Emergencias

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Emergencias oftálmicas en el equino
DC MVZ Cert Aytzeé Piñón
International Equine Ophthalmology Consortium
DMCZE FMVZ UNAM
aytzee@yahoo.com.mx
El ojo equino es grande, prominente y sin protección por su posición lateral
y fuera del cráneo. Dada la predisposición del caballo a reaccionar violentamente
ante situaciones de miedo, el trauma orbitario es una emergencia frecuente.
Además, dadas las múltiples funciones zootécnicas de los caballos, también
presentan enfermedades corneales derivadas de traumas.
Es recomendable para el veterinario general especialista en equinos
evaluar y atender las emergencias oftálmicas, en caso de que un oftalmólogo no
esté disponible. Las emergencias oftálmicas más frecuentemente encontradas son
traumatismos orbitarios, incluyendo las laceraciones del párpado, trauma corneal
agudo
con
laceración
y
queratitis
ulcerativa
o
queratomicosis.
La exploración ocular completa de ambos ojos permite al médico proporcionar al
propietario con la mayor cantidad de información posible respecto al pronóstico
para
la visión. La evaluación del ojo no lesionado no es exagerada; los
propietarios no siempre son conscientes de los déficit visuales en sus caballos, y
el trauma ocular de vez en cuando es secundario a un problema visual en el ojo
opuesto.
La confirmación de la respuesta a la amenaza se puede lograr haciendo un
movimiento cauteloso de la mano hacia el ojo lesionado, también se deben de
evaluar la función y la continuidad del párpado, confirmando el cierre y la
capacidad adecuada para proteger la córnea. Para saber el pronóstico visual se
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debe de realizar la evaluación del reflejo pupilar directo a la luz, el PLR
consensual, y la respuesta de “deslumbramiento”.
Dependiendo del tipo, grado y localización del trauma , puede ser difícil determinar
si los RPL directo y consensual son normales. La presencia de una respuesta a la
luz consensual al menos confirma la continuidad de la vía visual (retina y el nervio
óptico ) en el ojo , significando que un resultado visual puede ser posible. Del
mismo modo, la fotofobia o deslumbramiento también establece que el camino de
los nervios está intacto.
La presencia de midriasis persistente (sin la ayuda de un midriático) en el ojo
lesionado es indicativo de resultados extremadamente precarios para la visión.
Una vez que la evaluación inicial de la amenaza y las respuestas de PLR son
completos, las estructuras oculares deben ser examinadas de manera sistémica.
Se recomiendan los bloqueos nerviosos para facilitar el examen y para mantener
los párpados abiertos particularmente si la córnea se ve comprometida. El nervio
auriculopalpebral (nervio motor del músculo oculi orbicularis) puede ser palpado
debajo de la piel y bloqueado con 2-3 ml de lidocaína justo lateral al punto mas
alto del arco cigomático.
El nervio frontal o supraorbitario
(sensorial en los dos tercios mediales del
párpado superior) puede ser bloqueado en el foramen supraorbitario.
Este
foramen puede ser palpado medialmente en el arco superior orbitario en donde el
proceso supraorbitario comienza a ensancharse. Se pueden realizar también
bloqueos lineales cerca del borde de la órbita para desensibilizar otras regiones.
Durante el examen en algunos casos, el grado de quemosis e inflamación
de los tejidos blandos puede hacer el examen del globo difícil. El edema corneal,
hifema, o hemorragia en la cámara posterior pueden inhibir la evaluación del lente
y de la cámara anterior, la retina, o incluso del nervio óptico. En situaciones como
estas, puede ser muy útil el uso del ultrasonido para identificar la ruptura del globo,
un desprendimiento de retina, luxación del cristalino, o fragmentos óseos de la
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órbita sobre el globo. Tales hallazgos son cruciales para el desarrollo de un plan
terapéutico inmediato.
La córnea debe ser cuidadosamente evaluada para identificar abrasiones,
perforaciones, o laceraciones evidentes. Cualquier laceración de la córnea debe
ser reparado quirúrgicamente como una emergencia, bajo anestesia general,
preferiblemente por un oftalmólogo veterinario. Después de la reparación
quirúrgica se debe de tratar a la córnea contra la ulceración y queratitis ulcerativa.
La cámara anterior se examina mejor con una lámpara de mano o transiluminador
que tenga lámpara de hendidura. La cámara anterior contiene humor acuoso
ópticamente claro. El aumento de niveles de proteínas se observa clínicamente
como flama acuosa. Las células blancas en la cámara anterior se conocen como
hipopión y las células rojas como hifema. La flama acuosa, el hipopíon y el hifema
son indicadores de uveítis.
Trauma Orbitario
Puede variar en severidad de menor impacto asociado solamente con laceración
de párpados hasta fractura de la órbita y ruptura del globo. La fuerza de un
traumatismo contundente puede ser más perjudicial al caballo desde un punto de
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vista visual, porque las estructuras intraoculares son más propensas a sufrir
alteraciones. En casos raros, el impacto puede ser tan grave como para dar lugar
a alteraciones de nivel de conciencia del paciente y probablemente representa una
lesión cerebral traumática. La evaluación inicial del paciente por lo tanto, debe
comenzar con la evaluación física general de los pacientes, prestando especial
atención al comportamiento del caballo y el nivel de conciencia. Debe realizarse
un examen físico completo y obtener toda la información posible sobre la
naturaleza de la lesión y el tratamiento previo que haya recibido el caballo.
El marco de tiempo de la lesión puede ser importante con respecto a la del estado
mental del paciente, debido a que alteraciones en la conciencia pueden
presentarse horas después de la lesión. Cuando se sospecha de cualquier lesión
cerebral se recomienda no sedar al caballo debido a que puede dar como
resultado la exacerbación de los signos. Durante la evaluación inicial, se debe
prestar especial atención a la cara, especialmente a la simetría orbitaria. Cualquier
grado de asimetría facial u orbital podría estar asociada con fractura orbital o
posible ruptura del globo. La órbita debe ser cuidadosamente palpada para
evaluar evidencia de crepitación o inestabilidad para determinar el índice de
sospecha de fractura o fracturas. La posición anormal del globo dentro de la órbita
también puede ser atribuible a la discontinuidad del borde orbital como resultado
de fractura. La probabilidad de que el conducto nasolagrimal este involucrado
debe ser evaluada, así como la continuidad de los párpados superiores e
inferiores. En base a esta evaluación inicial de las estructuras orbitales externas,
la
necesidad
de
diagnósticos
adicionales,
tales
como
radiografía,
dacriocistinografía o ultrasonido, se puede determinar.
Las fracturas orbitarias pueden ser identificadas mediante palpación,
deformidad facial, y radiografías. Se pueden acompañar de blefaroedema,
epistaxis, enfisema orbitario, úlceras corneales, uveítis y limitaciones de la
movilidad del globo por el atrapamiento de fragmentos de hueso. Las fracturas
orbitarias pueden resultar en el desplazamiento del globo y tienen el potencial de
dejar fragmentos de hueso penetrantes hacia el globo.
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Las fracturas menores del reborde orbitario pueden no requerir una corrección
quirúrgica a menos que existan fragmentos de la fractura que incidan al globo o si
es necesario mantener una estética perfecta. Las fracturas graves periorbitarias
deben repararse quirúrgicamente lo mas rápido posible antes de que la unión
fibrosa de las piezas fracturadas comience dentro de una semana a realizar
elevación en la zona de lesión y la realineación sea muy difícil.
El cableado interóseo, con sutura de acero inoxidable, el cromado de huesos y los
injertos de hueso esponjoso pueden ser necesarios para inmovilizar y reparar
grandes fracturas orbitarias.
Un trauma en la cabeza puede causar proptosis del globo. La proptosis es
el desplazamiento hacia delante del ojo de la órbita. Se ve comúnmente con
hemorragia retrobulbar y edema después de un traumatismo orbitario penetrante.
En los casos de proptosis traumática del globo, se debe realizar un examen
oftalmológico cuidadoso que dictará la viabilidad del ojo. La falta de un reflejo
pupilar a la luz indirecta en el ojo normal y miosis con hipotonía severa e hifema
indica un trauma grave y el pronóstico visual pobre. Una tarsorrafia temporal se
recomienda para la proptosis.
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