Entre mujeres - Infante - Promoción Integral de la Mujer y la Infancia

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Entre mujeres
Serie para grupos de autoayuda
Jacinta: Violencia económica
Señora: Jacinta... Jacinta... Limpia la cocina y lava esa ropa... ¡apúrate!
Jacinta (niña): Ya voy, señora. Ya voy
Jacinta: Nací en un pueblito pequeño y pobre. Mi madre murió del parto. Dicen que yo
estaba atravesada. Quién sabe si por eso, mi vida entera fue así, atravesada.
Me crió mi abuela. Como ella era una campesina que trabajaba la chacra, no podía
cuidarme. Apenas crecí un poco, me entregó a una señora.
Señora: No te preocupes, mamita. La niña será como mi propia hija. Le haré estudiar, le
compraré su ropita. No te precupes.
Jacinta: Me llevó a la ciudad. Esa señora decía que era mi madrina...
Señora: Soy tu madrina, Jacinta. Así tienes que decir si alguien te pregunta.
Jacinta: Ella nunca me hizo estudiar. Sólo me hacía trabajar hasta que me dolieran las
manos...
Señora: Limpia... barre...... lava ¡Qué inútil! ¡No sabes nada!
Jacinta: ¿Cómo iba a saber si nadie me enseñó? Yo trabajaba desde la mañanita hasta
la noche. No me pagaba, ni me compraba ropa. Yo me vestía con lo que sus hijas ya no
querían. Cuando tuve 12 años, me escapé...
Caminé todo el día en la calle, con miedo. Había muchos carros, mucha gente...
Jacinta: ¿Cómo voy a regresar a mi pueblo?
Jacinta: Casi al anochecer, una señora me encontró.
Mujer 1: ¿Niña, qué haces sola? ¿Dónde vives? Ven, te voy a llevar a mi casa. No
tengas miedo, ven.
Jacinta: Me fui con ella. Al principio, todo iba bien. La señora me daba ropa limpia,
comía lo mismo que sus hijos, hasta tenía una cama con colchón. Cuando yo creía que
mi vida se había arreglado, comenzaron los problemas...
Chico: Mamá, esta Jacinta está tocando mis juguetes. Me los va a romper.
Jacinta: Era cierto. Yo nunca había tenido un juguete y el niño tenía carritos y pelotas y
muñecos. Yo sólo quería saber cómo eran.
Que me prohíban tocar los juguetes no era nada al lado de servirle de juguete al patrón...
Patrón: Eres bonita, cholita. Te voy a comprar unos lindos zapatos; si me...
Jacinta (niña): Déjeme, señor... déjeme...
Jacinta: Nuevamente, me escapé. Trabajé en una tienda, en otra casa, en un restaurante.
De lugar en lugar, fui conociendo la vida y conocí a un muchacho que me dijo que me
quería... Yo ya tenía dieciséis años.
Nunca había oído esas palabras. Nunca nadie me había dicho que me quería. Y le creí...
y me fui con él.
Muchacho: Te quiero, Jacinta...
Jacinta: Cuando nació el bebito, él me dejó. Empecé nuevamente a tocar puertas.
Mujeres: No, no ¿tienes hijito? No, no, con hijito no. Imposible.
No te puedo dar trabajo, no. No, no me estorbaría tu bebé, llora todo el día.
¡No!
Mujer 2: Está bien, pero vas a ganar menos. Un niño es una boca más.
Jacinta: Tuve que aceptar. La señora permitió que mi hijo se quedara a mi lado, que
estudiara en las noches luego de regar el jardín y cargar las canastas del mercado.
Cuando creció, la patrona le dijo que se tenía que ir.
Adolescente: Voy a trabajar y regreso a buscarte mamita. De veras.
Jacinta: Más sola que nunca, trataba de enterrar mi pena con el trabajo. Pasó el tiempo
y un día...
Mujer 2: Jacinta, tú has sido una buena empleada, pero ya no puedo tenerte en mi casa.
No tengo para pagarte un sueldo.
Jacinta: Señora, no me haga eso... Por favor, señora...
Señor: No, Jacinta. Ya mi esposa te lo dijo, hija. No te necesitamos.
Jacinta: Me fui como había llegado, con las manos vacías. Yo había trabajado quince
años en esa casa y me echaron como si nada.
Señor: No te toca liquidación, Jacinta.
Jacinta: Señor, pero son muchos años.
Señor: Disculpa, pero durante esos muchos años hemos mantenido a tu hijo. Ha
estudiado, ha tenido casa, comida, ¿entiendes, no?
Jacinta: No, yo no entendía nada. No podía comprender cómo me dejaban en la calle y
sin ningún dinero. Yo los tenía como una familia. Saqué mi maleta vieja con y me fui al
mercado. Ahí conocía a una señora que vendía pollos...
Jacinta: Me han botado, doña Celia. No tengo a dónde ir. Quisiera morir ahora mismo.
Celia: Jacinta, no se desespere y cuénteme qué le pasó.
Jacinta: Le conté mi vida, como una película larga y dolorosa....
Jacinta: Dígame, doña Celia, ¿usted cree que puede haber otra vida para mí? ¿Cómo?
Locutora: Jacinta no es la única mujer que ha sufrido explotación laboral y violencia,
varias otras mujeres han pasado por lo mismo. Estos son sus testimonios:
Mujer 3: A mí también me pasó de todo. El patrón, la señora explotadora, todo. Lo peor
fue que una vez tampoco me quisieron pagar. ¡Ja! Yo corrí al Ministerio de Trabajo y
me tuvieron que reconocer. ¿Acaso estaba pidiendo que me regalaran? Es nuestro
derecho y hay leyes para nosotras.
Mujer 4: Una vez, cuando el patrón y sus hijos me quisieron abusar, les puse una
denuncia a la policía. La señora no me creyó y me fui de esa casa. Ahora, si algún patrón
intenta hacerme daño, lo enfrento y le amenazo con contarle a su mujer y a la policía.
Así trabajo tranquila.
Locutora: Jacinta estaba tan golpeada que sólo tenía fuerzas para llorar. Pero estaba
Celia, la vendedora de pollos, con su sencilla solidaridad.
Celia: Llora y desahógate, Jacinta. Luego, ya veremos qué podemos hacer.
Jacinta: Doña Celia me llevó a su casa y su familia me recibió con cariño. Ella se
convirtió en una hermana para mí.
Celia: Jacinta, lo primero que haremos es buscar a tu hijo.
Jacinta: Él nunca vino a verme, no me quiere.
Celia: No, Jacinta. La vida es muy difícil y no sabes qué le pasó. Vamos a buscarlo.
Jacinta: No sé cómo pagarle, doña Celia.
Celia: Fácil, podrías ocuparte de la cocina. Tú cocinas muy rico... Espera, se me ocurre
otra cosa, Jacinta. ¿Y si ofreces almuerzos a las vecinas? Hay un montón de señoras que
salen tempranito a trabajar y no tienen tiempo de cocinar. Puedes hacer platos buenos,
ricos y baratos.
Jacinta: Sí, doña Celia, sí. Y gracias, gracias.
Locutora: Miles de niñas son sacadas de sus pueblos trabajar como esclavas
domésticas. Algunas luchan con las uñas para salir de este destino y logran una vida
mejor y sin violencia. Otras, como Jacinta, no saben enfrentar los abusos y necesitan de
la solidaridad de personas como Celia.
En casi todos los países hay leyes que protegen los derechos de las trabajadoras del
hogar. Sin embargo, la violencia económica es demasiado común: niñas esclavas,
mujeres abusadas, trabajadoras con sueldos miserables en condiciones indignas y
humillantes. Mira a las mujeres de tu alrededor. ¿Ellas la sufren? ¿Tú la sufres? ¿Qué
harían ellas en el lugar de Jacinta? ¿Qué harías tú?
Fue una producción de Infante-Promoción Integral de la Mujer y la Infancia con el
apoyo de Hivos y Conexión Fondo de Emancipación.
Escrito por Hortencia (Tachy) Arriola
Intérpretes:
Jacinta: Claudia Arias
Jacinta (niña): Fernanda Rodríguez
Señora: Marianela Alviz
Mujer 1: Claudia Hurtado
Mujer2: Daniela Mercado
Chico: Joaquín Elías
Muchacho: Gabriel Iriarte.
Patrón: Jhonny Samiento
Mujeres: Geidy Edgley y Daniela Elías
Adolescente (Hijo): Manuel Elías
Señor: Miguel Gonzales
Celia: Rocío Delgadillo
Mujer 3: Valeria Urquieta
Mujer 4: Abigail Villafán.
Locutora: Marcela Vargas
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