REVOLUCIÓN DE 1820. Tras la guerra de independencia española (1808−1814), provocada por la invasión de las tropas de Napoleón, España quedó deshecha como consecuencia de la guerra. Rotas sus estructuras económicas, el comercio quedó colapsado y la hacienda en bancarrota. Sin embargo con esta guerra también se obtuvieron algunos logros para el progreso español, como fueron los procedimientos de liquidación del Antiguo Régimen y la redacción de una primera constitución que velase por los derechos de los ciudadanos. En septiembre de 1810 se reunieron las Cortes en la isla de León (San Fernando, Cádiz). Las Cortes, con un carácter constituyente, deliberaban en una ciudad rodeada por las tropas francesas y en una España todavía sumida en la cruel guerra de Independencia. En estas Cortes se manifestaron las dos tendencias ideológicas que ya se habían enfrentado en el transcurso del levantamiento y de la guerra: la absolutista u la liberal. La absolutista, defensores del Antiguo Régimen y de sus valores (la tradición católica, los privilegios, la unión entre la religión y la política) tenían como principal objetivo reponer al rey legítimo en el trono. Los liberales, que partían de una tesis contraria: la nación está por encima de la monarquía y la soberanía nacional tiene su forma perfecta de gobierno en el parlamentarismo. Las cortes estaban formadas por diputados que representaban a todas las regiones españolas, siendo en su mayoría eclesiásticos, abogados, funcionarios y profesionales liberales, que querían proclamar la primera constitución que garantizase las libertades de los ciudadanos, y el control del poder real. Para ello convocaron una obra revolucionaria. Por una parte, procedieron a la liquidación del Antiguo Régimen, por otra, diseñaron un nuevo Estado, reflejado en la Constitución de 1812. Algunas de las medidas más destacadas para acabar con el Antiguo Régimen son: En política la proclamación de la soberanía nacional, y la separación de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Las reformas sociales se basaron en la abolición de todos los privilegios de la nobleza, con la supresión de los señoríos jurisdiccionales y la abolición de la inquisición. Con respecto a las reformas económicas se fomentaron las leyes de libertad agrícola y ganadera, así como de la industria y el comercio. En la constitución de 1812, el 19 de marzo del mismo año, podemos destacar varios aspectos, que asentarían las bases de un estado liberal: Se protegen los derechos individuales, reconocidos por la ley, además implantar la libertad jurídica, la inviolabilidad del domicilio, libertad de imprenta y el sufragio. El estado favorece a los liberales, se reconoce la soberanía nacional, los poderes del estado están divididos y las Cortes se convierten en representación de la voluntad nacional. Los poderes del monarca son reducidos, él no podrá impedir la celebración de las Cortes, aunque sí podrá tomar parte de ellas, ya que la potestad de hacer las leyes reside en las Cortes con el Rey. Terminada la guerra, las Cortes se trasladaron a Madrid a fin de preparar el regreso de Fernando Vll. Volvió a España en 1814, cuando las tropas francesas aún no se habían retirado y las Cortes de Cádiz habían aprobado una Constitución que dotaba a la nación de un nuevo orden político. Fernando Vll ocupó el trono y puso en práctica una política que tendría resultados catastróficos. No sólo no respetó la legalidad que suponía la Constitución de 1812, sino que además suprimió los adelantos logrados por la monarquía ilustrada de Carlos III. De esta forma volvió el absolutismo a España, favoreciendo a esta situación el hecho de que tras la derrota de Napoleón, triunfa el sistema de la Restauración y la ideología de la Santa Alianza (Conjunto de Reyes de los paises pertenecientes a la Restauración, que firman un pacto para apoyarse mutuamente). Además de los numerosos votos a favor de los sesenta y cinco diputados que firmaron la reaparición del absolutismo con el Manifiesto de los Persas. Pero la Vuelta de Fernando Vll, al poder no fue suficiente para resolver los problemas que España tenía después de una cruel contienda. 1 El periodo absolutista, pronto fue desbancado por el poder liberal, que el 1 de enero de 1820 triunfaba con un pronunciamiento dirigido por el comandante Rafael de Riego en Cabezas de San Juan (Sevilla). Este exitoso pronunciamiento obligó a Fernando Vll a jurar la Constitución de 1812.Así comenzaría un periodo de tres años llamado trienio liberal (l820−1823), con predominio liberal, en el que los sucesivos gobiernos respetaran los principios básicos de la Constitución, junto con una política moderada que no alarmará excesivamente a los sectores absolutistas. Pero se enfrentaron con los realistas que eran el sector más radical de los absolutistas y eran apoyados por el propio rey, que conspiraba con los representantes más conservadores del clero y de la nobleza. También se enfrentaron con la oposición internacional, animada por la Santa Alianza, que estaba dispuesta a intervenir para anular cualquier experiencia constitucional. Los partidarios del absolutismo se levantaron en Cataluña, Navarra, Galicia, La Rioja y Aragón, creando los Ejércitos de la Fe. El 15 de agosto de 1822, se creó una Regencia Suprema de España que, redactó un manifiesto pidiendo al país que liberara lal rey, que se encontraba cutivo por los liberales, y solicitando a Metternich−Winneburg (político austríaco perteneciente a la santa alianza) que interviniera militarmente en España para restaurar el absolutismo. El 7 de abril de 1823, el ejército enviado por la Santa Alianza, los Cien Mil Hijos de San Louis cruzaron la frontera al mando del duque de Angulema. Los liberales tuvieron que capitular y de nuevo tuvieron que optar por el exilio. Así el régimen constitucional sólo duró tres años. Después de la intervención de la Santa Alianza, Fernando Vll volvió al poder, de esta forma comenzaría un periodo de persecución contra los liberales exaltados que duraría hasta 1826, año en el que se inicia una apertura del régimen. El Rey propuso a partir de entonces a ministros más eficaces, tales como Cea Bermudez o López Ballesteros. Mientras tanto las conspiraciones liberales fueron reprimidas, y se produjeron numerosos ajusticiamientos, como los de Riego y Torrijos. Tras la guerra de independencia española los representantes de la ideología absolutista y liberal, se disputaban el poder de una España que quedaba destruida política y económicamente después de la guerra independentista contra los franceses. 2