69 LATERCERA Domingo 15 de abril de 2012 Cultura&Entretención Los ojos de la mente [OLIVER SACKS] Anagrama 288 págs. $ 18.150 vigilancia, y siempre, sea de manera consciente o inconsciente, una relación de reserva con el futuro. Hoy, el primer día de invierno, me van a hacer las pruebas de funcionamiento del hígado. ¿Se ha extendido la bestia hasta el hígado? ¿Ha hundido sus garras en mis órganos vitales? ¿Moriré a causa del melanoma? La idea no deja de rondarme la cabeza”. Ojos que no ven: Oliver Sacks y el tumor que afectó su vista Despertares R El neurólogo inglés, autor de Despertares, relata cómo sobrevivió al cáncer y la ceguera en Los ojos de la mente. Marcela Escobar En diciembre de 2005, un tumor en su ojo derecho dejó semiciego al doctor Oliver Sacks. Primero vio luces, destellos, breves alucinaciones provocadas por el melanoma ubicado detrás de su retina. Luego vino la oscuridad y, después, la espera por un tratamiento que lo tuvo casi al borde de la paranoia: no hay peor paciente que aquel que maneja el detalle de los síntomas y la incertidumbre de los diagnósticos. Oliver Sacks ha dedicado su vida a la neurología y al relato. Su método médico contempla el registro escrito de sus investigaciones, de los casos más emblemáticos que ha tratado y de sus propias reflexiones sobre el quehacer científico. Esta no es la excepción: apenas se entera del mal que lo aqueja comienza a es- cribir un diario, al que bautiza “diario del melanoma”. Esa bitácora constituye el corazón de su último libro, Los ojos de la mente (The mind’s eye, en inglés, publicado por Anagrama). Como es la tónica de su literatura, aquí está la enfermedad convertida en historia y la pérdida como motor de lo narrado. Lilian pierde la capacidad para leer, al igual que el escritor Howard Engel; Patricia sufre una hemorragia cerebral cuya consecuencia más notoria es la pérdida del habla; y Sacks se explaya, también, en una discapacidad propia previa a su cáncer, la prosopagnosia, la incapacidad de reconocer rostros y lugares, incluso los más familiares. Esta tara le ha traído más de un problema social, ¿quién podría sospechar que aquello que parece distracción resulta ser un mal neu- RR Sacks ha dedicado su vida a la neurología y al relato de experiencias clínicas de sus pacientes. FOTO: ARCHIVO QUIEN ES OliverSacks Estudió en Oxford y es doctor en neurología de la Universidad de California. Nació en Inglaterra en 1933. Trabaja en la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York y es conocido por sus libros basados en los trastornos neurológicos de sus pacientes. Su libro más célebre es Despertares (1974), llevado al cine en 1990 por Penny Marshall, con Robin Williams y Robert de Niro. rológico? “Desde siempre me ha costado reconocer las caras”, relata en su libro. “De niño no pensaba mucho en ello, pero cuando fui adolescente y cambié de escuela, muchas veces me avergonzaba. Mi frecuente incapacidad para reconocer a los compañeros de clase los dejaba perplejos y a veces los ofendía. No se les ocurría (¿y por qué se les iba a ocurrir?) que yo tenía un problema de percepción”. Los pacientes reseñados lo han contactado a través de cartas y cumplen con el patrón habitual del autor; es de- cir, gente común que enferma de males poco comunes, por eso se ha interesado en ellos. Sus vidas se convierten en anecdotarios extravagantes en los que él bucea, describe, descifra. A medio camino entre el relato biográfico y la narración médica, Sacks no rehúye las interrogantes que atormentan a todo enfermo. En el capítulo “Persistencia de la visión”, título final del diario sobre su cáncer, escribe: “El diagnóstico es un umbral más allá del cual se extiende toda una vida, por larga que sea, de pruebas, tratamientos, Nacido en Londres en 1933, hijo y hermano de médicos, estudió medicina en Oxford y su residencia en neurología la hizo en California, en los sesenta. A fines de esa década se mudó a Nueva York, donde conoció a una decena de pacientes cuya enfermedad narraría en su libro Despertares. Una epidemia de encefalitis letárgica los mantuvo inmóviles por más de 40 años. Estaban abandonados en su sueño en el Beth Abraham Hospital, cuando Sacks decidió administrarles una droga que, hasta entonces, se usaba en los enfermos de parkinson. Los enfermos despertaron, volvieron a moverse, pero no recuperaron su vida anterior. Estas historias fueron las que consagraron a Sacks en el mundo de las ciencias y le dieron fama como bestseller (algunos de sus casos han servido de material para la serie televisiva House), sin que aquello le reste la influencia que tiene en la literatura del género. En Los ojos de la mente el neurólogo no decepciona y lleva el ejercicio al extremo, porque ahora el objeto de estudio es él y la sombra que crece en su ojo derecho. Sacks resulta ser una suerte de antropólogo de la medicina que insiste siempre en un punto: en qué nos convertimos cuando perdemos aquello que solíamos ser.b