COLOR Renacimiento 1/3/06 16:40 Página 1 A las puertas del Renacimiento “Solón Solonino mandó en sus leyes a los atenienses que todos tuviesen aldabas en las puertas de sus casas, y que, si alguno entraba en casa ajena sin tocar primero la aldaba, le diesen la misma pena que daban al que robaba la casa.” Fue durante mucho tiempo costumbre arraigada en Atenas la de ser discreto y no inmiscuirse en las vidas ajenas; entonces, ya eran las aldabas símbolos de ese respeto. Siglos más tarde, con el arte renacentista en Siena y Florencia, pasarían a ser también depositarias del arte de un período de convulsos cambios. El hombre, el arte, las ciencias y la literatura pasan a ser el centro del universo. COLOR Renacimiento 1/3/06 16:40 Página 2 La estrella de los puntos cardinales, rematada con un sencillo llamador, como símbolo del camino de regreso al hogar. Esta composición es una muestra de que en más de una ocasión la belleza se encuentra en la sencillez. Texto y fotos: Pedro Pablo Sara Vila l Renacimiento surgió de la exaltación del mundo clásico, y los artistas italianos llevaron su visión del universo mitológico hasta las pequeñas cosas, plasmaron la belleza de su arte en todos los detalles de la vida cotidiana. Las aldabas son piezas portadoras de mitos y leyendas, guardianas de las puertas de casas y palacios, obras de arte que nos hablan de quienes habitan detrás de las poderosas puertas de la Florencia y la Siena renacentista. Dos burgos que en el período bajo medieval eran auténticas ciudades-estado, repúblicas, denominadas “signorias”. Este concepto procede de la época romana, de antiguos castros como Florencia, que le debe su nombre a la diosa Flora. Dos cortes enfrentadas entre sí por motivos políticos, económicos y territoriales. En medio de este clima, en 1434, Cosme de Médici accede al poder y Florencia se convierte en capital de las artes. Siena también siguió el mismo camino económico que Florencia. Las victorias militares resultaron decisivas para su próspero futuro en el ámbito de las artes. Después del Alto Renacimiento, “época de los genios”, en la que coinciden artistas tan inverosímiles como Rafael o Miguel Ángel, el Manierismo actuará de bisagra entre Renacimiento y Barroco. Nace de lo clásico y paradójicamente lo niega. Son composiciones más complicadas, inestables, adquiere valor lo anecdótico en una lectura a veces simbólica. La presencia del claroscuro es cada vez más sólida, las escenas comienzan a representarse en el momento más álgido de la acción, lo que explica la tensión que transmiten las figuras, representadas en muchas ocasiones en complicados escorzos. Todas estas tendencias llevadas a su máxima expresión serán lo que posteriormente se denomine Barroco. Los artistas renacentistas y barrocos, además de trabajar la pintura, la escultura y la arquitectura, trasladan sus ideas a todo tipo de objetos, como es el caso de las aldabas, fechadas durante los siglos xv y XVII. E Mezcla de motivos vegetales, animales y antropomórficos. Seres híbridos que nacen de la imaginación de los artistas. COLOR Renacimiento 1/3/06 16:41 Página 3 Motivos Cabezas de dragón, ángeles, criaturas marinas y leones, la flor de Lis advirtiendo del origen monárquico de los habitantes, figuras monstruosas rescatadas de oscuros episodios mitológicos, genios que guardan a la gente de puertas para adentro, y hasta un león, motivo mesopotámico, ensalzado como protector de los ciudadanos. Elaboradas una a una, estas aldabas cuentan historias a quienes han aprendido a escucharlas. Son el eco de los miedos, los triunfos, la tradición y el gusto de familias acomodadas de raíces profundas. Es la historia de una Italia que mira al pasado y que predice un futuro de renovados conceptos y formas que nacen de preguntarse qué es la belleza, qué lugar ocupa el hombre en el universo y, sobre todo, de una constante observación de la naturaleza, madre y enigma de la humanidad. Son el eco de los gremios de artesanos, que se fueron disipando para que fuera posible una mayor libertad para el artesano. Así la historia le daría la oportunidad de llamarse a sí mismo artista y ascender en la escala social que le tocó vivir. También nos hablan de Vulcano, dios del fuego y la fragua, deformado por la ira de su padre Zeus y destinado a crear ingeniosos objetos de metal en el corazón del monte Etna. Ante estas aldabas, además de preguntarnos qué es la belleza, es necesario desnudar su misterio para así comprender a quien vivía detrás de estos posibles “fuegos fatuos”. Para saber si nos atraen o asustan tan sólo hace falta posar, por un momento, la vista sobre ellas y quedarnos entonces en la pura estética; para saber qué pretenden mostrar o esconder, hay que lanzar la vista atrás en el tiempo e imaginarse llamando a la puerta de un hombre con poder en una Italia dividida pero idealista. Es un juego de preguntas y respuestas que sólo se resuelve al abrir la puerta, es un acertijo donde influye la curiosidad e inquietud por saber qué hay al otro lado. Así, vemos aterrorizados cómo por curiosidad Pandora condenó a la humanidad al abrir la caja de los males, que Hermes —mensajero entre los dioses y los hombres— se encargó de entregarle diciendo la frase que pierde a cualquier curioso: “No debes mirar lo que hay dentro”. Esta curiosidad del ser humano explica también la sed de conocimiento de artistas que como Leonardo da Vinci apuntaron en sus cuadernos de observaciones, hasta los detalles más pequeños de la vida, para poder aplicar su creatividad del modo más bello. No obstante, la luz que nos descubre a los artesanos que elaboraron estas aldabas es mucho más débil que la de un Miguel Ángel o un Ghiberti, pues se impregnaron del misterio de sus creaciones y su secreto descansa en el sonido que tan sólo algunos saben descifrar.J 70 JANO 10-16 MARZO 2006. N.º 1.598 . www.doyma.es/jano Precioso y original trabajo en relieve de una figura antropomorfa que se diluye en formas vegetales. Técnica y materiales El llamador es de metal; se requiere una materia prima resistente debido al uso que va a soportar y también a su especial sonoridad. El más utilizado es el cobre y sus aleaciones, en especial el bronce. La aleación es la que define el buen acabado de los detalles. Al añadir estaño, cinc o plomo para obtener el bronce, se consigue una fusión a menor temperatura y una mayor maleabilidad. La sonoridad también depende de las aleaciones; por ejemplo, al aumentar el porcentaje de estaño, el bronce se vuelve más sonoro. Lo contrario le da un aspecto opaco y oscuro. El tono amarillo oro es propio de las aldabas de latón, resultado de añadir más cinc. Las Puertas del Baptisterio de Florencia inauguran la escultura renacentista en el siglo xv de mano de Ghiberti, extraordinario ejemplo de la evolución del relieve. Esto nos da una visión de la importancia de la ebanistería en las dos ciudades emblema de la Toscana: Siena y Florencia. La puerta requiere un trabajo de ebanistería de valor histórico. El nombre de esta técnica le viene de la madera de ébano, la más apreciada por su consistencia y su finura del granulado. También por su solidez, aspecto uniforme, pulido y color oscuro de reflejos rojizos y verdosos. Las maderas más utilizadas serán el álamo, el chopo, el tilo y el sauce, pero también el castaño, el ciprés, el pino y el nogal. COLOR Renacimiento 1/3/06 16:41 Página 4 Esta cabeza de león recuerda los antiguos motivos mesopotámicos. Estas imágenes protegían a los ciudadanos. León de mirada virtuosa con ademanes y elementos decorativos que indican la condición señorial de los moradores. El contraste entre la talla de madera y el llamador crean una simetría inspirada en las puertas de Ghiberti de la catedral de Florencia. Figura de un ángel al que se le reconocía el poder de proteger el hogar. Destaca el color dorado en una representación muy clásica. El poder del dragón y de las criaturas marinas a su servicio forman un llamador compuesto únicamente por imágenes de la naturaleza. La amabilidad del gesto y la presencia de las dos manos en el centro de la composición son muestras de hospitalidad. Este ser fantástico sujeta en la boca una escena en la que dos figuras en escorzo forman un arco amparando el escudo de la familia. Una vez más, el escudo de la familia aparece custodiado por un ser monstruoso y flanqueado por bellas figuras femeninas.