51 REMATES-FERIA L a comercialización de ganado para faena (gor do y conserva) en remates-feria ha experimentado un fuerte retroceso en los últimos veinte años, derivándose la mayor parte del volumen de hacienda perdido por este canal a operaciones directas en estancia, tanto con intervención como sin intervención de un consignatario. En el período 1958-1978, se vendían en remates-feria unas 332 mil cabezas promedio mensuales con destino a faena, un 36% de la matanza registrada correspondiente a ese período. Para 1991, se estimaban unas 230 mil cabezas mensuales (22%). Según nuestros cálculos, en 1994 la venta por este canal habría sido de unas 150 mil cabezas mensuales, un 15% sobre el total de la faena registrada. Para el 2002, estimamos que se vendieron a través de los remates-feria unas 130 mil cabezas mensuales destinadas a faena. Veamos las principales causas que explicarían este retroceso: La prohibición de la C.E.E. de que los novillos faenados con ese destino se juntasen en ferias o mercados concentradores con otras haciendas. De este modo, los remates-feria al igual que el Mercado de Liniers perdieron la posibilidad de comercializar una categoría que anualmente mueve entre 1,5 y 1,7 millones de cabezas. Hoy en día la totalidad de los novillos pesados que se destinan a la C.E.E. -cuota Hilton y GATT- se venden en forma directa en estancia. La virtual desaparición, con la generalización del I.V.A. y el aumento de los gastos de comercialización, de la figura del «revoleador», revendedor o acopiador, que hasta fines de los ’80 estaba presente en todos los remates, poniéndole un piso a los precios de ciertas categorías. El aumento de los gastos de entrada y salida, provocaron la virtual desaparición del revoleador de las ferias. La necesidad de vender sólo a operadores probadamente solventes, redujo notablemente el número de compradores invitados a remates-feria. Los compradores más solventes, a su vez, como consecuencia del auge de las ventas directas y de la presión de los productores por efectuar ventas sin gastos, aumentaron sus compras en directo. Los supermercados, los exportadores de Hilton, los matarifes especializados en abastecimiento de carne de ternera o de feedlot concurren hoy muy poco a remates-feria. En la década del ’80, particularmente en la Provincia de Buenos Aires, era frecuente que los grandes compradores de Liniers operaran de lunes a miércoles en ese mercado, comprando de jueves a sábado en las ferias para completar sus necesidades de faena. Hoy, Liniers encierra un gran volumen de hacienda de calidad los viernes. Si el matarife o frigorífico detenta una dudosa solvencia, no concurre a las ferias porque allí no se le vende; en cambio, si es «plata segura», está saturado de oferta en directo y no necesita hacer largas distancias para concurrir a las ferias. Los matarifes han reducido mucho su operatoria, y si necesitan «completar» una faena, prefieren comprar en directo -a través de un consignatario- a hacer cientos de kilómetros por un lote de animales cuya calidad desconocen. De manera similar a lo descripto en el párrafo anterior, especialmente para la Provincia de Buenos Aires, muchos carniceros locales, animadores clásicos de las ferias, prefirieron dejar de operar como «matarifes-carniceros» para pasar a comprar carne a frigoríficos. El bajo o inexistente recupero que se obtiene matando como usuarios en las plantas locales, indujo a un gran número de carniceros de pequeñas o medianas ciudades del interior, a comprar carne a abastecedores o a matar en negro en el campo, lejos del control y de las diversas inscripciones que se exigen para seguir siendo usuarios de los mataderos municipales. En muchos pueblos del interior, buena parte de los carniceros ya no concurre más a las ferias locales. La generación de inseguridad entre los remitentes sobre el precio a obtener por sus haciendas, sobre todo en ganados de lotes especiales, con motivo de la reducción de la competencia por la creciente falta de concurrencia de carniceros locales, de operadores de dudosa solvencia, de revoleadores y de frigoríficos de exportación (novillo pesado). Tal incertidumbre llevó a muchos productores medianos y grandes a dejar de remi- 52 tir a las ferias. Las haciendas de calidad y en lotes parejos pasaron a venderse en directo o en Liniers, dejándose los desechos, las vacas vacías, los lotes cola, la conserva, los toros de rechazo, los lotes desparejos en peso o estado, etc., para las ferias. La falta de calidad, a su vez, atraía cada vez menos a los compradores más importantes. En concentraciones de poco volumen, no siempre se logra atraer compradores. Antes, en un remate-feria, había un número mínimo de lotes de ganado de calidad que justificaba que los compradores, escasos de tiempo, invirtieran un día o mediodía en concurrir a una feria. A menudo, la misma firma consignataria los llevaba en automóvil. Los cierres de grandes frigoríficos regionales, que terminan arrastrando al cierre a muchas casas ferieras del interior, que no fueron reemplazadas. En muchas plazas importantes del interior, no se han vuelto a dar ferias después de la caída de las casas consignatarias que las organizaban, pese a que hay un mercado potencial para este tipo de concentración. En zonas agrícolas o mixtas, un retroceso del stock ganadero a expensas de la agricultura. El incremento de la venta directa en estancia, parte de la cual se realiza con «achique» (disminución del peso y del precio en la factura) o directamente en negro. Las ferias que facturan el cien por ciento de lo vendido, no pueden competir con ésto. En la década del ’90, el incremento de los costos principales para armar una feria (personal, alquileres, publicidad, viáticos, etc.) en relación con el valor de la hacienda. La fuerte declinación en el precio del ganado en términos reales y la imposibilidad de aumentar el porcentaje de comisión volvieron antieconómicos a los remates de poco volumen. Hoy, con una mejora de la relación «precio de la hacienda/costo de una feria», ha vuelto el interés en las ferias, pero el aumento en el número de animales encerrados es todavía muy moderado. Uno de los hitos más importantes en la baja del volumen de los remates feria fue el rebrote de fiebre aftosa, a mediados del año 2000. Con la aftosa se prohibió la realización de remates feria, como así también la de los movimientos de ganados en general, con excepción de lo destinado a faena directo y a través del Mercado de Liniers. Posteriormente, se habilitó la venta en ferias exclusivamente con destino a faena, para finalmente, varios meses después y con rigurosos controles en los campos de origen y destino, posibilitarse la comercialización en ferias con destino a invernada. Se limitó asimismo la cantidad de hacienda a encerrar, se obligó a boquear y a revacunar en las instalaciones. La actividad de las ferias, en el arranque de la crisis que duró aproximadamente tres meses, se redujo a cero. Esto implicó un cambio sustancial en la comercialización del ganado, sobre todo de la hacienda gorda, siendo difícil de evaluar todavía la pérdida que debió sufrir el feriero frente a las restantes alternativas o canales de venta. Distinta, en cambio, fue la situación de la invernada, ya que frente a la necesidad de los productores de contar con el valor de referencia para este mercado específico, posibilitó una más rápida y concreta recuperación. En algunas provincias como Chaco y Formosa, las ferias virtualmente desaparecieron. En otras como Corrientes, Entre Ríos y Buenos Aires, la disminución en cantidad y volumen ha sido muy fuerte. Otros distritos, como Santa Fe y Córdoba, han seguido la tendencia general, pero en menor medida y son aquellas en las cuales hoy en día se observan concentraciones de significación. Puede estimarse que entre Córdoba y Santa Fe se concentra el 49% de la hacienda comercializada mensualmente a través de remates-feria. En estas dos provincias, las ferias gozan de una vitalidad que no se registra en la mayoría de los restantes distritos. Si bien no existen estadísticas históricas al respecto, resultaría evidente que tanto la cantidad de ferias mensuales organizada por los ferieros como el número de hacienda que encierran, habrían tocado un piso histórico a fines de los ’90, habiendo estabilizado su volumen en algunas zonas desde entonces, mientras que en otras está tendiendo claramente a crecer, concentrándose en las firmas sobrevivientes. Este lento retorno a las ferias también obedece a la mala experiencia que han tenido muchos productores en la venta directa a frigoríficos de exportación, hoy desaparecidos, o a matarifes insolventes. En la década del ’80, la inflación y las altas tasas de interés reportaban una utilidad financiera que permitía absorber los «clavos» y operar con margen. En la actualidad, sin la posibilidad 53 siquiera de recurrir a un descubierto, se prioriza la seguridad del cobro, lo que achica el número de posibles compradores. Con todo, los remates-feria siguen siendo un medio casi irreemplazable para los productores que comercializan una gama muy amplia de categorías de haciendas que pese a su reducido volumen o a su inferior calidad tienen valor económico, pero que nunca movilizarían al comprador a operar en directo. Interesados en el gordo o la conserva, concurren a las ferias los grandes frigoríficos conserveros (Swift, CEPA, etc.), frigoríficos regionales de consumo, chacinadores, carniceros locales y hasta algunos matarifes del mercado del GBA. También concurren frigoríficos o matarifes de ciudades importantes del interior, que ante la ausencia de mercados concentradores zonales recurren a las ferias para cubrir sus necesidades de faena. La necesidad de la existencia de consignatarios intermediarios en el negocio de la hacienda, quedaría probada con la aparición, desde fines del ’80 para acá, de centenares de «comisionistas» que, sin estructura, muy poco o ningún gasto, y muchas veces sin responsabilidad fiscal o comercial alguna, prestan servicios a los compradores, especialmente grandes frigoríficos de consumo y frigoríficos de exportación, revisando y clasificando cada lote de hacienda. Pese a todo lo apuntado, sigue habiendo -según datos del SENASA- unos 5000 remates-feria anuales, donde se encierran unas 3,6 millones de cabezas, de las cuales 1,56 millones son gordo y conserva y el resto invernada y cría. Según una estimación de la Cámara Argentina de Consignatarios de Ganado, sus asociados venderían anualmente en remates-feria unos 1,5 millones de cabezas con destino a faena y unos 3,0 millones de cabezas de invernada. Ultimamente se han vuelto a dar remates-feria con concentraciones interesantes de gordo (400-600 cabezas) en zonas de invernada donde hay una oferta local abundante de novillos o vaquillonas bien terminados. En la mayor parte de los casos se trata de casas consig-natarias con casilla en Liniers, que tienen una buena cantidad de remitentes en la zona, y además compradores de hacienda de calidad. Los remates de gordo en zonas de invernada se habían reducido casi a cero y hoy presentan una recuperación importante. Según datos del SENASA, basados en la emi- sión de los DTA, se comercializarían en rematesferia unos 3,6 millones de cabezas, de los cuales unos 1,6 millones sería ganado gordo para faena y el resto, o sea 2 millones de cabezas, sería cría e invernada. Según una estimación de la Cámara Argentina de Consignatarios de Ganado se comercializarían en remates-feria anualmente unas 3 millones de cabezas de cría e invernada; esta estimación que parece más cercana a la realidad, supera en 1 millón de cabezas a los datos emitidos por el SENASA. Hace más de 20 años que no existe estadística alguna sobre el volumen total de haciendas de cría e invernada comercializadas anualmente. En base a la opinión de informantes calificados y de la información que manejan las casas consignatarias de alcance nacional, puede calcularse -con un margen de error considerable- que se comercializarían por año entre 6 y 7 millones de cabezas de cría e invernada de las cuales unas 3,0-3,5 millones se venderían a través de remates-feria y otro tanto en forma directa. Debe destacarse que en el año 2003 se ha observado un notable aumento en el número de animales de cría e invernada comercializados a través de remates-feria. La imposibilidad de poner de acuerdo a compradores y vendedores en operaciones particulares o directas, llevó esta última temporada a muchos ganaderos, consignatarios y comisionistas a recurrir a los remates, en una proporción muy superior a lo que era habitual en los últimos años. Ultimamente hay mucha mayor información disponible sobre precios de cría e invernada, tanto en operaciones realizadas en directo como en remates-feria. En los diarios y en Internet se publican precios de referencia para estos tipos de haciendas, en base a operaciones efectivamente realizadas y al momento del mercado. En ese sentido, cabe destacar la información que proporciona el MIC, agrupación formada por 7 consignatarios de plaza y que publica semanalmente valores orientativos para todas las categorías de cría e invernada. En el mercado de cría e invernada, el índice de cobrabilidad permanente roza el 100%: son muy raros los incobrables. En este rubro los consignatarios tienen una información mucho más completa y precisa sobre los compradores, que en su inmensa mayoría son ganaderos o empresas ganaderas de larga trayectoria, y que en muchos casos comercializan sus haciendas gordas también a través de los mismos consignatarios. 54 Remates-Feria Comercialización de Ganado Gordo y Conserva Diez Plazas del Interior - 1989, 1994 y 2002 Venado Tuerto Río Cuarto Jesús María Ayacucho Trenque Lauquen Pergamino Las Flores Coronel Suárez General Madariaga Gualeguaychú 1989 38.400 96.000 162.000 24.000 18.000 (1) 79.200 7.200 28.800 18.000 162.000 1994 15.600 72.000 100.000 4.800 3.6000 (1) 66.500 7.200 6.600 5.000 36.000 2002 12.000 50.000 55.000 7.000 2.400 25.000 6.000 4.800 5.000 40.000 Fuente: Estimaciones en base a encuestas a casas consignatarias. (1) Gordo e Invernada. 55 Año 2002: emates -F eria por PProvincia rovincia Remates -Feria Número de R Provincia Buenos Aires Catamarca Córdoba Corrientes Chaco Chubut Entre Ríos Formosa Jujuy La Pampa La Rioja Mendoza Misiones Neuquén Río Negro Salta San Juan San Luis Santa Cruz Santa Fe Santiago del Estero Tucumán Tierra del Fuego Total Nº de Remates Feria realizados 1.489 8 1.287 70 28 0 577 7 0 226 18 7 2 0 17 3 0 141 0 1.251 7 7 0 5.145 Nº Total de Bovinos salidos a Remate-feria* 1.341.293 10.220 611.007 106.711 17.931 140 355.163 10.761 49 274.034 25.086 38.169 1.558 0 25.134 2.736 1.558 134.712 0 630.209 11.961 1.952 0 3.600.384 Fuente: SENASA. * Incluye gordo, conserva, cría e invernada.