Jornadas monetarias y bancarias 2012 Discurso de apertura de Mercedes Marcó del Pont, presidenta del Banco Central de la República Argentina Es un lujo para este Banco Central organizar estas Jornadas monetarias que iniciamos en el día de hoy. Es la tercera Jornada Monetaria que yo inauguro y hubiera deseado poder comenzar en algún marco general de la economía mundial de cierto optimismo y poder trasmitir algún dato objetivo de que lo peor de la crisis ya pasó. Pero lo cierto es que no, que todos los datos, las señales que se están manifestando a nivel de la economía internacional, lo que están indicando es que estamos en una situación de enorme incertidumbre, en una crisis que progresivamente se ha transformado en una profunda crisis social y política. Y lo que en sus inicios comenzó como algo aparentemente focalizado, con algunas perturbaciones en el sistema financiero privado en los Estados Unidos y con extensiones hacia otros países centrales desarrollados y de Europa, que supuso ir a un salvataje con enormes recursos de los gobiernos y de los bancos centrales, se ha trasladado a una crisis fiscal de deuda soberana y, lo más preocupante, es que vuelven a aparecer las viejas propuestas convencionales de ajustes fiscal. Estas viejas propuestas, que los países de América Latina las conocemos bien, que hemos padecido mucho, en especial en Argentina, con todas las consecuencias que sabemos que están teniendo sobre las economías y cómo están profundizando las condiciones de la crisis. Porque en realidad lo que nuevamente se está poniendo de manifiesto es que esta crisis del neoliberalismo en esta etapa de globalización financiera tiene raíces mucho mas hondas que lo vinculan con ondas de creciente desigualdad en los países centrales, de concentración económica, de pérdida de competitividad, en pérdida de los trabajadores en la discusión del ingreso y de pérdida de su trabajo como factor movilizador de las economías y de los mercados internos. Entonces lo que vemos es que todas estas propuestas de estas políticas lo que están haciendo es modificar las condiciones estructurales y que el problema, como el desempleo (el desempleo largo, el desempleo joven) cada vez mas lo que están provocando es una profundización hacia un escenario en el que podemos ver que no hay luz al final del túnel sino probablemente una crisis muy larga, que nos va a enfrentar sorpresas y crecientes desafíos para los países en desarrollo. Porque sabemos que los países en desarrollo estamos afectados por los impactos de esta crisis internacional y por lo tanto, es nuestra obligación como funcionarios, como hacedores de políticas, tener un buen diagnóstico de lo que ocurre con la crisis, pero también un buen diagnóstico de lo que han sido esos procesos económicos y cuáles son los desafíos hacia adelante. A mí me llama la atención que en algunos foros se está planteando esta crisis de los países centrales como una década perdida en los países desarrollados. Así que después de 5 años de implosión de una crisis que, como yo decía, en realidad tiene una sensación mucho más larga, quizás de los últimos 30 o 40 años del comportamiento de los procesos de acumulación, de valorización financiera, de distribución de la renta hacia el interior de los países centrales. Hablemos ahora de la Argentina, porque la Argentina sabe de décadas perdidas. No ha tenido una, sino que ha tenido varias décadas perdidas. Yo me animaría a decir, mirando los datos objetivos de la economía argentina, que estamos transitando una década ganada al desafío de los países por el desarrollo, la equidad y la inclusión social. Justamente esta década ganada, cuando la ponemos en perspectiva en estos nueve años, advertimos que justamente el eje central de este cambio estructural, cualitativo, social, sigue siendo sostenido en nuestro país en los últimos años y tiene que ver con haber desplazado el eje de acumulación hacia la producción, hacia la distribución de la riqueza, hacia el mercado interno. A partir de esto es que la Argentina vuelve a lograr sus objetivos en sus equilibrios macroeconómicos generales, tanto del sector externo como del sector fiscal. A partir del crecimiento de la masa salarial, de la inversión pública, de las políticas de gastos y las políticas de inversión de distribución y transferencia de ingresos hacia sectores de ingresos bajos, consolidó un mercado interno fundamental, fortaleza que tiene la economía argentina que nos permitió atravesar sin costos significativos en términos de disminución de empleos y de disminución de riquezas la crisis de 2008 y 2009 y que también nos está permitiendo atravesar este nuevo cimbronazo de la crisis. Es importante tener este diagnostico porque hay una inercia hacia plantear este fenómeno argentino como un efecto viento de cola, o un efecto soja. Cuando uno mira lo que ha venido haciendo el gobierno nacional en los últimos años es justamente lo contrario. Argentina ha tenido políticas que no supusieron aceptar pasivamente estos efectos de cola, si los hubiéramos aceptado hubiese habido procesos de apreciación cambiaria, de enorme volatilidad en el mercado de cambios, de reprivatización de nuestra estructura productiva y la política económica supuso un contrapeso para enfrentar este viento de cola. En el año 2005 la argentina fue uno de los países pioneros en inventar regulaciones macroprudenciales en su cuenta capital evitando el ingreso financiero de corto plazo. Desde muy temprano la Argentina planteó una política de intervención al mercado de cambios que supuso evitar la apreciación nominal de nuestra moneda. Que supuso colocar retenciones para evitar el impacto de los precios internacionales sobre todo de alimentos. Y aquí también quiero hacer una breve referencia, que esto no es neutro. Probablemente la Argentina a partir de una política de intervención cambiaria (nosotros no tenemos un régimen de metas de inflación) nos permite sostener una política cambiaria y evitar la apreciación nominal de nuestra moneda, que es la contrapartida de otros países que si apreciaron su moneda. Tuvimos también una apreciación real del tipo de cambio en la argentina. Desde el punto de vista de los desafíos el desarrollo de los mercados internos no es lo mismo tener menor competitividad del tipo de cambio por una apreciación nominal que por una apreciación real, sobre todo si detrás de la apreciación real lo que está ocurriendo es un aumento de los salarios de los trabajadores de la Argentina. Y ese aumento de los salarios de los trabajadores es que supone que el mercado interno dinámico sobre el cual las empresas argentinas y las que vienen al país toma decisiones de inversión, de mejoras de productividad de innovación tecnológica. Entonces es una descripción interesante para darnos, porque hay cierta visión rutinaria cuando se habla de competitividad donde únicamente se focaliza en la cuestión del tipo de cambio nominal y no se tiene en cuenta lo que está pasando por el conjunto del entramado productivo que es lo que nos lleva a una decisión mucho mas honda que hace a la competitividad sistémica de una economía. Argentina en los últimos años claramente lo que ha alejado de su horizonte de problemas es la cuestión externa. Y si hablamos de estabilidad monetaria y financiera, necesariamente los países en desarrollo y especialmente la Argentina tenemos que plantear y abordar cómo históricamente fue el estrangulamiento externo lo que lo llevó a la crisis financiera y de aceleración inflacionaria. Y esto no ha sido producto del buen precio de la soja. Esta disminución del riesgo del sector externo de la Argentina ha sido parte de ese proceso de desprimarización, de desregulación macroprudencial de la cuenta de capital evitando el ingreso de capital de corto plazo. El desendeudamiento que hace que hoy la Argentina, si tomamos la porción de la deuda corriente con riesgo de revolving en moneda extranjera no llega al 10 por ciento del total. Si tomamos el sector privado, la baja imposición del sector privado, nos encontramos con una situación parecida. Si le quitamos lo que es crédito comercial y también le quitamos lo que es el crédito intraempresa, no llega al 4 por ciento del producto la deuda privada con el resto del mundo. Estas son condiciones muy fuertes que hablan de la solvencia de la Argentina. Y aquí también me quiero detener en dos decisiones que han buscado abordar justamente esta problemática del estrangulamiento externo y garantizar hacia delante la sustentabilidad del proceso de acumulación y distribución del ingreso que encaró la Argentina desde el año 2003. Tiene que ver con la complementación que supuso de la regulación macroprudencial de la cuenta capital haber regulado también la posibilidad de adquisición de dólares para la formación de portafolio o sea para atesoramiento de los propios argentinos. Se le ponen motes tan chiquitos sin ver el conjunto e interpretar lo que ha significado la fuga de capitales para nuestro país. Pensar que este proceso de fuga de los propios argentinos hacia el dólar como atesoramiento ha supuesto en los últimos 15 años no menos del 3 por ciento. El último año fue del 4,2 por ciento del PBI y esto es riqueza y esto es excedente económico que se sustrae del proceso de acumulación y distribución del ingreso. Y casi es de sentido común que un gobierno como éste, que aspira a avanzar y consolidar este proceso de acumulación interna y de distribución del ingreso, tenía que abordar la fuga de los propios argentinos. Desde el punto de vista del proceso macroeconómico es fundamental que un país como la Argentina que a partir de decisiones de política ha resuelto el problema de la restricción externa que tiene los dólares necesarios para sostener su propio crecimiento se planteara una eficiente distribución de los flujos de los propios argentinos evitando los impactos negativos y las altas volatilidades históricas que han provocado estas transferencias de activos de peso hacia moneda extranjera de los propios argentinos. Esto me parece interesante entenderlo desde la lógica macroeconómica como también es importante que la decisión histórica de recuperar por parte del estado nacional el manejo estratégico de su petróleo, de su energía que supuso la nacionalización de una parte importante de YPF. Con esta decisión estratégica y con esta proyección hacia delante de que Argentina vuelva a ser un país que se autoabastezca de energía y con este manejo macroprudencial de los flujos y de la compra de dólares por parte de los propios argentinos, se han tomado dos decisiones importantes que se anticipan a los problemas que podían haber ocurrido si no se abordaban oportunamente. Estas son cuestiones para tener en cuenta cuando se analiza la lógica y los distintos estadíos que va avanzando esta política que no es estática sino que es dinámica y obviamente se tiene que ir adecuando a los cambios y a la dinámica permanente de enorme volatilidad de la economía mundial. Entonces ahí aparece otra cuestión que estaba planteada y que no está siendo abordada y que tiene que ver con la política monetaria y cambiaria y el rol del Banco Central. Nosotros tenemos un Banco Central, una institución cuyos contenidos y cuyo mandato eran funcionales a otro proyecto económico. Obligatoriamente si queremos avanzar y profundizar este proceso teníamos que encarar la modificación de la Carta Orgánica del BCRA. Y entonces quizás lo mas maravilloso de la modificación de la Carta Orgánica del BCRA y la decisión política del Gobierno Nacional de avanzar en un tema que todavía es bastante tabú a nivel de la discusión económica mundial y académica también es que nos permitimos poner en discusión cuál es el rol el banco central en un país que aspira al desarrollo y salir de esa visión chiquita, focalizada, de objeto único, vinculado a la estabilidad monetaria, Y yo lo he dicho varias veces. No es que al Banco Central ya no le preocupe la estabilidad monetaria, lo que estamos haciendo es el esfuerzo de volver a reconciliar la estabilidad monetaria y financiera con la economía real, con lo que ocurre con el empleo. Y en una economía en desarrollo necesariamente para garantizar ambas estabilidades se requiere avanzar en el proceso de transformación productiva en la eliminación de la restricción externa y en la recreación de su mercado interno. Esto me parece muy importante que nosotros dimos ese debate y por lo tanto tuvimos que hacer memoria y de ponernos a discutir cuál ha sido el rol de los bancos centrales desde que se crearon en sus países de origen y entonces ponernos a debatir cual es el rol del banco central de financiar a su gobierno. Como esta cuestión que era casi natural cuando se habían creado los bancos centrales que era financiar a sus tesoros. En la Argentina durante todas estas décadas de tan instalado el pensamiento ortodoxo, el financiamiento está pensado por la vía del endeudamiento, no está pensado por las vías de los bancos centrales. Nos hizo y nos obligó a discutir la otra cuestión esencial que está en la génesis de los bancos centrales que es su participación en los procesos de industrialización y el desarrollo y por lo tanto la necesidad de recrear el canal del crédito y volver entonces a asociar el crédito como componente fundamental de la competitividad y de los procesos de industrialización de nuestros países. Este es un dato muy interesante porque nosotros bastante en soledad estamos dando esta discusión pero la estamos poniendo en práctica, porque no es que hicimos una linda carta orgánica, con un lindo articulado bastante novedoso y que lo trabajamos mucho y que tomamos la referencia de nuestra propia historia pero también de las historias de los países que lograron el desarrollo económico. No solamente la escribimos sino que también la pusimos en práctica y hemos hecho varias cosas al respecto. Nosotros ya teníamos una línea de liquidez. Nuestro propio funding for lending, que habíamos creado hace unos años atrás para que los bancos prestaran a inversión de largo plazo, pero bueno ahora tenemos los instrumentos y las atribuciones para avanzar en lo que creemos que los bancos centrales tienen que ser (más en la situación de la crisis internacional) partícipes fundamentales para encarar los desafío del desarrollo. Y hemos recientemente planteado normas donde los obligamos a los bancos a que una parte de sus depósitos del sector privado lo presten a las empresas para inversión reproductiva. Hemos regulado algunas tasas de interés, topes de tasa de interés para el consumo. Hemos modificado los encajes tratando de promover el financiamiento a las PYMES y tratando de promover que los bancos presten más en las zonas mas desatendidas del interior de nuestro país en materia crediticia. Y vamos a seguir haciendo más cosas. Para eso tenemos facultades. Queremos ejercerlas con toda responsabilidad, pero en sintonía con los desafíos que tenemos hacia delante. Y como vamos a seguir haciendo cosas y este gobierno plantea y desafía el saber convencional de ciertos sentidos comunes que nos quieren instalar, también creo que tenemos que estar preparados para que nos sigan criticando, para que a mí me califiquen como una de las peores presidentas de los bancos centrales, para que a la Argentina el FMI solapadamente nos dice que no va a colocar una tarjeta roja. Calificadoras de riesgo, que fueron corresponsables de las crisis internacionales, y lo siguen siendo, nos baje las notas de las perspectivas económicas, de los bonos soberanos, por la nacionalización de YPF, por la creciente intervención en los mercados. Nos bajen las perspectivas de los bancos en la Argentina en un momento donde se ha desvanecido el riesgo de default en Argentina, donde la mora es muy baja. Tenemos que estar preparados para estas calificaciones e interpretaciones que hacen de la Argentina, como un dato que vamos en el sentido correcto porque la realidad es que todo este andamiaje y los que todavía están decidiendo la suerte del mundo tanto de calificadoras, organismos internacionales, tanto de los opinólogos del saber convencional, en realidad están apostando a que esta mala referencia de la Argentina se puede hacer otra cosa en materia de política económica y social si hay decisión política, todo esto no es justo. A mí me parece que soy una privilegiada de poder ser parte de un gobierno que todos los días esta demostrando que hay políticas y decisiones que contradicen ese saber convencional y que esté a favor del desarrollo de los pueblos. Seria fascinante que ese pensamiento convencional deje algún día de ser consecuente con los objetivos de la valorización y la especulación financiera y vuelva a ser funcional a los objetivos del desarrollo. Por lo tanto tenemos tanto para discutir. Y creemos que con esta jornada monetaria le estamos haciendo un pequeño y gran aporte porque no es común que en el marco del Banco Central demos esta discusión profesional y académica con los profesionales y académicos que nos acompañan y con esta fantástica posibilidad de oxigenarnos en la argentina. Así que nuevamente les quiero agradecer a los invitados, a los que vinieron de afuera, a todos ustedes y muchas gracias.