NAVEGABILIDAD DEL RÍO TAJO A lo largo de la historia los distintos pueblos que se asentaron en las orillas del río Tajo, utilizaron el río para traslado de personas y mercancías en trayectos cortos sin que se conozcan proyectos, que abarcaran la navegabilidad de los más de mil kilómetros desde la sierra de Albarracín en Teruel hasta la ciudad de Lisboa, hasta 1585 a iniciativa de Felipe II. Recordemos que el río Tajo (Tejo en portugués) es el río más extenso de la Península Ibérica, recorre 816 kilómetros por España y 145 kilómetros por Portugal. Tiene una cuenca de más de 80.000 km2, alcanzando una capacidad total de embalse de más de 14.000 hm3. En el año 1585 siendo Felipe II rey de España y Portugal éste ordena la realización de diferentes proyectos para hacer navegable el Tajo, para mejorar las comunicaciones, favorecer los intercambios comerciales y estar más unidos políticamente los dos países. El primigenio proyecto comprendía la navegabilidad desde Lisboa hasta el puente de Alcántara, pero los procuradores solicitaron su ampliación hasta Toledo. Se aprobó que fuera sufragado el proyecto por todas las localidades afectadas pensando en el beneficio económico importante que obtendrían, señalándose tres plazos para el abono de las respectivas cantidades a los municipios. Se fijó que a través de dicha ruta por el río Tajo sólo se pudieran comercializar los productos españoles y portugueses para evitar los conflictos con otros puertos españoles. Según el profesor Rubio Rojas sabemos que en Extremadura el que más contribuyó fue Trujillo con Logrosán y Orellana, un total de 311.000 maravedíes, seguido de Cáceres y su tierra, 141.000 maravedíes. Diego González fue el enviado por el concejo de Cáceres a Trujillo llevando los 47.167 maravedíes del primer plazo, un 6 de Mayo de 1585. El 3 de Septiembre y el 14 de Abril de 1586 se hicieron el segundo y tercer pago, cumpliendo escrupulosamente el concejo de Cáceres lo señalado en la real provisión. Pero a pesar de lo costosa de la inversión esta no dio los frutos esperados y soñados por la población hispanolusa. El río fue navegable en parte en 1.588 pero el gran coste de mantenimiento de las instalaciones construidas, la falta inicial de resultados económicos y las continuas quejas sobre todo de Sevilla que vio peligrar sus ingresos, hicieron que en pocos años dejara de ser navegable. Ante las dificultades se fueron abandonando poco a poco las esclusas y los planes iniciales quedaron en nada. Esta idea de la navegabilidad del Tajo se planteó de nuevo en el siglo XVIII, pero nuevamente no pasó del ámbito de buenos proyectos que no se materializaron. Si visitamos el Jardín del Príncipe en Aranjuez, que tiene más de 150 hectáreas, construido por el rey Carlos IV, podemos contemplar uno de los embarcaderos del río Tajo; pero lo más interesante es disfrutar del museo de las Falúas Reales, que eran embarcaciones que usaban los reyes para navegar a lo largo del río Tajo y en estanques. Actualmente sería una obra faraónica hacer navegable el río Tajo como consecuencia de las múltiples presas existentes, pero como soñar no cuesta dinero estarán conmigo que sería precioso poder viajar en barco desde Cáceres hasta Lisboa y llegar al Océano Atlántico y recordar tantos y tantos extremeños que viajaron hasta “las Indias” e hicieron gloriosa una de las páginas más bellas de nuestra historia. Gracias a proyectos como el “Parque Natural del Tajo Internacional”, liderado por Organismos y Empresas de ambos países, se están poniendo en valor dichos territorios transfronterizos con proyectos de gran atractivo turístico-económico para España y Portugal. Desde el año 2010 la Diputación Provincial de Cáceres puso en marcha el barco “Balcón del Tajo”, desde donde se puede realizar un espectacular crucero fluvial por el río Tajo tanto por la parte española como por la portuguesa; no dejéis de hacer el viaje ¡Os sorprenderá! Santos Benítez Floriano. Cronista Oficial de la Ciudad de Cáceres.