que tenemos veinticuatro vértebras. Entre las vértebras sacras y coccígeas, no existe disco intervertebral. Los discos intervertebrales que se ubican entre la vértebra C1 y la S1 son, la mayoría de las veces, los causantes de los dolores de espalda. Estos discos conforman una especie de almohadilla gelatinosa que, además de separar las vértebras, actúa como amortiguador y flexibiliza la columna hacia diversos lados. Cuando cargamos peso o los presionamos demasiado, estos discos se escapan del lugar correspondiente y tocan la médula, lo que produce una lesión que ocasiona dolor intenso; en algunos casos, puede ser grave e incapacitar a la persona para efectuar tareas habituales. Esta lesión, frecuente en aquellos trabajadores que levantan cargas pesadas o ejecutan trabajos no ergonómicos, se denomina hernia de disco y se localiza, sobre todo, en la región lumbar, siendo las vértebras L4 y L5 y L5 y S1 las más afectadas. El dolor, a menudo, se manifiesta en la pierna en vez de la cintura, y todos solemos referirnos a él diciendo “me agarró la ciática”; pero no es la pierna el lugar de origen de la lesión, sino la columna. Los pinzamientos en la región del cuello pueden deberse a una rectificación de la columna producto de algún accidente (latigazo cervical) o del estrés que causa un agarrotamiento de los músculos del cuello que impiden la movilidad. El dolor suele ir acompañado de hormigueo en los brazos y las manos o de pérdida de fuerza en las manos. Más allá del accidente que puede provocar el dolor de espalda existen varios factores de riesgo para tener en cuenta que favorecen el degeneración de los discos y, por lo tanto, la aparición de patologías de la columna, por ejemplo la edad (ya que, con el tiempo, la esponjosidad o elasticidad de los disco se va perdiendo y se corre el riesgo de que las vértebras se toquen entre sí), el estilo de vida sedentario, la mala postura, los riesgos laborales, el sobrepeso, etcétera. Por supuesto que frente al dolor agudo habrá que consultar al médico que indicará reposo, compresas frías o calientes, según el caso, o recetará alguna medicación específica. Mientras tanto, como siempre, una simple caminata todos los días, mantener una postura erguida y sentarnos correctamente es suficiente para conservar nuestra columna sana.