Ensayo del XVIII. Jovellanos Lengua Castellana y Literatura 1. El ensayo español del siglo XVIII. Jovellanos Contexto histórico (siglo XVIII) El siglo XVIII es llamado Siglo de las Luces porque la razón se convierte en la luz que debe guiar al pueblo hacia el progreso y la felicidad. La literatura se convirtió en el medio para la difusión de las ideas reformistas; junto con esta labor apareció la codificación del sistema lingüístico del español. Las características de la Ilustración son: la razón, la búsqueda de la utilidad, la confianza en el progreso, la tolerancia religiosa y el despotismo ilustrado. Sus teóricos fueron Voltaire, Rousseau y Montesquieu. Además, Diderot, D’ Alembert y Rousseau publicaron la “Enciclopedia” en Francia en la segunda mitad del XVIII. Las reformas más características son: Políticamente, se instaura el despotismo ilustrado como forma de gobierno (su lema era “todo para el pueblo pero sin el pueblo”). Socialmente, la burguesía iniciará un proceso de ascensión que culminará con la toma del poder en el s. XIX. Culturalmente, la filosofía y la ciencia serán los dos saberes fundamentales. Religiosamente, creyeron en el predominio absoluto de la razón sobre la fe. La Ilustración en España fue introducida en el reinado de Carlos III, pero al ser un país tradicionalista presentó una mayor resistencia ante el cambio. La entrada de la dinastía borbónica facilito la introducción de nuevas ideas por el contacto con los países europeos. Dentro de la literatura podemos analizar una serie de tendencias que definen este siglo: Postbarroquismo: a principios del siglo, literatura heredada de la tradición barroca pero agotada en su sentido y forma. Los poetas imitan a Góngora pero carecen de su genio creador. Aparece el Rococó, un barroco menor, refinado y elitista. Neoclasicismo: ocupa gran parte del siglo. Supone una vuelta al mundo clásico griego y latino. El sentimiento está proscrito; todo es natural, sencillo y razonable. Leandro Fernández de Moratín es el autor más representativo. Prerromanticismo: manifestaciones literarias que rechazan la normativa neoclásica. Ensalzan los sentimientos sobre la razón y gustan de una naturaleza estridente llena de tempestades, escenas nocturnas y fantasmas frente a la armonía neoclásica. Son algunas ideas de la enciclopedia y de Rousseau. La prosa didáctica: el ensayo. La prosa didáctica servía para la difusión de las ideas ilustradas, por lo que predomina sobre la prosa narrativa. En la época, albergaba dos géneros: la crítica social (con el artículo periodístico y la prosa de ficción) y el ensayo. María Hernández García (2º Bach.) Jesús y María (HH. Carmelitas de la Caridad) Ensayo: pertenece al género de la didáctica, el cual pretende instruir o adoctrinar al lector. Es un escrito en prosa que expone una interpretación personal sobre distintos temas. Su objetivo no es criticar el tema sino plantear nuevas expectativas Sus aspectos más relevantes son: Carácter didáctico y divulgativo, dirigido a un lector no especializado y extensión variable. Gran amplitud temática. Desarrollo asistemático: no presenta una ordenación rigurosa y el pensamiento fluye sin un orden lineal. Estructura abierta. Suele presentar digresiones que lo desvían del asunto central. No hay rigor científico en las citas, sino que se usa el procedimiento memorístico. Subjetivismo: refleja el mundo que rodea al autor, sus circunstancias históricas y vitales. Intencionalidad estética, por ser un género literario. La exposición y la argumentación son las formas más utilizadas. Se suelen distinguir dos tipos de ensayos: Didácticos y enciclopédicos, en los que se exponen problemas sociales, científicos y religiosos con el fin de erradicarlos de la sociedad. Humanísticos y pedagógicos, que versan sobre economía, sociología y derecho. Los ensayistas de la época escribieron sobre las costumbres, ideas y acontecimientos del momento. Los representantes más importantes del género ensayístico en España en el siglo XVIII fueron Feijoo, Jovellanos y Cadalso. Benito Jerónimo Feijoo: fue un monje benedictino que escribió sobre numerosos temas como filosofía, medicina, religión o literatura. Sus dos obras fundamentales son “Teatro crítico universal” y “Cartas eruditas y curiosas” (género epistolar en el que expone sus reflexiones). José Cadalso: escribió sobre diversas cuestiones históricas, sociales y culturales de España. En su obra “Cartas marruecas” cultiva el género epistolar, y aborda temas políticos y sociales de la época a través de la correspondencia con un amigo mallorquí. Ignacio Luzán:: autor de la Poética más importante del s. XVIII español, donde establece las normas de los nuevos ideales clasicistas. Juan Pablo Forner: con sus obras satíricas “Exequias de la lengua castellana” y “La Oración apologética por la España y su mérito literario”. Gaspar Melchor de Jovellanos Nació en Gijón en 1754. Estudió leyes y ejerció como magistrado en Sevilla y en Madrid, ciudad donde desarrolló una intensa actividad reformista. Fue miembro de la Real Academia Española, la de Bellas Artes de San Fernando y la de Historia, y de la Sociedad de Amigos del País. Con la subida al trono de Carlos IV, se produjo un freno en la renovación ilustrada, y Jovellanos fue desterrado a Gijón; allí fundó el Instituto Asturiano y Ensayo del XVIII. Jovellanos Lengua Castellana y Literatura puso en prácticas sus ideas pedagógicas. Tras ser nombrado ministro de Gracia y Justicia en 1797, fue desterrado nuevamente a Gijón y luego encarcelado en el castillo de Bellver. Fue contrario a cualquier pacto con los franceses y formó parte de la Junta Central frente a la invasión napoleónica. Caída en desgracia la Junta, volvió a Gijón. Falleció en Puerto de Vega (Asturias) en 1811. Desempeñó importantes cargos políticos en los reinados de Carlos III y Carlos IV y cultivó la poesía, el teatro, y la prosa ensayística, con los que pretendió defender sus ideas reformistas. Aunque su producción literaria es muy escasa, además de sus ensayos, compuso algunos poemas y dos piezas teatrales (“Pelayo” y “El delincuente honrado”). A diferencia de Feijoo, sus textos ensayísticos, en los que volcó sus propuestas reformistas, tienen como destinatarios a los grupos dirigentes y no al pueblo. Temas: Están basados en los problemas de la sociedad de su época: agricultura, Asturias, industria, comunicaciones…, y propuso algunas medidas reformistas para solventarlos. También temas relacionados con la educación: trató cuestiones pedagógicas (el rechazo del método memorístico y la reforma de los estudios), defendió la formación humanística para los científicos y abogaba por el aprendizaje de idiomas para posibilitar el acceso al conocimiento. Obras: su producción se centra en la preocupación por los problemas de España en aspectos como el progreso material del país, la educación, la cultura y la política. Las obras del autor que mejor reflejan estas preocupaciones son las siguientes: “Informe sobre la ley agraria ”: es un tratado de economía política en que analiza las causas del estancamiento de la agricultura y propone soluciones, a veces en contra de los nobles y la iglesia. En él, Jovellanos pide mayor libertad para el desarrollo de la economía agraria. Señala como causas del atraso imperante en el campo la concentración de la propiedad en manos de la nobleza y la iglesia, la ausencia de los dueños de sus tierras, las malas comunicaciones y la presión fiscal. “Memoria sobre espectáculos y diversiones públicas”: En esta obra señala el origen y la evolución de los espectáculos públicos en España y analiza la cuestión a la luz del bien público: el pueblo necesita diversiones, pero no hay que programárselas, porque sin libertad no pude haber diversión verdadera. Jovellanos pretende que los espectáculo sean un medio de educación popular, es decir que cumpla el cometido ilustrado de “enseñar deleitando”. Entre otros aspectos, rechaza la fiesta de los toros y pretende reformar el teatro. “Elogio de Carlos III”: en realidad, es un elogio de la política reformista y del rey, como su principal impulsor. Además, analiza las causas de la decadencia española y enumera los principios ilustrados que rigen el reinado de Carlos III. Estilo: aunque prima la intención didáctica, su prosa sobria y elegante posee notables cualidades literarias. Criticó los usos de la literatura barroca por considerarlos extravagantes y defendió un estilo sencillo. Su prosa se caracteriza por esa sencillez y una gran claridad, acordes con la intención expositivo-argumentativa de los textos. En ocasiones utilizó un lenguaje técnico, obligado por la materia que trataba. En textos como las cartas o las descripciones se observa cierta subjetividad que anticipa muchas veces el María Hernández García (2º Bach.) Jesús y María (HH. Carmelitas de la Caridad) romanticismo: el paisaje, lo exterior, se muestra desde la perspectiva de la propia percepción del autor. En muchas ocasiones, Jovellanos incorpora aspectos de su propia vida a sus obras. En la “Descripción” del castillo de Bellver no refleja solamente la arquitectura del edificio en el que estuvo encarcelado, sino que elabora un relato de ficción sobre la vida medieval que se había desarrollado en la fortaleza mallorquina. En los “Diarios” se recogen diversas anotaciones de la realidad de su época (historia, arte, política, economía y literatura). Finalmente, en las “Cartas del viaje de Asturias” critica la situación que atraviesa su región natal. Comentario de texto: “Cartas Marruecas”, Cadalso Cadalso escribe esta obra de orientación crítica con fines didácticos sustentados en la objetividad, a lo cual se suma la proyección de sus sentimientos personales. Descubre así el testimonio de una crisis individual en un documento revelador de la crisis y decadencia generales de España en el siglo XVIII, cuando la nación no era ya más que el “esqueleto de un gigante”, según se dice en la carta tercera. Por esta finalidad didáctica en pro de los ideales ilustrados, Cadalso escogió para su obra el molde formal de la carta. Con tal modelo compositivo el autor entiende que la lectura ha de resultar más amena y chocante. Son noventa cartas precedidas de una introducción en la que el autor declara sus propósitos y seguidas de una “nota” con nuevas informaciones acerca del manuscrito encontrado y de la “Protesta literaria del editor” con algunos irónicos comentarios autocríticos acerca de la obra. Tres corresponsales: dos árabes y un español: Gazel es un miembro del séquito del embajador marroquí, se queda más tiempo en España con el fin de conocer mejor el país. En sus apreciaciones acude con frecuencia a la orientación y consejo de su amigo español Nuño, calco del propio Cadalso en sus reflexiones ante la decadencia y postración de España. Ben-Beley, viejo maestro de Gazel y destinatario de las epístolas del joven discípulo, escribe también 11 cartas. Con este artificio basado en el cruce triangular de epístolas se consigue una ilusión de mayor objetividad en la visión crítica de las costumbres y modos de ser de los españoles. Además, la condición de extranjero favorece el distanciamiento y la imparcialidad de sus observaciones. Con la combinación de los tres puntos de vista se crea un rico perspectivismo sustentado en la diferente circunstancia de cada uno. La ordenación de las Cartas Marruecas no obedece a razones cronológicas ni a una clasificación por temas ya que los asuntos tratados son muy variados. El rasgo más común de la obra es, precisamente, la dispersión temática, acorde con la disparidad de puntos de vista en el análisis repetido de las mismas realidades anotadas. Entre otros temas trata lo referido a la realidad española, desde su gloriosa historia nacional y el descubrimiento de América hasta la preocupación por el deterioro de la lengua y la literatura del momento, pasando por la pobreza cultural del país, su atraso científico, la falta de educación y la censura de los vicios más extendidos en la sociedad, sin descuidar la alabanza de algunas de sus virtudes.