LO VINCULAR Docente: Ana Muzykanski Especialización AUPCV. 1° Semestre, 2013. Lic. Cecilia Mutran PROPUESTA: Mostrar lo que representa meterse en lo vincular. Reflejar la experiencia grupal. EL PAGO DEL DERECHO DE PISO QUE HACE AL ENCUENTRO CON LOS OTROS. Iniciaré el presente trabajo haciendo referencia a la propaganda televisiva denominada “Nuevo” (Disponible en: http://www.youtube.com/watch?v=pBeurvnhEzE) la cual me permita trazar un recorrido en torno al viejo dilema sobre “pagar derecho de piso” para finalmente sentirte parte de un grupo, ya sea de trabajo, estudio, barrio, etc. Si bien esta propaganda no es central para entender el trabajo, desde allí extraje algunas generalidades que me permitirán hilar el mismo. Considero relevante referirnos a dicha frase ya que es habitual encontrarnos con que la llegada de una persona nueva a un grupo ya formado ocasiona mayormente alguna dificultad, molestia y/o incomodidad. Siendo como que existiera una deuda inicial que debemos pagar a cambio de poder pertenecer a ese grupo. Incluso ironizando un poco con estas cuestiones pareciera que hasta para ir a una clase de gimnasia aeróbica se necesitara pagar ese derecho de piso… debemos ubicarnos detrás del grupo para conocer su ritmo, su gracia, sus movimientos, sus molestias, etc. Lo que pretendo plantear, no pretende ser una justificación a la mencionada frase, ni tampoco implica un desconocimiento de encuentros en donde prima la permeabilidad, la amabilidad y demás, pero convengamos que por lo general una vez en la vida, uno se ha encontrado pagando este derecho de piso, esta especie de deuda inicial. Esta cuestión cotidiana podría relacionarse con parte de lo que a lo largo del curso hemos estado problematizando, y que tiene que ver con lo que ocasiona la irrupción de la presencia del otro. Este otro que como expresa Berenstein “…se opone al yo como su contrario, le ofrece la posibilidad de una característica novedosa, propone una presentación que excede la re-presentación y lo enfrenta con una ajenidad.” (Berenstein, I.: 2004, 34). Es un desafío complejo reconocer a este otro, debido a que genera movimientos hasta entonces imprevistos. Al observar la mencionada la propaganda, uno de las cuestiones a destacar tiene que ver con esto de ser llamado varias veces como “el nuevo”, nuevo porque como expresa Berenstein no tiene marca previa en ese vínculo. (Berenstein, I.: 2004). Nuevo hasta tanto ese vínculo no permita cierta reacomodación, y co-construcción. Sin embargo, los movimientos que habrán de producirse en ese vínculo ya existente siempre irán más allá de ponerse “la camiseta”, ya que inicialmente esta resultará por lo general más incómoda que cómoda, debido a que el individuo quedaría “encorsetado” dentro de algo que aún no es. En definitiva, uno no es dentro de un grupo de buenas a primeras, la pertenencia es algo a construir, si bien como manifiestan algunos autores la presencia impone, se requiere más que esta para lograr ese sentimiento de pertenecer a algo. Más aún cuando hay una grupalidad ya formada, que pareciera unificarse a sí misma desconociendo su propia ajenidad respecto de sí. Esta unidad muchas veces resulta como una defensa, que busca prevenir la herida narcisista que estas situaciones de irrupción de “lo nuevo” provocan. Como exponía Berenstein (Beresntein, I.: 2004) hacer un lugar al otro, implica para el sujeto del vínculo introducir en él un nuevo significado. Desde allí, podemos entender la resistencia frente a este nuevo, y que tiene que ver con este reconocimiento que se debe hacer del otro, quien con su presencia genera efectos de diferencia, ajenidad, e imposición. Efectos que no son siempre simpáticos, al jugarse en ellos la posibilidad de transformarse uno mismo en ese vínculo, como expresa el autor “devenir otro con otros”. Comprender e involucrarse en la sinergia grupal ya constituida permitirá habilitar, el pasaje de ser llamado “el nuevo”, y comenzar a ser “nombrado singularmente”, por nombre propio “Gonzalo”, y/o en el mejor de los casos como “el Gonza”. Este poder del nombramiento, da cuenta de la singularidad en medio de la grupalidad. Sin embargo, como menciona Puget; “El encuentro agrega y descoloca permanentemente de posiciones identitarias.” (Puget, J.: 2007, 3). Se observa así que el encuentro con la grupalidad es el que devuelve la singularidad, esta última siempre resultante de encuentros vinculares, nunca estática ni acabada. Estos planteos permiten advertir, como se juega en los vínculos la no aceptación de la incertidumbre respecto a lo no conocido del otro, por eso cotidianamente uno escucha frases como: “más malo conocido, que malo por conocer”. Esto último, tiene que ver con el desconocimiento de la complejidad de los encuentros, en el afán de la búsqueda de las certezas, y de lo previsible. Moren advierte así que la complejidad alude justamente a “…los rasgos inquietantes de lo enredado, de lo inextricable, del desorden, la ambigüedad…” (Moren, E.: s/a, 16). Es con esta complejidad con las que nos encontramos todos los días, no casualmente Puget titula uno de sus artículos como “Cada vez nos conocemos menos”. La búsqueda del orden y del control al que nos encontrarnos sometidos, es la que nos priva de la riqueza de lo nuevo, de aquello que rompa algunos hermetismos con los que venimos, y genere un acontecimiento. Como decía el propio Berenstein “…lo ajeno puede ser fuente de dolor si hiere el aspecto narcisista, pero también puede ser fuente de novedad, de descubrimiento y motor de vínculos.” (Berenstein, I.: 2004, 36) El concepto de suplementariedad permite advertir la existencia algo nuevo que excede a lo anteriormente existente, que lo enriquece. Berenstein dirá “… el encuentro con el otro ofrece algo que no cabe en la representación, que la excede y sin embargo la estructura ha de hacerle lugar, a la manera ya de suplemento y ya no de complementario.” (Berenstein, I.: 1996, 3) Pero este suplemento solo se puede producir si el vínculo es abierto, y cuenta con cierto grado de tolerancia y permeabilidad para la incorporación del otro. Considerando el acontecer grupal en los encuentros en AUPCV Luego de re -considerar lo planteado anteriormente respecto al pago –casi cotidianode derecho de piso, quiero afirmar que esto no se produce en todos los encuentros. En este sentido, y pensando en los encuentros intensos (en carga horaria, y profundidad) que se han generado en el marco de este primer semestre de la especialización es bueno mencionar que tanto la institución, sus docentes, y aún el propio grupo que se formó habilito desde el “vamos” el intercambio de afecto, palabras, encuentros y aún de diferencias. Si bien es cierto, que no es la primera que vez que formo parte de un grupo académico, en donde se produce buena “camaradería”, quiero considerar que a mi entender la temática que hasta entonces nos ha convocado “Lo Vincular” hizo al grupo que hoy tenemos. Con esto, quiero decir que indudablemente esta temática no nos convoca solo como lineamiento teórico para desarrollar la tarea profesional, sino que hace “ruido” en cada uno de los espacios vinculares de los que formamos parte: la pareja, los hijos, las amistades, e inclusive de este espacio que desde mayo se ha ido construyendo. La temática tratada tiene a mi entender mucho que ver con cómo se gestionó el desenvolvimiento entre todos nosotros. Esto de comenzar a conocer la mirada /enfoque, y el dispositivo vincular, implica comenzar a tomar contacto con cuestiones que tienen que ver con: considerar al otro, aceptar su diferencia, reconocer su ajenidad, advertir “lo imprevisto”, lo “impensado”, etc. Cuestiones que luego aplicaremos en el espacio laboral (consultorio, comunidad, institucional, etc), pero que indudablemente repercutirán en el ámbito cotidiano en donde cada uno de nosotros se desarrolla como ser humano vincular. BIBLIOGRAFIA - Berenstein, I. (2004) Devenir otro con otro(s). Ajenidad, presencia, interferencia. Ed. Paidos, Buenos Aires. - Berenstein, I., (1996) Vínculo familiar, hechos, sucesos y acontecimientos. Trabajo presentado en Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de GrupoDepartamento de Familia. - Moren, E., (s/a) La inteligencia ciega. En: Introducción al pensamiento complejo - Puget, Janine. (2007) Cada vez nos conocemos menos. Trabajo presentado en “Perspectivas Psicoanalíticas sobre Pareja y Familia”, Fepal. Buenos Aires.