DAFNE Y APOLO Apolo, dios del sol y la música, fue maldecido por el joven Eros después de que se burlase de este por jugar con un arco y flechas. En venganza, Eros tomó dos flechas, una de oro y otra de hierro: la de oro incitaba al amor y con ella disparó a Apolo en el corazón; la de hierro incitaba al odio y fue dirigida a Dafne. Dafne, que ya había rechazado a muchos pretendientes, también huyó de Apolo, quien continuamente la persiguió, rogándole que se quedara con él. Pero la ninfa siguió huyendo hasta que los dioses intervinieron y ayudaron a que Apolo la alcanzara. De repente, su piel se convirtió en corteza de árbol, su cabello en hojas y sus brazos en ramas. Dejó de correr ya que sus pies se enraizaron en la tierra. Garcilaso: Soneto XIII Quevedo: A Dafne, huyendo de Apolo A Dafne ya los brazos le crecían y en luengos ramos vueltos se mostraban; en verdes hojas vi que se tornaban los cabellos que el oro oscurecían; “Tras vos, un alquimista va corriendo, Dafne, que llaman Sol, ¿y vos tan cruda? Vos os volvéis murciégalo sin duda, pues vais del Sol y de la luz huyendo. de áspera corteza se cubrían los tiernos miembros que aun bullendo estaban; los blancos pies en tierra se hincaban y en torcidas raíces se volvían. Él os quiere gozar, a lo que entiendo, si os coge en esta selva tosca y ruda: su aljaba suena, está su bolsa muda; el perro, pues no ladra, está muriendo. Aquel que fue la causa de tal daño, a fuerza de llorar, crecer hacía este árbol, que con lágrimas regaba. Buhonero de signos y planetas, viene haciendo ademanes y figuras, cargado de bochornos y cometas.” ¡Oh miserable estado, oh mal tamaño, que con llorarla crezca cada día la causa y la razón por que lloraba! Esto la dije; y en cortezas duras de laurel se ingirió contra sus tretas, y, en escabeche, el Sol se quedó a escuras. Luengos: largos Aljaba: caja abierta por la parte superior para portar flechas Buhonero: vendedor ambulante