EL CARDENAL ARZOBISPO DE LIMA DEFENSA DE LA VIDA: UN DEBER DE CADA SER HUMANO El progreso integral de una sociedad libre y justa requiere que la persona se desarrolle en un ambiente donde reine la verdad: verdad sobre las cosas y verdad sobre sí mismo. Vivimos en una época floreciente para nuestra patria, el progreso material hace que cada vez más peruanos tengan un poder adquisitivo superior al de sus padres. Sin embargo, muchos piensan que la sociedad libre y justa que anhelamos está lejos de conseguirse pues constatamos que a medida que crece el bienestar material, el bienestar espiritual decae. El ataque a la familia y al matrimonio crece, justo a estas dos instituciones que son fundamentos de la vida social; “siempre que se compromete la verdad acerca de la familia, - y la vida - se sigue el declive moral y tiene lugar una inevitable decadencia cultural”1. Esta situación, nos debe llamar no sólo a la reflexión sino también a la acción. El cristiano nunca es indiferente ante lo que pase en la sociedad; como nos recuerda un autor del s. II a.C. “los cristianos no se distinguen de los demás hombres, ni por el lugar en que viven, ni por su lenguaje, ni por sus costumbres. Ellos, en efecto, no tienen ciudades propias, ni utilizan un hablar insólito, ni llevan un género de vida distinto… los cristianos son en el mundo lo que el alma es en el cuerpo”2. Los cristianos estamos llamados a vivificar el mundo y esa es una tarea insoslayable. Uno de los aspectos de esta tarea es la defensa y promoción de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural. La vida humana posee un carácter sagrado e intangible por ello es un deber de todo hombre de buena voluntad el defender la vida, en especial la del niño por nacer; para todos es un compromiso que concierne no sólo a la moral privada sino que también es una cuestión social y política. “todo ataque contra esta vida debería encontrar una firme y clara oposición por parte de los creyentes, hijos e hijas de la Iglesia… Consideremos la defensa de la vida humana como lo esencial de nuestra misión”3. Ante las próximas elecciones, todos debemos ser concientes que lo que necesita nuestra patria no es sólo el bienestar material sino el engrandecer el espíritu y eso se logra con una política de protección de la vida y la familia; por eso tenemos que “estar 1 JUAN PABLO II; Discurso al Embajador de Dinamarca ante la Santa Sede; 19 de noviembre de 1994 Carta a Diogneto 5, 6. 3 JUAN PABLO II; Discurso a los peregrinos de Radio Maria de Polonia; 18 de abril de 1996 2 alertas ante las propuestas que atentan contra la ley natural, el respeto a la dignidad humana, la verdad y la práctica de la justicia. Ir contra esos principios es desconocer la realidad natural. Intentar cambiarlos traerá graves consecuencias para la sociedad, y los perjudicados siempre serán los más débiles. Por ello, el respeto y la defensa de la vida desde el primer instante de su concepción hasta su muerte natural es irrenunciable a todo planteamiento. No se pueden aceptar bajo ningún argumento el aborto, la eutanasia o la manipulación genética”4. Con mis bendiciones + JUAN LUIS CARDENAL CIPRIANI THORNE Arzobispo de Lima y Primado del Perú 4 CEP; Mensaje de los Obispos de Perú ante las próximas elecciones generales; 26 de enero del 2011.