CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 1 TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI.1 El “Trastorno de la Identidad Genérica (205)” está incluido en la “Clasificación Diagnóstica 0-3”, dentro de los “Trastornos Afectivos”, situados a su vez en el Eje I de ese sistema nomenclador, como Trastornos Primarios, identificados con el número 200 dentro de esa clasificación. Los trastornos afectivos están relacionados con la experiencia emotiva y la expresividad conductual del infante o niño pequeño y se incrementan en las condiciones actuales desfavorables, aunque, por lo contrario, en algunos casos, la adversidad templa y hace aflorar capacidades de resistencia y superación de las situaciones críticas. La grave crisis económico-social que atraviesa nuestro país provoca penurias, limitaciones, fallas, distorsiones y gran incertidumbre en el desempeño del rol continente, sostenedor y promotor del desarrollo que ejercen los padres con sus hijos. La inseguridad, las frustraciones y los temores acerca del futuro producen conflictos, quiebres y deserciones en la parentalidad, aumentando el número de chicos abandonados, no queridos y castigados que padecen desde el comienzo de su vida el clima emocional perturbado del ámbito familiar. Este grupo de trastornos incluye los trastornos por ansiedad, los trastornos del estado de ánimo, un trastorno mixto de la expresividad emocional, el trastorno de la identidad genérica en la niñez y el trastorno reactivo del apego. Los niños pequeños con trastornos afectivos no ponen de manifiesto retrasos severos del desarrollo ni variaciones constitucionales o madurativas significativas. Por lo tanto los trastornos afectivos pueden contrastarse con los trastornos de la regulación, que tienen un claro aporte constitucional o madurativo y los trastornos multisistémicos que involucran múltiples dificultades del desarrollo. Además, para que las dificultades interactivas puedan considerarse trastornos afectivos, incluso cuando ellas se deben a una relación o un contexto particulares, esas dificultades no deben ser sólo evidentes en una relación o contexto, sino estar asociadas con dificultades afectivas y conductuales generales del niño y poder diferenciarse por esto de los trastornos del relacionamiento con los progenitores o cuidadores primarios, que son específicos de un vínculo. De todos modos, si los patrones perturbados del vínculo persisten, pueden comenzar a afectar el funcionamiento del niño aún cuando no interactúe en el vínculo problemático específico y extenderse en otras áreas y con otras personas. 1 Médica Psiquiatra. Psiquiatría y Psicología Pediátricas.Prof. en Filosofía y Pedagogía.Olleros 2339-(5°-9) Bs.As. 1426. 011-4773-4544. marialou@fibertel.com.ar CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 2 205. TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. El T.I.G. supone una perturbación circunscripta en la experiencia que el niño tiene de su propio género y que se pone de manifiesto durante el período sensible del desarrollo de la identidad genérica (2 a 4 años), cuando la criatura aprende a clasificarse a sí mismo y a los otros según el género. Los niños con este trastorno de identidad genérica experimentan un malestar profundo y generalizado, ansiedad y /o una sensación de inadecuación en cuanto a su propio género y un deseo intenso de pertenecer al género opuesto, que se manifiesta en el juego, la fantasía y la elección de actividades, compañeros y ropa, de acuerdo con el nivel evolutivo de comprensión que tiene el niño de los estereotipos genéricos. Los criterios que siguen son consistentes con los expuestos en el D.S.M. IV y son: 1. Identificación fuerte y persistente con el género opuesto puesta de manifiesto por al menos cuatro de los siguientes fenómenos: a). Deseo reiteradamente expresado de pertenecer al sexo opuesto o la insistencia en que se pertenece a él. b). En los varones, preferencia por usar prendas femeninas o imitarlas; en las niñas, insistencia por usar ropa típicamente masculina. c). Preferencias fuertes y persistentes por desempeñar roles del otro sexo en el juego dramático o fantasías persistentes de pertenecer al sexo opuesto. d). Deseo intenso de participar en los deportes y pasatiempos del sexo opuesto. e). Fuerte preferencia por compañeros de juego del sexo opuesto. 2. Malestar persistente con el propio sexo asignado o sensación de inadecuación a ese rol genérico, puesto de manifiesto por alguno de los siguientes fenómenos: a). En los varones, afirmación de que el pene o los testículos son desagradables o desaparecerán, o de que sería mejor no tenerlo, o marcada aversión a los juguetes, deportes y actividades masculinas típicas, junto a la idea de no querer ser varón. b). En las niñas, rechazo de la posición sentada para orinar o afirmación de que no se quiere desarrollar senos o menstruar, así como una marcada aversión a la vestimenta femenina, ligada a la idea de que no se quiere ser una niña. 3. La adquisición del sentido del propio género es un proceso evolutivo que permite muchas variaciones normales y es esencial diferenciarlas del T.I.G. como también de otros trastornos que pueden parecer similares. 1. Variabilidad evolutiva normal. En la imitación flexible por niño de la mamá, del papá, la hermana, el hermano, el bebé o incluso la mascota de la familia es frecuente que los niños de 2 o 3 años se CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 3 pongan prendas del otro género y finjan pertenecer a él. Aún cuando el niño está compulsivamente interesado en el juego dramático transgenérico y esto continúa, el patrón es muy atípico a los 2 años. 2. No-conformidad al propio género. Los niños con un sentido bien establecido y positivo de su propia identidad genérica pueden también tener intereses del género opuesto y, por ejemplo, un muchachito interesarse en cocinar, no participar en juegos violentos, cultivar flores o la música y una niña puede descubrir que es mejor atleta que la mayoría de los varones de su edad y comenzar a disfrutar ejercitando sus capacidades. Este tipo de conducta no acompañada de disgusto por su identidad genérica, puede estar asociada con un mayor grado de flexibilidad conductual y es saludable. 3. Marimachismo. El T.I.G. de las niñas debe diferenciarse del marimachismo en el que ellas quieren usar pantalones, disfrutar de juegos rudos y preferir como compañeros de juego a los varones, pero no sienten malestar por ser mujeres y presentan mucha flexibilidad. En contraste, las que despliegan estas conductas en el contexto de un malestar persistente por su género, por su anatomía sexual y por tener que vestir ropa femenina, en cualquiera y todas las ocasiones, probablemente tienen problemas de identidad genérica. 4. El deseo de ser de ambos géneros. Cuando los niños aprenden a caracterizar correctamente según el género, antes de los 2 años y medio a los 3 años y medio, muchos niños se sienten capaces de hacer y ser todas las cosas, varones y mujeres. Los varones pueden creerse capaces de embarazarse y es posible que las niñas crean que les crecerá un pene sin dejar por eso de ser mujeres. Renunciar a estas ilusiones supone una pérdida que a algunos deambuladores con un sentimiento frágil de la propia valía les es problemático negociar y presentarán signos en su conducta de que aún tienen algunas expectativas de pertenecer a ambos géneros, expresando rabia y envidia al progenitor o hermano que les parezca responsable de haber frustrado sus esperanzas. Éste no es un T.I.G. ya que en él, el niño quiere pertenecer al sexo opuesto y no a ambos. 5. Niños con condiciones intersexuales. Entre las condiciones intersexuales se cuentan las hipospadias o un microfalo en los varones y el clítoris anormalmente grande en las niñas. Estas condiciones pueden dar lugar a confusión acerca del género, pero raramente a un T.I.G. T.I.G. La perturbación circunscripta en el área del género es sorprendente por su carácter generalizado, su persistencia y su duración. Los varones experimentan sobre todo el trastorno por ansiedad de separación, la mayoría temen el daño corporal y presentan síntomas de depresión. Aproximadamente las dos terceras partes tienen un apego inseguro. Las niñas presentan tantos síntomas de perturbación conductual como los otros niños remitidos a las consultas psiquiátricas. Muchos observadores de este trastorno han advertido que una vez que éste se pone en marcha, los progenitores de los niños no desalientan la conducta transgénica. CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 4 Las historias de varones con T.I.G. revelan traumas significativos en la familia durante los primeros tres años de vida o un estrés marital severo y crónico. En la mayoría de los casos hay una historia de depresión y angustia maternas y consumo de sustancias tóxicas, angustia o depresión en el padre. Durante el período sensible para el desarrollo por parte del niño de una comprensión del género ( 2 a 4 años de edad), las madres han estado típicamente deprimidas, como reacción a un acontecimiento que experimentaron como traumático, en un contexto familiar en el cual el padre era emocionalmente inaccesible. Tanto en las niñas como en los varones se encuentra regularmente una historia de trauma significativo en la familia y / o estrés marital severo crónico durante los primeros tres años de vida de la criatura. La autora ha podido observar, en la consulta y el tratamiento de niños y adolescentes con problemas en la identidad genérica, la presencia de serias dficultades en la conyugalidad y la parentalidad de los progenitores. Un varón de 8 años llega a la consulta por indicación del colegio, porque no se integra con sus pares en los juegos, se niega a cambiar su ropa junto con los compañeros, antes o después de las clases de educación física y tiene una notable cadencia femenina al caminar. La madre refiere que su hijo tampoco juega en la casa con sus hermanos o solo, que siempre presentó indiferencia por los juguetes y que nunca se interesó en jugar con autos, aviones o la pelota, prefiriendo la compañía de los adultos, participando en las conversaciones de los grandes y colaborando en las tareas domésticas. Cuenta la madre que en algunas ocasiones lo encontró frente al espejo vestido con las ropas de ella y que eso sí parecía divertirlo, sobre todo el caminar con los zapatos de tacos altos. No le dio importancia a esas conductas y no las comentó con su marido. Dice la madre que ella encuentra en este hijo un gran compañero y que ella es muy posesiva y el niño la compensa en relación a las dificultades que tiene con su pareja. El marido está poco interesado en su rol de padre. En lo conyugal, luego de haber discutido y peleado mucho, han decidido tolerarse y mantener unida la familia, haciendo, ambos, tratamientos psicoterapéuticos. El padre está absorbido en su trabajo. Sexualmente él es poco expresivo y no sabe si ella lo atrae o no. Ella dice ser frígida y que solo puede sentir orgasmos con la estimulación del clítoris. Ambos tienen preocupación por sus cuerpos y se sienten inseguros en cómo son vistos. Han sido obesos y sus rostros son bellos y atractivos, pero sienten que algo falta. Él ha logrado rebajar 50 kilos y ella está en estos momentos preparándose para una operación plástica de mamas únicamente por razones estéticas. También la obesidad está ligada a la problemática del hijo, como uno de los factores que lo inducen a no mostrar su cuerpo al cambiarse para las clases de gimnasia. Dice la madre que el chico tiene apariencia femenina por la gordura y que no se le notan por eso sus genitales masculinos, que en realidad son normales. Su rostro es parecido al materno, sobre todo sus grandes y vivaces ojos negros. A pesar de que el chico es muy cariñoso y cercano con su madre, se comunica con ella acerca de sus cosas más personales a través de cartas que le envía con la hermana, que no sabe leer aun. Durante el tratamiento con psicoterapia de juego de orientación psicoanalítica el chico pudo expresar y organizar su problemática a través del juego con animales que eran los únicos juguetes con los que al comienzo tomó contacto, tratando de identificarlos, nombrarlos y reunirlos en corrales de acuerdo a sus posibilidades de CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 5 compartir un lugar sin dañarse y pegando sus patas al suelo de papel glacé para que no se caigan, como así también equiparando sus capacidades para pelear, por si eso era inevitable. Disfrutaba con los juegos de palabras y las clasificaciones del reino vegetal y animal y buscaba con gran interés definiciones en el diccionario, en relación a las plantas y sus formas de reproducción. Frecuentemente hablaba con sentencias y refranes usados por sus abuelos y jugaba a crear los propios en los que expresaba su conflictiva, como por ejemplo: ”Perdido como gaucho en Rumania” o “Desconcertado como chancho al que le pavimentaron el chiquero”. También desarrolló posibilidades de expresar sentimientos a través de la música y el canto con los instrumentos que encontraba en el cuarto de juegos, como la flauta o el xilofón. Su padre había estudiado piano y había renunciado a él para trabajar. Interpretando melodías sencillas comenzaron ambos a vincularse y compartir buenos momentos en familia. El vinculo con su padre se acrecentó cuando éste comenzó a llevarlo a un campo recientemente adquirido, donde el hijo volcó su amor e interés en el cuidado de los animales y pudo presenciar el nacimiento y crecimiento de un potrillo, que fue protagonizando dibujos y pequeñas historias de vida, en el tratamiento. Posteriormente, su ingreso a un colegio mixto, en el secundario, le permitió posicionarse con más desenvoltura y era buscado por las compañeras por su inteligencia y humor. Actualmente está por terminar su carrera de ingeniero agrónomo. Así como es posible observar la obesidad en el varón como una manera de esconder sus atributos masculinos, conjuntamente con una problemática en la identidad de género, es por lo contrario más frecuente ver asociada la anorexia en las mujeres adolescentes, que logran de esa manera borrar sus formas femeninas e interrumpir sus ciclos menstruales, sobre todo cuando se sienten amenazadas por miradas, actitudes o comentarios de los progenitores, especialmente paternos, acerca de ellas. La autora coincide con J. de Ajuriaguerra en la importancia del establecimiento del sentimiento de existencia que será el anclaje a partir del cual el niño se reconocerá como individuo, como fase previa al momento en que el niño percibe la existencia de una diferencia sexual, que se ha ido preparando por el sexo que sus padres le han asignado en la forma de educarle, tratarle, vestirle y hablarle y que le irán proporcionando ese sentimiento íntimo de ser varón o mujer, previo al reconocimiento de las diferencias sexuales. Considera R. J. Stoller que en estas condiciones la relación fusional de la madre con la hija aporta a las niñas un sentimiento de individualidad más sólido que la relación madre-hijo a los varones, porque en este caso la diferencia introduce una duda identificatoria mayor. El resultado clínico es, en el muchacho y después en el hombre, un mayor temor a la homosexualidad que en la niña, porque, según Stoller, las raíces de la “masculinidad” están menos implantadas. Como bien mostró el niño en sus juegos con animales, que era importante pegar primero al suelo de papel glacé a la oveja y la osa para que estuvieran juntas sin caerse. DESCRIPCIÓN DE UN CASO CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 6 Colin tiene 3 años y medio, es hijo de una pareja de clase media alta. Fue derivado por la maestra de la nursery terapéutica, para que se le realice una evaluación psiquiátrica, porque no puede llevarse bien con los otros niños. Al psiquiatra consultor le resulta evidente la amplitud de las preocupaciones transgenéricas del niño, que anteriormente no habían sido objeto de la preocupación de los padres. En la entrevista el niño estaba ansioso por hablar, no le interesaban los juguetes y a pesar de su edad, se comportaba como un adulto obediente que consentía en ser entrevistado. Durante toda la entrevista mantuvo la mirada en nuestros rostros, como si estuviera estudiando intensamente cada una de nuestras expresiones. Vale la pena subrayar su preocupación por las “señoras con ojos enojados”. Dijo que tenía mucho miedo a una niña de su grado que tenía ojos enojados y con una obvia presión emocional, imitó el gesto de la compañerita. Al estudiar los videos caseros de la familia, descubrimos que Colin adoptaba la misma “mirada enojada” al pararse frente a un espejo vestido de niña. Durante la evaluación manifestó que detestaba ser varón, afirmó enfáticamente que había nacido niña y que “si uno se pone ropa de niña puede volverse una niña verdaderamente”. No había ninguna muestra de disforia anatómica. Emocionalmente, se describió como un niño triste y solitario. Dijo que no le gustaba a ninguno de los otros niños. A menudo se preocupaba por los padres mientras estaba en la nursery. Intelectualmente estaba funcionando en un nivel muy alto, según los test de inteligencia estandarizada, y no había ninguna muestra de discapacidades para el aprendizaje. En el nacimiento de Colin no se había producido ningún hecho notable. La madre lo describió como un bebe fácil, que “se bebía” el mundo circundante. Por cierto, siempre según la madre la relación temprana entre ellos era tan satisfactoria que, cuando Colin fue destetado a los 8 meses (había comenzado a morderle los pezones), ella sintió que tal vez él estaba maduro para dejar de mamar, pero ella misma no lo estaba para dejar de amamantarlo. Mientras tanto el padre, se sentía excluido de ese vínculo, incluso en el momento de la remisión pensaba que no sabía comunicarse significativamente con el hijo. Todos los hitos del desarrollo estaban dentro de los límites normales. CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 7 Colin tenía varias sensibilidades sensoriales significativas. Por ejemplo, lloraba al oír sonidos fuertes, como la campanilla de la puerta. Pero su sensibilidad también le procuraba placer. Disfrutaba con la música y los colores bellos y prestaba mucha atención a los cambios visuales del ambiente, aunque fueran pequeños. La madre recuerda que al año de edad, Colin era un bebé que reía, afectuoso y siempre feliz. También recuerda lo emocionalmente conectado y responsivo que Colin le pareció a los 2 años a un entrevistador del programa de la nursery terapéutica. Poco después del segundo cumpleaños del niño, la familia planificó un viaje de pocos días al extranjero, pero Colin se enfermó antes de que partieran. Él y la madre se quedaron, mientras que el padre y la abuela fueron a Europa. Durante su ausencia, según explicó la madre, Colin estaba inconsolable y siguió llorando hasta que el padre y la abuela volvieron. También la madre se volvió colérica y nerviosa. Ambos progenitores concuerdan en que la conducta del niño cambió en ese momento. Se hizo más ansioso y extremadamente sensible a todas las separaciones. El cambio fue aún mayor cuando comenzó a asistir a la nursery terapéutica, en el otoño siguiente. La madre recuerda que Colin le parecía muy tímido y le costó adaptarse. No se llevaba bien con los otros niños, los golpeaba cuando lo contrariaban, o bien fruncía el entrecejo, se cruzaba de brazos y miraba a la pared. Al mismo tiempo comenzó a tener rabietas en el hogar, una conducta nueva en él, que exacerbaba conductas parentales de larga data acerca del control de la cólera y la agresión. La madre, preocupaba porque Colin estuviera demasiado aislado de sus pares, decidió tener un segundo hijo “para que tuviera compañía”. No obstante, cuando la amniocentésis llevó a un diagnóstico fetal de síndrome de Down, la pareja decidió interrumpir el embarazo. Como sabían que se trataba de una niña, la mamá la llamó Miriam, por una maestra a la que admiraba. Después se sintió agradecida por una demora de 3 semanas hasta la realización del aborto, pues, le permitía llegar a conocer a Miriam. Tenía fantasías de hacerle vestidos a la hija y de entregarla a su propia madre, de modo que ésta “tendría algo por lo que vivir”. Merece señalarse que, aunque el esposo experimentó una profunda reacción de duelo a continuación del aborto, no ocurrió lo mismo con la madre, aunque en CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 8 adelante se sintió crónicamente deprimida y angustiada, pero no vinculaba esos sentimientos con la pérdida de Miriam, cuyas cenizas estaban en una urna guardada en el ropero del dormitorio. La conducta transgenérica de Colin comenzó una semana después del aborto y persistió desde entonces. Sus actividades favoritas eran vestirse como una niña y ponerse maquillaje, jugar con muñecas Barbie y ver en videos películas de Blanca Nieves y Cenicienta. Los dos padres tenían intereses artísticos y consideraban esas conductas transgenéricas como parte de la naturaleza artística y creativa del niño. El padre se sentía un tanto incómodo en cuanto a esa preferencia de su hijo por la ropa y las actividades femeninas, pero no lo reorientaba, por considerar que era algo temporario y que Colin lo dejaría atrás. La madre, por su parte, no identificaba las preferencias genéricas del niño como materia de preocupación, en ningún sentido. En los meses siguientes al aborto, la madre llegó a experimentar la hipersensibilidad y responsividad generales de Colin como sintonizadas selectivamente con ella: “siempre sintonizaba mi sentimiento. Siempre sabía lo que yo sentía”. Comenzó a llamarlo con un nuevo nombre, “Lovey” (amorcito) y a deleitarse de modo nuevo con sus talentos “artísticos”, que entonces incluían el travestismo. Pero no todo era dicha. Más o menos en la misma época que apareció la conducta transgenérica, las rabietas de Colin en el hogar comenzaron a intensificarse. La madre las vivía como un abandono, como una pérdida de la anterior conducta de adoración del niño y reminiscencias de las mordeduras a los pezones cuando él tenía ocho meses. Sólo después de unos años de terapia ella pudo recordar cuán enérgicamente censuraba esos estallidos de Colin. Lo sacudía y le gritaba cara a cara. En las sesiones recordó que en esos momentos “lo miraba a los ojos y comprendía que él tenía miedo de que yo lo matara”. Colin presentaba el interés imperioso y exclusivo en las conductas transgenéricas típico de los varones con trastorno de la identidad genérica. Otros rasgos colaterales, como la ansiedad de separación, el trauma materno, la tolerancia parental a los síntomas transgenéricos, la sensibilidad sensorial realzada y la evitación del juego rudo con los pares, pero no con el padre, eran también típicos de este trastorno. CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 9 Como recién nacido e infante pequeño, Colin había logrado establecer una relación estrecha, mutuamente satisfactoria con la madre, a pesar de la sensibilidades especiales de él. Pero tuvo menos éxito en dar forma a un vínculo precoz con el padre, quien, a pesar de haber esperado un hijo, se sentía excluido de la díada madre-infante y se retrajo, tanto respecto de la esposa como del niño. La separación ulterior de Colin respecto del padre, a la edad de 2 años, un momento en que el matrimonio sufría un importante estress, parece haberle generado ansiedad de separación, en parte debido al impacto colateral sobre la madre. Cuando 6 meses más tarde, la madre entró en un período de retraimiento reprimido a continuación del aborto de Miriam, Colin quedó librado a sus propios recursos, esa vez en un momento en que su desarrollo cognitivo trazaba con un nuevo realce la distinción entre varón y niña. Una vez establecida, su fantasía de pertenecer al género opuesto, parece haberlo ayudado a manejar con éxito no sólo el retraimiento de la madre, sino también otras situaciones estresantes. Mientras comenzaba a establecerse el trastorno, la relación de Colin con la madre parece haber pasado de sobreinvolucrada a subinvolucrada, con ocasionales intercambios hostiles y una observada inversión de roles. Resulta interesante que, aunque esto representaba una oportunidad para el padre, éste no supo crear un contacto estrecho con Collin o la madre durante el período posterior al aborto. En este caso, la cuestión del diagnóstico diferencial suponía decidir si la conducta transgenérica de Colin era: 1) Una fase pasajera, como las que a veces se producen en relación con el estrés familiar severo, 2) una indicación de intereses no conforme al propio género, o 3) un signo de trastorno de la identidad genérica. En el momento de la remisión, la conducta transgenérica se había estado desplegando con gran intensidad durante más de un año, mucho más del período de tres meses reconocido como límite para una fase pasajera generada por estrés familiar. Además, las fantasías y la conducta transgenérica revelaban una preocupación de gran intensidad y convicción emocionales. Esta conducta no podía considerarse una simple no-conformidad al género: en primer lugar, porque no presentaba la gama, la flexibilidad y el goce esperable y, en segundo término, porque las fantasías transgenéricas estaban conectadas intrapsíquicamente con el manejo por el niño del CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 10 malestar, la ansiedad de separación y la agresión, y aparecían etiológicamente vinculadas a la fractura de su relación primaria de apego. INTERVENCIÓN TERAPÉUTICA Colin necesita una psicoterapia individual e intensiva con un mínimo de tres sesiones por semana. En las sesiones de ludoterapia conjunta, los progenitores podrán aprender a ayudar a Colin a abordar sus preocupaciones y encontrar modos de expresar sus sentimientos a través del juego simbólico. En el escenario del juego, Colin podrá experimentar diferentes roles y la expresión de los aspectos más asertivos y agresivos de la vida. El tratamiento intensivo sería crucial en los siguientes 3 años a 4 años de la vida del niño, en los cuales su sentido del sí mismo estará tomando forma y consolidándose. Además se necesitarían sesiones colaterales con los padres, para discutir la conducta de él, el significado de su juego y los enfoques cotidianos del cuidado, así como otros temas de preocupación para ellos. También estaría indicada una psicoterapia individual para uno o ambos progenitores, que los ayudara a abordar sus sentimientos y las relaciones con el hijo, así como su propia relación de pareja. Sería especialmente importante mucha seguridad y respeto en la relación de Colin con la madre y mucha interacción, proximidad y juego distendido con el padre. Un terapeuta ocupacional tendría que evaluar al niño y determinar si necesita tratamiento y/o si los padres podrían beneficiarse con una orientación acerca de actividades destinadas a reforzar el desarrollo sensorio-motor. Colin podría asistir a un programa de nursery terapéutica que incorporar e integrara su psicoterapia individual o participar en el programa de establecimiento preescolar pequeño, donde tendría la oportunidad de hacer amigos entre los niños de su comunidad. Impresión diagnóstica Eje I. Trastorno de la identidad genérica. Eje II. Relación subinvolucrada. Eje III. Ninguna. CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI Eje IV. 11 Estresor psicosocial: efectos moderados. Eje V. Nivel funcional del desarrollo emocional: ha logrado el nivel esperado para la edad, con acentuadas restricciones e inestabilidad. DSM-IV Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales Trastornos de la identidad sexual F-64.x Trastorno de la identidad sexual (302.xx) CARACTERÍSTICAS DIAGNÓSTICAS Existen dos componentes en el trastorno de la identidad sexual que deben estar presentes a la hora de efectuar el diagnóstico. Debe haber pruebas de que el individuo se identifica, de un modo intenso y persistente, con el otro sexo, lo cual constituye el deseo de ser, o la insistencia en que uno es, del otro sexo, (criterio A). Esta identificación con el otro sexo no es únicamente el deseo de obtener las supuestas ventajas relacionadas con las costumbres culturales. Deben existir también pruebas de malestar existente por el sexo asignado o un sentido de inadecuación en el papel de su sexo (Criterio B). El diagnóstico no debe establecerse si el individuo padece una enfermedad física intersexual (p. ej., síndrome de insensibilidad a los andrógenos o hiperplasia suprarrenal congénita) (Criterio C). Para efectuar el diagnóstico deben existir pruebas de malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo (Criterio D). En los niños, el hecho de identificarse con el otro sexo se manifiesta por una marcada preocupación por las actividades femeninas tradicionales; pueden preferir vestirse con ropa de niña o mujer o pueden confeccionarla ellos mismos a partir de material disponible, cuando no poseen ropa femenina. A menudo se usan toallas, delantales, pañuelos de cuello para representar faldas o pelos largos. Existe una atracción fuerte hacia los juegos y los pasatiempos típicos de las niñas. Les gusta especialmente jugar a mamá y papá, dibujar chicas y princesas bonitas, y mirar la televisión o los vídeos de sus ídolos femeninos favoritos. A menudo, sus juguetes CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 12 son las muñecas (como Barbie), y las niñas constituyen sus compañeros. Cuando juegan a papá y mamá, estos niños realizan el papel femenino, generalmente “el papel de madre” y muestran fantasías que tienen que ver con mujeres. Evitan los juegos violentos, los deportes competitivos y muestran escaso interés por los coches, camiones u otros juguetes no violentos, pero típicos de los niños. Pueden asimismo expresar el deseo de ser una niña y asegurar que crecerán para ser una mujer. A la hora de orinar se sientan en la taza y hacen como si no tuvieran pene, escondiéndoselo entre las piernas. Más rara vez los niños con trastorno de la identidad sexual pueden afirmar que encuentran su pene o testículos horribles, que quieren operárselos o que tienen o desearían tener vagina. Las niñas con trastornos de la identidad sexual muestran reacciones negativas intensas hacia los intentos por parte de los padres de ponerles ropa femenina o cualquier otra prenda de mujer. Algunas llegan a negarse a ir a la escuela o a reuniones sociales donde sea necesario llevar este tipo de prendas. Prefieren la ropa de niño y el pelo corto; a menudo la gente desconocida les confunde con niños, y piden que se les llame por un nombre de niño. Sus héroes de fantasía son muy a menudo personajes masculinos fuertes, como Batman o Superman. Estas niñas prefieren tener a niños como compañeros, con los que practican deporte, juegos violentos y juegos propios para niños. Muestran poco interés por las muñecas o por cualquier tipo de vestido femenino o actividad relacionada con el papel de la mujer. Las niñas que padecen este trastorno rehúsan en ocasiones orinar sentadas en la taza del water. Pueden explicar que poseen o que se dejarán crecer un pene y rechazan los pechos o la menstruación. Pueden también asegurar que crecerán para ser un varón. Estas niñas revelan una identificación con el otro sexo muy pronunciada en los juegos, los sueños y las fantasías. Los adultos con trastorno de la identidad sexual muestran el deseo de vivir como miembros del otro sexo. Esto se manifiesta por un intenso deseo de adoptar el papel social del otro sexo o de adquirir su aspecto físico, ya sea mediante tratamiento hormonal o quirúrgico. Los individuos con este trastorno se sienten incómodos si se les considera como miembros de su propio sexo o si la ropa y los movimientos del otro se sexo se efectúa en diferentes grados. En privado, estos individuos pueden pasar mucho tiempo vestidos como el otro sexo y esforzándose para conseguir la CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 13 apariencia adecuada Muchos intentan pasar en público por personas del sexo opuesto. Vistiendo como el otro sexo y con tratamiento hormonal (y para los varones, electrólisis), muchos individuos con este trastorno pasan inadvertidamente como personas del otro sexo. La actividad sexual de estos individuos con personas del mismo sexo se encuentra generalmente restringida, porque no desean que sus parejas vean o toquen sus genitales. En algunos varones con este trastorno en etapas más avanzadas de la vida (a menudo después del matrimonio) la actividad sexual con una mujer se acompaña de la fantasía de ser amantes lesbianas o de que la pareja es un varón y él, una mujer. En los adolescentes las características clínicas pueden parecerse tanto a las de los niños como a las de los adultos (según el nivel de desarrollo del individuo); así pues, los criterios tendrían que aplicarse de acerado con el nivel de desarrollo. En un adolescente joven puede ser más difícil establecer un diagnóstico exacto debido a la cautela del individuo. Las dificultades pueden ser mayores si el adolescente se encuentra indeciso en cuanto a su identificación con el otro sexo o si la familia no lo aprueba. El adolescente puede ser enviado a un centro médico porque los padres o los profesores están preocupados por el aislamiento social, el rechazo y las burlas de sus amigos. En estas circunstancias, el diagnóstico debe reservarse para los adolescentes que parecen identificarse con el otro sexo por la manera de vestir y por su comportamiento (p. e., depilarse las piernas en los varones). El esclarecimiento del diagnóstico en niños y adolescentes puede necesitar un seguimiento durante un largo período de tiempo. El malestar y la discapacidad de los individuos con trastorno de la identidad sexual se manifiesta de diferente manera a lo largo de la vida. En los niños el malestar se manifiesta por un descontento patente hacia su sexo. La preocupación por travestirse interfiere a menudo con las actividades cotidianas del individuo. En los niños más mayores el fracaso en contraer amistades y habilidades propias de individuos del mismo sexo a menudo, conduce a aislamiento y a malestar; algunos niños se niegan a ir a la escuela debido a la obligación de vestir con la ropa de su sexo y a las burlas de los compañeros. En los adolescentes y en los adultos la preocupación por travestirse interfiere muy frecuentemente con las actividades CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 14 habituales de la persona. Son habituales las dificultades de relación, y puede verse afectado también el rendimiento en la escuela o en el trabajo. ESPECIFICACIONES. Para los individuos sexualmente maduros, deben anotarse las siguientes especificaciones en base a la orientación sexual del individuo: con atracción sexual por los varones, con atracción sexual por las mujeres, con atracción sexual por ambos sexos, sin atracción sexual por ninguno. Los varones con el trastorno de la identidad sexual pueden presentar cualquiera de las cuatro especificaciones. Virtualmente, todas las mujeres con este trastorno recibirán la misma especificación –atracción sexual por las mujeres– a pesar de que existen casos excepcionales de mujeres que se sienten atraídas por los varones. Procedimiento de tipificación El código diagnóstico asignado depende de la edad del individuo: si el trastorno aparece en la niñez, se usa el código 302.6; si aparece en la adolescencia o en la vida adulta, se usa el código 302.85. SÍNTOMAS Y TRASTORNOS ASOCIADOS CARACTERÍSTICAS DESCRIPTIVAS Y TRASTORNOS MENTALES ASOCIADOS. Muchos individuos con trastorno de identidad sexual acaban socialmente aislados. El aislamiento y el ostracismo conducen a una baja autoestima y pueden contribuir a sentir aversión por la escuela y a abandonarla. El rechazo y las burlas de los compañeros producen secuelas frecuentes que persisten en los niños con este trastorno; a menudo muestran rasgos y patrones de expresión femeninos muy acusados. La alteración puede ser tan acusada que la vida de algunos individuos se centre solamente en estas actividades, que, por otra parte, intentan disminuir el malestar sexual. A menudo se preocupan por su aspecto físico, en especial en las CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 15 primeras etapas de la transición para adoptar el papel del otro sexo. La relación con los padres puede también verse muy afectada. Algunos varones con este trastorno llegan a autotratarse con hormonas y muy raramente se castran o se amputan el pene. Especialmente en las ciudades, algunos individuos se dedican a la prostitución, lo que les expone muy fácilmente a contraer la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Los intentos de suicidio y los trastornos relacionados con sustancias se encuentran frecuentemente asociados a este cuadro. Los niños con trastorno de la identidad sexual pueden manifestar, al mismo tiempo, trastorno de ansiedad por separación y síntomas depresivos. Los adolescentes están predispuestos a sufrir depresión, a presentar ideación suicida y a cometer intentos de suicidio. En los adultos puede haber síntomas de ansiedad y de depresión. Algunos varones adultos tienen una historia de fetichismo travestista, así como otras parafilias. Los trastornos de la personalidad asociados son más frecuentes en los varones que en las mujeres (según observaciones realizadas en centros especializados). HALLAZGOS DE LABORATORIO. No hay ningún test diagnóstico para el trastorno de la identidad sexual. En presencia de una exploración física normal no está indicado realizar un cariotipo de los cromosomas sexuales ni determinaciones de las hormonas correspondientes. Los tests psicológicos pueden revelar una identificación o unos patrones de comportamiento del otro sexo. HALLAZGOS DE LA EXPLORACIÓN FÍSICA Y ENFERMEDADES MÉDICAS ASOCIADAS. Los individuos con trastorno de la identidad sexual tienen genitales normales (en contraste con los genitales ambiguos o el hipogonadismo encontrados en las enfermedades físicas intersexuales). Los varones adolescentes y adultos con este trastorno pueden presentar ginecomastia (como consecuencia de la administración de hormonas), falta de vello (debido a la depilación temporal o permanente) y otros cambios físicos como resultado de diversos procedimientos, como son la rinoplastia CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 16 o la escisión del cartílago tiroides (reducción quirúrgica de la nuez de Adán). En las mujeres que usan sujetadores se pueden observar pechos distorsionados o eritemas debido al uso de prendas de compresión. Las complicaciones posquirúrgicas que pueden presentarse en estas mujeres son cicatrices marcadas en la pared torácica, y en los varones, estructuras vaginales, fístulas rectovaginales, estenosis uretrales y desviación del flujo urinario. Las mujeres con este trastorno tienen una probabilidad más alta de presentar el síndrome del ovario poliquístico. SÍNTOMAS DEPENDIENTES DE LA EDAD Y EL SEXO Las mujeres con trastorno de la identidad sexual generalmente experimentan menos ostracismo debido a los intereses por el otro sexo y pueden sufrir menos rechazo por parte de las amigas, al menos hasta la adolescencia. Se ha observado que aproximadamente cinco chicos por cada chica que padecen este trastorno son enviados a centros especializados. En el caso de los varones y las mujeres, éstos duplican o triplican el número de ingresos en estos centros. En los niños el sesgo (con respecto a los varones) puede reflejar parcialmente el mayor estigma que el comportamiento del otro sexo supone para niños y niñas. PREVALENCIA No hay estudios epidemiológicos recientes que proporcionen datos sobre la prevalencia de este trastorno. Los datos de los países más pequeños de Europa, con acceso a las estadísticas de la población total, sugieren que 1 de cada 30.000 varones y 1 de cada 100.000 mujeres desean tratamiento quirúrgico. CURSO El inicio de las actividades y del interés por el otro sexo en los niños que son enviados a centros especializados se presenta generalmente entre los 2 y los 4 años; algunos padres afirman que su hijo siempre ha presentado inclinaciones hacia el otro sexo. Sólo un pequeño número de niños con este trastorno continuará presentando síntomas que cumplan los criterios para el trastorno de la identidad sexual en las etapas avanzadas de la adolescencia o en la vida adulta. CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 17 Frecuentemente, se envía a los niños a centros especializados a la edad de ir a la escuela, cuando los padres están preocupados porque lo que consideraban un “período transitorio” no parece remitir. La mayoría de los niños con trastorno de la identidad sexual muestran con el tiempo menos comportamientos típicos del otro sexo, menos preocupación por parte de los padres y menos rechazo por parte de los amigos. En las etapas avanzadas de la adolescencia o de la vida adulta aproximadamente tres cuartas partes de los niños que han tenido una historia de trastorno de la identidad sexual afirman tener una orientación homosexual o bisexual, pero sin ningún trastorno de la identidad sexual concurrente. La mayor parte del resto afirma ser heterosexual, también sin trastornos de la identidad sexual concurrentes. Los porcentajes correspondientes a la orientación sexual de las niñas no se conocen. Algunos adolescentes presentan una identificación más clara con el otro sexo y solicitan cirugía de reasignación, o pueden continuar con confusión o disforia sexuales de manera crónica. En los varones adultos existen dos evoluciones diferentes en el trastorno de la identidad sexual. El primero es una continuación de este trastorno, que se inició en la niñez o en las primeras etapas de la adolescencia: son los individuos que se encuentran en la última etapa de la adolescencia o en la edad adulta. En la segunda forma los signos más evidentes de identificación del otro sexo aparecen más tarde y de manera más gradual, con un cuadro clínico presente en las primeras etapas o en las etapas intermedias de la vida adulta frecuentemente después de, o algunas veces junto a, fetichismo travestista. El grupo de inicio más tardío puede fluctuar más en el grado de identificación del otro sexo, mostrar mayor ambivalencia en cuanto a la cirugía de reasignación, presentar una mayor probabilidad de sentir atracción por las mujeres y una menor probabilidad de satisfacción después de la cirugía reasignadora. Los varones con este trastorno que sienten atracción por otros varones tienden a presentar, durante la adolescencia o las primeras etapas de la vida adulta, antecedentes de disforia sexual. Por el contrario, quienes se sienten atraídos por las mujeres, por los varones y las mujeres, o por ninguno de ellos, tienden a ser detectados más tarde y a presentar antecedentes de fetichismo travestista. Si el trastorno de la identidad sexual aparece en la etapa adulta, tiende a CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 18 tener un curso crónico, aunque algunas veces se han observado remisiones espontáneas. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL El trastorno de la identidad sexual puede diferenciarse del comportamiento de disconformidad con el papel del propio sexo por la magnitud y la extensión de los deseos, de los intereses y de las actividades propias del otro sexo. Este trastorno no se refiere al comportamiento de disconformidad con el papel del propio sexo, como por ejemplo, los comportamientos de “marimacho” en las niñas y de “afeminado” en los niños. Por el contrario, el trastorno representa una profunda alteración del sentido de identidad del individuo con respecto a la masculinización o a la feminización. Al comportamiento de los niños que no se corresponde con el estereotipo cultural de masculinidad o femineidad no debe asignársele el diagnóstico de este trastorno a no ser que se dé todo el síndrome, con malestar y deterioro. El fetichismo travestista aparece en varones heterosexuales (o bisexuales) para quienes el comportamiento travestista tiene como finalidad la excitación sexual. A parte del travestismo, la mayoría de los individuos con fetichismo travestista no presentan una historia de comportamientos típicos del otro sexo durante la infancia. Los varones con un cuadro clínico que cumpla todos los criterios para el trastorno de la identidad sexual, así como para el fetichismo travestista, deben ser diagnosticados de ambos trastornos. Si aparece disforia sexual en un individuo con fetichismo travestista, pero no se cumplen todos los criterios para el trastorno de la identidad sexual, puede usarse entonces la especificación con disforia sexual. Puede usarse la categoría de trastorno de la identidad sexual no especificado para los individuos que tienen un problema de identidad sexual junto a una enfermedad intersexual congénita concurrente (p. ej., síndrome de insensibilidad a los andrógenos o hiperplasia suprarrenal congénita). En la esquizofrenia rara vez hay ideas delirantes de pertenecer al otro sexo. La insistencia por parte de un individuo de ser del otro sexo no debe ser considerada delirante, ya que lo que realmente se valora es el sentirse del otro sexo y no la creencia de pertenecer a él. Sin embargo, en casos muy raros coexisten la esquizofrenia y el trastorno de la identidad sexual. CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 19 RELACIÓN CON LOS CRITERIOS DIAGNÓSTICOS DE INVESTIGACIÓN DE LA CIE-10 La CIE-10 define tres trastornos diferentes: Trastorno de la identidad sexual de la infancia, Travestismo de rol doble y Transexualismo; en el DSM-IV, estas tres entidades están recogidas dentro de una misma categoría, denominada Trastorno de la identidad sexual. ● CRITERIOS PARA EL DIAGNÓSTICO DE F64.X TRASTORNO DE LA IDENTIDAD SEXUAL (302.xx) A. Identificación acusada y persistente con el otro sexo (no sólo el deseo de obtener las supuestas ventajas relacionadas con las costumbres culturales). En los niños el trastorno se manifiesta por cuatro o más de los siguientes rasgos: (1) deseos repetidos de ser, o insistencia en que uno es, del otro sexo (2) en los niños, preferencia por el travestismo o por simular vestimenta femenina; en las niñas, insistencia en llevar puesta solamente ropa masculina (3) preferencias marcadas y persistentes por el papel del otro sexo o fantasías referentes a pertenecer al otro sexo (4) deseo intenso de participar en los juegos y en los pasatiempos propios del otro sexo (5) preferencia marcada por compañeros del otro sexo En los adolescentes y adultos la alteración se manifiesta por síntomas tales como un deseo firme de pertenecer al otro sexo, ser considerado como del CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 20 otro sexo, un deseo de vivir o ser tratado como del otro sexo o la convicción de experimentar las reacciones y las sensaciones típicas de otros sexos. B. Malestar persistente con el propio sexo o sentimiento de inadecuación con su rol. En los niños la alteración se manifiesta por cualquiera de los siguientes rasgos: en los niños, sentimientos de que el pene o los testículos son horribles o van a desaparecer, de que sería mejor no tener pene o aversión hacia los juegos violentos y rechazo a los juguetes, juegos y actividades propios de los niños; en las niñas, rechazo a orinar en posición sentada, sentimientos de tener o de presentar en el futuro un pene, de no querer poseer pechos ni tener la regla o aversión acentuada hacia la ropa femenina. En los adolescentes y en los adultos la alteración se manifiesta por síntomas como preocupación por eliminar las características sexuales primarias y secundarias (p. ej., pedir tratamiento hormonal, quirúrgico u otros procedimientos para modificar físicamente los rasgos sexuales y de esta manera parecerse al otro sexo) o creer que es ha nacido con el sexo equivocado. C. La alteración no coexiste con una enfermedad intersexual. D. La alteración provoca malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo. ● Criterios para el diagnóstico de F64.x Trastorno de la identidad sexual (392.xx) Codificar según la edad actual: F64.2 Trastorno de la identidad sexual en niños (302.6) F64.0 Trastorno de la identidad sexual en adolescentes o adultos (302.85) Codificar si (para individuos sexualmente maduros): Con atracción sexual por los varones Con atracción sexual por las mujeres Con atracción sexual por ambos sexos Sin atracción sexual por ninguno CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 21 F64.9 Trastorno de la identidad sexual no especificado (302.6) Esta categoría se incluye para codificar los trastornos de la identidad sexual que no se clasifican como un trastorno de la identidad sexual específico. Los ejemplos incluyen: 1. Enfermedades intersexuales (p.ej., síndrome de insensibilidad a los andrógenos o hiperplasia suprarrenal congénita) y disforia sexual acompañante. 2. Comportamiento travestista transitorio relacionado con el estrés. 3. Preocupación persistente por la castración o la penectomía, sin deseo de adquirir las características sexuales del otro sexo. F52.9 Trastorno sexual no especificado (302.9) Esta categoría se incluye para codificar los trastornos sexuales que no cumplen los criterios para un trastorno sexual específico y que no constituyen una disfunción sexual ni una parafilia. Los ejemplos incluyen: 1. Sensación profunda de inadecuación con respecto a la actitud sexual u otros rasgos relacionados con los estándares autoimpuestos de masculinidad o femineidad. 2. Malestar debido a un patrón de relaciones sexuales repetidas caracterizadas por sucesiones de amantes que constituyen solamente objetos para ser usados. 3. Malestar profundo y persistente en torno a la orientación sexual. CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 22 Bibliografía: NATIONAL CENTER FOR CLINICAL INFANT PROGRAMS. (1994). “Diagnostic Classification: 0-3. Diagnostic Classification of Mental Health and Developmental Disorders of Infancy and Early Childhood”. ZERO TO THREE. Arlington, 1995. Traducción al español por Jorge Piatigorsky. Asesoramiento Técnico de Juan Miguel Hoffmann. “Clasificación Diagnóstica: 0-3”. Clasificación diagnóstica de la salud mental y los desórdenes en el desarrollo de la infancia y la niñez temprana. 1ª Edición, 1998. Editorial Paidós SAICF. Defensa 599, Buenos Aires – Argentina. FRANCES, Allen; PINCUS, Harold Alan; FIRST, Michael B. (1994). “Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders”. Published by the American Psychiatric Association – Washington, DC. Coordinador general de las ediciones española, francesa e italiana: PICHOT, Pierre; LOPEZ-IBOR ALIÑO, Juan J.; VALEZ MIYAR, Manuel. (1995). “DSM – IV. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales”. Masson, S.A. Avda. Príncipe de Asturias 20 – 08012 Barcelona – España, p.44-49. p. 127. p.187-193. AJURIAGUERRA, J. de y MARCELLI, D. (1982), “Abrégé de Psicchopatologie de l´enfant”, Ed. Masson, S. A. París. Ed. española “Manual de Psicopatología del niño”, E. Masson, Barcelona. Segunda edición, 1987, p. 201-202. STOLLER, R. J. (1991), “Pain and Passion. 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MARIA LOURDES RAINERI 24 Desde la conceptualización de las Doctoras: ANDREA MARQUEZ LÓPEZ MATO y MAGALI GARRIGA se toman las siguientes consideraciones: INTRODUCCIÓN A LA DIFERENCIA ENTRE SEXO Y GÉNERO Andrea Márquez Lo López Mato Es necesario aclarar la distinción entre sexo y género antes de abordar la diferenciación entre los géneros en la normalidad y en las patologías. Estos dos conceptos están muchas veces intercambiados, indiferenciados y usados como sinónimos, aunque no sea esto del todo correcto. El sexo involucra una diferencia biológica y el género, una diferencia cultural. Así, el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española divide los sexos en dos: varón y mujer o macho y hembra. De esta manera, distingue a los organismos individuales, según las funciones que realizan en los procesos de reproducción. Por tal motivo, el sexo está presente en todos los niveles de organización biológica, excepto en los virus. Ya en los niveles más simples, las bacterias intercambian un cromosoma sencillo y largo que pasa desde el macho, o célula donante, a la hembra, o célula receptora. En grupos más avanzados los seres multicelulares tienen órganos especializados (gónadas) que producen células sexuales (gametos). Las escuelas sociales, en cambio, se refieren al género como el conjunto de valores, creencias, estereotipos y roles atribuidos a los seres sexuados. En lingüística se aprecian tres géneros: masculino, femenino y neutro. El término género proveniente del campo de la literatura se aplicó a partir de los años 60 a la psicología y a la antropología. CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 25 Es decir, que el sexo se refiere a los aspectos biológicos, es decir, “lo dado”, y el género los factores culturales, es decir, “lo construido”. Ambos términos se confunden frecuentemente ya que se coincide que al analizar el sexo en sus múltiples vertientes se constata su enraizamiento en lo biológico, aunque enmarcando su desarrollo en lo social. Aclaremos aún más esta perspectiva dialéctica: el sexo, la identidad sexual, está determinada biológicamente de forma muy precisa. Las anomalías en la determinación biológica del sexo, también llamada diferenciación sexual, suelen ocurrir en etapa muy precoz del desarrollo embrionario y dar lugar a patologías llamadas genéricamente “ínter sexos”. Respecto al sexo psicológico, es decir, la conciencia o percepción de pertenecer a un determinado sexo, ocurre a los 2,5 – 3 años y suele coincidir con el sexo anatómico. En cuanto a la orientación sexual, se entiende como tal la preferencia sexual que se establece en la adolescencia coincidiendo con la época en que se completa el desarrollo cerebral: preferencia heterosexual (98 %) u homosexual (2 %). Antes se consideraba que a cada sexo le correspondía por necesidades biológicas funciones sociales, invariables a lo largo de la historia. De acá surgía la justificación biológica y cultural de la subordinación de la mujer al hombre. Resumiendo con otras palabras, primero, la biología determinaría los roles sociales y segundo, a cada sexo le corresponde un rol intransferible. Las diferencias sexuales determinaban en este caso los papeles culturales, hasta el punto de que se consideraba que las funciones que ambos desarrollaban en la sociedad no eran intercambiables sino que estaban irremediablemente unidas a la genética y a la biología. Las funciones diferenciadas atribuidas a uno y otro sexo no recibían la misma valoración. Al varón se le asignaban las funciones que determinaban el curso de la sociedad, era así el que ostentaba el poder en el ámbito público. Al hombre le correspondía dentro de lo público, la política, la economía, la producción, el trabajo remunerado; a la mujer, que se desenvolvía en el ámbito privado, se le asignaban las tareas relacionadas con la reproducción, crianza y educación de los hijos y la economía doméstica, infravalorada socialmente. En resumen, la dependencia de la mujer con respecto al varón iba unida a otros dos presupuestos: exaltación de las diferencias, negando la igualdad y la identidad entre CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 26 sexo biológico y las funciones sociales, actualmente denominadas funciones de género. Este modelo se considera hoy a nivel teórico y jurídico como falso y superado, aunque persiste en la práctica social; “sería el dualismo entendido como si el varón fuese rescogitans, y la mujer tan sólo resextensa”. Surge a raíz de las reivindicaciones de los primeros movimientos feministas de los 60 el segundo modelo. Reclamaba la independencia de la mujer con respecto al varón, entendiendo ahora su situación como la de igualdad sin diferencia. Ser iguales significaba ocupar los lugares que en el mundo público sólo habían pertenecido a los hombres, es decir, suplantarles, adoptando sus maneras, imitando los modos masculinos, como se apreciaba incluso en la moda unisex. Se produce así una paradoja: la mujer imita al hombre queriendo a su vez liberarse de lo femenino. Con ese fin huye del mundo privado porque considera éste es la causa de su esclavitud. Pone las esperanzas de su liberación en su incorporación al mundo laboral, al mercado del trabajo. Por eso, parte de estas reivindicaciones se plantean contra los varones, ellos son el enemigo. La igualdad se entiende en términos de una equiparación varón-mujer en términos asimilacionistas. La mujer puede identificarse con el varón porque se considera que no existe nada previamente dado en su identidad, no hay ninguna diferencia entre varón y mujer, ni siquiera biológica. Se defiende una identidad en las funciones sociales, todas son absolutamente intercambiables, porque hombre y mujer son idénticos. La igualdad significa en este caso homogeneidad. El resultado es que en realidad las mujeres no alcanzaron su identidad sino que se asimilaron a un modelo masculino, que era inicialmente su blanco de críticas, cayendo en un círculo vicioso. Para estas feministas, la guerra entre los sexos es una guerra en contra de la naturaleza. Hay un nuevo modelo sociológico, excepcionalmente interpretado por Carmen Marcuello que, siguiendo dentro de una independencia de sexo y género, consiste en dividir el género en cuatro especies: masculino, femenino, andrógino e indiferenciado. De esta forma la masculinidad y la feminidad no aparecen en modo alguno como los derivados naturales de la dicotomía sexual biológica. Esto hace que con independencia del sexo, los individuos puedan vivirse y manifestarse como andróginos, masculinos, femeninos o indiferenciados, sin que de ello haya de inferirse a priori indicios de disfuncionalidad. Si parece acorde con la realidad hablar CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI de tareas andróginas o indiferenciadas, que pueden ser 27 desarrolladas indistintamente por el hombre o por la mujer, sin embargo no se puede afirmar que existan identidades sexuales andróginas o neutras, ya que la persona es inseparable de su cuerpo y por tanto, es un ser sexuado. Respecto a los hermafroditas, no se trata en modo alguno de un tercer sexo. Los estados intersexuales se definen por la existencia de contradicción de uno o más de los criterios morfológicos que definen el sexo (estructura cromosómica, gónadas, genitales internos y externos, caracteres sexuales secundarios); es decir, existen en estos individuos una patología en alguno de los puntos de la cadena biológica que conduce a la diferenciación sexual. El modelo más abarcativo, más moderno y más aplicable propugna la interdependencia entre los distintos sexos; una igualdad en la diferencia. Reivindica que los dos sexos deben estar simultáneamente presentes en el mundo de lo privado y de lo público. A la vez reclama más presencia de la mujer en la vida pública, considera igualmente necesaria una mayor presencia del varón en los asuntos domésticos y en el mundo de la educación de los hijos. También el varón tiene derecho a asumir unas tareas antes reservadas a las mujeres. En esta mutua cooperación hay que distinguir en ambos ámbitos funciones intercambiables, es decir que pueden ser realizadas indistintamente por personas de ambos sexos, y que dependen sólo del aprendizaje, frente a otras funciones o roles que están conectadas a una diferenciación biológica y que no son transferibles al otro sexo. Los sexos siguen siendo necesariamente varón o mujer, pero las funciones atribuidas culturalmente a cada sexo pueden ser en algunos aspectos intercambiables. En los fundamentos de este nuevo paradigma se recalca que, aunque el género en alguna de sus dimensiones se fundamenten en el sexo biológico, otras muchas de las funciones o del reparto de las tareas consideradas en una época u otra propia de lo femenino o de lo masculino son algo absolutamente aleatorio e intercambiable y que no tienen ninguna base biológica. Dependen en este caso de los estereotipos formado por el grupo social, por las costumbres o por la educación. Pero, por otra parte, según este modelo, como se acaba de indicar no todo es absolutamente cultural. Reconoce la no identidad entre sexo y género, pero añade también como necesario el reconocimiento de que no todos los hetereotipos sociales atribuidos a los dos sexos son siempre indiferentes, sino que alguno de CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 28 ellos tienen una mayor raigambre o base biológica, de manera que no son una mera construcción cultural cambiable, sino que están inexorablemente unidos a la diferenciación sexual; así, no es lo mismo ser padre que madre a la hora de educar a los hijos. Los dos papeles son insustituibles, complementarios y no intercambiables. Por lo tanto, tan perjudicial sería la desaparición de la figura de la madre, como la carencia de la figura del padre. Este neoparadigma establece las relaciones varón-mujer defendiendo la igualdad en todos los roles históricos y culturales y asumiendo alguna diferencia en lo biológico. Podríamos decir que si el sexo biológico es claramente uno y determinado, cada sexo debe aprender parte de las cualidades del otro para desarrollar una personalidad más completa y en definitiva más equilibrada. De ahí esa afirmación famosa, aunque psicológica errada de que el ideal cultural es el andrógino. Es decir, en los roles sociales cada sexo debe esforzarse por desarrollar las funciones de un hemisferio del cerebro como del otro, aunque nazca con uno de ellos más desarrollados, como lo afirma recientemente Kimura. Es así como se atribuye al hemisferio derecho, que es el que la mujer tiene más desarrollado, la imaginación, la creación y la intuición. Y al hemisferio izquierdo, que es el que el hombre tiene más desarrollado, una actitud más racional y más reflexiva. La cultura moderna se basa en valores masculinos, como el de la eficacia, utilidad y racionalidad. La incorporación de la mujer a ámbitos de la sociedad en los que hasta ahora ha estado ausente, como la política, puestos de dirección, etc., contribuirá a aportar a la sociedad valores femeninos equilibrando lo cuantitativo con lo cualitativo, la competencia con la compasión, la eficiencia con el servicio, la eficacia con la misericordia y un largo etcétera. ASPECTOS NEUROBIOLÓGICOS DE LA DIFERENCIACIÓN SEXUAL Las diferencias morfológicas y funcionales que existen entre hombres y mujeres se inician con el establecimiento del género cromosómico, durante la fertilización, seguido por la diferenciación gonadal, y finalmente, la manifestación durante la pubertad del fenotipo masculina o femenino definitivo. Este es un proceso complejo que resulta de la interacción entre el genoma y el ambiente y se lleva a cabo durante CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 29 el desarrollo de cada individuo y culmina con la expresión del fenotipo, incluida la conducta. Un ovocito fecundado con un par de cromosomas X determinan el sexo femenino. En la formación del blastocisto, uno de los dos cromosomas X es inactivado de manera global en todas las células somáticas por acción del gen XIST/Xist. Esta inactivación, posiblemente, permita igualar la cantidad de material genético funcional presente en ambos géneros. La combinación cromosómica del par sexual XX o XY dirige el desarrollo a ovarios o testículos respectivamente. En un único momento de nuestra historia embriológica hombres y mujeres fuimos idénticos, a este período se conoce con el nombre de “período indiferente”, que se corresponde con los dos primeros meses de gestación. En los últimos años se ha identificado el gen llamado SRY en la región I del brazo corto del cromosoma Y, que tiene información para la síntesis de un factor determinante del testículo (TDF). Este factor hace en la séptima semana de gestación se inicie el proceso de masculinización del embrión humano activando en cascada los genes que causan la transformación de las gónadas embrionarias indiferenciadas en testículos fetales. Una vez que estos se han formado, comienzan a segregar la hormona testosterona, que dirige el desarrollo del tracto urogenital y los genitales masculinos al transformar las estructuras embrionarias conocidas como conductos de Wolf y las prominencias labioescrotales. Además , las células de Sertoli de ese testículo embrionario producen la hormona antimulleriana, que destruye las estructuras embrionarias denominadas conductos de Müller a partir de los cuales se generarían órganos femeninos tales como el útero, la vagina y las trompas de Falopio, si del cromosoma Y no emanara las instrucciones del retroceso. Durante bastante tiempo se pensó que el desarrollo femenino no estaba determinado genéticamente, es decir que Eva sería sólo el no Adán. Se creía que la diferenciación del cigoto hacia el tipo femenino era la forma espontánea, mientras que el desarrollo masculino vendría a ser como una corrección de éste, debida a las instrucciones escritas en los genes del cromosoma Y, sin embargo, datos recientes han permitido saber que la diferenciación femenina no es una diferenciación por defecto, sino que existe una vía embriogenética para el desarrollo del ovario, paralela a la vía comentada para el desarrollo de los testículos. En 1994 se ha CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 30 descripto la existencia de una región del cromosoma XODF, que favorece el desarrollo del ovario e inhibe el desarrollo del testículo. Esta zona contendría los genes de la feminidad, designado como Od o DSS. Una vez formado el ovario en el embrión femenino, este comienza a sintetizar y segregar estrógenos que dirigen la diferenciación del conducto de Müller y de las prominencias labioescrotales hacia los órganos sexuales femeninos. Existen por tanto dos vías perfectamente diferenciadas en el desarrollo sexual del embrión masculino o femenino. Por otra parte la maduración de las células germinativas primordiales, en la mujer comienza en el tercer mes de desarrollo y en el hombre se inicia en la pubertad, dando origen a células maduras femeninas y masculinas. Ovogénesis y espermatogénesis son dos procesos tan distintos que sólo nos cabe pensar que lo único que tienen en común es que ocurren en la misma especie humana. Las células germinativas masculina, en un principio redonda y voluminosa, pierde prácticamente todo el citoplasma y adquiere cabeza, cuello y cola. La célula femenina, por el contrario, se torna gradualmente mayor al aumentar el volumen del citoplasma. En el sistema nervioso central (SNC) las secreciones hormonales propias de cada sexo en etapas tempranas del desarrollo embrionario son en gran parte la causa de las diferencias que lo afectan, pudiéndolas situar en tres niveles: diferencias estructurales celulares o sinápticas, diferencias en la organización sináptica o dendrítica y diferencias en el volumen de grupos definidos de células. Vayamos pues a los datos biológicos: tres laboratorios, Garski, Swaab y Le Vay, han buscado núcleos con dimorfismo sexual en el hipotálamo humano. Los trabajos de Le Vay son los más conocidos y ellos muestran que existe un conjunto celular NIH3 (3er núcleo intersticial del hipotálamo) que triplica en los varones el tamaño que presenta en las mujeres. En los homosexuales el NIH3 era por término medio del mismo tamaño que en las mujeres. A partir de los dos años de edad hay diferencias en el tamaño relativo del cerebro. La región preóptica del hipotálamo (SDNPOA) es la estructura cerebral que muestra un dimorfismo genérico más notorio, siendo el tamaño y la cantidad de células en hombres jóvenes humanos el doble que en mujeres de las mismas edades. CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 31 A nivel hipotalámico también se encuentran diferencias entre ambos géneros. El volumen del componente posteromedial que se tiñe de oscuro, del núcleo del lecho de la estría terminalis (BNST-dspm), es dos veces y media mayor en hombres que en mujeres y el subnúcleo del núcleo supraquiasmático, que contiene vasopresina, es más esférico en hombres y más largo en mujeres, manteniendo similitud en el volumen y número de células. Las mujeres tienen un 33% más de fibras en cuerpo calloso y en la comisura anterior. El cuerpo calloso de las mujeres comparativamente más grande que el de los hombres y es el canal de información que conecta las áreas corticales de los dos hemisferios. En el hemisferio cerebral derecho es más sensible emocionalmente y a través del rico pool de neuronas interhemisféricas localizadas en el cuerpo calloso, le puede pasar información al hemisferio cerebral izquierdo que es más analítico y donde reside el lenguaje. Parece ser que el cuerpo calloso permite que las emociones sean incorporadas a los proceso de habla y de pensamiento. Esto les permite mayor nivel de asociación para utilizar ambos hemisferios al mismo tiempo. Cuando se trata de realizar tareas mentales, incluyendo situaciones de peligro, la mujer posee una condición innata que le permite utilizar ambos hemisferios cerebrales simultáneamente configurando un patrón de funcionamiento que hace que pueda involucrar en sus raciocinios una mayor área de pensamiento, lo cual se puede interpretar como amplitud de visión de la vida. Es llamativo que los homosexuales masculinos presentan también mayor comunicación interhemisférica que el resto de sus congéneres. Tal vez, este hecho se deba a la suplementación estrogénica que suelen realizarse durante toda la vida. La comisura anterior también resulta ser más voluminosa, esto podría explicar que parecen ser más conscientes de sus propias emociones y las de los demás. La masa intermedia que conecta las dos mitades del tálamo, también es mayor en la mujer. Cuando se pide a mujeres que piensen en algo triste generan más actividad en el hemisferio emocional que los hombres. La pérdida de neuronas funcionalmente activa de los lóbulos frontales y parietales en las mujeres, puede producir irritabilidad y otros cambios de personalidad. Las mujeres tienden a perder más neuronas del hipocampo y de las áreas parietales que tienen que ver con la memoria y habilidades visoespaciales, de manera que es posible que tengan más dificultad CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 32 para recordar cosas y para orientarse a medida que envejecen. El hombre, en cambio, es más propenso a perder neuronas de los lóbulos frontales y temporales ye su natural proceso de envejecimiento, estos lóbulos están comprometidos con el pensamiento y los sentimientos. El pensamiento masculino tiende a ser unihemisférico y dependiendo la dominancia, sus procesos de pensamiento estarán marcados por la función del hemisferio dominante. Teniendo en cuenta que el 93% de las veces son diestros, el hemisferio dominante es el izquierdo a través del cual maneja procesos lógicos, realiza inferencias analíticas y las deducciones siguen el modelo del pensamiento lineal por flujograma, siguiéndose así al clásico patrón estímulo respuesta. A las diferencias a nivel ultraestructural, sinaptogénico y morfológico se les debe adicionar como se mencionara anteriormente la influencia del medio ambiente determinando aspectos psicológicos y de comportamiento diferenciales. Las principales diferencias cognoscitivas entre hombres y mujeres, al parecer, se manifiestan más en patrones de actividad muy específicos, no demostrándose diferencias significativas en lo que a coeficiente intelectual (CI) se refiere. Los hombres, en promedio, realizan mejor algunas tareas de tipo espacial como pruebas que requieren imaginar la rotación de un objeto o manipularlo de otra manera. También superan a las mujeres en prueba de razonamiento matemático y en realizar recorridos siguiendo una ruta determinada. Por su parte, las mujeres tienen mayor velocidad perceptual, y mayor fluidez verbal, se desempeñan mejor en tareas de cálculo matemático, recuerdan mejor los detalles de una ruta determinada y son más veloces en la realización de algunos trabajos manuales de precisión. También presentan mejor significación de la expresión facial y reconocimiento de caras. Estas diferencias, se encuentran en todas las culturas estudiadas y son el resultado de exposición a andrógenos durante el desarrollo prenatal, pero también varían con las fluctuaciones estacionales y diurnas de las hormonas sexuales. En la mujer misma se observan diferencias entre las fases folicular con niveles elevados de estrógenos, asociándose con una facilitación de la eficiencia articulatoria y motriz fina y la etapa premenstrual o menstrual con niveles estrogénicos bajos, en la cual se observan una facilitación de la habilidad espacial. CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 33 Las mujeres sobrepasan a los hombres en la percepción de detalles finos, en la comprensión del significado de la expresión facial, en el reconocimiento de caras y en la identificación de las implicaciones afectivas del tono de voz. Todas estas dependen, básicamente, de la actividad hemisférica del hemisferio derecho. Ello no es motivo suficiente para aducir una diferencia funcional hemisférica, entre los dos géneros, pero las diferencias cognoscitivas sugieren fuertemente que la organización interhemisférica es diferente en cada género. EL SIGNIFICADO PALEOHISTÓRICO DE LA DIFERENCIACIÓN Estas diferencias biológicas y conductuales que fueron detalladas en ambos sexos se observan desde los seres humanos primitivos. Allan y Bárbara Peace las describen maravillosamente en sus libros de alto contenido tanto científico como humorístico. Según su teoría, hombres y mujeres son diferentes y lo único que tienen en común es pertenecer a la misma especie. Viven en mundos diferentes, con diferentes valores que corresponden a normas divergentes. Refieren que las “mujeres critican a los hombres por ser insensibles y descuidados, por no escuchar, por no ser afectuosos o compasivos, por no comunicarse, por no expresarles todo el amor que ellas necesitan, por no comprometerse en las relaciones, por preferir el sexo a hacer el amor y por dejar la tapa del inodoro levantada” y agregan que “los hombres critican a las mujeres por su forma de conducir, por no entender la guía, por mirar los mapas al revés, por su falta de sentido de orientación, por hablar demasiado sin ir al grano, por no tomar la iniciativa en el sexo y por dejar baja la tapa del inodoro. Refutan que los hombres se creen el sexo más sensato y las mujeres saben que lo son.” Postulan que estas diferencias conductuales entre ambos géneros son porque ambos han evolucionado de manera diferente y desde el inicio de su vida en común. Los hombres, al principio de la historia, eran cazadores y las mujeres recolectaban frutos. Los hombres protegían a la familia mientras que las mujeres criaban a los niños. Sus cuerpos y sus mentes se fueron adaptando a esas funciones. Así, el hombre ganó altura, fuerza, capacidad de enfrentar riesgos, aprendió a aventurarse en un mundo hostil arriesgando su vida, cazando para traer CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 34 alimentos, tuvo que desarrollar buena orientación para detectar peligros, para defender a su familia de los animales y los enemigos. Las mujeres, por su parte, también tenían un papel definido ya que aseguraban la especie portando bebés. Para ello la mujer tuvo que aprender a controlar los peligros cerca de la cueva, a ser capaz de percibir peligros cercanos con buena orientación para el corto espacio, a percibir mínimos cambios gestuales en la cría y a comunicarse con las otras mujeres para compartir la comida o los cuidados. El hombre, en cambio, cazaba solo y no necesitaba comunicarse con su mismo género salvo para competir. La supervivencia debió haber sido difícil pero los roles estaban claros. El cerebro de cazadores y recolectoras se desarrolló de modo totalmente diferente. El cazador desarrolló más sentido de orientación, más sentido de cálculo, más habilidad para la agresión y la defensa contra grandes peligros, más capacidad de abstracción para pensar sin comunicarse, mayor capacidad matemática para calcular distancias, mayor capacidad espacial para presentar en la mente formas y movimientos. La recolectora, por su parte, desarrolló más capacidad para comunicar información y emociones a su cría y a sus congéneres, mayor capacidad para el desarrollo en simultáneo, menor poder de abstracción, menor capacidad de razonamiento matemático, mayor capacidad intuitiva, y por consecuencia mayor capacidad para expresarse en arte y menor capacidad espacial. Respecto a esto último bromea Bárbara Peace: “es normal que las mujeres no tengan demasiadas habilidades espaciales porque, a parte de hombres, nunca han cazado nada más”. Toda esta historia responde al hecho de que se fueran gestando organizaciones cerebrales diferentes, como vimos al principio del capítulo. Hoy en día podemos considerar al deporte como el sustituto de la caza y a los té con amigas como sustitutos de la recolección de frutos. En relación con el comportamiento sexual también se objetivaban diferencias. El hombre debía fecundar rápido para continuar alerta y en defensa. La mujer debía ser convencida de tener conductas de apareamiento, ya que no tiene estro como el resto de los primates que la induzca a buscar intercambio sexual. Este punto es el que más ha cambiado en los últimos años. Hoy hombres y mujeres tenemos, en la CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 35 mayoría de nuestras organizaciones culturales y religiosas, los mismos derechos sexuales. Los padres han aprendido a reconocerse como padres y ambos sexos interpretan al acto sexual como un intercambio de ternura además de hormonas. Pero se suscita en este tema un nuevo problema para la especie humana moderna. El hombre nace, vive y muere con un tenor hormonal parecido. La mujer, en cambio, está sometida a cambios hormonales vitales durante toda su vida reproductiva. Y a depleciones hormonales importantes en su vida no reproductiva, que ha pasado a ser casi 2/3 de su expectativa de vida. DIFERENCIAS BIOLÓGICAS Y SOCIOCULTURALES ACTUALES Como síntesis de lo dicho, destacamos que el hombre paleológicamente programado para cazar, guerrear, proteger y proveer los recursos materiales necesarios para la subsistencia. Es decir que el cerebro masculino está determinado para intentar resolver problemas. La mujer, por otra parte, está programada para parir, defender a la prole y mantener la armonía. Es decir que el cerebro femenino fue programado para nutrir, educar, proveer cariño y amor. Por este motivo, el hombre siempre reclama atención hacia sus logros, en cambio la mujer solo reclama atención hacia sí misma y su prole. Desde entonces, las diferencias se acentúan y perduran en nuestros días por más esfuerzos que hagamos en creernos con las mismas capacidades. Cerebros femeninos y masculinos tienen funciones, habilidades y prioridades distintas con el objeto de perpetuar la especie. Veremos que las mismas se mantienen actualmente con el fin de poder perpetuarse en un trabajo. La mujer, aún en la actualidad, tiene órganos sensoriales más organizados y agudos, por el hecho de tener que escuchar, olfatear, mirar o lamer a su cría cercana (los autores refieren a los que llamamos “intuición femenina” es la fina apreciación de los detalles y cambios en la apariencia o en la conducta de los demás). También la mujer distingue más colores por mayor presencia de fotorreceptores en los conos retinianos (para los hombres durazno, salmón o limón son sólo sustancias comestibles y no colores). También tiene más visión periférica por tener más esclerótica que le otorga mayor movimiento ocular, lo que le permitiría CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 36 observar más detalles en las comunicaciones cercanas (saber qué pasa cerca de o a quién mira periféricamente nuestro cazador cazado). Los hombres tienen más visión tubular, es decir aprecian mejor objetos a distancia anulando la interferencia del campo periférico (esto era indispensable para focalizar correctamente una presa lejana). La mujer escucha sonidos más agudos (llanto de bebe) y gracias a la mayor conexión interhemisférica es más hábil para descifrar e integrar señales verbales y visuales. El hombre, sin embargo tiene mayor capacidad espacial para orientar de dónde viene un ruido grave (movimiento de una presa). Las mujeres son más sensibles al tacto ya que tienen piel más fina con más sensores a dolor, temperatura y peso. La occitocina exclusivamente femenina hace a los sensores de pequeños estímulos, (caricias) diez veces más sensibles para contactar e interpretar mejor las necesidades de calor de la cría en brazos. El hombre (para poder aventurarse entre espinas y malezas) desarrolló una piel cinco veces más gruesa en la espalda y desarrolló menos sensores distribuidos a lo largo de ella. Las mujeres perciben más fácilmente el gusto dulce (frutos que cosechaban, leche) que los salados o agrios (carne animal). El olfato parece ser igual en ambos sexos salvo que se detecta una exacerbación olfatoria, sobre todo para ferohormonas en la ovulación femenina. Más aún el sexto sentido o intuición femenina se corresponde con el hecho de que las mujeres consideran mayor cantidad de variables de análisis a la hora de comparar dos ideas para conocer y determinar sus relaciones. Tienen en cuenta un mayor número de aspectos en la toma de decisiones. Sus procesos de pensamiento siguen en general el patrón de funcionamiento circular lo cual le permite que “enganchen” dentro de sus reflexiones un sinnúmero de variables que hace que sus juicios sean cuidadosos, prolijos en detalle y garantizan una revisión minuciosa de posibilidades. Además de las diferencias básicas, es importante el hecho de que la mujer tiene ciclación, es decir, está a merced de variaciones hormonales durante su etapa reproductiva, esto hace que haya variaciones de conducta, humor, peso, apetito, libido y temperatura en la fase folicular y luteal. El mejor modo de ejemplificar esto CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 37 pertenece a la doctora Verónica Larach, quien dice que la mujer puede ser hada, geisha o bruja según el día del ciclo menstrual que atraviesa. Nosotros creemos que los cambios del estado de ánimo y del tipo de reacción según la ciclación sería la defensa de la poligamia en la endogamia, ya que un hombre nunca adivinará (a menos que haya aprendido a “oler” los cambios hormonales de su pareja) con qué característica de su pareja se encontrará al regreso al hogar. Los hombres, en cambio, tienen tenor hormonal constante, lo cual los hace tenaces, perseverantes y demasiados predecibles. Tal vez la mejor cita sobre el particular sea la de Helen Rowland quien asegura que para toda mujer basta conocer a un solo hombre para entender a todos los hombres y que, en cambio, un hombre nunca entenderá a ninguna mujer aunque las conozca a todas. Las diferencias más notables en la actualidad entre ambos sexos se ven en la comunicación de cada género entre sí y con el otro. Sintetizaremos algunas de ellas: De acuerdo con el doctor Simon Baron-Cohen del departamento de Psicología Experimental en la Universidad de Cambridge, las mujeres superan a los hombres en algunas tareas del lenguaje, muestran un ritmo más rápido del mismo, tienen menos riesgo de disfasia durante el desarrollo. Las niñas tienen una mayor aptitud par a los aprendizajes verbales y del tipo lingüístico. El porcentaje de niñas con dificultad en el aprendizaje de la lecto-escritura es menor y aprenden a leer con mayor facilidad. Las mujeres tienen mayor habilidad en tareas de lenguaje comprensivo, expresivo y en creatividad verbal. Las tasas de maduración cerebral son más rápidas en las mujeres, por ello poseen una mayor eficiencia en el lenguaje. Obtienen mejores resultados en las pruebas de fluidez verbal, menor incidencia de dislexia y de retraso en la adquisición del lenguaje. La mujer produce de 6 a ocho mil palabras por día, siempre comunica emociones con los hechos. Los hombres, en cambio, producen solo de dos a cuatro mil palabras por día y comunican hechos básicos sin el conato emocional. Peace ironiza esta situación al decir que cuando los hombres llegan a casa no les queda nada por decir y las amas de casa casi no empezaron. Aclaremos que nosotros defendemos el hecho de que es imprescindible comunicar emociones además de ideas para que el mensaje despierte interés y sea mejor percibido por el receptor CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 38 pero que es también imprescindible saber controlar las emociones y no que estas nos controlen a nosotros. La mujer es más intuitiva porque sabe leer el lenguaje preverbal y procesarlo. El hombre entiende solo lo verbal. Lo gestual le parece accesorio. Tal vez por esto siempre decimos que las mujeres mienten mejor cara a cara y los hombres mienten mejor por teléfono. Si hilamos más fino en este problema interaccional, podemos agregar, siguiendo a Grey, que para el hombre no es un problema olvidarse de realizar o comunicar las cosas pequeñas mientras se preste atención a las importantes, mientras que para una mujer olvidar las cosas pequeñas o los detalles es un agravio personal. Aclara este autor que para un hombre “podrías” es una pregunta y no una petición; en cambio para una mujer “harías” es una orden y no una sugerencia. Concluye que las mujeres que aprendieron a descifrar el lenguaje masculino son mejores negociadoras. Son las que aprendieron a descifrara un “no” como a un “no”. Tomando las diferencias comunicacionales desde una óptica más seria hagamos notar que la mujer se comunica con una escala de cinco tonos, mientras el hombre escucha solo dos y que la mujer percibe más sonidos agudos y el hombre percibe más sonidos graves. La comunicación no verbal, es decir, aquella mediada por el lenguaje gestual y el contacto físico presenta aún más divergencias. Veamos los fundamentos biológicos que lo sustentan. Si bien la piel tiene dos metros cuadrados con dos millones ochocientos mil receptores para dolor y doscientos mil para temperatura en ambos sexos, se diferencian en la posibilidad de captar caricias. Al respecto la superficie total de faneras tiene quinientos mil receptores para censar caricias en la mujer, que activan la secreción de ocitocina que conocemos como la hormona del apego. Estas diferencias de acción y comunicación se trasladan y traducen hoy en día en las diversas maneras de afrontar las obligaciones y los derechos laborales en ambos sexos. CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 39 DIFERENCIAS DE GÉNERO EN LA ADOLESCENCIA Magali Garriga La adolescencia es una etapa del ciclo vital que se diferencia del resto por la cantidad de cambios significativos que se producen, puede ser considerada como un proceso cuyos límites temporales no pueden ser fijados estrictamente. Así, el fin de la adolescencia e incipiente ingreso a la adultez dependerá de factores personales, sociales, culturales y ambientales. F. Dolto compara al adolescente con una langosta en época de muda, al no tener más caparazón recibe todos los golpes, los cuáles van a dejar huella debajo de la nueva piel. En efecto, el modo en que transite el/la adolescente por esta etapa influirá en su vida adulta. Mucho se ha escrito ya sobre la adolescencia, pues existen completos análisis y detalladas caracterizaciones de la misma. Se suele hablar de lo que es típico, como si se pudiera definir a partir de un grupo de características generalizadas en el que no se tienen lo suficientemente en cuenta la diversidad de variables que pueden atravesar a una persona en esta etapa de la vida, una de estas variables, quizás la más básica es las diferencias entre sexos. En el presente texto se reflexionará sobre las diferencias de género dentro de esta etapa desde el paradigma de la complejidad y a partir de una mirada psicopedagógica. Se abordará la adolescencia como fenómeno complejo dado que, como dice Edgar Morin, todo lo que atañe al ser humano en este caso adolescente, es multidimensional. Pues se encuentra influenciado por la historia familiar, la cultural, lo socioeconómico, lo genético, la circunstancia geográfica y temporal y también la incertidumbre. Todas estas variables interactúan con el género para influir en el desarrollo. Si bien a continuación se detallarán ciertos aspectos del proceso adolescente en el varón y en la mujer, la población adolescente es heterogénea y no puede abarcarse en su totalidad, ya que equivaldría a caer en un reduccionismo. Por lo tanto, todo el material expuesto a continuación tiene el propósito de ser más que un compendio de información, una invitación a abrir nuevos espacios de CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 40 cuestionamiento y comprensión de esta etapa que sin duda es una de las más difíciles y maravillosas de la vida. Por otro lado, ver al adolescente desde una mirada psicopedagógica quiere decir verlo como sujeto de aprendizaje, que más allá de la educación formal y no formal, debe aprender a vivir en un cuerpo distinto al habitual de la infancia, con todas las transformaciones que se desencadenan en esta etapa de la vida y sus implicancias psicológicas. Y este aprendizaje, al igual que todos los aprendizajes, se da en una trama vincular, ya que se necesita de otros que den significaciones. Los cambios fisiológicos Ni el momento de inicio ni el de finalización de la adolescencia pueden ser marcados con exactitud; empezaría alrededor de los 11, 12 años con la pubertad, que consiste en una serie de cambios fisiológicos que finalizarán con la plena maduración de los órganos sexuales, la capacidad para reproducirse y relacionarse sexualmente. El ritmo del desarrollo del varón y la mujer en la adolescencia no es parejo, hay similitudes y diferencias en el desarrollo tanto de los procesos fisiológicos como psicológicos. En ambos sexos, al iniciarse la pubertad se produce un incremento de la secreción de determinadas hormonas activadoras de la glándula hipófisis, ubicada debajo de la base del encéfalo. Dicho incremento de la producción hormonal se debe a una señal proveniente del hipotálamo, pero para que esta señal se produzca es necesario todo un proceso de maduración del hipotálamo. La hormona del crecimiento produce una aceleración del mismo por lo que el cuerpo alcanza en un par de años casi su altura y peso adulto. Dicho crecimiento suele producirse antes en las mujeres que en los varones, ellas también suelen madurar sexualmente antes que los varones. El desarrollo sexual en las mujeres A determinada edad el hipotálamo empieza a liberar cantidades considerables de GnRH (hormona liberadora de gonadotropinas) que como su nombre lo indica. Estimula la liberación de gonadotropinas por parte de la hipófisis, las mismas (principalmente FSH) inducen a la maduración del folículo en el ovario, el cual CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 41 produce cantidades crecientes de estrógenos. Al llegar a los 200 ng/dlt, se produce un pico de LH que provoca la ovulación. Tras producirse la misma, la célula cambia el perfil hormonal y empieza a producir progesterona (que sería la responsable de llevar a cabo la implantación del embrión en caso de fecundación). En las mujeres el inicio del desarrollo de los senos (telarca) suele ser la primer señal de que la revolución hormonal ha comenzado. Simultáneamente crecen en tamaño los ovarios, el útero, la vagina, los labios menores y el clítoris. Se produce gradualmente un depósito de grasa en el monte de Venus y los labios mayores. Otros cambios son la proliferación del endometrio, el cambio del epitelio cúbico vaginal por estratificado, aumento de la actividad ciliar de las trompas, desarrollo del estroma y conductos mamarios, aumento de la actividad osteoblástica, un cambio de aspecto de la piel que se pone más blanda y tersa, aumento de los depósitos de grasa (principalmente en nalgas, muslos y mamas). La menarca se produce relativamente tarde en relación con todo el proceso de desarrollo. Luego del inicio de la menstruación y por un período que dura aproximadamente un año, algunas chicas no son fisiológicamente capaces de concebir. Suele ser común que las nenas que maduran más temprano son más introvertidas, equilibradas y menos sociables y expresivas. El desarrollo sexual en los varones Al igual que en las mujeres, el hipotálamo libera Ngr. Estimulando a su vez la liberación de LH y FSH por parte de la hipófisis. Luego el desarrollo sexual en los varones sigue otro camino, las gonadotropinas actúan a nivel testicular induciendo la producción y secreción de testosterona en las células de Leydig y el inicio de la espermatogénesis en las células de Sertoli. La testosterona es la hormona encargada de que se produzca la maduración sexual en el varón. La primera señal externa de que el proceso de maduración sexual ha comenzado consiste en un aumento de la tasa de crecimiento de los testículos y el escroto (la estructura en forma de saco que contiene a los testículos), simultáneamente o poco después comienza el crecimiento del vello pubiano. Aproximadamente un año más tarde se produce una aceleración en el aumento de tamaño del pene. El vello corporal y facial comúnmente aparece tiempo después. CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 42 Como consecuencia de los cambios hormonales, se desarrollan los caracteres sexuales secundarios; la voz se hace más grave, en algunos chicos este cambio en el tono de voz es brusco, mientras que en otros suele ser gradual y casi imperceptible. El cambio de voz se debe a la hipertrofia de la mucosa laríngea. Otros caracteres sexuales secundarios que aparecen en la adolescencia son: el aumento del espesor de la piel y de la dureza del tejido subcutáneo, aumento de la secreción sebácea (principalmente en la cara y espalda), aumento de la masa muscular, anabolismo proteico, mayor espesor de la matriz ósea y retención de calcio, estrechamiento y alargamiento de la pelvis, aumento del metabolismo basal. En este período pueden ocasionarse erecciones involuntarias espontáneas o en respuesta a algún estímulo visual, olfativo, auditivo, aunque éste sea mínimo, pues debido al aumento de la libido, muchos varones en la adolescencia temprana encuentran connotaciones sexuales a objetos y situaciones con mucha facilidad. Si bien es común que los varones se sientan orgulloso de su naciente virilidad frecuentemente les preocupa y molesta la falta de control sobre su propio cuerpo. La primera eyaculación también puede convertirse en motivo de preocupación. Suele ocurrir alrededor de los 14 años a través de la masturbación o de una emisión nocturna (polución), aunque puede ocurrir entre los 11 y 16 años. Mediante investigaciones se ha demostrado que los chicos que maduran sexualmente a edades más tempranas son más equilibrados, responsables, cautelosos y tienen mayor predisposición para aceptar leyes y rutinas. Mientras que los que maduran más tarde suelen ser más inquietos y les cuesta más adaptarse a las reglas. Los cambios psicológicos Si bien representa mucho más que eso, es válido explicar la adolescencia como el período que necesita el ser humano, ya sea varón o mujer , para adaptarse a la metamorfosis acontecida en la pubertad somática. Pues son tareas propias del/la adolescente modificar su imagen corporal, aprender a aceptar y manejar este nuevo cuerpo; asumir el despertar de las necesidades sexuales y reorganizar su mundo emocional de acuerdo a todas estas modificaciones internas y externas. CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 43 Aunque el pasaje por la adolescencia se caracteriza por la diversidad, desorden y elasticidad, existe cierta secuencia ordenada en el desarrollo psicológico. Peter Blos, desde una perspectiva psicoanalítica, ha estudiado esta etapa centrándose en las similitudes y diferencias entre ambos sexos. Para ello dividió la adolescencia en fases que pueden ser atravesadas con gran rapidez o no, cada fase se caracteriza por: un conflicto central, una tarea que es necesario resolver para pasar a la fase siguiente, posee conductas y defensas específicas, elección de objetos e identificaciones particulares y diferencias entre ambos géneros. El requisito para ingresar en la primer fase de la adolescencia es haber pasado por el período de latencia (entre los 6 y 11 años; es el momento en que la sexualidad queda “como adormecida”). Se ponen en marcha mecanismos psíquicos fundamentales como ser la sublimación e inhibición que pueden transformar la energía sexual en energía afectiva, intelectual, la cuál es utilizada para los aprendizajes escolares, social, artística o espiritual. Pero también es el período donde más puede actuar la represión. De que sea la represión o la sublimación la que predomine en este período va a depender en gran parte la sexualidad adulta. Los logros del período de latencia son: ampliación de los mecanismos de defensa, desarrollo del juicio, estabilización de sentimientos, control de la motricidad, y efectiva capacidad de síntesis del yo. Alrededor de los 11 años y debido a los cambios fisiológicos que se empiezan a producir en su cuerpo, el niño o la niña abandonan progresivamente la infancia para entrar en el mundo adolescente. 1. PREADOLESCENCIA La primera fase es la preadolescencia, esta es la fase en que más significativas son las diferencias entre ambos sexos. LA PREADOLESCENCIA EN LA MUJER Es esperable que en esta fase las chicas nieguen su femineidad y actúen como “marimachos”, pues el conflicto central de esta fase para ellas es la envidia al CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 44 pene. Además la identificación temporal con una imagen masculina le permite evitar de tomar como objeto amoroso a la madre preedípica. A diferencia del varón, se inclinan claramente hacia la heterosexualidad, no obstante no son femeninas sino que tienen una actitud agresora hacia el sexo opuesto. Se habla de una pseudoheterosexualidad, que es el resultado de la lucha permanente contra la homosexualidad (fijación en la madre preedípica). También es diferente la relación con la pregenitalidad, mientras que en los varones resurge, ellas la reprimen. Las chicas mantienen una relación más intensa con su madre que el varón, todos los cambios que se producen en su realidad la hacen regresar a la madre con demandas infantiles de amor, al mismo tiempo y paradójicamente su lucha por liberarse de ella es constante. Si este intento de liberarse de la madre fracasa o es muy pobre puede entorpecer el futuro crecimiento psicológico y dejar una huella infantil en la personalidad de la mujer. Es habitual que en esta etapa aparezcan los secretos entre chicas. La resolución sana de esta etapa consistiría en una clara orientación hacia la heterosexualidad y la represión de la sexualidad infantil. Mientras que una resolución patológica llevaría a la prostitución dado que no hay represión, al infantilismo por la no resolución del vínculo con la madre, a la homosexualidad por fijación en la madre preedípica o a la delincuencia. La preadolescencia en el varón En el varón el resurgimiento de la pregenitalidad marca la finalización del período de latencia, se observan actitudes sádicas, aumento difuso de la motilidad, voracidad, lenguaje obsceno, rechazo de la limpieza, y juegos fálicos y exhibicionistas. Para controlar este incremento pulsional, debe recurrir a nuevas defensas: represión, formación reactiva, desplazamiento. Hay una lucha interna entre la gratificación instintiva de las pulsiones y la moral. Y como estas defensas no le son suficientes a veces aparecen síntomas transitorios como ser fobias, miedos o tics nerviosos. CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 45 Peter Blos dice que el conflicto central de esta fase en el varón es el resurgimiento de la pregenitalidad, el miedo a la castración por parte de la madre todopoderosa y omnipotente de la fase preedípica y atribuye a este miedo lal conducta de alejarse y evitar a las mujeres. Suele atacarlas y ser hostil con ellas. En esta fase es muy importante la presencia del grupo de pares. Al inicio de la adolescencia, los varones suelen apartarse de las nenas; es común que se organicen en grupos separados por la diferencia de sexo. En el grupo el varón socializa su culpa o la proyecta en un líder. Además el grupo le sirve para calmar su angustia de castración, pues utiliza la homosexualidad como defensa. Es típico de esta etapa el interés por las colecciones (latitas de cerveza, revistas, postres) y los “chistes verdes”, especialmente relacionados a la eliminación. La resolución sana de esta fase de la adolescencia, que le permitirá la entrada en la siguiente, abarcaría la dominación del componente agresivo de la pulsión sexual, la aceptación de la madre no fálica (es decir no todopoderosa y omnipotente) y la consiguiente inclinación hacia el sexo opuesto, realizando así el pasaje hacia la genitalidad e identificándose con la figura paterna. Una resolución patológica de esta fase llevaría a la homosexualidad por temor a la madre arcaica (temor que se refleja hacia las mujeres en general), también podría llevar a la delincuencia reemplazando la exteriorización genital por acciones simbólicas. Según el enfoque psicoanalítico, una resolución fallida de esta fase (sumada a otros factores) también puede llevar a la psicosis, debido a la perseveración en el nivel regresivo. 2- ADOLESCENCIA TEMPRANA En esta fase el varón se encamina hacia el desarrollo masculino y femenino gracias a la maduración puberal que le permite abandonar la regresión preadolescente. Ambos sexos se caracterizan por la búsqueda de objetos libidinales extrafamiliares, a algunos jóvenes los sentimientos de angustia, soledad, y depresión típicos de esta fase los llevan a búsquedas compulsivas de objetos de amor. Ello, mas la necesidad de sentirse aceptados, explicaría muchas conductas adolescentes (por ejemplo) la CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 46 necesidad de muchos adolescentes de transar con más de un/a compañero/a por noche). En dicha búsqueda intensa de nuevos objetos y el intento de transición hacia la heterosexualidad, los varones entablan una relación de amistad muy estrecha con otro varon de su misma edad, dicha amistad estará atravesada por la idealización y el erotismo. La elección de este amigo se realiza desde el narcisismo, elige a quien posee características que el quisiera tener y en la amistad las hace propias y de ese modo da lugar a la formación del ideal del yo. Estas relaciones tan intensas entre amigos del mismo sexo o bien se rompen abruptamente debido a los sentimientos eróticos que las acompañan y al crecimiento del temor homosexual; o bien pierden su significación y se vuelves amistades ordinarias cuando el ideal del yo se internaliza he independiza de quien lo representaba en el mundo externo. Si bien el desarrollo de la mujer en la adolescencia temprana no es muy diferente al del varón, la amistad para ella tiene características distintas. Pues es común que se relacione con otra mujer un poco mayor que ella y la idealice y desee obtener atención y afecto de ella. Para ambos sexos esta es una fase de transición hacia la heterosexualidad y exogamia, gradualmente se van independizando de lo familiar y se instaura el ideal del yo. En esta fase, y como parte de la problemática edípica, las nenas suelen buscar al padre desde la seducción y o la agresión. Le corresponde al padre en este momento marcar los limites de este juego de seducción, pero manteniendo siempre una actitud atenta y tierna. Cuando es la hija la que debe marcar los limites del acercamiento, la resolución de Edipo se verá perturbada y ello se reflejará en su posterior vida amorosa. Los varones inconscientemente siguen viendo a su madre como una mujer deseable y se defienden de ello con una actitud fría y retraída. Las resoluciones patológicas de esta etapa serían: Una adolescencia prolongada, fijaciones, perversiones, sobre adaptación y/o homosexualidad. CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 47 3- ADOLESCENCIA MEDIA O PROPIAMENTE DICHA Esta es una etapa de intensa vida emocional; el hallazgo de un objeto heterosexual se hace posible gracias al abandono de la posición bisexual. Lentamente, en ambos sexos se va desarrollando la capacidad para un amor heterosexual para el hallazgo de objetos de amor y de odio fuera de la familia. Se produce la formación de la identidad sexual lo cual lleva a una sobrevaloración de sí mismo y al aumento de la autoestima. Este incremento narcisista es transitorio y se debe a la descatexia de las representaciones internas de las figuras parentales, pues los ve como ídolos caídos, por lo que tiende a aislarse dentro de su propio hogar, a adoptar una postura rebelde y desafiante contra la autoridad a la que permanentemente burla y cuestiona. Ante el riesgo de quedar atrapado en su propio narcisismo, el y la adolescente recurren a enamoramientos a primera vista, y a mantener ciertas amistades que le permiten fortalecer el yo empobrecido por la descatexis de las representaciones de lo padres. Es usual que el o la adolescente se enamore profundamente de alguien que no puede corresponderle o que la relación sea muy breve. Estas relaciones, al fracasar, llevan en ocasiones a grandes sufrimientos. En algunos casos la persona amada es objeto de tanta idealización que el adolescente no encuentra el modo de llamarle la atención, pues encuentra tan idealizado que se siente muy inferior a el o a ella. De este modo revive la situación edípica sufriendo en silencio lo que no es capaz de expresar. También puede suceder que le manifieste sus sentimientos al otro u otra y deba soportar un rechazo; frente a ello puede sentirse culpable por amar a alguien que no le corresponde, deprimirse, tomar una actitud hostil con la persona amada y su entorno o contra si mismo, o bien valorarse, reconstruirse y buscar un nuevo ser amado que le corresponda. El camino que tome va a depender en gran medida de sus experiencias infantiles y del modo en que halla resuelto el conflicto edípico en la primera infancia. En esta fase hay un aumento de la actividad creadora y de la fantasía, así como también de la necesidad de amor y la sensibilidad. CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 48 Entre las chicas, más frecuentemente que entre los chicos, adquiere importancia el diario íntimo (actualmente dejo de ser el diario con candado y llave para pasar a ser una agenda llena de graffitis, recuerdos, sentimientos, etc. que reflejan el mundo subjetivo de su dueña). Dicho diario o agenda sirve para llenar el vació emocional, vendría a ser un objeto transicional, entre la fantasía y la realidad, entre el pasado recientemente abandonado y el futuro próximo. Escribir le sirve para frenar la actuación y para comunicar los sentimientos que acompañan los cambios físicos y emocionales. Pero además, el diario o agenda tiene como función servir al proceso de identificación y proporcionarle a la joven un mayor conocimiento de su vida interna que influirá en su relación con el mundo externo y en el proceso de síntesis entre ambos. Otras características de esta etapa son: El interés por el sexo opuesto, fluctuaciones entre los extremos (amor-odio), ambivalencia, ciertas variaciones en la memoria y control motor, también en construcciones psíquicas como el superyo que se reorganiza, modificaciones en la imagen corporal, interés por diferentes actividades grupales, lo cual les sirve para identificarse y ensayar distintos roles. Aparece cierta debilidad del yo causada por la intensificación de las pulsiones y por el rechazo del apoyo yoico de los padres. En esta fase se espera el desprendimiento de los lazos de dependencia familiar y de los objetos infantiles para ingresar en el mundo adulto. También en esta fase se espera que la autoestima ya no dependa del exterior, hasta ahora se encontraba mas vulnerable a las influencias del ambiente, a partir de este momento se pone en juego el concepto ya internalizado de si mismo. Los temas centrales de la adolescencia media son la revivencia del complejo de Edipo y la desconexión de los primeros objetos de amor. Como consecuencia aparecen dos estados afectivos: El duelo y el estar enamorado que encierra en si el sentimiento de estar completo, el de abandono, y la experiencia de amor tierno (paso previo a la experimentación heterosexual). Este enamoramiento puede ser descrito por la preocupación de cuidar del otro, por el deseo de pertenecerse el uno al otro, aunque sea platónicamente. Ello se da también gracias al abandono de la autosuficiencia y autoerotismo. CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 49 Aparece la primera elección de pareja heterosexual, que se caracteriza por tener algún parecido con el padre del sexo opuesto o por alguna diferencia muy chocante. En esta etapa la pareja es tomada como algo del orden de lo sagrado, más que como fuente de placer sexual. Puede decirse que los primeros amores no son relaciones maduras sino más bien intentos de desplazamientos. No obstante, la vida emocional comienza a ser más profunda e intensa. En este período, pueden aparecer conductas homosexuales en ambos sexos. En las chicas, la elección homosexual se ve favorecida por la envidia de pene que lleva a la chica a actuar como un varón delante de la otras chicas y por la fijación temprana a la madre que además la llevará a ser dependiente y muy obediente. En lo varones la tendencia homosexual se puede deber a: Miedo a la vagina como órgano devorador y castrante. Identificación con la madre, Inhibición, ya que compara a todas las mujeres con su madre. En esta fase aparecen ciertas defensas típicas de la adolescencia: El ascetismo, la intelectaulizacion, el desplazamiento, con la reversión del afecto y el uniformismo que condensa la identificación, la negación y el aislamiento. Otra característica propia de este periodo es la construcción de sistemas y teorías, dado que empieza a pensar en el futuro. La resolución patológica de esta fase de la adolescencia lleva a dificultades de aprendizaje, falta de objetivos, acting out, conducta negativista, rechazo total de la familia y el pasado. Otras formas de resolución patológica que se dan más frecuentemente en las mujeres son la anorexia y bulimia; a causa de alteraciones en la imagen corporal y del rechazo a sufrir pasivamente los cambios que se producen en su cuerpo, éstas adolescentes buscan dominar su cuerpo para dejar de ver en el espejo los signos de la incipiente feminidad. CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 50 4- ADOLESCENCIA TARDÍA Esta última fase tiene como función consolidar la personalidad. Se observa en ambos sexos aumento de la planificación a futuro y del conocimiento de los pasos a seguir para llevar a cabo sus metas (suele coincidir con el momento de la elección vocacional-ocupacional). Hay una mayor integración social, aumento de la predictibilidad de sus propias conductas y las del medio que lo rodea. Se produce una estabilización de las funciones e intereses yoicos y se asume la identidad sexual de forma irreversible. La autoestima ya no solo no depende mas del medio circundante, sino de los éxitos o fracasos que obtenga de sus acciones, ello se debe a la consolidación del ideal del yo, el carácter y la personalidad. Es importante aclarar que si bien esta es una etapa de consolidación de transformaciones, estas solo son parciales y son esperables ciertas “crisis de identidad”. Bajo la mirada psicoanalítica así como el superyo es el heredero del complejo de Edipo, el Self vendría a ser el heredero de la adolescencia. Se denomina bajo el nombre de Self a la estructura que integra las identificaciones que conforman el Yo, el Superyo y el Ideal del yo. En esta fase se completa la relación sexual heterosexual, estos primeros actos sexuales se caracterizan por ser “de aprendizaje”, mas bien exploratorios de la genitalidad, cuyas características difieren de la actividad sexual del adulto mas cargada de placeres y responsabilidades. CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 51 LA ADOLESCENCIA DESDE UNA MIRADA SOCIOLÓGICA. Así como hay diferencias biológicas y psicológicas entre chicos y chicas en la pubertad, también están las diferencias por sexo construidas socialmente. Las sociedades siempre se han interesado en construir patrones sexuales para sus habitantes. Es necesario aclarar que la influencia de la sociedad en la construcción “del ser varón” o “ser mujer” no aparece repentinamente en la adolescencia o que en la actualidad, gracias a los avances tecnológicos, esta presente desde antes de que el sujeto nazca; pues empieza en el momento en que la ecografía anuncia a los padres el sexo del futuro bebé. La respuesta social frente a la forma de los genitales es casi universal y configura la conducta del niño/a respecto al género. El bebé al nacer obviamente no sabe cual es su identidad sexual; a este cachorro humano la sociedad, representada principalmente en la figura de los padres, es la que lo introducirá en el camino de ser persona y le otorgará una identidad. La asignación social de un sexo es un proceso que se da desde antes del momento del nacimiento a lo largo de toda la crianza. A través de lo cotidiano se enfrenta directamente al niño o niña a su condición de ser varón o nena (se regalan autitos o muñecas, acompaña al papá al taller mecánico o a la mamá a hacer compras) se estima que el periodo que va desde los 18 meses hasta los 4 años es de vital importancia para el desarrollo de la identidad de género. Muchas veces la identidad sexual futura se ve marcada por la ambigua o equivoca transmisión de señales adecuadas a su sexo. Dado que los niños aprenden identificándose con personas de su mismo sexo y complementándose con personas del sexo contrario, es aconsejable que lo específicamente masculino sea presentado por hombres o varones y lo específicamente femenino por mujeres o niñas. Pasados los 4 años de edad la diferenciación sexual desde lo social se va dando progresivamente hasta llegar al desencadenamiento de la maduración sexual en la pubertad donde empieza toda la serie de cambios. CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 52 Si bien hay diferencias culturales y locales, las similitudes que pueden encontrarse entre culturas permiten realizar algunas teorizaciones especificas de género sobre el desarrollo psicosocial en la adolescencia. CEREBRO, INTELIGENCIA Y DIFERENCIA DE GÉNERO Durante la adolescencia, la capacidad para entender problemas complejos se desarrolla gradualmente dado que empieza a desarrollarse la lógica, el desarrollo de dicha capacidad depende directamente del contexto sociocultural, en especial de la educación recibida y los aprendizajes anteriores. Lo esperable es que en esta etapa se alcance el pensamiento abstracto e hipotético deductivo, es decir que ante una situación elabore diferentes explicaciones que después comprobará si se confirman o refutan. Para comprobar la hipótesis requiere del pensamiento deductivo (capacidad de comprobar sistemáticamente las hipótesis establecidas luego de un proceso de selección y análisis de las mismas). No obstante, que un sujeto alcance este tipo de pensamiento no significa que lo utilice en todo momento. La escuela de Ginebra llama a esta etapa “Periodo de pensamiento formal” cuyas características principales son: 1- La apertura al mundo de lo posible, 2- El pensamiento lógico (ya no necesita basarse en datos concretos) 3- El pensamiento egocéntrico (sobrevalora su capacidad de abstraer recientemente conquistada, creyendo que el mundo deberá adaptarse a sus ideas y no las ideas a la realidad). Es típico que en esta etapa tanto varones como mujeres pasen largos periodos de tiempo reflexionando, pues ahora pueden pensar mas allá de la acción en curso apoyándose sobre proposiciones e ideas. La evolución del pensamiento junto con los otros cambios propios de la adolescencia se dan de manera espiralada. En EE.UU. se comprobó que mientras los varones sacaban mejores notas en matemáticas y ciencias, las chicas lo hacían en escritura y lectura. Ello implica que las sociedades occidentales imponen un modelo socio cultural a la realidad neurobiológica. Anatómicamente los hombres tienen el hemisferio derecho del cerebro mas desarrollado que el izquierdo, con frecuencia la lateralidad es mas pronunciada en ellos y poseen buen sentido espacial, generalmente reaccionan CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 53 rápidamente y son mas agresivos, Las mujeres por el contrario, presentan el hemisferio izquierdo mas desarrollado, su cerebro es mas liviano y simétrico que el del varones, el cuerpo calloso es mas ancho por lo que la conexión entre hemisferios es mayor; como consecuencia de ello se encuentran menos lateralizadas ( a veces las dificultades para reconocer su derecha o izquierda persisten en la adolescencia y se mantienen a lo largo de toda la vida), tiene mayor facilidad de palabra, menor agresividad y pueden utilizar de modo mas integrado sus capacidadades. Por lo que se esperaría entonces que los varones sean mas intuitivos, imaginativos, tengan mayor poder de síntesis y actitud para la escritura que las mujeres; y que ellas se destaquen en el campo de las matemáticas, lógica y tecnología. Pero la educación y las leyes culturales actúan sobre esta realidad y la invierten: Las nenas que anatómicamente tienen más desarrollado el hemisferio izquierdo del cerebro son educadas para utilizar el hemisferio derecho; los varones que anatómicamente tienen más desarrollado el hemisferio derecho son educados para utilizar el hemisferio izquierdo. Pues más allá de lo constitutivo, el entorno, los mandatos culturales que lo rigen y su estimulación, tienen una importancia decisiva en el desarrollo de las distintas capacidades. BIBLIOGRAFÍA: MARQUEZ LOPEZ MATO, Andrea; VIEITEZ, Alejandra; BORDALEJO, Daniela (comp.); CARRERA, Jose Luis; CAVAGNA, Nora Susana; DIAZ, Laura Gabriela; GARRIGA, Magali; LOPEZ-MATO, Omar; PURICELLI, Martin; ROMANELLA, Juan; SCARFÓ, Sebastián; SOBRAL, Fabio; VICENTE, Silvana. (2004) Afrodita, Apolo y Esculapio. Diferencias de Género en Salud y Enfermedad. Editorial Polemos, Moreno 1785 Piso 5 – Buenos Aires Argentina CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 54 Por ultimo volcamos en este trabajo el pensamiento de la Dra. Emilce Dio Bleichmar en las siguientes temáticas: EL GÉNERO DEL YO Un aspecto central del sí mismo o del yo, en tanto representación subjetiva se haya constituida desde su inicio en torno a la diferencia entre hombres y mujeres. “No existe un yo vivencialmente neutro, como sucede en el lenguaje, todo yo o sí mismo es o femenino o masculino, y esto es lo que se denomina género, un atributo de la identidad”. (Dio Bleichmar, 1985-1997). Siempre se ha considerado que la identidad surge y se basa en la diferencia sexual y que el sentido del sí mismo del niño se estructura en torno al reconocimiento de los órganos sexuales. Casi un siglo de psicoanálisis ha consolidado esta idea sobre la equivalencia entre sexualidad femenina y masculina e identidad femenina y masculina, equivalencia que ha conducido a callejones teóricos sin salida cuando es necesario entender los casos de homosexualidad masculina misógina, o de relaciones lesbianas en las que ambas mujeres conservan intacta su feminidad, mientras que otras mujeres heterosexuales pueden funcionar como verdaderos hombres en la vida. Veamos el origen y la estructuración del género en la infancia lo que ilustra de manera ejemplar otro aspecto del proceso de constitución de la subjetividad a partir del otro. El género es una categoría compleja y múltiplemente articulada que comprende: 1º, la atribución y asignación del género; 2º) el núcleo de la identidad de género y 3º el rol de género. Atribución de género En primer lugar se basa en una atribución de expectativas y en dimorfismos de respuestas que hacen los adultos ante el cuerpo del recién nacido que Money considera que es uno de los aspectos más universales de interacción social humana (1982). Desde el momento en que los padres saben que es una niña o un niño, esta información pone en movimiento una cadena de respuestas dimorfas, comenzando por los colores rosa y celeste de la ropa del bebé y la cuna, el uso de pronombres y la elección de los nombres, los proyectos de futuro: si es una niña, será la compañera de la madre en su vejez; si es un niño un socio en la compañía, etc. Es CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 55 decir, aspectos todos que no tienen que ver para nada ni con los órganos genitales ni con la sexualidad del futuro sujeto. Lo que llamó poderosamente la atención de Money, investigador interesado en los casos de transexualismo, es que en algunos casos de ciertas patologías congénitas, como el síndrome adrenogenital, niños nacidos con una morfolgía externa de sus genitales que había hecho suponer que eran varones, posteriormente al descubrirse el error y ser asignados como niñas, seguían siendo tratados por sus padres como varones. Tampoco los mismos niños deseaban el cambio. Lo mismo pudo comprobar en el caso inverso: varones biológicos criados como niñas. A partir de estos hechos John Money reflexiona sobre el poder de la creencia, de la palabra, del deseo de los otros en la constitución de la identidad, por lo cual un sujeto asume aspectos masculinos o femeninos. Los padres pueden aguardar nueve meses para saber el sexo de la criatura, pero desde el momento en que se prende la luz rosa o celeste, se inicia un movimiento de construcción de la identidad de ese cuerpo a través del lenguaje, las actitudes, las expectativas, los deseos y las fantasías que será transmitido de persona a persona para abarcar todo el contexto humano con el que el individuo se encuentra día tras día, desde el nacimiento hasta la muerte. Este fenómeno humano condujo a Money a reflexionar sobre el poder desviante, modelador, creador de sentido, de identidad, que la experiencia humana temprana postnatal puede tener sobre el equipo biológico. Los padres, a través de sus fantasmas, de sus creencias y de sus convicciones, eran capaces de generar una identidad contraria a la anatómica, pero que se revelaba de igual o mayor poder que la misma. Esto lo condujo al concepto de “género”, a un término utilizado para diferenciar de forma dicotómica las palabras, ya que la identidad de ser varón o niña queda constituida a través de un sistema simbólico. De manera que “género” es un término que inicialmente pertenecía como concepto únicamente a la gramática, de allí fue importado por Money a la medicina y a la psiquiatría para dar cuenta del proceso de adjudicación de significado, complejo y multifocal, conciente e inconciente, efectuado por los adultos en la codificación del cuerpo. Con posterioridad este concepto se extiende muy rápidamente a diversas ciencias sociales. ¿Es el género una categoría sociológica, antropológica? No en su origen; esta no fue ni la idea de Money ni las experiencias a partir de las cuales tal concepto CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 56 surgió, pero efectivamente al trasladarse a otros campos semánticos y ser utilizados bajo mitologías de análisis pertinentes a esas disciplinas científicas el concepto se transforma. Esto es lo que ha ocurrido con el género, se ha confundido la asimilación y el amplio uso que se ha hecho de este concepto en ciencias sociales con el concepto en sí mismo, que ni por su origen ni por su naturaleza es exterior al individuo y a su subjetividad, sino todo lo contrario. Se trata de una noción eminentemente psicológica, hasta tal punto que surge en la década de 1950 indisolublemente ligado a la identidad en tanto identidad de género. Money insiste en describir un sistema de relaciones cara a cara, de los padres y familiares cercanos con la cría humana durante los dos o tres primeros años de vida; a partir de tal tipo de relaciones, a la que los psicoanalistas llamamos sin duda intersubjetiva, el sentimiento íntimo de ser varón o niña se instituye en el psiquismo. A este sentimiento Money lo denominará identidad de género, saberse varón o niña, sentimiento estructurado por identificación al igual o complementación con el diferente, proceso a su vez circular del niño con sus padres y hermanos o familiares y de éstos hacia el niños. Lo que Money quiere remarcar es que los múltiples factores prenatales implicados en la sexuación de la cría humana coinciden por lo general; sin embargo, los casos de hermafroditismo no se enfrentan con el poder mayúsculo del factor post natal en la creación de la identidad sexual. Money instituye una categoría eminentemente psicológica, ya que se trata de un sentimiento íntimo y de una forma de ser que se organizará femenina o masculina con anterioridad a la investigación que lo conducirá a situar la diferencia anatómica, y la función reproductora de los órganos sexuales como componentes de esta identidad. No cabe duda de que la fantasmática que los padres de los niños hermafroditas despliegan para la construcción de la identidad femenina o masculina del niño toma como punto de partida el cuerpo anatómico de este, pero lo esencial a tener en cuenta es que si ese cuerpo anatómico no coincide con el deseo o fantasma parental, los padres pueden llegar a tener el poder de torcer la anatomía. ¿No es esta experiencia un paradigma de lo que los psicoanalistas entendemos como psicosexualidad o sexualidad humana, que su naturaleza biológica se desvíe, altere, transforme, disloque por medio de la representación? ¿No nos aporta Money un fenomenal número de experiencia en los cuales podemos seguir, paso a paso, la CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 57 dimensión del deseo inconsciente estructurado en la historia infantil de las relaciones intersubjetivas que lo han marcado determinando la organización de la sexualidad? Contingencia del objeto de la pulsión, teorías sexuales infantiles, complejos de Edipo, fetichismo, constituyen los pilares del corte introducidos por Freud entre sexualidad reproductiva, propia de la especie animal y sexualidad humana. La especificidad humana es la distorsión de la sexualidad, la disfuncionalidad de los procesos psíquicos con relación al sustrato biológico del ser humano, en palabras de Castoriadis (1993) y el texto freudiano de tres ensayos de una teoría sexual (1905) no constituye sino una demostración de esta tesis. El desarrollo del psicoanálisis en sus diversas corrientes, ha reforzado más y más el papel de las relaciones de objeto, del otro, de los padres, de los adultos en la constitución y estructuración de la subjetividad. Ya se sostenga la intersubjetividad y lo simbólico como marcos teóricos, o el objeto del self, o la teoría de la seducción generalizada (Laplanche, 1989), cualquiera de estos marcos de comprensión del desarrollo sitúa al otro humano como constructor, pero simultáneamente como factor distorsionante, perturbador. El ser viviente para devenir sujeto psíquico está obligado a pasar por un proceso humano que opera como un troquelado, imprinting, constituyente de su subjetividad más allá de las diferencias de clase, raza, o cultura en particular. Si Freud inició el camino para explicar cómo el ser viviente se transforma en sujeto psíquico y deviene cultura, creo que el psicoanálisis está en condiciones de aportar desde su especificidad, que es la del respeto al inconsciente, como la cultura reaparece en el individuo y es experimentada “cómo una segunda naturaleza” (Chodorow, 1989). Núcleo de la identidad de género La diferencia de género se haya claramente establecida por un niño de un año: el papá es distinto a la mamá y el lenguaje desempeña el rol crucial de otras palabras diferentes: las, los, mami y papi, ella y el, etc. Pero esta distinción no es sexual (en el sentido de sus roles sexuales diferenciales); aunque el niño pueda conocer la diferencia anatómica de los órganos genitales propios y de los adultos, estos solo se conciben en sus funciones secretorias (Edgecumbe y Bugner, 1976). Abelin (1980) describe un esquema parecido en el cual el padre es inicialmente CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 58 concebido, atendiendo a su inscripción psíquica, como objeto de identificación y como rival del amor de la madre, pero también en tanto objeto de un género diferente al de la madre. Esta diferenciación genérica, tanto entre el padre y la madre como entre el hijo varón y la niña, sería la responsable de una distinta organización de la fase de reacercamiento, propuesta por Mahler, como sostiene Abelin. Tanto es así, en este sistema primario de relación ya se hayan claramente distinguidos por el niño los géneros diferentes de sus padres, que Freud insiste en recalcar la diferencia entre la identificación con el padre y la elección del mismo como objeto sexual: “en el primer caso, el padre es lo que uno querría ser; en el segundo, lo que uno querría tener. La diferencia depende, entonces, de que la ligazón recaiga en el sujeto o en el objeto del yo. La primera ya es posible, por tanto, antes de toda elección sexual de objeto”. (Psicología de las masas y análisis del yo). Si el padre es su ideal y se quiere parecer a él es porque se ha efectuado una identificación al idéntico, al doble, al igual al que se quiere imitar, o sea, en la etapa pre edípica se organiza un ideal del género, un prototipo, al cual se toma como modelo, y el yo tiende a conformarse de acuerdo a ese modelo. Ahora bien, todo este proceso se realiza en un contexto prevalentemente ajeno al conflicto edípico, aún cuando pueden estar presentes conflictos intersubjetivos. El niño busca ser el preferido de cada uno de los padres, él los ha “elegido” para que lo amen y el niño se identifica con estos adultos poderosos e ideales. Coexiste la relación (catexis de objeto) y la identificación sin que aún se haya efectuado una “elección de objeto sexual”, pues el niño no se ha encontrado en la situación de tener que optar. Freud insiste, refiriéndose al vínculo del niño con su madre y con su padre en este período. “Estos enlaces coexisten durante algún tiempo sin influir ni estorbarse entre sí”. La mediación rosa y celeste. IDENTIFICACIÓN PROYECTIVA PARENTAL DE LA IDENTIDAD Y DE LA DIFERENCIA PRE-CASTRATORIA El mecanismo de identificación proyectiva descripto por Melanie Klein (1946) consiste en una operación por la cual se disocian partes del psiquismo y se las proyectan sobre otra persona, la cual queda poseída y controlada por las partes proyectadas e identificada con ella. Este fue uno de los más importantes aportes de CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 59 Melanie Klein, ya que se sentó las bases para comprender las vías de la influencia personal. Segal (1965) puntualiza que se pueden proyectar varias partes del yo con diversos propósitos: “se pueden proyectar partes malas del yo para librarse de ellas y para atacar y destruir al objeto; se pueden proyectar partes buenas para evitar la separación o para mantenerlas a salvo de la maldad interna, o para mejorar el objeto externo a través de una especie de primitiva reparación proyectiva”. Como se desprende de la descripción, son muy variados y múltiples los contenidos que se pueden proyectar y las consecuencias sobre el psiquismo del otro. La identificación proyectiva es, entonces, no sólo un mecanismo intrapsíquico, sino un procedimiento capaz de inducir y generar efectos emocionales y cognitivos en el otro. A esta peculiar condición se la considera un mecanismo intersubjetivo. En la estructura asimétrica en la relación adulto – niño, la pareja de padres identifica proyectivamente de forma permanente los fantasmas de género, precipitado de lo histórico vivencial de cada uno de ellos, que funcionará como el troquelado en que la cría humana estructurará su identificación y complementaciones de género. El fantasma de género es el componente obligado del fantasma de hijo que toda pareja de padres posee y despliega por medio del mecanismo de identificación proyectiva sobre el cuerpo del recién nacido y que acompañará la relación con el mismo toda la vida. En otro lugar he desarrollado los contenidos que ambos padres proyectan sobre ese cuerpo sexuado identificándolo desde que nace hasta la muerte con esos contenidos, e instituyendo de esta forma la feminidad/masculinidad de ese cuerpo (Dio Bleichmar, 1993, 1994). El adulto identifica proyectivamente en el cuerpo sexuado del recién nacido los fantasmas inconcientes sobre la feminidad/masculinidad de su propia historia, a saber, en algunas mujeres temores de indefensión o a ser considerada una mujer tonta, múltiples estereotipos que se constatan continuamente en la historia de hombres y mujeres actuales. Cuando una madre de cuatro varones se empeña en un quinto embarazo para tener “la hembrita que me acompañe en la vejez porque de los hombres una no puede esperar que la cuiden cuando está enferma”, es evidente que la idea directriz que gobierna el fantasma de hija- mujer de esa madre es “la feminidad” (entendiendo por tal esa condición de cuidados asegurados ante la invalidez e indefensión), y no la sexualidad femenina de ese cuerpo. Hasta CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 60 podríamos suponer que si los cuidados para la vejez se hallaran socialmente garantizados, esta mujer no concebiría un quinto hijo. El fantasma de género en su contenido de la mente preconciente / inconciente, que se pone en acto por medio de las acciones específicas de carácter más o menos dicotómico que jalonan la infancia de cualquier niño. Un varón de tres años y diez meses se cae y se lastima la rodilla. Es recibido por la madre y la abuela, quienes celebran la caída y le dicen: “los varones siempre tienen las rodillas llenas de pupas porque andan mucho por la calle y trepan por todos lados”. De esta manera se le está implantando un significado de masculinidad que se inscribe por oposición diferencial de lo que no sería propio para las niñas. La feminidad/masculinidad se construye en la intersubjetividad y en la interacción. No hay fantasmas sin gestos, ni gesto que no se genere en una representación. La feminidad/masculinidad son representaciones de la mente de los adultos, significados concientes y preconcientes como los de madre y la abuela de ese niño, y contenidos inconcientes (fantasmas de feminidad/masculinidad), recluidos en estratos más inaccesibles. Pero los fantasmas inconcientes también se transmiten de generación a generación a través del discurso o de la acción. Víctor, paciente adulto, recuerda como en su infancia era tomado como modelo por su madre, que era peluquera, para practicar los nuevos cortes de pelo y de peinado. Víctor tenía un cabello rizado, grueso y abundante, “a él todo lo que una le hace le queda estupendo” decía la madre. ¿Era conscientes esta mujer de los efectos que generaba en su hijo varón sentirse rodeado por mujeres que lo tomaban como patrón de belleza femenina? Víctor funcionaba como si fuera una hija. Cuando esta madre se enteró de la transexualidad de su hijo, ya adulto, sufrió una profunda conmoción. No llegaba a explicárselo, ni recordaba en la vida de Víctor indicios previos que le indicaran tal transformación. Concientemente siempre había estado orgullosa de su hijo varón. Y muy poco a poco fue enhebrando los hilos de las múltiples formas de feminización que se habían sucedido en torno a sus actividades en la peluquería. En términos psicoanalítico quedaba claro que cada vez que lo exponía a un nuevo peinado identificaba proyectivamente en el niño una cabellera de mujer y que de forma disociada esta identificación conformaba una identidad femenina valorada y útil para la madre, a partir de la cual Víctor obtenía doble CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 61 recompensa: gratificaciones eróticas (acariciado, masajeado) y narcisistas (valorado por su capacidad de atraer las miradas de los otros bajo un patrón de estética femenina). La identidad femenina generada por su “maravillosa melena” era indisociable, como la otra cara de la moneda, de la insuficiencia de la identidad masculina con respecto a los otros chicos. El rol de género Otra serie de conocimientos que contribuyen a consolidar nuestro saber sobre la precocidad de la institución en la subjetividad de la feminidad/masculinidad es el creciente conocimiento sobre la estructura cognitiva de los primeros símbolos y el desarrollo del proceso de simbolización. En la discriminación entre el mundo humano y el mundo inanimado desempeña un papel central el hecho de que las secuencias de interacción entre las personas son fragmentarias, cada persona proporciona una parte de la conducta total (el niño levanta los brazos y el adulto concluye el abrazo), mientras que la conducta instrumental con los objetos implica siempre la realización de una secuencia completa. Esta cualidad de completud de las experiencias con los objetos y de incompletud en el caso de las personas contribuiría al desarrollo de dos tipos diferentes de procesos de simbolización basados uno en esquemas de acción, y otro en patrones de interacción. La organización de los primeros símbolos conserva la huella de sus raíces en los esquemas de acción e interacción, y se tiende a definir esta organización en términos de estructuración de roles, es decir, la capacidad de comprender, representar y significar las funciones de las personas y los objetos en secuencia de acción y de interacción (Riviere, 1991). Cuando el niño es capaz de separar la actividad o rol, es decir, hacer abstracción de la actividad de la persona que la desempeña, es cuando comienza el juego simbólico, la capacidad para hacer “como si” fuera la mamá o el papá. La clara distinción de las actividades y de las experiencias que tienen los adultos con el niño es el material, el referente a partir del cual el niño comienza a rotar esos papeles en el juego. En realidad “el como si” no es sino la comprensión que tiene el niño de la situación interactiva y cuando juega al papá se encuentra construyendo el significado de esa experiencia. La elección espontánea que hacen los niños desde muy temprano de los roles que desempeñan CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 62 se cruza con el aporte de juguetes por género que hacen los adultos, configurando, de este modo, su subjetividad en torno a la diferencia y jerarquías entre los géneros. Normatización narcisista de género En tanto que modelo de tipificación, de cómo debe ser el sujeto masculino o femenino, el género es normativo. En la infancia los niños despliegan tempranamente rígidos códigos de género; el hecho de apartarse de los modelos, de las actividades, de las apariencias, es fuertemente censurado y padecido. En la medida que durante la latencia, la identidad femenina y la identidad masculina se completan con todos los atributos existentes en cada cultura, los niños se muestran sumamente vigilantes a cualquier desviación de la misma. Un adolescente actual podrá usar coleta y pertenecer al grupo ecologista en el que la coleta es la contraseña, pero un varón de 7 años con melena, como le ocurrió a Victor, será inmediatamente identificado como mariquita, o sea, un varón defectuoso por no cumplir los requisitos de la masculinidad. Ningún varón se preocupa por la orientación sexual de su compañero de equipo de fútbol, pero cuidará con celo y vigor que se muestren masculinos. ¿Cuál es el modelo freudiano para la feminidad/masculinidad post castratoria? A la luz de los desarrollos actuales, la feminidad de la que hablaba Freud en 1931 y 1933 corresponde al papel de la mujer en la reproducción. Si la feminización de la pulsión se alcanza en tanto la niña depone la lucha por el pene y acepta recibirlo del padre para tener hijos, como la célebre ecuación pene = niño, en realidad se está apuntando a reducir la feminidad a la función reproductiva. No deja de ser relevante que hasta hace muy pocos años la sexualidad femenina se haya concebido desde la infancia en torno a la indisolubilidad entre goce y procreación, sin reparar en que era esta estrecha relación la generadora del peligro, la angustia y las nefastas consecuencias que ha impedido la libertad para el placer sexual de las mujeres hasta el descubrimiento reciente de los anticonceptivos. La descripción freudiana no deja lugar a dudas sobre las diferencias sexuales entre el varón y la niña; en el caso del varón, la renuncia al objeto incestuoso permitirá gozar de otras mujeres, en términos de Lacán dejar de ser el objeto del deseo de la madre para ser sujeto de deseo propio. La niña, en cambio, es concebida como deseosa de hijos, y si su CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 63 deseo o fantasma no los incluye se interpreta que no ha logrado alcanzar la feminidad. Es necesario reflexionar sobre por qué Freud concibe que ante el complejo de castración la niña puede optar por tres alternativas: desear un hijo del padre, lo que la conduce a la feminidad; seguir ligada a la madre y adoptar una mascarada de feminidad con fantasías castratorias del varón; o la inhibición total de toda forma de sexualidad. Esta última alternativa resulta impensable en el caso del varón. Que en la niña opere durante la infancia un mecanismo de sexuación que no diferencie entre función reproductora y función sexual de los órganos genitales no debe reducir las explicaciones de las complejas relaciones que se establecen a lo largo de la vida entre la sexualidad y el par feminidad/masculinidad. La madre es el modelo de la identificación secundaria para la niña, y a ella deberá asemejarse en su moldeamiento para recibir un hijo del padre. Si esta es la lógica del fantasma que feminizará el fin pasivo de la pulsión, aunque junto a este destino la niña observa en la persona de su madre una existencia de trabajo permanente sin domingos ni festivos, cuya única área de influencia es la vida doméstica, que su palabra no tiene autoridad cuando está el padre presente y que no sobresale por su buen humor, ya que es continuamente requerida y está fatigada, ¿podemos concebir la posibilidad de que rechace la ecuación pene = niños y se oponga a su destino de mujer?. Parece que nuestro capital explicativo alcanza un punto de constitución del inconciente que se detiene en los cuatro o cinco años, y que el procesamiento psíquico posterior solo tramitaría lo ya establecido. No es casual que las mujeres histéricas del siglo XIX hayan proporcionado a Freud los elementos de laboratorio a partir de los cuales tuvo lugar el descubrimiento del inconciente y de la sexualidad en la causación de las neurosis. Las mujeres son los mejores exponentes de la naturaleza humana, es decir, ejemplos vivos de la prevalencia del poder de la representación de género sobre la pulsión. Las reglas de género para la sexuación La latencia constituye el período de la infancia durante el cual las diferencias se profundizan y las desigualdades entre los sexos comienzan a desplegarse. La dialéctica entre el ser y el tener puede servir más de guía para su descripción, CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 64 veamos las diferencias. En el caso del varón, el niño renuncia a tener la madre, renuncia al objeto de la pulsión para ser un varón que tenga en un futuro otras mujeres. El medio para tal fin será la identificación con el padre, que asegura o al menos garantiza una pareja futura. El niño no solo confrontará en su desarrollo este destino posible, sino que la figura del padre pertenece a un genérico que son los otros padres y los hombres. El super yo freudiano, el “Serás como yo, pero no tendrás a tu madre”, legisla prohibiendo la sexualidad incestuosa y tipificando simultáneamente las licencias posibles para la sexualidad en ambos géneros. Un grupo terapéutico de niños y niñas de 7 a 9 años juegan en una sesión “a la noche”. Las niñas organizan una boda, la fiesta y el viaje de la luna de miel de la Barbie, mientras los varones deciden ir “al puticlub”. De manera que ser varón habilita para tener una sustituta de la madre y otras mujeres. Este fantasma que organiza una disposición a la sexualidad ¿es propio de su sexualidad o de las representaciones legitimadas para ser varón, es decir, para lo que definiríamos como su masculinidad post castratoria? Si la masculinidad es habilitante y legitimadora de muchas modalidades sociales de sexualidad ¿por qué el sujeto singular se va a oponer a rechazar los formatos existentes, preexistentes, que definen su ser y le proporcionan algún rédito narcisista? Es importante reparar que ya en la infancia los niños delimitan claramente la difusión entre un ámbito privado y otro público para la puesta e n acto de la sexualidad, pero lo que resulta aún más significativo es que las Barbies utilizadas en la composición del escenario solo tienen género y carecen de sexo, mientras que el puticlub de los varones pone de manifiesto un referente del fantasma sexual de los niños que nada tiene que ver con lo imaginario. Simultáneamente, ilustra ya una clara diferencia en el fantasma sexual entre varones y niñas; para ellas no se diferencia de una historia amorosa, para los varones la noche es exclusivamente sexual. El ensayo de su papel futuro se despliega en el juego. Entre ser mujer y ser hombre el doble estándar en torno a la sexualidad parece ser uno de los universales que gobiernan el par feminidad/masculinidad. Este doble estandar social y moral instituido e instituyente de la subjetividad como lo propio de cada sexo, a partir de lo cual se afirmará que el hombre tiende a ser inconstante, centrífugo, naturalmente poligámico, o que “no puede controlarse”, otorgándose una licencia ante la pulsión CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 65 que no se concibe en la estructura del deseo femenino, aunque lo fuerce en algunas circunstancias y en otras lo exija como garantía de feminidad honorable. Para concluir con esto es posible un estudio de la ontogénesis del género en la infancia a partir de los esquemas de interacción y de intersubjetividad. El género es un componente inseparable del yo, del si mismo, y del sistema de superyo-ideal del yo, es decir, de las instancias psíquicas que regulan tanto la acción como la pulsión. El género es tanto una identidad como un rol, un conjunto de contenidos y sentimientos del ser que se reconoce, femenino o masculino, por desempeñar las actividades y conductas propias de su condición, así como simultáneamente es reconocido por los otros en tanto se ajuste al desempeño esperado. Esta doble condición del género, identidad y rol, también ha despertado sospechas de extraterritorialidad entre los psicoanalístas y confusión con respecto a su pertenencia al dominio de otras disciplinas. Relaciones entre la identidad del género y el sistema sensual/sexual Si bien cada bebé posee patrones de actividad y potencialidades para el disfrute sensual y el placer sexual que imprimirán a su identidad de género características individuales, existen evidencias que muestran que las niñas responden y reaccionan más al tacto y se activan con caricias o manipulaciones menos intensas. Los varoncitos recién nacidos necesitan para activarse que se los presione o balance más para calmarlos. En el imaginario de los padres y adultos estas diferencias en el sistema sensual son ya codificadas como delicadeza, dulzura de la niña, frente a la fuerza y vigor del varón, y van contribuyendo a la construcción de una identidad dicotómicamente complementaria. También el sexo/género de los padres desempeña un papel central en la diferenciación; las madres tienen a mantener un contacto físico más cercano con las niñas (Kleeman, 1975) BIBLIOGRAFIA: DIO BLEICHMAR, Emilce (2005) Manual de Psicoterapia de la Relación Padres e Hijos Ediciones Paidos Iberica, S.A – Mariano Cubi 92 Barcelona – España CURSO VIRTUAL DE PSICOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL NIÑO, EL ADOLESCENTE Y SU FAMILIA DIRECTOR PROF. DR. HECTOR S. BASILE TRASTORNO DE LA IDENTIDAD GENÉRICA EN LA NIÑEZ. AUTORA: DRA. MARIA LOURDES RAINERI 66 BIBLIOGRAFÍA COMPLETA NATIONAL CENTER FOR CLINICAL INFANT PROGRAMS. (1994). “Diagnostic Classification: 0-3. 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Diferencias de genero en salud y enfermedad Editorial Polemos, Moreno 1785 Piso 5 – Buenos Aires Argentina DIO BLEICHMAR, Emilce (2005) Manual de Psicoterapia de la Relación Padres e Hijos Ediciones Paidos Iberica, S.A – Mariano Cubi 92 Barcelona – España