Me llamo Rosa. Siempre he tenido mala suerte en el amor. Nuestra

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Ella
Me llamo Rosa. Siempre he tenido mala suerte en el amor. Nuestra historia
empezó en la universidad.
Siempre estábamos juntos dos chicos y dos chicas; Bruno, Pere, Martina y yo.
A mí siempre me había gusto Bruno, pero claramente se notaba que a él le
gustaba Martina, aunque ella pasaba de él. Así que poco a poco se fue
acercando a mí no sé si por darle celos o porque veía que podía pasar algo.
Poco a poco fuimos hablando más y sabiendo más cosas el uno del otro y cada
vez me fue dejando más loquita por él. Aunque a veces el seguía tirándole los
tejos a Martina y ella, ya cansada, le volvía a dar calabazas. Cada vez me
gustaba más, sentía mas admiración por él, cuanto más lo miraba más me
gustaba.
Al cabo de un tiempo nos convertimos en pareja y el hecho de que parecía se
había olvidado de Martina me encantó. El día de nuestra declaración
celebramos una velada romántica, una cena íntima y luego acabamos en mi
casa, todo era perfecto él y yo solos. Lo hicimos como si no hubiera mañana.
Para mí fue increíble.
Todo transcurría con tranquilidad. Pasaban los días y él seguía a mi lado
siempre escuchando todo lo que decía sin apenas apartar la mirada de mí, con
mucha atención.
Finalmente nos casamos. Para mí era lo mejor: estaba totalmente convencida
de que era mi hombre. Invitamos a mucha gente a nuestra boda, aquel era el
día más feliz de mi vida. Incluso acudió nuestra amiga Martina, tan guapa como
siempre. Más ,adelante hablamos de tener un hijo y bueno, ahí estuvimos
intentándolo, pero no fue una buena experiencia, ya que descubrí que era
estéril. Todo se me hacía grande, después de tanto pelear por el amor no
podía tener hijos con el hombre con quien quería pasar toda mi vida. Esto fue
muy duro para mí.
Con la llegada del verano se me ocurrió montar una fiesta familiar en casa,
incluso invité mi hermana, con quien no congeniaba mucho. Todo transcurría
bien como en cualquier fiesta. Lo único negativo fue que mi hermana no sé por
qué, me decía que mi chico no me quería, que estaba fingiendo.
Bruno me dijo que había visto por la calle a Martina y que la había encontrado
muy desarreglada y dejada; no sé si para darme celos o porque a él aún le
seguía gustando y como que le sabía mal haberla visto así. Un día convencida
decidí que lo nuestro ya no tenía futuro, que esto solo éramos una pareja de
cara al público.
Un día estaba en la cocina dando vueltas al estado de la relación, y de pronto,
se lo solté cuando él estaba en el comedor mirando la tele, era la única manera
en que me atrevía a decirle que ya no quería seguir. Después de todo este era
mi sueño formar una pareja con Bruno. Pero todo se fue desvaneciendo hasta
que llegué a la conclusión de dejarlo. Él se quedó callado y yo tomé ese
silencio como un sí. Por la mañana me fui deprisa de casa, no sé si asustada,
apenada o triste, pero salí escopeteada del nido de amor que un día con toda
mi ilusión monté. Nunca más he vuelto a ver a Bruno.
Daniel Olivares
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