Domingo25deenerode2009 saberleer “ Papá llamaba ‘la florecilla’ a los órganos reproductores de mi madre. En mis recuerdos de bebé más temprano, el hombre se perfila alto y cabizbajo –no lo bastante borracho- o con los ojos saltones y la barba crecida después de tres días de farra, tan empapuzado de alcohol que se tambalea cuando se agacha para arrancarme los trapos de yute que mis hermanos y hermanas apilaban en el suelo de nuestro choza de Kansas y llamaban nuestras ‘mantas de dormir’. Yo despertaba pestañeando en el aire, tiritando de frío, con la cara tan cerca de la de papá que las vaharadas de whisky de centeno me quemaban los globos oculares. Me zarandeaba hasta que mis dientes chasqueaban novedades EL COLOR DEL ÍNDICO JUAN BOLEA EL REY LEAR, 2008 El escritor de best-sellers José Marguan, viudo y malherido por un cáncer terminal, decide regresar a Kenia, al mismo hotel de Mombasa donde vivió los mejores momentos de su carrera literaria. Mientras se prepara para una muerte solitaria y se enfrenta a sus recuerdos repasando los episodios más relevantes de su pasado, la visita de su hijo recién casado y de su editor rompen todos sus planes. ” Ascenso y caída “Yo, Fatty” narra la historia del primer escándalo de una celebridad de Hollywood: el cómico de cine mudo Roscoe “Fatty” Arbuckle JAVIER SÁNCHEZ ZAPATERO A UNQUE su nombre hoy ha caído en el olvido y sólo es conocido en ámbitos cinéfilos, Roscoe Arbuckle fue toda una estrella del espectáculo durante las dos primeras décadas del siglo XX. Su popularidad fue más grande que la de cualquier otro intérprete del cine mudo –Charles Chaplin y Buster Keaton incluidos- y, durante algún tiempo, tuvo el privilegio de gozar del mayor caché de toda la industria del espectáculo. Su comicidad, basada en el contraste entre el gigantismo de su cuerpo, el histrionismo de sus interpretaciones y la agilidad de sus movimientos en escena –especialmente sorprendentemente si se tiene en cuenta que su peso superaba los 120 kilos-, hizo de sus películas las preferidas del público de la época. Con ellas fundó el denominado género del “slapstick”, basado en la sucesión de golpes, resbalones y tartazos en la cara. Sin embargo, como le ha sucedido a otros tantos mitos de Hollywood, su viaje hacia la leyenda contuvo paradas tanto en el cielo como en el infierno. En 1921, cuando se encontraba en la cúspide de su carrera, fue acusado de haber dado muerte a una actriz tras haberla violado con una botella de cristal. A pesar de que los cargos que contra el actor se imputaban jamás fueron probados y fue absuelto por el tribunal, los medios de comunicación de la época desataron una campaña en su contra y destruyeron su TÍTULO: Yo, Fatty AUTOR: Jerry Stahll EDITORIAL: Anagrama AÑO: 2008 ARGUMENTO: Abandonado de niño en Kansas, Roscoe “Fatty” Arbuckle triunfó primero en el vodevil y después en el nuevo medio cinematográfico. En su época, a lo largo del segundo decenio de 1900, Fatty fue más popular que Chaplin y se convirtió en el primer actor de la pantalla que ganaba un millón de dólares al año. Pero en 1921 le acusaron de violar y asesinar a la actriz Virgina Rappe. Aunque al final fue absuelto por un jurado unánime, las violentas conjeturas de la prensa destruyeron su carrera. carrera. La persecución de la prensa estuvo relacionada con la presión de ciertos sectores conservadores, que quisieron hacer del caso un símbolo de los males que encarnaba Ho- llywood. Compuesta tras un detallado proceso de documentación, “Yo, Fatty” repasa la vida de Arbuckle e indaga en los demonios interiores de un personaje que jamás soportó que todo el mundo le conociera como “Fatty” –“gordito”, en castellano-, que tuvo que vivir con el estigma del rechazo desde que su familia lo abandonase siendo niño y que buscó la solución a sus problemas y dolores refugiándose en la bebida y en la heroína. El éxito que poco a poco fue adquiriendo, primero en el teatro y después en el cine, no hizo sino poner de manifiesto las contradicciones de una vida escindida entre los oropeles de la fama y la soledad de quien siempre se supo diferente. Para reflejar de forma más convincente la separación entre el reconocimiento de la vida pública y los tormentos de la privada, el autor convierte al propio “Fatty” Arbuckle en narrador de su historia. Es destacable en la novela la voluntad de denuncia hacia el poder de manipulación de los medios de comunicación y de advertencia sobre el peligro de los juicios paralelos. La lectura también resulta interesante para conocer algunos detalles del funcionamiento de la industria cinematográfica de principios de siglo, así como el recelo con que los profesionales del teatro acogieron la llegada del nuevo medio, en el que no veían más que una moda pasajera de la que pronto se olvidarían la prensa y el público. EL DESCONCIERTO JORGE DE COMINGES SEIX-BARRAL, 2008 A finales de los años 70 y al filo ya de la transición política, Ana, una joven perteneciente a la alta burguesía barcelonesa, busca su propio camino rebelándose contra su origen social al dedicarse al ámbito de la producción cinematográfica y teatral, tomando posiciones de la izquierda ilustrada y dejándose llevar por un frenesí sexual que la aleja cada vez más de la felicidad. HAY UN MILLÓN DE RAZAS ÁNGEL VALLECILLO DIFÁCIL, 2008 El doce de octubre de 1982, el polémico historiador Víctor Cortázar desapareció con el diario de Alhers Hichman, el médico nazi que creó el Método HH, una supuesta fórmula infalible contra la adicción al tabaco. Durante años el mundo ha esperado en vano a que Cortázar revelara su contenido. Hoy se sigue buscando “el arma secreta capaz de romper en dos la historia de la humanidad”. LA HUELLA DEL ÁNGEL A. FORCELLINO Y B. SCHISA ALGAIDA, 2008 Roban un fresco del siglo IX en una gruta en el sur de Italia con la complicada y fascinante técnica del “strappo”. El restaurador que lo ha descubierto no duda en venderlo clandestinamente a un gran museo americano. Pero alguien quiere impedirlo. Una serie de delitos feroces obstaculiza el proyecto, poniendo en peligro la vida de todo aquel que se le acerque. 17