El cuerpo socializado en la teoría de Pierre Bourdieu – Tomado de Meditaciones Pascalianas (capítulos 4º y 5º), reseña de Fernando Urrea. El cuerpo está en el mundo social a la vez que el mundo social está en el cuerpo (bajo las formas de hexis y de eidos). Bourdieu introduce la noción de cuerpo como el “sujeto” concreto en las relaciones sociales, para avanzar en su crítica del escolasticismo académico en las ciencias sociales y en la filosofía. Lo hace a través de lo que el autor denomina una “inclusión material”, a menudo desapercibida o negada de lo que ocurre en los procesos sociales. Esta inclusión material consiste en la incorporación de las estructuras sociales bajo la forma de estructuras disposicionales (habitus) y de chances objetivos, bajo la forma de esperanzas y anticipaciones, los cuales marcan las trayectorias de vida. El “yo” constituye el espacio físico y el espacio social al mismo tiempo, pero como “sujeto” en la forma de habitus o un sistema de disposiciones, ocupando una posición relacional jerarquizada y diferenciada de dominación. El espacio social es una estructura de yuxtaposición de posiciones sociales a partir de la distribución desigual de diferentes especies de capital. En el acercamiento a los “sujetos” empíricos se trata de comprender la comprensión práctica (o sea, las lógicas prácticas del mundo social). Para ello hay que superar el dilema de “la cosa” o la conciencia, del materialismo mecanicista y del idealismo constructivista; es decir, más precisamente, abandonar el mentalismo y el intelectualismo que llevan a concebir la relación práctica con el mundo como una “percepción”, y esta percepción como una “síntesis mental”, que desconoce el trabajo práctico de construcción que... ponen en obra las formas de organización no conceptuales, sin intervención del lenguaje”. Por ello el “sujeto”, en esta visión materialista de las ciencias sociales y la filosofía, no es un “sujeto trascendental”, sino un cuerpo socializado, a través de las prácticas concretas, construidas y adquiridas en el curso de una experiencia social situada en el tiempo. … La violencia simbólica es la dimensión profunda del orden social y sus diferentes campos y lo que está detrás del sistema de disposiciones (habitus). Es el tema del capítulo quinto del libro. Bourdieu la entiende como la coerción que sólo se instituye por intermedio de la adhesión que el dominado tiene con el dominante, ya que el primero no dispone de elementos para pensarla ni para pensar su relación con el segundo, sino de los mismos instrumentos de conocimiento que tienen en común dominado y dominante, además de que ellos hacen parte de la forma incorporada de la estructura de la relación de dominación, haciéndola aparecer como natural. Por este mecanismo el poder simbólico sólo puede ejercerse con la colaboración de aquellos que lo sufren porque ellos contribuyen a construirlo como tal. Para Bourdieu la violencia simbólica entra en la esfera del análisis de las relaciones entre la libido y el illusio, y por lo mismo, es la parte del texto más explícitamente psicoanalítica. “Es solamente a través de toda una serie de transacciones insensibles, de compromisos semi-concientes y de operaciones psicológicas (proyección, identificación, transferencia, sublimación, etc.) socialmente introyectadas, sostenidas, canalizadas, en verdad organizadas”, que las disposiciones preexistentes en el seno familiar se transforman poco a poco en disposiciones específicas, las cuales van a desempeñar el papel central en una trayectoria social del individuo. A esto hay que incluir el papel de la institución escolar en la sociedad capitalista, que impone ritos de institución a lo largo del período escolar. De este modo el illusio es la forma originaria del aporte del espacio doméstico, lugar de un proceso complejo de socialización de lo sexual y de sexualización de lo social. Según Bourdieu la sociología y el psicoanálisis debieran unir esfuerzos para analizar la génesis de la puesta en marcha de múltiples prácticas en este campo de la relaciones sociales, por cuanto se constituye en objeto de interés y de preocupación debido a que el niño se encuentra más y más implicado; y por lo demás, constituye el paradigma y también el principio de la inversión de energía en el juego social. Fabian Sanabria Baruch Spinoza ¿Qué puede un cuerpo? Ver la obra de Bourdieu en perspectiva – toda la obra, no solo sus aportes a una sociología de la educación- bajo el signo de Blaise Pascal. Bourdieu en el año 97 puso en perspectiva su obra de más de 30 años, bajo el signo de Pascal en su célebre obra Meditaciones Pascalianas. ¿Por qué el elemento de lo corporal? ¿Por qué el cuerpo? Y por qué tiene el cuerpo muchísimo que ver con el orden social y en particular con la educación? Por una razón que tiene que ver con un principio de disposición lógico, y es que lo social se encarna; está presente en el cuerpo. Nuestros modos de sentir, pensar y actuar, desde la más temprana infancia, nos diferencian y nos determinan. Si no nos condicionan, nos determinan; mínimamente nos condicionan y pueden determinarnos. Y esto está presente en el cuerpo. El aprendizaje es algo que se da en el cuerpo, con el cuerpo y por el cuerpo. La manera como nos sentamos, la manera como nos sonamos, como nos sonrojamos, como comemos, no subir los codos, como escribimos. Las prácticas de cómo comportarse el niño en clase, cómo levantarse, o sentarse. Norbert Elias, La sociedad de los individuos