Henry van de Velde, diseñador y teórico belga. Se estrenó como arquitecto y como diseñador en 1895 cuando proyectó y construyó una casa para sí mismo en Uccle, cerca de Bruselas. Con ella pretendía poner de manifiesto la síntesis suprema de todas las artes. Teatro para la Exposición Werkbund Colonia, 1914 Van de Velde creía en la reforma de la sociedad mediante el diseño del entorno. Para él, la casa unifamiliar era el principal vehículo social mediante el cual podían transformarse gradualmente los valores de la sociedad. Aunque se esforzaba por lograr una cultura de la forma que fuese empática y vital, no era consciente, sin embargo, de la tendencia innata de todas las arquitecturas hacia la abstracción. En este contexto, su sempiterno respeto por el Gótico puede considerarse como nostalgia por una arquitectura en la que la vitalidad inmediata de la forma-fuerza llegaba a ser superada por la sublime abstracción estructural del conjunto. Hizo una sutil distinción entre ornamentación y ornamento, afirmando que la primera, debido a que era aplicada, no tenía relación con el objeto, mientras que el segundo, debido a que venía determinada funcionalmente, quedaba integrado en él. La conversión apolínea de Van de Velde coincidió con el clímax de su carrera en Weimar. En 1904 fue nombrado profesor de la recién creada Escuela de Artes y Oficios, diseño las nuevas dependencias de la escuela, el núcleo de lo que catorce años más tarde se convertiría en la Bauhaus de Weimar. Sin embargo, este momento, el más triunfal de su carrera, estaba ensombrecido por profundas dudas interiores con las que empezó a cuestionar la prerrogativa de los artistas para determinar la forma de los objetos. Su mayor obra fue, quizás, el admirado teatro de la Exposición del Werkbund, última formulación de la estética de la forma-fuerza de Van de Velde. Fundiendo a los actores con el público y el auditorio con el paisaje, se presentaba como una singular expresión empática.