De la dicción literal del Código Penal derogado y de los artículos 65

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De la dicción literal del Código Penal derogado y de los artículos 65 y ss. del
Reglamento de Prisiones de 2 de febrero de 1956 se desprende que el régimen normal
era el de redención y el excepcional fundado en graves razones -quebrantamiento, mala
conducta reiterada- era la no redención. Consecuentemente la redención no precisaba un
acto formal de alta en redención que el reglamento llegaba a presuponer -Vgr. al
establecer la entrega a los internos de una libreta de redenciones (art. 69)-. Por el
contrario la baja en redención si requería una resolución en tal sentido pues aunque la
ley preveía sus causas, esas causas debían declararse concurrentes en el caso más aún en
el supuesto de baja en redención por mala conducta pues esta causa de baja en
redención requería pronunciarse sobre la existencia de una falta grave o muy grave sin
haber invalidado las anteriores de igual clase lo que evidentemente requería comprobar
la naturaleza de las infracciones y los plazos de cancelación.
Esta baja se entendiera producida por una resolución administrativa sometida a
aprobación judicial, o se entendiera producida por una resolución judicial a propuesta de
la administración penitenciaria, tenía obligadamente que notificarse a los interesados
(art. 79 de la Ley de Procedimiento Administrativo vigente, art. 270 de la L.O.P.J.). En
el presente caso no se ha producido notificación simplemente porque no ha existido
resolución alguna en tal sentido, como revela el cotejo de las hojas de vicisitudes
penitenciarias del interno remitidas a este Tribunal. Lo más parecido a dicha resolución
sería la actuación administrativa en el año 1998 cuando, al practicarse la liquidación de
condena del interno, no se incluye redención alguna entre los días 6-11-88 al 20-6-89.
Pero evidentemente esa liquidación no puede equiparse a una concreta propuesta de baja
y además se produce diez años después de las posibles causas de la misma cuales son
las faltas cometidas en 1988, que fueron canceladas el 21 de junio de 1989.
Ahora bien, la cuestión es si existiendo esas faltas como existieron puede ahora,
diez años después, acordarse la baja en redención. Y la respuesta razonable es que no
puede hacerse aunque en su momento concurrieran las razones para ello porque
revestiría el aspecto de una sanción extemporánea y porque además el plazo para
acordar la baja en redención no puede exceder del límite de cancelación de las sanciones
que pudieran dar origen a dicha baja, pues la fijación de un plazo es necesario a efecto
de garantizar la seguridad jurídica y el antes anunciado es el único que permite al
tiempo posibilitar el acuerdo de baja en un tiempo sobradamente amplio y con ello
cumplir el mandato de que la mala conducta reiterada sea causa de baja (art. 100 del
Código Penal y concordantes del Reglamento de Prisiones), y al tiempo, y junto a la
garantía de la seguridad jurídica, dar eficacia al mandato del artículo 128 del entonces
vigente Reglamento Penitenciario, conforme al cual "la cancelación de las faltas situará
al interno desde el punto de vista penitenciario en igual situación que si no las hubiera
cometido". En consecuencia no es posible tras la cancelación de las faltas acordar la
baja en redención, menos aún hacerlo diez años después, y por tanto debe declararse
que, inexistente la resolución que acordara la baja, subsiste la situación normal de
redención que debe extenderse al periodo comprendido entre el 6-11-88 al 20-6-89.
Debe pues estimarse el recurso.
AUTO 1289/99 29.10.99 JVP Nº3 EXP 113/96
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