Don José María Gil Robles y Quiñones fue el Jefe político de la escalada reaccionaria y fascista contra la R epública Española. Todavía hoy, treinta y seis años después, este histórico caballero cristiano — hom bre de conciencia al fin y al cabo — continúa preguntándose si fue posible la paz en España. Jose Maria Gil Robles fué el prim er „ je fe “ político de esta escalada reac­ cion aria y fascista contra la República. Eduardo Frei - perfil nasal mas se­ m ejante al de Cyrano que al de Char­ les de Gaulle — es el mascarón de proa de la escalada de la reacción contra la Revolución Chilena. En Es­ paña, hace trein ta y seis años, el fas­ cism o preparó su golpe maestro con­ tra la dem ocracia provocando en el campo la paralización de la produc­ ción agraria para producir un d éficit en los recursos alim enticios del país y, de paso, un estado desesperado de paro de peones, braceros y arren­ dadores, calculado para provocar la violencia y el caos; produciendo siste­ m ática y fríam ente la huida de capita­ les al extranjeros para desquiciar el sistema económ ico de la nación; realizando verdaderas huelgas de propietarios de industrias y co­ m ercios para crear, asimismo, el paro obrero y la carencia de re­ cursos de prim era necesidad en 14 las ciudades; provocando directa o indirectam ente contra el régimen re­ publicano la violencia inconsciente de los grupos revolucionarios mas extrem istas y sectarios y, en fin, ha­ ciendo de España un pandemónium de cuyos efectos responsabilizaron cínicam ente a la R epública para pre­ parar el ambiente de una guerra civil provocada por un e jército de castas que, para aplastar a su propio pueblo, hubo de traer en su ayuda a los mo­ ros de M arruecos, a la aviación de H itler y a la infantería de M ussolini. Todavía hoy José Maria Gil Robles, el „je fe “ de la frustrada dem ocracia cristiana española, sigue preguntán­ dose si fué posible la paz en España. ¿Se hará esa misma pregunta para Chile el caballero discreto y cristiano que es don Eduardo Frei? Los dem ó­ cratas cristianos chilenos ya tienen por delante una rica aunque breve ex­ periencia de la eficacia de provoca­ ciones muy sem ejantes a las que, hace un te rcio de siglo, tuvieron tan­ to éxito en España. Aunque el ejército chileno no es semejante, para orgullo de los chilenos y gloria de su dem o­ cracia, al e jército de los am biciosos y corruptos generales, es seguro que los ciudadanos liberales, pro­ gresistas y dem ócratas de Chile, así como sus obreros, cam pesinos y mineros socialistas y comunistas, pen­ sarán — asomándose a España — si merece la pena evitarse el riesgo de padecer un Estado to ta lita rio apun­ talado por el im perialism o y el capi­ talism o extranjero que, como el que padece España, ha hecho de los ce­ m enterios un baluarte de la „p a z “ , del miedo y el rencor una eficaz política „d e adhesión“ y del fraude y el robo mas descarados los procedim ientos seguidos por la oligarquía dom inan­ te, a la som bra de un viejo traid or y perjuro, para enriquecerse brutal­ mente. M éxico, D. F., noviem bre de 1972 EXPRES E S P A Ñ O L /E n ero 1973