Relación entre fe y razón

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El problema de la relación entre fe y razón
Historia de la Filosofía
Introducción
El encuentro del cristianismo con la filosofía griega fue un acontecimiento de enorme trascendencia para
nuestra cultura.
La filosofía en el imperio romano estuvo marcada por las cuatro escuelas filosóficas que marcaron el
pensamiento en el período helenístico: la platónica y la aristotélica, a las cuales se sumaron el epicureísmo y
el estoicismo.
Platonismo, aristotelismo y estoicismo mantuvieron un continuado e intenso intercambio entre sí: las tres se
oponían conjuntamente a la doctrina epicúrea, considerándola atea y licenciosa.
A partir del siglo III, la doctrina más vigorosa y con filósofos de mayor categoría es el neoplatonismo
−Las doctrinas cristianas frente a la filosofía
Algunas doctrinas aportadas por el cristianismo resultaban radicalmente nuevas, y por tanto, ajenas a cuanto
habían afirmado los filósofos anteriores. Una de ellas es la teoría de la creación. Otra, es la referencia esencial
de su doctrina a la historia. El cristianismo pone a Dios en relación con la historia.
La filosofía griega había puesto a Dios en relación con el cosmos, pero el cristianismo coloca a Dios en
relación con la historia en un doble sentido:
• Dios es providente y se ocupa directamente de los asuntos humanos, de la marcha de la historia.
• En segundo lugar, Dios no sólo se ocupa de la historia humana, sino que ha entrado en ella: Dios se ha
hecho hombre en un lugar y en un momento preciso
−Cristianismo y verdad
Según el mensaje cristiano, Dios había hablado a los hombres a través de ciertas personas en el Antiguo
Testamento, y después Él mismo, directamente, encarnado en Cristo. Es por esto por lo que la verdad cristiana
se presentaba como la verdad, la única posible.
−La imagen cristiana de Dios
Aunque, estrictamente hablando, el cristianismo no sea una filosofía, el contenido de la fe cristiana incluye
doctrinas que podían ofrecerse como respuestas a los problemas tradicionales de la filosofía, como el origen
del mundo.
Entre sus rasgos están:
−Monoteísmo: Un único Dios
−Creacionismo: Según el cristianismo, Dios creó el mundo de la nada. Desde Parménides, la imposibilidad de
que surja algo de la nada absoluta fue siempre considerada como un principio racional indiscutible. Del poder
ilimitado de Dios se desarrolla el concepto de Contingencia: el único ser necesario es Dios, todo lo demás es
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contingente, pueden o no existir.
−Omnipotencia: Un Dios Omnipotente. Si Dios es único puede ser omnipotente, y solo si es omnipotente
puede ser creador.
−La concepción cristiana del hombre
La concepción cristiana del hombre incluye tres elementos fundamentales: que el hombre fue creado a imagen
de Dios, que el alma es inmortal y que al final de los tiempos los cuerpos resucitarán.
En el terreno de lo moral, la filosofía griega es básicamente intelectualista, el pecado no es más que
ignorancia; en el cristianismo, el pecado no es ignorancia, sino el resultado de dos factores: la maldad humana
y la libertad del individuo. Cobran así sentido la idea de culpa, el arrepentimiento y el pecado.
−Cristianismo y platonismo
El cristianismo entró definitivamente en contacto con el pensamiento griego ya a partir del siglo II.
Inicialmente el cristianismo se opuso radicalmente a la filosofía, y la filosofía, a su vez, atacó duramente al
cristianismo.
Posteriormente se prudujo una asimilación de la filosofía griega. El acercamiento permitió que el cristianismo
se formulara en un cuerpo doctrinal de conceptos básicamente platónicos por dos razones: La doctrina
platónica era la más vigorosa y dominante y porque era la que ofrecía mayores semejanzas con la doctrina
cristiana.
(la existencia de otro mundo (el de las ideas) más allá del mundo físico o el lugar de destino del alma, por
citar un par de ejemplos.
SAN AGUSTÍN
−Fe y Razón en el pensamiento agustiniano
San Agustín no es un filosofo en sentido estricto, jamás se preocupó en trazar fronteras entre fe y razón;
piensa que ambas, conjunta y solidariamente, tienen como misión el esclarecimiento de la verdad, que para un
creyente no puede ser otra cosa que la verdad cristiana. El objetivo de San Agustín es la comprensión de la
verdad cristiana, y para ello colaboran la razón y la fe del siguiente modo: Primero la razón ayuda al hombre a
alcanzar la fe, después la fe orientará e iluminará la razón y tercero, la razón contribuirá al esclarecimiento
ulterior de los contenidos de la fe.
La actitud agustiniana ante la fe y la razón proviene de su convicción de que la verdad es única. Solamente
hay una verdad, la que se encuentra en el cristianismo.
Desde el punto de vista histórico−cultural, dos son las circunstancias que contribuyeron a configurar la
filosofía agustiniana: 1º la forma en que el cristianismo se enfrentó con la filosofía y 2º, el carácter mismo de
la filosofía neoplatónica, que influyó poderosamente en San Agustín.
−Existencia de Dios. La vía de la interiorización.
El agustinismo siempre mostró predilección por la vía de la interiorización, del recogimiento del alma en sí
misma. El alma capta, en el interior de sí misma, las verdades eternas e inmutables, cuyo fundamento no
puede ser otro que Dios, eterno e inmutable, ya que nuestra alma es mutable y, por tanto, las verdades son
superiores a ella.
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San Agustín no se preocupó por formular argumentaciones tomadas de la realidad exterior, del universo, para
demostrar la existencia de Dios. Hay referencias en sus obras al orden del universo y al argumento
denominado del consenso (el hecho de que la mayoría de los hombres coinciden en aceptar la existencia de
Dios), pero nunca tomó dichas pruebas de modo sistemático.
Al tratar de definir el atributo fundamental de Dios, eligió la inmutabilidad, hecho que hace evidente su
orientación platónica.
SANTO TOMÁS DE AQUINO
−Los límites de la razón. La fe.
En la época de Santo Tomás la obra de Aristóteles había llegado al mundo cristiano de la mano de Averroes, a
través del averroísmo latino, en el que, entre otras cosas que contradecían el dogma católico, se mantenía la
teoría de la doble verdad: una era la verdad de razón y otra era la verdad de fe, de tal manera que no tenían por
qué coincidir, e incluso, podían entrar en contradicción.
Santo Tomás rechaza esta teoría. Para él, las verdades de fe y las de razón tienen que coincidir, ya que, según
él, ambas provienen de Dios. Si alguna vez la razón contradice a la revelación (palabra de Dios), porque el
hombre se halla equivocado, siempre es la razón la que debe someterse a la fe.
Por tanto, el pensamiento tomista ha consistido en un esfuerzo por integrar la filosofía (aristotélica) con la
teología, creyendo útil la utilización de ambas para lograr la salvación. Aunque ambas teorías son compatibles
−según Aquino− son diferentes:
La filosofía se ocupa de las verdades accesibles a la razón humana y su alcance es limitado. Pero dado que la
filosofía se preocupa por el ser, sus causas y principios, esta debe estar coronada por la metafísica y buscar la
causa primera de todo ser, Dios.
A la teología Santo Tomás la define como la doctrina de la revelación, aquello que busca la palabra de Dios
fundamentándose en la fe. Mediante la fe se alcanza el conocimiento de aquello que se encuentra más allá de
los límites humanos. En el contenido de la revelación, Santo Tomás distingue entre:
Lo revelado: lo llama artículos de fe. Consiste en una serie de conocimientos sobre Dios que han sido
reveladas por Él y que, por lo tanto, exceden de la capacidad de la razón humana, por lo que se aceptan
basándose en su autoridad y no en evidencias y demostraciones. Son las también llamadas verdades de fe.
Lo revelable: lo llama preámbulos de fe. Son también conocimientos sobre Dios, pero accesibles a la razón
humana. Son las explicaciones de la Biblia, que pueden ser explicadas racionalmente. Son las también
llamadas verdades de razón.
Ambas son fuentes de conocimiento, pero la razón tiene un límite a partir del cual se sitúa la fe, con lo que la
fe aporta conocimientos que la razón no puede alcanzar, viniendo así a perfeccionarla (este concepto se puede
relacionar con el de San Agustín de Hipona sobre la fe y la razón).
−Existencia de Dios. Las Cinco vías.
Santo Tomás de Aquino rechaza una serie de argumentos de origen platónico utilizados por algunos teólogos
para afirmar que la existencia de Dios es evidente, por lo que no es necesario su demostración. La
consideración de que la existencia de Dios es un problema que hay que resolver tiene su origen en Santo
Tomás. El filósofo se plantea dos cuestiones:
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¿Es necesario demostrar la existencia de Dios? Y, ¿es posible demostrarla?
En la Suma teológica se recogen tres posturas de tres autoridades de la filosofía cristiana que mantienen que
no es necesaria dicha demostración y los respectivos rechazos de Santo Tomás. Uno de sus puntos de vista es
que no todo el mundo entiende por Dios aquello mayor de lo cual no cabe pensar nada.
Por ello, Santo Tomás de Aquino piensa que es necesario demostrar la existencia de Dios y que es
demostrable si utilizamos el método adecuado. Existen dos clases de demostración, una que procede de la
causa al efecto y es, por tanto, a priori, y otra que parte de las cosas sensibles, consideradas como efectos,
para buscar la causa, por lo que procede a posteriori. Sólo este último método puede llevarnos al
conocimiento de la existencia de Dios.
Santo Tomás propone cinco vías (o modos) mediante las cuales llegar al conocimiento de la existencia de
Dios:
• Vía del movimiento: es innegable que todas las cosas del mundo se mueven. Todo movimiento tiene una
causa exterior a él mismo. Por todo ello es necesario un primer motor inmóvil que no sea movido por nadie
y tenga la capacidad de mover, éste es al que todos llaman Dios.
• Vía de la causa eficiente: es imposible que exista en el mundo algo que sea causa y efecto a la vez, pues la
causa es anterior al efecto. Ha sido necesario una primera causa eficiente que halla producido todas las
demás, Dios.
• Vía de lo contingente: todos los seres de la realidad existen, pero podrían no existir, pues son contingentes
(su existencia depende de otro). Debe existir forzosamente un ser no contingente que haya creado a los
demás seres: Dios.
• Vía de los grados de perfección: para que podamos hablar de un más o un menos en la perfección de los
seres, es necesario que exista un ser perfecto que haga posible la comparación: Dios.
• Vía del gobierno del mundo: todos los seres irracionales o carentes de conocimiento tienden a un fin. Esto
sólo es posible si alguien los dirige (a la manera que un arquero dirige a la flecha). Luego, tiene que existir
un ser inteligente que dirija todas las cosas: Dios.
Aquino piensa que el hombre sólo verá cara a cara a Dios, solo conocerá realmente su esencia en el más allá,
y esto es algo revelado en las Sagradas Escrituras. Descubre que Dios es el ser puro y que existe por sí solo; es
acto puro sin sombra de potencialidad, por lo que es simple, infinito, eterno, bueno, etc. Él es el creador del
mundo, produciéndolo de la nada.
GUILLERMO DE OCKHAM
Ockham rompe definitivamente entre la unión de fe y razón establecida por los tomistas. Los presupuestos de
esta relación que establece son:
1.− La fe y la razón se encuentran totalmente separadas; lo mismo se puede decir de los saberes que se derivan
de las mismas, teología y filosofía. Ambas se diferencian por su objeto material, es decir, por ocuparse de
objetos distintos en sí. El ámbito de la fe y de la razón son dos conjuntos distintos, sin intersección posible.
2.− Ockham niega validez a las pruebas sobre la existencia de Dios, ya que la existencia de Dios sólo es
admisible mediante la fe.
3.− La separación entre la fe y la razón no es obstáculo para una plena armonía entre una y otra. Separar dos
ámbitos no implica oposición. Aunque se pueda establecer contradicciones entre lo que se dice en Filosofía y
en Teología, los occamistas se refugiaron en esta distinción, es decir, lo que es verdadero en Teología y lo que
es verdadero en Filosofía.
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¿Dónde se puede rastrear esta separación radical? En el averroísmo. Averroes, para no ser perseguido por las
autoridades coránicas, estableció la posibilidad de una triple interpretación del Corán − la vulgar, la filosófica
y la teológica. Así algo podía ser falso en Teología y verdadero en Filosofía, y viceversa.
Los Occamistas decían lo mismo. Por ejemplo, con respecto al tema de Dios, no se podía demostrar
racionalmente, que es una especulación o hipótesis; pero seriamente hablando se podía conocer por fe.
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