Documento descargado de http://www.elsevier.es el 25/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Cartas al Editor / Med Clin (Barc). 2011;136(9):409–414 también por metástasis hepáticas de carcinoma neuroendocrino, describieron como factores predictores de peor SV a 5 años la necesidad de una cirugı́a resectiva simultánea al TH, una hepatomegalia >120% y el origen duodenal o pancreático del primario; cuando no estuvo presente ninguno de ellos, la SV fue del 68% a 5 años7. Bibliografı́a 411 6. Lehnert T. Liver transplantation for metastatic neuroendocrine carcinoma: an analysis of 103 patients. Transplantation. 1998;66:1307–12. 7. Le Treut YP, Grégoire E, Belghiti J, Boillot O, Soubrane O, Mantion G, et al. Predictors of long-term survival after liver transplantation for metastatic endocrine tumors:an 85-case French multicentre report. Am J Transplant. 2008;8: 1205–13. Inmaculada González-Moleroa,*, Marta E. Domı́nguez Lópeza, César P. Ramı́rez Plazab y Julio Santoyob a 1. Pasieka JL. Carcinoid tumors. Surg Clin N Am. 2009;89:1123–37. 2. Kaltsas G, Besser M, Grossman A. The diagnosis and management of advanced neuroendocrine tumors. Endocrine Reviews. 2004;25:458–511. 3. Fenwick SW, Wyatt JI, Toogood GJ, Lodge JPA. Hepatic resection and transplantation for primary carcinoid tumors of the liver. Ann Surg. 2004;239:210–9. 4. Soga J. Carcinoid of the pancreas. Cancer. 2005;104:180–7. 5. Roeyen G, Chapelle T, Borbath I, Delaunoit T, Demetter P, Demolin G, et al. The role of surgery and transplantation in neuroendocrine tumors. Acta Gastroenterol Belg. 2009;72:39–43. Servicio de Endocrinologı´a y Nutrición, Hospital Carlos Haya, Málaga, España b Servicio de Cirugı´a General y Digestiva, Hospital Carlos Haya, Málaga, España * Autor para correspondencia. Correo electrónico: inmagonzalezmolero@hotmail.com (I. González-Molero). doi:10.1016/j.medcli.2010.04.025 Amiloidosis sistémica AA en un receptor de trasplante hepático con complicaciones biliares en el postrasplante Systemic amyloidosis AA in a liver transplant recipient with biliary complications in the posttransplant period Sr. Editor: La amiloidosis sistémica es una enfermedad caracterizada por el depósito extracelular de proteı́nas fibrilares, llamadas amiloide, en los tejidos. La amiloidosis AA o secundaria se debe al depósito de proteı́na amiloide sérica A, y está causada por gran variedad de procesos inflamatorios crónicos1. Presentamos el único caso publicado en la literatura médica de amiloidosis sitémica AA asociada a complicaciones biliares no resueltas en un paciente trasplantado hepático. Se trata de un varón de 64 años que ingresó por un cuadro de anasarca, diarrea y pérdida de 20 kg de peso de 3 meses de evolución, asociado a proteinuria e hipoalbuminemia. El paciente habı́a recibido un trasplante hepático, 3 años antes, por cirrosis hepática secundaria a infección por el virus de la hepatitis B, y hepatocarcinoma. En el postrasplante presentó varios episodios de obstrucción biliar y formación de abscesos hepáticos, que precisaron drenaje quirúrgico y, finalmente, una hepático-yeyunostomı́a. También estaba afecto de diabetes mellitus e hipertensión arterial. La ecografı́a abdominal fue normal, salvo por la existencia de un lóbulo hepático izquierdo heterogéneo, con zonas lı́quidas y calcificaciones groseras. Con la ecocardiografı́a se descartó un componente cardiogénico como causa de los edemas. A lo largo del ingreso se produjo un empeoramiento de la función renal (creatinina 7 mg/dl), y se comenzó con sesiones de diálisis. Ante el cuadro diarreico se realizó un despistaje de causas infecciosas y una rectosigmoidoscopia sin hallazgos patológicos. Las biopsias de la mucosa rectal revelaron la existencia de depósitos subepiteliales y perivasculares de material amiloide con positividad para la tinción de Rojo Congo. A continuación, se realizó una biopsia de la médula ósea, que fue normocelular y permitió descartar un proceso linfoproliferativo monoclonal asociado, como causa de la amiloidosis. También se descartó la polineuropatı́a amiloidótica familiar por ausencia de antecedentes familiares y sı́ntomas neurológicos, ası́ como la amiloidosis b2-microglobulina y la amiloidosis sistémica senil. La disfunción renal y el sı́ndrome nefrótico se interpretaron como de origen multifactorial (diabetes mellitus de larga evolución, tratamiento inmunosupresor con ciclosporina y amiloidosis sistémica). Una vez estabilizada la situación clı́nica se procedió al alta hospitalaria. Tres semanas después, ingresó en la unidad de cuidados intensivos en estado séptico por un absceso hepático. A pesar de la antibioterapia y el drenaje percutáneo de la colección, el paciente desarrolló un fracaso multiorgánico y falleció. La amiloidosis se caracteriza por un plegamiento anormal de proteı́nas y su depósito, como fibras insolubles, en los tejidos. Su clasificación se basa en la proteı́na precursora que forma el amiloide2,3. El tipo más común de amiloidosis en el mundo desarrollado es la amiloidosis AL o primaria, que se asocia a una discrasia clonal de células plasmáticas subyacente. Las fibrillas de amiloide proceden de una inmunoglobulina (Ig) monoclonal4. La amiloidosis AA o secundaria se asocia a inflamación crónica. La proteı́na amiloide sérica A (SAA) es un reactante de fase aguda cuya concentración puede elevarse hasta 1.000 veces durante la inflamación. Su causa más frecuente en el mundo desarrollado es la artritis reumatoide (>60%), pero también puede aparecer por otros trastornos inflamatorios e infecciones crónicas (bronquiectasias, osteomielitis crónica, etc.)5. Los riñones se afectan en el 91– 96% de los casos6,7. Por ello, sus manifestaciones más comunes son el sı́ndrome nefrótico y la insuficiencia renal7. La proteinuria varı́a desde subnefrótica hasta los 20–30 g/d. La hipoalbuminemia puede ser intensa y los edemas, a menudo, son graves y refractarios a diuréticos5. La amiloidosis AA puede cursar con diarrea. El diagnóstico de amiloidosis requiere confirmación histológica de la presencia de fibras de amiloide. Esto se consigue mediante la tinción del tejido sospechoso con rojo Congo o la demostración de una birrefrigencia verde manzana bajo luz polarizada8. Las biopsias del tracto gastrointestinal o la grasa abdominal suelen ser diagnósticas. El recto es la localización más usada, por su facilidad de acceso y su aceptable sensibilidad (75– 94%). En el tratamiento de la amiloidosis sistémica AA el objetivo es reducir la sı́ntesis de SAA actuando contra el proceso inflamatorio o infeccioso subyacente. La supresión de la inflamación da lugar a una mejorı́a en las manifestaciones clı́nicas y un aumento en la supervivencia. Nuestra hipótesis es que los sucesivos episodios de colangitis y abscesos hepáticos, sufridos por el paciente en los 3 años siguientes a su trasplante, constituyen el proceso inflamatorio crónico responsable de la amiloidosis sistémica secundaria. Documento descargado de http://www.elsevier.es el 25/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 412 Cartas al Editor / Med Clin (Barc). 2011;136(9):409–414 Bibliografı́a 1. Lachman HJ, Goodman HJ, Gilbertson JA, Gallimore JR, Sabin CA, Gillmore JD, et al. Natural History and Outcome in Systemic AA Amiloidosis. N Engl J Med. 2007;356:2361–71. 2. Sattianayagam PT, Hawkins PN, Gillmore JD. Systemic amiloidosis and gastrointestinal tract. Nat Rev Gastroenterol Hepatol. 2009;6:608–17. 3. Westermark P, Benson MD, Buxbaun JN, Cohen AS, Frangione B, Ikeda SI, et al. A primer of amyloid nomenclature. Amyloid. 2007;14:179–83. 4. Pepys MB. Amyloidosis. Annu Rev Med. 2006;57:223–41. 5. Dember LM. Amyloidosis-Associated Kidney Disease. J Am Soc Nephrol. 2006;17:3458–71. 6. Ebert EC, Nagar M. Gastrointestinal manifestations of amyloidosis. Am J Gastroenterol. 2008;103:776–87. 7. Verine J, Mourad N, Desseaux K, Vanhille P, Noël LH, Beaufils H, et al. Clinical and histological characteristics of renal AA amiloidosis: a retrospective study of 68 cases with a special interest to amyloid-associated inflammatory response. Hum Pathol. 2007;38:1798–809. 8. Picken MM. New insights into systemic amiloidosis: the importance of diagnosis of specific type. Curr Opin Nephrol Hypertens. 2007;16:196–203. José Manuel Ángel Rey*, Antonio Poyato González, Camilo Julio Llamoza Torres y José Luı́s Montero Álvarez Unidad Clı´nica de Aparato Digestivo, Hospital Universitario Reina Sofı´a, Córdoba, España * Autor para correspondencia. Correo electrónico: jm-angelrey@hotmail.com (J.M. Ángel Rey). doi:10.1016/j.medcli.2010.04.026 Sobredosis grave de ketamina Life-threatening ketamine overdose Sr. Editor: La ketamina es un antagonista no competitivo del receptor N-metil-D-aspartato y fue introducida como anestésico en el año 1965. A pesar de ser un fármaco relativamente seguro por la escasa depresión respiratoria y cardiovascular que produce a dosis anestésicas, ha caı́do en desuso por sus reacciones adversas1,2. El uso clandestino como droga de abuso se inició cuando fueron descubiertas sus propiedades psicodélicas, después de que un gran número de pacientes informara de lo que sentı́an al salir de la anestesia3–5. La ketamina es considerada por los consumidores como una droga segura, con bajo riesgo de sobredosis o de reacciones adversas graves, aunque hay descritos casos mortales6,7. Por ello, nos ha parecido de interés presentar un caso de sobredosis de ketamina con riesgo vital. Un paciente de 19 años, consumidor regular de cannabis y esporádico de derivados anfetamı́nicos, decidió ensayar en su domicilio el uso de ketamina con ánimo recreativo. Para ello, tomó bebidas alcohólicas e ingirió por vı́a oral entre 100 y 200 ml de una solución de ketamina de concentración desconocida. A los 10– 15 min inició una depresión del nivel de conciencia, por lo que un acompañante avisó a los servicios de urgencias. Cuando éstos se presentaron, unos 30 min. después del consumo, estaba en coma Glasgow 3, hipotenso y bradicárdico, procediéndose a la intubación orotraqueal y al traslado a nuestro hospital. En el momento de la admisión, proseguı́a en coma arreactivo. La presión arterial era de 80/40 mmHg, el ritmo cardı́aco regular a 50 por min y la temperatura axilar de 35 8C. La exploración fı́sica no mostró asimetrı́as neurológicas, pero se auscultaban roncus en ambos hemitórax. Una gasometrı́a arterial con una FiO2 de 0.35 obtuvo un pH de 7,21, pO2 168,2 mmHg, pCO2 50,7 mmHg, bicarbonato actual 19,8 mmol/l y exceso de base de -8. Hemograma y bioquı́mica sin alteraciones destacadas. Radiografı́a de tórax sin imágenes de condensación. ECG con ritmo sinusal a 52 pulsaciones/min. El análisis toxicológico inicial mostró una etanolemia en sangre de 1,26 g/l, cannabis positivo, heroı́na, cocaı́na, anfetaminas y metadona negativos en orina. Se recogió orina a su ingreso para confirmar la presencia de ketamina. Se procedió a analizar la muestra mediante cromatografı́a de gases acoplada a espectrometrı́a de masas (GC-MS, detector Agilent 5975C) según protocolos vigentes en el laboratorio de toxicologı́a del servicio de bioquı́mica y genética molecular del Hospital Clı́nic, constatando concentra- ciones muy elevadas de ketamina (4.350 ng/ml) y de su metabolito (norketamina 18.953 ng/ml). La proporción ketamina/metabolito sugirió un consumo reciente. Se transfirió a la unidad de cuidados intensivos. La presión arterial se normalizó con expansores plasmáticos, y la bradicardia y el nivel de conciencia se recuperaron progresiva pero rápidamente, con fases de agitación que se controlaron con midazolam, permitiendo la extubación a las 6 horas del ingreso. El paciente recuperó por completo el nivel de conciencia, pero quedó amnésico respecto a lo sucedido tras la ingesta de la ketamina. Permaneció 48 h más en observación hospitalaria, sin eventos clı́nicos ni analı́ticos destacables, siendo dado de alta sin secuelas. Los mecanismos de acción de la ketamina son poco conocidos. Parece deprimir la asociación entre la corteza cerebral y el tálamo, interfiriendo en la transmisión de componentes afectivo emocionales procedentes de la médula espinal hacia niveles superiores. Todo ello conduce a un estado cataléptico en el que el individuo permanece inmóvil, con los ojos abiertos, manteniendo los reflejos corneal, tusı́geno y deglutorio. Cuando se utiliza como droga de abuso, a dosis bajas produce un sentimiento apacible y soñador, dando lugar a una sensación de salir fuera del cuerpo (out of the body) o a un estado similar al de una embriaguez o sobreingesta de sedantes, con pérdida de la coordinación, disartria y bradipsiquia8. Además disminuye la ansiedad e intensifica la percepción de sonidos y colores. A dosis superiores es muy difı́cil moverse y aparecen desorientación temporo espacial y alucinaciones. Posteriormente se desarrolla un estado de inconsciencia y una amnesia que puede durar hasta 3 h. Todas estas manifestaciones pueden aumentar con el consumo concomitante de otras drogas9,10. Los consumidores habituales pueden desarrollar tolerancia, dependencia psicológica, trastornos de la atención y pérdida progresiva de memoria. El diagnóstico de sobredosis se basa en la historia clı́nica, en los hallazgos inespecı́ficos de la exploración fı́sica y en descartar otras causas del proceso. Se puede detectar ketamina y sus metabolitos en la orina, pero los servicios de urgencias hospitalarios suelen carecer de la técnica analı́tica para poder identificar esta substancia. Desde el punto de vista terapéutico, pocas veces es posible realizar la descontaminación digestiva ya que no se suele consumir por vı́a oral y la absorción es muy rápida. Tampoco se puede aumentar su eliminación por vı́a renal o extrarrenal y no existe antı́doto especı́fico. Por tanto, el tratamiento de la intoxicación por ketamina se basa en medidas de soporte general. En el caso presentado destaca la grave depresión del nivel de conciencia y la insuficiencia ventilatoria, potenciadas sin duda por la coingesta de alcohol etı́lico, y que podı́an haber conducido al fallecimiento del paciente por parada respiratoria. La cuantificación