La cuestión relativa a la firma atribuida al interno en la notificación del acuerdo de baja en redenciones debe ser resuelta en sentido favorable al recurso, pues no cabe afirmar que fuera puesta por aquel cuando en el informe emitido por la Policía Científica se dice que "en el análisis comparativo llevado a cabo entre la firma dubitada y el cuerpo de escritura del recurrente no se han hallado analogías gráficas ni en características morfológicas de conjunto ni en particularidades de detalle". La resolución favorable de tal cuestión no conduce automáticamente a estimar la cuestión de fondo, esto es, a conceder al interno las redenciones solicitadas, pues en todo caso produciría el efecto de tener al interno por notificado a partir de ahora, si no lo hubiera estado ya desde que planteó la queja por la falsedad de la firma. La cuestión de fondo debe ser resuelta valorando si existieron razones para que el interno no redimiera ningún día en el periodo de tiempo comprendido entre el 13 de enero de 1.986 y el 17 de febrero de 1.992. El Centro Penitenciario de Soria expuso como fundamento de la propuesta de redenciones la existencia de seis sanciones sin cancelar: tres por faltas muy graves (cometidas el 27-9-85, el 13-1-86 y el 10-3-86), dos por faltas graves (cometidas el 141-86 y el 10-4-86) y una por falta leve (cometida el 28-1-86). Y con base en la comisión de estas faltas el Juzgado de Vigilancia aprobó una baja en redenciones desde el 13 de enero de 1.986 hasta el 17 de enero de 1.992. Por varias razones no comparte este Tribunal el efecto que sobre el derecho a redimir la pena regulado por el artículo 100 del Código Penal de 1.973 declaró la resolución recurrida. En primer lugar, porque aparece oscuro el sentido de la imposición de las sanciones. Si la firma de la notificación no puede atribuirse al interno (bien podría afirmarse que no es suya) y si el Ministerio Fiscal admitió en su informe de 19 de agosto de 1.996 que “pudieran existir razones que aconsejaron que los reclusos no cumplieran la sanción que en cada caso se les hubiera impuesto”, cabe razonablemente dudar de que las sanciones, tuvieran otro alcance que el simbólico, sin que, por lo tanto, estuviera en el ánimo del órgano sancionador -o de sus superiores- que produjeran sus efectos propios: el cumplimiento de ellas y su repercusión sobre los beneficios penitenciarios. En segundo lugar, porque si bien la fecha del inicio de la baja consta en el expediente (en la comunicación que el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Zaragoza dirigió al Centro Penitenciario de Soria se dice que la baja es desde el 13 de enero de 1.986), en ningún lugar aparece dato alguno sobre las razones para que la misma se prolongara hasta el 11 de enero de 1.992. En la propuesta elevada por el Centro Madrid II al Juzgado de Vigilancia Penitenciaria nº 3 de Madrid no consta ninguna redención durante ese periodo. Y el auto de este Juzgado aprueba la propuesta sin exponer ninguna razón sobre la no redención durante tanto tiempo. Y en tercer lugar, porque no constan las sanciones impuestas (sí, las faltas cometidas), ni la fecha de cancelación de ninguna de ellas. Omisión que quizá se corresponda con el antes comentado no cumplimiento de las sanciones. La valoración conjunta de todos los datos expuestos conduce a resolver el recurso, porque el Tribunal estima que es la decisión más ajustada a lo que pudo ocurrir, en el sentido de confirmar la baja en redenciones hasta el 31 de diciembre de1.986, fecha en que previsiblemente habría sido cancelada la sanción correspondiente a la última falta cometida, procediendo, en consecuencia estimar el recurso en el sentido de abonar al interno recurrente, como correspondientes al periodo entre el 1 de enero de 1.987 y el 17 de febrero de 1.992, 735 días de redención ordinaria y los que le correspondan en concepto de redención extraordinaria. AUTO 1245/98 26.10.98 JVP Nº3 EXP. 1520/95