10 mitos Transcurridos dos meses de las tan esperadas elecciones del 6D, momento que la sociedad venezolana entendió acertadamente como determinante, y ya entrados en el esperado conflicto entre los poderes públicos en que derivó la estruendosa derrota del oficialismo, nos llega ineludiblemente el tiempo de revisar hipótesis y argumentos. Y es necesario hacerlo para poder medir lo mejor posible lo que sucede y lo que viene. Es necesario no como reproche sino para afinar y enfocar, para despedir fantasmas que nos impedían mirar y entender que los cambios vienen y que ya estamos en ellos. Enumero y describo brevemente lo que he decidido llamar “mitos” que no se cumplieron y que eventualmente argumentamos: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. El gobierno puede perder en votos pero no va a reconocer Existe una conexión metafísica con el líder Hugo Chávez que es infranqueable La oposición no tiene liderazgos y no capitaliza el descontento popular El cambio vendrá desde el chavismo disidente Los resultados de Argentina (Macri) no tienen ninguna influencia en la política Venezolana Los venezolanos no queremos cambios, “nos acostumbramos” a esta mala situación El gobierno es fuerte y redujo la brecha de ventaja que llevaba la oposición Los Ni-Ni o independientes son el sector que más crece en vista a la baja valoración de gobierno y oposición El bachaqueo no produce impopularidad ya que los sectores bajos reciben compras de los estratos altos, por lo que funciona como mecanismo de distribución No les importa nada, hacen lo que les da la gana Comento brevemente cada uno de ellos. 1. El gobierno puede perder en votos pero no va a reconocer Un parte traumatizada de la población, no solo ante las derrotas sino también ante el grosero ventajismo oficial, no estimaba posible que los rectores al servicio del ejecutivo dieran por ganadora a la oposición. Pues no solo tuvieron que hacerlo sino que se deben ir acostumbrando porque lo que le viene al gobierno es un acumulado de derrotas. La tendencia de la popularidad del gobierno era hacia la baja aún con Hugo Chávez vivo. Luego fue en picada y a juzgar por la reacción del gobierno post derrota las próximas las tiene prácticamente aseguradas. 2. Existe una conexión metafísica con el líder Hugo Chávez que es infranqueable A esto apeló el sector oficial y esto aseguraron algunos analistas en su momento. Y ya sabemos que es falso y que se ha erosionado a paso de vencedores. El gobierno apeló a la lealtad al ex presidente pero la crisis como siempre puede con cualquier romance. Buena parte del sector chavista dice hoy no ser madurista por lo que la conexión (con Chávez) permanece en forma meramente enunciativa y no se traduce en apoyo ni en solidaridad automática ni con el legado ni con el delegado. 3. La oposición no tiene liderazgos y no capitaliza el descontento popular Argumentar que se necesita un líder similar al que sostiene un sistema neo caudillista es caer en el terreno del enemigo. La verdadera revolución que necesita el país es el de las instituciones y la democracia. No es derecha o izquierda, es democracia. Retomar la descentralización por ejemplo es fundamental y eso requiere de decenas de líderes. Necesitamos muchísimos políticos de profesión, de carrera política. En la oposición abundan los líderes jóvenes y no tan jóvenes y son muchos los cargos que hay que atender. El chavismo también los tiene, está claro, pero fue precisamente su talante caudillista y su exacerbada adulación lo que limitó sistemáticamente el crecimiento de un nuevo liderazgo y ahora parece tarde para lamentarse. Por su parte la tarjeta de la MUD recibió muchos millones de votos, es decir, capitalizó de lleno el descontento. 4. El cambio vendrá desde el chavismo disidente Es evidente que un sector del chavismo desea que su movimiento político sobreviva a la debacle y están trabajando para ello, pero negocian hoy desde el poder y aun así, en desventaja. El chavismo tiene poco que imponer hoy en día, tuvo muchos años y muchos recursos que hoy no justifican su fracaso. El chavismo se dejó tomar por su ala radical y parece no preocuparle demasiado la supervivencia del proyecto a futuro, sino que se juegan a rosalinda la imposición y la permanencia en el poder. El chavismo disidente tiene todo el derecho de formar parte de la política nacional a futuro pero sabe muy bien que es tiempo de retirarse y repensar el proyecto. 5. Los resultados de Argentina (Macri) no tienen ninguna influencia en la política Venezolana La clase media venezolana tiene mucho más tiempo sufriendo que la boliburguesía o los sectores directamente protegidos por el gobierno. Y es ese sector el que necesitaba una señal de confianza para empoderarse del proceso de elecciones e impulsarlo. El riesgo más grande para la oposición en las elecciones del 6D era la abstención. La victoria de Macri fue determinante y significativa en este sentido, dando el impulso necesario a una oposición que ya estaba ganada pero muy desanimada. No faltaron los reduccionistas que dijeron que los venezolanos ni sabían quien era Macri, pero sí que lo sabían. 6. Los venezolanos no queremos cambios, “nos acostumbramos” a esta mala situación La situación es precaria y la crisis creciente. Los venezolanos que apoyaban la revolución lo hacían porque los tomaba en cuenta, los incluía, les resolvía problemas reales o simbólicos, correcta o incorrectamente, pero así lo sentían. La crisis no es tolerable y nadie se acostumbra a eso. No somos un país paralizado en los años 50, somos un país en retroceso pero que una vez estuvo al frente. Esa referencia histórica nos permite tener anhelos y aspiraciones y es por ello que ante la crisis no vendrá la costumbre sino, por el contrario, el cambio. 7. El gobierno es fuerte y redujo la brecha de ventaja que llevaba la oposición Las tareas del gobierno fueron dirigidas a reducir la brecha de ventaja. Se tomaron decisiones muy impopulares sin embargo como el cierre de la frontera con Colombia, el ataque a Ocariz o a Mendoza, clausura de actividades populares y tantas cosas que mucho costaba pensar que esto pudiera estar ocurriendo. Expertos de opinión supieron diferenciar un resultado numérico por el tipo de metodología que se utiliza y no confundirla con la realidad. Políticos con largo kilometraje auguraron el desenlace. El gobierno ya no es fuerte y lo que hace no recibe respaldo alguno. La brecha nunca se redujo, la tendencia era clara y se mantuvo. 8. Los Ni-Ni o independientes son el sector que más crece en vista a la baja valoración de gobierno y oposición Esta categoría continua siendo una dimensión desconocida luego de los resultados del 6D. En los votos los ni ni no existen, hubo abstención muy baja y una masiva votación hacia los dos polos. Hay menos radicalismo sí, probablemente, pero aún en Venezuela no surgen medias tintas que capitalicen votos. Para que el gobierno cambie la decisión fue votar por la oposición y así sucedió. 9. El bachaqueo no produce impopularidad ya que los sectores bajos reciben compras de los estratos altos, por lo que funciona como mecanismo de distribución El sistema de distribución informal ha sido muy perjudicial para los sectores populares y medios. Aunque unos pocos se beneficien en realidad la economía se destruye. Larguísimas colas e insoportable inflación caracterizan el día a día en Venezuela. Sin respaldo alguno se montan fantasías sobre la base del miedo de que las cosas malas salgan bien. El retroceso al reino de la informalidad no conviene a nadie. 10. No les importa nada, hacen lo que les da la gana Como tampoco la anomia conviene a nadie. El gobierno emprendió ciertamente en cambiarlo todo cuando lo necesitase. Sus propias reglas resultan incómodas como le es propio a los grupos anómicos, los cuales agudizan el cerco hasta desaparecer con su propio caos. Cuando un gobierno hace “lo que le da la gana” y no tiene contrapesos, desapareciendo toda otra opción política, social, en medios, económica, y copando la escena, se condena a que cuando las cosas no salgan todo vaya en su contra. El gobierno abandonó a sus ciudadanos y a sus intereses y se dedicó a hacer lo que le diera en gana. En este momento el gobierno está en el paredón y todos le culpan y le señalan. La tesis de la guerra económica no impactó y hoy están presos de sus maneras. Tantos desmanes les colocan hoy en tela de juicio por parte de la población. Rafael Ignacio Suárez Sociólogo @nacho_suarez